Introducción. Territorio, población e instituciones del Antiguo Régimen
La organización del Reino de Valencia en el XVIII
El reino de Valencia, cuyo siglo de Oro se sitúa
tradicionalmente en el XV, vivió las dos centurias siguientes una evolución
tormentosa que le llevo a niveles muy bajos en los ordenes demográfico y económico.
Uno de los factores claves para este desmoronamiento fue la expulsión de los
moriscos, lo cual motivó una grave depresión en el campo, en la artesanía y en
la vida financiera. La nobleza señorial compensó las perdidas de sus vasallos
moriscos con un reforzamiento de su poderío y de la explotación de sus tierras.
A finales del XVII se experimento un leve crecimiento económico pero los
problemas de una estructura social rígida seguían en pie, y se intensificaron
cuando se inicio la Guerra de Sucesión Española a principios del XVIII.
La causa de Felipe de Borbón se vio especialmente apoyada
por los estamentos mas elevados, mientras que los comerciantes, bajo clero,
artesanos, ciudadanos de profesiones liberales y una mayoría de campesinos
arrendatarios que deseaban librarse de las exacciones señoriales se inclinaron
por el archiduque Carlos. La derrota del bando austracista significo una nueva
consolidación del poder señorial, que no se vio afectado por el hecho de que
Felipe V suprimiese, tras la victoria de sus ejércitos en Almansa, los Fueros
del Reino de Valencia. Con ello se abría una nueva época para la historia institucional
y política valenciana.
Ahora se introdujo una nueva organización administrativa en
la que el Reino de Valencia pasó a denominarse Provincia-Reino de Valencia.
Quedo además dividido en trece gobernaciones. En las ciudades que encabezaban
las gobernaciones fueron nombrados Corregidores, con facultades judiciales y
militares, y en las demás los alcaldes dirigían municipios organizados sobre el
modelo castellano, y constituidos por regidores designados y pertenecientes,
por lo general, a la baja nobleza. Se reorganizo igualmente el sistema hacendístico
y fiscal a cuya cabeza figuro un nuevo funcionario, el Intendente,
introduciéndose un tributo de carácter general y otros diversos de tipo
castellano.
La expansión demográfica y económica
El Reino de Valencia experimento en el XVIII, sobretodo en
la segunda mitad de éste, una notable expansión en su población y en su
desarrollo económico, tanto agrícola como industrial. El crecimiento geográfico
fue extraordinario ya que se llego a doblar la población desde 1713 hasta 1787,
fecha en que alcanzaría unas 800 mil personas. Al entrar al siglo XIX se aproximaría
al millón de habitantes, con un ritmo de crecimiento superior al de la media
nacional, y como consecuencia probablemente de una corriente inmigratoria. Ello
produjo una gran concentración de gentes en las comarcas litorales y centrales
de la Huerta de Valencia, el Camp de Túria, la Hoya de Buñol y la Costera, y también
en las meridionales de l’Alacantí. Por el contrario, permanecieron muy
despobladas las zonas montañosas y pobres del interior, con cultivos ceramistas
de niveles y rendimientos bajos.
La expansión agrícola se dio en las zonas de regadío, en
otras ganadas para el regadío y en el secano sobre el que se difunde, con
nuevas roturaciones, el olivo, el algarrobo y la vid. Una de las innovaciones
en el terreno agrícola fueron las nuevas alternativas para multiplicar el regadío.
Se abrieron pozos, canales y acequias para ampliar lo ya realizado en la Edad
Media amen de emprenderse numerosas obras de desecación de marismas y marjales
con el fin de plantar arroz. A la difusión de este producto se agregó la de
otros muchos: legumbres, hortalizas y frutas; alfalfa para el ganado; cultivos
para la industria textil (lino y cáñamo).
El proceso expansivo se manifestó igualmente en el ámbito
comercial e industrial, pero con las limitaciones que imponía la situación
general de estos sectores económicos. El comercio tenia que soportar las
consecuencias de las malas comunicaciones terrestres, que apenas habían variado
las obras realizadas por Carlos III y Carlos IV. El comercio realmente
significativo fue el marítimo, centrado en los puertos de Alicante y Valencia.
El primero unía a sus excelentes condiciones naturales el hecho de ser el único
que se beneficio en 1778 de la pragmática que permitía el comercio con América.
En cambio la ciudad de Valencia no recibió la autorización para ello hasta
1791. Aunque el tráfico con América no destaco por sus beneficios, el puerto de
Alicante destaco por una doble función: la redistribución de productos que
llegaban desde distintos países europeos al interior de la península, por una
parte, y la recepción del trigo y otros cereales para abastecer a la propia
ciudad de Alicante, por otra.
En cuanto a Valencia, las pésimas condiciones de su puerto
no impidieron que alcanzase una actividad mercantil semejante, centrada en la
importación de tejidos y de diversos productos alimenticios y manufacturados.
Igualmente hay que destacar la exportación de productos derivados de la
agricultura, predominando entre ellos el aguardiente y la lana en bruto. Pero
sobretodo se exportaba arroz y vino, a otras regiones españolas. Otro aspecto
importante a destacar fue el mercado textil cuyo producto mas valorado fue la
sea en bruto y elaborada, que exportaban a Andalucía y Castilla, aunque era en Cádiz
donde mayor éxito tenia este producto ya que se reexportaba a América. En este
comercio se debe ver uno de los fundamentos del auge de la industria sedera, la
mas celebre e importante de la valencia del Antiguo régimen. Su apogeo estuvo
en el periodo comprendido entre 1750 y 1790. La organización gremial de esta
industria era muy rígida, ejerciendo los maestros del Arte mayor de la Seda una
rigurosa vigilancia sobre la calidad de los productos pero los adelantos técnicos
fueron excepcionales y de ahí que esta manifactura no llegase a alcanzar el
nivel de modernidad propio de la Revolución Industrial.
El resto de la industria valenciana ofrecía un cuadro
general de artesanía tradicional, con la notable excepción de Alcoy, que
presentaba desde mediados de siglo un proceso de modernización en sus talleres
de paños de lana. En este caso, las limitaciones para el desarrollo agrícola
dieron lugar a una mano de obra campesina, barata y abundante, para el cardado
e hilado que preparaban el tejido y las demás labores realizadas en los
talleres de la ciudad.
El régimen señorial y la tensión social
El régimen señorial tenia una extensión y fuerza
considerables en el Reino de Valencia del XVIII, cosa que se acentuó tras la
expulsión de los moriscos ya que impusieron las nuevas “cartas pueblas” a los
colonos cristianos que sustituyeron a dichos moriscos. Hay que destacar que fue
muy superior la extensión del señorío secular y eclesiástico, que abarcaba más
del 76% de todas las poblaciones del Reino.
El poderío y la riqueza del señorío tenían dos fundamentos y
formas principales. En primer lugar estaba la jurisdicción de tipo feudal que permitía
controlar el gobierno y la administración de villas y lugares. A ello se
agregaban las regalías o monopolios que los señores disfrutaban respecto de sus
vasallos y los importantes ingresos proporcionados por los tributos llamados “tercios
diezmos”. En segundo lugar, el régimen señorial podía basarse en el dominio
territorial o solariego, que iba más allá del derecho de propiedad, pues
implicaba la posibilidad de imponer tributos o prestaciones personales a los
vasallos. Lo que define la estructura y el desarrollo de los regimenes señorial
y agrario valencianos del XVIII es la variedad de situaciones dentro de estas
condiciones generales. En unos señoríos se hacían prestaciones de frutos, y en
otros no; en unos casos se cobraban diezmos.
La formación de una clase media campesina crecientemente
rica es decisiva para la evolución social y política, y su origen se halla en
la expansión agrícola de la cual fue la principal beneficiaria. Muchos ricos
hacendados se beneficiaron ampliamente del alza de los precios y de las rentas,
extendieron sus cultivos, introdujeron nuevas producciones y las
comercializaron. Ese grupo social se fundía con la incipiente burguesía de
pueblos y villas hasta formar un poder local que se mostró como el mayor
enemigo de la aristocracia señorial, a la que terminarían al fin por anular. Es
destacable la pugna que se inicio en la segunda mitad del XVIII y primera del
XIX entre nobleza señorial y la nueva clase media de pueblos y ciudades que terminaría
con los privilegios de aquélla. La crisis del régimen señorial significó la
crisis del Antiguo Régimen en España, pero así como en otras regiones los
señores pudieron convertir su poder feudal en gran propiedad latifundista. En
el Reino de Valencia la evolución fue distinta ya que aquí las clases media
ligadas con la burguesía controlaron gran parte de las tierras. La propiedad
plena de la tierra y la aportación de capitales urbanos permitió la
introducción de formas económicas que han sido calificadas ya como
capitalistas, al tiempo que se iban dibujando grupos sociales bien delimitados
por su riqueza.
Una vez iniciado el siglo XIX se acentuaron las tensiones sociales
como consecuencia de la gran crisis bélica y económica (guerra contra la
Francia Revolucionaria e Inglaterra), extendiéndose a las clases populares, que
se manifiestan en revueltas y motines. La agitación popular empezó en la ciudad
de Valencia en 1793, año en el que tuvo lugar el inicio de la guerra con
Francia, lo que provoco un malestar generalizado contra los productos y
comerciantes franceses. El gobierno español, entonces en manos de Manuel Godoy,
favorito de Carlos IV, se inquieto por los disturbios del Reino de Valencia,
pero fueron las autoridades de este las que tuvieron que acabar con ellos por
sus propios medios. Un nuevo Capitán General procedió a una dura represión. A
pesar de la paz con Inglaterra en 1802, la brevedad con la que se inicio otra
(1804) agudizó los problemas de pobreza, paro y epidemias. De ahí que el
malestar social siguiera vivo y que sobre él se apoyase en gran medida el
levantamiento contra la invasión francesa en 1808.
La sociedad
La sociedad valenciana del XVIII está compuesta por grupos
de contornos no siempre bien definidos precisamente porque se trata de una época
de clara transformación. De la sociedad estamental del Antiguo Régimen se está
pasando a la sociedad de clases contemporánea. De la primera se conserva aun
una distribución tradicional entre nobles y plebeyos, a cuya cabeza están los
“ciudadans”, que en algunos casos tienen los mismos privilegios de la baja
nobleza y pueden ocupar los cargos de regidores o jurats municipals. Pero la
realidad era que por debajo de la aristocracia o nobleza titulada había un
patriciado urbano en el que se agrupaban nobles sin jurisdicción y ciudadans
enriquecidos que constituían los grupos que dominaban la vida municipal de
villas y ciudades.
Dentro de éstas no se pueden calificar como miembros de una burguesía
propiamente dicha a aquellas gentes de origen plebeyo en plena ascensión social
cuyas actividades se integraban en el marco del Antiguo Régimen, como sucedía
con los maestros e industriales de la vieja organización gremial o los
administradores de derechos señoriales y los arrendatarios de contribuciones.
La verdadera burguesía viene representada por la clase mercantil básicamente
asentada en las ciudades de Valencia y Alicante. Hay que destacar también que a
mediados de siglo la importancia de la industria y el comercio de la sederia
dio lugar a una incipiente burguesía autóctona. Lo que caracterizó a esta
primera burguesía fueron sus posiciones más bien conservadoras en el terreno económico
y en lo social, con la defensa de los valores de la sociedad estamental del
Antiguo Régimen.
Por debajo de estos grupos burgueses la subsistente
organización gremial abarcaba un reducido número de maestros de oficios en
buena posición y una masa de operarios y artesanos en diversos niveles de
pobreza y subocupación. Eran estos trabajadores los que soportaban las
consecuencias del retraso de los salarios respecto a los precios, en tanto que
el patriciado urbano, tan ligado a la propiedad y la explotación de los campos,
se beneficiaba del alza. Un hecho que agravó la situación de estas clases
sociales fue la crisis económica de finales siglo, afectando especialmente a la
industria sedera de Valencia. El extraordinario crecimiento de la mendicidad
desde 1793 llevó a la fundación, en 1801 y por iniciativa de la Real Sociedad Económica
de Amigos del País, de una Junta de Beneficencia que intento dar trabajo a los
“velluters” en paro en obras públicas. Pero el problema del paro, la mendicidad
y la delincuencia se arrastrarían a lo largo de la primera mitad del
Ochocientos.
Crisis del Antiguo Régimen y “Guerra del Francés”
La guerra y los comienzos de la revolución liberal (1808-1814)
El levantamiento espontáneo del pueblo valenciano contra la política
napoleónica se produjo el 23 de mayo de 1808, al recibirse las noticias de la
abdicaciones de Bayona, en la “plaça de les Panses”, lugar donde se vendía y leía
la Gaceta de Madrid. El motín surgió de la masa popular, y quedo simbolizado
por la tradición en la figura del “palleter”, Vicente Doménech, que encabezaría
a los amotinados. Sin embargo, ya antes había surgido en el seno de la burguesía
un movimiento conspiratorio que tiene aspecto de un primer gesto político
contra el Antiguo Régimen, protagonizado por los hermanos Bertrán de Lis. Éstos
llegaron a reclutar a centenares de individuos armados de la huerta, fenómeno
éste que se repite a lo largo de la revolución liberal y que atestigua la
estrecha unión de los problemas e intereses de los grupos sociales del campo y
la ciudad, así como la utilización del malestar rural por la burguesía
ciudadana.
Ante este alzamiento, las autoridades mostraron desde el
principio temor y reserva. El Capitán General, que era el aristócrata andaluz
conde de la Conquista, procuro aplacar con promesas a la muchedumbre, pero ésta
encontró un dirigente espontáneo en el franciscano Juan Rico, y puso sus
esperanzas en el conde de Cervelló. Animado por las palabras de áquel, el
gentío se presento ante la Audiencia, donde se reunía el Real Acuerdo, y el Capitán
General terminó por ordenar un reclutamiento popular, en un intento por ganar
tiempo y recibir ayuda desde Madrid. Pero la conjura de los Beltrán de Lis,
siguió adelante, persiguiendo la formación de una junta y la dominación de la
Ciudadela. Ocupada ésta por la masa popular, se constituyo una Junta Suprema
que incluía a las mismas autoridades y a los representantes de los distintos
grupos sociales. Los sucesos de la ciudad de Valencia repercutieron en otras
ciudades y villas del Regne. Se formaron juntas de gobierno locales y
dependientes de la valenciana en alicante y Castellón, además de en Elche,
Novelda, Aspe, Xativa y Morella.
En la ciudad de Valencia el intento moderador que era la
formación de la Junta Suprema se vio rebasado por una radicalización nacida del
malestar social. A esto se unió una serie de acciones salvajes contra los
franceses residentes en estas ciudades. La etapa de terror proporciono la
ocasión a las antiguas autoridades para recobrar posiciones. El Conde de la
Conquista nombró un tribunal de Seguridad Pública que actuó implacablemente.
Los inicios del Liberalismo y la invasión francesa
Frente a esta reacción ocasional, la amplitud del alzamiento
nacional contra los franceses aseguraba que se había inaugurado el periodo
propicio para que aflorase la revolución liberal. La Junta Suprema de valencia
fue una de las primeras en promover la formación de una Junta Central nacional.
En junio el ejercito francés del mariscal Moncey entro en el Reino de Valencia
y llegó hasta la capital, que fue bombardeada; frente a la indecisión de las
autoridades, solo la tenacidad popular obligo a los franceses a retirarse. La
Junta decidió fortificar la ciudad, pensándose en construir unas milicias de
“vecinos honrados” procedentes de la pequeña burguesía. Lo cierto es que la
ideología liberal se iba difundiendo y la misma Junta afirmaba su independencia
y soberanía como resultado del levantamiento popular.
Es con este ambiente como se pudo contrarrestar en 1809 la reacción
de las autoridades del Antiguo Régimen, a través de una complicada serie de
maniobras y peripecias políticas. El proceso político siguió su curso, creándose
una especie de Asamblea o Congreso Provincial que chocó pronto con el nuevo Capitán
General, Luis de Bassecourt. Destituido éste, Valencia tuvo que enfrentarse con
la definitiva ofensiva francesa. Fue ésta la que emprendió Suchet en septiembre
de 1811, y que produjo, después de la batalla campal de Puzol, la rendición del
castillo de Sagunto. Llegados los franceses ante la capital, completaron su
asedio a fines de año para que en el 12 de enero la ciudad se rindiera. En los
tiempos siguientes los franceses ocuparían prácticamente todo el país
valenciano con la excepción de Alicante.
No puede decirse, sin embargo, que la revolución liberal
valenciana se extinguiera por completo, pues la prolongaron en Cádiz los políticos
que allí acudieron con motivo de las Cortes. Allí los políticos valencianos
realizaron intervenciones en las que quedo patente sus ideas liberales y su
pensamiento contrario hacia las instituciones y el pensamiento del Antiguo Régimen.
La ocupación
francesa y la guerrilla
Durante el año y medio que casi todo el Reino de Valencia
quedó bajo la dominación francesa, fue gobernado por el mariscal Luis Gabriel
Suchet de un modo que ha sido calificado de “paternalista y conciliador”, pero
con el que se persiguió el servir con toda firmeza la política napoleónica. Es
cierto que hubo pocas represalias tras la ocupación de la capital y que las
relaciones entre Suchet y los estamentos dirigentes fueron buenas. También la
nobleza mostró una actitud favorable hacia los invasores, a cambio de los cual
conservo todos sus privilegios. Suchet impuso una contribución de 200 millones
de reales que debían pagar todos los habitantes del Regne en razón de las
rentas de cada uno. Esto provoco que la nobleza intensificara sus exigencias a
los campesinos. Aparte de esto, el mariscal francés creó una administración
eficiente.
Pero mas allá de la capital, la resistencia al invasor
prosiguió en diversos puntos, por impulsos patrióticos generales y también
porque no podía ser efectiva entre el pueblo una política basada en el
mantenimiento de los privilegios nobiliarios. La Junta Superior del Reino que
tras el avance francés se situó en Albaida se ubico finalmente en Alicante y allí
dejo paso a una Comisión de Gobierno del Reino de Valencia de la que formaban
parte liberales destacados como Canga Argüelles. Alicante pasó a ser, así,
cabeza del Reino de valencia, que los legisladores de Cádiz convirtieron
efímeramente en una provincia de la nueva división administrativa que
establecieron, y en ella se instalaron las nuevas instituciones del régimen
constitucional (Diputación Provincial y Ayuntamiento).
Los nuevos organismos procuraron continuar la guerra, cuya dirección
se vio siempre afectada por las disputas entre los mismos y por la sucesión de los mandos militares. El
Capitán José O’Donell fue derrotado en Castilla, y al año siguiente la
intervención de fuerzas británicas obligó a Suchet a fortificarse en la línea
del Jucar. Solo la evolución general de la guerra en el resto de España y la
victoria española en Vitoria, decidió a los franceses a retirarse ordenadamente
del país valenciano.
La liberación de todo el territorio significo, al ponerse en
vigor el decreto de las Cortes de Cádiz del 6 de agosto de 1811 por el que se abolía
el régimen feudal, una automática renovación de la tensión entre la nobleza
terrateniente y los pueblos. Se debe tener presente que ese decreto abolía los señoríos
jurisdiccionales pero no los territoriales, debiendo convertirse estos últimos
en propiedad plena de los señores. Ahora bien, no se tuvo en cuenta que esa
distinción era muy difícil de hacer en los señoríos valencianos. La
consecuencia de todo ello fue que surgieron largos y complicados pleitos y que
los derechos señoriales dejaron de ser pagados, pro muchos pueblos que
interpretaron el decreto a su modo, como supresión de todo señorío sin más.
Lógicamente, los sectores rurales más interesados, que eran los labradores y enfiteutas,
a ricos e influyentes en los pueblos, se adhirieron desde entonces al
liberalismo.
Más difícil es saber la actitud hacia el nuevo régimen liberal
de los distintos grupos urbanos. En la liberada ciudad de Valencia, las
primeras elecciones municipales excluyeron del ayuntamiento a la nobleza e
incluyeron a distinguidos liberales. Pero la posición de la clase media de
comerciantes e industriales no quedo del todo muy clara. En cuanto a la Iglesia
esta no mostró un gran entusiasmo por estas ideas liberales ya que la
desamortización había suscitado una reacción en conjunto del clero, lo que era
de gran importancia dada su influencia sobre las capas inferiores de la población.
Si a ello agregamos la inclinación al absolutismo de la mayoría de los
militares profesionales, parece explicable la rapidez con que creció la
oposición al régimen constitucional y la facilidad con la que se hundió. En el
año 1814 se tejió la conspiración que debía dar sus frutos cuando Fernando VII
llegase a Valencia, preparándola los consejeros regios junto con el marques de
Dos Aguas y el propio Capitán General Francisco Javier de Elio. El día 16 de
abril entró el rey en la ciudad siendo recibido con ciego entusiasmo por la multitud,
y al día siguiente le ofrecía públicamente Elio la total adhesión del ejercito
para reponerlo en su plenitud de derechos.
Tema 2
Crisis del Antiguo Régimen y “Guerra del Francés”
Cuando los historiadores hablan de crisis del Antiguo
Régimen, se refieren a un largo periodo en el que las estructuras feudales son
substituidas por un modelo económico capitalista. Podemos situar este cambio
entre el último tercio del XVIII y el primero del XIX. Sucesos como la
intervención francesa dieron un gran impulso a este proceso, el cual lo habían
iniciado los ilustrados desde el poder. Pero además de la intervención napoleónica
también existían cuestiones internas que manifestaban la necesidad de un
cambio.
Los antecedentes del s. XVIII valenciano
El XVIII valenciano fue una etapa histórica de crecimiento
en todos los aspectos:
- Demografía: destaco el aumento en las costas y en las ciudades importantes. De 420 mil habitantes se paso tras la Guerra de Sucesión a 780 mil, después del censo de Floridablanca.
- Agricultura: experimentó un desarrollo extraordinario tanto intensivo como extensivo, coexistiendo una agricultura de subsistencia con una apicultura comercial, cada vez mas orientada hacia el mercado (agricultura precapitalista). Se introdujeron pequeñas mejoras químicas y tecnológicas que aumentaron la productividad. También se emprendieron numerosas obras de desecación de marismas y marjales con el fin de plantar arroz, convirtiéndose en el 50% de los cultivos exportados. También destacó el cultivo del algarrobo, el almendro y el olivo, la igual que la vid y la morera. El cultivo de la naranja aun no estaba tan generalizado como lo conocemos hoy. Muchos de estos cultivos surgieron con la finalidad de exportarlos fuera.
Podemos concluir que el desarrollo de la agricultura
comercial, y el aumento del comercio y el capital son dos fenómenos relacionados
que caracterizan a la economía valenciana de la segunda mitad del XVIII. Este
modelo se vio, además, beneficiado por la coyuntura internacional resultado de
que en 1778 se produjera la liberalización del comercio con las colonias
americanas (Carlos II aprobó el Reglamento y aranceles para el comercio libre
con las Ameritas). En 1765 ya se le había permitido a Alicante comerciar con América.
Este comercio con las colonias contribuyo al desarrollo de algunas industrias
como la de la seda.
- Desarrollo de la manufactura: también experimenta un importante crecimiento en el XVIII. Se trata de manufacturas realizadas por campesinos, como la lana, cáñamo, lino, cerámica, esparto, papel y seda. Las manufacturas mas importantes son las textiles. En Valencia destaco la industria sedera que fue la actividad más importante de la ciudad, gracias al desarrollo de la morera en la segunda mitad del XVIII. Poblaciones del interior como Alcoy, Morella, Bocairente, Omteniente, destacaron por su industria lanera orientada al comercio exterior sobretodo.
Alcoy exportaba a América a través de Alicante, al tiempo
que iba introduciéndose en el mercado regional y nacional. Estos empresarios
mostraban un espíritu más emprendedor que los sederos de Valencia. Según el
profesor Romero, los talleres de lana se modernizaron en el XVIII, y el
dinamismo productivo de estos hizo que los gremios se hicieran más tolerantes y
flexibles, por lo que dejaron de fijar un límite para la producción. De esta
forma acabaron por adecuarse a la demanda del mercado, pero en ningún momento
se plantearon adoptar el sistema fabril en el XVIII. Estas transformaciones económicas
fueron acompañadas de transformaciones en la estructura social.
A lo largo del XVIII la burguesía mercantil valenciana comenzó
un proceso de compra y acumulación de tierras, con el objetivo de realizar una
agricultura orientada al mercado. Esta burguesía inició un proceso de
diversificación de sus actividades como la agricultura, la industria, etc. Pero
esta clase burguesa se encuentra con un grave problema estructural, el régimen
señorial que frenaba sus aspiraciones. Éste se distribuía en: tierras de
realengo; y señoríos, la mayor parte de ellos laicos.
El régimen señorial valenciano se caracterizaba por su gran
extensión en el XIX, abarcando el 77% de todas las poblaciones del Reino. No
obstante el realengo pertenecía a 6 de los 9 núcleos urbanos que en esta época tenían
la categoría de ciudades: Peñíscala, Valencia, Játiva, Alicante, Jijona y
Orihuela; y tres señoriales: Gandia, Denia y Segorbe. Los señoríos laicos
superaban en mucho a los eclesiásticos. Muchas casas de la nobleza castellana habían
llegado a dominar en dominios y riqueza a la aristocracia valenciana. El poderío
y la riqueza del régimen señorial tenía dos fundamentos: la jurisdicción y el
dominio territorial:
- Jurisdicción: el señor tiene ciertas dificultades de gobierno y justicia cedidas por el monarca. El señor posee el monopolio de casi todos los elementos que se hallan dentro de sus territorios de jurisdicción (molinos, prados, etc.)
- El dominio territorial: éste iba más allá del derecho de propiedad, pues implicaba la posibilidad de imponer tributos o prestaciones personales a los vasallos. La propiedad de la tierra esta sometida a un régimen de división del dominio, donde el señor y vasallo, poseen una serie de derechos y deberes. El señor tiene el dominio directo sobre la tierra y tiene derechos a tributos anuales en dinero o especias, más estas últimas. La explotación de la tierra es tarea única y principal de los vasallos. Estos normalmente eran campesinos directos, o a veces, burgueses que los contrataban. Estos últimos poseían el dominio útil, derecho a explotarla a su antojo. Normalmente tenían derechos vitalicios, incluso eran hereditarios en ocasiones.
A lo largo del XVIII la burguesía valenciana accedió a la explotación
de la tierra mediante la formula de la enfiteusis, pero los campesinos solo tenían
el dominio útil. Este régimen lógicamente, no interesaba a la burguesía. Una de
sus mayores pretensiones era acceder a la propiedad de esas tierras, pero no
solo a través del dominio útil. Con el tiempo la enfiteusis contribuyo a
asentar una fuerte conciencia antiseñorial, antifeudal, para implantar unas
nuevas relaciones de signo más capitalista y burgués. Esa nueva burguesía agro-comercial
necesitaba liberalizar el mercado de la tierra. A todo ello debemos sumar, que
a fines del XVIII, en la década de los 90, esa de fase de expansión económica comenzó
a mostrar signos de decadencia. Entre finales del XVIII y principios del XIX,
se sucedieron diversas hambrunas y epidemias como resultado de las malas
cosechas. Las de 1803 y 1804 fueron las peores.
Hay que añadir también la delicada coyuntura internacional. Ésta
fue determinante para entender este proceso general de crisis del Antiguo régimen.
Desde la Revolución Francesa, la sociedad y la economía valencianas se vieron
afectadas por un largo periodo bélico.
·
1793-95: Guerra contra la Convención; esta creo
una violenta refacción en el País Valenciano contra los comerciantes franceses.
Se puede hablar de la revuelta de febrero de 1793 en la ciudad de Valencia. La
guerra produjo un notable aumento de los impuestos y de los productos de
primera necesidad.
En 1795 se produjo la firma de la Paz de Basilea por Godoy,
que restablecía la paz con Francia. No obstante entre 1796-1802 las
hostilidades con Francia y Gran Bretaña se reanudaron y la guerra afecto de
forma muy negativa a la economía valenciana, sobretodo al tema de las
exportaciones de vino, lana y seda.
En este contexto de crisis general tuvieron lugar diversas
revueltas populares y campesinas. La mayor parte de estas eran de origen
alimentario debido a las hambrunas. La de mayor trascendencia ocurrió en
septiembre de 1801. Se trató de una revuelta dirigida por un personaje
imaginario llamado “Pep de L’Horta”. En ésta participaron más de 40
poblaciones, sobretodo de la Ribera Alta. En la revuelta los campesinos se
manifestaron de forma violenta en contra del pago de las prestaciones
señoriales y exigían a las autoridades
ser eximidos de éstas. La rebelión fue sofocada por la monarquía, pero Carlos
IV se percató de que entre los valencianos existía un claro rechazo al régimen
señorial.
En 1808, se inicio la guerra napoleónica. En este año se
produjo el alzamiento del pueblo español contra la ocupación francesa,
iniciando una larga guerra que en el País Valenciano fue conocida como la
Guerra del Francés. También ese fue considerado como la fecha de inicio de la revolución
liberal española. Fecha que los historiadores toman como paso de la Época
Moderna a la Contemporánea en España. Los años 1808-1814 fueron desastrosos en
el País Valenciano. La Guerra supuso la paralización del comercio interior y
exterior, agravando aun más la crisis agrícola y artesanal, lo que produjo un
aumento en las hambrunas y la aparición de epidemias. Resultado de todo esto
fue el aumento de la mortalidad.
Se puede distinguir dos etapas dentro de la Guerra del
Francés:
·
De mayo de 1808 a enero de 1812: desde el
alzamiento del pueblo español hasta la época en que las tropas penetran en
territorio valenciano.
·
De enero de 1812 a julio de 1813: ocupación de
parte del territorio valenciano por las tropas francesas.
1ª Etapa (mayo 1808-
enero 1812)
La noticia de las abdicaciones de Bayona y el levantamiento
de Madrid el 2 de Mayo no tuvieron una reacción en Valencia hasta el 23 de
mayo. En esta fecha las clases populares valencianas se levantan contra las
tropas francesas. Se trato de una sublevación poco organizada y liderada
sobretodo por los clérigos. Éstos defendían a Fernando VII y a la religión Católica.
Pero poco a poco esta revuelta fue organizándose mejor. La revuelta comenzó a
ser dirigida por burgueses valencianos que deseaban un cambio político. En
Valencia destacaron los hermanos Bertrán de Lis. Aprovechando la actitud
claudicante del Conde de la Conquista, los hermanos Bertrán de Lis junto con el
franciscano Juan Rico, encabezaron la sublevación frente a los franceses y los
afrancesados.
Los hermanos De Lis, además de organizar la sublevación
antifrancesa, consiguieron darle un contenido político al asunto aprovechando
la coyuntura revolucionaria. El levantamiento antifrancés ha de verse, pues
como el inicio de un periodo favorable a la implantación de la revolución
liberal. El levantamiento tomó un carácter revolucionario, ya que las viejas
autoridades fueron siendo sustituidas por otras de distinta tendencia política.
El hecho mas significativo fue la creación de la Junta Suprema del Reino de
Valencia, la cual actuaba de forma independiente. Al mismo tiempo fueron constituyéndose
numerosas Juntas Locales en Castellón, Játiva, Novelda, Elche, Alicante, etc.
Tanto los burgueses como los absolutistas lucharon contra
los franceses al igual que actuaban al unísono en las juntas, pero
paulatinamente los burgueses fueron apoderándose de las juntas. El 28 de mayo
de 1808 se constituyo una Junta Local en Alicante la cual tomo la decisión de
alistar a todos los hombres entre 16 y 40 años. Otra medida fue el
establecimiento de milicias urbanas, formadas por ciudadanos voluntarios que
eran burgueses, para el mantenimiento del orden en la ciudad. Otra medida, fue
la del cobro de contribuciones para sufragar los gastos de la guerra y el
almacenamiento de los víveres. También se procedió al arresto de todos los
franceses para poder defenderlos de las iras de la población.
Los sectores dirigentes de las juntas revolucionarias
crearon un Tribunal de Seguridad Publica con el objetivo de controlar a los
sectores más violentos y radicales de la resistencia antifrancesa. Durante los
seis años que duró la guerra coexistieron en España dos poderes: por un lado, el
poder que representaba la administración de José Bonaparte, apoyado por los afrancesados
o josefinos. Éste contaba con la ayuda militar de los mariscales del ejercito
napoleónico (se trata de un bando formado por franceses y españoles; y por
otro, el poder de las Juntas Revolucionarias.
La idea de la defensa del país a través de las Juntas fue
una novedad, a la vez que revolucionaria. Estas juntas revolucionarias fueron apoyadas
por el ejército británico, de ahí que el enfrentamiento tuviera como
protagonistas a las tropas anglo-españolas contra las francesas con algún
elemento español. De ahí que la guerra tenga un doble carácter: por una parte,
de guerra civil; y por otra, de conflicto internacional (lucha por la hegemonía
de Europa entre Francia e Inglaterra).
En 1808, se formó en Aranjuez la Junta Central Suprema y
Gubernativa del Reino, la cual pretendía coordinar las juntas locales y
provinciales que se habían formado. Todas las juntas locales la aceptaron como
el gobierno legitimo de la nación mientras que Fernando VII estuviera ausente.
En 1810, la Junta Central convocó las Cortes de Cádiz. Durante el periodo
constituyente los dirigentes liberales valencianos se trasladaron a Cádiz. Este
grupo destaco por sus planteamientos revolucionarios y antiseñoriales. Pero
dentro de este grupo hay dos grandes tendencias: los liberales partidarios de
la recuperación de las leyes forales valencianas (Ribelles y Borrull); por otro
lado, estaban los partidarios de la creación de un Estado Liberal moderado y
centralizado (Bertrán de Lis, José Canga Güelles, Lorenzo Villanueva y el padre
Juan Rico.
Paralelamente a la elaboración de la Constitución de 1812,
las Cortes de Cádiz promulgaron una serie de decretos trascendentales para el
territorio valenciano. El más importante de ellos fue el de la Ley de Abolición
de los Señoríos (1811). Esta fue la medida mas importante para este ultimo
grupo de políticos ya que abolía las propiedades feudales y las convertía en
privadas. Este decreto afectaba solo a la jurisdicción, es decir, el señor perdía
el derecho a ejercer justicia en sus tierras pero no afectaba a su derecho de
propiedad. Este decreto fue muy bien acogido en el País Valenciano.
2ª Etapa (enero
1812- julio 1813)
En esta etapa el mariscal francés Suchet consigue penetrar
en territorio valenciano. La ocupación supuso la disolución de la Junta Suprema
del Reino de Valencia, cuyos dirigentes huyeron a Alicante, convirtiéndose ésta
en la capital de la resistencia. Tras la llegada de los franceses se
reimplantaron los tributos señoriales. Los franceses pactaron con la nobleza
local. Con ello se deshacía todo lo conseguido en las Cortes de Cádiz un año
antes. Esto muestra como un sector importante de la nobleza valenciana colaboró
con los franceses: Marques de Malferit, de Torrecabrus, de Dos Aguas, al igual
que el arzobispo de Valencia, Company o el canónigo Pascual Fita. Sin embargo,
los eclesiásticos que apoyaron a los franceses fueron una minoría que
pertenecía a la jerarquía.
José I, tras el avance de las tropas anglo-españolas
abandono Madrid en agosto de 1812 para refugiarse en Valencia. La mayor parte
de los nobles que colaboraron con Suchet utilizaron las fuerzas militares para
mantener sus antiguos poderes. Por ello, la nobleza valenciana, por lo general,
colaboró con los franceses para mantener su poder, eso si, no se consideraban
afrancesados. Esto quedo demostrado en el momento en el que las fuerzas británico-españolas
conquistaron la ciudad de Valencia. En ese momento los nobles se retractaron de
sus hechos y prometieron colaborar con los ingleses.
La administración de José I, ejerció una dura presión fiscal
sobre el territorio ocupado. Obligó a muchos campesinos a pagar los derechos
señoriales. Cuando Suchet conquisto Valencia recibió el titulo de Señor de
Sueca y Duque de la Albufera. Por otro lado, los valencianos tenían la
obligación de mantener al ejército. También, los valencianos fueron sometidos a
una tributación desmedida y más alta. El resto de la península sufrió el mismo
castigo como consecuencia de las muertes franceses producidas por los
españoles. Esto supuso un aumento de la marginalidad y de la pobreza. Esta presión
provocó la formación de numerosos grupos guerrilleros en tierras valencianas
con un doble objetivo: luchar contra la opresión señorial y contra los
franceses. Suchet persiguió a este grupo de guerrilleros pero no consiguió
terminar con ellos. El personaje más famoso de estos grupos fue el saguntino José
Ramón Parras, quien lucho intensamente con un grupo de 2000 hombres en tierras
alicantinas. Otro famoso guerrillero fue, Ascensio Nebot. Éste llego a dirigir
a más de 4000 hombres. Esto hizo que Alicante no llegase a ser conquistada en
su totalidad pero si ciertas poblaciones de la provincia.
En la ciudad de Castilla se produjeron dos importantes
batallas: una en julio de 1812, donde el general O’ Doncel ataco a los
franceses sin éxito; y otra en abril de
1813, que se conoce como la 2ª Batalla de Castilla, en la cual se produjo la
decisiva derrota de las tropas francesas. Tras ésta, el mariscal Suchet se replegó
definitivamente al norte del rió Jucar, y en junio de 1813, al conocerse la
victoria de Wellington en el País Vasco, se retiraron definitivamente al norte
del río Ebro. Con estas dos acciones se dio por finalizada la ocupación
francesa en el País Valenciano. Al resistir durante toda la guerra, tanto
Alicante como Cádiz, sus puertos se convirtieron en puntos de refugio de muchos
liberales.
Tema 3
Entre la Revolución Liberal y la reacción absolutista (1814-33)
Tras la retirada de las tropas francesas, Fernando VII,
inicio lo que se conoce como el Sexenio Absolutista. Ya desde 1813, se estaba
gestando una conspiración contrarrevolucionaria de sectores absolutistas que querían
el retorno del Antiguo Régimen. En este contexto, Valencia jugó un papel muy
importante al ser el principal núcleo absolutista antiliberal. A partir de
1813, empezaron a aparecer en Valencia periódicos absolutitas como El
Fernandino. Por otra parte, Fernando VII contaba con el apoyo de los antiguos
sectores privilegiados que durante la guerra habían perdido sus derechos
jurisdiccionales. Eclesiásticos como Company o nobles como el Marques de Dos
Aguas, apoyaron el regreso de Fernando VII. El Capitán General de Valencia fue
quien dio a Fernando VII el soporte militar necesario para dar un golpe de
Estado en Madrid. También fue en Valencia donde se forjó toda la trama política
y militar para terminar con el gobierno liberal. Estos sectores absolutistas
fueron los que presentaron a Fernando VII el Manifiesto de los Persas el 14 de
abril de 1814. En este Manifiesto se instaba al rey para que no jurase la
Constitución de 1812. Finalmente el 4 de mayo de 1814, Fernando VII firmo un
decreto por que eliminaba toda la legislación liberal de Cádiz, al mismo tiempo
que se producía el golpe de Estado en Madrid.
¿Cuáles fueron las motivaciones de la nobleza valenciana
para apoyar la causa de Fernando VII? Éstos pretendían principalmente recuperar
sus viejos privilegios. Sin embargo, la restauración de Fernando VII no supuso
una vuelta al Antiguo régimen con los privilegios para la nobleza. El 15 de
septiembre de 1814, Fernando VII aprobó una Real cédula por la que reforzaba el
poder de la corona frente al de la nobleza señorial restituyendo el pago de las
rentas de sus propiedades, pero no reconocía el derecho jurisdiccional de esos
territorios. Con esta medida, Fernando VII quería evitar la pluralidad de las
jurisdicciones. Esta Real Cédula no fue del agrado de la nobleza valenciana
quien se dirigió a Fernando VII para evitar estas medidas pero él hizo caso
omiso de las protestas.
El Sexenio Absolutista se caracterizó por el proyecto de
Fernando VII de administrar mejor las rentas del Reino. Durante el Sexenio
Absolutista se produjeron en el País Valenciano un gran incremento del
movimiento bandolero como consecuencia de la situación general de crisis.
Dentro de este movimiento es conocido Juan el Barbado.
Entre 1814-20 los liberales y afrancesados, muchos de los
cuales tuvieron que huir a Francia e Inglaterra, intentaron organizar
conspiraciones contra el régimen absolutista. En el País Valenciano es conocida
la conspiración de Vidal en 1819, la cual tenía dos objetivos: asesinar al Capitán
General y volver a aprobar la Constitución de Cádiz. En ésta participaron
artesanos, comerciantes, labradores, pero tras éstos estaba la burguesía en la
que volvían a destacar los hermanos Bertrán de Lis. Finalmente fue reprimida
por las tropas absolutistas.
En enero de 1820 se produjo el pronunciamiento de Riego, en Cádiz.
En la organización de este pronunciamiento participaron activamente los
liberales valencianos, otra vez destacando los hermanos de Lis. Durante el
Trineo Liberal se produjeron tres aspectos que propiciaron el despertar de la
sociedad civil:
·
Prensa Política: durante el Trineo se produjo un
incremento en el número de las publicaciones liberales en Valencia y Alicante.
Fueron importantes a la hora de ganarse el apoyo de la opinión pública. En
Alicante, aparecieron doce periódicos distintos (El Liberal Alicantino, el
Constitucional, etc.)
·
Entre 1820 se constituyeron por toda España un
gran número de Sociedad Patrióticas. Estas sociedades eran centros de reunión
de nobles y burgueses liberales (también habían algunos eclesiásticos y
militares, pero sobretodo destacaban médicos, abogados, comerciantes y políticos
de la administración). Éstos eran centros abiertos de discusión política
creados a imitación de los de la Revolución Francesa. Además tenían el objetivo
de contribuir a la difusión de las ideas liberales en sus municipios. En Alicante
se constituyó la Sociedad de Amantes de la Constitución. Entre los centros de
los pueblos destaca el de Monóvar.
·
Milicias Nacionales: estas son el brazo armado
de la burguesía. Era una especie de ejército a las órdenes del liberalismo.
Provienen de la Guerra del Francés. Estas milicias tuvieron un papel muy
importante, ya que fueron las encargadas de difundir el liberalismo. La Milicia
Nacional estaba organizada por cada municipio que proporcionaba jóvenes
idealistas que no cobraban por estos servicios. Tenían funciones de tipo
policial. En el País Valenciano desarrollo un papel muy importante ya que logro
sofocar varios movimientos guerrilleros absolutistas, como por ejemplo en 1822.
Otra insurrección importante se produjo en la ciudad de Orihuela en julio de 1822,
que fue sofocada por milicias de Alicante, Elche, etc., las cuales estaban
dirigidas por Fernández Bazán.
El Trineo fue muy prodigo en cuanto a la aparición de nuevas
leyes. Por ejemplo se aprobaron varias leyes relacionadas con el asunto de las
propiedades cosa que propicio que nuevas tierras entraran en el mercado y se
consolidara un nuevo sector de burgueses agrarios. También se aprobaron otras
leyes encaminadas a la consolidación del sistema capitalista: supresión de los
gremios y liberalización de la industria. Pero estas leyes también tuvieron
efectos negativos para la población. Por ejemplo en Alcoy se produjeron las
primeras manifestaciones de la zona. Entre 1821-23 los trabajadores a domicilio
protestaron violentamente contra la introducción de maquinas de hilar.
Acontecimientos de la
insurrección de Guardamar: los Bazán el 19 de Febrero de 1826 desembarcan
dirigiendo a unos 80 liberales. Tras desembarcar fueron vistos por un cuerpo
realista de Rojales y Guardamar, por lo que avisaron a mas voluntarios, que
rodean a los liberales y les impiden la huida desde Guardamar. Los liberales
huyen hacia Elche y luego hacia la Sierra de Crevillente. Esta persecución se
prolongó durante dos días y a ella se unen diferentes partidas realistas de
Orihuela, Elche o Castilla. Los liberales llegaron a Agost queriendo alcanzar
la costa atravesando San Vicente y San Juan, pero el 22 de febrero fueron
interceptados en San Vicente y se tuvieron que dispersar en la Huerta de
Villafranqueza, donde fueron detenidos y asesinados en Alicante y Orihuela como
Antonio Fernando Bazán en marzo de 1826.
Tras esta intentona de los liberales en Alicante, los
emigrados desde otros lugares crean nuevas conspiraciones. En 1827 se
constituyo una Junta Directiva (en Gibraltar) con la finalidad de coordinar
acciones conjuntas contra el régimen absolutista. Torrijos, liberal y antiguo
ministro de guerra, fue uno de los más importantes conspiradores que se puso en
contacto con grupos masónicos valencianos para coordinar conjunta y secretamente
un nuevo levantamiento. Desde Gibraltar preparó una insurrección que en el 1831
se dio en Málaga. Los militares valencianos participaron y los Bertrán la
apoyaron económicamente. Finalmente fue sofocada pronto por los realistas
siendo Torrijos fusilado.
La división
provincial en partidas judiciales: ordenación territorial de los servicios
administrativos (1833)
La división provincial de Javier de Burgos implicaba una
reordenación de la administración que ahora se realizaría sobre las provincias.
Esto produjo una fuerte concentración del aparato administrativo en las
capitales de provincia. Ello hizo que estas capitales con el tiempo comenzaran
a distanciarse del resto municipios en cuanto a importancia. En 1833 se produjo
una subdivisión de las provincias en partidas judiciales: unidad territorial y
administrativa que comprende varios municipios en los que ejerce una
jurisdicción un juez de primera instancia y cuya capitalidad recae en la
población de mayor importancia. Cada una de estas partidas judiciales contaba
con un municipio que era elegido como cabeza de partida. Ese pueblo se convertía
así en la capital de una comarca o parte de ella, y asumía a escala menor las
mismas fracciones administrativas que tenia la capital de provincia. Aunque no
se debe confundir partida judicial con comarca, ya que su posible coincidencia
es puramente casual. La comarca es una unidad geográfica con cierta tradición
pero no tiene ningún valor administrativo.
La instalación de los servicios administrativos en las
cabezas de partida, contribuyo al desarrollo de esos municipios. Estos
resultaron ser los pueblos más beneficiados por las obras públicas ya que era
indispensable que tuvieran buenas comunicaciones debido a su importancia. En la
primera demarcación, la provincia de Alicante quedo dividida en 16 partidas
judiciales: Onteniente, Albaida, Gandia (que en 1836 pasa a Valencia), Pego,
Denia, Callosa de’n Sarriá, Villajoyosa, Cocentaina, Alcoy, Jijona, Monovar,
Novelda, Alicante, Elche, Dolores y Orihuela. En 1836 se incorpora Villena a la
provincia de Alicante.
En 1836 se produjeron diversas modificaciones. La ultima
reforma de las partidas judiciales se realizo en 1989: el territorio valenciano
ha pasado ha ser presidido por audiencias autónomas. Hay tres audiencias
autónomas y 34 partidas judiciales, de las cuales doce pertenecen a la
provincia de Alicante.
Tema 5
Desarticulación del Antiguo Régimen y resistencia carlista en tierras valencianas
Desde finales del XVIII la monarquía hispánica aumentó de
forma considerable su endeudamiento, siendo la burguesía el primer grupo
prestamista de ésta. La burguesía se fue configurando desde el XVIII como una
nueva clase social. Los graves problemas económicos llevaron a Fernando VII, a
partir de 1825, a buscar un acercamiento hacia los sectores mas moderados de la
burguesía (liberalismo). Entre 1825-33 podemos hablar de un periodo de
reformismo absolutista en el ámbito económico. Con las medidas económicas
llevadas a cabo por López Ballesteros, como la aprobación de un nuevo Código de
Comercio en 1823 y la Creación del Banco de San Fernando (precedente del Banco
Nacional)
Por otra parte, la revolución liberal de julio de 1830 en
Francia, tuvo consecuencias muy importantes para el movimiento liberal español,
ya que funciono como un estimulo. Luis Felipe de Orleáns, permitió a los
refugiados liberales españoles asentarse en la frontera, desde donde planearon
conspiraciones contra Fernando VII. En estos momentos los consejeros del
monarca español le recomendaron una cierta apertura política. Sin embargo, la caída
de los Borbones en Francia le supuso un duro golpe. Esta coyuntura fue
aprovechada por liberales para llegar a un pacto con los absolutistas
reformistas, queriendo los primeros una amnistía general para los liberales y
afrancesados refugiados.
Desde Paris, Vicente Bertrán de Lis mandó un escrito a
Fernando VII en 1831 planteando al gobierno español todo un programa político
basado en el moderantismo amen de proponer una amnistía y un pacto entre los
reformistas absolutistas y los liberales moderados. Las concesiones de Fernando
VII que se dieron entre 1825, y sobretodo a partir de los años 30, provocaron
la reacción de los absolutistas más intransigentes, dando inicio así al
carlismo, que representaba el absolutismo más férreo y la vuelta al antiguo
Régimen. Estos ultrarrealistas se convirtieron en un nuevo elemento de presión
para el régimen de Fernando VII. En 1826 ya proclamaron el “Manifiesto de la
Organización de Realistas puros”, proponiendo la sustitución de Fernando VII
por Carlos Maria de Isidro (hermano del rey), partidario de una vuelta
inmediata a la situación del Antiguo Régimen. Ese mismo año se produjo la
revuelta de los “Malcontents” o “Agraviats” (carlistas), que se inicio en
Cataluña, pero que también se extendió al País Valenciano, a través de Castellón.
No llego a consolidarse en el País Valenciano gracias a la intervención del Capitán
General de Valencia, Francisco Longa. Actuó tanto contra las sociedades
secretas carlistas de Valencia como contra las partidas carlistas de Castellón.
El principal líder de estos partidos fue Rambleta.
Sin embargo, las conspiraciones carlistas volvieron a actuar
en el 1827. Aprovecharon que Fernando VII debía pasar por Valencia, camino a
Cataluña, para dirigir la represión de los “agraviats”. Éstos pretendían
secuestrar al monarca aunque también fueron reprimidos por Longa. Después de
estas acciones el carlismo no volvió a actuar hasta 1833.
La promulgación de la Practica Sanción en 1830 que anulaba
la Ley Sálica de Felipe V, provoco la reacción de los carlistas, ya que
significaba que el infante Carlos perdía el derecho al trono. Los carlistas
intentaron actuar a través de la llamada “Conspiración de la Granja” en 1832. Con
esta actuación quedo clara una división entre los realistas ultras o carlistas,
defensores de la causa del infante Carlos, y por otro, los realistas moderados
junto con los liberales moderados, partidarios de desmantelar el sistema
absolutista y el Antiguo régimen de manera gradual. Éstos apoyaran la regente
Maria Cristina y la causa de Isabel. En 1833 falleció Fernando VII, fecha en la
que comenzó la regencia de Maria Cristina. Esto supuso para España la
transición definitiva hacia el régimen liberal.
Entre 1833-43 se produjo la culminación de la revolución
liberal. Uno de los elementos principales que caracteriza a este periodo es la
guerra civil entre 1833-40 (años de la regencia de Maria Cristina). Esta guerra
denominada, “1ª Guerra Carlistas”, en el País Valenciano se conoció como Guerra
de Cabrera. La sublevación carlista se centro principalmente en el País Vasco y
Navarra, pero también en núcleos importantes de Cataluña, Aragón y el País
Valenciano. En el territorio valenciano la actuación del carlismo fue muy
importante, sobretodo, en el Norte de Castellón, las partidas actuaron desde
octubre de 1833 (de manera temporal), también sobre las comarcas del Maestrazgo
y en zonas montañosas. A estas partidas se unieron varios grupos de voluntarios
realistas encabezados por el barón de Harrés. Estos voluntarios tomaron la
ciudad de Morella en noviembre de 1833, convirtiéndose este momento en el
inicio simbólico de la Guerra Carlista en el País Valenciano.
Entre los dirigentes del carlismo destacan miembros de la
alta nobleza. Por otro lado, la Iglesia Católica fue una de las principales
promotoras del movimiento. Hubo un importante número de clérigos que dieron
soporte ideológico, económico e incluso paramilitar. Este apoyo se debió a que
la Iglesia fue el sector mas perjudicado por las reformas liberales, sobretodo
en el tema de las desamortizaciones. El obispo de Orihuela, herrero Valverde,
fue uno de los principales propagandistas del carlismo en la provincia de
Alicante. Pero también hubo apoyos desde el sector del campesinado en zonas
como las del norte de Castellón y el sur de Alicante (Bajo Segura). Por tanto
en el movimiento carlista se unieron las clases altas y bajas de la sociedad.
Su principal actividad militar fue la creación de guerrillas ya que no disponían
de fuerzas suficientes para enfrentarse directamente al ejército real.
A partir de 1835 la guerrilla Carlista se organizó y mejoró
sus actividades en el País Valenciano gracias a la labor de Ramón Cabrera, que
se convirtió en el líder tras el fusilamiento de Ramón Carnicero. Cabrera llego
a contar con más de 4000 voluntarios carlistas que llegaron a acercarse a la
ciudad de Valencia. Esto provoco el malestar entre los liberales al observar
cierto pasivismo en las tropas isabelinas. En 1837 los carlistas realizaron
ataques muy próximos a Valencia y Castellón. El mismo año se produjo la
expedición carlista de mayor repercusión en la provincia de Alicante. El líder
Carlista Forcadell logro ocupar la ciudad de Orihuela, donde encontró un gran apoyo
y un elevado numero de voluntarios que se unieron a la causa de Carlos Maria
Isidro. En Alicante los liberales organizaron milicias contra Orihuela que
unidas al ejercito isabelino provocaron la huida del ejercito carlista que huyo
en dirección al norte refugiándose en Villena y Almansa, donde resistieron
varios meses.
En 1837 Cabrera logró ocupar Burjassot y llevo a cabo una
violenta represión contra los isabelinos. En 1838, la guerra continuó en el País
Valenciano con gran actividad al tiempo que Cabrera se concentro en el
Maestrazgo y los puertos. Morella se convirtió en un fuerte carlista, y Cabrera
organizo allí una estructura administrativa propia que duro varios meses. Desde
allí organizo nuevos ataques a Castellón y Valencia. En 1839 Espartero y el
jefe carlista Maroto firmaron el convenio de Vergara con el que ponían fin a la
guerra carlista en el País Vasco. Sin embargo, el conflicto se prolongó en
Cataluña y en el País Valenciano. Las tropas de Espartero se concentraron
contra los restantes focos carlistas. La caída de Morellla se produjo en 1840,
y Cabrera termino huyendo al exilio.
Tras la muerte de Fernando VIII la regente Maria Cristina
intentó definir un nuevo régimen, por ello se acercó a los liberales moderados.
En 1834, aprobó el Estatuto Real que era una carta otorgada (no llega a ser
Constitución). Ésta pretendía configurar un régimen liberal moderado en el que
se dieran obviamente reformas liberales como el sufragio censitario, eso si,
muy limitado; concede una mayor libertad de expresión (volvió a publicarse
prensa liberal); permite la creación, de nuevo, de la milicia nacional, pero
con un nuevo nombre para así no relacionarla con la etapa revolucionaria
anterior: Guardia Nacional. Para ser miembro de esta nueva Guardia se requería
ser propietario y defender el liberalismo. Con ello se evitaba la participación
de los sectores más contrarios a este nuevo régimen. No obstante este régimen
moderado fracasó por dos factores: la violencia de la guerra carlista; y la presión
ejercida por los liberales más radicales.
Los liberales progresistas fueron ganando terreno a la vez
que aumento su apoyo popular, y en 1836 se pronunciaron contra la Regente, en
lo que se conoce como el Motín de la Granja, y que supuso el fin del moderantismo.
Con ello entramos en una nueva fase de mayor radicalismo liberal. En 1837 se
aprueba una nueva constitución que asienta al régimen liberal. Esta se formo
gracias a un pacto entre liberales moderados y progresistas. En 1840 los
liberales moderados y la regente Maria Cristina intentaron poner fin al poder
de los progresistas. Esto se manifiesta en la promulgación en julio de la Ley
de Ayuntamientos, con el objetivo de controlar las elecciones municipales. Esta
Ley establecía que la reina seria la encargada de elegir al alcalde de entre
los concejales elegidos.
Esta ley fue la chispa que hizo estallar la revolución de
1840, año en el que tomo el poder Espartero. Éste contaba con un amplio apoyo
social en Valencia. A la reina le propuso que anulara la Ley de ayuntamientos y
una corregencia compartida. La reina no acepto ninguna de sus prerrogativas y
lo que hizo fue marcharse al exilio. De esta forma Espartero se convirtió en el
nuevo regente (1840-1843). En este periodo el progresismo comenzó a disgregarse
y a aparecer nuevos grupos que se convertirían en los futuros demócratas y
republicanos. Estos sectores del liberalismo radical tuvieron una destacada
presencia en el País Valenciano. Durante la regencia de Espartero algunos
republicanos valencianos protagonizaron varias revueltas contra el gobierno
central. Espartero nombró un nuevo jefe político en Valencia, Camacho, quien
desarrolló una política represiva contra los republicanos. En 1842, se produjo
una insurrección republicana en contra de los ataques de Camacho, pero las
autoridades progresistas acabaron con la insurrección, y después se produjo la detención
y la ejecución de su líder, Vicente Agramunt. Otra insurrección posterior acabo
con la muerte de Camacho.
Hay que destacar el importante apoyo de la burguesía
moderada valenciana al intento de golpe de Estado del general Narváez para
acabar con la regencia de Espartero. En 1843 se adelanto la mayoría de edad de
Isabel II quien inicio su reinado con 14 años de edad. Los primeros años de su
reinado son conocidos por la historiografía como “La Década Moderada”
(1843-53), época en la que se consolidaron las estructuras político-administrativas
del Estado Liberal. Los liberales moderados se hicieron con el poder y lograron
monopolizarlo durante diez años. De esta manera los sectores más progresistas
quedaron apartados del poder. En Alicante, en enero de 1844, se produjo la
primera reacción contra el gobierno central al estallar un movimiento
revolucionario dirigido por un pequeño grupo de liberales exaltados, entre
ellos destacamos a los militares Manuel carreras y Pantaleón Bonet. Éstos
encarcelaron a las autoridades moderadas en el Castillo de Santa Bárbara
después de destituirlos de sus funciones amen de formar una Junta
revolucionaria. Estos liberales exaltados criticaron notablemente la Ley de
ayuntamientos, ya que opinaban que con esta ley la corona controlaba los
ayuntamientos. Para dar impulso a esta insurrección exigieron la movilización
de la Milicia Nacional y se creo una nueva Junta de armamento y defensa.
Liberales progresistas y republicanos con el fin de aumentar su poder
destituyeron a los miembros conservadores y los sustituyeron por progresistas
en el ayuntamiento. Ante estos sucesos el gobierno moderado puso su plan para
sofocar la sublevación e impedir que se desplazara a otros puntos de España. El
gobierno central cortó las comunicaciones de Alicante por mar y tierra al
enviar tropas el 1 de febrero de 1844, de esta forma la sublevación quedó limitada
a Alicante y Cartagena. Durante esta insurrección la ciudad de Alcoy estuvo
desde el principio del lado del gobierno central moderado, por lo que la ciudad
se convirtió en la capital de la provincia y en el centro de la sede del
general Roncali, procedente de Valencia. El general Pardo terminó con la
sublevación en Cartagena y termino con las fuerzas de Bonet en los alrededores
de Elda (apoyo de la Milicia Nacional a los moderados). El 6 de marzo de 1844
entro en Alicante un contingente militar comandado por Roncali quien ordeno el
desarme de los insurrectos. El 8 de marzo el gobierno central moderado ordenó
fusilar en el malecón de Alicante a 24 de los insurrectos, entre ellos
Pantaleón Bonet. Esta dura represión del gobierno central pretendía demostrar a
los elementos más radicales el destino que les esperaba si osaban a sublevarse
con el régimen.
Esta fecha, 8 de marzo, se convirtió en un día de fiesta
popular en Alicante: festividad de los mártires de la libertad. En el primer
aniversario de los hechos se depositó en el lugar de los fusilamientos 24
coronas de laurel con el nombre de cada uno de ellos. Ese mismo día se
celebraron en Alicante diversos actos cívicos y religiosos en honor de los
caídos. En la década de los 50 del XIX, la actual Explanada tenía el nombre de
Paseo de los Mártires en honor a ellos. En 1907 se erigió un monumento
conmemorativo. Sin embargo, durante la dictadura franquista cambio su nombre
por el de Explanada de España, al igual que se cancelaron los actos
conmemorativos en honor de los mártires liberales.
La victoria de los moderados los consolido en el poder. En
mayo de 1854 el General Narváez accedió al gobierno, iniciando una etapa
caracterizada por el conservadurismo y su dureza. Los moderados crearon un
sistema político de acorde con sus intereses, donde primaban los intereses
oligárquicos (sufragio censitario muy restrictivo). En 1845 se aprobó una nueva Constitución con
la que la corona se convertía en el árbitro absoluto de la política nacional,
ya que se establecía una soberanía compartida entre la Corona y las Cortes.
Entre los poderes de la Corona destacan: el poder designar directamente a todos
los senadores; la creación de la Guardia Civil (que en un principio tenia un
carácter civil pero que en 1847 se le dio un estatuto militar, y a partir de
entonces estaría totalmente sometida al gobierno central); se creo la figura
del gobernador civil (delegado directo del poder central de cada provincia, su función
era la de aplicar en las provincias las directrices del gobierno central); surgió
una estricta censura en la prensa; aprobación de nuevo de la polémica ley de
ayuntamientos, que permitía el control de los ayuntamientos por la corona con
el nombramiento directo de sus alcaldes.
En el País Valenciano durante la década moderada el partido
moderado fue respaldado por nobles aburguesados (enriquecidos con la revolución
liberal) y miembros de la alta burguesía. En 1848 se produjeron en el País
Valenciano varios alzamientos republicanos, que estuvieron claramente
influenciados por los acontecimientos europeos (Revolución del 48 en Francia).
Las conspiraciones se desarrollaron en Alicante estando dirigidas por Manuel
carreras (instigador de las revueltas de los Mártires), sin embargo, el complot
fue descubierto por las autoridades. En octubre del 48 también se produjo una
revuelta republicana en Guadalest que termino con 21 fusilados.
El gobierno moderado fue sufriendo poco a poco el desgaste
de los años al tiempo que comenzaron a surgir diferencias dentro del partido.
Esta división interna, sumada a la oposición de los progresistas, demócratas y
republicanos condujeron a la Revolución de 1854, conocida como la Vicalvarada,
que dio inicio al bienio progresista (1854-56). Durante éste se dio otra vez el
ascenso al poder de los progresistas. A pesar de ser un gobierno inestable,
desde el punto de vista legislativo fue muy activo, ya que la aprobación de
nuevas leyes permitió asentar el capitalismo en España. De entra las leyes
destacan, la Ley general de ferrocarriles que permitió crear una red viaria, también
destaca la Ley Madoz (desamortización), convirtiéndose en la segunda
desamortización mas importante después de la de Mendizábal. Todas estas leyes
estaban destinadas en potenciar el crecimiento económico del país en función de
unos intereses concretos: la ampliación del mercado de tierras, la articulación
del mercado nacional y regional a partir de la mejora de las comunicaciones; y
en general, se buscaba el desarrollo de la agricultura, comercio e industria.
La legislación liberal aprobada entre los 30 y los 60, acompañada
de una coyuntura favorable, fue el caldo de cultivo idóneo para el desarrollo
del capitalismo en el País Valenciano.
Tema 6
Crecimiento económico, transformaciones sociales y transición demográfica en el País Valenciano
Transición Demográfica
La 2ª mitad del XIX y el 1º tercio del XX son conocidos como
la época de transición demográfica en el País Valenciano. Durante este periodo
se pasa de las características del un régimen demográfico antiguo (altas tasas
de mortalidad y natalidad) a uno moderno (bajas tasas de ambos). En esta evolución
cabe señalar dos periodos:
·
Comienzo de un cambio paulatino (finales del
XIX)
·
Transición se asienta (1º tercio del XX)
La población pasó de 1.250.000 habitantes en el 1857 a 1.900.000
en 1930. Otra de las características es que este crecimiento fue superior al
crecimiento medio del resto de España. Este aumento de población tuvo que
enfrentarse a varias crisis de mortalidad cíclicas, sobretodo por epidemias de
cólera y hambrunas. Por ejemplo en 1855 una epidemia de cólera provoco 3500
muertos en Valencia y 1900 en Alicante.
Un mercado cada vez mejor articulado permitió que desde la
2ª mitad del XIX se redujesen los estragos que causaban las crisis de
subsistencia. Así la capacidad de crecimiento a largo plazo de la población
valenciana no se podría entender sin un desarrollo económico. Esta transición demográfica
tuvo un ritmo distinto al del resto de España: la población valenciana creció más
a largo plazo; en el País Valenciano se consiguió una capacidad mayor para
reducir los índices de natalidad. La natalidad comenzó a bajar a partir de 1880
en las zonas destinadas a la agricultura comercial, es decir, sobre las
comarcas centrales y septentrionales. En el sur del País Valenciano se mantuvo
unas tasas de natalidad más altas.
Por otro lado, también debemos tener en cuenta otros
factores que afectaron a la población alicantina como es la emigración. Desde
1830, los campesinos mas empobrecidos sobretodo del Bajo Segura, Bajo Vinalopó
y campo de Alicante optaron por emigrar a Argelia. Algunos demógrafos calculan
que entorno a 60 mil personas componían el grueso de personas que se dirigieron
a Argelia a fines del XIX.
El crecimiento económico
De forma general, las favorables expectativas económicas
originaron una reestructuración espacial de la ciudad, de ahí que se originara
un importante proceso de urbanización. A lo largo del XIX se produce un
paulatino despoblamiento de las zonas rurales, mas deprimidas. Hay un notable
desarrollo de las capitales de provincia y las cabezas de partida judicial. En
el paisaje urbano esto tuvo su manifestación más potente en el derribo de las
murallas y los planes de ensanche del entramado urbano.
La ciudad de Valencia que inicio el derribo de sus murallas
en 1865, pasó de 106 mil habitantes en 1857, a tener 213 mil en 1907. En
Alicante la construcción de la red ferroviaria obligo a la demolición de la
muralla, pasando de 30 mil habitantes a mediados del XIX a 55 mil en 1910. En Castellón
la muralla no fue derribada hasta 1885, y en 1910 la cifra de habitante se
situó en los 30 mil. Los decenios centrales del XIX ocupan una etapa decisiva
en el País Valenciano. Se produjo grandes transformación en el terreno agrario:
- Cambios en la propiedad de la tierra: desvinculación del mayorazgo.
- Algunos cultivos valencianos experimentaron un notable desarrollo que permiten una nueva agricultura comercial.
Este crecimiento económico es impulsado sobretodo por una burguesía
terrateniente, una burguesía comercial y financiera, que sustentaba
económicamente al gobierno moderado. La relativa estabilidad política, junto
con una coyuntura favorable, ayudo al avance y desarrollo del sistema
capitalista en el País Valenciano. La burguesía en el poder dirigió sus inversiones
hacia la agricultura, la industria, y en menor medida a la banca y al
ferrocarril.
En las décadas centrales del XIX se fue configurando una burguesía
agraria con una procedencia muy heterogénea (campesinos, viejos nobles que se habían
aburguesado tras la conversión de sus señoríos en propiedad privada). Dentro de
esa burguesía también había comerciantes que compraban tierras para subastarlas
al estado (agricultura comercial). Esta transformación en la estructura de la
propiedad de la tierra produjo también efectos negativos en el ámbito social:
muchos campesinos se vieron perjudicados por las reformas liberales, sobretodo,
por la inexistencia de parcelas pequeñas entre las tierras subastadas. Ello
provoco una proletarización del campesinado, teniendo muchos de ellos que
emigrar a Cataluña o Argelia (la mayoría de los emigrantes procedían de
ciudades industriales como Alcoy o Valencia. El auge de la agricultura
comercial es un elemento de primer orden en la historia valenciana. Este auge
se enmarca en un contexto europeo favorable: la creciente demanda de la Europa
industrializada y también por la revolución de los transportes que se dio
durante la 2ª mitad del XIX.
Los cultivos que alcanzaron un mayor protagonismo fueron la
vida, el arroz y el naranjo en detrimento del trigo, cáñamo y las moreras. Las
hortalizas y el almendro también pasaron a un primer plano mientras que el
cultivo del olivo, el trigo y el algarrobo se desplazaron hacia las tierras más
pobres del interior. Este proceso fue acompañado de un mejoramiento en el
cultivo de regadío, ya que la Real Sociedad Económica de Valencia promociono
numerosos proyectos para ampliar el sistema del regadío. Otra innovación
importante fue la introducción de abonos nuevos, como el guaro (proveniente de
Perú). Este fue difundido por el campo valenciano por propietarios
emprendedores. Su introducción significo una notable mejoría para las tierras
de la huerta. Pero no fue hasta finales del XIX cuando se introdujeron los
abonos minerales, que produjeron un gran
avance en la producción, beneficiando sobretodo al sector naranjero.
La vid
Fue la base de un activo comercio de vinos y pasas desde el
XVIII. Llego a ser el cultivo valenciano mas extendido a fines del XVIII. Pero
la gran expansión se produjo a partir de 1854 debido a dos grandes plagas que
afectaron al viñedo europeo y de otras regiones españolas. La primera de ellas
se trato de una enfermedad vegetal conocida por “oidio” (oidium) que en los 40
y 50 destruyó grandes viñedos en Inglaterra, Francia y Cataluña. Esta plaga no
llego a afectar a la vid valenciana que entre los años 1852-62 cultivó más de
50 mil hectáreas en el País Valenciano sobretodo en la comarca de Requena y
Utiel que se incorporo a la región Valenciana en el 1851. La segunda epidemia
se produjo a finales de los 60 del XIX, debido a una terrible plaga de Filoxera
que dio un nuevo impulso a la viticultura valenciana que tampoco se vio
afectada. El ultimo tercio del XIX fue la época dorada de la viticultura, ya
que las áreas de cultivo se multiplicaron, llegando a ser la mitad de la
superficie cultivada en comarcas como: Requena-Utiel, Vall d’Albaida, Alto
Vinalopó, zona de Denia, y Valles de Sagunto. La exportación pasó de un millón
de hectolitros en 1869 a 5 en 1881.
El arroz
Este cultivo tuvo una expansión comercial peculiar, puesto
que se dedico fundamentalmente hacia el mercado interior. Sin embargo, fue el
producto que produjo cosechas más valiosas en el regadío. Se expandió
fundamentalmente en la provincia de Valencia, tanto en la zona de la Albufera
como en los marjales del litoral. Así como en otras zonas pantanosas como las
comarcas de La Costera y la Ribera Alta.
El Naranjo
Fue el cultivo con una mejor proyección para el futuro. La
plantación se había extendido hasta la Plana de Castellón desde 1840. Pero la
verdadera expansión no se produciría hasta mediados del XIX. José Polo importó
naranjas de China al tiempo que desplegó grandes zonas de naranjos (también
trajo el abono de guaro). La comercialización de naranjas en el País Valenciano
tenía precedentes desde finales del XVIII, cuando Cullera exportaba naranjas a
Francia, mediante la navegación de cabotaje. Pero cuando este cultivo comenzó a
expandirse de verdad fue cuando trataron con el comercio ingles, que hasta entonces
solo había tratado con los portugueses para la adquisición de las naranjas. Se
suelen considerar pioneros de estos primeros contactos con Inglaterra a J.
Aguirre, F. Saguiste y los hermanos Fourie, realizando el primer envió en 1850.
Pero el verdadero “boom” de la naranja y la vid se dio entre
finales del XIX y comienzos del XX. En 1880 las exportaciones de naranja
representaban el 80% de los cítricos españoles. La ciudad de Valencia fue la
más beneficiada de este aumento en las exportaciones de naranjas. A finales de
XIX el naranjo se convierte en monocultivo en: La Plana, La Ribera, Campo de
Sagunto, La Sabor, Las Costeras, a los que luego se añadiría la Huerta de
Valencia.
Podemos afirmar como conclusión que esta transformación de
la agricultura valenciana a mediados del XIX manifestó un claro signo de
modernización capitalista, que manifiesta una adaptación de la burguesía
valenciana tanto al mercado interior como exterior. Gran parte de esa burguesía
aerocomercial se dedicó también a otros negocios utilizando el capital obtenido
de la agricultura, como por ejemplo, en el desarrollo de los ferrocarriles amen
de actividades bancarias. De esta forma comenzó a surgir una nueva burguesía
financiera valenciana.
En 1835 José Campo (burgués financiero) fundó una sociedad
que realizaba todo tipo de actividades mercantiles. Esta se dedico a la
importación y exportación de productos
coloniales. En 1843, cuando comienza la Década Moderada, José Campo, se
convirtió en alcalde de Valencia. Su actuación fue de vital importancia para el
desarrollo de la actividad financiera y bancaria, y también para la
implantación del ferrocarril y el desarrollo urbano de la ciudad. Hasta 1842 el
País Valenciano no contó con entidades bancarias, momento en el que se creó la
Caja de Ahorros Valenciana (aunque esta finalmente fracasó). En 1846 Campo creó
la Sociedad Valenciana de Crédito y Fomento como instrumento financiero para la
realización de negocios como el ferrocarril. En 1846 se creo la Compañía
Alicantina de Fomento, por parte de los principales financieros de la provincia
de Alicante. Estos inversores estaban involucrados en negocios como el del
abastecimiento del agua potable.
Terratenientes y banqueros se unieron a mediados del XIX
para la creación del ferrocarril. Éste aparece en fechas tempranas en el País
Valenciano debido al apoyo de la burguesía de las provincias de Valencia y
Alicante. El primer proyecto fue el de la Línea del Mediterráneo que pretendía
unir a Madrid con Alicante (aunque este proyecto no llego a materializarse por
falta de capitales). En Valencia hubo un elemento muy favorable para la construcción
de este ferrocarril que se llamaba Real Sociedad Económica. Ésta también
impulso las obras de mejora del puerto de Valencia. En 1845 se dio una concesión
para la construcción de un ferrocarril entre Madrid y Valencia que tampoco se llevaría
a cabo por falta de capitales.
José Campo creó la Sociedad del Ferrocarril de Valencia a Játiva.
Ésta se construyo gracias a relevantes empresarios de Valencia como Luis Mayans
y M. Bertrán de Lis. Este primer tramo fue concebido como un ferrocarril para
la Huerta ya que se movía por las zonas de regadío en busca de arroz y
naranjos. En 1852 se inauguró un primer tramo y en 1854 se finalizó. Pero el
proyecto de Campo era más ambicioso porque lo que pretendía era controlar la línea
del Mediterráneo hasta Madrid. De ahí que contara en poco tiempo con una concesión
para construir una línea desde Játiva a Almansa. No obstante, el proyecto de José
Campo chocaba con los intereses de la burguesía alicantina que querían que
Alicante fuera la meta del ferrocarril de Madrid con el mar. El senador
alicantino, el marques de Río Florida obtuvo una concesión del gobierno para la
línea de Alicante-Almansa. Éste constituyó una sociedad de para llevar a cabo
el proyecto.
Esta confrontación de intereses termino por resolverse
mediante la aprobación por parte de las Cortes de ambos proyectos, al tiempo
que se llego a un acuerdo para que ambas compañías explotasen por separado el
tramo Almansa- La Encina (tramo en el que se unen ambas líneas). Por otra parte
la Ley de Ferrocarriles y de Sociedad de Crédito (fueron aprobadas durante el
Bienio Progresista) dieron grandes facilidades para que el capital extranjero
entrase en España. En 1856 el financiero y senador José de Salamanca llego a un acuerdo entre los sectores
financieros franceses. A partir de este acuerdo, la línea Madrid-Alicante pasó
a manos de una nueva sociedad, la MZA (Compañía Madrid-Zaragoza-Alicante), que concluiría
las obras de la línea Madrid-Alicante en 1858. De esta forma los burgueses de
la provincia de Alicante fueron conscientes de sus propias limitaciones ya que
tuvieron que ceder ante el gran capital de las grandes compañías extranjeras.
Pero a pesar de ello, fueron ellos los grandes beneficiarios de los ventajosos
efectos que supuso que Alicante se convirtiera en un punto de conexión desde
Madrid. Esto supuso un claro reforzamiento del comercio alicantino.
El ferrocarril, tuvo pues, una gran importancia en el
desarrollo de la economía valenciana, porque facilitó la exportación de
productos perecederos (naranja principalmente y otros productos agrícolas).
Características de
la tímida industrialización valenciana
La evolución de la industria valenciana en el XIX se define
por tres hechos fundamentales:
- Retraso general respecto a la Europa Occidental sobretodo en el proceso de mecanización e industrialización.
- Decadencia de la industria que parecía mas prometedora: la cedería
- Inicio de una pequeña industrialización dedicada al sector textil, cerámica, calzado y muebles a finales del XIX y principios del XX.
Este retraso general de la industria valenciana fue debido a
una debilidad de la banca valenciana autóctona. Esta existió pero no tuvo la
suficiente importancia ya que la mayoría de las inversiones se destinaron a la construcción
de la red ferroviaria. A mediados del XIX se produjo un intento por crear en la
ciudad de Valencia una industria pesada (fabricas de fundición y maquinaria
pesada) ya que se pensaba que el sector siderúrgico y metalúrgico tendría un
mayor auge con el paso del tiempo. Estas industrias ultimas no consiguieron
consolidarse porque el material extranjero (francés sobretodo) resultaba mas
barato ya que estaba libre de derechos arancelarios. Lo mismo le sucedió a
Alicante, que pese a su importancia comercial no llegó a constituirse en un
verdadero centro industrial. Un ejemplo de ello fue que la única empresa a destacar
de Alicante, Tabacelara contaba con 3000 mujeres. Alcoy si que fue uno de los
principales núcleos industriales del País Valenciano. Los dos sectores en los
que se baso la industria fueron el textil y el papelero. A mediados del XIX los
burgueses alcoyanos consiguieron transformar el antiguo trabajo artesanal por
uno realizado en un lugar centralizado: la fábrica.
Estos antiguos trabajadores artesanales se convirtieron en
obreros industriales y a partir de 1829-33 comenzaron a aparecer protestas
ludistas por la introducción de maquinas. En este momento se produjo la introducción
de telares mecánicos y sobretodo destaca, la llegada de la maquina de vapor,
procedente de Francia. El primer sector alcoyano fue el textil lanero,
especializado en los paños de lana de baja calidad. Su principal mercado era Andalucía.
Su verdadera expansión se produjo a fines del XIX con la plena
industrialización del sector. La segunda industria en Alcoy fue la papelera, especializándose
en papel de baja calidad (papel de fumar, de envolver). La industria papelera
tuvo una época floreciente hasta la década de los 80. Sin embargo a mediados
del XIX llegó a representar las ¾ de todo el papel valenciano.
Sector del calzado
Esta industria se desarrollo en las comarcas del Vinalopó en
el XVIII momento en el que se trabajo con el esparto que entró en decadencia.
Ya en el XIX se comenzó a trabajar con el cáñamo para la realización de las
alpargatas destacando dos focos: Elche y Elda. La base de esta industria
zapatera se dio gracias a una mano de obra abundante y a una comercialización
de los productos a través de vendedores ambulantes a comienzos del XIX tanto en
Murcia, como en Orihuela y Castilla La Mancha. Esta industria se vio como una
pequeña supervivencia para el pequeño campesinado ya que se encontraban
arruinados. Entorno a 1870 empezaron a crearse fabricas de calzado y se
introdujeron maquinas para cose y de cortar suelas. A partir de este año la
industria zapatera eldense comienza a introducirse en el mercado nacional, e
incluso llego a exportar productos a Cuba y Marruecos. Pero a mediados del XIX,
Elche centro la producción de calzado en el sector alpargatero. Ya en los 80
comenzaron a proliferar las fábricas de alpargatas cuyo producto se destino a
Argelia y América.
Otras pequeñas industrias valencianas que iniciaron en estos
momentos (industria cerámica y mueble) comenzaron a despegar de manera lenta.
La cerámica contaba con una larga tradición y su antecedente era la Real fábrica
de Cerámica que creo el Conde de Aranda en Alcora, cerca de Castellón de la
Plana. Desde 1850 a 1880 se duplico el número de fábricas de cerámica en el
País Valenciano. Se trataba de fábricas de pequeña y gran proporción. Las
principales industrias de cerámica del XIX se ubicaron en Manises, Agost, Onda
y Castellón. Desde 1900 la provincia de Castellón se convirtió en una de las
mayores provincias productoras de cerámica. En cuanto a la industria del
mueble, esta comenzó a desarrollarse a mediados del XIX pero básicamente se
centro en la zona de Valencia y su comarca.
Como conclusión podemos decir que la industrialización en el
País Valenciano fue tardía si se compara con otros núcleos industriales
españoles como el vasco y el catalán. La sociedad valenciana de mediados del
XIX siguió siendo fundamentalmente agraria aunque ya no se practicaba una
agricultura de subsistencia y ahora se realizo una agricultura destinada al
comercio lo que supuso suculentos beneficios a la burguesía
Tema 7
La consolidación del Estado Liberal: el sexenio Democrático y el sistema de la Restauración
Antecedentes
En 1856, un nuevo golpe de Estado acabó con el gobierno
progresista instalado en el poder desde 1854, pero ahora no se produjo una
vuelta atrás sino que surgió una nueva formación política que se califica de
centro dentro del liberalismo reinante (Unión Liberal). La formación política
se constituye a través de una fusión de liberales progresistas y moderados, más
transigentes denominados “puritanos”. El objetivo de la creación de este
partido era buscar un consenso mayor entre los partidos liberales. El general
O’ Donnell fue, dentro de este nuevo partido, la figura mas importante y
alcanzo un importante apoyo de la burguesía y el ejercito.
Entre 1858-63 los miembros de esta Unión Liberal accedieron
al poder e iniciaron una serie de reformas. Durante esos cinco años en el País
Valenciano se abrieron mas de 300 Km. de
vía férrea amen de una creciente actividad comerciante en el puerto de Alicante
al igual que obras de mejora en éste y en el puerto de Valencia. No obstante,
la Unión Liberal no tardó mucho tiempo en comportarse de una forma exclusivista
al igual que hizo el Partido Moderado años anteriores. Los progresistas
radicales y los demócratas permanecían todavía apartados del gobierno, es
decir, marginados políticamente.
Causas del apoyo valenciano. Revolución del 68 “La Gloriosa”
Entre 1863-68 se sucedieron una serie de acontecimientos que
provocaron el final del reinado de Isabel II. En primer lugar, el partido
moderado desbancó al partido liberal del poder y volvió a practicar su política
conservadora, ahora de forma mas dura. En segundo lugar, entre 1865-66 se
produjo la primera gran crisis del capitalismo español a causa de la quiebra de
las sociedades francesas e inglesas (estos países invertían mucho dinero en el
desarrollo económico de España sobretodo en la construcción de vías
ferroviarias). En el País Valenciano tuvo consecuencias muy negativas esta
crisis debido a que el crecimiento económico aquí se sustentaba en una
agricultura de exportación y en la construcción de la red ferroviaria, que
disminuyó. Muchos grupos financieros valencianos se vieron afectados
notablemente, siendo José Campo uno de los más afectados. Esta Sociedad de Crédito
Valenciano vio bruscamente recortada las subvenciones que recibía del ayuntamiento.
En 1868 esta Sociedad se vio obligada a parar las obras de mejora del puerto de
Valencia. A ello hay que añadir un nuevo brote de cólera en el 68 y una
inundación catastrófica en la ribera del Jucar arruinando la producción
arrocera, todo esto produjo una serie de malas cosechas (1867-68) provocada por
las epidemias, lo que origino hambrunas entre la población.
Estas malas cosechas provoco el alzamiento de los precios lo
que creó un descontento generalizado y un movimiento opositor hacia el partido
liberal moderado. En el País Valenciano los demócratas y progresistas junto con
los unionistas crearon una de las plataformas más importantes para conspirar
contra el gobierno moderado y destronar a Isabel II.
Acontecimientos de
la Revolución del 68
Finalmente en septiembre de 1868 fue cuando se produjo una
sublevación en Cádiz que se conoce como “La Gloriosa”. Cuando la noticia llego
a tierras valencianas se produjeron de forma inmediata reacciones a favor de
ella. Los revolucionarios valencianos se organizaron en ciudades formando
juntas revolucionarias, como en Alicante, Castellón y Valencia que fueron
gobernadas por liberales progresistas pero Alcoy fue dirigida por un
republicano llamado Agustín Albors. Hay que decir que en el proceso
revolucionario tuvieron un gran peso los republicanos al igual que en la
Milicia Nacional.
Esta mayoría republicana tuvo diversidades de opinión en
cuanto a la formación de un gobierno provisional en España debido a que hombres
como Serrano, Sagasti o Prim, que eran progresistas, pretendían desbancar a los
republicanos del poder. El gobierno pidió la disolución de las Juntas
Revolucionarias en octubre de 1868 para crear un gobierno dirigido por
progresistas pero al tiempo se declaraban monárquicos por lo que comenzaron las
gestiones para buscar un nuevo rey de España. Esto supuso un nuevo
enfrentamiento entre los políticos por consensuar un nuevo modelo de Estado. En
el caso del País Valenciano la respuesta fue bastante clara ya que la mayoría
de las grandes ciudades se declaraban republicanas. En las elecciones del 68
los candidatos republicanos se hicieron con las alcaldías de Castellón,
Valencia, Alicante y Alcoy. Mientras que en el Congreso los monárquicos eran mayoría
en las ciudades lo eran los republicanos. En diciembre del 68, Eleuterio
Maisonave fue elegido como alcalde de
Alicante en las primeras elecciones democráticas (sufragio universal)
municipales. Maisonave pertenecía a una familia burguesa amen de ser
periodista. Él se convirtió en el máximo responsable de los republicanos
unitarios (moderados, es decir, republicanos centralistas y partidarios del
orden).
Existía una contradicción entre el gobierno central,
progresista, y los poderes locales, republicanos. Estos republicanos comenzaron
a plantearse la implantación de un Estado no monárquico. Pi i Margall ya
propuso en el Bienio Progresista la idea de crear una federación española, en
su obra La Reacción y la Revolución (1855). Él consideraba que el sistema
federal era el más indicado para garantizar la libertad individual y evitar el
abuso de poder. Estas ideas federalistas tuvieron una gran acogida entre los
republicanos valencianos. En 1869, un
grupo de republicanos del País Valenciano, Islas Baleares, Cataluña y Aragón
firmaron el Pacto de Tortosa. Aquí se planteo como modelo de Estado la
federación y la Republica. Entre 1869-70 se produjeron sublevaciones de los
republicanos federalistas que no tuvieron éxito. En Alicante, Maisonave se negó
a utilizar la milicia en contra del gobierno.
En 1871 se nombró como rey a Amadeo I de Saboya, cuyo
reinado duro del 71 al 73. En la Constitución del 69, España se declaraba como
un reino, pero no tuvo rey hasta el 71, dirigiendo las riendas del país durante
este intervalo de tiempo el general Prim y Serrano. Como condición se exigía
que el rey fuera católico y tuviera una tradición política liberal. El reinado
de Amadeo I se caracterizo por una completa inestabilidad por la falta de apoyo
social. Esto unido al avance de los republicanos provoco que en febrero del 73 Amadeo
I se viera obligado a dejar el trono; de ese modo se proclamó la I Republica
Española. En el País Valenciano la proclamación de ésta fue recibida con gran
satisfacción. En abril del 73 las elecciones dieron la victoria a los
republicanos federales sobre los unitarios. Su objetivo fue el de establecer
una republica federal, dando amplia autonomía a las provincias y a los
municipios. Se trataba de un proceso de descentralización muy grande.
Estanislao Figueras fue el primer presidente de la Republica
y Pi i Margall desarrollo el cargo de Ministro de la Gobernación (Ministerio
del Interior). Pi i Margall consideraba que la transición a la republica
federal seria un proceso muy complejo y debía darse de forma lenta y
progresiva, es decir por etapas. Pero los federalistas radicales presionaron al
gobierno central para que aprobara de forma inmediata una constitución federal,
a lo que el gobierno no era partidario. Con ello se inicio la insurrección
cantonalista en Cartagena, Murcia y Valencia, en junio de 1873, nombrándose
cantones independientes. Este hecho hizo que dimitiera Pi i Margall, presidente
de la Republica en esos momentos, y lo relevara en el cargo Nicolás Salvedon. Mas
de 100 municipios apoyaron al cantón de Valencia, sobretodo los obreros. Martines
Campos reprimió el movimiento finalmente siendo el Cantón de Cartagena el que más
resistió (hasta enero de 1874).
En el verano del 73 se produjeron una serie de
acontecimientos en Alcoy lo que dio lugar a una huelga general en julio. Esta
huelga se convirtió en una sublevación de importante contenido social ya que se
enfrentaron por primera vez la burguesía y los obreros. Sin embargo, estos
obreros que eran anarquistas, se enfrentaron tanto a sus patrones como al
alcalde: Agustí Albors, republicano moderado. Estos acontecimientos terminaron
con el asesinato del alcalde. Estos sucesos tuvieron una trascendencia a nivel
nacional e incluso internacional. El mismo Engels criticó estos hechos por la
precipitación de la revolución en su obra Los Bakunistas en acción. El
movimiento cantonal fue incapaz de ofrecer una alternativa real de organización
federal. Si se extendió tanto el movimiento fue por la debilidad de las
autoridades que en esos momentos dirigían sus fuerzas para contener y acabar
con los nuevos ataques de los carlistas en el País vasco, norte del País
Valenciano, Cataluña y Navarra. Tras estos acontecimientos el gobierno central
tuvo que reprimir a su propia base social: republicanos radicales y obreros.
La burguesía estaba muy descontenta con la inestabilidad del
periodo y fue evolucionando hacia posiciones cada vez más conservadoras, ya que
deseaban terminar con el desorden imperante. Canovas del Castillo seria el gran
estratega de la conspiración que termino con la I Republica. Valencia seria uno
de sus grandes apoyos. El general Martines Campos dio en la ciudad de Sagunto
un golpe de Estado en diciembre del 74 que devolvía el poder del estado a la
casa Borbón. El nuevo monarca español seria Alfonso XII, hijo de Isabel
II.
La Restauración
Comienza en el año 1875 con la proclamación de Alfonso XII
como rey de España y finaliza en el 1923 con el golpe de Primo de Rivera. A
finales del 74 se empieza a gestar una conspiración contra la Republica. Los
sectores conservadores valencianos tuvieron una importante participación,
sobretodo los círculos cercanos a José Campo. El principal promotor seria
Antonio Canovas del Castillo que es el ideólogo del sistema de la Restauración.
El objetivo era consolidar una monarquía borbónica que tuviera algo más de
solidez que la anterior y sobretodo apoyo social. Canovas intentaría solucionar
el problema de Isabel II, su exclusivismo político. También quería evitar que
se produjeran más pronunciamientos militares. Para ello planteó un sistema en
el que hubiera dos partidos que se irían alternando en el poder, de forma que a
través de un acuerdo entre los partidos se estipulara un turno para cada uno de
ellos siempre con el visto bueno de la corona (turnismo). Estos dos partidos
serian el Partido Conservador (Canovas) y el Partido Liberal (Sagasta). Para
garantizar los turnos se aprobó una nueva Constitución en 1876: soberanía
compartida por el rey y las Cortes; y amplias atribuciones para la corona
(aplicar los turnos entre los partidos), fueron las características mas
significativas de esta constitución.
El mecanismo que hacia funcionar este sistema no era por
tanto democrático. Lo que imperaba era un régimen de carácter liberal-oligárquico.
En este “turnismo” el rey llamaba al líder de uno de los dos partidos y lo
nombraba jefe del gobierno y a partir de ese momento se debían convocar unas
elecciones que debían confirmar la decisión del rey. Por lo general el partido
que había sido elegido por el monarca solía acabar como vencedor en las
elecciones, las cuales siempre resultaban ser fraudulentas. Había varios
mecanismos para amañar las elecciones. Los ministros contaban con el apoyo de
los gobernadores civiles quienes pactaban con los personajes mas importantes de
su provincia para que éstos movilizaran a los electores (éstos eran los
llamados caciques). Estos caciques eran las personas más ricas de su zona por
norma general. En la mayoría de los casos los caciques compraban el voto a sus
clientes políticos a cambio de favores personales.
En otras ocasiones se llegaba a falsificar el censo
electoral con las llamadas “listas
embuchadas”. También destaca el “encasillado”, el gobierno confeccionaba desde
Madrid una lista de candidatos que gozaban del favor gubernamental. Normalmente
el ministro de gobernación enviaba un mensaje al gobernador civil indicando
quienes querían que salieran elegidos. Podemos decir que entre 1875-1923 existió
en España una ficción parlamentaria, ya que todo el sistema electoral estaba
manipulado desde el gobierno.
Por otro lado, podemos destacar a una serie de partidos políticos
no dinásticos:
- Republicanos: son la principal fuerza opositora. Estos tuvieron un amplio apoyo en la ciudad de Valencia.
- Carlistas: a los que se unieron en 1923 los eclesiásticos de la Liga Católica Valenciana.
- Nacionalistas: que tuvieron bastante fuerza e Cataluña. La Lliga regionalista de Catalunya llegó a obtener algún escaño en 1901. el nacionalismo en el País Valenciano tuvo escasa influencia.
- PSOE: fue creado en 1879 por Pablo Iglesias. Este partido no obtuvo ningún representante en el Parlamento hasta 1920.
En el País Valenciano existieron varios cacicatos bien
definidos como el de la provincia de Alicante, como por ejemplo: el conservador
A. Torres Orduña, que siempre salía elegido en la Marina; Ruiz Capdepón
(Liberal) era siempre el elegido en el Bajo Segura; Canalejas (conservador) en
Alcoy; el marques del Bosch (conservador) y Rafael Terol (Liberal) en Alicante
y el Vinalopó, respectivamente.
Conviene destacar la fuerza de partido republicano tradicional
en Alicante. La fuerza política mas votada hasta 1890 que coincide con la
muerte de Maisonave, quien gozaba de gran prestigio entre la burguesía
alicantina. Maisonave tenía un talante moderado que acabo identificándose con
la postura conservadora de E. Castelar. El prestigio de Maisonave era tal que
salio elegido como diputado hasta 1890, ya que no mantuvo una postura crítica
contra el sistema. Tras su muerte los republicanos perdieron toda la
representación política en las Cortes.
En Castellón, es donde mejor se puede observar el sistema
caciquil. Aquí solo había una única y cohesionada fuerza caciquil que dominaba
toda la provincia, políticamente hablando. Esta fuerza caciquil recibía el
nombre de Cossi (barreño para hacer la colada en valenciano). Este cossi,
estaba dirigido por la familia Fabra, familia burguesa que se había enriquecido
a través de ostentar cargos en la administración publica. Su fuerza se basaba
en la adaptación a las alternativas que se daban en el gobierno. Tan solo la
ciudad de Castellón escapaba del control caciquil de la familia Fabra. También
hubo una serie de caciques, en Valencia, que movilizaban a sus clientelas de
cara a las elecciones. Cabe destacar al marques de Montartol y al marques de
Casa-Ramos. También se puede citar a José Campo, quien en la ciudad de Valencia
movilizaba también a sus clientelas.
En Valencia los republicanos tuvieron un papel
insignificante en cuanto a la representación política, pero en la década de los
90 esto dio un giro de 90º, cuando un grupo de jóvenes radicales pasaron a
dirigir el movimiento republicano. De entre estos jóvenes cabe destacar a
Vicente Blasco Ibáñez que terminaría por liderar todo el movimiento republicano
en Valencia. Aparte de su faceta política también es conocido como escritor, y
entre sus obras destacamos: “La Matraca” y “Cañas y Barro”, en donde aborda de
forma critica las duras condiciones del campesinado valenciano; “Entre
naranjos”, aquí habla del sistema caciquil de la restauración en una comarca
valenciana; y en “arroz y tartera” habla del auge de la burguesía comercial
valenciana. Durante los primeros años de la restauración hubo sufragio
censitario hasta que en 1880 Sagasta introdujo el sufragio universal.
En 1894, Blasco Ibáñez fundó el periódico “El Pueblo” con el
objetivo de combatir la Restauración y defender las ideas republicanas. Con él nació
una de las formas políticas más peculiares de la valencia contemporánea, el
“blasquismo”. Este surgió de una escisión más radical del partido federal
republicano de Pi i Margall. Este nuevo partido adquirió las denominaciones de
Partido Republicano Federal, Unión republicana y Fusión republicana. Todos
ellos conformaron el blasquismo. Este seria un partido interclasista sin
embargo su mayor apoyo social procedía de las clases medias y bajas. El
blasquismo consiguió aglutinar a distintas clases sociales utilizando la
denominación de “pueblo”. Los rasgos más relevantes de este fenómeno son su
ideología republicana, democrática y profundamente anticlerical. Este anticlericalismo
hizo que surgiera la Liga Católica Valenciana, para hacer frente al movimiento
blasquista. El blasquismo pretendía convertirse en un partido de masas y para
ello contaba con un periódico donde exponer sus ideologías. El fin ultimo del
blasquismo era el de proclamar la II Republica, fomentar el desarrollo regional
de la provincia de Valencia y democratizar la vida publica. Hay que destacar
que la influencia del blasquismo quedo reducida a la ciudad de Valencia,
consiguiendo acceder al ayuntamiento en 1901 y 1911. Este movimiento contribuyó
a criticar al régimen de la restauración.
Tema 8
Inicios del Valencianismo político y el proyecto de la Mancomunidad Valenciana
El movimiento del catalanismo jugó un papel muy importante
en la modernización del sistema de restauración. Desde 1901 el catalanismo
contaba con un partido político sólido, la Lliga Regionalista Catalana,
impulsada por Cambó. Este partido, conservador, estaba sustentado por las
clases altas y medias de la burguesía catalana al igual que por los
terratenientes. Esta Lliga se intereso por la defensa de los intereses
catalanes y por las reivindicaciones de una autonomía para Cataluña dentro del
Estado Español. En 1906 se creó Solidaritat Catalana, movimiento que era una reagrupación
de fuerzas catalanas donde destacaba la Lliga. El objetivo de esta Solidaritat
era defender los intereses catalanes frente al centralismo político. En 1914,
consiguió el movimiento catalanista que el gobierno central aprobase la creación
de una Mancomunidad Catalana: organismo administrativo formado por la unión de
las 4 provincias catalanas. Así se quería contribuir al desarrollo de la lengua
en las 4 provincias al igual que en temas de obras publicas. Esta mancomunidad
de materializo gracias al impulso de Enric Prat de la Riba, no obstante su duración
fue breve ya que se prohibió en el 1925 durante la Dictadura de Primo de Rivera
a través de la Ley de Estatutos provinciales.
A comienzos del XX, comenzaron a surgir los primeros
movimientos (bastante tímidos) de valencianismo político, que tuvieron una
menor envergadura que el catalanismo, debido a la falta de apoyo social. En el
País Valenciano la mayor parte de la población se identificaba con el gobierno
central. A diferencia del desarrollo cultural de Cataluña (Renaixença), en
Valencia su efecto fue casi nulo. Podemos afirmar que el movimiento cultural y
literario no tuvo un peso especifico entre la sociedad valenciana. Sí tuvo una
mayor influencia una publicación llamada Lo Rat Penat, que se escribir en catalán
y en castellano. Uno de los principales impulsores de las Renaixença valenciana
fue Constante Llombart, fundador de Lo Rat Penat. Éste personaje pretendía
impulsar la Renaixença literaria desde una tendencia republicana. Pretendía impulsar
la creación de grupos políticos, pero al morir en 1895, todas sus ideas se
desvanecieron y su intento de dar a la Renaixença un sentido político.
A partir de ahora, esta Renaixença fue llevada a cabo por
Teodor Llorente, burgués conservador del Partido Liberal conservador, que era
partidario del centralismo político. Con él triunfó el sector más elitista de
la Renaixença. En 1902, un distinguido medico valenciano, Faustino Barberà i
Martì, pronunció una conferencia “Regionalismo y Valenticultura” en la fijaba
las bases para un regionalismo futuro y así poder crear partidos políticos para
esta causa. En 1904, surgió la primera formación política: Valencia Nova,
dirigida por Barberà. Así es como se iniciaba el valencianismo político. Estaba
compuesto por gente joven que pretendía continuar con la vertiente progresista
de Llombart. Propugnaba la movilización política para defender los intereses
valencianos y acabar con el caciquismo. No tuvo ninguna representación en las
Cortes y ayuntamientos debido al escaso apoyo social.
El nacionalismo valenciano no tuvo nada que ver con el
catalán, teniendo este ultimo un mayor apoyo social (burguesía) que el
valenciano. Llegaron a haber negociaciones para la creación de una Mancomunidad
Valenciana con la unión de las tres provincias, pero las autoridades de
Alicante pretendían crear una Mancomunidad de Levante (Alicante, Castellón,
Valencia, Murcia y Albacete), cosa que no agradó por lo que las negociaciones
terminarían fracasando.
.
Tema 11
GUERRA CIVIL Y FRANQUISMO
Febrero: 1936
Elecciones (II R
e p ú b l i c a) victoria de la coalición de Partidos de Izquierda y del centro
(Frente Popular). A partir de entonces la extrema derecha comenzó a organizar
una conspiración para acabar con la Republica. Para ello intentaron movilizar a
los principales núcleos del Ejército. Finalmente, el 17 de julio de 1936 se
produjo un alzamiento militar en Marruecos, dirigido por Franco. La
insurrección se propagó al día siguiente por toda la Península. El País
Valenciano iba a ser uno de los puntos clave del alzamiento, pero los altos
cargos militares dudaron a la hora de la verdad, ya que no se veían lo
suficientemente respaldados para que el golpe de Estado pudiese triunfar. Ello
fue debido, sobre todo, a que los republicanos valencianos reaccionaron pronto
y formaron milicias antifascistas, consiguiendo, finalmente, que la rebelión no
alcanzase al País Valenciano.
De
hecho, el País Valenciano sería una de las últimas zonas en caer en manos de
Franco: hasta marzo de 1938 no logró ocupar la zona de Castellón; Valencia y
Alicante serían las últimas ciudades asediadas (marzo 1939), de ahí la fama que
el País Valenciano tiene de zona roja y republicana. Debido a la ocupación de
Madrid por las tropas de Franco, el Gobierno de la República se trasladó a la
ciudad de Valencia (nov. 1936-oct. 1937). El P. Valenciano se convirtió, pues,
en uno de los principales núcleos republicanos y multitud de republicanos de
otras zonas de España se refugiaron en las ciudades valencianas. Por ello, el
territorio valenciano sufrió numerosos bombardeos aéreos y marítimos que
causaron grandes destrozos materiales y que ocasionaron un gran número de
víctimas mortales.
En
febrero de 1939 el Gobierno republicano se trasladó a Alicante, al municipio de
Elda. Concretamente, el Gobierno se instaló de forma subrepticia en una finca
llamada El Poblet, ubicada en las cercanías del municipio. A esta última sede
del Gobierno de la República se la conocía tácticamente como Posición Yuste. A
finales de marzo de 1939 fueron finalmente tomadas las ciudades de Valencia y
Alicante. Alicante fue la última ciudad de España en ser ocupada por las tropas
nacionales (30 marzo 1939). Por eso, en el puerto de Alicante se organizó la
evacuación de miles de republicanos que intentaban huir en barcos de la
represión a la que serían sometidos por los vencedores de la contienda. Pero
tan sólo pudieron escapar unos 3.500 republicanos, ya que fueron sorprendidos
por las tropas italianas enviadas por Mussolini.
Terminada
la guerra, comenzaba el tiempo de la represión de la dictadura.. Cataluña y el
País Valenciano fueron considerados por los franquistas territorios hostiles y
enemigos, debido a la gran resistencia que ofrecieron durante la guerra civil.
Entre 1939 y 1945 unos 70.000 ciudadanos catalanes y valencianos fueron
sometidos a consejos de guerra y cerca de 10.000 fueron fusilados. Por toda
España se improvisaron cárceles y se construyeron campos de concentración para
albergar al gran número de prisioneros del bando republicano. En Alicante: los
dos castillos, la plaza de toros, el hospital provincial, los cines, el campo
de concentración de Los Almendros (Camp dels Ametlers). En Albatera se
construyó un campo de concentración que en 1939 albergó a unos 7.000
prisioneros. Con la dictadura franquista se suprimieron las instituciones
democráticas y autonómicas. Franco prohibió y persiguió los partidos políticos,
las organizaciones sindicales y la lengua y cultura catalanas (vasca y
gallega).
La
lengua de los valencianos, sin embargo, no fue prohibida por el régimen
franquista, aunque su uso fue controlado y relegado a manifestaciones
folclóricas y a la vida privada. ¿Cómo se explica que el régimen franquista
atacase tan duramente la lengua y cultura catalana y, sin embargo, fuese un
tanto permisivo con los valencianos? La respuesta es sencilla: como vimos a
partir del tema de la Restauración, el valencianismo político era débil e
inofensivo, ya que carecía de una base social sólida y, por ello, el régimen no
veía en éste un peligro para la unidad nacional. En Cataluña, sin embargo,
ocurría lo contrario: el catalanismo cultural y político gozaba de un sólido
apoyo de grupos republicanos de izquierdas y ello conllevaba un riesgo para la
unidad de España. Por este motivo, Franco reprimió duramente toda manifestación
catalanista.
En
el ámbito económico, la política autárquica de los años 40 y 50 produjo un
enorme perjuicio para la economía del País Valenciano. Ello fue debido a que la
política autárquica perseguía una industrialización acelerada sin dependencia
del exterior, es decir, reduciendo las importaciones a la mínima expresión. Por
este motivo, el régimen dictatorial favoreció a una serie de industrias que
calificó de interés nacional: la industria pesada y de fines bélicos. Y el País
Valenciano (como ya vimos en clase en el tema dedicado a la economía
valenciana) carecía de este tipo de industria. La economía valenciana se
basaba, principalmente, en la agricultura de exportación y en la industria de
bienes destinados al consumo final, como el calzado, el textil, etc.
A
finales de los años 50, cuando el régimen comenzó una relativa liberalización
mediante la aprobación de los Planes de Estabilización, la economía valenciana
pudo empezar un proceso de recuperación, llegando, incluso, a crecer a un ritmo
superior a la media del resto de regiones españolas.
Tema
12
TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA.
Tras la
muerte de Franco (20 nov. 1975), en 1978 se constituyó el llamado Consell del
País Valencià, órgano que tenía por objeto conseguir un autogobierno valenciano
democrático, dar al País Valenciano un Estatuto de Autonomía y recuperar la
lengua valenciana.
La
Constitución española de 1978 organiza territorialmente el Estado en
municipios, provincias y comunidades autónomas. La Constitución reconoce y garantiza el derecho
a la autonomía de las nacionalidades y las regiones que integran la Nación
española (patria común e indivisible de todos los españoles).
Finalmente,
y tras varios años de elaboración y debate, el Estatuto de Autonomía de los
valencianos sería aprobado por las Cortes Generales en julio de 1982. En el
debate se barajaron tres posibilidades para la denominación: Reino de Valencia,
País Valenciano o Comunidad Valenciana (esta última fue la que acabó
imponiéndose).
En el Estatuto al conjunto de las instituciones de
autogobierno de la Comunidad se le denomina Generalitat Valenciana. Forman
parte de la Generalitat el Gobierno valenciano (Consell), el Presidente, las
Cortes valencianas y el resto de instituciones valencianas. En las primeras
elecciones autonómicas, que se celebraron en 1983, el PSPV-PSOE obtuvo una
mayoría en las tres provincias valencianas, siendo elegido como presidente de
la Generalitat el socialista Joan Lerma.
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