El republicanismo es muy plural en esta época y está fracasado desde la I Republica. Se encuentra muy dividido con propuestas, algunas que conviven con el sistema de la Restauración y otras que no, y un movimiento obrero con unos socialistas que acaban presentándose a las elecciones, obteniendo algunos cargos municipales y locales y que a partir de la crisis de 1898 empiezan a verse como una alternativa, pero en el País Valenciano de forma más suave.
En la provincia de Alicante, de toda esa pluralidad republicana,
la que mas peso tenia era la propuesta positivista, que en Madrid es el
republicanismo liderado por Castelar, y en Alicante es representado por
Maisonnave, republicano posibilista (dispuesto a convivir y negociar con el
sistema político de la restauración) y de hecho hasta que murió obtuvo acta de
diputado y el partido de Maisonnave en Alicante también era el más votado.
En la ciudad de Castellón tiene mucha presencia el
republicanismo en torno a Fernando Gasset que, en un primer momento, pertenece
a la formación de Salieron y Zorrilla pero que acaban integrándose en el
partido radical de Lerroux y que acabó como diputado por Castellón.
Pero la manifestación mas moderna del republicanismo viene
representada por el blasquismo porque el resto de partidos republicanos eran
partidos antiguos, decimonónicos, donde la militancia tenia relativa
importancia, jerarquizados y donde el liderazgo era muy importante. Pero a
finales del siglo XIX, el republicanismo se va modernizando frente a la crisis
que asola en esta época, viendo que esa modernización, sobre todo, es
protagonizada por Lerroux en Barcelona y Vicente Blasco Ibáñez (1898-1911) en Madrid.
Ibáñez era un escritor muy popular y muy conocido en el
extranjero. Escribía muy bien y con un gran impacto. Algunas de sus obras a su
vuelta a valencia son “La barraca”, “Cañas y barro”, “Entre naranjos”, “Arroz y
tartana”, donde habla de las clases populares y critica al caciquismo. Con este
tipo de obras y el periódico que crea, El
Pueblo y, a través de sus cargos
políticos (llegó a ser diputado por
Madrid), se convirtió no solo su voz, sino todo el partido en una voz
discordante que ponía en critica esa apariencia de normalidad y legalidad de la Restauración.
Ibáñez, que había empezado a militar con los republicanos
federales, crea su propio movimiento y partido político moderno, con una
propuesta ideológica no muy elaborada pero muy misógina (una mujer no podía
estar en el poder porque debilitaría el país). Nos podemos encontrar en su
discurso la alusión a la
Republica como el maná que todo lo cura, alusiones al
anticlericalismo muy señalado, la falsedad del sistema, etc.
Por ello, los dos grandes enemigos del blasquismo eran la monarquía
junto con el caciquismo y la
Iglesia con sus ligas católicas que resultaban su arma fuerte
y que eran muy críticos con el blasquismo.
Y aunque no hay propuestas concretas en economía y política,
su mensaje llega muy bien a la gente por su lenguaje sencillo. Se autodefine
como un partido republicano abierto a todo el pueblo. Cuenta con unas bases
sociales de clases medias-bajas y las clases populares. En Barcelona hay una
relación bastante clara e incluso cierta convivencia con el anarquismo porque
el discurso era tan vago que cualquiera de sus bases sociales podía sentirse
identificado con ese discurso populista aunque se insista en que no es un
movimiento socialista, sí que firman que beneficiaria a todo el mundo, con una
relación muchísimo menor que en Valencia (con los anarquistas) que acaba
decantándose hacia posiciones muy conservadoras, incluso en la
II Republica apoyando a la CEDA y colaborando con
católicos.
Algo importante era que las declaraciones, textos y
actuación de Blasco Ibáñez y sus colaboradores tenían un gran impacto en toda
España, pero no consiguieron arraigar en el País Valenciano, aunque es cierto
que si acaban controlaron la alcaldía de
la ciudades de Valencia a principios del siglo XX, pero no crearon mas
delegaciones del partido en el resto del País. Era un partido moderno que
concedía mucha importancia a la militancia con su constante participación
leyendo y suscribiéndose a El Pueblo
, organizándose en torno a casinos republicanos que tenían una actividad
cotidiana muy intensa, dándose como centros de sociabilidad y especialmente
dinámico en la ciudad de Valencia. Se intenta integrar no solo al militante
sino también a sus familias. Un partido que organizaba constantemente mítines
muy numerosos, una gran novedad de principios del siglo XX. Y algo también muy
importante es el culto a la personalidad de Blasco, una figura muy apasionado
con una gran actividad política y no solo escritora.
Sobre las mujeres, hay una tesis muy interesante de Sanfeliu
titulada “Las mujeres en el blasquismo” que partía de la hipótesis de que el
blasquismo es un movimiento progresista y que critica la moral cristiana pero
con respecto a la mujer era muy duro salvo pequeñas excepciones, aunque si que
intentan integrar a la mujer en el sistema, pero de forma diferente a la de los
hombres (llaman a las mujeres republicanas a incorporarse a los actos amplios
de sociabilidad, pero no a los políticos, o sea que pueden participar en la
vida política pero como familiares de los militantes y también educando a sus hijos en los valores
republicanos se conseguirá convertir a
todos los españoles en republicanos).
Pero tenemos que tener en cuenta el contexto en el que
mientras que las ligas católicas también integran a la mujer en organizaciones
propias de mujeres, es cuando os republicanos se dan cuenta de que tenían que
hacer algo, porque aunque las mujeres no participan en las elecciones o en la
política, son un grupo social muy destacado. y es precisamente en estos
contextos cuando van participando determinadas mujeres en política, se van
integrando pero con mucha resistencia todavía de los partidos y de sus
integrantes todos masculinos.
Por eso, se ofrecen espacios republicanos a las mujeres
comenzando a publicar en El Pueblo y originando el germen de lo que
posteriormente se conocería como feminismo. Y en el caso de Valencia, por
ejemplo, a principios del siglo XX se crean organizaciones feministas como en
1908 en relación a la explosión de las primeras décadas del siglo del feminismo
en toda España. Algunas de las mujeres son universitarias y ejercían su oficio, algo realmente novedoso,
aunque concretamente en Alicante esos nombres son muy limitados, algo mayores
en Valencia.
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