LAS CONDICIONES NATURALES DE EGIPTO SEGÚN DIODORO SÍCULO
1. El país egipcio (D. Sículo I, 30, 1-4)
«La tierra de Egipto se extiende en general de norte a sur y tiene fama de exceder en no pequeña medida por sus recursos naturales y belleza de paisaje a todas las otras regiones que se han constituido en reinos. Pues al oeste está fortificada por el desierto de Libia, lleno de bestias salvajes, que se extiende por gran distancia a lo largo de sus fronteras, y que en razón de su escasez de lluvia y carestía de cualquier tipo de alimento hace el paso por él no sólo penoso, sino incluso altamente peligroso. Además, por el sur, la misma protección es proporcionada por las cataratas del Nilo y las montañas que las flanquean, pues desde el país de los Trogloditas y las más alejadas partes de Etiopía, a través de una distancia de cinco mil quinientos estadios, no es fácil navegar por el río ni viajar por tierra, a no ser que la persona esté equipada como un rey, o al menos a un muy alto nivel. Y con respecto a las partes del país que miran al este, unas están fortificadas por el río y otras están rodeadas por un desierto y por una llanura pantanosa llamada Barathra. Y entre Coele-Siria y Egipto hay un lago, bastante estrecho, pero sorprendentemente profundo y de unos doscientos estadios, que es llamado Serbonis, y ofrece peligros para aquellos que se aproximan ignorantes de su naturaleza."
2. El Nilo (D. Sículo I, 32,1-2)
-El Nilo fluye de sur a norte, teniendo sus fuentes en regiones que nunca han sido vistas, pues están situadas en el desierto, al extremo de Etiopía, en un país al que no es posible aproximarse a causa del excesivo calor. Siendo el más largo de todos los ríos, así como el que atraviesa el mayor territorio, forma grandes meandros, ora volviéndose hacia el este y Arabia, ora volviéndose hacia el oeste y Libia; pues su trayecto desde las montañas de Etiopía hasta donde desemboca en el mar representa una distancia, incluyendo sus meandros, de unos doce mil estadios.»
3- Descripción de la crecida del Nilo (D. Sículo I, 30, 7-12)
«La crecida del Nílo es un fenómeno que parece realmente maravilloso a aquellos que la contemplaron, y bastante increíble para los que oyeron hablar de ella. Pues mientras que todos los demás ríos comienzan a decaer en el solsticio de verano y continúan invariablemente bajando y bajando durante el verano siguiente, éste es el único que comienza a crecer en ese momento y crece de manera tan acusada en volumen día a día que finalmente termina por inundar casi todo Egipto. De igual forma sigue después precisamente el proceso opuesto, y por un período de tiempo igual decrece de forma gradual día a día, hasta que ha retornado a su nivel primitivo. Y puesto que el país es una llanura, mientras que las ciudades y los pueblos, así como las granjas, están sobre montículos artificiales, la escena llega a recordar las islas Cicladas. Los animales salvajes de tierra quedan en su mayoría aislados por el río y perecen en sus aguas, pero unos pocos escapan huyendo a zonas mas altas; el ganado y los rebaños, sin embargo, se mantienen en la época de la inundación en los pueblos y en las granjas, donde se ha almacenado anticipadamente forraje para ellos. La gran masa de la gente, liberada de sus labores durante todo el tiempo de la inundación, se dedica al esparcimiento, festejando y disfrutando sin impedimento de todos los recursos del placer. A causa de la ansiedad ocasionada por la crecida los reyes han construido un Nilómetro en Menfis, donde aquellos que están a cargo de su administración miden con exactitud la crecida y envían mensajes a las ciudades, informándoles exactamente de cuántos codos o dedos ha crecido el río y cuándo comenzará a descender. De esta forma la nación entera, cuando conoce que el río ha cesado de crecer y comienza a descender, es liberada de su ansiedad, mientras que al mismo tiempo todos conocen inmediatamente de antemano cómo de grande va a ser la próxima cosecha, ya que los egipcios han conservado un preciso registro de sus observaciones al respecto por un largo período de tiempo.»
4. Una explicación de la crecida (D. Sículo I, 41, 4-5)
-La propuesta más próxima a la verdad ha sido hecha por Agatárcides de Cnido. Su explicación es la siguiente: cada año caen continuas lluvias en las montañas de Etiopía, desde el solsticio de verano hasta el equinoccio de otoño. Por ello es absolutamente razonable que el nivel disminuya en el invierno, cuando extrae su capacidad natural de agua sólo de sus fuentes, y que sin embargo deba incrementar su volumen en verano, en razón de las lluvias que vierten en él.»
BIBLIOGRAFÍA: a) Texto y traducción: C. H. Oldfather, Diodorus Siculus, Loeb Classical Library, 1968, vol. I*, b) Estudios: A. Burton, Diodorus Siculus, Book I, Leiden, 1972. Para el tema del NÜo y la crecida: K. W. Butzer, Early Hidraulic Civilization in Egypt, Chicago, 1976; W, Schenkel, Die Bewásserungsrevolution in alten Ágypten, Mainz, 1978.
COMENTARIO: Diodoro de Sicilia, escritor del siglo i a.C., dejó una larga obra (la Biblioteca), en la que dedica el libro I fundamentalmente a Egipto. Aunque se ha cuestionado mucho su calidad literaria y el valor de las noticias que incluye, no es cierto, como en tiempos se mantuvo, que se limitó a copiar fundamentalmente la obra de Mecateo de Abdera. El mismo tono abigarrado de su narración, no exenta de contradicciones y de repeticiones,, muestra claramente que trató de sintetizar múltiples fuentes, entre las que estarían Posidonio, Éforo, Polibio, Artemidoro, etc., lo que por sí solo revela el interés que para nosotros ha de tener su obra. El volumen I está dedicado a la geografía, historia, rasgos culturales y religiosos de los egipcios. En el primer texto seleccionado se explaya en la descripción general del país y sus límites, destacando lo que sin duda será uno de los elementos naturales que más va a condicionar el desarrollo histórico egipcio: su aislamiento. Los otros tres están dedicados al Nilo y a la crecida, elemento geográfico cuya importancia básica —razón misma de ser de Egipto— necesita pocos comentarios. Diodoro menciona el problema de las fuentes del Nilo, que los egipcios situaban primero en Gebel-Silsileh, luego en Assuan, y que finalmente, a medida que ampliaban su horizonte político y geográfico, las desplazaronhasta un punto desconocido en el sur (donde hasta el siglo xrx las buscaron exploradores y aventureros como Burton y Speke). La descripción de la crecida es de las mejores que nos han quedado en textos antiguos. Con respecto a su completa relación de las causas de este particular fenómeno, que se constituyo en un tópico entre los geógrafos e historiógrafos griegos hemos seleccionado la opinión de Agatárcides de Cnido del siglo ii a.C., que efectivamente es la correcta, conectando la crecida estival del Nilo con las masas de nubes que, procedentes de ios océanos, empujadas por vientos tropicales como los alisios y monzones, chocan contra las grandes barreras orográficas de Etiopía entre abril y septiembre y desencadenan el caudal de lluvias que alimenta la crecida del gran río.
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