sábado, 25 de mayo de 2013

Tema 2. Historia contemporánea del País valenciano



Tema 2 – Entre la Revolución liberal y la Reacción absolutista. La construcción administrativa del Estado liberal: las provincias valencianas

1.- El reinado de Fernando VII: liberales y absolutistas
El reinado de Fernando VII, se divide en una serie de etapas. La primera de ellas, es la abolición del absolutismo, la cual se lleva a cabo desde Valencia, por medio de un decreto. A continuación, se desarrollan: el sexenio absolutista, el trienio liberal y por último la década ominosa. Todo el reinado, estará caracterizado por la continua lucha entre absolutistas y liberales.


A partir del fracaso del trienio liberal, la burguesía se da cuenta de que necesita a los sectores dominantes anteriores para lograr sus objetivos. Será por esto que el ala moderada del liberalismo, se unirá con la nobleza, conformando un bloque sólido que será quien tenga el poder en este momento. Este bloque será quien tenga los instrumentos del poder en la mayor parte del siglo XIX. El partido progresista, que surge del ala exaltada, tendrá escasas posibilidades de gobierno.

Debemos tener en cuenta la situación que se encontró Fernando VII a su regreso. Fundamentalmente, se encontrará con un país destrozado, especialmente desde el punto de vista económico. Los conflictos bélicos tienen sus consecuencias, sobretodo, teniendo en cuenta que durante un cierto tiempo, fueron dos los gobiernos que estuvieron al mismo tiempo en el poder. El enfrentamiento, supuso un desorden en el mundo rural y una decadencia de la agricultura. Otra consecuencia de este conflicto, fue la suspensión del comercio con las colonias americanas. Se trata de problemas eminentemente económicos, que se agravan cuando al finalizar la guerra, no todos reciben las compensaciones que creían, por lo que muchos guerrilleros y bandoleros, continuaron en sus puestos.

Por otro lado, a todo esto, se une la vuelta al Antiguo Régimen, la cual provoca inestabilidades. En el ámbito político hay una división dentro de los absolutistas y de los liberales. La división que se produce dentro del absolutismo responde a dos corrientes: aquella que quiere permanecer a toda costa anclada en el pasado, y aquella que quiere avanzar, porque sabe que la dinámica social y económica está cambiando y deben adaptarse a ello.

Al mismo tiempo, los ingresos de la hacienda disminuyen por la fuerte crisis económica. Tenemos una bajada del comercio ultramarino, así como un contexto bélico.

2.- El sexenio absolutista en el País Valenciano
El reinado de Fernando VII se caracteriza por la acentuación de la política impositiva. La eficiencia en la recaudación de impuestos será una prioridad, tanto para absolutistas, como para liberales. La división territorial, será una consecuencia de esta obsesión por la eficiencia en la recaudación de impuestos. Para conseguir una mayor recaudación por impuestos, no solo se aumentan los ya existentes, sino que además, se crean nuevos. Una buena parte de las revueltas sociales que tendrán lugar, serán consecuencia de la subida de impuestos.

La vuelta al régimen señorial, va a plantear problemas en el campo valenciano, mientras que la subida de impuestos, planteará problemas en las ciudades. ¿Quiénes liderarán estas revueltas? Estás revueltas estarán lideraras por la burguesía; la burguesía agraria en el campo, y la burguesía urbana y comercial en las ciudades.

2.1.- Valencia, capital del absolutismo
El Capitán General Elío, es el máximo representante del absolutismo en Valencia. Fue ejecutado en 1.822 por los liberales. La utilización de la violencia como arma política, fue una constante a lo largo del siglo XIX.

2.2.- El malestar en el campo valenciano
En este contexto, encontraremos una fuerte resistencia antiseñorial, la cual se manifestaba mediante una infinidad de revueltas a lo largo de todo el campo valenciano. La dinámica de estas revueltas era similar; consistía en una toma del ayuntamiento por parte de los campesinos, desde donde proclamaban sus ideales antiseñoriales.

A este malestar generalizado del campo valenciano, se le suma una extensión del bandolerismo. El bandolerismo se convirtió en una forma de vida para muchos. Estos bandoleros vivían ocultos en las montañas, desde donde lanzaban razias contra aquellos que consideran enemigos. Encontraremos partidas liberales, pero también realistas, la cuales, serán el germen del carlismo.

Valencia fue el centro de muchos levantamientos miliares a favor del liberalismo, como consecuencia de la falta de respuestas eficaces por parte de Fernando VII. Un ejemplo, es la llevada a cabo por Vidal en 1.819. En Valencia, Vidal pretende asesinar al Capitán General Elío y proclamar la Constitución. Van a participar diversos sectores sociales (comerciantes, artesanos, labradores, dirigidos y organizados por los Bertrán de Lis). Esta conspiración fracasa y sus líderes son exiliados, ejecutados o hechos prisioneros. En cualquier caso, esta trama es la misma que acabó triunfando en 1820. En su gran mayoría, detrás de estos levantamientos, se encontraba la burguesía.
Cataluña será una zona muy activa en cuanto a levantamientos militares, y poco a poco se irá conformando un mapa donde los liberales triunfen.

3.- El trienio Constitucional
Será un período caracterizado por una gran inestabilidad social y política, caracterizada por:
·   La escisión liberal entre moderados y radicales
·   El involucionismo del rey
·   La presión de la calle
·   La contradicción constitucional al tener un rey absolutista con la capacidad de nombrar a los ministros

3.1.- La implantación del trienio en territorio valenciano
Se crean Sociedades Patrióticas por parte de los progresistas, para llegar para llegar a la mayor parte de la población civil. De estas sociedades surgirán las milicias nacionales, que serán denostadas por el Partido Moderado pero apoyadas por el Partido Progresista. Cuando los progresistas dan un golpe de estado, lo primero que hacen es formar milicias nacionales formadas por voluntarios que les ayuden a mantener el gobierno.

Durante el Trienio liberal, se lleva a cabo una serie de reformas, donde la más importante de todas ellas es el restablecimiento de la Constitución de 1.812. Algunas otras medidas son:
         Se retoma la desamortización, en esta ocasión dirigida a los mayorazgos.
         Se acometen reformas eclesiásticas encaminadas a reducir el clero regular.
         Se reduce el cobro del diezmo a la mitad.
         Se redacta la primera legislación sobre enseñanza.
         Se confecciona el primer Código Penal.
         Se procede a la división territorial de España en 52 provincias, dos más que en la actualidad.
         Se crea una Milicia Nacional formada por ciudadanos armados dispuestos a defender la Constitución.

3.2.- Consecuencias socioeconómicas
A lo largo de la década de los 20, se empezaran a extender los movimientos de protesta sociales. En este contexto, aparecerá el primer ludismo en Alcoy contra la mecanización. Se produce además un reforzamiento de la resistencia antiseñorial, ahora apoyada por el gobierno. Pero al mismo tiempo, continúan existiendo partidas realistas, las cuales van a tener una amplia presencia en comarcas como la del Bajo Segura o el Maestrazgo. Esto será consecuencia del empobrecimiento del campesinado por el aumento de los precios de arrendamiento impuesto por los nuevos propietarios de las tierras desamortizadas, el aumento de la presión fiscal, la libertad de contratación, etc. El movimiento realista valenciano se va a organizar de manera efectiva en 1823 bajo la dirección de Rafael Sempere.

3.3.- La división territorial
Esta es la única acción que se lleva a cabo desde el punto de vista económico, puesto que en el se basarán para la posterior división provincial. Lo que plantean los borbones es una homogeneización y una centralización. Los liberales, también defenderán esta perspectiva centralizadora.

La homogeneización es importante, porque nos encontramos con una gran diversidad en el mapa de España, que responde a condicionantes históricos. Esta homogeneización rompería con la diversidad.

Carlos IV profundizará en esta homogeneización, teniendo presentes criterios históricos. Pondrá en valor, algo que será fundamental más adelante: el criterio hacendístico. Tratará de dividir territorios, teniendo en cuenta variables, como población, extensión o existencia de núcleos de población… el más importante de estos núcleos, se convertirá en la capital de la circunscripción. En la división, habrá un intento de respetar los límites entre Castilla y Aragón.

Durante la Guerra de Independencia, entre 1.810 y 1.814 hay dos nuevos proyectos de división del territorio, que se llevarán a cabo al mismo tiempo. Tenemos a los bonapartistas y a las Cortes de Cádiz (liberales). Primeramente, José Bonaparte, dividió el territorio, respondiendo principalmente, a un criterio militar. Se intentaba que desde la capital de la prefectura se pudiera controlar toda ella con un grupo de tropas en aquella.

Por otro lado, los liberales, llevarán a cabo una división territorial, basada en la existencia de dos niveles: Municipal y Provincial. La provincia se constituye en el eje central de la división territorial de la nación. Y se hablará ya de dos instituciones: los ayuntamientos y las diputaciones. Esta será la institución provincial que crean los liberales para llevar a cabo su política. En cualquier caso se respetaban los límites históricos del Reino de Valencia.

En enero de 1.822 las Cortes aprobaron un decreto de división territorial, con 52 provincias. El contorno de la provincia se determinó por los accidentes geográficos y la denominación provincial tomó el nombre de cada capital. Surgieron nuevas provincias, como por ejemplo la de Xátiva o Segorbe. Esta división provincial sirvió de marco a las instituciones políticas, pero también a las judiciales, económicas, etc. En septiembre de 1822,  Mariano Egea clasificó estas provincias en una jerarquía de 4 niveles, que se diferenciaban en cuanto a número de habitantes y recursos económicos. El decreto de febrero de 1823 sobre gobierno económico y político de las provincias se redactó con una intención descentralizadora (se redujo el papel de tutela del jefe político), dando lugar a un comienzo de desvinculación de la provincia respecto de la administración estatal y a un aumento de sus cometidos: obras públicas provinciales, salud pública, etc. En este caso, también la reaparición del absolutismo (a través de la intervención de la Santa Alianza) truncó la posibilidad de la reforma territorial.

Javier de Burgos, ministro de Fomento, llevó a cabo una nueva división territorial en 1.833. Pensaba en un Estado centralizado, donde la provincia fuera el marco de instituciones centrales. Se consagró un modelo burocrático y centralizado de la provincia que buscaba la eficacia de la administración estatal. La administración local quedaba como competencia exclusiva de los ayuntamientos. El territorio nacional quedó dividido  en 49 provincias (2 de ellas insulares: Canarias y baleares).



Además de esta división territorial, nos interesa destacar, la existencia de ayuntamientos y de diputaciones, y de cómo se irán configurando sus competencias a lo largo del siglo XIX. Hasta 1.975 no habrá ninguna institución supra-provincial, y por tanto, las relaciones que se establecen en las provincias, van directamente con la capitalidad de la nación española.

La división 1.834 desde el punto de vista administrativo, se consolidará a nivel de instituciones, con las leyes de 1.945 y de 1.963, las cuales diferenciaran cuales son las competencias del Gobierno Civil y de las Diputaciones.

Para completar esa división administrativa provincial, se otorgan a partir de 1.834 la jurisdicción de todos los tribunales, puesto que desaparecen todos los Tribunales Especiales, y se crean los tribunales ordinarios, mediante la división de las provincias en Partidos Judiciales.

Con estas leyes se configura la administración, la cual se mantendrá con escasas modificaciones hasta la actualidad.

3.4.- Realistas y liberales valencianos ante la ocupación francesa
A partir de 1.823 continua la clara división entre realistas y liberales. Sin embargo, los liberales moderados y los realistas moderados, terminan abrazando a la regente María Cristina, serán los que van a conformar el bloque de poder, a lo largo de prácticamente todo el siglo XIX. Se va a conformar un bloque anti liberal claro, el cual estará compuesto por el rey Fernando VII, por los campesinos a los que la abolición del régimen señorial perjudicaba, y por los estamentos privilegiados, nobleza y clero, quienes se vieron especialmente perjudicados por la decisión que toma Fernando VII de que los derechos y los privilegios inherentes a los señoríos jurisdiccionales, quedaran en manos del rey y no volvieran a manos de nobles o eclesiásticos. Los campesinos, básicamente, conformaran las partidas realistas, también llamadas, partidas apostólicas. Estas partidas, serán la base del Carlismo en el País Valenciano, y quedarán situadas en el Maestrazgo. Las partidas realistas, darán su apoyo a los 100.000 Hijos de San Luís cuando entren en España.

La entrada de los 100.000 Hijos de San Luis, traerá consigo la vuelta a la administración y legislación anterior, se trata de un intento de volver al Antiguo Régimen en España. En este momento, se restablecerá también la represión y la violencia política como forma de poder.

4.- La Década Ominosa
4.1.- La represión en tierras valencianas
Cuando hemos hablado anteriormente de un intento de vuelta al Antiguo Régimen, vuelven también los tribunales especiales dedicados a practicar la represión. Estos serán los Tribunales de la Fe, continuadores de los Tribunales de la Inquisición, que empezarán a crearse a partir de 1.823. El tribunal más importante, fue el Tribunal de la Fe de Valencia. Uno de los últimos sentenciados por este tribunal, fue Cayetano Ripoll, quien fue ajusticiado en 1.826.

En general, esta represión afectó prácticamente a todos los cuerpos que se habían declarado afines al liberalismo, especialmente la enseñanza o la educación. A todo conato de liberalismo que hubiera en el territorio valenciano.

De esta etapa, lo más destacable son dos procesos contradictorios. Por un lado, la lucha anti-señorial, que fundamentalmente se centra en el campo y tiene que ver con la oposición al pago de rentas, ante los intentos de los señores de reorganizar la administración señorial. Por otro lado, la aparición de partidas ultra-realistas, también en el campo, que son partidarias del restablecimiento total del Régimen Señorial.
El germen de estas partidas realistas, serán los artesanos urbanos, los campesinos empobrecidos, viejos grupos privilegiados, como la Iglesia o partidas armadas.

A la muerte de Fernando VII esta división, se va a completar con una guerra civil, que tendrá como uno de los escenarios fundamentales al territorio valenciano. Esta guerra durará cerca de diez años.

4.2.- La lucha antiseñorial
4.3.- La formación y consolidación del ultra-realismo

  

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