jueves, 26 de noviembre de 2009

CAPÍULO VI

SEGUNDO PERÍODO INTERMEDIO (1786-1552)

Crisis política

Durante este período, varias dinastías reinan de forma simultánea, cada una desde una ciudad diferente. Los reinados son cortos y poco conocidos. Se suceden numerosos reyes con muy poco peso político, y la monarquía está muy debilitada. Manetón cita varios reyes asiáticos, nubios y de grupos no aristocráticos, sino procedentes de las clases medias o bajas. El modelo tradicional de monarquía está en crisis, y quizá exista una monarquía electiva en la que se suceden individuos sin parentesco entre sí. El poder está en manos de los grupos dirigentes urbanos, las clases medias; pero también se incrementa la influencia de los visires. Uno de éstos, Anju, logró que su familia acaparara el poder durante varios reinados. Quizá el alto funcionariado tome el poder en esta época. Los reyes, luchando contra esta situación, buscan vincularse a las Dinastía XII, asumiendo los nombres de faraones de ésta, como el de Amenemes, o utilizando el nombre de Sobek, dios del Fayum.

Pérdidas territoriales e invasiones: los hicsos

En Nubia, la frontera vuelve al norte de la segunda catarata; en el Delta surge la XIV Dinastía, contemporánea a la XIII, y se establece en Xois. Esta monarquía está apoyada por los poderes urbanos de las ciudades del norte.

Los asiáticos incrementan su presencia entre los altos cargos civiles y militares, sirviéndonos como ejemplo el episodio bíblico de José. También destaca la presencia de los Hicsos desde el 1730 a.C. La toma del poder por parte de este pueblo es gradual, no se trata de una invasión. Aprovechando la debilidad egipcia, se establecen en la parte oriental del Delta, con capital en Avaris; ocupan Menfis y someten a los reyes de la Dinastías XIII y XIV, que deben pagar tributos. En su capital, dedican un templo a Set, dios que asocian al Baal cananeo. La Estela de los 400 Años, escrita en torno al 1330 narra el inicio de la presencia hicsa en Egipto.

Identidad de los Hicsos

Manetón los define como reyes pastores, y Fabio Josefo afirma que son hebreos. La palabra “Hicso” proviene de Heqa-ja-sut, cuyo significado es “jefes de los países extranjeros”. Llegaron a Egipto a través de un lento y pacífico proceso migratorio que comenzó en tiempos de

CAPÍTULO I

INTRODUCCIÓN

1.-GEOGRAFÍA

Límites: Egipto se ubica en el norte de África. Su límite septentrional es el Mar Mediterráneo, lo que condicionará en gran modo su historia al favorecer el contacto con los pueblos del Egeo y de la franja Sirio-Palestina. Al este, limita con el Mar Rojo y con la Península del Sinaí, el segundo punto que permite el contacto entre Egipto y los pueblos próximo-orientales. Al oeste, su límite se encuentra en el desierto de Libia. Por último, la frontera sur -que separa Egipto de Nubia- es la más difusa, ya que no existe ningún accidente geográfico que la señale con claridad y la presencia cultural egipcia abarcó una zona más o menos amplia según el momento.

El Nilo: Es el elemento geográfico que en mayor medida condicionó la idiosincrasia del Egipto Antiguo, país que Herodoto definió como un “don del Nilo”. Actúa como principal vía de comunicación y nexo de unión entre las diferentes ciudades egipcias, pero su gran importancia radica en las inundaciones. Este fenómeno natural presentaba una gran regularidad, lo que permitía planificar su mejor aprovechamiento: en junio llegaba a la primera catarata, en septiembre alcanzaba su cota máxima y en noviembre empezaba a decrecer. La coincidencia de la crecida con la salida de la estrella Sotis (Sirio para nosotros) crea un vínculo entre este fenómeno y los acontecimientos celestes, es decir, con la divinidad. Tanto es así, que en cierto momento llegó a deificarse el propio río.

-Las cataratas: Son cambios de nivel no muy acusados, pero marcan diferencias en la geografía y en la forma de controlar, distribuir y aprovechar la irrigación. La frontera con Nubia se situó, tradicionalmente, en la primera catarata.

-El delta: Es la zona de contacto con el Mediterráneo y destaca por su gran fertilidad. Pero también presenta algunos problemas pues, al ser un territorio ganado al mar, es pantanoso, lo que incrementa sensiblemente las enfermedades.

-El valle: Es la estrecha franja de tierra fértil habitable a ambos lados del curso del Nilo. En ocasiones no supera los treinta kilómetros de anchura.

Los desiertos: A ambos lados del río, y a muy poca distancia del mismo, se extienden dos grandes desiertos.

-El desierto de Libia: Está situado al oeste del río, y tiene la particularidad de contar con numerosos oasis, entre los que destacan el de El-Fayum o el de Siwa, con gran importancia para las rutas caravaneras.

-El desierto Arábigo: Se extiende entre la orilla del río y el Mar Rojo. Es montañoso, lo que lo hace rico en minerales tales como el alabastro o el granito. Esto favorecerá la cantería de piedras duras.

División política: El Antiguo Egipto se ha dividido, tradicionalmente, en dos regiones; aunque también se ha planteado la existencia de una tercera.

-Alto Egipto: Es la zona situada a lo largo del valle del río, desde la primera catarata hasta la ciudad de Menfis.

-Bajo Egipto: Esta zona abarca el delta y los territorios circundantes, de Menfis hasta el Mediterráneo. Al ser una zona llana y fértil, favorece la sedentarización, y la ausencia de elementos rocosos es un aliciente para la formación de puertos, ya que permite una mayor aproximación de las naves. Es la zona de contacto natural de Egipto, tanto por el Mediterráneo como por el Sinaí.

-Medio Egipto: Esta zona, propuesta por algunos especialistas, abarcaría la zona en la que el valle entra en contacto con el oasis de El-Fayum, por lo que la zona habitable se ensancha en gran medida.

2.-EGIPTOLOGÍA

Esta disciplina tiene algo más de siglo y medio. El rasgo que la define es la presencia de la escritura jeroglífica, auténtica seña de identidad de la cultura del Egipto Antiguo, ya que, desaparecida aquélla, también se considera que termina ésta. Los hallazgos más antiguos de jeroglíficos se datan a mediados del cuarto milenio y los últimos a fines del siglo IV d.C., en un contexto de enfrentamiento entre paganismo y cristianismo. Este hecho es comprensible dada la gran vinculación de la escritura egipcia a la religión, de modo que, cuando se abandona finalmente la antigua religión, también se abandona este sistema gráfico.

Existen tres tipos de escritura en Egipto: el jeroglífico, la hierática y la demótica; y se empezaron a descifrar a partir del hallazgo de la Piedra Rosetta, decreto de Ptolomeo V datado en el 196 a.C. en el que los sacerdotes del templo de Ptah graban una larguísima lista de títulos reales. Su valor radica en que está escrito en jeroglífico, demótico y griego, lo que permitió que Champollion descifrara el primero en 1822. El demótico hubo de esperar tres décadas, siendo descifrado en 1855 por Brugsch.

Este hecho provocó que el interés por el Antiguo Egipto aumentase enormemente, apareciendo las primeras expediciones científicas que, poco a poco, se institucionalizan. Así, se crea en 1831 la primera cátedra de Egiptología en París. En 1858 abren sus puertas el Museo de El Cairo y el Servicio de Antigüedades de Egipto, ambos creados por Mariette, quien excavó multitud de ciudades.

3.-CRONOLOGÍA

El tiempo para los egipcios: Las cronologías que maneja la egiptología son harto imprecisas por la poca información que nos ha llegado. Los egipcios tenían una visión muy difusa del tiempo; dividían el año en tres estaciones –inundación, cosecha y sequía- y, desde época muy temprana, adoptaron el calendario solar, característico de sociedades sedentarias –frente al lunar, característico de los nómadas-, que utilizaba como referencia los años de reinado de cada faraón.

-La obra de Manetón: Fue un sacerdote que, en el siglo III a.C., escribió la primera Historia de Egipto por encargo de Ptolomeo II. Manetón periodizó su obra, conservada parcialmente, por dinastías, lo que ha afectado a las periodizaciones actuales.

Periodizaciones: Puesto que la gran mayoría de los archivos se han perdido, es muy difícil para los especialistas precisar las fechas. Así, contamos con varias propuestas diferentes de periodización.

-Periodización tradicional: Divide la historia del Antiguo Egipto en Imperio Antiguo, Imperio Medio e Imperio Nuevo, con tres períodos intermedios. Se añade una etapa inicial, la Tinita, y una final, la saíta. Es una clasificación simétrica y académica.

-Periodización alternativa: Se basa en la evolución de la lengua y la escritura, y reconoce tres etapas: una fomartiva, que abarcaría hasta la dinastía XI; otra clásica, que finalizaría en la dinastía XVIII; y, por último, una fase decadente.

-Periodización Antigua: Fue la empleada por Manetón y, posteriormente, Maspero. La primera fase es la de la Monarquía Menfita, que abarca desde la Primera Dinastía a la Décima. A esta fase, le sucede la de la Monarquía Tebana, que abarca desde la Dinastía XI hasta la XX. Finalmente, concluye con la Monarquía Saíta, que finaliza con la Dinastía XXX.

TEMA II

ORÍGENES Y FORMACIÓN DEL ESTADO EGIPCIO

1.-NEOLÍTICO

Culturas neolíticas: El inicio del neolítico egipcio se sitúa en una etapa lluviosa acaecida durante el VI milenio a.C, si bien desde el fin del Paleolítico la desertificación no ha hecho sino incrementarse. En este momento, destaca la cultura de El-Fayum (5200-4400 a.C.), cuyas sociedades sabemos que practican la agricultura, la pesca y la ganadería, que cuentan con producción cerámica propia y que viven en campamentos estacionales seminómadas. Otras culturas de este momento son la Tasiense, en el delta; la del oasis de Siwa; la de Merimda, un enorme poblado al oeste del delta que mantiene contactos con Asia; la de El-Omán, en el Bajo Egipto y la de El- Tarif, en lo que luego será Tebas.

2.-PREDINÁSTICO ANTIGUO

Debate sobre el origen: No se sabe con certeza dónde se producen las primeras concentraciones de población, es decir, dónde surge el estado. Algunos investigadores afirman que es en el Alto Egipto, ya que es el lugar donde más asentamientos hay; otros defienden el Bajo Egipto, pues la mayoría de la documentación, aunque posterior, se encuentra allí y quizá haga referencias a un pasado neolítico. Además, los contactos con Asia a través de esta zona también apoyan esta postura, y la escasez de asentamientos en el delta puede deberse a los problemas arqueológicos que plantea.

Formación del Estado: Sabemos que se empieza a crear un estado territorial a partir de la agregación de aldeas. Así, surgen los nomos, pequeñas entidades estatales que controlaban un territorio de unos 100 kilómetros de diámetro y tenían una población central, sede del nomarca –jefe religioso y político- y lugar donde se celebraba el mercado. Por tanto, esta población central detenta el poder político-religioso y el económico.

Los nomos empezaron a agregarse entre sí formando entidades mayores en un proceso largo y poco definido. Sabemos, por la pervivencia de tradiciones culturales y de dioses locales, que el modelo es culturalmente integrador.

Culturas Predinásticas Antiguas

El Badariense: Esta cultura abarca desde finales del V milenio hasta el 3800 a.C. Ocupa el alto y medio Egipto y emplea el cobre. Mantiene contacto comercial con Asia, sobre todo Palestina, con el Delta como intermediario.

Nagada I: Abarca desde el 3800 al 3600 y su origen probablemente esté en el norte, aunque pronto se extiende por el Medio y el Alto Egipto, alcanzando su mayor desarrollo en el entorno de Tebas. Destaca su cerámica y su trabajo del cobre, además del uso de una irrigación natural, propiciada por el Nilo. Aparecen las primeras paletas de piedra, aunque aún son muy rudimentarias.

El Maadiense (4000-3500): Esta cultura se sitúa en el Delta y, debido a su vocación mediterránea, mantiene contactos con Asia. Podemos aproximarnos a ella gracias a los Textos de las Pirámides que, si bien son posteriores, recurren a ella en busca de un vínculo con la tradición. Su carácter es religioso y son la primera noticia que tenemos de la visión cosmogónica y teológica egipcia y de las tríadas de dioses, formándose los primeros panteones y surgiendo la teología solar de Heliópolis, que gira en torno al dios Atum.

La Enéada nos permite conocer todas las divinidades orignarias del panteón egipcio, personificación de las fuerzas de la naturaleza: Shu, Tfenis, Geb, Nut, Osiris y Horus. Estas dos últimas divinidades se incorporan con posterioridad debido a intereses y aspiraciones políticas, surgiendo la teología osiríaca, conjunto de mitos y tradiciones que giran en torno a este dios.

Como podemos observar, estamos asistiendo al surgimiento de un crisol cultural en el Delta y al establecimiento de vínculos muy estrechos entre el poder político y el religioso, apareciendo el rey como reencarnación de Horus, hijo de Osiris. Podemos aproximarnos a esta incipiente monarquía gracias al Canon Real de Turín, a la lista de reyes de Manetón o a la Piedra de Palermo.

Nagada II: Esta cultura abarca desde el 3600 hasta el 3200 a.C., y en ella constatamos el primer intento de irrigación controlada, un gran crecimiento demográfico –en relación con una mejor explotación agrícola- y una mejora en las manufacturas, sobre todo en el trabajo del metal. Aparece joyería en los ajuares, testimonio de una clara diferenciación social, y se produce una expansión hacia el norte maadiense.


Maadi-Buto (3600-3300): Se mantienen los contactos con Asia llegando, quizá, hasta Mesopotamia. Aparecen los primeros censos tributarios, lo que atestigua una gran complejidad social y un crecimiento del excedente. También tenemos constancia de conflictos bélicos en con Nagada II, por lo que suponemos el surgimiento de una aristocracia guerrera. La justificación superestructural de estos conflictos se basa en la religión, identificándose Nagada II con Set y Maadi-Buto con Horus. Estas guerras conducen a la absorción de la cultura vencida, empezándose a producir la unificación política de Egipto.

Pero este proceso unificador no acaba con las pervivencias locales de los nomos que, pese a ser vencidos e integrados en un estado más amplio mantienen sus tradiciones y dioses tanto en el Delta como en el Valle. Esta situación se mantendrá durante todo el Egipto faraónico y, cuando el estado central se debilite, resurgirá el poder local.

3.-PERÍODO PROTODINÁSTICO

PERÍODO PRETINITA (3000/3200-3065)

Se trata de una etapa muy conflictiva, con un gran número de guerras y movimientos demográficos. Este hecho se puede observar en el arte, en el que se incrementan los temas bélicos, destacando las paletas protodinásticas. La hegemonía de la unificación perteneció a Hierakómpolis, recibiendo la nueva cultura el nombre de Nagada III y consolidándose la monarquía de la llamada Dinastía 0.

PERÍODO TINITA (3065-2686)

Durante esta etapa culmina el proceso de formación del estado, encarnado en la monarquía, que unifica material e ideológicamente todo el reino. Aparece la figura de Menes, rey bisagra; aunque para otros este papel corresponde a Aha, hijo de Narmer. En cualquier caso, supone el fin del período formativo y el inicio de las dinastías I y II. También se concretan las fórmulas del protocolo faraónico, surgiendo las primeras referencias a la titulatura del rey.

A pesar de esta unificación, se vive una lucha entre Tinis, en el sur, y Menfis, entre el Delta y el Valle, por ostentar la hegemonía del nuevo reino, concluyendo el período tinita con la victoria de Menfis. Desde el punto de vista arqueológico destacan las necrópolis de ambas ciudades, Abydos y Saqqara, respectivamente.

Fundación de Menfis: Esta ciudad pretende integrar el Delta con la monarquía sureña, por lo que se entre las dos regiones, que renuncian a ciertos derechos y privilegios en pro de la centralización. Así, tanto las ciudades del norte como la aristocracia del sur pierden su poder.

Política exterior: Se constatan las primeras expediciones militares y comerciales al Sinaí, el Mar Rojo y Nubia, y se refuerzan los contactos con Palestina, destacando la ciudad de Biblos.

4.-FORMACIÓN DEL ESTADO

SIGNOS DEL PROCESO HISTÓRICO CIVILIZADOR

El primer signo es la práctica de una agricultura sedentaria, en contraposición a la ganadería nómada practicada con anterioridad. La agricultura sedentaria conduce a la ocupación del territorio y al surgimiento de derechos territoriales, es decir, a la propiedad, que marca el inicio de la Historia. Este cambio en la estructura económica se manifiesta también en un cambio ideológico de la comunidad.

El segundo signo es la existencia de un excedente agrícola, que se produce gracias a la irrigación que permite el Nilo. Este excedente provoca una competencia interna entre los miembros de la comunidad por acapararlo, apareciendo la división social entre productores y oligarquía; pero también una competencia externa entre las diferentes comunidades, surgiendo los primeros conflictos armados. Es un proceso heterogéneo, que se produce antes en aquellas zonas, como el Valle, donde el acaparamiento del excedente es más fácil por la existencia de mejores cosechas. Así, se produce el paso de las aldeas comunitarias a los grandes poblados agrícolas y de éstos a las primeras ciudades, como Buto, Sais o Busiris. Se rompe, definitivamente, el igualitarismo calcolítico.

BASES IDEOLÓGICAS

Como consecuencia de estos cambios, surge el estado, destinado a mantener la nueva situación social, justificándola a través de la superestructura ideológica. Ésta se manifiesta a través de diferentes ideas y programas. También surge la escritura.

Contención del desorden: El estado, representado por el monarca, se asigna a sí mismo la difícil tarea de mantener la paz, la estabilidad, la prosperidad y, en definitiva, la armonía universal frente al caos, identificado con el largo período de guerras anterior a la unificación del reino.

Esta ideología se verá reflejada en numerosas imágenes que buscan llegar a la población analfabeta, como la contraposición de los animales enfrentados, representación del caos y la guerra, con la de animales entrelazados o en procesión, con posiciones armónicas, simétricas y ordenadas, representación de la contención del desorden y la paz. Destaca la tumba 100 de la necrópolis de Hierakómpolis, que reproduce el conflicto entre el orden y el caos

Esta idea se transformará a causa del conflicto entre Tinis y Menfis, y el orden y el caos pasarán a ser representados por Horus y Set, respectivamente. Así, Set ve como se le convierte en el asesino de Osiris y el representante de todas las calamidades –el caos, el desierto, las tornentas-, y Horus pasa a ser una representación de la luz, el orden y la estabilidad. Esta oposición de contrarios se concibe como un reflejo del orden cósmico.

Pero, con la victoria de los nomos del norte se rompe este eterno enfrentamiento de contrarios, pues Set es el derrotado. Por lo tanto, se abandona la idea del equilibrio universal para pasar a la del mantenimiento del orden frente al caos. Se adopta la teología menfita y el monarca pasa a identificarse con Horus. Destaca la Piedra de Shabaka, que aunque es muy posterior habla de la contención del caos.

Así, todos estos acontecimientos devinieron un mito etiológico, es decir, un mito que explica el origen y la función de una cultura.

Pasado mitificado: Todos los estados antiguos se sustentan en un pasado mítico que le sirva como fuente de autoridad y se convierta en modelo de referencia para el presente, ya que cualquier ideología necesita un referente en el pasado. En el caso de Egipto, este pasado representa orden y armonía desde que Menes unifica y crea el estado, marcando el inicio de una época de paz y prosperidad. Las Dinastías posteriores serán las encargadas de mantener esta estabilidad, pues la sucesión continuada de reyes es la que permite que el sistema funcione, manteniendo la tradición.

Las listas de monarcas, que se suceden de forma armónica, son una forma de plasmar esta idea y de honrarlos:

La Piedra de Palermo: del 2400 a.C., resume los acontecimientos significativos de cada monarca, además de, como elemento distintivo de la cultura egipcia, especificar los codos de crecida del Nilo cada año.

Canon Real de Turín: En origen recogía los nombres de todos los faraones, exponiendo sus años de reinado, pero en la actualidad sólo se conservan los nombres de cerca de trescientos. El primer monarca, dentro de la voluntad propagandística del papiro, vuelve a ser Menes.

Arte, arquitectura y mundo funerario: Reflejan en gran medida la ideología del poder, pues son la proyección material y simbólica de la monarquía. Ya desde el Protodinástico, junto a la confluencia entre lo religioso y lo político, las ideas se convierten en artes plásticas y arquitectónicas. No fue una tradición espontánea, sino que fue un proceso decidido y calculado.

Ya en las primeras ciudades se puede observar esta práctica, pues en su concepción reflejan el principio de autoridad. El espacio central es ocupado por templos y palacios, pero también por graneros, pues el poder político se vincula al económico.

Las tumbas reales son la expresión pública y visible de la naturaliza de la monarquía. Destacan Nagada II y Hierakómpolis.

Nagada II: Es un asentamiento extenso con baja densidad demográfica –protociudad-, se adora a Set, dios vinculado a la construcción de la monarquía. Es la capital de un pequeño protoestado. Puesto que está amurallada, sabemos que produce excedente y que ya existe diferenciación social; pero el aspecto más sobresaliente es la necrópolis, donde encontramos tumbas extraordinariamente lujosas pertenecientes a la familia dominante de la ciudad. Sus ajuares manifiestan una clara diferenciación social y permiten calibrar el gran poder económico de la oligarquía.

Hierakómpolis: Este nomo es uno de los hegemónicos y la tradición lo menciona como una de las cunas de la monarquía. Comparte características con Nagada, pero, en lugar de Set, la divinidad de la ciudad es Horus. De nuevo, su necrópolis, de finales del IV milenio, es la parte más destacada, pues cuenta con tumbas de gran riqueza, sinónimo de dominio y poder político. De entre ellas, la tumba 100 se ha identificado como la de un rey. En los alrededores se han hallado objetos votivos, como la paleta de Narmer.

Etapa Tinita: En esta etapa destaca Abydos, necrópolis vinculada a la ciudad de Tinis, capital de la monarquía. Aquí encontramos una tumba que ha evolucionado de las de la etapa anterior: tiene cámaras subterráneas cubiertas por túmulos rellenos de arena y gravilla, claro precedente de las mastabas.

También aparecen los palacios funerarios, destacando el de Shunet el-Zebib. Se trata de construcciones visiblemente monumentales en las que ya aparecen detalles –como las fachadas con entrantes y salientes- que distinguen las tumbas de los oligarcas de las de la masa.

BALANCE

Por tanto, el proceso al que asistimos es el siguiente: partiendo de una sociedad igualitaria de aldeas se pasa a la formación de entidades sociales que crean sus propios intereses económicos y territoriales, causando la aparición de las élites. Como resultado de esto, surge el Estado, cuya único objetivo es perpetuar la situación de diferenciación social y de dominio de una clase sobre otra. Este estado crea un sistema de ideas destinado a justificarse a sí mismo, recurriéndose al pasado mítico, la contención del desorden y la monarquía de origen divino.

PALETAS

Aparecen en contextos funerarios y religiosos, ya que su carácter es votivo. Encierran una ideología que defiende el modelo de construcción del estado, pues manifiestan la idea del caos primordial y el establecimiento del equilibrio bajo el poder del rey.

Paleta de Narmer: Se data en torno al año 3000 a.C. y está tallada en piedra dura, lo que implica prestigio y pretensión de eternidad. En ella, se mencionan los nombres de reyes míticos: Ka, Escorpión y Narmer. En una de su caras aparece Narmer con un tamaño jerarquizado –indicando diferenciación social- con una maza, lo que indica un contexto militar, la época de conflictos previos a la unificación. Ciñe la corona del Alto Egipto, y, frente a él, se arrodilla un rey prisionero. Sobre él está Horus, símbolo de la Monarquía, que sujeta a un personaje con la planta del papiro, símbolo del Bajo Egipto. Esto representa la sumisión de los reyes del Delta a Narmer. Sobre el faraón, aparece su nombre enmarcado en una fachada de entrantes y salientes. Bajo él hay prisioneros sometidos, mucho más pequeños. Detrás está el porta-sandalias, personaje de alto rango.

En la otra cara vuelve a aparecer Narmer, esta vez con la corona del Bajo Egipto, lo que representa la conquista. A la derecha hay prisioneros decapitados y, en el medio, hay personajes con estandartes de Horus, símbolos de la Monarquía. Detrás se repite la figura del porta-sandalias. Debajo pueden observarse dos animales entrelazados -representación de armonía, unión, paz- cautivos. La idea subyacente es la de que el orden y el equilibrio sólo se pueden lograr a través de la imposición, el control y la coerción. Por último, en la parte inferior, vemos un toro embistiendo un hombre y una ciudad: el toro es el faraón, y representa un asedio.

Paleta menor de Hierakómpolis: En esta paleta podemos observar una multitud de animales enfrentados, divididos en fieras y presas, símbolo de caos y desorden, de la naturaleza descontrolada y la lucha desigual. Pero, en el centro, se observan dos animales iguales –canes- enfrentados, representación de armonía y equilibrio. Por tanto, ya se apunta, pese al caos primordial, el surgimiento del orden.

Cuchillo de Geb el-Arak: En su mango se observa a Gilgamesh entre dos leones: de nuevo se repite la idea de la monarquía como garante de paz y equilibrio, esta vez en Mesopotamia.

Base del trono de Sesostris I: Es de finales del II milenio. La simetría de la escena transmite equilibrio de contrarios. Por un lado, Set, del Alto Egipto; por otro, Horus, del Delta. Ambos entrelazan un papiro y un junco, símbolos de los dos reinos, y pisan una fuente, representación de riqueza y vida, de la que mana una tráquea, palabra que también significa unificación en el Egipto Antiguo. Sobre la tráquea está el nombre del monarca y, sobre cada dios, los nombres de las ciudades vinculadas a él.

Piedra de Shakaba: (texto) Resume la teología menfita.

5.-COSMOGONÍAS EGIPCIAS

Cosmogonía solar de Heliópolis: Fue el centro que generó una mayor creación ideológica. En la Enéada de Heliópolis encontramos dioses como Shu, representación del aire; Geb, personificación de la tierra, o Nut, del cielo, Tefnut de la humedad, Osiris, Isis, Set, y Neftis. Pero el dios más destacado es Atum, dividad creadora que, tras su masturbación, genera al resto de dioses. Por último queda Maat, diosa de la justicia, la verdad y el orden cósmico.

Cosmogonía Osiríaca: Entronca con la de Heliópolis, y atribuye a Osiris el papel de un monarca querido y apreciado que es asesinado por su celoso hermano Set. Así, la civilización comienza con un asesinato, repitiendo el tópico de la muerte como origen y generación de vida.

Tras su muerte, Osiris es desmembrado y dispersado por todo Egipto, lo cual refleja la amplia ubicuidad del mito, siendo Osiris un dios de todo el reino. Isis, y su hermana Neftis lo lloran como primeras plañideras y recogen sus restos y lo recomponen –posible alegoría de la unificación de Egipto-, tras lo que nace Horus, símbolo de la monarquía. Por tanto, las dos principales características de Osiris son la de dios de la fertilidad, por haber podido engendrar a Horus sin pene, y la de dios de la muerte, decidiendo quien tiene derecho a la vida eterna y quien no.

TEMA III

EL IMPERIO ANTIGUO (2686-2173)

1.-DINASTÍA III

Con el Imperio Antiguo se vive un gran reforzamiento del poder del estado, llevándose a cabo un fuerte centralismo identificado en la monarquía. También es la etapa dorada de la monarquía menfita, ostentando esta ciudad la capitalidad del reino.

REINADO DE ZOSER

De entre los faraones de esta dinastía destaca Zoser, ya que durante su reinado se consolida la hegemonía del clero de Heliópolis, convirtiéndose en hegemónico el culto al dios solar Re. Se trata de un dios con una compleja teología elaborada por el sacerdocio heliopolitano que lo divide en tres identidades: Jepri, el sol del amanecer; Re, el sol de mediodía, y Atum, el sol del atarceder.

Su vinculación con la monarquía responde a una alianza entre el estado y los sacerdotes de Heliópolis, siendo el rey, en un primer momento, representante de Re para, posteriormente, pasar a ser su hijo. Dentro de este proceso destaca Imhotep, sumo sacerdote de Heliópolis y, según la tradición, visir del monarca, además de arquitecto, médico, escritor, etc. Algunos historiadores le atribuyen un exagerado protagonismo como uno de los grandes contribuyentes al éxito del poder dinástico. En épocas posteriores fue divinizado como dios de la medicina y también se consideró hijo de Ptah.

Necrópolis: El vínculo entre el faraón y Re se manifiesta en el mundo funerario, destacando el conjunto monumental de Zoser, situado en la necrópolis de Saqqara. Se trata del primer conjunto monumental construido en piedra, lo que requiere un mayor control estatal para su extracción y su transporte.

El conjunto está formado por la pirámide escalonada, que presenta seis mastabas superpuestas, tratándose del principio de un proceso que desembocará en la pirámide; y por el patio ceremonial, un gran escenario, rodeado por una muralla de 10 metros de altura, en el que se sitúa el gran trono del faraón, en un lugar elevado, y se realiza el rito de la carrera, la fiesta sed. Este ritual, de profundas raíces, está destinado a confirmar, cada treinta años, el poder del faraón en el Alto y el Bajo Egipto. El complejo también alberga una serie de pabellones privados destinados a tratar con la corte, con la familia real, etc.

Se trata de un complejo pensado para impresionar y para ser eterno, de ahí el uso de la piedra, pues lo empleará el ka del faraón, es decir, su doble divino que se reencuentra con el faraón tras su muerte. Por ello, es una copia del complejo real de Menfis, para que el faraón pueda vivir igual tras su muerte

Administración: Como se ha dicho anteriormente, se potencia la centralización del estado, para lo que se crean una serie de cargos burocráticos. El primero de ellos es el visir, que controla los graneros, los canales, etc. A continuación irían los funcionarios centrales, encargados del agua y el sector agropecuario, sobre todo. Por último, se situarían los funcionarios provinciales, que controlan toda la administración burocrática, dando cabida en ocasiones a los antiguos nomarcas y caudillos militares, previos a la unificación, que se han sometido al rey.

Política exterior: Se colonizan el Sinaí y la Baja Nubia para explotar sus recursos minerales y poder sufragar así la monumentalización de los edificios.

2.-DINASTÍA IV

Tenemos muy poca documentación sobre esta dinastía, la información que tenemos la extraemos de Herodoto y de la Piedra de Palermo. Se construirán los complejos de grandes pirámides en la necrópolis de Gizeh y el poder estatal se verá muy centralizado, introduciendo ciertos matices superestructurales.

REINADO DE SNOFRU

Durante su reinado se experimenta mucho en la construcción de pirámides, atribuyéndosele tres pirámides: La pirámide romboidal, la pirámide roja o Dashur y la pirámide falsa de Meidum.

REINADO DE QUÉOPE

Según Herodoto fue un tirano impío, ya que esclavizó a gran parte de la población, cerró gran cantidad de templo y despilfarró recursos y tiempo en la Gran Pirámide. En realidad, Herodoto nos informa, sin pretenderlo, de que bajo el reinado de Quéope se produjo un enfrentamiento entre el clero y la monarquía, debido a la pretensión de ésta de construir un poder único y centralizado al máximo, dilapidando los recursos que fuera necesario.

La Gran Pirámide

Características y construcción: La Gran Pirámide es símbolo de este poder. Se escoge Giza como emplazamiento por su suelo consistente para así evitar el hundimiento del monumento, pero también por su proximidad con Heliópolis y Letópolis, ciudades sagradas, y con las canteras de piedra caliza, ya que los hallazgos arqueológicos parecen desmentir la versión de Herodoto, que afirma que una gran distancia separaba a las cantera de la Gran Pirámide.

El colosal tamaño de la obra -136 metros de altura, 230 de lado, 2.300.000 bloques- busca trascender la medida de lo humano. Los cálculos de los investigadores indican que, para que la tumba fuese construida durante los años de reinado de Quéope, debió haberse colocado un bloque –de entre cuatro y catorce toneladas- cada dos minutos y medio, para lo que se necesitaría una gran coordinación y una especialización del trabajo de los obreros, dedicándose algunos a extraer la piedra, otros a transportarla hasta la pirámide, otros a colocarla, etc.

Butzer ha calculado que se necesitaron en torno a 114.000 obreros, es decir, un 7% de la población total de Egipto –un 14% de los hombres-.Este hecho es sintomático de la gran fuerza del estado egipcio durante la IV Dinastía, capaz de movilizar gran cantidad de personas y recursos de todo el país.

Esta población se consideró durante mucho tiempo que fueron esclavos, pero en la actualidad la comunidad científica está de acuerdo en que eran obreros libres remunerados. Esta postura se ve confirmada por el hallazgo de la ciudad de los obreros.

También se ha sostenido, tradicionalmente, que los obreros únicamente trabajaban durante la estación de la inundación. Pero actualmente la comunidad científica cree que se trabajaba durante todo el año, aunque por turnos. Se ha encontrado un grafito que parece confirmar esta tesis.

Ideología: La finalidad ideológica de la Gran Pirámide es plasmar la teología solar identificando al monarca con Ra, no como su hijo o alguien vinculado al dios, sino como el dios mismo. El paso del vínculo a la identificación requiere un esfuerzo de este calibre, y lo que busca es minusvalorar al clero y someterlo al monarca. Tenemos multitud de ejemplos que nos hacen plantearnos esta postura:

-Cada uno de los lados de la pirámide presenta una arista, que sólo se marca durante los equinoccios de primavera y otoño. Quizá sirvió como forma de informar del inicio de la estación.

-La propia forma de la pirámide es la abstracción de un rayo de sol, elemento que una a Ra con el mundo.

-La tumba está dentro de la pirámide, no bajo ella, por lo que Quéope es el propio rayo solar, es Ra.

-Pirámide, en egipcio, significa “horizonte de Ra”. La Gran Pirámide, en cambio, recibe el nombre de “horizonte de Quéope”.

-Los hijos de Quéope aparecen mencionados como hijos de Re. Aunque este hecho se ha interpretado como una titulatura simbólica, quizá se tratase de una referencia real.

-Desde el interior de la pirámide hacia fuera hay conductos, uno enfocando hacia Orión (Osiris) y otro a la estrella polar. En la Cámara de la Reina se enfoca a la Osa Menor (Horus) y a Isis.

Barcos funerarios: Alrededor de la Gran Pirámide se construyó un gran complejo amurallado con templos y calzadas. Se han encontrado al menos cinco barcos funerarios alrededor de las pirámides, que nos confirman la continuidad de un rito anterior, pues en Abydos se han encontrado hasta doce barcos y también han aparecido en Suqqara.

Hay varias hipótesis acerca de su finalidad:

-Quizá sirvieran para que el faraón realizará siguiera el curso del sol, pues su ka debe viajar desde el amanecer hasta el anochecer.

-También se ha planteado la posibilidad de que cuatro de ellos trasladaran al faraón a cada uno de los puntos cardinales, es decir, a todos los lugares, mientras que el quinto sería el barco que transportó físicamente al faraón por el Nilo.

-Una tercera hipótesis afirma que fueron los barcos que el faraón empleó a lo largo de su vida.

REINADO DE KEFRÉN

Durante su reinado, el “hijo de Re” trató de acentuar el carácter divino del rey. Pero, al mismo tiempo, surgen las primeras fisuras en este proyecto, pues se empieza a mencionar la idea de que el faraón tiene naturaleza humana y que, como todos los mortales, debe rendir cuentas a Osiris en el Juicio de los Muertos. Detrás de estas ideas está el clero, descontento por el centralismo de los monarcas.

Complejo funerario

Kefrén también construyo un gran complejo funerario, del que destaca la pirámide y la esfinge. Ésta está directamente tallada en la roca y representa a un ser mitad león y mitad humano que mira hacia el este. El nemes y la serpiente son ambos símbolos de la realeza. Se discute tanto quién construyó la esfinge como a quién representa.

El león es considerado como el protector de lo sagrado, y los sacerdotes de Heliópolis atribuyen a las esfinges el papel de defensoras del más allá, por lo que se cree que la finalidad de la esfinge es la de proteger la tumba, apoyándose el faraón en la ideología del clero de Heliópolis.

FIN DE LA DINASTIA IV

Reinado de Shepseskaf

Cambio teológico: Durante su reinado se abandona el rito funerario solar y el rey deja de adoptar el título de Hijo de Re, pues trata de volver a la teología menfita, es decir, se alinea con el clero de Ptah frente al alto funcionariado que había rodeado a los reyes anteriores y frente a los sacerdotes de Heliópolis.

Este hecho provoca un conflicto dinástico, y que el faraón sea considerado uno de los reyes malditos y condenado a la damnatio memoriae. Sin embargo, durante mucho tiempo después de su muerte, Shepseskaf siguió recibiendo centenares de ofrendas por parte de los súbditos, pues en su memoria colectiva fue un faraón mejor que los que le siguieron.

Política exterior: Se realizan expediciones en busca de recursos a Libia, por sus canteras; a Nubia, por el oro; al Sinaí, por el cobre; al Líbano, por la madera de cedro, y a Siria.

3.-DINASTÍA V Y VI

DINASTÍA V

Durante esta dinastía el centralismo se resquebraja, cosa que se refleja en el Papiro de Westcar, que refleja la sensación de cambio en un lenguaje oscuro y profético. La monarquía cede terreno frente al clero, ya que han sido los sacerdotes de Heliópolis quienes han logrado el ascenso al poder de estos reyes. Como síntoma de esto, proliferan los templos solares, que cada vez son más autónomos jurídicamente y reciben exenciones fiscales y numerosos recursos donados por el faraón. De entre estos templos destaca el de Abu Gorab.

Los intereses de este clero entran en confluencia con los de la nobleza cortesana, y algunos cargos, tanto sacerdotales como burocráticos, se hacen hereditarios entre las grandes familias. En el mundo funerario se observa que, mientras las mastabas de la nobleza son cada vez más grandes, las pirámides cada vez se reducen más.

Debido a las exenciones fiscales y las numerosas donaciones, el estado cada vez percibe menos ingresos, por lo que incrementa la presión sobre los estratos medios e inferiores de la sociedad. Pero, aún así, el estado se colapsa económicamente y se ve obligado a vender parte de sus propiedades.

Ante la debilidad del estado, las aristocracias locales ganan fuerza, produciéndose, a finales de la dinastía, una fuga de poder hacia los nomarcas y los templos. Así, también el cargo de nomarca logra hacerse hereditario, y busca su legitimación aliándose con el clero de Re, aunque también resurgen los dioses locales.

De esta dinastía destacan los Textos de las Pirámides de Onos, en los que se leen fórmulas e himnos de carácter arcaico que proporcionan valiosa información sobre el Predinástico. Esto nos indica que los reyes buscan el apoyo de una tradición en la que su poder era incuestionable.

En cuanto a su política exterior, se sigue buscando la salida al Egeo, Anatolia o Chipre para conseguir cobre.

DINASTÍA VI

Cierra el Imperio Antiguo y es la última dinastía menfita. Para entender esta época debemos hablar del grupo nobiliario emergente, compuesto por la aristocracia local de cada nomos. El rey necesita su apoyo para poder alcanzar el trono con lo que su poder aumenta, reduciéndose el centralismo. Esto se manifiesta en la superestructura a través del resurgimiento de los viejos dioses locales y de viejas costumbres. Los nomarcas más fortalecidos son los del Alto Egipto, que incluso llegan a hacer sus cargos legalmente hereditarios o casarse con hijas del faraón. En definitiva, crecen los poderes periféricos y el poder central se disgrega.

Únicamente el visir, encargado de controlar la burocracia, sigue siendo nombrado por el rey, pero es incapaz de evitar el gradual desmantelamiento del aparato administrativo y funcionarial. Se crea el cargo de gobernador del sur para tratar de recuperar el control estatal sobre esta zona, pero la debilidad del estado impide que este cargo tenga poderes reales. Recaerá sobre el visir, lo que deja traslucir las dificultades del faraón para encontrar gente de confianza.

El monarca, como cabeza visible del estado, empieza a sufrir una ofensiva ideológica. Se le desdiviniza paulatinamente, hasta ser convertido en un primus inter pares.

Así, los nomos se convierten en pequeños estados dentro del estado. Cuentan con sus propias cortes y una aristocracia prácticamente independiente, y empiezan a utilizar atributos y símbolos propios de la realeza, como tener varias esposas legítimas con capacidad de dar herederos. Además asumen también poderes sacerdotales y militares, pudiendo reclutar tropas a su cargo, privilegio exclusivo del faraón.

Asímismo, el estado sufre una crisis económica sin precedentes. Dejan de llegar tributos de algunos nomos y las exenciones e inmunidades de algunas castas también contribuyen a reducir los ingresos. Además, debido a la pérdida de poder del estado dejan de realizarse censos, por lo que tanto el sistema tributario como el sistema de reclutamientos para el ejército se resquebrajan. En este último campo también se extienden las inmunidades, lo que lleva al estado a recurrir cada vez más a mercenarios nubios, con el importante dispendio que ello conlleva.

Esta crisis también afecta a la población egipcia, que ve como se reducen las obras públicas y deja de garantizarse el orden y la seguridad. La aristocracia local emergente acaparará las tierras de los campesinos, incapaces de pagar los fuertes tributos que se les imponen. En un proceso similar al que se produce con la caída del Imperio Romano de Occidente, los campesinos, sobre todo en el Alto Egipto, venden sus tierras a la aristocracia a cambio de su protección, sobre todo en el sur.

En este contexto, destaca la Autobiografía de Uni, visir y uno de los últimos representantes de la burocracia ilustrada, a la que se llegaba por méritos propios y que ahora empieza a ser acaparada por una oligarquía con cargos hereditarios, generalizándose la corrupción y el privilegio. En su autobiografía habla del harén, institución de gran importancia por dotar de herederos a la monarquía, y también de su capacidad, talento y mérito, no de la nobleza o el privilegio; reivindicando, en definitiva, un sistema administrativo que ha empezado a desvanecerse.

Los únicos reyes relevantes son Fiope I, que tomó medidas para recuperar el prestigio real y frenar la desestatalización a través de un programa de grandes obras públicas; Merenre I y Fiope II, que reinó 94 años según las fuentes y es tratado como el último monarca menfita. Los nomarcas, el ejército, el visir ya han escapado al control estatal y, pese a los intentos de abolición de privilegios, el estado no tiene fuerza para imponerse.

Tras Fiope II reinarán varios monarcas durante períodos muy breves, hasta que se produce la llamada Revolución Menfita, fenómeno social que acaba con la monarquía de esta ciudad. En las Lamentaciones de Ipu-ur se formula por vez primera el concepto de revolución con tintes apocalípticos, retratando una situación de caos y desorden, de inversión del orden social natural. Este proceso se ve acentuado por la entrada de los asiáticos –probablemente procedentes de Siria y Palestina- en el país.

Política exterior: Ante la incapacidad del estado de obtener recursos, los busca fuera de sus fronteras, incrementándose el comercio con Biblos, el Sinaí, Siria y Ebla. En Nubia se produce un intento de colonización y las fuentes mencionan por primera vez el País de Yam, frontera de colonización, situado entre la alta y la baja Nubia. En Libia se empiezan a colonizar también algunos oasis, pero al final del período el poder estatal es tan débil que se limita a tratar de defender el Delta.

4.-FUENTES DOCUMENTALES

LITERATURA RELIGIOSA

Textos de las Pirámides: Son una serie de himnos y ritos arcaicos aparecidos en diferentes pirámides. El Himno Caníbal sostiene que el monarca debe realizar un ritual de antropofagia para asumir poderes mágico-religosos. Pero también encontramos partes en las que el monarca se humaniza. Esta contradicción se debe a que es una recopilación de diferentes teologías carente de coherencia interna. Algunas de estas tradiciones hunden sus raíces en el neolítico, pero la mayoría son propias del predinástico.

Sus himnos y fórmulas están pensados para garantizar la vida en el Más Allá y en ellos aparecen temas como el Juicio de los Muertos, la muerte de Osiris o el enfrentamiento entre Horus y Set.

Estela de Shabaka: Pertenece a la Dinastía XXV, pero aporta información sobre este momento, pues representa el proceso de formación del estado y la unificación de Egipto con capital en Menfis. Habla de la creación del mundo por Ptah, siguiendo la teología menfita, a través de dos dimensiones: el corazón –la voluntad- y la lengua –la inteligencia-. En un intento de conciliar esta teología con la heliopolitana, se considera a Atum como una élite divina, pero sobre él se sitúa a Ptah. Detrás de esta supremacía se intuye un cierto aire monoteísta.

Destaca el valor que se da al Verbo, a la palabra, con claras reminiscencias bíblicas. En esta concepción humanista la humanidad es el rebaño de dios, creada con suficiente inteligencia como para comprender la creación y a imagen de los dioses, cuya misión es protegerla.

Papiro de Westcar: (Práctica 8) Se habla de una ley universal, una moral natural, por encima de los deseos arbitrarios del hombre, incluso del rey.

TEXTOS SAPIENCIALES

Se trata de un conjunto de tradiciones transmitidas entre funcionarios, escribas y burócratas. Estos conocimientos se cultivan, sobra todo, en las Casas de Vida, una institución parecida a la universidad actual en la que los hijos de los funcionarios adquieren una serie de conocimientos. Son el centro del saber especulativo egipcio y, aunque predomina la tradición oral, se conservan algunos textos en papiro que empiezan a ser firmados, consolidándose el concepto de autor.

Se empiezan a conformar cuatro de los grandes clásicos: Imhotep, del que se conservan algunas líneas; Hordyedef, también visir del que se conservan fragmentos; Kares, de quien nos han llegado sus Enseñanzas para Kaguemni, y las enseñanzas de Ptahhotep.

Estas últimas consisten en un conjunto de papiros recopilados en forma de libro. Se trata del conjunto de normas morales y pautas seguido por los círculos intelectuales menfitas. Ptahhotep, un alto cargo del reino, la destina a su hijo. Nos permite conocer la idea de orden moral y justicia suprema como garante del sistema frente al caos, que lo puede destruir. (práctica 10)

ESCRITOS TÉCNICOS Y EPIGRÁFICOS

Puede tratarse de anales históricos, como la Piedra de Palermo. También se escriben biografías, género literario con finalidad aleccionadora, de entre las que destaca la biografía de Neferseshemre. En tercer lugar, tenemos las inscripciones funerarias, pertenecientes a los grupos dirigentes. Por último, tenemos documentos administrativos, inscripciones conmemorativas, textos médicos, etc.

5.-ESTADO, MONARQUÍA Y ADMINISTRACIÓN

EL REY

El estado egipcio tiene como máximo representante al monarca, al que la superestructura religiosa atribuye carácter divino mediante un gran esfuerzo ideológico. Así, se fijan los cinco títulos del protocolo faraónico, que serán:

-Horus: clara reminiscencia del pasado unificador; es, por tanto, un título de carácter predinástico.

-Nebti: “el de las dos señoras”. Se refiere a las diosas tutelares de Hierakompolis (Nejbet) y Buto (Uto).

-Horus de oro: el oro es el símbolo de la eternidad, pues no se degrada.

-Nesu-biti: “el que pertenece a la caña y a la abeja”. Hace referencia a su dominio del Alto y el Bajo Egipto.

-Hijo de Ra: resume su aspiración solar y divina.

Los títulos cuarto y quinto serán los que más importancia tengan, y se emplearán a modo de nomen y praenomen del faraón, pues resumen cuál es el lugar del monarca en la sociedad egipcia.

A pesar de este esfuerzo ideológico por divinizar al faraón, parece que la población no terminó de creer que el rey estuviera relacionado con los dioses durante su vida. Únicamente en el momento de su muerte logra convertirse en dios, tras haber pasado el juicio de Osiris, como el resto de mortales.

LA REINA

Pueden llegar a gobernar el estado desde la IV Dinastía y también pueden ocupar el cargo de regente y ser enterradas en tumbas reales. Por tanto, tendrán un importante peso político, aunque en el Imperio Nuevo sus dificultades para ocupar el trono serán mayores.

El rey era el único varón que podía tener varias esposas legítimas, pero en épocas de debilidad estatal también lo hacían algunos nomarcas. En torno al monarca se crea el Harén, de gran importancia en la cuestión sucesoria

LA FAMILIA REAL

La forman los hijos e hijas del rey. Puesto que sólo uno de ellos podrá acceder al trono, en el harén se producen numerosas conjuras destinadas a preparar la sucesión. Aquéllos que no accedan al trono ocuparán los altos cargos de la administración –sumos sacerdotes, visires, etc.– y serán enterrados en mastabas o incluso en pirámides.

EL VISIR

Es el más alto cargo de la administración, por lo que siempre lo ocupan personajes de confianza del rey, en ocasiones sus propios hijos. Entre otras cosas, dirige la administración de justicia y preside los diferentes servicios administrativos (ministerios).

GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN CENTRAL

Los diferentes titulares de los servicios, o ministerios, reciben el nombre de Jefes de los Secretos, pues la administración estatal se basa en el secretismo, la prudencia y la diplomacia. Los principales servicios son:

-La Cancillería: Centraliza la administración y hace cumplir las órdenes del rey. Detenta el poder ejecutivo.

-Hacienda: Administra los bienes del estado y los pagos que deben realizarse. En las fuentes aparece encabezada por un superintendente.

-Negociado de impuestos, registros y catastros: Se encarga del control de las propiedades particulares y de la población, es decir, de realizar censos y catastros, para poder recaudar tributos evitando litigios, pleitos y cualquier otro tipo de irregularidad. Los censos y catastros se hacen una vez al año y los impuestos se recaudan en shats, equivalente a 7,5 gramos de oro, o en especie.

-Patrimonio de la corona: Gestiona y racionaliza las propiedades reales.

-Administraciones de las aguas: Busca gestionar de forma eficaz el agua, midiendo las crecidas con una extraordinaria precisión y ocupándose de que la irrigación llegue a todos los campos, para evitar conflictos.

-Departamento de trabajos del rey: Equivaldría al ministerio de Obras Públicas, de gran importancia, al ser el estado el principal agente económico tanto en recursos como en gentes empleadas. Se dedica, sobre todo, a la arquitectura política, religiosa y funeraria, lo que conlleva un trabajo en las canteras. También se encarga del comercio con el Mediterráneo, para el que debe mantener una gran flota.

-Administración del culto real: Se ocupa de mantener física e ideológicamente el culto al monarca.

-Intendencia militar: Organiza y abastece al ejército.

ADMINISTRACIÓN PROVINCIAL

En primer lugar debemos hablar del nomarca, cuyo nombre podría traducirse como “el que abre los canales”, representante del poder de las provincias y del particularismo local que aflora en los momentos de crisis central. Durante el Imperio Antiguo su cargo dependerá del nombramiento real, actuando como funcionarios del gobierno. Sus principales tareas serán la irrigación de las tierras para evitar problemas sociales y motines. También deben recaudar impuestos y establecer los limites del territorio con mojones. Dos de los principales nomos fueron Hieracómpolis y Buto, que gozaron de un status especial que hunde sus raíces en el predinástico y estuvieron gobernados por virreyes.

En segundo lugar están los intendentes reales, funcionarios dependientes de la administración central a quienes se encarga el gobierno de las ciudades.

ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

Depende, por designio divino, del rey, pero suele delegar en el visir. Existe una coherencia legislativa que abarca todo el estado, por encima de las particularidades de cada nomos, pero se han conservado pocos textos de justicia.

El derecho penal parece ser bastante avanzado. Destaca la escasa presencia de castigos cruentos, apareciendo la pena de muerte en muy pocas ocasiones, lo que entra en consonancia con la percepción humanista del poder real en la que el pueblo es el rebaño sagrado que debe ser protegido, no maltratado. A los prisioneros de guerra no se les aplicará esto, pues son extranjeros y no forman parte del rebaño. También se ha constatado la existencia del derecho de apelación al rey como última instancia.

EJÉRCITO

Tenemos muy poca información sobre él. Se ocupa, obviamente, de la defensa del país, de la protección del comercio y las obras públicas, de las guerras exteriores y del control de los monopolios reales, como las salinas o las canteras.

CLERO

Son los encargados de dar apoyo superestructural al rey, pues la vida cotidiana egipcia está impregnada de religiosidad. El clero se articula en torno a los templos, expresión de la religión oficial del estado. Debe obedecerse al dios tutelar del templo, cuyo intermediario es el sumo sacerdote.

Como ya se ha dicho, perviven los dioses de los diferentes nomos, por lo que existen templos provinciales y estatales.

A partir de la V dinastía el clero empieza a distanciarse del rey, creciendo el poder sacerdotal y condicionando su apoyo a donaciones y privilegios, llegando a equipararse a la familia real.

5.-ECONOMÍA, SOCIEDAD Y RELIGIÓN

ECONOMÍA

En primer lugar debe destacarse que el estado egipcio es de carácter proveedor, el monarca, dios encarnado, debe garantizar a su pueblo una vida en condiciones. Su mayor compromiso es ser garante del agua, a través de las obras hidráulicas. Así, el control del agua se convierte en una obligación para el estado, cuestionando su existencia cuando no logra una política hidráulica eficaz.

El estado también se manifiesta como proveedor en la construcción de las tumbas reales, pues genera gran cantidad de empleo, tanto de artesanos especializados como de obreros. Así, es un mecanismo de fuga social y logra evitar el descontento de las clases populares. Ya se ha descartado totalmente el empleo de esclavos en estas actividades.

El comercio exterior fue monopolizado totalmente por el estado, debido al valor estratégico de las materias primas que traen el Mediterráneo y el Mar Rojo. Así, el estado puso mucha atención en la creación y mantenimiento de flotas comerciales.

Debido a este comercio, empieza a darse una economía premonetal, ya que se tiene un bien que calibra el valor del resto. Es el oro, cuantificado en shats y deben. También se mantiene el trueque. (práctica 8 contrato comercial pagado en shats garantizado por el rey).

El estado también era el principal propietario de tierras, pero, aunque por derecho divino el rey es el único propietario de los medios de producción agrícolas, es decir de la tierra, legalmente también se reconoce la existencia de la propiedad privada de los mismos, que será incentivada y controlada. El sistema también permite el intercambio y la circulación de riqueza. (práctica 8, registro real que habla de movimiento de propiedades). Así, los expertos sospechan que la pequeña propiedad era la imperante. De gran fertilidad, no superaría las 100 Ha.

Las grandes propiedades reales se destinan a pagar los gastos de la corte, las obras públicas, los sirvientes y funcionarios, etc. En época de crisis algunas son cedidas en usufructo y, al final del Imperio Antiguo, el estado empieza a vender tierras debido a su falta de liquidez, lo que redujo su patrimonio y sus ingresos. La ruina del estado impidió que se mantuviera su carácter de estado proveedor, quedando sin justificación ante las masas.

Los campesinos, más del 90% de la población, son difíciles de observar, pues no se les suele mencionar en los textos. Gracias a la arqueología y la historia comparada podemos saber que su esperanza de vida debió ser baja, debido a la sucesión de episodios de carestías, plagas, enfermedades, etc. La mortalidad infantil también debió ser elevada, y las jornadas laborales, largas. A parte de la agricultura, las principales ocupaciones debieron ser la ganadería, la caza y la pesca. También se cultivaron plantas industriales, como el papiro o el lino.

LA PIRÁMIDE SOCIAL

En la cúspide encontramos a las élites, formadas por el rey, la familia real, el visir, los altos dignatarios, los nomarcas y la aristocracia provincial. Conforman, aproximadamente, el 5% de la población.

A continuación encontramos los estratos altos de la sociedad. Son los propietarios de tierras o talleres, los ricos comerciantes, los armadores, etc. Su riqueza económica crece al amparo del poder, que las alienta y necesita. No son, necesariamente, aristócratas, aunque aspirarán a serlo.

Los estratos medios están formados por los funcionarios subalternos, los escribas, los obreros especializados, las profesiones liberales, los medianos propietarios agrícolas, etc.

Por último, los estratos bajos abarcan la gran mayoría de la población y dan cabida a los pequeños propietarios agrícolas, a los colonos, a los peones agrícolas, a los obreros urbanos, a los braceros, a los criados, los esclavos, etc.

La familia defendida por la literatura es la monógama, de carácter tradicional, y únicamente el rey tenía en privilegio de contar con un harén. La unidad familiar estará entre tres y siete individuos, situándose la media en cinco. El divorcio estaba regulado legalmente, pues el matrimonio se concebía como un contrato.

En algunos campos, la mujer goza de igualdad legal respecto al hombre, ya que puede heredar por sí misma, recuperar sus bienes tras el matrimonio o descubrir su rostro y no utilizar velo. Además, desde la Dinastía II, puede reinar.

RELIGIÓN

Una de las ideas claves de la religión funeraria es que sólo el rey tiene garantizada la vida eterna y la conversión, tras su muerte, en un dios. Pero, coincidiendo con la reducción del poder autoritario del monarca, esta idea evoluciona y el culto funerario se amplía más allá del rey. Las grandes pirámides reflejan esta ideología inicial, pero el monarca puede delegar la aspiración a la vida eterna a familiares y visires que buscan la proximidad física en sus tumbas. En la última fase del Imperio Antiguo se evidencia que la vida eterna está al acceso de todos y crece el culto a Osiris. Esto se debe a la pérdida de autoridad del poder central.

ARTE

Tríada de Micerinos: Se trata de un ejemplo de arte oficial. Es atemporal, pues refleja ideas que se pueden aplicar a cualquier momento. El faraón se representa como un dios, con Hathor y la diosa de un nomo a cada lado. El retrato suele ser realista, y representa al ka del faraón muerto. Probablemente hubo una copia en cada provincia.

Príncipe Rahotep y Nofret: Es un ejemplo de estatuaria privada, que se generaliza a partir de la IV Dinastía. Se encontró en una mastaba de Meidum. Es de piedra calcárea pintada y representa a personajes vinculados al rey.

Kaapes, el alcalde del pueblo: El soporte es la madera, mucho más endeble, pero tiene un mayor realismo. Quizá sea un sacerdote.

Escriba sentado: Pertenece a la V Dinastía y es de caliza.

Ocas de Meidum: Se han encontrado en la mastaba de un visir de la IV Dinastía. Puede que representen prosperidad y superioridad del hombre respecto a la naturaleza; o puede que se trate de un mensaje de vida inmortal, pues se trata de aves migratorias, es decir, cíclicas.

TEMA IV

PRIMER PERÍODO INTERMEDIO

En este período se vive una gran crisis política encarnada en un poder estatal extraordinariamente débil. La monarquía sufre un colapso, perdiendo gran parte de sus contenidos. Manetón afirma que durante la VII Dinastía 70 reyes reinaron 70 días. Quizá se refiera a un gobierno colegiado, quizá a la brevedad de los reinados de los monarcas.

Como consecuencia de este debilitamiento del poder central, las noticias de saqueos de tumbas son innumerables. Se produce una fragmentación del poder, fortaleciéndose el de los nomarcas. Muchos reyes llegan a ser títeres de los nomarcas de Coptos.

En los últimos años de la VII Dinastía se da un enfrentamiento entre diferentes nomarcas que tratan de acceder al poder. Las dos ciudades más importantes son Coptos y Tebas, dando los primeros un golpe de estado y autoproclamándose rey el nomarca de esta ciudad. Con este hecho, se inaugura una etapa de luchas que abarcará todo el Período Intermedio.

Las Dinastías IX y X son originarias del nomo de Heracleópolis, y acceden al poder tras un nuevo golpe de estado y tomando Menfis. Intentan reunificar el país y superar la crisis, asegurando en primer lugar el Bajo Egipto. Pero la rivalidad con Tebas se consolida, y la Tebaida se configura como alternativa, representando el modelo social de los nomos del sur, con una gran presencia del poder aristocrático y militar. No se trata de un enfrentamiento militar, sino de dos proyectos económico-sociales para el reino. Heracleópolis representa la herencia menfita, la continuidad, el humanismo regio y la justicia moral. Tebas, como ya hemos dicho, representa al poder aristocrático y a los privilegios de casta.

Durante la X Dinastía se consigue expulsar a los asiáticos del Delta, pero continúan los enfrentamientos contra Tebas hasta concluir con la victoria de esta última, bajo mando de Mentuhotep II (2040 a.C.). Tras la guerra, se arrasan las tumbas de Heracleópolis y se funda el Imperio Medio, abriéndose un proceso de unificación estatal.

Crisis económica y social

Muchos han incidido en una crisis medioambiental en torno al fin del III milenio que provocó sequías, una reducción de las crecidas, etc. Se trata de pequeños cambios climáticos locales que hacen aumentar la aridez las carestías, rompiéndose el equilibrio ecológico. Todo esto produce una gran inestabilidad social.

Crisis ideológica

Se vive un clima de inseguridad y caos, los cimientos del país se han destruido. Como consecuencia, la literatura toma un aire pesimista y catastrofista y surge el hedonismo como forma de escapar de la realidad. También el crecimiento del culto a Osiris y la generalización de la vida eterna son formas de evadirse.

Literatura

-Las palabras de Anu: Se nos relatan las pesimistas meditaciones de un sacerdote de Heliópolis, que ve como todo su mundo de desploma.

-El Poema del desesperado con su ba: El desesperado se lamenta y pide a su ba –alma- la muerte como única manera de hallar descanso y paz.

-Las Enseñanzas de Merikare: Un rey enseña a su hijo con tono sombrío, y le advierte de las numerosas intrigas y traiciones a las que habrá de hacer frente.

-Los Cantos del Arpista: Tienen un cierto aire hedonista, pero también melancólico.

-Los Textos de los Sarcófagos: Constituyen un eslabón entre los Textos de las Pirámides y el Libro de los Muertos. Recogen la tradición cultural de Heracleópolis y se observa como los grupos menos privilegiados acceden a la vida eterna.

TEMA V

EL IMPERIO MEDIO (2040-1786)

1.-DINASTÍA XI

Mentuhotep II

Este monarca conquista Heracleópolis y reunifica el reino, restableciendo la autoridad real y centralizando el poder en Tebas. Así, el sur incrementa su protagonismo político. Pero, una vez ganada la guerra, algunos de los nomos del sur que habían participado en la alianza con Tebas, quieren mantener sus privilegios. Mentuhotep abre un enfrentamiento buscando la supresión del poder hereditario de los nomarcas del sur, pues su poder representa un peligro para la monarquía.

En el marco de esta política centralizadora, los altos funcionarios y los nomarcas no hereditarios son trasladados constantemente de destino. También se crea la figura del Gobernador del Norte, lo que demuestra que el sur fue el centro de poder.

Actividad constructiva

Fue muy intensa, sobre todo en el Alto Egipto. Destaca el templo de Montu, dios guerrero muy venerado en la Tebaida. En Abido, el Templo de Osiris muestra lo consolidado de su culto. Por último, el complejo funerario de Deir el-Bahari, que cuenta con un templo y una tumba, será la referencia para las tumbas del Imperio Nuevo.

Política exterior

La política exterior de este período es muy activa. Se consigue alejar a los beduinos asiáticos. En Libia, Mentuhotep mantiene a raja a los tehenu y a los chemenu, pueblos nómadas de este desierto. En Nubia, se controla hasta la segunda catarata.

Tras la muerte de Mentuhotep se realizan expediciones al sur en busca de materias primas, y se crea un puerto estable en el Mar Rojo, enlazado al Nilo por el Wadi Hammamat para consolidar su presencia y comerciar con el País de Kunt, creciendo los contratos comerciales. El Delta oriental se fortifica por miedo a las invasiones asiáticas.

Final de la Dinastía

Su final es confuso y se da en un contexto de hambre, carestías, disturbios e intentos de usurpaciones. Quizá la aristocracia del sur promueva estas rebeliones para evitar perder sus privilegios, en oposición a la política centralizadora de la monarquía, que se frena.

2.-DINASTÍA XII

Amenemes I

Fundador de la Dinastía XII, durante su reinado se potencia el culto sincrético a Amón-Re, esto supone la conversión de Tebas en capital religiosa, que hereda la tradición de Heliópolis. También aumentan las alusiones en los textos egipcios a “Dios”, muestra del crecimiento del monoteísmo filosófico, que cree en un principio religioso superior a los dioses.

En el apartado político, aún está presente el peligro de la aristocracia provincial. Esta dinastía decide evitar un enfrentamiento directo constante y pacta con los nomarcas del sur para debilitarlos lentamente. Se trata de una política planeada de larga duración.

La capital se traslada a Ittawy, cincuenta kilómetros al sur de Menfis, en el Egipto Medio. Se elige esta ubicación para potenciar la colonización del oasis del Fayum, pues es en este momento cuando se inicia la explotación sistemática de este territorio; pero también se busca el alejamiento del Alto Egipto y la ruptura de los vínculos con la aristocracia del sur.

La monarquía, como parte de su proyecto para debilitar a los nomarcas del sur, busca nuevos apoyos en las ciudades del norte, a pesar del peligro que representan por su capacidad para protagonizar motines y rebeliones.

Reformas administrativas: Amenemes I revisa los límites de los nomos para favorecer a aquéllos que le apoyen y debilitar a los que no. También se reparan los catastros y se vuelven a medir las propiedades inmuebles, tras el caos del Período Intermedio.

Los nomarcas que dependen del rey vuelven a ser altos funcionarios con carácter administrativo, y sus tareas son fijar tributos, recaudarlos, reclutar tropas, elaborar el censo y construir y cuidar los canales. También se crean los Treinta Grandes del Sur, funcionarios que imparten justicia y cumplen misiones especiales del rey en el sur, a modo de quinta columna.

Política exterior: Bajo reinado de Amenemes I se construye el Muro del Príncipe, fortificación en el Sinaí cuyo objetivo es prevenir los ataques de los beduinos asiáticos, que se redujeron sensiblemente. También hubo enfrentamientos directos contra los asiáticos, que fueron derrotados. En Nubia se consolida y fortifica la frontera en la segunda catarata.

En Libia, zona cada vez más árida, las tribus nómadas intentan penetrar en Egipto. Este problema permanecerá latente. También destaca el comercio con Opone, en África; Biblos y Creta, confirmado por la arqueología.

Final del reinado: Amenemes I asocia a su hijo Sesostris al trono, delegando en él las campañas militares, ante el peligro de que la dinastía se rompa. El rey muere asesinado en una conjura palaciega, conservándose dos textos sobre este hecho: las Enseñanzas de Amenemes a Sesostris y la Historia de Sinuhé.

Sesostris I

Bajo su reinado, continúa la política estatal dinástica. Sigue explotándose el oasis del Fayum, lo que contribuye a hacer de esta época una de las más prósperas económicamente de la historia de Egipto.

También se retoma la actividad en Nubia y se alcanza la tercera catarata, controlándose las minas de oro y construyéndose fortificaciones, entre las que destaca la de Buhen. En Libia intentan controlarse las tribus sedentarizándolas y concentrándolas en los oasis, donde se sitúan guarniciones militares permanentes.

Amenemes II

Sabemos poco de su reinado, aunque está constatado que se potencian las relaciones exteriores. En el tesoro de Tod, depósito fundacional del templo de Montu, se han hallado piezas procedentes de Siria, del Egeo y de Mesopotamia. La influencia de Egipto crece en Siria y Palestina; y, como precedente del expansionismo posterior, Biblos se convierte en un protectorado egipcio, pues se han encontrado títulos egipcios y escritura jeroglífica. El comercio con Creta también es cada vez más evidente.

Sesostris II: Explotación agrícola y colonización del Fayum (Kahun)

Se desecan amplias zonas con la finalidad de obtener tierras para el cultivo y se construye una presa para controlar el agua que alimenta el oasis, enmarcada ésta en un incremento general de las obras hidráulicas. Como parte de esta política, se establece una nueva capital en Illahun, junto a un brazo del Nilo que muere en el Fayum.

El estado cede tierras a numerosos cultivadores como mecanismo de fuga social, pues la mayoría de colonos vienen de las zonas más conflictivas del reino. A cambio, el rey recibe la décima parte de la cosecha, porcentaje inferior al tercio que deben pagar quienes trabajan tierras de fuera del Fayum.

También se construye, bajo su reinado, la ciudad de Kahun, destinada a albergar a los obreros que habilitaron el oasis. Al ser una ciudad de nueva planta, aporta una valiosísima información sobre el urbanismo del Imperio Medio. La ciudad, de unos 400 metros de lado, tiene una estructura interna que recuerda vagamente al modelo ortogonal. Los principales materiales que se han empleado han sido el barro y la madera, y se divide en dos grandes barrios. El occidental está destinado a los altos funcionarios que dirigen las obras, a los capataces, etc.; el oriental, en cambio, lo ocupan los obreros, cuyas casas no superan las tres habitaciones. La ciudad cuenta con al menos un templo, dedicado a Anubis, y nos ha permitido acceder a gran cantidad de información textual de carácter médico, administrativo, religioso, etc.

Sesostris III: Centralismo y Expansión

Se trata del monarca más conocido del Imperio Medio, presentándolo las fuentes, en una visión mítica, como un guerrero conquistador que llegó incluso a Gibraltar. La historiografía actual, mayoritariamente, cree que los datos griegos tienen un cierto aire de veracidad, pues se refieren al afán expansionista de este período.

Así, durante su reinado se vive la política exterior más agresiva de todo el Imperio Medio. En Asia, el foco de atención deja de ser el Sinaí, ya trascendido, sino que se centra en Siria y Palestina. El rey articula una gran campaña asiática con intereses comerciales.

En Nubia hay una gran rebelión que requiere de al menos cuatro expediciones para ser sofocada, por lo que se construyen numerosas fortificaciones. Así, Nubia pasa a ser un territorio ocupado, sin paliativos. Se impiden los movimientos de población del sur al norte y se sientan las bases de la futura colonización de este territorio.

En lo que a la política interior se refiere, este monarca continúa la centralización del poder iniciada por sus antepasados, lo que requiere eliminar la oposición de las grandes familias aristocráticas del sur. Para lograr este objetivo, la mayoría de investigadores sostienen que la monarquía forja una alianza con los nuevos colonos del Fayum, las grandes ciudades del norte y las clases medias urbanas, es decir, los comerciantes, los grandes artesanos, etc.

Esta política concluye con Sesostris III, quien logra eliminar a los nomarcas más poderosos y les despoja de su carácter hereditario. Son sustituídos por gobernadores, funcionarios promocionados por el monarca y fieles a su autoridad. Al fin, se cierra el ciclo de debilidad estatal iniciado por la V Dinastía.

Al margen de esto, se mantiene la figura del visir y el gobierno de Egipto se divide en tres grandes ministerios: el Alto Egipto, el Bajo Egipto y la Baja Nubia y Elefantina.

Sucesores de Sesostris III: Continuismo

Bajo reinado de Amenemes III continúa la explotación del Fayum y se incrementa el número de obras hidráulicas en todo Egipto, convirtiéndose el estado en el principal proveedor de riqueza del país. Los nomarcas hereditarios se eliminan en su totalidad.

En el Sinaí se acentúa la presencia, consolidándose los campos mineros fortificados, que extraen cobre. También se mantiene una intensa relación con Biblos, donde se adora a Amenemes III como dios.

Se desata una gran actividad constructiva, constatada en el Sinaí, el Fayum y Nubia. Destaca la pirámide de Hawara, acompañada de un templo con un diseño laberíntico y más de tres mil habitaciones.

Escemiofis es la última reina de este período. A pesar de ser una mujer, emplea el protocolo masculino.

Fin del Imperio Medio

Es brusco y oscuro. Hay quien afirma que se debe a la ausencia de descendencia entre la monarquía. El concepto del rey vuelve a humanizarse, aproximándose al de rey-pastor, pues busca el apoyo de las clases medias. Encarna la Maat, pues su objetivo es garantizar el orden y la justicia.

3.-CIVILIZACIÓN Y CULTURA

Literatura

Durante el Imperio Medio se alcanza la época clásica, o Edad de Oro, de la cultura egipcia. Lingüísticamente, se formaliza y madura el egipcio clásico, lo que se relaciona con el auge de los escribas, oficio en una posición de privilegio, aunque al servicio de las clases dirigentes, que se transmite de padres a hijos, formando una casta. Permiten que la administración estatal sea eficaz, y le sirven de propaganda, por lo que tienen una gran importancia en el modelo centralizador de la XII Dinastía.

Literatura religiosa: Textos de los Sarcófagos

Destacan los textos de los sarcófagos, continuación lógica de los textos de las pirámides. Se trata de un conjunto yuxtapuesto de fórmulas religiosas que permiten el paso de cualquier individuo al Más Allá. Esto conlleva la universalización de la vida eterna y un mayor acceso a la momificación.

Narrativa: Sinuhé

Destaca la historia de Sinuhé, obra maestra desde el punto de vista lingüístico, estilístico y gramatical, empleándose en la escuela egipcia para enseñar gramática hasta finales del Imperio Nuevo. También es una importante fuente histórica sobre la época ya que, entre otras cosas, nos permite saber que los egipcios veían a los asiáticos como bárbaros y que el monoteísmo filosófico crecía como corriente teológica. Se enmarca en el género de la autobiografía, y su tono es realista, aunque no se sabe si narra hechos veraces.

La historia da inicio con el asesinato de Amenemes I. Sinhé, en campaña con su hijo Sesostris, huye a Asia por miedo a las represalias por haber colaborado con el anterior rey. En Siria, es acogido por una familia de beduinos, en la que promociona socialmente gracias a su talento hasta integrarse en los grupos dirigentes. Su fama crece tanto que llega a oídos de Sesostris I, quien lo llama de vuelta a Egipto. Sinuhé vuelve y, ya anciano, escribe su historia.

Narrativa fantástica: El Cuento del Náufrago y la Historia del Rey Quéope y los Magos

Destaca el Cuento del Náufrago, que se enmarca dentro de los cuentos marineros y presenta tópicos que la literatura posterior repetirá –la Odisea, Simbad el Marino, etc. Cuenta la historia de un marinero que naufraga en el Mar Rojo, junto al país de Kunt. Tras una serie de aventuras, un barco lo acaba devolviendo a Egipto.

También se escribe en esta época la Historia del Rey Quéope y los Magos. Se trata de un relato fantástico, costumbrista y profético que sigue una estructura similar a la de las Mil y Una Noches, pues encadena relatos merced a un hilo conductor. Uno de estos relatos profetiza el final de la V Dinastía. Otro habla de la separación de las aguas, tópico que repetirá la Biblia.

Litertura política: Enseñanzas de Amenemes y Lamentaciones de Jajeperremsemeb

Destacan las Enseñanzas de Amenemes para su hijo Sesostris, obra marcada por el pesimismo que repite las ideas del Primer Período Intermedio, ya que el padre advierte a su hijo que desconfíe de quienes le rodean. Se trata de una obra premonitoria, pues Amenemes finalmente será asesinado. Su autor es Áctoes.

También son importantes las Lamentaciones de Jajeperremsemeb, que también transmiten el pesimismo de las clases dirigentes ante las intrigas de la capital.

Literatura mesiánica-optimista y didáctica

Tiene gran importancia la Profecía de Neferti, quien advierte a Snofru que Amenemes devolverá la prosperidad a Egipto. Se trata de una obra propagandista que defiende el poder del rey.

De entre las obras didácticas, destaca el Kemit, compilación de consejos y recomendaciones que se ha perdido, pero se conoce fragmentariamente, pues se cita habitualmente en otras obras.

También se escriben en esta época las Instrucciones lealistas de Ptahemdyehuti. Se trata de una obra propagandística, que se seguirá leyendo en época romana.

Por último, la obra más destacada de este período es la Sátira de los Oficios. Un escriba, quizá Áctoes, pasa revista a varios oficios de forma peyorativa e irónica, para demostrarle a su hijo que no hay mejor oficio que el de escriba. Esta obra nos anuncia la aparición de este grupo social.

Arqueología y arte

Arquitectura religiosa

Durante el Imperio Medio se construye el Templo de Medinet Madi, en el Fayum, dedicado a la diosa Renenutet, protectora de las cosechas y la fertilidad, y a Sobek, dios-cocodrilo patrón del oasis.

También destaca la Capilla Blanca, obra de Sesostris I, situada en Karnak y consagrada a Amón. Su nombre se debe a que está hecha de caliza blanca excelentemente trabajada.

El Templo-tumba de Mentuhotep también se construye en este momento. Está situado en Deir el-Bahari y servirá de precedente a las grandes obras del Imperio Nuevo.

También se construyen pirámides, aunque más modestas, destacando las de Hawara y Dashur, situadas entre Suqqara y el Fayum.

Arquitectura militar

Destaca la fortaleza de Buhen, en Nubia, cerca de la segunda catarata. Es una muestra del proceso colonizador

Escultura

En este momento surge el clasicismo figurativo y aparecen las primeras esculturas colosales. Destacan las estelas de Sesostris I, situadas en Lisht. Se trata de diez esculturas que recogen todas las características de este período: humanización, canon, proporción, etc.

Las esculturas de Sesostris III en Medamud se apartan del estilo generalizado, pues la expresión de los rostros no es hierática, sino que parece atormentada.

Pintura y relieve

Destacan los frescos de la tumba de Beni Hasan. Reflejan una gran madurez técnica y temática. Recogen escenas militares, laborales, etc.