lunes, 24 de diciembre de 2012

Sistemas de Información en Arqueología



BLOQUE I. INTRODUCCIÓN. ANÁLISIS Y GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN ARQUEOLÓGICA

TEMA 1. LA ARQUEOLOGÍA COMO FUENTE HISTÓRICA: FUENTES Y POSIBILIDADES

I.1.1.-Conceptos básicos
I.1.1.1.-Arqueología y registro arqueológico
Esta materia versa sobre la Arqueología y los distintos sistemas de información que se aplican en la práctica de esta ciencia auxiliar de la Historia. Sin embargo, antes de profundizar en este tipo de cuestiones, resulta recomendable -por no decir que imprescindible- comenzar por el principio, es decir, definiendoaquello a lo que vamos a estar refiriéndonos como objeto de estudio a lo largo de esta asignatura. Así, podemos responder a la pregunta de ¿cuál es el objetivo de la Arqueología? de distintas maneras, todasigualmente válidas.
La Arqueología tiene como objeto el estudio de las sociedades humanas a partir de sus vestigios materiales, restos tangibles que hay que, primero obtener, y posteriormente situar en el lugar que les corresponde en el proceso de conocimiento de su Historia1.
También se podría decir que la Arqueología aspira a explicar de forma científica problemas históricos previamente planteados, a partir de la recuperación y el estudio de los restos materiales de las sociedades del pasado2.
En ambos casos se defiende la importancia de los restos materiales del pasado, es decir, del registro arqueológico, para el estudio histórico. Podríamos definir este nuevo concepto, el de registro arqueológico, como el conjunto de elementos formales originados por la acción social pretérita, que restan después del efecto sobre ellos de procesos postdeposicionales de carácter natural y/o cultural, y que resultan accesibles al arqueólogo a través de una operación de análisis realizada dentro de su determinado contexto social e institucional3.

I.1.1.2.-Sistemas de información
Si, efectivamente, tal y como acabamos de exponer, a la Arqueología le interesan las sociedades del pasado, para conocerlas necesita los vestigios de dicho pasado. Pero para obtener de los mismos la información histórica que precisamos necesitamos un método, a través del cual construimos la Historia.
Este método requiere de una serie de una serie de herramientas que nos permitan abstraer del registro arqueológico la información histórica que resulte de utilidad. Llamamos sistema de información a un conjunto de herramientas especializadas para trabajar en un dominio de aplicación concretos, herramientas que a menudo forman la forma concreta de programas de ordenador.
Tenemos que aproximarnos al registro arqueológico y material, y para ello hay una serie de herramientas que se relacionan: procesadores de textos, hojas de cálculo, bases de datos, tratamientos digitales… Todo ello se adapta para obtener el conocimiento concreto aplicado a la Arqueología.

I.1.2.-La Arqueología como fuente histórica: límites y posibilidades
La Historia reconstruye el pasado de las sociedades mediante la aplicación de un método, por lo que adquiere el rango de ciencia. Para construir su discurso, necesita aplicar su método sobre las fuentes que le puedan proporcionar información válida. Estas fuentes de conocimiento histórico son las escritas, las orales, las visuales y las materiales:
-Fuentes escritas. Son la codificación del lenguaje en un soporte físico mediante unos signos conocidos y reconocidos por un grupo, lo que permite la figuración de mensajes y transmitirlos en el espacio.
Definición tomada de Ruiz, A. Molinos, M. y Hornos, F. 1986. Arqueología en Jaén.

Reflexion  desde un proyecto no inocente. Jaén.
2 pasado. Alicante y en el tiempo. Hay que tener un cuidado especial a la hora de manejar estas fuentes con el fin de detectar y aislar la carga de subjetividad que puedan tener mediante la crítica documental y textual. También hay que prestar atención a la forma en la que se transmite el mensaje que aparece en los textos. En muchas ocasiones no se dispone de los documentos originales, sino de copias o incluso copias de copias, de manera que la información inicial puede verse voluntaria o involuntariamente alterada. Otro de los problemas que presentan los documentos escritos es que no todas las civilizaciones humanas desarrollaron como medio de expresión un sistema de escritura, o incluso en el caso de que sí lo hicieran no todos han podido ser descifrados, por lo que no pueden ser empleados como fuente de información. Si bien no podemos aproximarnos al conocimiento de estas civilizaciones mediante las fuentes escritas, podemos recurrir para ello a otro tipo de fuentes.
-Las fuentes orales. Son testimonios directos transmitidos por vía oral, como por ejemplo las leyendas. No pudieron registrarse de otra forma que no fuese la escrita hasta hace relativamente poco tiempo, cuando la tecnología hizo posible fijar la voz sobre un soporte.
-Fuentes visuales, como la fotografía, el cine, la iconografía, los dibujos o la pintura. Son aquellas
que tratan de representar la realidad, emulándola con un mayor o menor realismo. La intencionalidad de estas fuentes es un elemento muy importante en las mismas, al igual que su carga y significado simbólico, como ocurre por ejemplo en el arte rupestre.
-Las fuentes materiales. Todas las fuentes históricas son, en esencia, fuentes materiales por tratarse de elementos físicos, aunque aquí nos referimos de una forma más específica a los objetos creados por una sociedad del pasado, los cuales son susceptibles de ser estudiados por la Arqueología.

La Historia se asocia a todas estas clases de fuentes para estudiar las sociedades del pasado. Dentro de ellas, las fuentes materiales cuentan con un método para extraer de las mismas información histórica: el método arqueológico.

La Arqueología no se dedica únicamente a trabajar con objetos enterrados o sumergidos, al igual que tampoco valora la riqueza material o artística de su objeto de estudio, sino su capacidad de aportar conocimiento. Las fuentes materiales pasan a convertirse bajo su tamiz en datos históricos, lo que hace de ellas fuentes históricas.
A pesar de que desde el punto de vista más tradicional las fuentes escritas eran consideradas como el único medio válido para hacerse con una información fiable acerca del pasado y que la Arqueología no era más que un apoyo, una ayuda que complementaba, auxiliaba o refutaba aquello que decían los textos, esta concepción de la misma como conocimiento subordinado ha desaparecido en la actualidad. Debemos entender por tanto que la Arqueología es una disciplina histórica, una ciencia en sí misma, por cuanto propone y plantea sus propias hipótesis históricas y cuenta con el aparato teórico y metodológico para abordar este objetivo.
Mientras que las fuentes escritas suelen, en lo que se refiere a los acontecimientos, mencionar hechos poco usuales, sucesos muy puntuales. En cambio, la Arqueología analiza los procesos, sucesos que suceden a lo largo de un período largo de tiempo. Además, los textos suelen hablar casi exclusivamente de los episodios relacionados con las elites sociales, destinatarios últimos de estos escritos, por lo que aportan por lo general una escasa información sobre las clases populares, que son quienes en realidad sustentan sobre sus hombros a toda la pirámide social. No queremos decir con ello que no deba existir –como de hecho sí ocurre- una complementariedad de los datos. A pesar de que la Arqueología se asiente en la interpretación de los restos materiales, no descarta utilizar cualquier otra fuente que pueda servir de ayuda.
Por último nos resta sólo una puntualización respecto a cuál es el alcance cronológico del trabajo arqueológico. Al igual que existe un prejuicio por el que se considera que la Arqueología únicamente se dedica a estudiar aquellos vestigios materiales que están enterrados bajo capas y capas de tierra, también se suele pensar erróneamente que sólo las sociedades antiguas quedan dentro de su radio de acción. Lo cierto es que el método arqueológico permite aproximarse al conocimiento de sociedades muy recientes, sin que la lejanía en el tiempo respecto a nosotros sea un criterio a tener en consideración a la hora de discriminar qué debe investigar un arqueólogo y qué no. Por poner un ejemplo, la labor de los arqueólogos ha resultado vital para el estudio de las fosas comunes de conflictos bélicos muy recientes. También podríamos hablar de la Arqueología industrial, cuyo objeto de estudio son las evidencias materiales de la industrialización, fenómeno que desde luego no se remonta a una época prehistórica.

I.1.3.-Las corrientes teóricas y la renovación metodológica
I.1.3.1.-La evolución del pensamiento arqueológico
I.1.3.1.1.-Los orígenes
No podemos entender la forma que hoy tenemos de practicar la Arqueología, es decir, su método, sin volver la vista atrás y revisar previamente todos los avances y cambios que esta disciplina ha ido experimentando a lo largo de su vida.
Distinguiríamos una primera fase, comprendida aproximadamente entre los siglos XVI y XVIII. En estas fechas se encuentra el punto de partida por el interés hacia las culturas del pasado. El Renacimiento, como ya sabemos, buscaba la identidad de la Europa de su momento en la Antigüedad grecolatina y en la recuperación de este pasado, no sólo en lo que se refiere a la asunción de sus ideales, sino también en su sentido más físico tal y como así lo demuestran acontecimientos como el descubrimiento de la Domus Aurea o el hallazgo del grupo escultórico de Laoconte y sus hijos.
En el siglo XVIII, durante el reinado de los Borbones en las Dos Sicilias, tuvieron lugar las excavaciones de Herculano y de Pompeya, en la bahía de Nápoles. Fueron planteadas desde un primer momento con el objetivo de recuperar obras de arte de entre los restos de estas ciudades perdidas. Poco después, la colonización europea de territorios asiáticos y africanos generó el expolio sistemático de su patrimonio cultural. El eurocentrismo predominante de esta época llevó a hacer pensar a los hombres que vivieron en estos tiempos que su obligación moral era salvaguardar el arte de las civilizaciones pasadas. Consideraban que los incivilizados habitantes de los países en los que se hallaban estas piezas no estaban capacitados para tal cometido, de manera que decidieron llevarse estas piezas con ellos, a sus naciones, donde las coleccionaron y custodiaron en museos creados específicamente con este fin.
Esta centuria fue también el llamado Siglo de las Luces, en el que la Ilustración aportó un nuevo ideal: el del progreso de la Humanidad. El Antiguo Régimen y su pirámide social se articulaban en torno a la legitimidad que otorgaba al poder el derecho divino. Sin embargo, según fueron pasando los años y la burguesía comenzó a adquirir relevancia se fue detectando, al mismo tiempo que una nueva forma de ver la vida iba ganando terreno, una fractura cada vez mayor de los planteamientos tradicionales. El conocimiento, la comprensión e los fenómenos naturales y los avances científicos eran los instrumentos que permitían alcanzar el ansiado progreso, que permitiría a la sociedad dirigir sus pasos hacia la construcción de un mundo mejor. Fue la Ilustración y su ideario la que permitió el cambio hacia u futuro guiado por la razón y la ciencia. No es casualidad que sea en este momento cuando la Física newtoniana desbanque a la tradicional, la aristotélica. Será también en estos momentos donde hay que fijar el arranque de la Arqueología moderna como disciplina científica.
Efectivamente, a lo largo del siglo XVIII y en las primeras décadas el XIX se dio la suma de una serie de elementos que permitió el inicio de esta nueva disciplina:
-El descubrimiento de otras realidades del pasado. A pesar de que ya se conocía el mundo grecolatino, el movimiento colonial hizo que los europeos entrasen en contacto con otras civilizaciones del pasado que alcanzaron un alto nivel de desarrollo, como por ejemplo las del Creciente Fértil, Egipto o Sudamérica. Se descubrió con gran asombro que su riqueza cultural era comparable a la romana y que además podía ser recuperada.
-Se producen las primeras propuestas clasificatorias. El enciclopedismo y su afán por recoger todo el conocimiento de la época llegan a la arqueología. Vieron la luz grandes publicaciones con clasificaciones de todas antigüedades descubiertas hasta el momento, como el Corpus Inscriptionum Latinarum de Mommsen, el Diccionario de antigüedades griegas y romanas de Daremberg y de Saglio, la clasificación de las edades del hombre del danés Thomsen y su revisión por Lübbock, que al hacer pasar al hombre de una Edad de Piedra a otra de Bronce y finalmente a una de Hierro plasman inconscientemente el ideal burgués del progreso.
-Avances en el conocimiento geológico y estratigráfico. En el año 1833 Charles Lyell publica su Principios de Geología, donde explica la formación de la superficie de la Tierra y el funcionamiento de la secuencia estratigráfica, aspecto que será vital para los arqueólogos. Permitió postular que la antigüedad de la Tierra era mayor de la que se presuponía y propuestas de datación como la de Ussher, que empleaba la Biblia como única fuente, comenzaron aponerse en duda.
La segunda fase inició a mediados del siglo XIX, concretamente en el 1859. Este año tuvo lugar un suceso que revolucionó la forma de entender el mundo y generó un nuevo paradigma científico, el evolucionismo, de modo que debemos considerarlo como un punto de inflexión. Nos referimos, evidentemente, a la publicación de la obra de Charles Darwin El origen de las especies. El concepto de laselección natural, es decir, de la adaptación de las especies al medio como clave para que una especie sobreviva y se perpetúe y otras no abrió nuevas vías de pensamiento.
Herbert Spencer fue uno de los que tomó el testigo y aplicó estas mismas teorías a las sociedades humanas en lo que se denomina el evolucionismo cultural. Habla de la existencia de sociedades que se encontraban en distintos grados de desarrollo y plantea que las sociedades tienden a evolucionar de menor a mayor complejidad por un proceso de adaptación para dar lugar a un resultado más perfecto. A pesar de lo interesante de sus propuestas, es muy generalista y cae en el error de pensar que la evolución se produce al mismo ritmo y en todos los puntos del globo al mismo tiempo.
Como respuesta a estos planteamientos surgió otra corriente que también influirá en la Arqueología.
Consideraba que la evolución no puede darse en todos los lugares y al mismo tiempo, sino que en realidad se producían desarrollos locales o multifocales, a partir de distintos focos.
Muy distinto es el planteamiento difusionista, que nace de la idea de ex Oriente lux, la luz que viene de Oriente. Según esta teoría el Neolítico surge en el Próximo Oriente y desde allí se difundió al resto del mundo. La evolución no sería por tanto multifocal, sino que tiene un origen geográfico concreto y de allí pasa al resto de regiones. El motor del cambio es la transmisión de las nuevas ideas a partir de un foco de origen, desde donde se trasladan a distintas zonas de contacto. La labor de los historiadores sería por tanto comprobar de manera localizada cómo se ha producido la transferencia de las distintas innovaciones. Pero en realidad el mensaje que subyace en estos postulados no es más que un viejo conocido: los pueblos avanzados transfieren su cultura a los menos evolucionados. Aunque sigue la dirección contraria a la del colonialismo europeo, lo que hace en realidad es justificarlo al considerar natural que una sociedad superior imponga sus innovaciones y sus propios sistemas al resto. Decimos que se produce por migración cuando es un grupo poblacional el que traslada este conocimiento de manera física junto a ellos y es su contacto directo con otros pueblos lo que permite que lo adquieran de ellos, mientras que hablamos de difusión en sentido estricto cuando el conocimiento que surge de su foco originario llega a otros pueblos de manera indirecta, sin que intervenga un movimiento de individuos sino únicamente de ideas y conocimiento.

I.1.3.1.2.-El historicismo cultural
No tardará mucho en nacer una Historia de carácter particularista, que se dedique al estudio de cada pueblo o región de forma muy concreta y casi excluyente, incluso desde el punto de vista de la cultura material. Las evidencias del pasado nos hablan de determinados rasgos, de unas normas culturales y de las pautas de una sociedad concreta, elementos que nos permiten identificar y definir a una cultura arqueológica en su contexto geográfico y cultural para luego plantear las relaciones entre las distintas culturas. Es lo que llamamos la Historia cultural, caracterizada por ser difusionista, descriptiva e inductivista, ya que construye normas generales a partir de datos particulares. Esta nueva forma de hacer Historia cuenta con una base normativa, por lo que todo elemento hallado es una norma para definir al pueblo que lo ha creado, y politética, haciendo falta reunir varias características propias de una cultura para que ésta pueda ser definida como tal. Su objetivo es definir qué es cada cultura arqueológicamente hablando. Su máximo valedor fue Gordon Childe, aunque si bien ocupando unas posturas menos dogmáticas. Por poner un ejemplo, defendía que podía darse –y se daba- una discontinuidad en la evolución a través de cambios bruscos, como el Neolítico o la revolución urbana.

I.1.3.1.3.-La Nueva Arqueología
La Historia cultural fue el paradigma imperante en la Arqueología hasta mediados del siglo XX. La Segunda Guerra Mundial supuso una revolución del pensamiento como consecuencia del shock generalizado, pero no sólo eso. Una guerra generalizada siempre conlleva un enrome esfuerzo poblacional y científico para conseguir superar al adversario. Fue un momento de grandes descubrimientos científicos que, una vez terminado el conflicto bélico, impulsaron un gran avance al ser aplicados en la ciencia civil. Entre las nuevas formas de hacer ciencia que van a darse en todas las disciplinas nacerá la Nueva Arqueología, llamada también Arqueología Procesual. Su origen está en un artículo escrito por el norteamericano Binford en el 1962. No es de extrañar que se desarrollase en los Estados Unidos de América, ya que al erigirse como nueva potencia mundial tras la Segunda Guerra Mundial no sólo dirigió la economía de todo el orbe, sino que se convirtió en el centro que protagonizará los grandes avances científicos. Esta Nueva Arqueología llegará a Europa unos pocos años más tarde, en el 1968, de la mano de Clarke.
Planteaba que la Arqueología previa era demasiado descriptiva, mientras que ahora se tenderá a la objetividad y a dotar a esta disciplina de un carácter más científico en el sentido de su capacidad para manejar leyes de carácter general con el fin de explicar fenómenos de transformación de una sociedad. Para ello se alejó un poco de la Historia y se aproximó a la Antropología, disciplina en la que encuentra los elementos que precisaba para realizar el tipo de estudios que propone: investigar sobre las grandes preguntas de la Humanidad, como cuál es la articulación del poder, la de la sociedad… pero centrándose sobre todo en su gran obsesión, explicar los cambios en las sociedades. La aplicación de esta teoría se realiza mediante sistemas: toda cultura está compuesta por subsistemas independientes pero relacionados entre ellos. Al modificarse un subsistema se realiza una readaptación del reconocimiento de los componentes para producir el cambio. Para llevar a cabo este cometido se ayuda de la informática y de otras ciencias auxiliares, a las que recurre para realizar estudios de polen, de carbones, etc. Frente al motor tradicional del cambio histórico por la difusión de las ideas, ahora se enfatizan los aspectos de adaptación al entorno y la creación de resortes, sobre todo económicos, para la explotación del mismo.

I.1.3.1.4.-El materialismo histórico en la Arqueología
Otra corriente que se manifestó en la Arqueología es el materialismo histórico. Nació en la segunda mitad del siglo XIX y se desarrolló a partir de la segunda mitad del siglo XX por parte del bloque soviético
como alternativa a la Nueva Arqueología. Se basa en el principio de la lucha de clases, según el cual la
sociedad está polarizada en opresores y en oprimidos.

Para cambiar a la sociedad primero hay que entender su funcionamiento y estudiarlo a lo largo de la
Historia. Interpreta que está compuesta por infraestructuras y superestructuras, donde las primeras son sus
bases económicas y la segunda los elementos políticos e ideológicos que justifican a las primeras. Están
condicionadas por la economía, regida en función de dos variables, los medios de producción y la fuerza de
trabajo, de cuyo equilibrio se crean las relaciones de producción. Según el marxismo, la Historia del hombre
es una continua pugna por cambiar la posesión de los medios de producción. La naturaleza de este
enfrentamiento es dialéctica, es decir, que tras la oposición de ambas posturas surge una tercera y nueva,
en la que se combinan aspectos de las previas.

A través del registro arqueológico podemos caracterizar los modos de producción, recomponer la
infraestructura de una determinada sociedad, y su superestructura ideológica, aquellas manifestaciones
materiales que pretenden construir una ideología colectiva común a grupos poblacionales. A través de la
conceptualización de términos y conceptos, de la cultura material y de los grupos de población común sería
posible reorientar la investigación arqueológica.

Hay tres bloques en los que triunfaron estos planteamientos:
-Europa del Este.
-Europa Occidental, concretamente en Francia a través de la Escuela de los Anales y en Italia por
la Escuela Gramsci.
-Sudamérica, particularmente el México, donde la Arqueología Social Latinoamericana aplica el
marxismo a la Arqueología y pretende entender el pasado desde el presente.

I.1.3.1.5.-Las corrientes postprocesualistas
En los años 80 emergen las corrientes postprocesuales. En el seno de la Nueva Arqueología
comienza a ver distensiones, voces críticas que no están de acuerdo con sus postulados y generan críticas.
Era demasiado funcionalista y aspectos tan importantes de las sociedades del pasado como sus creencias
quedaban al margen de su campo de investigación. Nace así la Arqueología Interpretativa o Postprocesual,
que reivindica la faceta del mundo ideológico y simbólico.

Las figuras de Kent Flannery y Sir Colin Renfrew serán importantes, ya que observarán que la
búsqueda de leyes generales ha llevado a la Historia posiciones absurdas. Critican por tanto el cientifismo,
de modo que los aspectos esencialmente funcionalistas son atacados. Se funda la Escuela Procesual
Cognitiva para diferenciarse de la Escuela Procesual Funcionalista, a la que pertenece la Nueva Arqueología.
Aboga, sin abandonar el método hipotético- deductivo, por no pretender dar establecimiento a leyes como
una parte esencial de la disciplina, así que lo particular vuelve a ser valorado. La interpretación o
hermenéutica es un elemento fundamental, y tanto la Historia como la Arqueología la harán suya. La Escuela
Procesual Cognitiva se aparta de la relación con la Antropología para aproximarse al contexto cultural: la
cultura material tendrá sentido dentro de la sociedad que la creó. Ian Hodder, antiguo procesualista,
destacará en Inglaterra a partir de la década de los ochenta como representante de la teoría
postprocesualista.

En el siglo XXI la corriente dominante es el postmodernismo, también llamado relativismo. Nace con
Liotard y tras la decepción ante el fracaso de la idea del progreso y visto que ninguno de los dos bloques
logró imponer su criterio, hoy en día, como ninguna teoría es completamente cierta y toma como única
máxima el “todo vale”, se acepta incluso la mezcla de elementos procedentes de cualquiera de las teorías
precedentes.
I.1.3.2.-La renovación científica de la Nueva Arqueología
La Nueva Arqueología, todavía imperante en los Estados Unidos de América, debe de ser valorada
además de por sus contenidos epistemológicos por su aportación en la introducción de cambios técnicos en
esta disciplina. Su preocupación por el método abrió a la Arqueología a otros saberes, entre los cuales ocupa
un papel destacado la informática. Efectivamente, en la década de los sesenta, cuando la Nueva Arqueología
desarrolló su propuesta, comenzaban a circular los primeros ordenadores con aplicaciones científicas e
incorporaron su uso al método de trabajo de la Arqueología, parcela que ya nunca abandonó. Podemos
afirmar por tanto que los grandes logros de la Nueva Arqueología fueron la búsqueda de principios generales, que además debían ser lo más objetivos posibles, la incorporación a la Arqueología de técnicas y métodos científicos y la aplicación de la informática.

Nunca hay que olvidar que a pesar de la mayor complejidad que aportamos al estudio de las
sociedades del pasado a través del empleo de herramientas digitales, informáticas, etc. sobre el registro
material, se sigue cumpliendo una característica intrínseca a la Arqueología: la información no existe, sino
que la construyen los arqueólogos. Por muy preciso que sea nuestro trabajo, la información arqueológica es
siempre subjetiva porque surge tras nuestra interpretación del registro material, aunque hay que puntualizar
que no todos los datos arqueológicos tienen el mismo grado de subjetividad.

El proceso e la construcción de un dato es el
que vemos en este esquema: tomamos las evidencias
materiales y las pasamos a través del filtro del método
y de la teoría, que nos permiten obtener de las mismas
el conocimiento arqueológico que poseen o, lo que es lo
mismo, somos nosotros quienes construimos la Historia
a partir de los vestigios del pasado. Para ello los
manipulamos y gestionamos con el fin de obtener su
información.

BLOQUE II. SISTEMAS DE GESTIÓN Y ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN ARQUEOLÓGICA

TEMA 2. LA ESTRATIGRAFÍA: LEYES Y CONCEPTOS

II.2.1.-Introducción. La formación del yacimiento arqueológico
Si tal y como ya hemos dicho los arqueólogos se dedican al estudio de las sociedades del pasado a través de sus vestigios materiales, podemos deducir que su ámbito preferente de trabajo son los yacimientos, aquellos lugares donde el ser humano ha intervenido en el medio. Dentro de ellos los que más información suelen aportar son los lugares de hábitat y las necrópolis, ya que la ocupación deja una impronta física muy fuerte en cuanto a la transformación del espacio, mientras que en las necrópolis su simbolismo hace que estos lugares suelan llegar sin una excesiva alteración hasta nuestros días.
El empleo de la palabra yacimiento para referirnos a este tipo de espacios ya supone desde el principio un error etimológico. El significado de esta palabra es en realidad el de mina o lugar de obtención de una materia prima. Esta perversión de su significado original deriva por tanto del concepto decimonónico
de la Arqueología, cuando lo único que importaba era extraer piezas que mereciesen ser exhibidas en un
museo. Hoy en día se acude a estos espacios con unas pretensiones muy distintas, tan sencillas o tan
complejas como lo es la obtención de información sobre una comunidad y su sociedad a partir de los restos
materiales de la misma que allí se encuentran.

En los yacimientos arqueológicos nos interesa de una manera muy particular su proceso de
formación. Se debe a dos tipos de acciones, las naturales y las antrópicas. De ambas destacaremos las
antrópicas, ya que son las que hacen que el lugar cuente con una importancia histórica. Podemos diferenciar
seis fases dentro de este proceso de formación, extrapolable a cualquier yacimiento arqueológico:
-Construcción-ocupación. Un pueblo elige un lugar para vivir y lo acondiciona, modificando en
este proceso el espacio natural.
-Abandono. El lugar, sea por el motivo que
sea, deja de ser válido como hábitat y se abandona.
-Destrucción y deposición. Los materiales que
lo habían constituido ceden ante el peso de los años y las
inclemencias del tiempo y forman derrumbes sobre el suelo.
- Éstos adquieren la forma de capas horizontales o estratos que forman el depósito arqueológico.
Es la estratificación.


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-Procesos postdeposicionales, causados por agentes antrópicos como la actuación de un labrador
sobre el terreno, o por agentes naturales.
-Una vez finalizado este proceso puede iniciarse de nuevo con otra ocupación o, en caso de que
se trate de un yacimiento con una única fase, puede iniciarse su recuperación o excavación.

Sobre las estructuras y capas de la Tierra está el modelado terrestre, una acción natural constante e
imparable que afecta permanente a su superficie. La atmósfera y sus cambios de tiempo afectan a la
litología mediante tres tipos de acción:
-Las partes elevadas del perfil terrestre se van disgregando por efecto de los agentes
atmosféricos. Es el fenómeno que conocemos como la erosión.
-El movimiento o desplazamiento. Por efecto de la gravedad y gracias a la acción de los agentes
atmosféricos las partículas desmenuzadas se desplazan de una parte a otra.
-Deposición de estas partículas.

Se trata de un ciclo, un proceso constante, que nunca se detiene y que es el responsable de la
estratificación. Se trata de un término tomado de la Geología que defina la manera en la que se disponen las
capas de roca o masa mineral superpuestas en un terreno. Éstas se forman a partir de las variaciones del
tipo de material depositado o de las circunstancias de su deposición. Es un fenómeno físico y espacial que,
en principio, se produce de manera semejante en todos los yacimientos, por lo que se puede aplicar un
mismo método en todos ellos.

La estratigrafía es la sucesión de distintas capas de tierra que componen un yacimiento
arqueológico. Según Harris, es la ciencia que permite la comprensión de los yacimientos arqueológicos y
consiste en el estudio y la interpretación de la estratificación arqueológica. Es por tanto el estudio de la
secuencia tomada por las distintas unidades estratigráficas.

Tomando este concepto, definimos a la unidad
estratigráfica como el elemento menor que se puede
identificar en un yacimiento arqueológico. También es la
denominación que reciben cada uno de los estratos o
elementos4 que se diferencian durante el proceso de
excavación. Suelen designarse con números. La interfaz
es el plano de contacto entre dos unidades estratigráficas.
La relación entre unidades estratigráficas e interfaces
forma la secuencia de estratificación, base del método
estratigráfico. Éste consiste en identificar a todas las
unidades estratigráficas y ver cómo se relacionan entre sí.

II.2.2.-Las relaciones estratigráficas
Tal y como hemos adelantado, el método
estratigráfico no consiste sólo en identificar las unidades
estratigráficas sino que también hay que establecer las
relaciones que mantienen entre ellas. Existen dos tipos distintos de relaciones estratigráficas. Por un lado
están las físicas, definidas por parejas de opuestos que nos indican cómo se produce el contacto, como
“corta a…” y “es cortado por…”, “cubre a…” y “es cubierto por…”, “rellena a…” y “es rellenado por…”, “se
apoya en…” y “se le apoya…”, “es igual a…” y “equivale a…”. Estas relaciones físicas nos sirven para
establecer las relaciones estratigráficas, que son las que realmente nos interesan. Son tres:
-Sin relación, lo que quiere decir que no hay contacto físico entre ellas.
-Identidad, por lo que ambas son partes de un mismo depósito o interfaz.
-Superposición, que nos indica a través de sus vínculos físicos cuál es anterior y cuál posterior en
la secuencia de estratificación.

Se emplea el término neutro de unidad estratigráfica y no de estrato porque hay elementos que

son unidades estratigráficas pero que no son estratos, como por ejemplo los muros.


funcionan las distintas relaciones físicas entre varias unidades estratigráficas.


II.2.3.-El registro de la información arqueológica
Una vez que hemos identificado las distintas unidades estratigráficas y sus relaciones mutuas, el
siguiente paso a realizar es registrarlas. Para ello seguimos un protocolo muy concreto.

En primer lugar, reunimos toda la información sobre cada una de las distintas unidades
estratigráficas en fichas. Son plantillas predeterminadas, lo que asegura una mayor uniformidad en la toma
de datos. De esta manera contamos en cada ficha con una serie de parámetros predeterminados que deben
ser rellenados. Este registro debe tomarse en el mismo yacimiento, permitiendo así la comprobación
conforme se van acumulando los datos. Además, es más que recomendable recurrir al empleo de bases de
datos informatizadas, que permiten ordenar la información obtenida de forma coherente y eliminar los
bucles en las relaciones, los números duplicados y cualquier otro tipo de dato innecesario.

II.2.4.-La representación de la información estratigráfica
El único paso del proceso de gestión de la información estratigráfica que nos queda por
dar es su representación, que efectuamos a través de la matriz de Harris. Es un sistema de
representación de las relaciones estratigráficas básicas, un esquema conceptual de las mismas.
Siempre hay que realizarla desde el principio de la excavación y no debe ser modificada a
posteriori. Se basa en tres principios:
-Cada unidad estratigráfica es un número encerrado en un rectángulo.
-Cada unidad estratigráfica se relaciona con las unidades con las que está en contacto
mediante una línea.
-Las unidades estratigráficas más antiguas van debajo que las más modernas, que
van arriba.

La matriz de Harris surgió a partir de la década de los setenta del año pasado, ante la
necesidad de simplificar la gestión de las numerosísimas unidades estratigráficas con las que se
trabajaba en la excavación de ciudades históricas inglesas. Este tipo de yacimientos son muy
complejos porque perduran mucho a lo largo del tiempo, cuentan con un gran número de fases y
su estratigrafía es difícil de entender. Esta matriz ideada por Harris era la manera más fácil de
representar las relaciones estratigráficas y de recordar su orden cronológico.

II.2.5.-Interpretación de las unidades estratigráficas
Una parte importante del trabajo del arqueólogo consiste en leer el sentido de las unidades
estratigráficas, interpretarlas y tratar de relacionarlas
con una determinada acción, como por ejemplo el
paleosuelo, construcción, abandono, destrucción,
relleno… Es la forma de utilizar la secuencia cronológica
de las unidades estratigráficas para dotar al yacimiento
de un sentido real, como vemos en este ejemplo.

II.2.6.-Arqueología de la arquitectura
II.2.6.1.-Introducción histórica
El término de Arqueología de la arquitectura fue
acuñado por Tiziano Manonni en la década de los
noventa del pasado siglo, aunque sus inicios se
remontan a veinte años antes, en Italia. Fue un
momento de cambio, en el que confluyeron las circunstancias que dieron lugar a esta especialidad. Por una
parte, el materialismo histórico irrumpió con una gran fuerza en las corrientes teóricas y modificó la forma
de ver la Historia, la Arqueología y todas las ciencias en general al convertirse en el nuevo paradigma
imperante. Además, en estas mismas fechas la Arqueología había rebasado finalmente los límites cronológicos tradicionales que la encorsetaban. Nuevas especialidades comenzaron a dar sus primeros pasos dentro de la disciplina arqueológica, como la Arqueología postclásica o la Arqueología medieval, que tendrá una gran vinculación con la Arqueología de la arquitectura. Por último, en esta década el método estratigráfico de Harris ya estaba plenamente desarrollado, de modo que pudo ser tomado como propio en la Arqueología de la arquitectura.
El gran precursor de esta especialidad arqueológica fue el gran Andrea Carandini, director de las excavaciones de la parte de la ciudad de Génova que había sido arrasada por los bombardeos aliados durante la Segunda Guerra Mundial. En los congresos de Arqueología celebrados en Europa durante la década de los ochenta se fue difundiendo el uso y los resultados obtenidos mediante esta especialidad, hasta que una década más tarde ya se expandió definitivamente a todo el continente. A nuestro país llegó procedente de Italia por estas fechas, hablándose por primera vez de la Arqueología de la arquitectura en unos cursos que tuvieron lugar en la ciudad de Barcelona que tenían por nombre Monumento-documento.

II.2.6.2.-Criterios básicos
La Arqueología de la arquitectura es una disciplina histórica y como tal nos permite aproximarnos al conocimiento de las sociedades del pasado. Está en compromiso directo con el estudio y gestión del patrimonio edificado y emplea metodología arqueológica y modelos interpretativos, es decir, que trata de responder a cuestiones tales como la motivación a la hora de realizar una construcción.
Su objeto de estudio es el edificio, pero en vez de aproximarse al mismo como monumento como se hace desde la Historia del arte le da tratamiento de documento histórico. Concibe a la construcción como un yacimiento pluriestratificado, donde las unidades estratigráficas son las distintas acciones constructivas y destructivas que padece el inmueble a lo largo de la Historia, por lo que realmente se trabaja sobre un modelo estratigráfico tridimensional.
Para estudiar los edificios se aplica sobre ellos el método Harris, realizando una lectura estratigráfica de las unidades estratigráficas murarías (UEM) en la que se aplican criterios de distinción según materiales empleados, técnica constructiva, disposición y tamaño, acabado, tipo de mortero… Todo ello permite diferenciar, ordenar y datar las distintas fases por las que ha pasado.
Para averiguar la cronología de una fase concreta, en la Arqueología de la arquitectura existen, además de los métodos tradicionales, otros específicos y propios de esta especialidad, como la mensiocronología y la cronotipología. La primera de estas técnicas realiza dataciones a partir del tamaño de elementos constructivos, sobre todo de ladrillos. Fueron creciendo hasta el siglo XVII, momento a partir del cual se invirtió la tendencia. Estudiando las construcciones de una misma región se pueden establecer paralelos sobre el tamaño de los ladrillos empleados y su cronología y hacerla extensiva al resto de obras que hayan empleado el mismo tipo de material. La segunda, la cronotipología, proporciona fechas aproximadas según las formas y tipologías de los elementos constructivos empleados en la obra.
La Arqueología de la arquitectura es por tanto una poderosa herramienta para distinguir las etapas históricas de una construcción y los elementos que pertenecen a cada una de ellas, pero no se limita únicamente a estos objetivos. Se interesa por el significado de las construcciones y, al igual que en la Arqueología ordinaria, exige la descripción y documentación de cada una de las unidades estratigráficas murarías, de manera que si se opta por la eliminación de una fase concreta ésta quede documentada. Permite también recuperar o consolidar aspectos clave de la Historia del edificio que pudieran estar ocultos o transformados, esencial para la restauración de inmuebles históricos. En definitiva, ha aportado a la Historia nuevos instrumentos de estudio y la posibilidad de realizar análisis diacrónicos del tejido urbano desde la colaboración de la Arqueología y la arquitectura.
TEMA 3. LA GESTIÓN INFORMATIZADA DE LA INFORMACIÓN ESTRATIGRÁFICA: EL PROGRAMA SIA

II.3.1.-Principios básicos del registro de excavación: uso de fichas y bases de datos
A la hora de registrar las unidades estratigráficas que nos aparecen en la excavación, debemos proceder a la identificación detallada de sus características y, a continuación, realizar una asociación física y espacial de las unidades estratigráficas y establecer la relación estratigráfica existente. La mejor forma de hacerlo es a través de los medios que nos proporcionan las fichas y las bases de datos.

II.3.2.-El empleo del programa SIA-UA
En general se usan redes de bases de datos distintas relacionadas entre sí, lo que compacta y proporciona un más adecuado almacenamiento de la información. La Universidad de Alicante emplea su propia base de datos para estas tareas, la SIA, de base Access. Funciona a parir de tablas relacionadas con los componentes básicos de la información y está articulada en torno a formularios de entrada y salida de datos, que constituyen el interfaz a través del cual nos comunicamos con el programa. Es la forma más eficaz de introducir parámetros predeterminados y ordenados, facilitando la entrada de los distintos campos.
Para fragmentar y almacenar la información, se descompone en tablas vinculadas por un elemento común que permite relacionar la información. El elemento en cuestión suele ser la unidad estratigráfica.
Cada una de estas tablas es en realidad una matriz de celdillas ordenadas en filas y columnas. En las primeras se registra la información correspondiente a una misma unidad estratigráfica, mientras que en cada columna se introduce la documentación correspondiente a un campo determinado de la información.
Como ya hemos adelantado, la extracción e introducción de datos en las tablas se hace mediante un formulario. Los formularios son una interfaz, la forma de incorporar datos en el sistema. Se realizará de una forma determinada dependiendo del tipo de dato.
Podemos dividirlos en tres grupos:
-Menú desplegable, que nos ofrece una serie de posibilidades en un listado de entre las cuales debemos escoger una.
-Campo de incorporación textual, en el que tecleamos un dato de tipo alfanumérico para registrarlo.
-Botón de presencia o ausencia. Son tipos de carácter booleano, es decir, que su valor sólo puede ser sí o no. Para registrarlo hay que marcar uno de sus dos recuadros.
Aquí tenemos la captura del formulario del SIA destinado al registro de unidades estratigráficas tipo estrato, donde podemos distinguir los distintos campos que lo componen y el tipo de dato que contiene cada uno de ellos.
Tomándolo como modelo, vamos a ver uno por uno los distintos campos que toda tabla de unidades estratigráficas debería recoger. En primer lugar hay que concretar la localización de la unidad estratigráfica, a lo que dedicamos toda la cabecera. Empezamos por el nombre del yacimiento, dato de tipo alfanumérico. Es preferible que sea el original, el histórico, como Ilici, pero como no siempre existe la posibilidad de conocerlo se puede emplear también un topónimo, como La Serreta. A continuación, introduciríamos en qué campaña de excavación se documentó la unidad con su número y el año. Esta información se completaría un poco más con la fecha, mientras que las cuatro siguientes, área, sector, corte y ambiente, sirven para indicar con la mayor precisión posible en qué parte del yacimiento se encuentra esta unidad. Por último el dato más importante, que hace las veces de clave principal en esta tabla: el número de unidad estratigráfica, elemento que nos permitirá distinguirlas entre sí. Se trata de un dato de tipo numérico y secuencial, lo que
facilita su introducción, aunque también es posible reservar a cada área una determinada serie de números,
de manera que sólo con conocer la unidad estratigráfica podamos hacernos una idea de en qué lugar
geográfico se encuentra.


En la parte central tendríamos concentrada la información de tipo descriptivo. En su lado izquierdo, a
través de sendos menús desplegables podemos seleccionar el valor de los campos de fiabilidad del estrato,
donde se indica si está contaminado o no, y de la fase a la que se puede adscribir, donde figuran todas las
etapas históricas del entorno geográfico para que elijamos una. El campo de cronología provisional permite
que aportemos una fecha aproximada y estimativa para la unidad estratigráfica, por lo que perfila un poco
más la información anterior.

Seguimos con las cotas, medición métrica de la distancia a la que aparece el estrato respecto a un
punto fijo, único y predeterminado de la excavación, introduciendo en centímetros el valor de la cota
superior e inferior de la unidad. Dos grandes ventanas de texto nos permiten escribir la situación física de la
unidad estratigráfica y su descripción.

En el lado derecho hay toda otra serie de campos que nos van a servir para hacer más detallada la
descripción de la unidad estratigráfica, pero antes nos encontramos con otros que se refieren a las
muestras: por medio de datos de tipo booleano registramos si la tierra ha sido cribada o no y si se han
tomado muestras de la misma. En caso afirmativo, hay un menú desplegable donde seleccionaríamos el tipo
de muestra. A continuación disponemos de los campos de carácter descriptivo que ya hemos comentado.
Una serie de menús desplegables dan acceso a varios tipos de textura, de composición de la tierra del
estrato y del tipo de componentes que incluye.

En esta otra captura vemos el resto de la
ficha,   donde   continuamos   introduciendo
información relevante sobre el estrato.


En la parte superior izquierda hay
diversas ventanas en las que plasmamos las
relaciones físicas que establece nuestro estrato
con el resto, mientras que a su derecha un
pequeño esquema ilustra la conversión de las
mismas  a  relaciones  estratigráficas.  A
continuación, dos grandes ventanas de texto recogen respectivamente una interpretación del estrato y la
información sobre los materiales significativos que hayan aparecido en el mismo. Terminamos el formulario
con una valoración final de la unidad estratigráfica, información sobre la disponibilidad o no de
documentación complementaria como diapositivas, dibujos, fotografías, etc., y el nombre de la persona que
ha rellenado la ficha, para poder recurrir a él en caso de que algún aspecto de la misma haya quedado algo
oscuro y requiera de una explicación más concreta.

BLOQUE III. SISTEMAS DE GESTIÓN Y ANÁLISIS DEL REGISTRO MATERIAL

TEMA 4. INVENTARIOS, REPRESENTACIÓN GRÁFICA Y DESCRIPCIÓN DE LOS MATERIALES

III.4.1.-Del yacimiento al laboratorio
El trabajo arqueológico de campo, a pie de yacimiento, produce la recuperación de una gran cantidad de materiales. En cada estrato que excavamos aparecen objetos creados o elaborados por el hombre. Los más abundantes son el metal, los huesos, las piedras y, sobre todo, los fragmentos de cerámica, que son especialmente abundantes porque resisten bien el paso del tiempo y porque tenían un elevadísimo índice de uso. Otros, como la madera, los tejidos y en general cualquier elemento orgánico soportan peor el paso del tiempo y se degradan rápidamente por microdescomposición, salvo en yacimientos subacuáticos o en climas extremos donde no padecen la acción de las bacterias que causan su ruina. La pérdida de todo este registro material hace que se no dispongamos de mucha información, lo que provoca que la gestión de aquellas piezas susceptibles de ser recuperadas sea vital. Pero antes de poder obtener información arqueológica de los mismos, deben ser procesados.
Tras la extracción el arqueólogo debe guardar los materiales en recipientes o bolsas de plástico perfectamente etiquetados para saber en qué unidad estratigráfica han sido encontrados. Una vez que ya han sido extraídos y guardados, comienza una segunda fase del trabajo arqueológico, el laboratorio.
La experiencia nos dice que normalmente por cada día de obtención de materiales arqueológicos en el yacimiento necesitamos invertir una semana de trabajo en el laboratorio. Esta proporción de horas se debe a que las piezas suelen aparecer sucias y fracturadas, por lo que requieren seguir un minucioso proceso que comprende varias fases, que en caso de requerir una restauración o un análisis de cualquier tipo deben ser llevadas a cabo por expertos.
Después de la recuperación y traslado de las piezas al laboratorio procederíamos en primer lugar a su lavado. En el caso concreto de la cerámica, que por otra parte es el tipo de objeto más abundante con el que vamos a encontrarnos en cualquier excavación, limpiamos sus concreciones superficiales con agua mezclada con un 10% de ácido clorhídrico o salfumán. Sin embargo, como no todas las piezas pueden serlavadas, en algunos casos, como ocurre por ejemplo con los huesos, hay que recurrir a la abrasión o lavado en seco, es decir, al pulido de las partículas que atacan la superficie del objeto.
A continuación se pegan o remontan los fragmentos que pertenezcan a una misma pieza empleando pegamentos reversibles y se siglan. El siglado consiste en anotar sobre la pieza un código alfanumérico que permita contextualizarlo e identificarlo. Se realiza mediante una pequeña etiqueta puesta sobre la misma
pieza, de tamaño minúsculo pero visible. Se escribe una sigla con el código de letras y números que
indiquen el yacimiento de procedencia, la campaña en la que se halló, la unidad estratigráfica a la que
pertenece y, finalmente, el código que identifica a la pieza. Se usan para ello números correlativos que no se
repiten de una pieza a otra. La única excepción es el siglado de fragmentos que pertenecen a una misma
pieza, en cuyo caso compartirán el mismo número. Este mismo número será la clave principal de las tablas
de inventario de materiales.

III.4.2.-Inventarios y descripción de los materiales
Una vez completado todo este proceso comienza una nueva fase, el inventariado. Todas y cada una
de las piezas son registradas en un inventario, un listado muy detallado de todos los materiales aparecidos
en una campaña arqueológica. Debe incluir información sobre sus propiedades físicas más destacadas y la
localización espacial donde se halló.

Hay que establecer un criterio de orden, que suele ser doble. Primero las piezas se clasifican por
unidades estratigráficas y, dentro de cada una de ellas, según el tipo de material, su morfología, su
cronología… El registro de los materiales en un inventario incluye por tanto una descripción de sus
características. Dicha descripción puede realizarse de tres maneras distintas:
-Textual. Consiste en describir todos los aspectos interesantes de cada una de las piezas.
Presenta como inconveniente que su extensión resulta excesiva y que de una pieza a otra repite
innecesariamente el uso de términos y palabras específicas, lo que termina siendo monótono para el lector.
Hay que añadir que este tipo de descripción es tremendamente subjetiva, tanto que pueden darse
variaciones entre comentarios realizados sobre una misma pieza por observadores distintos, y que no

permite la tabulación ni el procesamiento estadístico de los datos introducidos. Pongamos un ejemplo típico
de este tipo de descripción de materiales, que por las características ya descritas resulta poco adecuado
para los inventarios: Fragmento de borde de una tinaja. Arcilla de color castaño claro con abundante
desgrasante basto. Diámetro: 330 mm, grosor medio 17 mm. Cerámica comuna romana.

-Tabla   de   presencia-
ausencia. Permite limitar cada
descripción de una pieza a una línea,
en la que deben de figurar todas las
posibles variantes que puedan darse
en los materiales. Marcaríamos en la
tabla únicamente las propiedades
que tenga, dejando en blanco el
resto. Es un método que tampoco es
del  todo  perfecto,  ya  que
desperdiciamos el espacio de las
casillas en blanco.
-Tabla  alfanumérica.  Cada  fila
contiene una serie de dígitos alfanuméricos
que tienen un valor determinado descifrable
mediante una tabla anexa, de la que depende
para poder ser leída.

III.4.3.-Representación gráfica
El inventario se acompaña siempre de la representación gráfica de las piezas más relevantes, de
manera que podamos hacernos una idea clara de cómo es en realidad el objeto en cuestión. Es una forma
sencilla de resaltar sus características esenciales, aquellas que posteriormente nos permitirán clasificar la
pieza y, en última instancia, identificarla. Este tipo de representación, el dibujo arqueológico, responde a
una serie de convencionalismos, unas pautas que conocen todos los arqueólogos y cuya aplicación a la hora
de dibujar una pieza permiten que sea comprensible para todos sin necesidad de haber sido sus autores
materiales: siempre se dibujan las piezas desde una perspectiva frontal, con una
línea transversal a lo largo de su eje vertical que la divide en dos mitades. La mitad
izquierda se reserva para la sección o perfil de la pieza, donde se muestran las
paredes de los vasos, mientras que a la derecha se representa la pieza según se ve
en su apariencia externa. Siempre hay que indicar la escala gráfica de la
representación, recomendando que sea de 1:1 en todos los casos en los que su
tamaño lo haga posible.

III.4.4.-La ordenación taxonómica
Una vez que todas las piezas están adecuadamente inventariadas y
disponemos de representaciones gráficas de las mismas que nos faciliten la
observación de sus rasgos morfológicos más importantes, como la forma de su labio,
el asa, etc., procedemos a realizar la clasificación u ordenación taxonómica de los
materiales5. El motivo por el que es recomendable realizar una clasificación de todas
las piezas es de tipo pragmático: resulta más sencillo manejar subgrupos de
materiales en lugar de la totalidad de su conjunto, ya que de esta manera es más
fácil gestionar la información que nos aportan.

Si a la luz de lo arriba expuesto hemos decidido que los materiales deben ser ordenados, nuestro
siguiente paso será clasificarlos, ordenarlos y agruparlos a partir de unas normas predeterminadas, es decir,
unas clasificaciones ya existentes, o realizadas por nosotros mismos. Lo habitual es emplear para ello
La taxonomía es la ciencia que trata de los principios, métodos y formas de clasificación.
tipologías, modelos abstractos, ideales, que resumen las características de los objetos concretos a través de
unos conceptos básicos:
-Artefacto. Objeto modificado por el hombre en sus características formales. Puede estar
compuesto por otros muchos artefactos.
-Cada artefacto reúne unos atributos de carácter lógicamente irreducible, que actúan como
variable independiente en un sistema concreto de artefactos. Por ejemplo, el estar hecha de sílex y el tener
forma apuntada son dos atributos necesarios que debe cumplir todo artefacto de tipo flecha.
-Tipo. Es la realidad abstracta que representa a un conjunto de objetos dotados de una serie
común de atributos esenciales. Retomando el mismo ejemplo, las puntas de flecha serían un tipo que
representaría y en el que estarían englobadas todas estas piezas, las cuales presentan unos atributos
comunes que abstraemos en el tipo.
-Conjunto. Grupo asociado de objetos o artefactos contemporáneos que pertenecen a distintos
tipos y que se emplearon al mismo tiempo. En nuestro caso, al tipo punta de flecha añadiríamos el tipo arco
y el tipo carcaj para conformar un conjunto.
-Cultura arqueológica. Serie de tipos que abarcan en total o la mayoría de las actividades del
grupo. Si a los tipos arco, punta de flecha y carcaj le sumásemos el tipo tocado de plumas y el tipo
tomahawk, obtendríamos como resultado la cultura arqueológica de los indios sioux.


En resumidas cuentas, lo que estamos haciendo
en realidad es abstraer un tipo ideal a partir de las
características o atributos que presentan los tipos reales.
Tomando esta tabla como ejemplo podemos ver cómo
funciona este proceso de abstracción: la combinación de
unos atributos concretos dan lugar a un tipo único.


A la hora de crear los atributos que van a definir
un tipo hay que tener en cuenta que todos ellos no
pueden tener la misma importancia, así que hay que
jerarquizarlos. Para llevar a cabo una clasificación
tipológica tomamos alguno de los atributos como
referente de ordenación dentro de su conjunto. Por poner
un caso real, la cerámica puede ser ordenada atendiendo varios atributos:
-Tecnológicos. El tecnológico contempla aspectos tales como si una pieza ha sido producida a
torno, a mano o a molde, el tipo de pasta empleada, el desgrasante, el tratamiento de la superficie, etc.



apertura…

-Funcional. El uso que ha tenido la pieza, como por ejemplo cerámica de cocina, almacenaje…
-Métrico. Tendríamos en cuenta su tamaño absoluto, el índice de profundidad, el índice de

-Morfológico, atendiendo a la forma del cuello de la pieza cerámica, de los labios, de la base…





En esta lámina podemos ver un
ejemplo  de  clasificación  cerámica
realizada a partir de pautas morfológicas
de cada una de las partes de una pieza
cerámica.



III.4.5.-Criterios de clasificación
Evidentemente,       cualquier
clasificación debe partir de unos criterios
previos que hagan de este proceso algo
sistemático y objetivo:
-Los objetos pertenecientes a un mismo tipo deben tener algunas semejanzas que habrá que
especificar.
-Los objetos pertenecientes a distintos tipos deberán ser menos parecidos entre sí que a los
objetos de un mismo tipo.
-Los tipos deben estar concretamente definidos, de tal manera que si otro arqueólogo tratase de
repetir la clasificación de los mismos materiales se repitiesen los resultados de la anterior.
-Siempre debe de ser posible la adscripción de un nuevo objeto a un determinado tipo

TEMA 5. LA GESTIÓN INFORMATIZADA DE LOS RESTOS MATERIALES

III.5.1.-Ordenación y clasificación con bases de datos
Las bases de datos ofrecen por sus características un soporte perfecto sobre el que registrar la clasificación de los materiales arqueológicos, pero además proporciona al arqueólogo una ventaja muy importante respecto a las formas de registro de datos tradicionales: al informatizar la información la hace
susceptible al procesamiento estadístico de la
misma y a su cuantificación. Pero antes de
llegar a este nivel, hay que diseñar
adecuadamente la base de datos que vamos a
emplear. Para ello es imprescindible definir bien
qué atributos vamos a emplear para identificar
a las piezas, ya que cada uno de ellos se
convertirá en un campo, tal y como se aprecia
en este formulario de entrada de datos.

En esta otra captura vemos el
funcionamiento interno de una base de datos
dedicada al registro de un inventario: los datos
introducidos en el programa a través del
formulario pasan a una tabla en la que los
atributos son las columnas y las distintas piezas
son las filas


III.5.2.-Procesamiento estadístico y cuantificación
La estadística es un campo muy amplio y complejo dentro del cual sólo una pequeña parte resulta de
interés para los arqueólogos. Nos referimos a la estadística descriptiva, que trata de describir
numéricamente la totalidad de un conjunto o universo a partir de una parte del mismo o muestra. Debido a
que en Arqueología nunca disponemos de toda la información que contiene un yacimiento determinado sino
únicamente con la que hemos logrado recuperar, a través de la estadística descriptiva podemos hacer
extensivas las conclusiones obtenidas sobre esta muestra, el de materiales recuperados, al conjunto, que en
este caso sería el total de piezas del yacimiento a lo largo de su existencia. Pero para que la muestra sea útil
hemos de manipular los datos con el fin de lograr que ésta sea una parte representativa del universo. Es
aquí donde nos ayudamos de la estadística. Gracias a ella convertimos la muestra de materiales en variables
numéricas que la describen, para después poder compararla con otras muestras distintas. Obviamente, no
podemos tratar de comparar por ejemplo una muestra de doscientos elementos procedente de La Serreta
con otra de siete mil obtenida en Ilici. Para ello previamente tendríamos que extraer las variables de cada
una de estas muestras, atributos numéricos que sí son comparables entre sí.

III.5.3.-Descripción de datos
Tras haber extraído las variables numéricas de las muestras de materiales por medio de fórmulas
matemáticas, ya podemos representarlas para su comparación. Para realizar esta representación recurrimos
a un tipo concreto de operaciones estadísticas llamadas estadígrafos simples, a través de las cuales
describimos el registro arqueológico de manera estadística. Normalmente son operaciones de variable única,
es decir, que trabajan con una sola variable de cálculo. Dentro de los estadígrafos simples podemos
distinguir dos clases, que son los resúmenes gráficos y los resúmenes numéricos.

Dentro de los resúmenes gráficos de variable
única tenemos a su vez distintas opciones, de entre las
cuales hay dos que son de uso más frecuente:


-Mostrar la información con un diagrama de barras, que representa una distribución de frecuencias
absolutas.

-Por el contrario, escoger hacerlo en forma de una gráfica de
sectores, que plasma la distribución de proporciones relativas, es decir,
de porcentajes.





Los resúmenes numéricos de variable única son otra forma de
trabajar con datos estadísticos distinta a la que nos ofrecen los
resúmenes gráficos. Se distinguen dos tipos, uno formado por el tipo de
cálculos que mide la tendencia central y otro que por el contrario trata de averiguar la medida de dispersión.

Dentro de la primera categoría, es decir, la de resúmenes numéricos de variable única que miden la
tendencia central, nos encontramos con:
-Media aritmética, que es la suma de todos los distintos valores dividida entre el número de
casos. Por poner un ejemplo de su aplicación en la Arqueología, imaginemos que disponemos en nuestra
excavación de una muestra cerámica similar a la de otro yacimiento ya publicado. Planteamos la teoría de
que por la proximidad geográfica de ambos y los tipos de materiales hallados podría tratarse de un segundo
asentamiento fundado por el mismo pueblo. Para ello nos interesa demostrar que la cerámica que hemos
hallado es del mismo tipo y tiene las mismas medidas que las piezas del yacimiento ya publicado, para lo
cual medimos el ancho de la boca de todas nuestras piezas con el fin de calcular su media y compararla con
la medida que ya conocemos del otro asentamiento. Si las medidas en centímetros fuesen 48, 57, 66, 48,
50, 58 y 47, las sumaríamos todas para obtener un total de 347, que dividido entre el número de elementos
de la muestra, 7, nos daría una media de 53,4 centímetros.
-Mediana, aquel valor a partir del cual la mitad de los casos están por encima del mismo y la otra
mitad por debajo. Para obtenerla ordenamos las mediciones y seleccionamos el valor central. En caso de que
tengamos un número par de muestras tomamos los dos valores centrales y calculamos su media, cuyo
resultado será la mediana. Por ejemplo, si tomamos la misma muestra y la ordenamos de menor a menor
tendríamos esta lista de valores, 47, 48, 48, 50, 57, 58 y 66. El valor que se encuentra en medio del resto
es 50, así que sería la mediana. En el caso de que la muestra fuese par, como por ejemplo 48, 48, 50, 57,
58 y 66, habría dos valores centrales, 50 y 57. Calculamos la media de los dos, 53,5, que sería su mediana.
-Moda, que es el valor más frecuente de la muestra analizada o, dicho con otras palabras, el que
más se repite. En la muestra que estamos empleando como ejemplo, 47, 48, 48, 50, 57, 58 y 66, el valor
que más se repite es 48, así que se convertiría en la moda.

Este tipo de cálculos buscan averiguar en qué intervalo tienden a agruparse los casos que tenemos
documentados. Una vez obtenida la media, la mediana y la moda compraríamos su valor con los que
tenemos para el otro yacimiento. Si se diese el caso de que el grado de semejanza entre ellos fuese muy
elevado estaríamos en disposición de afirmar que ambas son los mismos tipos de piezas.

La segunda categoría, los resúmenes numéricos de variable única que miden la dispersión, es decir,
el intervalo en el que los elementos que componen una muestra tienden a separarse, cuenta con tres tipos
de medidas:
-Desviación típica o estándar, que es el cuadrado de la diferencia entre la media y los valores de
las observaciones individuales.
-Varianza, la media de las diferencias entre la media y los valores de las observaciones
individuales.
-Coeficiente de variación, que es el resultado de la división de la desviación típica entre la media.

Con la intención de ver mejor la aplicación práctica de este tipo de cálculos vamos a mostrar un
ejemplo de cómo emplearíamos este tipo de instrumentos estadísticos en la investigación arqueológica.
Planteemos pues a modo de ejemplo un hipotético estudio de cerámica como indicador de la actividad
comercial de un pueblo ibero. La presencia de cerámica de importación evidencia la existencia de
intercambios comerciales. Para ello construiríamos un inventario, del que sólo nos fijaríamos en las piezas
que nos interesan para nuestro estudio. Como las piezas ya están clasificadas, separaríamos las de importación del resto y, dentro de ellas, únicamente tomaríamos aquellas formas fabricadas para llevar
mercancía, las ánforas. Dentro de las ánforas separaríamos a las locales de las importadas y
estableceríamos una relación proporcional. A continuación, dentro de las ánforas importadas veríamos qué
porcentaje de las mismas procede de cada región con el fin de plantear posibles circuitos de intercambio. Si
repitiésemos estos mismos estudios a otros yacimientos, podríamos llegar a proponer conclusiones políticas,
económicas e históricas.

Serviría igualmente como ejemplo un estudio que persiguiese analizar el sistema de pesado ibérico.
Sabemos que contaban con un sistema de pesos por las evidencias de balanzas y pesas hechas de bronce.
Nuestra intención es reconstruir a partir de estas muestras este sistema para ver si su valor se ajusta a
algún otro de los que conocemos de la Antigüedad, lo que supondría que desarrollaron un poder político
regional y la existencia de intercambios a gran escala. Para ello trabajaríamos con el peso en gramos de
cada una de las pesas. Calcularíamos a través de la media, la mediana y la moda en torno a qué valor se
concentran in olvidarnos de obtener también la desviación estándar, ya que siempre existe la posibilidad de
una pequeña oscilación de los resultados. El resultado sería muy parecido a un valor que conocemos bien, el
de la dracma griega, aunque hay otros valores que no encajan en este modelo y que se aproximan más al
shekel púnico. A la vista de ello podríamos deducir que como tanto griegos como púnicos se relacionaron
comercialmente con los iberos éstos emplearon un doble sistema de medidas, afirmación que por otra parte
es perfectamente demostrable a través de la serie de Fibonacci.

BLOQUE IV. SISTEMA DE GESTIÓN Y ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN GRÁFICA Y ESPACIAL

TEMA 6. LA ELABORACIÓN Y ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN GRÁFICA

IV.6.1.-Introducción
En toda excavación arqueológica se genera un gran volumen de documentación que servirá para interpretar posteriormente el yacimiento. Gran parte de esta documentación es de tipo gráfico, imprescindible para plasmar visualmente cómo son los distintos estratos, las estructuras, etc. En la actualidad hay dos formas de registrar este tipo de información, a través de dibujos y mediante la fotografía.
Conviene puntualizar que son complementarias, no sustitutorias, y sirven para captar distintos tipos de datos, por lo que ambas se emplean con gran profusión en la Arqueología. En cuanto al uso que hacemos de cada una de estas técnicas, sólo adelantaremos de momento que se sustenta en sus características particulares: mientras que el dibujo es una esquematización, un convencionalismo para representar elementos de la vida real, la fotografía plasma la realidad tal y como la percibimos de forma óptica. En los siguientes apartados desgranaremos las peculiaridades de cada una de estas técnicas de registro de la información gráfica.

IV.6.2.-La fotografía arqueológica
La fotografía arqueológica es la reproducción mediante procedimientos técnicos de la realidad de uno o varios elementos arqueológicos que permiten completar otras formas de registro. En su origen estaba limitada por las necesidades técnicas y materiales, que requerían de una formación específica y suponían un elevado coste material, lo que llevaba a un uso selectivo de la fotografía analógica. En la actualidad ha experimentado un gran desarrollo gracias a los avances de la fotografía digital y en tan sólo unos pocos años ha aumentado exponencialmente el aprovechamiento de este recurso.
Si bien la fotografía permite al arqueólogo capturar la realidad tal y como la
percibimos, no por ello debemos de caer en el error de considerar que es de por sí
una técnica de información gráfica más objetiva que el dibujo. Existe toda una serie
de factores, como el encuadre, el marco, la sombra o la perspectiva que introducen
un matiz de subjetividad en el resultado final, ya que en realidad la fotografía sólo
enseñará lo que el autor haya querido que aparezca en ella: es el arqueólogo quien
decide qué mostrarnos y qué ocultar o no plasmar, quien decide si emplear flash o
no, en qué momento del día se ha de hacer la fotografía, qué tipo de cámara utilizar…
Esta fotografía es un ejemplo claro de ello, ya que su autor ha remarcado de forma

especial el detalle que quería mostrar, la existencia de dos fases constructivas distintas en el mismo muro.
Tal y como ya hemos comentado, debemos utilizar la fotografía como un elemento complementario,
nunca supletorio. No por haber fotografiado un estrato podemos permitirnos dejar de dibujarlo o de
documentarlo en fichas y diarios. Empleada de esta manera, la fotografía servirá para el registro de la
información, pero también para su transmisión.

Tanto la fotografía analógica como la digital utilizan un sistema de lentes para captar las imágenes y registrarlas, pero sus similitudes terminan ahí. Hay una serie de diferencias entre ambas que es importante conocer:
-La fotografía analógica es el resultado de un proceso físico-químico que se basa en la captación
de la luz con unas lentes precisas y su posterior impresión en una película sensible de nitrato de plata. A
través de nuestro uso de la cámara de fotografiar controlamos la forma en que la luz imprime la película.
Depende de tres factores básicos, la sensibilidad de la película, la obertura y la velocidad de obturación.
-Por el contrario, la fotografía digital es un proceso eminentemente físico. A pesar de que recurre
al mismo principio del juego de lentes para capturar la luz, una vez que ésta entra en la cámara la
descompone en impulsos eléctricos. La fotografía digital presenta por tanto la ventaja del ahorro de costes
respeto a la analógica tanto en tiempo como en dinero, ya que no necesitamos esperar a revelar la
fotografía para ver el resultado ni tenemos que invertir fondos en la compra de carretes de película.

Antes de proceder a la toma de fotografías en una excavación hay que tener en cuenta unos
preparativos previos que colaboran a que la información que ofrezcan sea lo más precisa posible. Para ello
debemos realizarlas en un momento del día en el que la luz y sus efectos deformen u oculten la realidad. A
primera y a última hora del día la luz solar es oblicua y alarga las sombras, lo que provoca un contraste
exagerado. Tampoco el mediodía es el momento idóneo, ya que el exceso de luz hace que las sombras
caigan verticalmente sobre los cuerpos. En el caso de que no se disponga de luz natural, como por ejemplo
dentro de una cueva, podemos recurrir a focos y al flash. Si queremos que la información que aparezca en la
fotografía sea clara hay que limpiar con antelación la zona o los elementos que van a aparecer en ella, de
manera que los detalles que queremos resaltar destaquen y no queden ocultos o matizados. Es suficiente
con retirar el polvo y humedecer la tierra, para que sus diferentes tonalidades sean más perceptibles. Por
último, sólo faltaría incorporar a la unidad o unidades estratigráficas que van a ser fotografiadas los
elementos que añadan información a la misma, como la flecha, que nos indica en qué dirección está el
Norte; el jalón, que sirve para aportar a lo fotografiado una escala; y la pizarra, en la que escribimos el
nombre del yacimiento, la fecha en la que ha sido tomada la fotografía y la unidad estratigráfica que
estamos capturando.

Una vez cumplimentados los pasos de preparación de la fotografía podemos proceder a realizarla,
siempre teniendo en cuenta unos condicionantes de tipo técnico:
-El encuadre. Es importantísimo porque de él depende que la fotografía cuente con un mayor o
menor nivel de detalle. Es recomendable buscar un encuadre que ubique en el centro de la composición
aquellos elementos que deseamos destacar.
-El ángulo y la luz. Por lo general optaremos por una perspectiva cenital si aquello que queremos
fotografiar es una planta, mientras que elegiremos un punto de vista frontal para los alzados.
-El enfoque, imprescindible para que la imagen se vea con claridad.

Tras estas consideraciones de preparación previa y de tipo técnico sólo restaría hacer la fotografía.
Según lo que queramos reflejar en la misma podemos hablar de distintos tipos de fotografía arqueológica:
-Fotografía de detalle, que se realiza acercando mucho la cámara, lo que nos proporciona un
encuadramiento muy pequeño pero preciso.
-La fotografía de unidades estratigráficas. Nos muestra a las unidades estratigráficas en toda su
amplitud, por lo que supone una ayuda inestimable para ver sus propiedades y límites.
-La fotografía de relaciones entre unidades estratigráficas y entre unidades estratigráficas y
elementos específicos. Al plasmar estas relaciones nos sirven para reinterpretar la secuencia estratigráfica.
-La fotografía de fase, cuya intención es captar todos los elementos coetáneos que conforman
una estructura.
-La toma de registro, en la que vemos el proceso de excavación.
-La fotografía general y humana, en las que se ve al equipo trabajando, o la inevitable fotografía
de grupo.


IV.6.2.1.-La fotografía analógica
Consiste en un procedimiento técnico de captación de imágenes ópticas
lentes que concentran la luz y la imprimen en una película sensible, de forma
imagen de forma aproximada a como es percibida por el ojo humano. Se produce
un tiempo y en una forma controlada por un dispositivo formado por una caja, la
mediante un sistema de
que queda registrada la
la exposición de la luz en
cámara fotográfica, en la
que se aloja una película de nitrato de plata, donde queda fijada la imagen. Es un procedimiento
básicamente químico-físico que requiere de un control muy particular de la luz que se expone a la película.

Tenemos varios factores que podemos manipular y que condicionan la toma de una fotografía
analógica:
-La sensibilidad de la película. Se trata del aspecto clave para conservar la imagen que se queda
fijada en una película. Variará dependiendo de lo sensible que sea este soporte, característica mensurable en
unidades ISO.
-La abertura del diafragma. La luz pasa a través de una lente mediante un dispositivo que
permite la entrada de más o menos luz.
-Velocidad de obturación. Es el tiempo que mantenemos abierto el diafragma para permitir la
entrada de más o menos luz.
-La combinación de la abertura del diafragma y la velocidad de obturación crean lo que se llama
la profundidad de campo, que condiciona que una imagen esté más o menos contrastada y sea más o menos
nítida y permite por tanto la diferenciación de los tonos y los perfiles.

La fotografía analógica prácticamente ha desaparecido de la Arqueología, pero cuando todavía se
utilizaba podía darse en dos tipos de soporte, el papel y la diapositiva. El formato papel puede darse en color
o en blanco y negro. Mientras que la primera opción es preferible en aquellos casos en los que haya que
enfatizar las tonalidades, la segunda es perfecta para reflejar la variedad cromática y los contrastes. Hay
además un factor económico: el blanco y negro se utilizaba con más profusión porque resultaba más barato
que la fotografía en color. Con las cámaras digitales ha desaparecido el revelado, así que el blanco y negro
ha dejado de ser tan usado, excepto en publicaciones y artículos. La diapositiva se reserva para las
conferencias, artículos…

IV.6.2.2.-La fotografía digital
La fotografía digital sigue el mismo principio de captar la luz ambiental por un juego de lentes. La luz
es proyectada a un sensor fotoeléctrico que transforma la luz en impulsos binarios, los cuales quedan
registrados en un procesador informático. Es un procedimiento básicamente físico.

La información digital de una imagen queda almacenada en
un archivo que tiene una forma tabular, una matriz constituida por
celdillas en las que se deposita la información de la imagen. Esta
tabla puede tener un mayor o menor número de celdas. Cada una de
estas celdillas recibe el nombre de píxel, abreviatura de picture
element. Son puntos que tienen adscrito un valor, un triple código
de colores, rojo, verde y azul, en el que su valor conjunto definirá su
tonalidad final. Diremos que la calidad de una imagen está en
función de la densidad de sus celdillas, que se mide a través de la
resolución. La resolución, y por tanto la calidad de la imagen, es
mayor cuanto más píxeles tenga por unidad de superficie, que en
este caso es la pulgada. La resolución habitual de las fotografías
digitales es de entre 300 y 600 ppp. o píxeles por pulgada.

Puede darse el caso de que la densidad de píxeles por unidad
de medida sea excesivamente elevada, lo que hace que ocupen
demasiado espacio y sean poco manejables. Para solucionar este problema el formato digital permite utilizar
procedimientos matemáticos de comprensión, es decir, se reduce la capacidad de almacenamiento para
hacer más flexible el manejo de archivos de imagen sin afectar a su resolución. Es lo que se llama imagen
comprimida, que se basa en que el ojo humano es incapaz de percibir ciertos elementos que el ordenador sí
puede plasmar. Las extensiones de nombre de archivo bmp o tiff son formatos sin comprimir, mientras que
jpg o giff son archivos comprimidos. No tienen la misma utilidad. Mientras que para ser impresos se
prefieren los archivos sin comprimir, ya que así se evita la pixelación, en presentaciones, hipertexto, o
cualquier otro uso directamente relacionado con el ordenador siempre se utilizarán las versiones
comprimidas por ocupar éstas menos espacio.

En el manejo de las fotografías digitales son las propias cámaras las que controlan el dispositivo de
entrada de luz y las formas de exposición mediante sensores que facilita la captura de imágenes. Con el
balance de blancos podemos transformar una vez realizada la fotografía el nivel de tonalidad blanca de cada
píxel y corregir la calidad de la fotografía cuando ha habido problemas en la imagen original, especialmente,
con la existencia de contrastes acusados y en la utilización del flash.

Una de las grandes ventajas de la fotografía digital es la capacidad de almacenamiento y transporte,
ya que se puede volcar su contenido para ser guardado en infinidad de soportes digitales. Otro factor a tener en consideración es el económico. Tanto las fotografías como su almacenamiento resultan muchísimo más
baratas en su versión digital. Además, al estar informatizadas facilitan su manipulación con programas
específicos de tratamiento fotográfico.

La preservación de la imagen dependerá del soporte en el que la alojemos. Ninguno de los soportes
existentes tiene una vida media infinita, así que su deterioro supone siempre la pérdida de los datos en él
guardados. Sin embargo, dentro de los distintos tipos de soporte hay unos que resultan más recomendables
que otros. Por ejemplo, en vez de los de tipo magnético es mejor emplear dispositivos hardware, como
discos duros o pendrives, pero también CDs, etc. Para evitar la pérdida en caso de deterioro es conveniente
guardar la información en varios sitios a la vez y actualizar los soportes de almacenaje, de manera que no
llegue a quedar sellada dentro de un soporte que ha quedado obsoleto, haciendo de su recuperación una
tarea dificultosa.

A modo de conclusión, sólo insistiremos en que la fotografía digital tiene la ventaja de que utilizan
cámaras versátiles y flexibles en la transformación y manejo de las imágenes, que son además fácilmente
reproducibles, de cómodo y fácil almacenamiento y modificables, tanto en sus propiedades técnicas como
físicas.

IV.6.3.-La documentación gráfica. El dibujo
El dibujo arqueológico es la realización de una recreación de la realidad mediante unos parámetros
que escogemos previamente y que son compartidos por la comunidad de usuarios. El dibujo tradicional
permite, entre otras cosas, mostrar la información ya filtrada, pero tiene un gran inconveniente: su
realización es muy compleja porque requiere tomar muchos datos y realizar mediciones desde varios puntos
de referencia. El resultado final es voluminoso, por lo que resulta difícil de manejar y de almacenar. Según
sean los convencionalismos podremos distinguir distintos tipos de dibujos, que se utilizan en distintos casos
y que aportan información complementaria:
-Croquis. Es un dibujo sencillo donde se plasma de forma
total o parcial un espacio o estructura. Está hecho a ojo y a mano alzada,
por lo que para su realización no se toman mediciones precisas. Es una
forma rápida de plasmar información sin perder mucho tiempo, con la
contrapartida de ser poco
preciso.
-Planta. Es
el   dibujo   donde   se
representa un elemento o
elementos vistos desde arriba, en una perspectiva cenital,
puestos en un plano horizontal.

-El alzado, dibujo de un elemento visto
de frente y representado en un plano vertical.

-La sección, que es el dibujo de corte vertical de una masa estratificada. Puede
tratarse de una realidad física –un perfil- o de una
sección acumulativa en que se registran las
superficies según se van excavando.

Uno de los mayores problemas del dibujo
arqueológico, como ya hemos adelantado, es la necesidad de tomar datos de
una manera precisa y la inversión de tiempo que ello conlleva. Para el dibujo de
plantas existen tres sistemas distintos de medición:

-Triangulación. A partir de cada uno de dos puntos fijos, separados entre sí por una distancia que
podemos medir, vamos tomando otros puntos distintos que posteriormente trasladaremos sobre el papel.

-Compensación. Partiendo nuevamente de dos puntos fijos
unidos por una cinta métrica, vamos tomando desde dicha cinta otros
nuevos puntos con un flexómetro, que se coloca formando un ángulo
recto con ésta. Obtenemos así dos coordenadas que nos permites fijar su
ubicación.
-Bastidor de dibujo, mediante una cuadrícula móvil de un metro de lado formada por celdillas cuadradas de diez centímetros de longitud.

En el caso de que queramos dibujar un alzado o una sección acumulativa, empleamos como instrumento de medición una mira óptica. Para ello se toma comoreferencia el punto cero de la excavación, un punto inamovible respecto al cual se toman todas y cada una de las mediciones de profundidad. Mediríamos empleando la mira óptica y respecto al punto cero la profundidad a la que seencuentra cada uno de los estratos que queramos representar, de modo que una vez ya excavado pueda ser añadido a la sección.
Pero además de la exactitud a la hora de hacer las mediciones para el dibujo, hay que tener en consideración otros aspectos igual de importantes. Al dibujar hay que llevar un cuidado muy especial en respetar la forma y las proporciones del elemento real.
Para ello empleamos la escala, el grado de reducción de un dibujo en relación a la realidad. En todo dibujo tiene que aparecer su escala, que siempre viene dada en por una equivalencia: nos indica a cuántas unidades métricas en la realidad equivale una unidad métrica del dibujo.

Esta forma tradicional de realizar el dibujo arqueológico que acabamos de exponer ha experimentado
en los últimos tiempos la irrupción de la tecnología digital, que colabora haciendo del mismo un proceso más
rápido y preciso, versátil y flexible en el manejo y en la transformación de los datos, que se convierten en
elementos fácilmente reproducibles, almacenables y modificables, ya que permite cambiar el sentido del
punto de vista y la perspectiva sólo con pulsar un botón.

La estación total es el instrumento que empleamos para realizar las mediciones directamente
transformables a formato digital. Físicamente se
parece a un nivel óptico, pero su funcionamiento
interno es mucho más complejo. Una vez situada
sobre un punto fijo envía una señal láser a un
prisma que ubicamos sobre un punto que queramos
medir. El prisma devuelve la señal láser y la
estación total calcula de manera inmediata la
ubicación exacta del prisma en un formato de tres
coordenadas.

El resultado es una nebulosa de puntos referenciados a partir del punto cero, sobre los que
realizamos el dibujo mediante su unión.


Los dibujos digitales, a pesar de su compleja y elaborada apariencia, se descomponen en los elementos
formales más elementales que se aprecian en la
realidad: puntos, líneas y polígonos. Así, hasta el muro
más detallado se reduce a un polígono formado por
polígonos de menor tamaño que se encuentran en su
interior. Es lo que llamamos una imagen vectorial o
escalable, que es susceptible de ser modificada con
programas CAD –Computer Aided Design-, como por
ejemplo el AutoCAD o el CorelDraw.

Estos programas
ponen al alance de
los arqueólogos la
posibilidad de realizar distintos tipos de trabajos relacionados con la Arqueología,
como la construcción de plantas; la adquisición de datos por medio de
procedimientos híbridos, como el scanner y tableta digitalizadora, o por volcado
directo de datos de la estación total; gestión y procesado de datos; transformación
de modelos de dos dimensiones a otros de tres dimensiones para poder variar los
puntos de vista, llevar a cabo análisis arquitectónico, visualizar hipótesis, crear
reconstrucciones virtuales que ayuden a la difusión del conocimiento…
TEMA 7. LA GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN ESPACIAL Y EL ANÁLISIS DEL PAISAJE

IV.7.1.-La Arqueología del paisaje
La Arqueología del paisaje es la parte de la disciplina arqueológica que pretende realizar un análisis que busque la descripción amplia y multidireccional de los elementos que integran el paisaje para tratar de comprender la sociedad que configura el espacio y se interrelaciona con él.
Con el fin de articular una realidad tan compleja usaremos una propiedad del espacio, su disposición de escalas de observación. La escala del yacimiento nos permite conocer elementos básicos sobre su estructura, pero si ampliamos la escala a un nivel de observación local podemos cambiar nuestra visión, percibiendo incluso la relación con su ámbito y haciendo posible su evaluación. Si la ampliamos a escala regional abrimos el radio de observación y cambia el objeto de nuestro interés, que pasa a ser la relación de unos yacimientos con otros, con otras entidades geográficas de un marco mayor y la articulación de los elementos naturales y humanos del paisaje siguiendo un patrón.

IV.7.1.1.-La excavación
Mediante la Arqueología intensiva podemos obtener información detallada, pero puntual. Recibe este nombre porque toda energía y trabajo se localiza en un lugar puntual, del que obtenemos mucha información como amplios repertorios materiales, unas secuencias cronológicas detalladas, etc., pero sólo de esta área concreta.

IV.7.1.2.-La prospección
Frente a la Arqueología intensiva, hay otra de tipo extensivo que se adapta mejor a los objetivos de la Arqueología del paisaje. Nos referimos a la prospección. A través de la prospección localizamos evidencias múltiples, como poblados, caminos, necrópolis…, y la distribución de los asentamientos. Proporciona a la Arqueología extensiva o del paisaje una información menos detallada pero más amplia.
Estos estudios precisan que acotemos un marco espacial mediante criterios de demarcación histórica o de unidad geográfica, es decir, comarcas naturales, límites geográficos, etc. Por medio de la prospección superficial reconocemos evidencias arqueológicas en el territorio, pero como el espacio a explorar puede ser muy extenso debemos elegir unos polígonos o transectos, bandas alargadas de terreno de forma regular o polígonos irregulares que se adapten en diversas unidades de superficie y que son las zonas que reconocemos en busca de vestigios.
Para llevar a cabo una prospección de manera adecuada los arqueólogos hacen una batida superficial. Se disponen sobre el terreno formando una fila, pero separados entre sí por unos cuantos metros. Al comenzar a caminar cada uno de ellos debe encargarse de observar todos los restos arqueológicos que aparezcan en superficie dentro de su radio de visión.
Posteriormente, se comprueba la densidad de los restos. Para evaluar e interpretar estas densidades en relación a tipos de hábitat, debemos utilizar modelos parecidos que se pueden comparar y que nos indiquen de forma aproximada qué tipo de yacimiento nos podemos encontrar.
Otra forma de reconocer el terreno para localizar vestigios arqueológicos es la prospección aérea. Se basa en el principio de que hay elementos que no son perceptibles a nivel de suelo, pero que sin embargo son detectables a más larga distancia. Nos referimos sobre todo a elementos tales como anomalías topográficas, que pueden darse en forma de irregularidades en la superficie del terreno que evidencian la existencia de algún elemento enterrado; al crecimiento desigual de los cultivos, ya que se desarrollan a un ritmo más lento todas las plantas que crecen en un lugar donde hay enterrados restos pétreos; a los restos fósiles de los parcelarios de la construcción de campos, sobre todo en el mundo romano…
También se pueden llevar a cabo   prospecciones   empleando
satélites. Permiten detectar anomalías
no perceptibles. Pueden captar por
ejemplo los diferentes grados de
humedad a través de sus sensores.
Gracias a la teledetección de humedad
diferencial podemos ver caminos que
surgen del yacimiento que organizaban el acceso a campos cultivos que
suministraban de grano a la ciudad. Además, las imágenes de satélite son de gran
utilidad para los arqueólogos, ya que disponen de fotografías hechas con fines
militares que, pasado un tiempo, se convierten en fuentes de libre acceso por haber
sido financiadas con dinero público.
Las prospecciones geofísicas son intervenciones arqueológicas dentro de un
marco de habitación donde ha habido una transformación del entorno –como
construcciones posteriores todavía en uso- para reconocer qué existe en el subsuelo
sin la necesidad de hacer exhumaciones de tierra. Se realiza un barrido superficial
con maquinaria altamente tecnificada, que proyecta ondas en el subsuelo y mide la variabilidad de la
transmisión de ondas en función de la existencia de los elementos enterrados. Con las variaciones se dibujan
mapas que reproducen las distorsiones debidas a los elementos enterrados. Las mediciones que se realizan
son de la resistividad y conductividad eléctrica, mediciones de georadar, campos gravitacionales.

IV.7.2.-Aproximaciones arqueológicas del paisaje: las escalas
La Arqueología del paisaje plantea que los yacimientos deben ser estudiados a distintas escalas, la del propio asentamiento, donde estudiamos su estructura interna; la escala local, que permite observar las relaciones que se establecen entre el asentamiento y su entorno; y la escala regional, que muestra las relaciones de este asentamiento con el resto de núcleos de su área. Conforme nos alejamos del asentamiento la interacción con el entorno disminuye. Las personas que los habitaron fueron por lo general bastante sedentarios, de modo que su actividad se desarrolló sobre todo a escala local. El asentamiento mantiene una relación productiva que sirva para cubrir sus necesidades. A una escala mayor, de ámbito regional, podemos decir que existen pocos grupos humanos que vivan del mismo entorno y que las redes de población se relacionan en torno a la proximidad geográfica.

IV.7.2.1.-La escala local
El emplazamiento de los poblados se debe a la interrelación con una serie de factores económicos y políticos. La localización del hábitat y su relación con el entorno adquieren un valor informativo sobre el modelo territorial y la relación de la sociedad con el espacio natural. Existen procedimientos de tipo analítico que sirven para analizar este tipo de relaciones.
En el siglo XIX un terrateniente prusiano llamado Von Thunen quiso incrementar la producción de sus propiedades. Observó que cuanto más lejos estuviesen los campos de cultivo de la propiedad agropecuaria los costes de producción eran mayores. Von Thunen decidió entonces organizar los campos productivos de tal modo que los que aportasen más beneficios fuesen aquellos que se encontraban más cerca. Estos planteamientos fueron la base de investigaciones posteriores relacionadas con estas cuestiones.
La Escuela de Cambridge, por ejemplo, dedicada al estudio de las culturas no industrializadas, llegó a la conclusión de que la mayor parte de las comunidades agrarias no se encuentran a más de una hora de camino, es decir, a unos cinco kilómetros de distancia, de sus campos, ya que superado este radio deja de resultar rentable desplazarse a ellos para trabajar.
Dos de sus miembros, Higgs y Vita Finzy, defienden que para hacer un estudio adecuado del entorno
sobre el que interactúan los habitantes de un asentamiento, habría que analizar la zona que queda dentro
del posible recorrido que pudiesen realizar durante una hora en el caso de comunidades agropecuarias,
ampliándola a dos horas para las de cazadores-recolectores. Para ello describimos circunferencias
imaginarias de cinco kilómetros de radio, la distancia que un hombre puede recorrer en una hora, para
posteriormente proceder a evaluar los recursos de la misma: la disponibilidad de recursos hidráulicos, los
campos cultivables, el bosque… Es lo que se llamó Site Catchment Analisys, abreviado como S.C.A., que
podemos traducir por análisis de captación del entorno. El
S.C.A. pretende realizar un examen del uso de suelos y la
localización de poblados partiendo de un planteamiento
inicial: todo asentamiento obtiene recursos para su
subsistencia dentro de un área próxima determinada por la
distancia que se puede recorrer en una hora. Es posible por
tanto reconocer su capacidad de aprovisionamiento
estudiando esta zona.

Pero el S.C.A. se enfrenta a dos problemas a la hora
de aplicarlo:
-La transformación del paisaje. La realidad que
observamos en el presente debe ser trasladada al pasado,
por lo que en realidad estamos aproximando una visión general de cómo sería el entorno de un
asentamiento, sin que sea posible ir más allá.

-El establecer un radio de
cinco kilómetros para una hora de recorrido
es una abstracción de la realidad ya que el
suelo nunca presenta unas condiciones
ideales, no es llano. Para que este modelo
fuese más exacto debería tener en cuenta
los tipos generales de uso del suelo de cada
sociedad. En el caso concreto de la sociedad
tradicional mediterránea se resumen en
terrenos forestales, terrenos de secano y
terrenos de regadío.

No hay que olvidarse de otros
factores de gran importancia para un
asentamiento como los estratégicos, tan
relevantes como los de carácter económico.
Ubicar en el lugar adecuado un poblado puede proporcionarle una visión general del entorno y con ello más
facilidades a la hora de evitar los ataques sorpresa. Lo mismo podríamos decir de los factores políticos,
imprescindibles para controlar el territorio y mantener la estructura de la sociedad.

IV.7.2.2.-La escala regional



Pero los asentamientos no son entidades
aisladas en el espacio, sino que se encuentran
interrelacionadas a partir de vínculos sociales y
políticos que se evidencian en una determinada
estructura espacial.

Para profundizar en el estudio de estos
lazos debemos analizar:
-El patrón de asentamiento. Hay que
investigar los tipos de poblados existentes en una
entidad  histórica  y  cómo  se  relacionan
funcionalmente entre sí, así como su grado de importancia. Suele establecerse una jerarquía, una gradación
de los tipos de poblados en función de su potencial demográfico. El poblamiento es la evidencia de su
importancia relativa dentro de su entorno.
-La concentración o la dispersión del poblamiento. Los núcleos de habitación no se dispersan por
igual, sino que se configuran focos en función de elementos atractivos o repulsivos para el asentamiento. Se
preferirán los lugares estratégicos, como costas y cerros; simbólicos, como la proximidad de una ermita;
económicos, que los suelos cultivables, las minas o los recursos hídricos no queden demasiado alejados…
-La intervisibilidad. Analizando la relación visual entre poblados podemos evaluar la capacidad de
transmitir mensajes para garantizar una seguridad común, darse avisos en casos de emergencia por un
ataque o invasión enemiga o para transmitir decisiones de orden político. Estos mensajes serían de tipo muy
sencillo y de carácter binario.
-La relación de asentamientos con caminos y ejes viarios, ya pertenezcan a redes de
comunicaciones terrestres o marítimas. La circulación es un factor fundamental para el desarrollo
económico, de control político y de las relaciones sociales, que requieren de desplazamientos físicos que se
ven posibilitados únicamente a partir de una trama viaria, que en el caso de las sociedades tradicionales ha
de relacionarse y adaptarse a la estructura natural del medio geográfico.

IV.7.3.-Los Sistemas de Información Geográfica
Los Sistemas de Información Geográfica o S.I.G. son un conjunto de programas, herramientas y datos que están diseñados para actuar coordinada y lógicamente para capturar, almacenar, analizar, transformar y presentar toda la información geográfica y de sus atributos con el fin de satisfacer múltiples propósitos.

IV.7.3.1.-Breve historia de los S.I.G.
Los S.I.G. nacen a finales de la década de los setenta del siglo pasado en Canadá y en los Estados Unidos de América ante la creciente necesidad de obtener mejor información cartográfica. Fue así como aparecieron los primeros programas y grandes ordenadores concebidos para realizar mapas de coropletas, es decir, mapas temáticos.
Los avances tecnológicos en el campo de la computación hicieron posible que a finales de los años ochenta surgiesen los primeros ordenadores gráficos, que pusieron al alcance de la Geografía todo un campo de nuevas posibilidades. Fue así como se desarrollaron la cartografía digital y los primeros S.I.G., como Arc Info o Grass, que trabajaban mediante el análisis de imágenes multibandas de satélite. En esta misma década en los Estados Unidos de América comenzaron a desarrollarse también las primeras aplicaciones arqueológicas.
Llegarán a Europa años más tarde, a principios de los noventa, de la mano de Gaffney y Stancic (1991) y de Lock y Stancic (1995). Pocos años después, todavía a mediados de la misma década, se configuraron distintos programas S.I.G. para ordenadores personales, como por ejemplo Arc View, Map Info e Idrisi. Al mismo tiempo, los procesadores se harán más rápidos y soportarán mejores gráficos gracias a la mejora en el interface, a la visualización en 2.5 dimensiones y a la sinergia con otras tecnologías espaciales.
Será en esta época cuando se introduzcan estos programas en España, siendo Baena quien los difundió para el uso arqueológico. En la actualidad los programas S.I.G. están consolidados y en permanente desarrollo tal y como se puede ver en los trabajos de Grau del 2006.

IV.7.3.2.-S.I.G. y paisaje. Funcionamiento básico
Para trabajar con este tipo de aplicaciones primero introducimos en el ordenador representaciones de la realidad geográfica, transformándolas en datos informáticos para poder analizarla de una manera detallada. Se descompone el entorno geográfico y se transforman en capas de información, donde tenemos tanto elementos geográficos y elementos arqueológicos básicos, como costas, topografía, vegetación, hidrografía, núcleos poblacionales, vías de comunicación… Todo ello es susceptible de ser descompuesto en forma de mapas que representan la realidad física en un
formato matemático mediante la introducción digital de sus datos en el
ordenador.


Una vez introducidos los datos disponemos de dos maneras distintas de representar la realidad:


-Modelo    de    datos
vectorial. El mundo es una
superficie sobre la que se
superponen los elementos de
interés, que se descomponen en
puntos, líneas y polígonos. Cada
uno de estos elementos tiene su
propio número que le identifica.

-Modelo de datos raster. El mundo es una superficie continua y variable, parcelada en espacios con
propiedades distintas. Se representa la realidad en forma de matriz, donde cada una de sus parcelas es en
realidad una celdilla que contiene información. Para realizar determinados análisis tendremos que trabajar
necesariamente en datos tipo raster.

Los datos que nosotros vamos a manejar son
yacimientos, esquematizados como puntos que vienen
dados por coordenadas U.T.M. o Universal Tranverse
Mercator.

IV.7.3.3.-Los análisis de movimiento
La capacidad de interrelación de los pobladores con su entorno está muy condicionada por la movilidad, de forma que la intensidad de la acción decrece con la distancia. El grado de proximidad favorece la intensidad de la interacción en un sentido económico de explotación de recursos, flujo de personas y mercancías, vehiculación de ideas, informaciones y prácticas culturales que modelan la creación de un espacio geográfico. Por tanto, la movilidad es un factor a tener en cuenta en los estudios del territorio. Podemos analizar la movilidad mediante la movilidad por entornos, por isócronas, caminos óptimos… Para ello existen unos procedimientos, que van desde los Modelos Digitales del Terreno o M.D.T. a los modelos de coste o algoritmos.
Uno de los elementos clave en estas cuestiones son las llamadas pautas de accesibilidad o cost surface analysis, que son aquellas localizaciones de un paisaje que son más o menos accesibles en función del movimiento pedestre y que nos permiten saber las áreas de captación. Permiten establecer los caminos
óptimos o least cost path, el corredor de comunicaciones más cómodo para conectar dos localizaciones.

Si queremos proponer posibilidades de circulación a través del espacio debemos seguir los siguientes

pasos:


-Creación de superficies de costes, sabiendo la conversión de la fricción en costes humanos.
-Conocer la situación de los puntos de partida.
-Implementación del recorrido aplicando métodos, medidas, etc.
-La interpretación de los resultados.


Los costes de circulación por el territorio dependen de factores físicos, principalmente la pendiente
del terreno, que se pueden reproducir mediante modelos matemáticos. Para ello debemos formular la
relación entre aspectos físicos y costes de circulación pedestres. La complejidad de los cálculos de costes es
destacada. Distinguimos dos tipos de costes, los físicos y los culturales.

Dentro de los costes físicos remarcamos los siguientes aspectos:
-Armazón del paisaje, como la pendiente, la
superficie del terreno, etc. A medida que la pendiente
aumenta, nuestra velocidad disminuye y en una pendiente
de 65º ya es imposible andar. Por lo tanto a mayor grado
de pendiente mayor coste energético.
-Elementos variables, como la vegetación, el
estado del suelo, etc.

Entre los costes culturales destacamos:
-La influencia de los elementos humanos, como
el efecto de atracción-repulsión.
-La historicidad de la comunicación.

IV.7.3.4.-Visibilidad e intervisibilidad
Es evidente la importancia del papel de la visión dentro de la percepción humana, especialmente a la hora de estructurar el espacio. Ocurre lo mismo dentro de la disciplina de la Arqueología, donde la visibilidad cumple un cometido más que destacado.
Sin ir más lejos, el control visual puede servir para fijar la seguridad de una comunidad y sus recursos frente a posibles vecinos hostiles. Es evidente que una comunidad necesita controlar visualmente el terreno en el que habita para asegurar su defensa, tal y como ocurre de manera muy marcada en el caso de los castillos medievales o de los poblados en altura. Habría que añadir la existencia de una voluntad de controlar visualmente las vías de comunicación terrestres. Además, la visibilidad es un factor que contribuye a subrayar la monumentalidad, el rango y la perceptibilidad de determinados lugares, como los paisajes simbólicos o los paisajes sagrados. Lógicamente, a la hora de ubicar algún lugar que vaya a tener una relevancia especial para el pueblo que lo genera, siempre se intenta que esté en un punto visible para dotarlo de una carga simbólica adicional, que haga del mismo un referente no sólo a nivel cultural o religioso, sino también paisajístico.
Llegados a este punto, nos vemos obligados a realizar una distinción de tipo terminológico para
evitar posibles confusiones. Consideramos visibilidad a aquello que es posible ver, mientras que la
percepción es lo que se reconoce una vez que hemos aplicado un filtro cultural, todo lo que cuenta con un
significado para el observador. Nuestro interés desde el punto de vista arqueológico se centra en lo que
podemos percibir. Entre la visibilidad y la percepción se establece una relación compleja que nos permite:
-Percibir un fenómeno invisible, como notar que se está produciendo un incendio únicamente por
nuestro olfato.
-No percibir un fenómeno visible, como estar ante un elemento propio de otra cultura y al no
poseer sus claves interpretativas ser incapaces de captar su significado.
-Afirmar que en general, en el ámbito del paisaje el percibido es un subconjunto del visible.

Mediante un análisis de la visibilidad podemos ver qué
elementos y localizaciones son más o menos perceptibles, algo
relativamente sencillo de hacer mediante los S.I.G. por medio de
cálculos sobre Modelos Digitales del Terreno. Colocamos sobre el
modelo a un observador, un objetivo y un radio a partir del cual
dejamos de ver6.
La complicación real viene a la hora de interpretar, de averiguar qué sentido adquieren esos elementos. Para ello debemos realizar una incorporación rigurosa de todos los elementos y
aspectos que intervienen en la configuración de la visibilidad, como obstáculos, distancias, etc.
Una aplicación práctica sería comprobar si un asentamiento al que le suponemos una función de control del territorio tiene realmente visibilidad sobre los asentamientos cercanos, o para establecer la visibilidad existente entre los distintos núcleos para entender mejor su relación…
El contraste es el único límite que tiene el ojo humano para ver en la distancia. Según se aleja el objetivo, perdemos contraste y con él la visibilidad efectiva, que no va más allá de entre diez y quince kilómetros.
BLOQUE V. LA DIVULGACIÓN DE LA
INFORMACIÓN ARQUEOLÓGICA

TEMA 8. LA PRESENTACIÓN DE LA INFORMACIÓN ARQUEOLÓGICA

V.8.1.-Difusión y divulgación
Hay una parte fundamental del conocimiento científico que consiste en la transmisión del conocimiento. Los arqueólogos sólo abarcan parte de este conocimiento, el cual sólo tiene valor si enlaza con todos los descubrimientos previos y con todo lo que se descubra después. Tienen por tanto la obligación, pero también la necesidad, de difundir y divulgar su trabajo para colaborar así con el progreso científico.
Los bienes arqueológicos son bienes patrimoniales y, como tales, deben ser protegidos y transferidos a la sociedad. La legislación vigente así lo recoge, tanto en el Artículo 46 de la Constitución Española de 1978 como en la Ley de Patrimonio Histórico de 1985 y la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano de 1998.
Existe, efectivamente, la obligación de transferir este conocimiento, pero para ello hay dos circuitos distintos que funcionan de forma independiente: la divulgación, que consiste en dar a conocer la ciencia al público en general, y la difusión, transferencia de conocimientos al ámbito especializado. Ambas van en paralelo porque tienen un origen común, la cultura material. Tras ser analizada se divulga el resultado para no romper el círculo.

V.8.2.-La divulgación al público en general
El conocimiento carece de sentido si no se le da una proyección social. Para ponerlo al alcance del público en general, hacerlo accesible, tiene que ser interpretado. La interpretación del patrimonio consiste en transmitir la información de forma comprensible y atractiva, contextualizada en su tiempo y su espacio, y hacer de ella algo interesante, atractivo, comprensible y estructurado. Existen distintas vías de transmisión:
-Los museos. Son instituciones permanentes sin finalidad de lucro, abiertas al público, cuyo objeto es la adquisición, conservación y restauración, estudio, exposición y divulgación de bienes patrimoniales.
-Exposiciones. Una exposición es una exhibición planificada y diseñada de una serie de bienes e informaciones basada en una estructura preestablecida, como por ejemplo las salas permanentes, exposiciones temporales, itinerantes, temáticas, piezas del mes…
-Actividades divulgativas, diseñadas para dar a conocer información elaborada haciendo que sea comprensible a un público general, tal y como se hace en los programas de los medios de comunicación, catálogos, trípticos, folletos…
-Exposiciones y publicaciones didácticas, de distintos niveles pero siempre caracterizadas por la informalidad y la interactividad.
-La realidad virtual aplicada a la divulgación. Sea inmersiva o no, ofrece la información en un formato gráfico que facilita su comprensión.

V.8.3.-La transmisión del conocimiento a la comunidad científica
La transmisión de conocimientos a la comunidad científica se puede hacer por medio de tres vías:
-La información de excavaciones por medio de informes de excavación y memorias científicas. Los permisos de excavación se conceden a cambio de unas condiciones reguladas por la Ley de Patrimonio
Valenciano 4/1998: dar a conocer cuándo empieza la excavación, depositar los materiales recuperados en la institución en la que se acuerde y elaborar en un plazo máximo de dos años una memoria definitiva, que se depositará en la Dirección General de Patrimonio. Sin embargo, la información publicada en este ámbito no se da a conocer.
-La publicación de monografías y artículos, tanto por necesidad de colaborar en la construcción del conocimiento como por la obligación científica.
-Presentaciones orales mediante conferencias, ponencias y comunicaciones. Son el foro perfecto donde comparar y discutir resultados con otros investigadores.

V.8.4.-Medios de transmisión de la información
A la hora de transmitir la información, ya sea al público general o a la comunidad científica siempre recurrimos a presentaciones visuales, escritas u orales. La información escrita puede ser visual mediante procesadores de texto, como el Microsoft Word y el Adobe Acrobat, mientras que la información oral lo puede ser a través de hipertextos, el llamado Hypertext Markup Language o HTML, o de presentaciones Power-Point. Para esta última opción es preferible realizar una interrelación activa de texto-imagen, la esquematización de las ideas, la estructuración del argumento, la recurrencia del discurso y el control del ritmo y la duración.
La transmisión de información con herramientas de edición y presentación tiene ventajas, como la facilidad de edición, la facilidad de reproducción y su asequibilidad, aunque también cuenta con algunas desventajas, como la falta de control y la confusión debido a la dualidad entre información y ruido.
TEMA 9. LA PUBLICACIÓN DIGITAL: INTERNET Y LAS PÁGINAS WEB

V.9.1.-Internet y las páginas web
La International Network of Computers, más conocida como Internet, es una red de transferencias de información a nivel global mediante sistemas de emisión-recepción de formatos digitales. El esquema de funcionamiento es una red de redes, dirigida desde los usuarios a los servidores, que son los nodos del sistema.
La web, World Wide Web o Red de Alcance Mundial, es básicamente un medio de comunicación de textos, gráficos y otros objetos multimedia a través de Internet, de modo que la web es un sistema de hipertexto que utiliza Internet como su mecanismo de transporte. Desde otro punto de vista podríamos definirla también como una forma gráfica de explorar Internet. Las páginas web son solicitadas y transferidas de los servidores usando el protocolo de transferencia de hipertexto o http. Cada web cuenta con una URL o Uniform Resource Locator, que es la dirección de un archivo en Internet.

V.9.2.-Orígenes de Internet
Internet surgió, como otros tantos avances científicos, del progreso experimentado tras la Segunda Guerra Mundial como fruto de la carrera armamentística. Era en sus orígenes un instrumento para comunicar entre sí bases militares, pero en el año 1969 comenzó a tener su primera aplicación civil.
El proyecto ARPANET conectaba a cuatro universidades americanas y, a partir de allí, poco a poco fue creciendo hasta convertirse en lo que es hoy.

V.9.3.-Características de la información web
Mientras  que  en  los  documentos tradicionales la información siempre sigue un orden secuencial, la información web presenta una serie de características distintas:
-Navegación intuitiva. La visita y consulta a las páginas web se realiza de forma
fluida y fácil a partir de iconos y enlaces destacados en el texto. El hilo argumental de la visita no es necesariamente lineal como en el texto clásico, sino que pude variar en su estructura, duración y composición. El mismo hipertexto puede leerse varias veces de formas distintas, de modo que la construcción del discurso se construye mediante el enlace de unas páginas y otras.
-Acceso rápido y dinámico. La información de la red se obtiene de forma rápida y mediante la elección activa de unos determinados iconos o señales del texto. La limitación de la rapidez y accesibilidad vienen dada por el colapso producido en la ingente cantidad de información depositada en la red, la cantidad de usuarios solicitando información y la calidad de los hipertextos, ya que a mayor cantidad de información más tiempo de descarga.
-Alta calidad en la representación gráfica. La información transmitida en la red es de carácter gráfico. Para ello se muestran imágenes realizadas en una elevada calidad y resolución. Se emplean por lo general imágenes comprimidas, de forma que se pueda agilizar su descarga al tiempo que se minimiza la pérdida de información.

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