martes, 7 de mayo de 2013

TEMA 3. LA REPOBLACIÓN DE TIERRAS VALENCIANAS


1.   Las fases de repoblación
Contamos con cuatro fases que nos dividen la repoblación en la Península Ibérica:
1.     La presura (s. VIII-X). Modalidad de repoblación de la Península Ibérica en la época de la Reconquista, basada en el Derecho Romano. Se llamaba así puesto que se entregaban las tierras al primero que las roturase, otorgando a continuación el rey un documento de propiedad: tanto presura como aprisio derivan de presa (tomar posesión).
2.     Repoblación concejil (X-XII). La repoblación se basa en la creación de concejos y ciudades con su alfoz, a las que se les dota de Fueros o Cartas Pueblas. Estos fueros otorgan libertades y privilegios a sus habitantes para atraer a la población a una zona peligrosa de frontera. La caballería villana queda encargada de la defensa y se configura como el grupo social hegemónico en los nuevos núcleos de población. Esta repoblación fue dirigida por el rey y configura una sociedad basada en la mediana propiedad.
3.     Órdenes militares (1ª mitad s. XIII). Era la zona media de la Península. Desde aquí se realizarían las primeras incursiones en el valle del Guadalquivir y Murcia. Serían grandes señoríos pertenecientes a estas órdenes.
4.     Repartimientos (2ª mitad s. XIII). Era en la zona de Jaén, Sevilla, Murcia. Se lleva a la práctica la repoblación de una forma diferente. Esta fórmula de colonización se llevó a cabo en el Reino de Valencia. Se reparte tanto la propiedad urbana como rural. En un primer momento los beneficiarios serán aquellos colaboradores del monarca en la empresa militar de la conquista: nobles, comerciantes, campesinos, judíos, etc. Posteriormente estos repartimientos se abrirán a todos aquellos que decidan venir a ocupar las tierras valencianas. Mediante estas fórmulas los repobladores recibirían una casa y una extensión de tierra para poder vivir, trabajar y explotar estas tierras que podían ser tanto de secano como de regadío. La amplitud de estos repartimientos dependían de la categoría social del receptor y de las obligaciones que estipulaba el contrato y que les obligaba a residir un mínimo de años en estas tierras y también a participar en su defensa. Esta fórmula de repoblación dará lugar a la formación de pequeñas y medianas propiedades, que van a ir pasando de unas manos a otras pues muchos de los primeros beneficiarios abandonaron estas tierras.

2.   Características del poblamiento

En primer lugar, la nobleza va a apoyar que los mudéjares permanezcan en estas tierras como mano de obra, pues era una mano de obra dócil, menos exigente que la cristiana. Pero no solamente por ello apoyaban la permanencia mudéjar, sino que también pretendían evitar la emigración de parte de sus propios campesinos para dirigirse a tierras valencianas.
También los colaboradores en la empresa de conquista concedieron su ayuda militar y económica al monarca a cambio de la concesión de privilegios, donaciones, tierras,… que con el tiempo llevaron a que los intereses de los nobles fueran creciendo e incluso el monarca se viera sometido a estos intereses, por ejemplo en las cortes.[1] El más claro ejemplo fue la revuelta que protagonizaron los nobles queriendo imponer el fuero aragonés a Valencia y que, ante la negativa real, provocó la fundación de la Unión Aragonesa en 1283 y que no será aniquilada hasta 1347 con Pedro el Ceremonioso. Otra característica fue la gran movilidad de los colonos repobladores y lo conocemos gracias a los Llibres de Repartiment, donde aparecen los nombres y apellidos de los colonos, y que dos siglos después los apellidos ya no tendrán nada que ver con aquellos primitivos colonizadores.
En el Repartimiento hubo muchas irregularidades, pues muchos de los pobladores no residían el tiempo reglamentario o bien se ocupaban tierras sin título. Hubo también ventas ilegales. Todas estas irregularidades hicieron que el propio Jaime I encargase en 1270 a cuatro personas que se presentaran con el Llibre del Repartiment en mano a comprobar si realmente habitaban las tierras las personas que en él estaban inscritas. Debían comprobar toda posesión y mediante esta acción se regularizó la propiedad en tierras valencianas y se realizó un nuevo llamamiento de gentes para repoblar, pues muchas de estas tierras fueron confiscadas.
En los núcleos urbanos islámicos más importantes se intentó una revitalización aunque no en todas las ciudades fue posible conseguir este objetivo, como por ejemplo Denia. Los pobladores, en este intento, ocuparon en primer lugar las ciudades, aunque repetimos no siempre se consiguió.

3.   Etapas de colonización cristiana

La ocupación del territorio aparte de ser una ocupación militar también suponía una dominación política y una explotación fiscal de estas tierras donde los nuevos repobladores cristianos impondrían su propio sistema económico y social, es decir, su identidad cristiana y su sistema económico feudal. Dentro de estas etapas de la repoblación encontramos:
1ª etapa. Abarcaría la zona castellonense, la zona norte del reino, y que sería ocupada entre 1232 y 1236. Se ocupan las tierras entre los puertos de Morella hasta la Plana de Burriana. En esta zona la presencia cristiana fue bastante numerosa e intensa, aunque también sobrevivieron importantes núcleos de población musulmana como Cervera o Peñíscola que no se repoblarían hasta una década después. La repoblación de estas tierras se realizó a través de Cartas Pueblas.
2ª etapa. Abarcaría la zona central, en torno a Valencia, donde el protagonismo de la Corona sería prácticamente exclusivo especialmente en la ciudad de Valencia y en la huerta valenciana. Aquí ya tenemos al rey al frente de la expedición. En esta zona las donaciones comenzaron antes incluso de la propia conquista, como una especie de incentivo para las tropas. Otro elemento fue que contó con la evacuación de la mayor parte de la población musulmana. Todas estas donaciones se anotaban en el Llibre del Repartiment donde se anotó de forma individual todas las concesiones de casas y tierras a cada uno de los repobladores y también los lotes que se concedían. Estas donaciones dependían del nivel social de los colonos.[2]
3ª etapa. Corresponde con la franja situada al sur del río Júcar. La repoblación aquí no fue tan intensa porque predominó la rendición pactada de las ciudades, villas y castillos, con lo cual permaneció la mayor parte de la población musulmana. El Llibre del Repartiment apenas registra donaciones en esta zona, al menos en los años inmediatamente posteriores a la ocupación, salvo excepciones como las ciudades de Burriana y Valencia. En los años 40, por el incumplimiento de esos pactos de rendición, hubo un levantamiento de población musulmana bajo el liderazgo de Al-Azraq con deportaciones masivas y traslados de poblaciones mudéjares hacia el interior alejándoles del litoral.
4ª etapa. A partir de este momento la repoblación se realizó particularmente en la zona en torno a Játiva y en estos repartimientos sí es cierto que se tuvo en cuenta la donación de casas y tierras, sino que también las áreas de riego, el trazado de las acequias, con el fin de asegurar recursos hidráulicos a los nuevos repobladores para que continuara en vigor el sistema agrícola presente en estas tierras.
5ª etapa. En la parte más meridional el asentamiento de los repobladores se hizo en hábitats concentrados y fortificados, habiendo incluso fundaciones de nuevos núcleos urbanos como Penáguila o Pego, pero en general fue un fenómeno bastante lento pero que en el s. XIII la cantidad de repobladores fue escasa en relación a los mudéjares presentes.

4.   Origen de los repobladores cristianos

El Reino de Valencia se convirtió en un lugar donde había mezcla de lenguas y culturas. El carácter de cruzada que le concedió Gregorio IX propició la llegada de gentes de toda la Europa cristiana, como Occitania, Navarra, Italia, Inglaterra, Alemania, Hungría… si bien la mayor parte de las tropas eran de origen catalán y aragonés. La composición de estas tropas era de caballeros y peones. Junto a estas tropas llegaron también campesinos, mercaderes, artesanos, miembros del clero, notarios.
En base a esta distinta procedencia de los repobladores algunos historiadores han intentado indagar en la actual división lingüística que existe en territorio valenciano. El establecimiento fue aleatorio en sentido étnico y no respondió a ninguna premeditación.
En relación al modo de asentamiento, las donaciones se realizaron a partir de dos vías: las donaciones individuales, anotadas en el Llibre del Repartiment, y las donaciones colectivas, anotadas en las Cartas Pueblas. Estas donaciones consistían en un lote modelo que estaba compuesto por una casa, dos fanegadas de huerta y tres jobadas de tierra (9 ha.). Por otro lado, la división social otorgaba una donación mayor o menor, acentuando las jerarquías sociales internas, y que dependían del rango social y de la movilidad de los distintos repobladores, conformando un poblamiento muy heterogéneo.
La llegada de los repobladores trajo consigo el sistema económico feudal. Se implanta una sociedad agraria y rural, pero también una sociedad urbana. Toda la estructura económica agraria descansaba en esa pequeña y mediana propiedad que constituía la base del nuevo sistema feudal, pues predominó más la tierra de realengo (tierras libres) que las tierras de señorío (al norte de Castellón, con mayores impuestos). El régimen de propiedad será el sistema enfitéutico[3], con mayor cantidad de tierras alodiales pertenecientes a la corona.

5.   Principales puntos de cohesión y anclaje de los nuevos pobladores

Los principales puntos de unión en que se van a basar estas comunidades de nuevos repobladores van a ser:
-       La residencia común en un mismo emplazamiento. Se les obligaba a residir en una misma tierra durante un determinado número de años.
-       Sujección a una misma dependencia señorial.
-       Adscripción religiosa a una misma parroquia. La creación de parroquias por parte de la Iglesia en estas tierras serviría como medio de aglutinación. Este hecho ayudaba a favorecer y a cohesionar estas nuevas poblaciones y ayudaban también al cobro de impuestos.
En base a estos tres factores se fueron reforzando los lazos de solidar entre estos nuevos vecinos, lo cual no exime que haya tensiones internas entre estos propios vecinos e inestabilidades en el poblamiento rural.
Toda la estructura productiva descansaba en pequeñas explotaciones familiares, verdaderas células básicas del nuevo sistema feudal más que en la reserva señorial. El régimen de posesión de la tierra era enfitéutico aunque en el realengo predominaba el sistema alodial, el campesino tiene más derechos.
La tipología de las rentas se basaba en la partición de frutos y censos. Censos en metálico por el usufructo de la tierra o los pagos por el uso de molinos, hornos, almazaras y además de multas y derechos jurisdiccionales. La Carta Puebla es el resultado de la negociación entre colonos y señores, basaba su modelo en las catas francesas que se extendieron por toda Europa desde la mitad del S XII, ya que el modelo francés queda plasmado el más puro feudalismo. En el caso valenciano estas cartas no suponían la concesión de franquicias a comunidades campesinas y sobre todo el instrumento regulador de las relaciones entre el señor y la comunidad. Precisando la renta feudal y protegiendo a los campesinos e futuras peticiones señoriales del S XIV-XV crisis de la nobleza por estas cartas puebla.



[1] Aquí estaban representados el clero, la nobleza y las ciudades. Cuanto mayor poder tuviera la nobleza, mayor número de concesiones debería hacer a favor de estos.
[2] En el caso de los peones, los lotes de tierra que se donaban a los mismos oscilaban entre 6 y 15 hectáreas. En el caso de los caballeros, entre 12 y 24 ha. En el caso de la nobleza y aristocracia obtuvieron los bienes que pertenecían a la nobleza musulmana: las mejores casas de la ciudad y las fincas nobiliarias.
[3] El propietario cedía el dominio útil al colono y a cambio este debía retribuirle con un censo (impuesto). Aparte del abono del censo, el enfiteuta debía abonar el “laudemio”

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