sábado, 16 de febrero de 2013

Historia contemporánea del País Valenciano



Introducción. Territorio, población e instituciones del Antiguo Régimen


La organización del Reino de Valencia en el XVIII

El reino de Valencia, cuyo siglo de Oro se sitúa tradicionalmente en el XV, vivió las dos centurias siguientes una evolución tormentosa que le llevo a niveles muy bajos en los ordenes demográfico y económico. Uno de los factores claves para este desmoronamiento fue la expulsión de los moriscos, lo cual motivó una grave depresión en el campo, en la artesanía y en la vida financiera. La nobleza señorial compensó las perdidas de sus vasallos moriscos con un reforzamiento de su poderío y de la explotación de sus tierras. A finales del XVII se experimento un leve crecimiento económico pero los problemas de una estructura social rígida seguían en pie, y se intensificaron cuando se inicio la Guerra de Sucesión Española a principios del XVIII.

La causa de Felipe de Borbón se vio especialmente apoyada por los estamentos mas elevados, mientras que los comerciantes, bajo clero, artesanos, ciudadanos de profesiones liberales y una mayoría de campesinos arrendatarios que deseaban librarse de las exacciones señoriales se inclinaron por el archiduque Carlos. La derrota del bando austracista significo una nueva consolidación del poder señorial, que no se vio afectado por el hecho de que Felipe V suprimiese, tras la victoria de sus ejércitos en Almansa, los Fueros del Reino de Valencia. Con ello se abría una nueva época para la historia institucional y política valenciana.

Ahora se introdujo una nueva organización administrativa en la que el Reino de Valencia pasó a denominarse Provincia-Reino de Valencia. Quedo además dividido en trece gobernaciones. En las ciudades que encabezaban las gobernaciones fueron nombrados Corregidores, con facultades judiciales y militares, y en las demás los alcaldes dirigían municipios organizados sobre el modelo castellano, y constituidos por regidores designados y pertenecientes, por lo general, a la baja nobleza. Se reorganizo igualmente el sistema hacendístico y fiscal a cuya cabeza figuro un nuevo funcionario, el Intendente, introduciéndose un tributo de carácter general y otros diversos de tipo castellano. 

La expansión demográfica y económica

El Reino de Valencia experimento en el XVIII, sobretodo en la segunda mitad de éste, una notable expansión en su población y en su desarrollo económico, tanto agrícola como industrial. El crecimiento geográfico fue extraordinario ya que se llego a doblar la población desde 1713 hasta 1787, fecha en que alcanzaría unas 800 mil personas. Al entrar al siglo XIX se aproximaría al millón de habitantes, con un ritmo de crecimiento superior al de la media nacional, y como consecuencia probablemente de una corriente inmigratoria. Ello produjo una gran concentración de gentes en las comarcas litorales y centrales de la Huerta de Valencia, el Camp de Túria, la Hoya de Buñol y la Costera, y también en las meridionales de l’Alacantí. Por el contrario, permanecieron muy despobladas las zonas montañosas y pobres del interior, con cultivos ceramistas de niveles y rendimientos bajos.

La expansión agrícola se dio en las zonas de regadío, en otras ganadas para el regadío y en el secano sobre el que se difunde, con nuevas roturaciones, el olivo, el algarrobo y la vid. Una de las innovaciones en el terreno agrícola fueron las nuevas alternativas para multiplicar el regadío. Se abrieron pozos, canales y acequias para ampliar lo ya realizado en la Edad Media amen de emprenderse numerosas obras de desecación de marismas y marjales con el fin de plantar arroz. A la difusión de este producto se agregó la de otros muchos: legumbres, hortalizas y frutas; alfalfa para el ganado; cultivos para la industria textil (lino y cáñamo).

El proceso expansivo se manifestó igualmente en el ámbito comercial e industrial, pero con las limitaciones que imponía la situación general de estos sectores económicos. El comercio tenia que soportar las consecuencias de las malas comunicaciones terrestres, que apenas habían variado las obras realizadas por Carlos III y Carlos IV. El comercio realmente significativo fue el marítimo, centrado en los puertos de Alicante y Valencia. El primero unía a sus excelentes condiciones naturales el hecho de ser el único que se beneficio en 1778 de la pragmática que permitía el comercio con América. En cambio la ciudad de Valencia no recibió la autorización para ello hasta 1791. Aunque el tráfico con América no destaco por sus beneficios, el puerto de Alicante destaco por una doble función: la redistribución de productos que llegaban desde distintos países europeos al interior de la península, por una parte, y la recepción del trigo y otros cereales para abastecer a la propia ciudad de Alicante, por otra.

En cuanto a Valencia, las pésimas condiciones de su puerto no impidieron que alcanzase una actividad mercantil semejante, centrada en la importación de tejidos y de diversos productos alimenticios y manufacturados. Igualmente hay que destacar la exportación de productos derivados de la agricultura, predominando entre ellos el aguardiente y la lana en bruto. Pero sobretodo se exportaba arroz y vino, a otras regiones españolas. Otro aspecto importante a destacar fue el mercado textil cuyo producto mas valorado fue la sea en bruto y elaborada, que exportaban a Andalucía y Castilla, aunque era en Cádiz donde mayor éxito tenia este producto ya que se reexportaba a América. En este comercio se debe ver uno de los fundamentos del auge de la industria sedera, la mas celebre e importante de la valencia del Antiguo régimen. Su apogeo estuvo en el periodo comprendido entre 1750 y 1790. La organización gremial de esta industria era muy rígida, ejerciendo los maestros del Arte mayor de la Seda una rigurosa vigilancia sobre la calidad de los productos pero los adelantos técnicos fueron excepcionales y de ahí que esta manifactura no llegase a alcanzar el nivel de modernidad propio de la Revolución Industrial.

El resto de la industria valenciana ofrecía un cuadro general de artesanía tradicional, con la notable excepción de Alcoy, que presentaba desde mediados de siglo un proceso de modernización en sus talleres de paños de lana. En este caso, las limitaciones para el desarrollo agrícola dieron lugar a una mano de obra campesina, barata y abundante, para el cardado e hilado que preparaban el tejido y las demás labores realizadas en los talleres de la ciudad.

El régimen señorial y la tensión social

El régimen señorial tenia una extensión y fuerza considerables en el Reino de Valencia del XVIII, cosa que se acentuó tras la expulsión de los moriscos ya que impusieron las nuevas “cartas pueblas” a los colonos cristianos que sustituyeron a dichos moriscos. Hay que destacar que fue muy superior la extensión del señorío secular y eclesiástico, que abarcaba más del 76% de todas las poblaciones del Reino.

El poderío y la riqueza del señorío tenían dos fundamentos y formas principales. En primer lugar estaba la jurisdicción de tipo feudal que permitía controlar el gobierno y la administración de villas y lugares. A ello se agregaban las regalías o monopolios que los señores disfrutaban respecto de sus vasallos y los importantes ingresos proporcionados por los tributos llamados “tercios diezmos”. En segundo lugar, el régimen señorial podía basarse en el dominio territorial o solariego, que iba más allá del derecho de propiedad, pues implicaba la posibilidad de imponer tributos o prestaciones personales a los vasallos. Lo que define la estructura y el desarrollo de los regimenes señorial y agrario valencianos del XVIII es la variedad de situaciones dentro de estas condiciones generales. En unos señoríos se hacían prestaciones de frutos, y en otros no; en unos casos se cobraban diezmos.

La formación de una clase media campesina crecientemente rica es decisiva para la evolución social y política, y su origen se halla en la expansión agrícola de la cual fue la principal beneficiaria. Muchos ricos hacendados se beneficiaron ampliamente del alza de los precios y de las rentas, extendieron sus cultivos, introdujeron nuevas producciones y las comercializaron. Ese grupo social se fundía con la incipiente burguesía de pueblos y villas hasta formar un poder local que se mostró como el mayor enemigo de la aristocracia señorial, a la que terminarían al fin por anular. Es destacable la pugna que se inicio en la segunda mitad del XVIII y primera del XIX entre nobleza señorial y la nueva clase media de pueblos y ciudades que terminaría con los privilegios de aquélla. La crisis del régimen señorial significó la crisis del Antiguo Régimen en España, pero así como en otras regiones los señores pudieron convertir su poder feudal en gran propiedad latifundista. En el Reino de Valencia la evolución fue distinta ya que aquí las clases media ligadas con la burguesía controlaron gran parte de las tierras. La propiedad plena de la tierra y la aportación de capitales urbanos permitió la introducción de formas económicas que han sido calificadas ya como capitalistas, al tiempo que se iban dibujando grupos sociales bien delimitados por su riqueza.

Una vez iniciado el siglo XIX se acentuaron las tensiones sociales como consecuencia de la gran crisis bélica y económica (guerra contra la Francia Revolucionaria e Inglaterra), extendiéndose a las clases populares, que se manifiestan en revueltas y motines. La agitación popular empezó en la ciudad de Valencia en 1793, año en el que tuvo lugar el inicio de la guerra con Francia, lo que provoco un malestar generalizado contra los productos y comerciantes franceses. El gobierno español, entonces en manos de Manuel Godoy, favorito de Carlos IV, se inquieto por los disturbios del Reino de Valencia, pero fueron las autoridades de este las que tuvieron que acabar con ellos por sus propios medios. Un nuevo Capitán General procedió a una dura represión. A pesar de la paz con Inglaterra en 1802, la brevedad con la que se inicio otra (1804) agudizó los problemas de pobreza, paro y epidemias. De ahí que el malestar social siguiera vivo y que sobre él se apoyase en gran medida el levantamiento contra la invasión francesa en 1808.   

La sociedad

La sociedad valenciana del XVIII está compuesta por grupos de contornos no siempre bien definidos precisamente porque se trata de una época de clara transformación. De la sociedad estamental del Antiguo Régimen se está pasando a la sociedad de clases contemporánea. De la primera se conserva aun una distribución tradicional entre nobles y plebeyos, a cuya cabeza están los “ciudadans”, que en algunos casos tienen los mismos privilegios de la baja nobleza y pueden ocupar los cargos de regidores o jurats municipals. Pero la realidad era que por debajo de la aristocracia o nobleza titulada había un patriciado urbano en el que se agrupaban nobles sin jurisdicción y ciudadans enriquecidos que constituían los grupos que dominaban la vida municipal de villas y ciudades.

Dentro de éstas no se pueden calificar como miembros de una burguesía propiamente dicha a aquellas gentes de origen plebeyo en plena ascensión social cuyas actividades se integraban en el marco del Antiguo Régimen, como sucedía con los maestros e industriales de la vieja organización gremial o los administradores de derechos señoriales y los arrendatarios de contribuciones. La verdadera burguesía viene representada por la clase mercantil básicamente asentada en las ciudades de Valencia y Alicante. Hay que destacar también que a mediados de siglo la importancia de la industria y el comercio de la sederia dio lugar a una incipiente burguesía autóctona. Lo que caracterizó a esta primera burguesía fueron sus posiciones más bien conservadoras en el terreno económico y en lo social, con la defensa de los valores de la sociedad estamental del Antiguo Régimen.
Por debajo de estos grupos burgueses la subsistente organización gremial abarcaba un reducido número de maestros de oficios en buena posición y una masa de operarios y artesanos en diversos niveles de pobreza y subocupación. Eran estos trabajadores los que soportaban las consecuencias del retraso de los salarios respecto a los precios, en tanto que el patriciado urbano, tan ligado a la propiedad y la explotación de los campos, se beneficiaba del alza. Un hecho que agravó la situación de estas clases sociales fue la crisis económica de finales siglo, afectando especialmente a la industria sedera de Valencia. El extraordinario crecimiento de la mendicidad desde 1793 llevó a la fundación, en 1801 y por iniciativa de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, de una Junta de Beneficencia que intento dar trabajo a los “velluters” en paro en obras públicas. Pero el problema del paro, la mendicidad y la delincuencia se arrastrarían a lo largo de la primera mitad del Ochocientos. 

































Crisis del Antiguo Régimen y “Guerra del Francés”


La guerra y los comienzos de la revolución liberal (1808-1814)

El levantamiento espontáneo del pueblo valenciano contra la política napoleónica se produjo el 23 de mayo de 1808, al recibirse las noticias de la abdicaciones de Bayona, en la “plaça de les Panses”, lugar donde se vendía y leía la Gaceta de Madrid. El motín surgió de la masa popular, y quedo simbolizado por la tradición en la figura del “palleter”, Vicente Doménech, que encabezaría a los amotinados. Sin embargo, ya antes había surgido en el seno de la burguesía un movimiento conspiratorio que tiene aspecto de un primer gesto político contra el Antiguo Régimen, protagonizado por los hermanos Bertrán de Lis. Éstos llegaron a reclutar a centenares de individuos armados de la huerta, fenómeno éste que se repite a lo largo de la revolución liberal y que atestigua la estrecha unión de los problemas e intereses de los grupos sociales del campo y la ciudad, así como la utilización del malestar rural por la burguesía ciudadana.

Ante este alzamiento, las autoridades mostraron desde el principio temor y reserva. El Capitán General, que era el aristócrata andaluz conde de la Conquista, procuro aplacar con promesas a la muchedumbre, pero ésta encontró un dirigente espontáneo en el franciscano Juan Rico, y puso sus esperanzas en el conde de Cervelló. Animado por las palabras de áquel, el gentío se presento ante la Audiencia, donde se reunía el Real Acuerdo, y el Capitán General terminó por ordenar un reclutamiento popular, en un intento por ganar tiempo y recibir ayuda desde Madrid. Pero la conjura de los Beltrán de Lis, siguió adelante, persiguiendo la formación de una junta y la dominación de la Ciudadela. Ocupada ésta por la masa popular, se constituyo una Junta Suprema que incluía a las mismas autoridades y a los representantes de los distintos grupos sociales. Los sucesos de la ciudad de Valencia repercutieron en otras ciudades y villas del Regne. Se formaron juntas de gobierno locales y dependientes de la valenciana en alicante y Castellón, además de en Elche, Novelda, Aspe, Xativa y Morella.

En la ciudad de Valencia el intento moderador que era la formación de la Junta Suprema se vio rebasado por una radicalización nacida del malestar social. A esto se unió una serie de acciones salvajes contra los franceses residentes en estas ciudades. La etapa de terror proporciono la ocasión a las antiguas autoridades para recobrar posiciones. El Conde de la Conquista nombró un tribunal de Seguridad Pública que actuó implacablemente.

Los inicios del Liberalismo y la invasión francesa

Frente a esta reacción ocasional, la amplitud del alzamiento nacional contra los franceses aseguraba que se había inaugurado el periodo propicio para que aflorase la revolución liberal. La Junta Suprema de valencia fue una de las primeras en promover la formación de una Junta Central nacional. En junio el ejercito francés del mariscal Moncey entro en el Reino de Valencia y llegó hasta la capital, que fue bombardeada; frente a la indecisión de las autoridades, solo la tenacidad popular obligo a los franceses a retirarse. La Junta decidió fortificar la ciudad, pensándose en construir unas milicias de “vecinos honrados” procedentes de la pequeña burguesía. Lo cierto es que la ideología liberal se iba difundiendo y la misma Junta afirmaba su independencia y soberanía como resultado del levantamiento popular.

Es con este ambiente como se pudo contrarrestar en 1809 la reacción de las autoridades del Antiguo Régimen, a través de una complicada serie de maniobras y peripecias políticas. El proceso político siguió su curso, creándose una especie de Asamblea o Congreso Provincial que chocó pronto con el nuevo Capitán General, Luis de Bassecourt. Destituido éste, Valencia tuvo que enfrentarse con la definitiva ofensiva francesa. Fue ésta la que emprendió Suchet en septiembre de 1811, y que produjo, después de la batalla campal de Puzol, la rendición del castillo de Sagunto. Llegados los franceses ante la capital, completaron su asedio a fines de año para que en el 12 de enero la ciudad se rindiera. En los tiempos siguientes los franceses ocuparían prácticamente todo el país valenciano con la excepción de Alicante.

No puede decirse, sin embargo, que la revolución liberal valenciana se extinguiera por completo, pues la prolongaron en Cádiz los políticos que allí acudieron con motivo de las Cortes. Allí los políticos valencianos realizaron intervenciones en las que quedo patente sus ideas liberales y su pensamiento contrario hacia las instituciones y el pensamiento del Antiguo Régimen.

La ocupación francesa y la guerrilla
Durante el año y medio que casi todo el Reino de Valencia quedó bajo la dominación francesa, fue gobernado por el mariscal Luis Gabriel Suchet de un modo que ha sido calificado de “paternalista y conciliador”, pero con el que se persiguió el servir con toda firmeza la política napoleónica. Es cierto que hubo pocas represalias tras la ocupación de la capital y que las relaciones entre Suchet y los estamentos dirigentes fueron buenas. También la nobleza mostró una actitud favorable hacia los invasores, a cambio de los cual conservo todos sus privilegios. Suchet impuso una contribución de 200 millones de reales que debían pagar todos los habitantes del Regne en razón de las rentas de cada uno. Esto provoco que la nobleza intensificara sus exigencias a los campesinos. Aparte de esto, el mariscal francés creó una administración eficiente.

Pero mas allá de la capital, la resistencia al invasor prosiguió en diversos puntos, por impulsos patrióticos generales y también porque no podía ser efectiva entre el pueblo una política basada en el mantenimiento de los privilegios nobiliarios. La Junta Superior del Reino que tras el avance francés se situó en Albaida se ubico finalmente en Alicante y allí dejo paso a una Comisión de Gobierno del Reino de Valencia de la que formaban parte liberales destacados como Canga Argüelles. Alicante pasó a ser, así, cabeza del Reino de valencia, que los legisladores de Cádiz convirtieron efímeramente en una provincia de la nueva división administrativa que establecieron, y en ella se instalaron las nuevas instituciones del régimen constitucional (Diputación Provincial y Ayuntamiento).

Los nuevos organismos procuraron continuar la guerra, cuya dirección se vio siempre afectada por las disputas entre los mismos  y por la sucesión de los mandos militares. El Capitán José O’Donell fue derrotado en Castilla, y al año siguiente la intervención de fuerzas británicas obligó a Suchet a fortificarse en la línea del Jucar. Solo la evolución general de la guerra en el resto de España y la victoria española en Vitoria, decidió a los franceses a retirarse ordenadamente del país valenciano.

La liberación de todo el territorio significo, al ponerse en vigor el decreto de las Cortes de Cádiz del 6 de agosto de 1811 por el que se abolía el régimen feudal, una automática renovación de la tensión entre la nobleza terrateniente y los pueblos. Se debe tener presente que ese decreto abolía los señoríos jurisdiccionales pero no los territoriales, debiendo convertirse estos últimos en propiedad plena de los señores. Ahora bien, no se tuvo en cuenta que esa distinción era muy difícil de hacer en los señoríos valencianos. La consecuencia de todo ello fue que surgieron largos y complicados pleitos y que los derechos señoriales dejaron de ser pagados, pro muchos pueblos que interpretaron el decreto a su modo, como supresión de todo señorío sin más. Lógicamente, los sectores rurales más interesados, que eran los labradores y enfiteutas, a ricos e influyentes en los pueblos, se adhirieron desde entonces al liberalismo.

Más difícil es saber la actitud hacia el nuevo régimen liberal de los distintos grupos urbanos. En la liberada ciudad de Valencia, las primeras elecciones municipales excluyeron del ayuntamiento a la nobleza e incluyeron a distinguidos liberales. Pero la posición de la clase media de comerciantes e industriales no quedo del todo muy clara. En cuanto a la Iglesia esta no mostró un gran entusiasmo por estas ideas liberales ya que la desamortización había suscitado una reacción en conjunto del clero, lo que era de gran importancia dada su influencia sobre las capas inferiores de la población. Si a ello agregamos la inclinación al absolutismo de la mayoría de los militares profesionales, parece explicable la rapidez con que creció la oposición al régimen constitucional y la facilidad con la que se hundió. En el año 1814 se tejió la conspiración que debía dar sus frutos cuando Fernando VII llegase a Valencia, preparándola los consejeros regios junto con el marques de Dos Aguas y el propio Capitán General Francisco Javier de Elio. El día 16 de abril entró el rey en la ciudad siendo recibido con ciego entusiasmo por la multitud, y al día siguiente le ofrecía públicamente Elio la total adhesión del ejercito para reponerlo en su plenitud de derechos.


Tema 2

Crisis del Antiguo Régimen y “Guerra del Francés”


Cuando los historiadores hablan de crisis del Antiguo Régimen, se refieren a un largo periodo en el que las estructuras feudales son substituidas por un modelo económico capitalista. Podemos situar este cambio entre el último tercio del XVIII y el primero del XIX. Sucesos como la intervención francesa dieron un gran impulso a este proceso, el cual lo habían iniciado los ilustrados desde el poder. Pero además de la intervención napoleónica también existían cuestiones internas que manifestaban la necesidad de un cambio.

Los antecedentes del s. XVIII valenciano

El XVIII valenciano fue una etapa histórica de crecimiento en todos los aspectos:
  • Demografía: destaco el aumento en las costas y en las ciudades importantes. De 420 mil habitantes se paso tras la Guerra de Sucesión a 780 mil, después del censo de Floridablanca.
  • Agricultura: experimentó un desarrollo extraordinario tanto intensivo como extensivo, coexistiendo una agricultura de subsistencia con una apicultura comercial, cada vez mas orientada hacia el mercado (agricultura precapitalista). Se introdujeron pequeñas mejoras químicas y tecnológicas que aumentaron la productividad. También se emprendieron numerosas obras de desecación de marismas y marjales con el fin de plantar arroz, convirtiéndose en el 50% de los cultivos exportados. También destacó el cultivo del algarrobo, el almendro y el olivo, la igual que la vid y la morera. El cultivo de la naranja aun no estaba tan generalizado como lo conocemos hoy. Muchos de estos cultivos surgieron con la finalidad de exportarlos fuera.

Podemos concluir que el desarrollo de la agricultura comercial, y el aumento del comercio y el capital son dos fenómenos relacionados que caracterizan a la economía valenciana de la segunda mitad del XVIII. Este modelo se vio, además, beneficiado por la coyuntura internacional resultado de que en 1778 se produjera la liberalización del comercio con las colonias americanas (Carlos II aprobó el Reglamento y aranceles para el comercio libre con las Ameritas). En 1765 ya se le había permitido a Alicante comerciar con América. Este comercio con las colonias contribuyo al desarrollo de algunas industrias como la de la seda.

  • Desarrollo de la manufactura: también experimenta un importante crecimiento en el XVIII. Se trata de manufacturas realizadas por campesinos, como la lana, cáñamo, lino, cerámica, esparto, papel y seda. Las manufacturas mas importantes son las textiles. En Valencia destaco la industria sedera que fue la actividad más importante de la ciudad, gracias al desarrollo de la morera en la segunda mitad del XVIII. Poblaciones del interior como Alcoy, Morella, Bocairente, Omteniente, destacaron por su industria lanera orientada al comercio exterior sobretodo.

Alcoy exportaba a América a través de Alicante, al tiempo que iba introduciéndose en el mercado regional y nacional. Estos empresarios mostraban un espíritu más emprendedor que los sederos de Valencia. Según el profesor Romero, los talleres de lana se modernizaron en el XVIII, y el dinamismo productivo de estos hizo que los gremios se hicieran más tolerantes y flexibles, por lo que dejaron de fijar un límite para la producción. De esta forma acabaron por adecuarse a la demanda del mercado, pero en ningún momento se plantearon adoptar el sistema fabril en el XVIII. Estas transformaciones económicas fueron acompañadas de transformaciones en la estructura social.

A lo largo del XVIII la burguesía mercantil valenciana comenzó un proceso de compra y acumulación de tierras, con el objetivo de realizar una agricultura orientada al mercado. Esta burguesía inició un proceso de diversificación de sus actividades como la agricultura, la industria, etc. Pero esta clase burguesa se encuentra con un grave problema estructural, el régimen señorial que frenaba sus aspiraciones. Éste se distribuía en: tierras de realengo; y señoríos, la mayor parte de ellos laicos.

El régimen señorial valenciano se caracterizaba por su gran extensión en el XIX, abarcando el 77% de todas las poblaciones del Reino. No obstante el realengo pertenecía a 6 de los 9 núcleos urbanos que en esta época tenían la categoría de ciudades: Peñíscala, Valencia, Játiva, Alicante, Jijona y Orihuela; y tres señoriales: Gandia, Denia y Segorbe. Los señoríos laicos superaban en mucho a los eclesiásticos. Muchas casas de la nobleza castellana habían llegado a dominar en dominios y riqueza a la aristocracia valenciana. El poderío y la riqueza del régimen señorial tenía dos fundamentos: la jurisdicción y el dominio territorial:
  • Jurisdicción: el señor tiene ciertas dificultades de gobierno y justicia cedidas por el monarca. El señor posee el monopolio de casi todos los elementos que se hallan dentro de sus territorios de jurisdicción (molinos, prados, etc.)
  • El dominio territorial: éste iba más allá del derecho de propiedad, pues implicaba la posibilidad de imponer tributos o prestaciones personales a los vasallos. La propiedad de la tierra esta sometida a un régimen de división del dominio, donde el señor y vasallo, poseen una serie de derechos y deberes. El señor tiene el dominio directo sobre la tierra y tiene derechos a tributos anuales en dinero o especias, más estas últimas. La explotación de la tierra es tarea única y principal de los vasallos. Estos normalmente eran campesinos directos, o a veces, burgueses que los contrataban. Estos últimos poseían el dominio útil, derecho a explotarla a su antojo. Normalmente tenían derechos vitalicios, incluso eran hereditarios en ocasiones.

A lo largo del XVIII la burguesía valenciana accedió a la explotación de la tierra mediante la formula de la enfiteusis, pero los campesinos solo tenían el dominio útil. Este régimen lógicamente, no interesaba a la burguesía. Una de sus mayores pretensiones era acceder a la propiedad de esas tierras, pero no solo a través del dominio útil. Con el tiempo la enfiteusis contribuyo a asentar una fuerte conciencia antiseñorial, antifeudal, para implantar unas nuevas relaciones de signo más capitalista y burgués. Esa nueva burguesía agro-comercial necesitaba liberalizar el mercado de la tierra. A todo ello debemos sumar, que a fines del XVIII, en la década de los 90, esa de fase de expansión económica comenzó a mostrar signos de decadencia. Entre finales del XVIII y principios del XIX, se sucedieron diversas hambrunas y epidemias como resultado de las malas cosechas. Las de 1803 y 1804 fueron las peores.

Hay que añadir también la delicada coyuntura internacional. Ésta fue determinante para entender este proceso general de crisis del Antiguo régimen. Desde la Revolución Francesa, la sociedad y la economía valencianas se vieron afectadas por un largo periodo bélico.
·        1793-95: Guerra contra la Convención; esta creo una violenta refacción en el País Valenciano contra los comerciantes franceses. Se puede hablar de la revuelta de febrero de 1793 en la ciudad de Valencia. La guerra produjo un notable aumento de los impuestos y de los productos de primera necesidad.
En 1795 se produjo la firma de la Paz de Basilea por Godoy, que restablecía la paz con Francia. No obstante entre 1796-1802 las hostilidades con Francia y Gran Bretaña se reanudaron y la guerra afecto de forma muy negativa a la economía valenciana, sobretodo al tema de las exportaciones de vino, lana y seda.

En este contexto de crisis general tuvieron lugar diversas revueltas populares y campesinas. La mayor parte de estas eran de origen alimentario debido a las hambrunas. La de mayor trascendencia ocurrió en septiembre de 1801. Se trató de una revuelta dirigida por un personaje imaginario llamado “Pep de L’Horta”. En ésta participaron más de 40 poblaciones, sobretodo de la Ribera Alta. En la revuelta los campesinos se manifestaron de forma violenta en contra del pago de las prestaciones señoriales y exigían a  las autoridades ser eximidos de éstas. La rebelión fue sofocada por la monarquía, pero Carlos IV se percató de que entre los valencianos existía un claro rechazo al régimen señorial.

En 1808, se inicio la guerra napoleónica. En este año se produjo el alzamiento del pueblo español contra la ocupación francesa, iniciando una larga guerra que en el País Valenciano fue conocida como la Guerra del Francés. También ese fue considerado como la fecha de inicio de la revolución liberal española. Fecha que los historiadores toman como paso de la Época Moderna a la Contemporánea en España. Los años 1808-1814 fueron desastrosos en el País Valenciano. La Guerra supuso la paralización del comercio interior y exterior, agravando aun más la crisis agrícola y artesanal, lo que produjo un aumento en las hambrunas y la aparición de epidemias. Resultado de todo esto fue el aumento de la mortalidad.

Se puede distinguir dos etapas dentro de la Guerra del Francés:
·        De mayo de 1808 a enero de 1812: desde el alzamiento del pueblo español hasta la época en que las tropas penetran en territorio valenciano.
·        De enero de 1812 a julio de 1813: ocupación de parte del territorio valenciano por las tropas francesas.

1ª Etapa (mayo 1808- enero 1812)
La noticia de las abdicaciones de Bayona y el levantamiento de Madrid el 2 de Mayo no tuvieron una reacción en Valencia hasta el 23 de mayo. En esta fecha las clases populares valencianas se levantan contra las tropas francesas. Se trato de una sublevación poco organizada y liderada sobretodo por los clérigos. Éstos defendían a Fernando VII y a la religión Católica. Pero poco a poco esta revuelta fue organizándose mejor. La revuelta comenzó a ser dirigida por burgueses valencianos que deseaban un cambio político. En Valencia destacaron los hermanos Bertrán de Lis. Aprovechando la actitud claudicante del Conde de la Conquista, los hermanos Bertrán de Lis junto con el franciscano Juan Rico, encabezaron la sublevación frente a los franceses y los afrancesados.

Los hermanos De Lis, además de organizar la sublevación antifrancesa, consiguieron darle un contenido político al asunto aprovechando la coyuntura revolucionaria. El levantamiento antifrancés ha de verse, pues como el inicio de un periodo favorable a la implantación de la revolución liberal. El levantamiento tomó un carácter revolucionario, ya que las viejas autoridades fueron siendo sustituidas por otras de distinta tendencia política. El hecho mas significativo fue la creación de la Junta Suprema del Reino de Valencia, la cual actuaba de forma independiente. Al mismo tiempo fueron constituyéndose numerosas Juntas Locales en Castellón, Játiva, Novelda, Elche, Alicante, etc.

Tanto los burgueses como los absolutistas lucharon contra los franceses al igual que actuaban al unísono en las juntas, pero paulatinamente los burgueses fueron apoderándose de las juntas. El 28 de mayo de 1808 se constituyo una Junta Local en Alicante la cual tomo la decisión de alistar a todos los hombres entre 16 y 40 años. Otra medida fue el establecimiento de milicias urbanas, formadas por ciudadanos voluntarios que eran burgueses, para el mantenimiento del orden en la ciudad. Otra medida, fue la del cobro de contribuciones para sufragar los gastos de la guerra y el almacenamiento de los víveres. También se procedió al arresto de todos los franceses para poder defenderlos de las iras de la población.

Los sectores dirigentes de las juntas revolucionarias crearon un Tribunal de Seguridad Publica con el objetivo de controlar a los sectores más violentos y radicales de la resistencia antifrancesa. Durante los seis años que duró la guerra coexistieron en España dos poderes: por un lado, el poder que representaba la administración de José Bonaparte, apoyado por los afrancesados o josefinos. Éste contaba con la ayuda militar de los mariscales del ejercito napoleónico (se trata de un bando formado por franceses y españoles; y por otro, el poder de las Juntas Revolucionarias.

La idea de la defensa del país a través de las Juntas fue una novedad, a la vez que revolucionaria. Estas juntas revolucionarias fueron apoyadas por el ejército británico, de ahí que el enfrentamiento tuviera como protagonistas a las tropas anglo-españolas contra las francesas con algún elemento español. De ahí que la guerra tenga un doble carácter: por una parte, de guerra civil; y por otra, de conflicto internacional (lucha por la hegemonía de Europa entre Francia e Inglaterra).

En 1808, se formó en Aranjuez la Junta Central Suprema y Gubernativa del Reino, la cual pretendía coordinar las juntas locales y provinciales que se habían formado. Todas las juntas locales la aceptaron como el gobierno legitimo de la nación mientras que Fernando VII estuviera ausente. En 1810, la Junta Central convocó las Cortes de Cádiz. Durante el periodo constituyente los dirigentes liberales valencianos se trasladaron a Cádiz. Este grupo destaco por sus planteamientos revolucionarios y antiseñoriales. Pero dentro de este grupo hay dos grandes tendencias: los liberales partidarios de la recuperación de las leyes forales valencianas (Ribelles y Borrull); por otro lado, estaban los partidarios de la creación de un Estado Liberal moderado y centralizado (Bertrán de Lis, José Canga Güelles, Lorenzo Villanueva y el padre Juan Rico.

Paralelamente a la elaboración de la Constitución de 1812, las Cortes de Cádiz promulgaron una serie de decretos trascendentales para el territorio valenciano. El más importante de ellos fue el de la Ley de Abolición de los Señoríos (1811). Esta fue la medida mas importante para este ultimo grupo de políticos ya que abolía las propiedades feudales y las convertía en privadas. Este decreto afectaba solo a la jurisdicción, es decir, el señor perdía el derecho a ejercer justicia en sus tierras pero no afectaba a su derecho de propiedad. Este decreto fue muy bien acogido en el País Valenciano.

2ª Etapa (enero 1812- julio 1813)
En esta etapa el mariscal francés Suchet consigue penetrar en territorio valenciano. La ocupación supuso la disolución de la Junta Suprema del Reino de Valencia, cuyos dirigentes huyeron a Alicante, convirtiéndose ésta en la capital de la resistencia. Tras la llegada de los franceses se reimplantaron los tributos señoriales. Los franceses pactaron con la nobleza local. Con ello se deshacía todo lo conseguido en las Cortes de Cádiz un año antes. Esto muestra como un sector importante de la nobleza valenciana colaboró con los franceses: Marques de Malferit, de Torrecabrus, de Dos Aguas, al igual que el arzobispo de Valencia, Company o el canónigo Pascual Fita. Sin embargo, los eclesiásticos que apoyaron a los franceses fueron una minoría que pertenecía a la jerarquía.

José I, tras el avance de las tropas anglo-españolas abandono Madrid en agosto de 1812 para refugiarse en Valencia. La mayor parte de los nobles que colaboraron con Suchet utilizaron las fuerzas militares para mantener sus antiguos poderes. Por ello, la nobleza valenciana, por lo general, colaboró con los franceses para mantener su poder, eso si, no se consideraban afrancesados. Esto quedo demostrado en el momento en el que las fuerzas británico-españolas conquistaron la ciudad de Valencia. En ese momento los nobles se retractaron de sus hechos y prometieron colaborar con los ingleses.

La administración de José I, ejerció una dura presión fiscal sobre el territorio ocupado. Obligó a muchos campesinos a pagar los derechos señoriales. Cuando Suchet conquisto Valencia recibió el titulo de Señor de Sueca y Duque de la Albufera. Por otro lado, los valencianos tenían la obligación de mantener al ejército. También, los valencianos fueron sometidos a una tributación desmedida y más alta. El resto de la península sufrió el mismo castigo como consecuencia de las muertes franceses producidas por los españoles. Esto supuso un aumento de la marginalidad y de la pobreza. Esta presión provocó la formación de numerosos grupos guerrilleros en tierras valencianas con un doble objetivo: luchar contra la opresión señorial y contra los franceses. Suchet persiguió a este grupo de guerrilleros pero no consiguió terminar con ellos. El personaje más famoso de estos grupos fue el saguntino José Ramón Parras, quien lucho intensamente con un grupo de 2000 hombres en tierras alicantinas. Otro famoso guerrillero fue, Ascensio Nebot. Éste llego a dirigir a más de 4000 hombres. Esto hizo que Alicante no llegase a ser conquistada en su totalidad pero si ciertas poblaciones de la provincia.

En la ciudad de Castilla se produjeron dos importantes batallas: una en julio de 1812, donde el general O’ Doncel ataco a los franceses  sin éxito; y otra en abril de 1813, que se conoce como la 2ª Batalla de Castilla, en la cual se produjo la decisiva derrota de las tropas francesas. Tras ésta, el mariscal Suchet se replegó definitivamente al norte del rió Jucar, y en junio de 1813, al conocerse la victoria de Wellington en el País Vasco, se retiraron definitivamente al norte del río Ebro. Con estas dos acciones se dio por finalizada la ocupación francesa en el País Valenciano. Al resistir durante toda la guerra, tanto Alicante como Cádiz, sus puertos se convirtieron en puntos de refugio de muchos liberales.







Tema 3

Entre la Revolución Liberal y la reacción absolutista (1814-33)


Tras la retirada de las tropas francesas, Fernando VII, inicio lo que se conoce como el Sexenio Absolutista. Ya desde 1813, se estaba gestando una conspiración contrarrevolucionaria de sectores absolutistas que querían el retorno del Antiguo Régimen. En este contexto, Valencia jugó un papel muy importante al ser el principal núcleo absolutista antiliberal. A partir de 1813, empezaron a aparecer en Valencia periódicos absolutitas como El Fernandino. Por otra parte, Fernando VII contaba con el apoyo de los antiguos sectores privilegiados que durante la guerra habían perdido sus derechos jurisdiccionales. Eclesiásticos como Company o nobles como el Marques de Dos Aguas, apoyaron el regreso de Fernando VII. El Capitán General de Valencia fue quien dio a Fernando VII el soporte militar necesario para dar un golpe de Estado en Madrid. También fue en Valencia donde se forjó toda la trama política y militar para terminar con el gobierno liberal. Estos sectores absolutistas fueron los que presentaron a Fernando VII el Manifiesto de los Persas el 14 de abril de 1814. En este Manifiesto se instaba al rey para que no jurase la Constitución de 1812. Finalmente el 4 de mayo de 1814, Fernando VII firmo un decreto por que eliminaba toda la legislación liberal de Cádiz, al mismo tiempo que se producía el golpe de Estado en Madrid.

¿Cuáles fueron las motivaciones de la nobleza valenciana para apoyar la causa de Fernando VII? Éstos pretendían principalmente recuperar sus viejos privilegios. Sin embargo, la restauración de Fernando VII no supuso una vuelta al Antiguo régimen con los privilegios para la nobleza. El 15 de septiembre de 1814, Fernando VII aprobó una Real cédula por la que reforzaba el poder de la corona frente al de la nobleza señorial restituyendo el pago de las rentas de sus propiedades, pero no reconocía el derecho jurisdiccional de esos territorios. Con esta medida, Fernando VII quería evitar la pluralidad de las jurisdicciones. Esta Real Cédula no fue del agrado de la nobleza valenciana quien se dirigió a Fernando VII para evitar estas medidas pero él hizo caso omiso de las protestas.

El Sexenio Absolutista se caracterizó por el proyecto de Fernando VII de administrar mejor las rentas del Reino. Durante el Sexenio Absolutista se produjeron en el País Valenciano un gran incremento del movimiento bandolero como consecuencia de la situación general de crisis. Dentro de este movimiento es conocido Juan el Barbado.

Entre 1814-20 los liberales y afrancesados, muchos de los cuales tuvieron que huir a Francia e Inglaterra, intentaron organizar conspiraciones contra el régimen absolutista. En el País Valenciano es conocida la conspiración de Vidal en 1819, la cual tenía dos objetivos: asesinar al Capitán General y volver a aprobar la Constitución de Cádiz. En ésta participaron artesanos, comerciantes, labradores, pero tras éstos estaba la burguesía en la que volvían a destacar los hermanos Bertrán de Lis. Finalmente fue reprimida por las tropas absolutistas.

En enero de 1820 se produjo el pronunciamiento de Riego, en Cádiz. En la organización de este pronunciamiento participaron activamente los liberales valencianos, otra vez destacando los hermanos de Lis. Durante el Trineo Liberal se produjeron tres aspectos que propiciaron el despertar de la sociedad civil:
·        Prensa Política: durante el Trineo se produjo un incremento en el número de las publicaciones liberales en Valencia y Alicante. Fueron importantes a la hora de ganarse el apoyo de la opinión pública. En Alicante, aparecieron doce periódicos distintos (El Liberal Alicantino, el Constitucional, etc.)
·        Entre 1820 se constituyeron por toda España un gran número de Sociedad Patrióticas. Estas sociedades eran centros de reunión de nobles y burgueses liberales (también habían algunos eclesiásticos y militares, pero sobretodo destacaban médicos, abogados, comerciantes y políticos de la administración). Éstos eran centros abiertos de discusión política creados a imitación de los de la Revolución Francesa. Además tenían el objetivo de contribuir a la difusión de las ideas liberales en sus municipios. En Alicante se constituyó la Sociedad de Amantes de la Constitución. Entre los centros de los pueblos destaca el de Monóvar.
·        Milicias Nacionales: estas son el brazo armado de la burguesía. Era una especie de ejército a las órdenes del liberalismo. Provienen de la Guerra del Francés. Estas milicias tuvieron un papel muy importante, ya que fueron las encargadas de difundir el liberalismo. La Milicia Nacional estaba organizada por cada municipio que proporcionaba jóvenes idealistas que no cobraban por estos servicios. Tenían funciones de tipo policial. En el País Valenciano desarrollo un papel muy importante ya que logro sofocar varios movimientos guerrilleros absolutistas, como por ejemplo en 1822. Otra insurrección importante se produjo en la ciudad de Orihuela en julio de 1822, que fue sofocada por milicias de Alicante, Elche, etc., las cuales estaban dirigidas por Fernández Bazán.

El Trineo fue muy prodigo en cuanto a la aparición de nuevas leyes. Por ejemplo se aprobaron varias leyes relacionadas con el asunto de las propiedades cosa que propicio que nuevas tierras entraran en el mercado y se consolidara un nuevo sector de burgueses agrarios. También se aprobaron otras leyes encaminadas a la consolidación del sistema capitalista: supresión de los gremios y liberalización de la industria. Pero estas leyes también tuvieron efectos negativos para la población. Por ejemplo en Alcoy se produjeron las primeras manifestaciones de la zona. Entre 1821-23 los trabajadores a domicilio protestaron violentamente contra la introducción de maquinas de hilar.   



Acontecimientos de la insurrección de Guardamar: los Bazán el 19 de Febrero de 1826 desembarcan dirigiendo a unos 80 liberales. Tras desembarcar fueron vistos por un cuerpo realista de Rojales y Guardamar, por lo que avisaron a mas voluntarios, que rodean a los liberales y les impiden la huida desde Guardamar. Los liberales huyen hacia Elche y luego hacia la Sierra de Crevillente. Esta persecución se prolongó durante dos días y a ella se unen diferentes partidas realistas de Orihuela, Elche o Castilla. Los liberales llegaron a Agost queriendo alcanzar la costa atravesando San Vicente y San Juan, pero el 22 de febrero fueron interceptados en San Vicente y se tuvieron que dispersar en la Huerta de Villafranqueza, donde fueron detenidos y asesinados en Alicante y Orihuela como Antonio Fernando Bazán en marzo de 1826.

Tras esta intentona de los liberales en Alicante, los emigrados desde otros lugares crean nuevas conspiraciones. En 1827 se constituyo una Junta Directiva (en Gibraltar) con la finalidad de coordinar acciones conjuntas contra el régimen absolutista. Torrijos, liberal y antiguo ministro de guerra, fue uno de los más importantes conspiradores que se puso en contacto con grupos masónicos valencianos para coordinar conjunta y secretamente un nuevo levantamiento. Desde Gibraltar preparó una insurrección que en el 1831 se dio en Málaga. Los militares valencianos participaron y los Bertrán la apoyaron económicamente. Finalmente fue sofocada pronto por los realistas siendo Torrijos fusilado.
























La división provincial en partidas judiciales: ordenación territorial de los servicios administrativos (1833)
La división provincial de Javier de Burgos implicaba una reordenación de la administración que ahora se realizaría sobre las provincias. Esto produjo una fuerte concentración del aparato administrativo en las capitales de provincia. Ello hizo que estas capitales con el tiempo comenzaran a distanciarse del resto municipios en cuanto a importancia. En 1833 se produjo una subdivisión de las provincias en partidas judiciales: unidad territorial y administrativa que comprende varios municipios en los que ejerce una jurisdicción un juez de primera instancia y cuya capitalidad recae en la población de mayor importancia. Cada una de estas partidas judiciales contaba con un municipio que era elegido como cabeza de partida. Ese pueblo se convertía así en la capital de una comarca o parte de ella, y asumía a escala menor las mismas fracciones administrativas que tenia la capital de provincia. Aunque no se debe confundir partida judicial con comarca, ya que su posible coincidencia es puramente casual. La comarca es una unidad geográfica con cierta tradición pero no tiene ningún valor administrativo.

La instalación de los servicios administrativos en las cabezas de partida, contribuyo al desarrollo de esos municipios. Estos resultaron ser los pueblos más beneficiados por las obras públicas ya que era indispensable que tuvieran buenas comunicaciones debido a su importancia. En la primera demarcación, la provincia de Alicante quedo dividida en 16 partidas judiciales: Onteniente, Albaida, Gandia (que en 1836 pasa a Valencia), Pego, Denia, Callosa de’n Sarriá, Villajoyosa, Cocentaina, Alcoy, Jijona, Monovar, Novelda, Alicante, Elche, Dolores y Orihuela. En 1836 se incorpora Villena a la provincia de Alicante.

En 1836 se produjeron diversas modificaciones. La ultima reforma de las partidas judiciales se realizo en 1989: el territorio valenciano ha pasado ha ser presidido por audiencias autónomas. Hay tres audiencias autónomas y 34 partidas judiciales, de las cuales doce pertenecen a la provincia de Alicante.
















Tema 5

Desarticulación del Antiguo Régimen y resistencia carlista en tierras valencianas


Desde finales del XVIII la monarquía hispánica aumentó de forma considerable su endeudamiento, siendo la burguesía el primer grupo prestamista de ésta. La burguesía se fue configurando desde el XVIII como una nueva clase social. Los graves problemas económicos llevaron a Fernando VII, a partir de 1825, a buscar un acercamiento hacia los sectores mas moderados de la burguesía (liberalismo). Entre 1825-33 podemos hablar de un periodo de reformismo absolutista en el ámbito económico. Con las medidas económicas llevadas a cabo por López Ballesteros, como la aprobación de un nuevo Código de Comercio en 1823 y la Creación del Banco de San Fernando (precedente del Banco Nacional)

Por otra parte, la revolución liberal de julio de 1830 en Francia, tuvo consecuencias muy importantes para el movimiento liberal español, ya que funciono como un estimulo. Luis Felipe de Orleáns, permitió a los refugiados liberales españoles asentarse en la frontera, desde donde planearon conspiraciones contra Fernando VII. En estos momentos los consejeros del monarca español le recomendaron una cierta apertura política. Sin embargo, la caída de los Borbones en Francia le supuso un duro golpe. Esta coyuntura fue aprovechada por liberales para llegar a un pacto con los absolutistas reformistas, queriendo los primeros una amnistía general para los liberales y afrancesados refugiados.

Desde Paris, Vicente Bertrán de Lis mandó un escrito a Fernando VII en 1831 planteando al gobierno español todo un programa político basado en el moderantismo amen de proponer una amnistía y un pacto entre los reformistas absolutistas y los liberales moderados. Las concesiones de Fernando VII que se dieron entre 1825, y sobretodo a partir de los años 30, provocaron la reacción de los absolutistas más intransigentes, dando inicio así al carlismo, que representaba el absolutismo más férreo y la vuelta al antiguo Régimen. Estos ultrarrealistas se convirtieron en un nuevo elemento de presión para el régimen de Fernando VII. En 1826 ya proclamaron el “Manifiesto de la Organización de Realistas puros”, proponiendo la sustitución de Fernando VII por Carlos Maria de Isidro (hermano del rey), partidario de una vuelta inmediata a la situación del Antiguo Régimen. Ese mismo año se produjo la revuelta de los “Malcontents” o “Agraviats” (carlistas), que se inicio en Cataluña, pero que también se extendió al País Valenciano, a través de Castellón. No llego a consolidarse en el País Valenciano gracias a la intervención del Capitán General de Valencia, Francisco Longa. Actuó tanto contra las sociedades secretas carlistas de Valencia como contra las partidas carlistas de Castellón. El principal líder de estos partidos fue Rambleta.

Sin embargo, las conspiraciones carlistas volvieron a actuar en el 1827. Aprovecharon que Fernando VII debía pasar por Valencia, camino a Cataluña, para dirigir la represión de los “agraviats”. Éstos pretendían secuestrar al monarca aunque también fueron reprimidos por Longa. Después de estas acciones el carlismo no volvió a actuar hasta 1833.

La promulgación de la Practica Sanción en 1830 que anulaba la Ley Sálica de Felipe V, provoco la reacción de los carlistas, ya que significaba que el infante Carlos perdía el derecho al trono. Los carlistas intentaron actuar a través de la llamada “Conspiración de la Granja” en 1832. Con esta actuación quedo clara una división entre los realistas ultras o carlistas, defensores de la causa del infante Carlos, y por otro, los realistas moderados junto con los liberales moderados, partidarios de desmantelar el sistema absolutista y el Antiguo régimen de manera gradual. Éstos apoyaran la regente Maria Cristina y la causa de Isabel. En 1833 falleció Fernando VII, fecha en la que comenzó la regencia de Maria Cristina. Esto supuso para España la transición definitiva hacia el régimen liberal.

Entre 1833-43 se produjo la culminación de la revolución liberal. Uno de los elementos principales que caracteriza a este periodo es la guerra civil entre 1833-40 (años de la regencia de Maria Cristina). Esta guerra denominada, “1ª Guerra Carlistas”, en el País Valenciano se conoció como Guerra de Cabrera. La sublevación carlista se centro principalmente en el País Vasco y Navarra, pero también en núcleos importantes de Cataluña, Aragón y el País Valenciano. En el territorio valenciano la actuación del carlismo fue muy importante, sobretodo, en el Norte de Castellón, las partidas actuaron desde octubre de 1833 (de manera temporal), también sobre las comarcas del Maestrazgo y en zonas montañosas. A estas partidas se unieron varios grupos de voluntarios realistas encabezados por el barón de Harrés. Estos voluntarios tomaron la ciudad de Morella en noviembre de 1833, convirtiéndose este momento en el inicio simbólico de la Guerra Carlista en el País Valenciano.

Entre los dirigentes del carlismo destacan miembros de la alta nobleza. Por otro lado, la Iglesia Católica fue una de las principales promotoras del movimiento. Hubo un importante número de clérigos que dieron soporte ideológico, económico e incluso paramilitar. Este apoyo se debió a que la Iglesia fue el sector mas perjudicado por las reformas liberales, sobretodo en el tema de las desamortizaciones. El obispo de Orihuela, herrero Valverde, fue uno de los principales propagandistas del carlismo en la provincia de Alicante. Pero también hubo apoyos desde el sector del campesinado en zonas como las del norte de Castellón y el sur de Alicante (Bajo Segura). Por tanto en el movimiento carlista se unieron las clases altas y bajas de la sociedad. Su principal actividad militar fue la creación de guerrillas ya que no disponían de fuerzas suficientes para enfrentarse directamente al ejército real.

A partir de 1835 la guerrilla Carlista se organizó y mejoró sus actividades en el País Valenciano gracias a la labor de Ramón Cabrera, que se convirtió en el líder tras el fusilamiento de Ramón Carnicero. Cabrera llego a contar con más de 4000 voluntarios carlistas que llegaron a acercarse a la ciudad de Valencia. Esto provoco el malestar entre los liberales al observar cierto pasivismo en las tropas isabelinas. En 1837 los carlistas realizaron ataques muy próximos a Valencia y Castellón. El mismo año se produjo la expedición carlista de mayor repercusión en la provincia de Alicante. El líder Carlista Forcadell logro ocupar la ciudad de Orihuela, donde encontró un gran apoyo y un elevado numero de voluntarios que se unieron a la causa de Carlos Maria Isidro. En Alicante los liberales organizaron milicias contra Orihuela que unidas al ejercito isabelino provocaron la huida del ejercito carlista que huyo en dirección al norte refugiándose en Villena y Almansa, donde resistieron varios meses.       

En 1837 Cabrera logró ocupar Burjassot y llevo a cabo una violenta represión contra los isabelinos. En 1838, la guerra continuó en el País Valenciano con gran actividad al tiempo que Cabrera se concentro en el Maestrazgo y los puertos. Morella se convirtió en un fuerte carlista, y Cabrera organizo allí una estructura administrativa propia que duro varios meses. Desde allí organizo nuevos ataques a Castellón y Valencia. En 1839 Espartero y el jefe carlista Maroto firmaron el convenio de Vergara con el que ponían fin a la guerra carlista en el País Vasco. Sin embargo, el conflicto se prolongó en Cataluña y en el País Valenciano. Las tropas de Espartero se concentraron contra los restantes focos carlistas. La caída de Morellla se produjo en 1840, y Cabrera termino huyendo al exilio.

Tras la muerte de Fernando VIII la regente Maria Cristina intentó definir un nuevo régimen, por ello se acercó a los liberales moderados. En 1834, aprobó el Estatuto Real que era una carta otorgada (no llega a ser Constitución). Ésta pretendía configurar un régimen liberal moderado en el que se dieran obviamente reformas liberales como el sufragio censitario, eso si, muy limitado; concede una mayor libertad de expresión (volvió a publicarse prensa liberal); permite la creación, de nuevo, de la milicia nacional, pero con un nuevo nombre para así no relacionarla con la etapa revolucionaria anterior: Guardia Nacional. Para ser miembro de esta nueva Guardia se requería ser propietario y defender el liberalismo. Con ello se evitaba la participación de los sectores más contrarios a este nuevo régimen. No obstante este régimen moderado fracasó por dos factores: la violencia de la guerra carlista; y la presión ejercida por los liberales más radicales.

Los liberales progresistas fueron ganando terreno a la vez que aumento su apoyo popular, y en 1836 se pronunciaron contra la Regente, en lo que se conoce como el Motín de la Granja, y que supuso el fin del moderantismo. Con ello entramos en una nueva fase de mayor radicalismo liberal. En 1837 se aprueba una nueva constitución que asienta al régimen liberal. Esta se formo gracias a un pacto entre liberales moderados y progresistas. En 1840 los liberales moderados y la regente Maria Cristina intentaron poner fin al poder de los progresistas. Esto se manifiesta en la promulgación en julio de la Ley de Ayuntamientos, con el objetivo de controlar las elecciones municipales. Esta Ley establecía que la reina seria la encargada de elegir al alcalde de entre los concejales elegidos.

Esta ley fue la chispa que hizo estallar la revolución de 1840, año en el que tomo el poder Espartero. Éste contaba con un amplio apoyo social en Valencia. A la reina le propuso que anulara la Ley de ayuntamientos y una corregencia compartida. La reina no acepto ninguna de sus prerrogativas y lo que hizo fue marcharse al exilio. De esta forma Espartero se convirtió en el nuevo regente (1840-1843). En este periodo el progresismo comenzó a disgregarse y a aparecer nuevos grupos que se convertirían en los futuros demócratas y republicanos. Estos sectores del liberalismo radical tuvieron una destacada presencia en el País Valenciano. Durante la regencia de Espartero algunos republicanos valencianos protagonizaron varias revueltas contra el gobierno central. Espartero nombró un nuevo jefe político en Valencia, Camacho, quien desarrolló una política represiva contra los republicanos. En 1842, se produjo una insurrección republicana en contra de los ataques de Camacho, pero las autoridades progresistas acabaron con la insurrección, y después se produjo la detención y la ejecución de su líder, Vicente Agramunt. Otra insurrección posterior acabo con la muerte de Camacho.

Hay que destacar el importante apoyo de la burguesía moderada valenciana al intento de golpe de Estado del general Narváez para acabar con la regencia de Espartero. En 1843 se adelanto la mayoría de edad de Isabel II quien inicio su reinado con 14 años de edad. Los primeros años de su reinado son conocidos por la historiografía como “La Década Moderada” (1843-53), época en la que se consolidaron las estructuras político-administrativas del Estado Liberal. Los liberales moderados se hicieron con el poder y lograron monopolizarlo durante diez años. De esta manera los sectores más progresistas quedaron apartados del poder. En Alicante, en enero de 1844, se produjo la primera reacción contra el gobierno central al estallar un movimiento revolucionario dirigido por un pequeño grupo de liberales exaltados, entre ellos destacamos a los militares Manuel carreras y Pantaleón Bonet. Éstos encarcelaron a las autoridades moderadas en el Castillo de Santa Bárbara después de destituirlos de sus funciones amen de formar una Junta revolucionaria. Estos liberales exaltados criticaron notablemente la Ley de ayuntamientos, ya que opinaban que con esta ley la corona controlaba los ayuntamientos. Para dar impulso a esta insurrección exigieron la movilización de la Milicia Nacional y se creo una nueva Junta de armamento y defensa. Liberales progresistas y republicanos con el fin de aumentar su poder destituyeron a los miembros conservadores y los sustituyeron por progresistas en el ayuntamiento. Ante estos sucesos el gobierno moderado puso su plan para sofocar la sublevación e impedir que se desplazara a otros puntos de España. El gobierno central cortó las comunicaciones de Alicante por mar y tierra al enviar tropas el 1 de febrero de 1844, de esta forma la sublevación quedó limitada a Alicante y Cartagena. Durante esta insurrección la ciudad de Alcoy estuvo desde el principio del lado del gobierno central moderado, por lo que la ciudad se convirtió en la capital de la provincia y en el centro de la sede del general Roncali, procedente de Valencia. El general Pardo terminó con la sublevación en Cartagena y termino con las fuerzas de Bonet en los alrededores de Elda (apoyo de la Milicia Nacional a los moderados). El 6 de marzo de 1844 entro en Alicante un contingente militar comandado por Roncali quien ordeno el desarme de los insurrectos. El 8 de marzo el gobierno central moderado ordenó fusilar en el malecón de Alicante a 24 de los insurrectos, entre ellos Pantaleón Bonet. Esta dura represión del gobierno central pretendía demostrar a los elementos más radicales el destino que les esperaba si osaban a sublevarse con el régimen.

Esta fecha, 8 de marzo, se convirtió en un día de fiesta popular en Alicante: festividad de los mártires de la libertad. En el primer aniversario de los hechos se depositó en el lugar de los fusilamientos 24 coronas de laurel con el nombre de cada uno de ellos. Ese mismo día se celebraron en Alicante diversos actos cívicos y religiosos en honor de los caídos. En la década de los 50 del XIX, la actual Explanada tenía el nombre de Paseo de los Mártires en honor a ellos. En 1907 se erigió un monumento conmemorativo. Sin embargo, durante la dictadura franquista cambio su nombre por el de Explanada de España, al igual que se cancelaron los actos conmemorativos en honor de los mártires liberales. 

La victoria de los moderados los consolido en el poder. En mayo de 1854 el General Narváez accedió al gobierno, iniciando una etapa caracterizada por el conservadurismo y su dureza. Los moderados crearon un sistema político de acorde con sus intereses, donde primaban los intereses oligárquicos (sufragio censitario muy restrictivo).  En 1845 se aprobó una nueva Constitución con la que la corona se convertía en el árbitro absoluto de la política nacional, ya que se establecía una soberanía compartida entre la Corona y las Cortes. Entre los poderes de la Corona destacan: el poder designar directamente a todos los senadores; la creación de la Guardia Civil (que en un principio tenia un carácter civil pero que en 1847 se le dio un estatuto militar, y a partir de entonces estaría totalmente sometida al gobierno central); se creo la figura del gobernador civil (delegado directo del poder central de cada provincia, su función era la de aplicar en las provincias las directrices del gobierno central); surgió una estricta censura en la prensa; aprobación de nuevo de la polémica ley de ayuntamientos, que permitía el control de los ayuntamientos por la corona con el nombramiento directo de sus alcaldes.

En el País Valenciano durante la década moderada el partido moderado fue respaldado por nobles aburguesados (enriquecidos con la revolución liberal) y miembros de la alta burguesía. En 1848 se produjeron en el País Valenciano varios alzamientos republicanos, que estuvieron claramente influenciados por los acontecimientos europeos (Revolución del 48 en Francia). Las conspiraciones se desarrollaron en Alicante estando dirigidas por Manuel carreras (instigador de las revueltas de los Mártires), sin embargo, el complot fue descubierto por las autoridades. En octubre del 48 también se produjo una revuelta republicana en Guadalest que termino con 21 fusilados.

El gobierno moderado fue sufriendo poco a poco el desgaste de los años al tiempo que comenzaron a surgir diferencias dentro del partido. Esta división interna, sumada a la oposición de los progresistas, demócratas y republicanos condujeron a la Revolución de 1854, conocida como la Vicalvarada, que dio inicio al bienio progresista (1854-56). Durante éste se dio otra vez el ascenso al poder de los progresistas. A pesar de ser un gobierno inestable, desde el punto de vista legislativo fue muy activo, ya que la aprobación de nuevas leyes permitió asentar el capitalismo en España. De entra las leyes destacan, la Ley general de ferrocarriles que permitió crear una red viaria, también destaca la Ley Madoz (desamortización), convirtiéndose en la segunda desamortización mas importante después de la de Mendizábal. Todas estas leyes estaban destinadas en potenciar el crecimiento económico del país en función de unos intereses concretos: la ampliación del mercado de tierras, la articulación del mercado nacional y regional a partir de la mejora de las comunicaciones; y en general, se buscaba el desarrollo de la agricultura, comercio e industria.

La legislación liberal aprobada entre los 30 y los 60, acompañada de una coyuntura favorable, fue el caldo de cultivo idóneo para el desarrollo del capitalismo en el País Valenciano.























Tema 6

Crecimiento económico, transformaciones sociales y transición demográfica en el País Valenciano


Transición Demográfica

La 2ª mitad del XIX y el 1º tercio del XX son conocidos como la época de transición demográfica en el País Valenciano. Durante este periodo se pasa de las características del un régimen demográfico antiguo (altas tasas de mortalidad y natalidad) a uno moderno (bajas tasas de ambos). En esta evolución cabe señalar dos periodos:
·        Comienzo de un cambio paulatino (finales del XIX)
·        Transición se asienta (1º tercio del XX)

La población pasó de 1.250.000 habitantes en el 1857 a 1.900.000 en 1930. Otra de las características es que este crecimiento fue superior al crecimiento medio del resto de España. Este aumento de población tuvo que enfrentarse a varias crisis de mortalidad cíclicas, sobretodo por epidemias de cólera y hambrunas. Por ejemplo en 1855 una epidemia de cólera provoco 3500 muertos en Valencia y 1900 en Alicante. 

Un mercado cada vez mejor articulado permitió que desde la 2ª mitad del XIX se redujesen los estragos que causaban las crisis de subsistencia. Así la capacidad de crecimiento a largo plazo de la población valenciana no se podría entender sin un desarrollo económico. Esta transición demográfica tuvo un ritmo distinto al del resto de España: la población valenciana creció más a largo plazo; en el País Valenciano se consiguió una capacidad mayor para reducir los índices de natalidad. La natalidad comenzó a bajar a partir de 1880 en las zonas destinadas a la agricultura comercial, es decir, sobre las comarcas centrales y septentrionales. En el sur del País Valenciano se mantuvo unas tasas de natalidad más altas.

Por otro lado, también debemos tener en cuenta otros factores que afectaron a la población alicantina como es la emigración. Desde 1830, los campesinos mas empobrecidos sobretodo del Bajo Segura, Bajo Vinalopó y campo de Alicante optaron por emigrar a Argelia. Algunos demógrafos calculan que entorno a 60 mil personas componían el grueso de personas que se dirigieron a Argelia a fines del XIX.

El crecimiento económico

De forma general, las favorables expectativas económicas originaron una reestructuración espacial de la ciudad, de ahí que se originara un importante proceso de urbanización. A lo largo del XIX se produce un paulatino despoblamiento de las zonas rurales, mas deprimidas. Hay un notable desarrollo de las capitales de provincia y las cabezas de partida judicial. En el paisaje urbano esto tuvo su manifestación más potente en el derribo de las murallas y los planes de ensanche del entramado urbano.

La ciudad de Valencia que inicio el derribo de sus murallas en 1865, pasó de 106 mil habitantes en 1857, a tener 213 mil en 1907. En Alicante la construcción de la red ferroviaria obligo a la demolición de la muralla, pasando de 30 mil habitantes a mediados del XIX a 55 mil en 1910. En Castellón la muralla no fue derribada hasta 1885, y en 1910 la cifra de habitante se situó en los 30 mil. Los decenios centrales del XIX ocupan una etapa decisiva en el País Valenciano. Se produjo grandes transformación en el terreno agrario:
  • Cambios en la propiedad de la tierra: desvinculación del mayorazgo.
  • Algunos cultivos valencianos experimentaron un notable desarrollo que permiten una nueva agricultura comercial.

Este crecimiento económico es impulsado sobretodo por una burguesía terrateniente, una burguesía comercial y financiera, que sustentaba económicamente al gobierno moderado. La relativa estabilidad política, junto con una coyuntura favorable, ayudo al avance y desarrollo del sistema capitalista en el País Valenciano. La burguesía en el poder dirigió sus inversiones hacia la agricultura, la industria, y en menor medida a la banca y al ferrocarril.

En las décadas centrales del XIX se fue configurando una burguesía agraria con una procedencia muy heterogénea (campesinos, viejos nobles que se habían aburguesado tras la conversión de sus señoríos en propiedad privada). Dentro de esa burguesía también había comerciantes que compraban tierras para subastarlas al estado (agricultura comercial). Esta transformación en la estructura de la propiedad de la tierra produjo también efectos negativos en el ámbito social: muchos campesinos se vieron perjudicados por las reformas liberales, sobretodo, por la inexistencia de parcelas pequeñas entre las tierras subastadas. Ello provoco una proletarización del campesinado, teniendo muchos de ellos que emigrar a Cataluña o Argelia (la mayoría de los emigrantes procedían de ciudades industriales como Alcoy o Valencia. El auge de la agricultura comercial es un elemento de primer orden en la historia valenciana. Este auge se enmarca en un contexto europeo favorable: la creciente demanda de la Europa industrializada y también por la revolución de los transportes que se dio durante la 2ª mitad del XIX.

Los cultivos que alcanzaron un mayor protagonismo fueron la vida, el arroz y el naranjo en detrimento del trigo, cáñamo y las moreras. Las hortalizas y el almendro también pasaron a un primer plano mientras que el cultivo del olivo, el trigo y el algarrobo se desplazaron hacia las tierras más pobres del interior. Este proceso fue acompañado de un mejoramiento en el cultivo de regadío, ya que la Real Sociedad Económica de Valencia promociono numerosos proyectos para ampliar el sistema del regadío. Otra innovación importante fue la introducción de abonos nuevos, como el guaro (proveniente de Perú). Este fue difundido por el campo valenciano por propietarios emprendedores. Su introducción significo una notable mejoría para las tierras de la huerta. Pero no fue hasta finales del XIX cuando se introdujeron los abonos minerales, que produjeron un  gran avance en la producción, beneficiando sobretodo al sector naranjero.

La vid
Fue la base de un activo comercio de vinos y pasas desde el XVIII. Llego a ser el cultivo valenciano mas extendido a fines del XVIII. Pero la gran expansión se produjo a partir de 1854 debido a dos grandes plagas que afectaron al viñedo europeo y de otras regiones españolas. La primera de ellas se trato de una enfermedad vegetal conocida por “oidio” (oidium) que en los 40 y 50 destruyó grandes viñedos en Inglaterra, Francia y Cataluña. Esta plaga no llego a afectar a la vid valenciana que entre los años 1852-62 cultivó más de 50 mil hectáreas en el País Valenciano sobretodo en la comarca de Requena y Utiel que se incorporo a la región Valenciana en el 1851. La segunda epidemia se produjo a finales de los 60 del XIX, debido a una terrible plaga de Filoxera que dio un nuevo impulso a la viticultura valenciana que tampoco se vio afectada. El ultimo tercio del XIX fue la época dorada de la viticultura, ya que las áreas de cultivo se multiplicaron, llegando a ser la mitad de la superficie cultivada en comarcas como: Requena-Utiel, Vall d’Albaida, Alto Vinalopó, zona de Denia, y Valles de Sagunto. La exportación pasó de un millón de hectolitros en 1869 a 5 en 1881.

El arroz
Este cultivo tuvo una expansión comercial peculiar, puesto que se dedico fundamentalmente hacia el mercado interior. Sin embargo, fue el producto que produjo cosechas más valiosas en el regadío. Se expandió fundamentalmente en la provincia de Valencia, tanto en la zona de la Albufera como en los marjales del litoral. Así como en otras zonas pantanosas como las comarcas de La Costera y la Ribera Alta.

El Naranjo  
Fue el cultivo con una mejor proyección para el futuro. La plantación se había extendido hasta la Plana de Castellón desde 1840. Pero la verdadera expansión no se produciría hasta mediados del XIX. José Polo importó naranjas de China al tiempo que desplegó grandes zonas de naranjos (también trajo el abono de guaro). La comercialización de naranjas en el País Valenciano tenía precedentes desde finales del XVIII, cuando Cullera exportaba naranjas a Francia, mediante la navegación de cabotaje. Pero cuando este cultivo comenzó a expandirse de verdad fue cuando trataron con el comercio ingles, que hasta entonces solo había tratado con los portugueses para la adquisición de las naranjas. Se suelen considerar pioneros de estos primeros contactos con Inglaterra a J. Aguirre, F. Saguiste y los hermanos Fourie, realizando el primer envió en 1850.

Pero el verdadero “boom” de la naranja y la vid se dio entre finales del XIX y comienzos del XX. En 1880 las exportaciones de naranja representaban el 80% de los cítricos españoles. La ciudad de Valencia fue la más beneficiada de este aumento en las exportaciones de naranjas. A finales de XIX el naranjo se convierte en monocultivo en: La Plana, La Ribera, Campo de Sagunto, La Sabor, Las Costeras, a los que luego se añadiría la Huerta de Valencia.

Podemos afirmar como conclusión que esta transformación de la agricultura valenciana a mediados del XIX manifestó un claro signo de modernización capitalista, que manifiesta una adaptación de la burguesía valenciana tanto al mercado interior como exterior. Gran parte de esa burguesía aerocomercial se dedicó también a otros negocios utilizando el capital obtenido de la agricultura, como por ejemplo, en el desarrollo de los ferrocarriles amen de actividades bancarias. De esta forma comenzó a surgir una nueva burguesía financiera valenciana.

En 1835 José Campo (burgués financiero) fundó una sociedad que realizaba todo tipo de actividades mercantiles. Esta se dedico a la importación y exportación  de productos coloniales. En 1843, cuando comienza la Década Moderada, José Campo, se convirtió en alcalde de Valencia. Su actuación fue de vital importancia para el desarrollo de la actividad financiera y bancaria, y también para la implantación del ferrocarril y el desarrollo urbano de la ciudad. Hasta 1842 el País Valenciano no contó con entidades bancarias, momento en el que se creó la Caja de Ahorros Valenciana (aunque esta finalmente fracasó). En 1846 Campo creó la Sociedad Valenciana de Crédito y Fomento como instrumento financiero para la realización de negocios como el ferrocarril. En 1846 se creo la Compañía Alicantina de Fomento, por parte de los principales financieros de la provincia de Alicante. Estos inversores estaban involucrados en negocios como el del abastecimiento del agua potable.

Terratenientes y banqueros se unieron a mediados del XIX para la creación del ferrocarril. Éste aparece en fechas tempranas en el País Valenciano debido al apoyo de la burguesía de las provincias de Valencia y Alicante. El primer proyecto fue el de la Línea del Mediterráneo que pretendía unir a Madrid con Alicante (aunque este proyecto no llego a materializarse por falta de capitales). En Valencia hubo un elemento muy favorable para la construcción de este ferrocarril que se llamaba Real Sociedad Económica. Ésta también impulso las obras de mejora del puerto de Valencia. En 1845 se dio una concesión para la construcción de un ferrocarril entre Madrid y Valencia que tampoco se llevaría a cabo por falta de capitales.

José Campo creó la Sociedad del Ferrocarril de Valencia a Játiva. Ésta se construyo gracias a relevantes empresarios de Valencia como Luis Mayans y M. Bertrán de Lis. Este primer tramo fue concebido como un ferrocarril para la Huerta ya que se movía por las zonas de regadío en busca de arroz y naranjos. En 1852 se inauguró un primer tramo y en 1854 se finalizó. Pero el proyecto de Campo era más ambicioso porque lo que pretendía era controlar la línea del Mediterráneo hasta Madrid. De ahí que contara en poco tiempo con una concesión para construir una línea desde Játiva a Almansa. No obstante, el proyecto de José Campo chocaba con los intereses de la burguesía alicantina que querían que Alicante fuera la meta del ferrocarril de Madrid con el mar. El senador alicantino, el marques de Río Florida obtuvo una concesión del gobierno para la línea de Alicante-Almansa. Éste constituyó una sociedad de para llevar a cabo el proyecto.

Esta confrontación de intereses termino por resolverse mediante la aprobación por parte de las Cortes de ambos proyectos, al tiempo que se llego a un acuerdo para que ambas compañías explotasen por separado el tramo Almansa- La Encina (tramo en el que se unen ambas líneas). Por otra parte la Ley de Ferrocarriles y de Sociedad de Crédito (fueron aprobadas durante el Bienio Progresista) dieron grandes facilidades para que el capital extranjero entrase en España. En 1856 el financiero y senador José de Salamanca  llego a un acuerdo entre los sectores financieros franceses. A partir de este acuerdo, la línea Madrid-Alicante pasó a manos de una nueva sociedad, la MZA (Compañía Madrid-Zaragoza-Alicante), que concluiría las obras de la línea Madrid-Alicante en 1858. De esta forma los burgueses de la provincia de Alicante fueron conscientes de sus propias limitaciones ya que tuvieron que ceder ante el gran capital de las grandes compañías extranjeras. Pero a pesar de ello, fueron ellos los grandes beneficiarios de los ventajosos efectos que supuso que Alicante se convirtiera en un punto de conexión desde Madrid. Esto supuso un claro reforzamiento del comercio alicantino.

El ferrocarril, tuvo pues, una gran importancia en el desarrollo de la economía valenciana, porque facilitó la exportación de productos perecederos (naranja principalmente y otros productos agrícolas).

Características de la tímida industrialización valenciana
La evolución de la industria valenciana en el XIX se define por tres hechos fundamentales:
  • Retraso general respecto a la Europa Occidental sobretodo en el proceso de mecanización e industrialización.
  • Decadencia de la industria que parecía mas prometedora: la cedería
  • Inicio de una pequeña industrialización dedicada al sector textil, cerámica, calzado y muebles a finales del XIX y principios del XX.

Este retraso general de la industria valenciana fue debido a una debilidad de la banca valenciana autóctona. Esta existió pero no tuvo la suficiente importancia ya que la mayoría de las inversiones se destinaron a la construcción de la red ferroviaria. A mediados del XIX se produjo un intento por crear en la ciudad de Valencia una industria pesada (fabricas de fundición y maquinaria pesada) ya que se pensaba que el sector siderúrgico y metalúrgico tendría un mayor auge con el paso del tiempo. Estas industrias ultimas no consiguieron consolidarse porque el material extranjero (francés sobretodo) resultaba mas barato ya que estaba libre de derechos arancelarios. Lo mismo le sucedió a Alicante, que pese a su importancia comercial no llegó a constituirse en un verdadero centro industrial. Un ejemplo de ello fue que la única empresa a destacar de Alicante, Tabacelara contaba con 3000 mujeres. Alcoy si que fue uno de los principales núcleos industriales del País Valenciano. Los dos sectores en los que se baso la industria fueron el textil y el papelero. A mediados del XIX los burgueses alcoyanos consiguieron transformar el antiguo trabajo artesanal por uno realizado en un lugar centralizado: la fábrica.

Estos antiguos trabajadores artesanales se convirtieron en obreros industriales y a partir de 1829-33 comenzaron a aparecer protestas ludistas por la introducción de maquinas. En este momento se produjo la introducción de telares mecánicos y sobretodo destaca, la llegada de la maquina de vapor, procedente de Francia. El primer sector alcoyano fue el textil lanero, especializado en los paños de lana de baja calidad. Su principal mercado era Andalucía. Su verdadera expansión se produjo a fines del XIX con la plena industrialización del sector. La segunda industria en Alcoy fue la papelera, especializándose en papel de baja calidad (papel de fumar, de envolver). La industria papelera tuvo una época floreciente hasta la década de los 80. Sin embargo a mediados del XIX llegó a representar las ¾ de todo el papel valenciano.

Sector del calzado
Esta industria se desarrollo en las comarcas del Vinalopó en el XVIII momento en el que se trabajo con el esparto que entró en decadencia. Ya en el XIX se comenzó a trabajar con el cáñamo para la realización de las alpargatas destacando dos focos: Elche y Elda. La base de esta industria zapatera se dio gracias a una mano de obra abundante y a una comercialización de los productos a través de vendedores ambulantes a comienzos del XIX tanto en Murcia, como en Orihuela y Castilla La Mancha. Esta industria se vio como una pequeña supervivencia para el pequeño campesinado ya que se encontraban arruinados. Entorno a 1870 empezaron a crearse fabricas de calzado y se introdujeron maquinas para cose y de cortar suelas. A partir de este año la industria zapatera eldense comienza a introducirse en el mercado nacional, e incluso llego a exportar productos a Cuba y Marruecos. Pero a mediados del XIX, Elche centro la producción de calzado en el sector alpargatero. Ya en los 80 comenzaron a proliferar las fábricas de alpargatas cuyo producto se destino a Argelia y América.

Otras pequeñas industrias valencianas que iniciaron en estos momentos (industria cerámica y mueble) comenzaron a despegar de manera lenta. La cerámica contaba con una larga tradición y su antecedente era la Real fábrica de Cerámica que creo el Conde de Aranda en Alcora, cerca de Castellón de la Plana. Desde 1850 a 1880 se duplico el número de fábricas de cerámica en el País Valenciano. Se trataba de fábricas de pequeña y gran proporción. Las principales industrias de cerámica del XIX se ubicaron en Manises, Agost, Onda y Castellón. Desde 1900 la provincia de Castellón se convirtió en una de las mayores provincias productoras de cerámica. En cuanto a la industria del mueble, esta comenzó a desarrollarse a mediados del XIX pero básicamente se centro en la zona de Valencia y su comarca.

Como conclusión podemos decir que la industrialización en el País Valenciano fue tardía si se compara con otros núcleos industriales españoles como el vasco y el catalán. La sociedad valenciana de mediados del XIX siguió siendo fundamentalmente agraria aunque ya no se practicaba una agricultura de subsistencia y ahora se realizo una agricultura destinada al comercio lo que supuso suculentos beneficios a la burguesía        





































Tema 7

La consolidación del Estado Liberal: el sexenio Democrático y el sistema de la Restauración  

Antecedentes

En 1856, un nuevo golpe de Estado acabó con el gobierno progresista instalado en el poder desde 1854, pero ahora no se produjo una vuelta atrás sino que surgió una nueva formación política que se califica de centro dentro del liberalismo reinante (Unión Liberal). La formación política se constituye a través de una fusión de liberales progresistas y moderados, más transigentes denominados “puritanos”. El objetivo de la creación de este partido era buscar un consenso mayor entre los partidos liberales. El general O’ Donnell fue, dentro de este nuevo partido, la figura mas importante y alcanzo un importante apoyo de la burguesía y el ejercito.

Entre 1858-63 los miembros de esta Unión Liberal accedieron al poder e iniciaron una serie de reformas. Durante esos cinco años en el País Valenciano  se abrieron mas de 300 Km. de vía férrea amen de una creciente actividad comerciante en el puerto de Alicante al igual que obras de mejora en éste y en el puerto de Valencia. No obstante, la Unión Liberal no tardó mucho tiempo en comportarse de una forma exclusivista al igual que hizo el Partido Moderado años anteriores. Los progresistas radicales y los demócratas permanecían todavía apartados del gobierno, es decir, marginados políticamente.

Causas del apoyo valenciano. Revolución del 68 “La Gloriosa” 

Entre 1863-68 se sucedieron una serie de acontecimientos que provocaron el final del reinado de Isabel II. En primer lugar, el partido moderado desbancó al partido liberal del poder y volvió a practicar su política conservadora, ahora de forma mas dura. En segundo lugar, entre 1865-66 se produjo la primera gran crisis del capitalismo español a causa de la quiebra de las sociedades francesas e inglesas (estos países invertían mucho dinero en el desarrollo económico de España sobretodo en la construcción de vías ferroviarias). En el País Valenciano tuvo consecuencias muy negativas esta crisis debido a que el crecimiento económico aquí se sustentaba en una agricultura de exportación y en la construcción de la red ferroviaria, que disminuyó. Muchos grupos financieros valencianos se vieron afectados notablemente, siendo José Campo uno de los más afectados. Esta Sociedad de Crédito Valenciano vio bruscamente recortada las subvenciones que recibía del ayuntamiento. En 1868 esta Sociedad se vio obligada a parar las obras de mejora del puerto de Valencia. A ello hay que añadir un nuevo brote de cólera en el 68 y una inundación catastrófica en la ribera del Jucar arruinando la producción arrocera, todo esto produjo una serie de malas cosechas (1867-68) provocada por las epidemias, lo que origino hambrunas entre la población.

Estas malas cosechas provoco el alzamiento de los precios lo que creó un descontento generalizado y un movimiento opositor hacia el partido liberal moderado. En el País Valenciano los demócratas y progresistas junto con los unionistas crearon una de las plataformas más importantes para conspirar contra el gobierno moderado y destronar a Isabel II.

Acontecimientos de la Revolución del 68
Finalmente en septiembre de 1868 fue cuando se produjo una sublevación en Cádiz que se conoce como “La Gloriosa”. Cuando la noticia llego a tierras valencianas se produjeron de forma inmediata reacciones a favor de ella. Los revolucionarios valencianos se organizaron en ciudades formando juntas revolucionarias, como en Alicante, Castellón y Valencia que fueron gobernadas por liberales progresistas pero Alcoy fue dirigida por un republicano llamado Agustín Albors. Hay que decir que en el proceso revolucionario tuvieron un gran peso los republicanos al igual que en la Milicia Nacional.

Esta mayoría republicana tuvo diversidades de opinión en cuanto a la formación de un gobierno provisional en España debido a que hombres como Serrano, Sagasti o Prim, que eran progresistas, pretendían desbancar a los republicanos del poder. El gobierno pidió la disolución de las Juntas Revolucionarias en octubre de 1868 para crear un gobierno dirigido por progresistas pero al tiempo se declaraban monárquicos por lo que comenzaron las gestiones para buscar un nuevo rey de España. Esto supuso un nuevo enfrentamiento entre los políticos por consensuar un nuevo modelo de Estado. En el caso del País Valenciano la respuesta fue bastante clara ya que la mayoría de las grandes ciudades se declaraban republicanas. En las elecciones del 68 los candidatos republicanos se hicieron con las alcaldías de Castellón, Valencia, Alicante y Alcoy. Mientras que en el Congreso los monárquicos eran mayoría en las ciudades lo eran los republicanos. En diciembre del 68, Eleuterio Maisonave  fue elegido como alcalde de Alicante en las primeras elecciones democráticas (sufragio universal) municipales. Maisonave pertenecía a una familia burguesa amen de ser periodista. Él se convirtió en el máximo responsable de los republicanos unitarios (moderados, es decir, republicanos centralistas y partidarios del orden).

Existía una contradicción entre el gobierno central, progresista, y los poderes locales, republicanos. Estos republicanos comenzaron a plantearse la implantación de un Estado no monárquico. Pi i Margall ya propuso en el Bienio Progresista la idea de crear una federación española, en su obra La Reacción y la Revolución (1855). Él consideraba que el sistema federal era el más indicado para garantizar la libertad individual y evitar el abuso de poder. Estas ideas federalistas tuvieron una gran acogida entre los republicanos valencianos.  En 1869, un grupo de republicanos del País Valenciano, Islas Baleares, Cataluña y Aragón firmaron el Pacto de Tortosa. Aquí se planteo como modelo de Estado la federación y la Republica. Entre 1869-70 se produjeron sublevaciones de los republicanos federalistas que no tuvieron éxito. En Alicante, Maisonave se negó a utilizar la milicia en contra del gobierno.

En 1871 se nombró como rey a Amadeo I de Saboya, cuyo reinado duro del 71 al 73. En la Constitución del 69, España se declaraba como un reino, pero no tuvo rey hasta el 71, dirigiendo las riendas del país durante este intervalo de tiempo el general Prim y Serrano. Como condición se exigía que el rey fuera católico y tuviera una tradición política liberal. El reinado de Amadeo I se caracterizo por una completa inestabilidad por la falta de apoyo social. Esto unido al avance de los republicanos provoco que en febrero del 73 Amadeo I se viera obligado a dejar el trono; de ese modo se proclamó la I Republica Española. En el País Valenciano la proclamación de ésta fue recibida con gran satisfacción. En abril del 73 las elecciones dieron la victoria a los republicanos federales sobre los unitarios. Su objetivo fue el de establecer una republica federal, dando amplia autonomía a las provincias y a los municipios. Se trataba de un proceso de descentralización muy grande.

Estanislao Figueras fue el primer presidente de la Republica y Pi i Margall desarrollo el cargo de Ministro de la Gobernación (Ministerio del Interior). Pi i Margall consideraba que la transición a la republica federal seria un proceso muy complejo y debía darse de forma lenta y progresiva, es decir por etapas. Pero los federalistas radicales presionaron al gobierno central para que aprobara de forma inmediata una constitución federal, a lo que el gobierno no era partidario. Con ello se inicio la insurrección cantonalista en Cartagena, Murcia y Valencia, en junio de 1873, nombrándose cantones independientes. Este hecho hizo que dimitiera Pi i Margall, presidente de la Republica en esos momentos, y lo relevara en el cargo Nicolás Salvedon. Mas de 100 municipios apoyaron al cantón de Valencia, sobretodo los obreros. Martines Campos reprimió el movimiento finalmente siendo el Cantón de Cartagena el que más resistió (hasta enero de 1874).

En el verano del 73 se produjeron una serie de acontecimientos en Alcoy lo que dio lugar a una huelga general en julio. Esta huelga se convirtió en una sublevación de importante contenido social ya que se enfrentaron por primera vez la burguesía y los obreros. Sin embargo, estos obreros que eran anarquistas, se enfrentaron tanto a sus patrones como al alcalde: Agustí Albors, republicano moderado. Estos acontecimientos terminaron con el asesinato del alcalde. Estos sucesos tuvieron una trascendencia a nivel nacional e incluso internacional. El mismo Engels criticó estos hechos por la precipitación de la revolución en su obra Los Bakunistas en acción. El movimiento cantonal fue incapaz de ofrecer una alternativa real de organización federal. Si se extendió tanto el movimiento fue por la debilidad de las autoridades que en esos momentos dirigían sus fuerzas para contener y acabar con los nuevos ataques de los carlistas en el País vasco, norte del País Valenciano, Cataluña y Navarra. Tras estos acontecimientos el gobierno central tuvo que reprimir a su propia base social: republicanos radicales y obreros.

La burguesía estaba muy descontenta con la inestabilidad del periodo y fue evolucionando hacia posiciones cada vez más conservadoras, ya que deseaban terminar con el desorden imperante. Canovas del Castillo seria el gran estratega de la conspiración que termino con la I Republica. Valencia seria uno de sus grandes apoyos. El general Martines Campos dio en la ciudad de Sagunto un golpe de Estado en diciembre del 74 que devolvía el poder del estado a la casa Borbón. El nuevo monarca español seria Alfonso XII, hijo de Isabel II.   

La Restauración

Comienza en el año 1875 con la proclamación de Alfonso XII como rey de España y finaliza en el 1923 con el golpe de Primo de Rivera. A finales del 74 se empieza a gestar una conspiración contra la Republica. Los sectores conservadores valencianos tuvieron una importante participación, sobretodo los círculos cercanos a José Campo. El principal promotor seria Antonio Canovas del Castillo que es el ideólogo del sistema de la Restauración. El objetivo era consolidar una monarquía borbónica que tuviera algo más de solidez que la anterior y sobretodo apoyo social. Canovas intentaría solucionar el problema de Isabel II, su exclusivismo político. También quería evitar que se produjeran más pronunciamientos militares. Para ello planteó un sistema en el que hubiera dos partidos que se irían alternando en el poder, de forma que a través de un acuerdo entre los partidos se estipulara un turno para cada uno de ellos siempre con el visto bueno de la corona (turnismo). Estos dos partidos serian el Partido Conservador (Canovas) y el Partido Liberal (Sagasta). Para garantizar los turnos se aprobó una nueva Constitución en 1876: soberanía compartida por el rey y las Cortes; y amplias atribuciones para la corona (aplicar los turnos entre los partidos), fueron las características mas significativas de esta constitución.

El mecanismo que hacia funcionar este sistema no era por tanto democrático. Lo que imperaba era un régimen de carácter liberal-oligárquico. En este “turnismo” el rey llamaba al líder de uno de los dos partidos y lo nombraba jefe del gobierno y a partir de ese momento se debían convocar unas elecciones que debían confirmar la decisión del rey. Por lo general el partido que había sido elegido por el monarca solía acabar como vencedor en las elecciones, las cuales siempre resultaban ser fraudulentas. Había varios mecanismos para amañar las elecciones. Los ministros contaban con el apoyo de los gobernadores civiles quienes pactaban con los personajes mas importantes de su provincia para que éstos movilizaran a los electores (éstos eran los llamados caciques). Estos caciques eran las personas más ricas de su zona por norma general. En la mayoría de los casos los caciques compraban el voto a sus clientes políticos a cambio de favores personales.

En otras ocasiones se llegaba a falsificar el censo electoral  con las llamadas “listas embuchadas”. También destaca el “encasillado”, el gobierno confeccionaba desde Madrid una lista de candidatos que gozaban del favor gubernamental. Normalmente el ministro de gobernación enviaba un mensaje al gobernador civil indicando quienes querían que salieran elegidos. Podemos decir que entre 1875-1923 existió en España una ficción parlamentaria, ya que todo el sistema electoral estaba manipulado desde el gobierno.

Por otro lado, podemos destacar a una serie de partidos políticos no dinásticos:
  • Republicanos: son la principal fuerza opositora. Estos tuvieron un amplio apoyo en la ciudad de Valencia.
  • Carlistas: a los que se unieron en 1923 los eclesiásticos de la Liga Católica Valenciana.
  • Nacionalistas: que tuvieron bastante fuerza e Cataluña. La Lliga regionalista de Catalunya llegó a obtener algún escaño en 1901. el nacionalismo en el País Valenciano tuvo escasa influencia.
  • PSOE: fue creado en 1879 por Pablo Iglesias. Este partido no obtuvo ningún representante en el Parlamento hasta 1920.

En el País Valenciano existieron varios cacicatos bien definidos como el de la provincia de Alicante, como por ejemplo: el conservador A. Torres Orduña, que siempre salía elegido en la Marina; Ruiz Capdepón (Liberal) era siempre el elegido en el Bajo Segura; Canalejas (conservador) en Alcoy; el marques del Bosch (conservador) y Rafael Terol (Liberal) en Alicante y el Vinalopó, respectivamente.

Conviene destacar la fuerza de partido republicano tradicional en Alicante. La fuerza política mas votada hasta 1890 que coincide con la muerte de Maisonave, quien gozaba de gran prestigio entre la burguesía alicantina. Maisonave tenía un talante moderado que acabo identificándose con la postura conservadora de E. Castelar. El prestigio de Maisonave era tal que salio elegido como diputado hasta 1890, ya que no mantuvo una postura crítica contra el sistema. Tras su muerte los republicanos perdieron toda la representación política en las Cortes.

En Castellón, es donde mejor se puede observar el sistema caciquil. Aquí solo había una única y cohesionada fuerza caciquil que dominaba toda la provincia, políticamente hablando. Esta fuerza caciquil recibía el nombre de Cossi (barreño para hacer la colada en valenciano). Este cossi, estaba dirigido por la familia Fabra, familia burguesa que se había enriquecido a través de ostentar cargos en la administración publica. Su fuerza se basaba en la adaptación a las alternativas que se daban en el gobierno. Tan solo la ciudad de Castellón escapaba del control caciquil de la familia Fabra. También hubo una serie de caciques, en Valencia, que movilizaban a sus clientelas de cara a las elecciones. Cabe destacar al marques de Montartol y al marques de Casa-Ramos. También se puede citar a José Campo, quien en la ciudad de Valencia movilizaba también a sus clientelas.

En Valencia los republicanos tuvieron un papel insignificante en cuanto a la representación política, pero en la década de los 90 esto dio un giro de 90º, cuando un grupo de jóvenes radicales pasaron a dirigir el movimiento republicano. De entre estos jóvenes cabe destacar a Vicente Blasco Ibáñez que terminaría por liderar todo el movimiento republicano en Valencia. Aparte de su faceta política también es conocido como escritor, y entre sus obras destacamos: “La Matraca” y “Cañas y Barro”, en donde aborda de forma critica las duras condiciones del campesinado valenciano; “Entre naranjos”, aquí habla del sistema caciquil de la restauración en una comarca valenciana; y en “arroz y tartera” habla del auge de la burguesía comercial valenciana. Durante los primeros años de la restauración hubo sufragio censitario hasta que en 1880 Sagasta introdujo el sufragio universal.

En 1894, Blasco Ibáñez fundó el periódico “El Pueblo” con el objetivo de combatir la Restauración y defender las ideas republicanas. Con él nació una de las formas políticas más peculiares de la valencia contemporánea, el “blasquismo”. Este surgió de una escisión más radical del partido federal republicano de Pi i Margall. Este nuevo partido adquirió las denominaciones de Partido Republicano Federal, Unión republicana y Fusión republicana. Todos ellos conformaron el blasquismo. Este seria un partido interclasista sin embargo su mayor apoyo social procedía de las clases medias y bajas. El blasquismo consiguió aglutinar a distintas clases sociales utilizando la denominación de “pueblo”. Los rasgos más relevantes de este fenómeno son su ideología republicana, democrática y profundamente anticlerical. Este anticlericalismo hizo que surgiera la Liga Católica Valenciana, para hacer frente al movimiento blasquista. El blasquismo pretendía convertirse en un partido de masas y para ello contaba con un periódico donde exponer sus ideologías. El fin ultimo del blasquismo era el de proclamar la II Republica, fomentar el desarrollo regional de la provincia de Valencia y democratizar la vida publica. Hay que destacar que la influencia del blasquismo quedo reducida a la ciudad de Valencia, consiguiendo acceder al ayuntamiento en 1901 y 1911. Este movimiento contribuyó a criticar al régimen de la restauración. 
















Tema 8

Inicios del Valencianismo político y el proyecto de la Mancomunidad Valenciana



El movimiento del catalanismo jugó un papel muy importante en la modernización del sistema de restauración. Desde 1901 el catalanismo contaba con un partido político sólido, la Lliga Regionalista Catalana, impulsada por Cambó. Este partido, conservador, estaba sustentado por las clases altas y medias de la burguesía catalana al igual que por los terratenientes. Esta Lliga se intereso por la defensa de los intereses catalanes y por las reivindicaciones de una autonomía para Cataluña dentro del Estado Español. En 1906 se creó Solidaritat Catalana, movimiento que era una reagrupación de fuerzas catalanas donde destacaba la Lliga. El objetivo de esta Solidaritat era defender los intereses catalanes frente al centralismo político. En 1914, consiguió el movimiento catalanista que el gobierno central aprobase la creación de una Mancomunidad Catalana: organismo administrativo formado por la unión de las 4 provincias catalanas. Así se quería contribuir al desarrollo de la lengua en las 4 provincias al igual que en temas de obras publicas. Esta mancomunidad de materializo gracias al impulso de Enric Prat de la Riba, no obstante su duración fue breve ya que se prohibió en el 1925 durante la Dictadura de Primo de Rivera a través de la Ley de Estatutos provinciales.

A comienzos del XX, comenzaron a surgir los primeros movimientos (bastante tímidos) de valencianismo político, que tuvieron una menor envergadura que el catalanismo, debido a la falta de apoyo social. En el País Valenciano la mayor parte de la población se identificaba con el gobierno central. A diferencia del desarrollo cultural de Cataluña (Renaixença), en Valencia su efecto fue casi nulo. Podemos afirmar que el movimiento cultural y literario no tuvo un peso especifico entre la sociedad valenciana. Sí tuvo una mayor influencia una publicación llamada Lo Rat Penat, que se escribir en catalán y en castellano. Uno de los principales impulsores de las Renaixença valenciana fue Constante Llombart, fundador de Lo Rat Penat. Éste personaje pretendía impulsar la Renaixença literaria desde una tendencia republicana. Pretendía impulsar la creación de grupos políticos, pero al morir en 1895, todas sus ideas se desvanecieron y su intento de dar a la Renaixença un sentido político.

A partir de ahora, esta Renaixença fue llevada a cabo por Teodor Llorente, burgués conservador del Partido Liberal conservador, que era partidario del centralismo político. Con él triunfó el sector más elitista de la Renaixença. En 1902, un distinguido medico valenciano, Faustino Barberà i Martì, pronunció una conferencia “Regionalismo y Valenticultura” en la fijaba las bases para un regionalismo futuro y así poder crear partidos políticos para esta causa. En 1904, surgió la primera formación política: Valencia Nova, dirigida por Barberà. Así es como se iniciaba el valencianismo político. Estaba compuesto por gente joven que pretendía continuar con la vertiente progresista de Llombart. Propugnaba la movilización política para defender los intereses valencianos y acabar con el caciquismo. No tuvo ninguna representación en las Cortes y ayuntamientos debido al escaso apoyo social.

El nacionalismo valenciano no tuvo nada que ver con el catalán, teniendo este ultimo un mayor apoyo social (burguesía) que el valenciano. Llegaron a haber negociaciones para la creación de una Mancomunidad Valenciana con la unión de las tres provincias, pero las autoridades de Alicante pretendían crear una Mancomunidad de Levante (Alicante, Castellón, Valencia, Murcia y Albacete), cosa que no agradó por lo que las negociaciones terminarían fracasando.     


































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Tema 11

GUERRA CIVIL Y FRANQUISMO

Febrero: 1936                                                                                                                                                                                                                                    Elecciones  (II   R e p ú b l i c a) victoria de la coalición de Partidos de Izquierda y del centro (Frente Popular). A partir de entonces la extrema derecha comenzó a organizar una conspiración para acabar con la Republica. Para ello intentaron movilizar a los principales núcleos del Ejército. Finalmente, el 17 de julio de 1936 se produjo un alzamiento militar en Marruecos, dirigido por Franco. La insurrección se propagó al día siguiente por toda la Península. El País Valenciano iba a ser uno de los puntos clave del alzamiento, pero los altos cargos militares dudaron a la hora de la verdad, ya que no se veían lo suficientemente respaldados para que el golpe de Estado pudiese triunfar. Ello fue debido, sobre todo, a que los republicanos valencianos reaccionaron pronto y formaron milicias antifascistas, consiguiendo, finalmente, que la rebelión no alcanzase al País Valenciano.

De hecho, el País Valenciano sería una de las últimas zonas en caer en manos de Franco: hasta marzo de 1938 no logró ocupar la zona de Castellón; Valencia y Alicante serían las últimas ciudades asediadas (marzo 1939), de ahí la fama que el País Valenciano tiene de zona roja y republicana. Debido a la ocupación de Madrid por las tropas de Franco, el Gobierno de la República se trasladó a la ciudad de Valencia (nov. 1936-oct. 1937). El P. Valenciano se convirtió, pues, en uno de los principales núcleos republicanos y multitud de republicanos de otras zonas de España se refugiaron en las ciudades valencianas. Por ello, el territorio valenciano sufrió numerosos bombardeos aéreos y marítimos que causaron grandes destrozos materiales y que ocasionaron un gran número de víctimas mortales.


En febrero de 1939 el Gobierno republicano se trasladó a Alicante, al municipio de Elda. Concretamente, el Gobierno se instaló de forma subrepticia en una finca llamada El Poblet, ubicada en las cercanías del municipio. A esta última sede del Gobierno de la República se la conocía tácticamente como Posición Yuste. A finales de marzo de 1939 fueron finalmente tomadas las ciudades de Valencia y Alicante. Alicante fue la última ciudad de España en ser ocupada por las tropas nacionales (30 marzo 1939). Por eso, en el puerto de Alicante se organizó la evacuación de miles de republicanos que intentaban huir en barcos de la represión a la que serían sometidos por los vencedores de la contienda. Pero tan sólo pudieron escapar unos 3.500 republicanos, ya que fueron sorprendidos por las tropas italianas enviadas por Mussolini.

Terminada la guerra, comenzaba el tiempo de la represión de la dictadura.. Cataluña y el País Valenciano fueron considerados por los franquistas territorios hostiles y enemigos, debido a la gran resistencia que ofrecieron durante la guerra civil. Entre 1939 y 1945 unos 70.000 ciudadanos catalanes y valencianos fueron sometidos a consejos de guerra y cerca de 10.000 fueron fusilados. Por toda España se improvisaron cárceles y se construyeron campos de concentración para albergar al gran número de prisioneros del bando republicano. En Alicante: los dos castillos, la plaza de toros, el hospital provincial, los cines, el campo de concentración de Los Almendros (Camp dels Ametlers). En Albatera se construyó un campo de concentración que en 1939 albergó a unos 7.000 prisioneros. Con la dictadura franquista se suprimieron las instituciones democráticas y autonómicas. Franco prohibió y persiguió los partidos políticos, las organizaciones sindicales y la lengua y cultura catalanas (vasca y gallega).



La lengua de los valencianos, sin embargo, no fue prohibida por el régimen franquista, aunque su uso fue controlado y relegado a manifestaciones folclóricas y a la vida privada. ¿Cómo se explica que el régimen franquista atacase tan duramente la lengua y cultura catalana y, sin embargo, fuese un tanto permisivo con los valencianos? La respuesta es sencilla: como vimos a partir del tema de la Restauración, el valencianismo político era débil e inofensivo, ya que carecía de una base social sólida y, por ello, el régimen no veía en éste un peligro para la unidad nacional. En Cataluña, sin embargo, ocurría lo contrario: el catalanismo cultural y político gozaba de un sólido apoyo de grupos republicanos de izquierdas y ello conllevaba un riesgo para la unidad de España. Por este motivo, Franco reprimió duramente toda manifestación catalanista.

En el ámbito económico, la política autárquica de los años 40 y 50 produjo un enorme perjuicio para la economía del País Valenciano. Ello fue debido a que la política autárquica perseguía una industrialización acelerada sin dependencia del exterior, es decir, reduciendo las importaciones a la mínima expresión. Por este motivo, el régimen dictatorial favoreció a una serie de industrias que calificó de interés nacional: la industria pesada y de fines bélicos. Y el País Valenciano (como ya vimos en clase en el tema dedicado a la economía valenciana) carecía de este tipo de industria. La economía valenciana se basaba, principalmente, en la agricultura de exportación y en la industria de bienes destinados al consumo final, como el calzado, el textil, etc.

A finales de los años 50, cuando el régimen comenzó una relativa liberalización mediante la aprobación de los Planes de Estabilización, la economía valenciana pudo empezar un proceso de recuperación, llegando, incluso, a crecer a un ritmo superior a la media del resto de regiones españolas.






Tema 12                                          TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA.

Tras la muerte de Franco (20 nov. 1975), en 1978 se constituyó el llamado Consell del País Valencià, órgano que tenía por objeto conseguir un autogobierno valenciano democrático, dar al País Valenciano un Estatuto de Autonomía y recuperar la lengua valenciana.

La Constitución española de 1978 organiza territorialmente el Estado en municipios, provincias y comunidades autónomas. La  Constitución reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y las regiones que integran la Nación española (patria común e indivisible de todos los españoles).

Finalmente, y tras varios años de elaboración y debate, el Estatuto de Autonomía de los valencianos sería aprobado por las Cortes Generales en julio de 1982. En el debate se barajaron tres posibilidades para la denominación: Reino de Valencia, País Valenciano o Comunidad Valenciana (esta última fue la que acabó imponiéndose).

En el Estatuto al conjunto de las instituciones de autogobierno de la Comunidad se le denomina Generalitat Valenciana. Forman parte de la Generalitat el Gobierno valenciano (Consell), el Presidente, las Cortes valencianas y el resto de instituciones valencianas. En las primeras elecciones autonómicas, que se celebraron en 1983, el PSPV-PSOE obtuvo una mayoría en las tres provincias valencianas, siendo elegido como presidente de la Generalitat el socialista Joan Lerma.



















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