El rey no quiere que la taifa de Valencia se convierta en una extensión del reino de Aragón para lo cual la monarquía cuenta con el apoyo de las clases urbanas, que participan en el juego político en oposición a los grupos nobiliarios, que están descontentos de esta marginación. Dentro de esta nobleza hay que distinguir entre la alta nobleza y los demás miembros de la nobleza, como los caballeros. La alta nobleza es nobleza de sangre mientras que los demás grupos son nobleza de mérito.
Esto
provoca un antagonismo político que va a ser el hilo conductor de la historia
Valenciana desde la creación del reino hasta comienzos del s. XIV.
Hay tres fases:
-
Hegemonía monárquica: Jaime I y Pedro III, entre
1238 y 1283.
-
Reacción nobiliaria: Alfonso III y Jaime II, entre
1283 y 1329. La nobleza forma la unión y reclama una serie de concesiones a la
monarquía para equilibrar esa hegemonía monárquica.
-
Ruptura monarquía-ciudades: Alfonso IV y Pedro
IV, entre 1329 y 1348.
1.- LA HEGEMONÍA DE LA MONARQUÍA.
Desde la
conquista se crea un nuevo reino en el que predomina el patrimonio real, no se
premite la creación de grandes señoríos. Esto no será una característica fija
ira variando con el tiempo, a favor de la nobleza.
A pesar de
la hegemonía de estas primeras décadas el control del reino no era completo,
había revueltas musulmanas (1247-1258, 1276-1277); la oposición de la nobleza
aragonesa a la implantación de los fueros de Valencia. Por el contrario la
nobleza catalana se puso al servicio del rey, como vía de promoción social y
política, generando una nobleza “autóctona” que se caracteriza precisamente por
su procedencia exterior que surgió de los funcionarios del rey, especialmente
de los Bailes y de los Alcaides de los castillos.
El
conflicto entre la nobleza aragonesa y la monarquía queda en un segundo plano
con las conquistas y las revueltas, ya que pueden obtener beneficios. Esta se
pone de manifiesto con la implantación de los fueros en todo el reino. Queda
evidenciado en las Cortes de 1264 cuando los aragoneses niegan su apoyo al rey.
Con lo que no participaran en la campaña contra la sublevación en Murcia.
El Rey se
negó a aplicar el fuero de Aragón en todo el territorio valenciano y aceptó su
mantenimiento en los señoríos donde ya estaba implantado.
2.- LA REACCIÓN NOBILIARIA.
El
enfrentamiento entre la nobleza aragonesa y la monarquía se intensifico en el
reinado de Pedro III. Uno de los hechos más destacados ocurre en 1283, cuando
se produce un levantamiento de diversos grupos sociales aragoneses contra el
monarca en el que participaron la Alta nobleza, que formaban la Unión
Aragonesa, los barones y las milicias urbanas de Aragón.
Este hecho
es propiciado por el levantamiento de los sicilianos contra la casa francesa de
Anjou, que reinaba en Sicilia desde hacía poco tiempo, en contra de la
población siciliana, que prefería a la anterior dinastía.
Esta
rebelión se dio en las famosas Vísperas sicilianas; y le ofrecieron la Corona a
Pedro III, porque estaba casado con Constanza de Sicilia. Pedro acepta y envía una floto; esto le enfrenta al Papa y
al rey de Francia que preferían a los Anjou; con lo que el Papa excomulga a
Pedro III y el rey de Francia prepara un ejército para atravesar los pirineos.
Así que la Unión Aragonesa se crea para
enfrentarse al monarca aprovechando la situación. Por lo que se ve obligado a
hacer una concesión a la nobleza aragonesa que es el Privilegio General de
Aragón, en el que acepta la validez del fuero de Aragón para los aragoneses que
vivan el territorio valenciano. Sin embargo rechaza extender el fuero de Aragón
en todo el reino y repartirlo en caballerías (distritos que controlan los
nobles), es decir la pérdida del realengo.
También
impide militarmente la invasión de las tropas francesas y para evitar la
excomunión toma una decisión que agrada a la Santa Sede, los territorios
peninsulares los herede su hijo Alfonso y en Sicilia se establezca como rey su
otro hijo, Jaime.
Para
obtener el apoyo de los grupos urbanos valencianos Pedro III confirmo los
fueros de Valencia y concedió a las villas reales y a los ciudadanos el Privilegium Magnum, que consagraba la
diferencia del reino frente al resto de Estados y el predominio del modelo
urbano frente al señorial.
Alfonso III
el Liberal (1285-1291) nada más llegar al trono se ve obligado a imponer el
fuero aragonés, enviando un ejército aragonés armado por la unión para hacer
frente a la resistencia de oficiales y villas reales a su aplicación. Los
enfrentamientos armados entre barones aragoneses y oficiales reales valencianos
fueron continuos.
Por otra
parte hay enfrentamientos dentro de la propia unión aragonesa por la jerarquía
social que da lugar a pequeñas guerras feudales.
Se da un
avance en la señorialización del reino, la consecuencia de este proceso fue el
repliegue de la monarquía dentro del reino de Valencia ya que estaba interesada
en otros objetivos como asegurar la hegemonía comercial catalana en el
mediterráneo.
Con Jaime
II (1291-1327) se retornó a la política peninsular pero el reino de Valencia no
dejo de implicarse en empresas exteriores. Originalmente fue rey de Sicilia
pero su hermano Alfonso III muere sin descendencia y él hereda la corona de
Aragón, cosa que no deseaba el papado (volvemos a empezar); para contrarrestar
esto realiza varias alianzas, en primer lugar con Castilla, para mantenerse
como rey de Sicilia; pero no funciona.
Así que
intenta llegar a un pacto con Francia y el Papado, el tratado de Anagni, por el
cual Jaime II renuncia a Sicilia, pero llega a un acuerdo matrimonial con los
Anjou. Pero en Sicilia no va reinar un Anjou si no otro hermano de Jaime II,
Federico. Con oposición de Francia y del papado.
Con lo cual
Sicilia pertenece a la casa dinástica pero no al mismo rey. El tratado también
tenía una clausula secreta por la que el papa cedía Córcega y Cerdeña a la
corona de Aragón, a cambio de la renuncia de Sicilia. Aunque esta situación se
da a comienzos del reinado, Jaime II no envía tropas a Cerdeña hasta el final
de su reinado, lo que dará lugar un conflicto con los genoveses y ahondar en la
señorialización del reino de valencia, para el apoyo de los señores en la
conquista de Cerdeña.
En la
península ibérica Jaime II retorna a la política interna, lo que tendrá
repercusiones en el reino de Valencia. Destaca la campaña en el reino de Murcia
en 1296; aprovechando la situación de debilidad en la que se encuentra
Castilla, en 4 años ocupa todo el reino de Murcia, ya que Lorca resiste hasta
el 1300. El reino de Murcia perteneció a la corona de Aragón hasta 1304,
dándose incluso una propuesta para crear unos nuevos fueros en dicho reino,
aunque no llega a aplicarse.
Esto se
pondrá por escrito en el Tratado de Torrellas (1304) y un año más tarde el
Tratado de Elche; que suponen la incorporación del noreste del reino de Murcia
a la corona de Aragón y en 1308 al reino de Valencia.
Aquí se
incorporaba Cartagena pero sin unión por tierra; aunque se perderá poco
después.
En este
territorio hay cuatro villas reales Elche, Guardamar, Alicante y Orihuela.
Elche pasara a manos señoriales. Más tarde en 13010 Jaime II se plantea otro
objetivo peninsular con la conquista de Almería, aliándose con Castilla para
que atacara por tierra mientras que Aragón atacaba por mar; la campaña acabo en
fracaso por el escaso interés de Castilla en la empresa.
Con estas
conquistas se acerca el territorio valenciano al musulman, suponiendo una mayor
amenaza para el reino. Desde este momento se tensan las relaciones entre el
reino de Valencia y el de Granada, por incursiones por parte de los nazaríes,
como en 1304 cuando atacaron por tierra y por mar con la colaboración de los
mudéjares valencianos y llegaron a atacar Villajoyosa, asediaron Alcoy,
incendiaron Cocentaina y el valle de Jávea.
4 años más
tarde hubo una nueva incursión sobre Denia, Jávea y Alicante, provocando el
temor entre los cristianos del Sur del reino. Todo esto era posible gracias al
despoblamiento del reino de Murcia que permitía el paso de las tropas
musulmanas.
Como
consecuencia se producían asaltos a las morerias sospechosas de colaborar los
nazaríes, las autoridades cristianas trataban de detener estos asaltos y de
poner freno a las invasiones granadinas. Los raptos y muertes eran frecuentes y
en el caso de que fuera un cristiano el rescate lo pagaba la comunidad
musulmana si era al revés los cristianos.
Esta
violencia dio lugar a un descenso progresivo de los mudéjares entre los s. XIII
y XVI pasando del 80 al 30 %, también debido al cambio en el modelo social que
sufrieron al tener que abandonar los centros urbanos para trasladarse a las
tierras de señorío. Los esfuerzos de los monarcas por atraerlos al realengo no
dieron su fruto porque en tierras señoriales, se les permitía mantener su
cultura y religión mientras que en las de realengo no. Esto se permitía así por
que pagaban una mayor renta feudal.
En el s. XV
las comunidades de mudéjares en el medio rural experimentaran un notable
incremento de la producción agrícola y por tanto un crecimiento económico.
Todas estas
ventajas y prosperidad de las comunidades mudéjares dara lugar a diversos
estallidos de violencia; aunque no supondrán un punto final en las relaciones
entre cristianos y musulmanes; si no que fueron consecuencia de acontecimientos
ocurridos fuera del reino que tienen su repercusión dentro del territorio
valenciano.
Como el año
de 1455; que ocurrió poco después de la toma de Constantinopla por los Turcos y
una intervención del Papa condenándolo. En 1521 con las Germanías también se
dan asaltos a las morerías.
La
comunidad hebrea tampoco salió indemne con asaltos a las juderías en 1391. Esto
lleva a un éxodo de la ciudad al campo de la comunidad Judia, para huir de las
persecuciones.
3.- LA DIVERGENCIA ENTRE LA MONARQUÍA Y LAS CIUDADES.
Las
concesiones del monarca dieron lugar a la señorialización del reino y la
conformación de un nuevo equilibrio del poder con mayor protagonismo de la
nobleza. Esto supuso un cambio de alianza que culmina con un enfrentamiento
entre la monarquía y las villas reales; la mayor discrepancia radicaba en la
perdida de patrimonio real al ponerse rentas y jurisdicciones en manos de la
nobleza, así como villas, lugares y castillos. Con esto el estamento real, las
ciudades, tenían menos fuerza en las Cortes.
Esta
situación se observa claramente en los últimos años del Jaime II pero sobre
todo en tiempos de Alfonso IV.
La ciudad
de Valencia se puso a la cabeza de las ciudades que iban a ser segregadas del
realengo en beneficio del infante Fernando, hijo de Alfonso IV, con villas como
Castellón, Morella, Burriana, Játiva, Elda, Novelda, Alicante, Orihuela y
Guardamar.
La
divergencia también se observa en las campañas exteriores cada vez más alejadas
de los intereses comerciales urbanos. Aun así el avituallamiento de grano para
las campañas mediterráneas provocó el endeudamiento de las ciudades.
Con Pedro
IV se recuera Mallorca, el Rosellón, acaba con la campaña de Cerdeña, se
interesó por la campaña del estrecho y todas estas
empresas exteriores fueron costeadas por las ciudades.
La ruptura
definitiva se produjo con la guerra de la Unión 1348; con la que Pedro IV acabó
con este conflicto pero supuso el inicio de un periodo histórico adverso, con
hambrunas y la peste negra.
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