miércoles, 9 de marzo de 2011

Historia de la España actual


Bloque I: España durante el régimen del general Franco (1939-1975)


TEMA 1. LA CONFIGURACIÓN DEL RÉGIMEN FRANQUISTA


I.1.1.-Los poderes del jefe de Estado
      La formación del franquismo durante la Guerra Civil Española no coincide temporalmente con su institucionalización, proceso de larga duración que se prolongó durante treinta años hasta la promulgación de la Ley Orgánica del Estado en diciembre del 1966. Antes de esta fecha más que de institucionalización habría que hablar del ejercicio del poder de forma discrecional por parte del general Franco, pero poco a poco y en función de las circunstancias este régimen se fue regulando o institucionalizando. Franco era de la opinión de que había que retrasar lo más posible la instauración de organismos que pudiesen llegar a limitar su poder absoluto. Así, Franco siempre se preocupó de mantener sus poderes intactos a lo largo del tiempo que estuvo en el poder y nunca permitió que quedasen afectados por ninguna ley de carácter institucional.

      Desde el estallido de la rebelión armada el 17 de julio hasta el 1 de octubre, momento en el que se hace cargo del liderazgo único en el bando sublevado, Franco fue acumulando una serie de méritos que le permitieron pasar de ser un general rebelde a Caudillo o jefe total. Sus poderes como jefe de Estado eran, según el decreto publicado en el Boletín Oficial el 1 de octubre:
            -Ya en el preámbulo se dice que “concentrar en un solo poder todos los poderes”.
            -Según su artículo 1 el jefe del gobierno y del Estado es a partir de ese momento don Francisco Franco Bahamonde, quien asumirá todos los poderes del “nuevo Estado”, rompiendo así la separación de poderes propia de los regímenes liberales. A pesar de que se le otorga la jefatura del gobierno y del Estado, el gobierno desaparece y el poder lo ejercerá directamente el jefe del Estado. A pesar de que en el texto no figura limitación temporal alguna a estos poderes la lógica indica que su duración dependería de la coyuntura bélica.
            -El principal apoyo del jefe del Estado era el ejército. A pesar de que no todos los mandos estaban de acuerdo con la línea política de Franco respetaban y acataban sus órdenes como jefe del Estado y generalísimo según los principios de lealtad y honor. Efectivamente, en el artículo 2 se declara a Franco generalísimo, es decir, jefe supremo de las tres armas del ejército, tierra, mar y aire.
            -Además de generalísimo, título de carácter militar, se le otorgó también otro de tipo político, el de caudillo, otorgado a Franco como jefe del partido único de igual manera que ocurría con el duce en Italia o con el führer en Alemania.

      Durante los primeros años de la contienda Franco únicamente se encargó de la dirección de los asuntos militares mientras que la administración central recayó en una Junta Técnica del Estado, pero el 30 de enero de 1938 se formó el primer gobierno del franquismo a través de una ley de gobierno. Franco hizo recordar en su preámbulo al decreto que le otorgaba el poder, mencionando de nuevo que en su persona se concentraban el poder legislativo –a través de decretos-ley-, el ejecutivo y el judicial. En esta ley especifica cómo va a ser la estructura del gobierno, dividiéndolo en ministerios, explicando sus funciones e incluso dando los nombre de quienes ocuparían el cargo de ministro. Incluye también un apartado referido a la jefatura del Estado y a la presidencia del gobierno, indicando su facultad de dictar leyes previa consulta con su gabinete.
      En verano del 1939, tras terminar la Guerra Civil Española y regresar a la “normalidad” política, se dictó otra ley para formar un nuevo gobierno. En esta ocasión el poder se concentra todavía más en la persona de Franco: prácticamente el contenido de la ley es similar a la anterior salvo que al hablar de la capacidad del Caudillo para dictar decretos-leyes no menciona la necesidad de consultar previamente al gabinete. 

      Aún se insistirá más en el decreto que entregaba a Franco el poder en el decreto de julio del 1942 por el que se creaban las Cortes. En su preámbulo se mantiene todo aquello que se reconocía en las dos primeras leyes de gobierno y se forma un nuevo instrumento de colaboración y principio de autolimitación para la institucionalización del poder, sí que esta asamblea no será más que un órgano consultivo o de colaboración.  De esta forma quedó finalmente constituido cómo iba a funcionar el régimen:
-El poder ejecutivo recaía en el jefe del Estado y del gobierno mientras que los ministros eran simples colaboradores.
-Respecto al poder legislativo, las leyes fundamentales eran aprobadas por aclamación en las Cortes[1]. Al abrirse la sesión, presidida por Franco, se leía el texto que iba a ser aprobado y los procuradores simplemente se ponían en pie y aplaudían. No participaban en el proceso de elaboración ni de aprobación de la misma.
-Los jueces eran elegidos por nombramiento directo.

I.1.2.-Campañas militares y formación del “Estado franquista”
      El golpe militar fue un fracaso ya que no alcanzó los objetivos que el general Mola, máximo responsable de esta rebelión, había esperado. Al no lograr hacerse de una forma rápida con el poder de la República y derrocar a su gobierno, éste pudo organizarse y reaccionar. Pero ninguno de los dos bandos estaba en situación de imponerse al otro de una forma clara y definitiva, así que estalló una guerra civil entre quienes defendían la legalidad constitucional de la República y los que apoyaban la rebelión militar ansiando un cambio en la misma.

I.1.2.1.-Méritos del general Franco para que fuese elegido caudillo de entre todos los militares golpistas
      Las tropas españolas más preparadas y que contaban con un mejor armamento eran sin duda alguna las destinadas en Marruecos. Mientras que los soldados que formaban los ejércitos de la Península eran quintos de reemplazo los marroquíes eran profesionales, mercenarios que junto a los cuerpos indígenas –formados casi exclusivamente por bereberes- eran la elite de nuestras fuerzas militares. Pero desplazar a estas tropas a territorio peninsular suponía un gran quebradero de cabeza para los generales rebeldes, sobre todo teniendo en cuenta que la armada y la escasa aviación española permanecieron al servicio de la República. La única posibilidad fue recurrir a la ayuda exterior y a partir de que surge la idea por parte de los golpistas de solicitar a Alemania e Italia los medios necesarios para poder llevar a cabo el paso del Estrecho podemos decir que éstos se posicionaron claramente a favor de los Estados fascistas europeos.

      Se trató de obtener esta ayuda a través de dos vías distintas:
            -La vía militar, siendo el general Franco quien solicita personalmente a Italia y Alemania los medios logísticos para llevar a cabo el cruce del Estrecho. Fue Franco quien protagonizó este contacto porque de todos los generales golpistas era él quien se encontraba en mejor posición para ello. El protectorado de Marruecos estaba controlado por el ejército, por lo que no había impedimento alguno, sobre todo a Tánger, ciudad internacional, para que los cónsules alemanes e italianos del Norte de África estableciesen allí un contacto con los mandos rebeldes.
            -La vía política. Un grupo de dirigentes políticos de Renovación Española, partido alfonsino no demócrata, estableció durante la República relaciones tanto con Hitler como con Mussolini. Con este último incluso llegaron a firmar un pacto, según el cual en caso de producirse una rebelión militar para derrocar a la República los sublevados recibirían la ayuda de los fascistas italianos. Había llegado el momento de reclamar esa ayuda prometida, haciendo llegar también esta petición a Hitler.


José Calvo Sotelo era el representante más destacado que había tenido el grupo político Renovación Española. En esta fotografía vemos su cadáver en la mesa del depósito del Cementerio el Este tras su asesinato por parte del socialista Luis Cuenca.

      Fue así como dos peticiones de ayuda procedentes de distinta fuente llegaron a Italia y a Alemania. En ambos casos se decantaron por prestarla por la vía militar, es decir, por mediación de Franco, porque les daba más garantías que Renovación Española.

      Franco contaba por entonces con cuarenta y tres años. Había sido un militar africanista destacado, que obtuvo todos sus ascensos excepto el de teniente por méritos de guerra. Normalmente cuando un militar alcanza el rango de general queda apartado del mando directo de la tropa a menos que ocupe un cargo de capitanía general. En el caso de Franco, desde que fue ascendido a general desempeñó funciones de tipo político, como por ejemplo la dirección de la Academia General Militar de Zaragoza durante la dictadura de Primo de Rivera. Fue un cargo importante debido al gran peso ideológico que puso en sus manos: el plan de estudios era obra suya. Además desde el 1934 hasta el 1936 Franco fue el asesor militar del Ministro de la Guerra y desde el Ministerio dirigió las operaciones llevadas a cabo para sofocar la Revolución de Asturias de 1934. De allí pasó a ser nombrado jefe del Alto Estado Mayor, es decir, jefe del ejército, pero al estallar el golpe de estado se encontraba ocupando la capitanía general de las Canarias.

      Cuando el general Mola organizó la rebelión militar dispuso que fuese el general Franco quien estuviese al frente de las tropas de Marruecos ya que las conocía bien y había sido junto con Millán-Astray uno de los fundadores de la Legión. Desde antes de que tuviese lugar el asesinato de Calvo Sotelo –acontecimiento que suele ser considerado como la chispa que hizo estallar la rebelión armada- el Dragón Rapide ya estaba preparado y a punto para trasladar a Franco desde las Canarias a Marruecos, por lo que hay que descartar que la muerte del político de derechas fuese el detonante de la Guerra Civil Española.    


Fotografía del Dragón Rapide, avión que trasladó a Franco de Las Palmas a Tetuán para que tomase el mando de las tropas marroquíes.

I.1.2.1.1.-La ayuda alemana e italiana
      El apoyo por parte de estas dos potencias extranjeras a los militares rebeldes supuso desde el punto de vista internacional el reconocimiento de facto de los sublevados como “ejército beligerante” y no como lo que eran en realidad, unos rebeldes que se alzaban contra la legalidad política.

      El paso de las tropas africanas del Estrecho de Gibraltar fue una operación que tardó en realizarse varios días. El 8 de agosto el grueso del ejército ya se encontraba en la Península y el general Franco hace su llegada a Sevilla. A partir de este momento a los aspectos puramente militares se suman otros que podemos considerar como de carácter político o incluso simbólico: la celebración de un acto en la ciudad hispalense en el que Queipo de Llano, militar que hasta la llegada del general Franco controlaba el Sur de Andalucía, recibe a Franco, sustituyéndose la bandera tricolor de la República por la bicolor.


Franco en compañía de Queipo de Llano y del cardenal Illundáin en el Palacio Episcopal de Sevilla.

I.1.2.1.2.-El general Franco y su éxito militar a principios de la contienda como argumento para aspirar al mando único
      Con la llegada del ejército marroquí a tierras andaluzas se iniciará un avance hacia el Norte, desde Huelva a Cáceres, en lo que se ha dado a llamar la “columna de la muerte”. Las tropas de Franco se desplazaron siguiendo la frontera portuguesa y empleándola como retaguardia[2] al saber que en caso de necesidad podían recibir ayuda desde estas posiciones o incluso retirarse a un lugar seguro.

      Mientras, desde el Norte y en contra de todo lo previsto los milicianos y los restos del ejército de la República –del que más que un ejército institucionalizado quedaron sólo militares hasta que se organizó un ejército popular- impidieron el paso de los rebeldes mandados por Mola, que se dirigían hacia Madrid pero no consiguieron cruzar el río Guadarrama. Este hecho fue otro argumento que Franco esgrimió para avalar sus aspiraciones al liderazgo supremo de los golpistas. Mientras que las tropas de Mola e quedaron bloqueadas sin poder avanzar en cuanto chocaron contra una mínima resistencia, las de Franco habían logrado avanzar a través de territorio enemigo.


El término de la “columna de la muerte” fue acuñado por Francisco Espinosa en un libro que llevaba este mismo título en el que el historiador estudia la durísima represión con que las tropas franquistas fueron castigando  las tierras republicanas a lo largo de su avance hacia el Norte, destacando muy especialmente el episodio de Badajoz. Esta fotografía captura la imagen de la entrada de las tropas de Franco en la localidad de Guareña en este macabro recorrido por tierras extremeñas.      

      Finalmente los ejércitos de Mola y de Franco se encontraron y surgió la exigencia de un mando unificado. Hasta mediados de septiembre del año 1936 se podía hablar de la existencia en el bando rebelde de dos ejércitos y por tanto de dos estrategias distintas, con unas tropas que avanzan –las de Franco- y otras -las de Mola- que esperan ayuda, pero a partir del encuentro de ambos habrá un único ejército y al referirnos a las tropas del Norte y a las del Sur estaremos hablando en realidad de los distinto frentes, pero no de ejércitos distintos ya que llevarán a cabo una estrategia única. Precisamente por este motivo se hace preciso establecer un órgano de coordinación que ostente el mando único.

      Cada uno de los generales desplegó los argumentos que pudiesen servir para darle el mando único. Mola había sido el artífice del golpe y quien lo puso en marcha, pero hablaban en su contra su error en Valencia y el haber infravalorado la capacidad de resistencia de los republicanos en Madrid. Además, sus tropas se habían quedado bloqueadas hasta que recibieron el apoyo de las de Franco. En cuanto a Franco, sus tropas habían avanzado a lo largo del territorio republicano y habían auxiliado a las de Mola y además había logrado de Alemania e Italia la concesión de una ayuda externa. Al estar mejor valorado tanto dentro de los rebeldes como en el extranjero fue Franco quien se impuso finalmente.

      Al igual que ya se hiciera en Sevilla con el acto del cambio de bandera, ahora la expedición para liberar Toledo se convertirá en un nuevo paso cargado de simbolismo. Los cadetes de la Academia Militar se declararon rebeldes y se refugiaron en el Alcázar, que fue cercado por milicianos. A pesar de que auxiliarles significaba retrasar el avance sobre Madrid y de que Toledo no contaba con un gran valor estratégico para lo rebeldes, Franco decidió socorrer a los sublevados refugiados en el Alcázar. El general fue criticado por esta decisión tan poco práctica, pero con el tiempo se convirtió en uno de los mitos de la Guerra Civil Española y su elevado valor simbólico le rindió importantes réditos políticos tal y como muy bien indica Javier Tusell en su obra Franco y la Guerra Civil.

I.1.3.-El partido único F.E.T. y de las J.O.N.S.
      Continuando con lo desarrollado en el punto anterior, Franco era un militar, un general que tras obtener el mando único será quien dirija la guerra por parte del bando rebelde. Pero, como consecuencia del poder militar, se encontró también ejerciendo el poder político. Franco era consciente de sus limitaciones en el campo de la organización política, pero era imprescindible crear algún tipo de organización capaz de llevar a cabo estas tareas. Este era el momento que tan pacientemente habían estado esperando los dirigentes políticos que en el verano del 1936 colaboraron en el proceso de preparar la conspiración contra la República.

      Es importante abrir un paréntesis en este punto para explicar la diferencia entre la conspiración, que es un asunto estrictamente militar, y la trama civil de la rebelión, que aunque pueda ser englobada dentro de la conspiración va mucho más allá, ya que se está encargando de incorporar a civiles y a organizaciones en el proceso de la rebelión. Los militares tenían un objetivo prioritario respaldado por una carga ideológica: organizar una rebelión militar para derrocar el régimen de la República. No se trata de una postura únicamente antirrepublicana, sino que también es claramente antidemocrática. Teniendo esto en cuenta, veamos qué tipo de régimen hubiese sido viable tras la caída de la República. Podía haber adoptado distintas formas, desde una dictadura militar hasta una monarquía autoritaria, pero también había que ser realista con el contexto político de la España del 1936:
            -Una posibilidad era imponer una dictadura militar, construida desde el bando franquista. De hecho, al principio parecía que se tomó como ejemplo la dictadura de Primo de Rivera ya que al tomar el poder Franco no creó un gobierno sino que delegó en una Junta de Estado, tal y como hizo Primo de Rivera con su Directorio Militar.
            -Otra opción era instaurar una monarquía autoritaria tal y como así querían los grupos monárquicos antidemocráticos como Renovación Española.
            -Dentro de la monarquía también podía haberse optado por el modelo tradicionalista de los carlistas.
            -Por último existía la posibilidad de una fórmula intermedia, es decir, una dictadura militar con regencia.

      Volviendo de nuevo a la necesidad de crear un organismo político, todos los grupos políticos que apoyaron la rebelión militar, es decir, Renovación Española, la Comunión Tradicionalista y Falange Española, lo hicieron sabiendo que para derrocar al gobierno de la República necesitaba a los militares y sus armas ya que la posibilidad de imponerse en las elecciones había quedado descartada. Tras la derrota de la CEDA en las elecciones de 1936 la derecha se radicalizó. Además, esta coalición contaba con un fuerte componente católico popular que contaba con dos ideas centrales, la defensa de los derechos de la Iglesia y el posibilismo político, es decir, lograr el poder sin que importase demasiado si la forma de gobierno era la una monarquía o una república. Ante este panorama el apoyo al alzamiento militar era la mejor opción. Esta opinión era compartida por otros grupos de influencia. Así, los obispos incluso se atrevieron a calificar al golpe militar de “plebiscito armado para cambiar el sentido de la votación de las elecciones de febrero”.

      A los carlistas no les convencía demasiado la adhesión incondicional a la rebelión militar. Si bien eran antidemócratas contaban con su propia alternativa de gobierno y pretendían instaurar un tipo de monarquía muy concreto. En cuanto a los falangistas, realmente no les importaba el tipo de sistema. Les daba igual si se imponía una monarquía o si continuaba existiendo la República siempre que el régimen se basase en un partido único con una dictadura militar. Por su parte, Renovación Española apoyó a los rebeldes con la esperanza de que la única salida viable fuese llegar a la monarquía autoritaria. Los tres grandes partidos políticos que se oponían a la República asumieron que con el golpe se iniciaba el momento de los militares, así que había que apoyarlos y esperar a que llegase el momento de los políticos. Era inevitable que los militares acabasen necesitándoles en un primer plano ya que estaban capacitados para ganar una guerra, pero no para gobernar una nación. Aunque dependía de los militares devolver los poderes que habían asumido durante el conflicto armado, los políticos sabían que este momento acabaría llegando más pronto o más tarde.

      Sin embargo ocurrió algo imprevisto. Cuando la Junta de Defensa se reunió para entregar los poderes a Franco dos de los generales más importantes que formaban parte de la misma, Cabanellas y Saliquet, no se sentían cómodos con esta elección. A pesar de que votaron a favor declararon tristemente “le hemos entregado los poderes militares y políticos a un hombre que no los va a devolver nunca”. Ambos conocían a Franco y efectivamente temían que este general aprovechase las circunstancias para perpetuarse en el poder.

      Finalmente llegó un momento en que en la retaguardia rebelde se hizo necesario establecer una organización política de algún tipo. Hubo una primera fase de carácter provisional en la que los militares al mismo tiempo que ocupaban los territorios hacían lo propio con sus instituciones, imponiendo como única ley la del Código de Justicia Militar. Pero el lugar natural de los militares es el frente, así que según fue avanzando la contienda se hizo necesario buscar colaboración para llevar a cabo las tareas de gobierno y delegar en cierto modo este poder. Había, en definitiva, que dar el salto del Estado campamental a un Estado embrionario.

      Fue Serrano Súñer, cuñado de Franco, quien jugó este importantísimo papel. Era diputado de la CEDA y amigo personal de José Antonio Primo de Rivera[3]. El intento fallido de golpe de estado le sorprendió en Madrid y para abandonar la zona republicana tuvo que refugiarse en la embajada holandesa. Gracias a su ayuda logró tomar un barco argentino en Alicante y zarpar hacia Marsella, desde donde atraviesa el Sur de Francia para entrar en la España franquista. A partir de este momento, febrero del 1937, Franco tuvo junto a él a una persona de la máxima confianza que era además un profesional de la política. Súñer no tardó en comprobar que la organización política de la España franquista era un completo desastre: un dictador militar concentraba todos los poderes políticos mientras combatía en una guerra civil y tanto los militares como los alfonsinos, los falangistas y los carlistas trataban de aprovechar la situación para sacar ventaja política respecto a sus rivales directos. Serrano Súñer vio clara la solución. Quienes estaban prestando ayuda en ese momento a España eran los alemanes, los italianos y los portugueses, así que decidió que:
            -Había que organizar esta caótica situación.
            -Al hacerlo los militares tenían que quedar bien situados, ya que todo dependía de ellos en estos momentos y no podía arriesgarse a contrariarles.
            -Fuese cual fuese la decisión que adoptase, debía seguir el modelo de régimen de los países que les estaban prestando ayuda, es decir, basarse en un partido único y ser antidemocrático.

      Para crear el partido único que solucionaría esta situación había que contar por tanto con los militares, pero también con el partido falangista. El fascismo era un planteamiento político muy moderno y desde el primer día de rebelión armada actuaron apoyándola además de ideológicamente físicamente a través de las milicias. Algo similar pasaba con los carlistas, así que también debían ser tenidos en cuenta. El grupo menos significativo era el de los alfonsinos, que además de ser menos numeroso no contaba con milicias. Al ser los menos importantes y no considerarse imprescindibles para la formación del partido único, éstos se vieron obligados a conformarse con lo que se decidiese darles. Así, el partido único que se creó se apoyó principalmente en Falange Española y en la Comunión Tradicionalista, aunque el peso de Falange era muy superior al de los carlistas tal y como quedó perfectamente reflejado en el nombre del partido resultante: Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista.

      Pero el problema más que la formación de un partido en sí era llenarlo de contenidos. Se decidió que su programa sería íntegramente el mismo que el de Falange Española a excepción de su último punto, el veintisiete, que se suprimió por decreto simplemente porque ya no era necesario[4]. Este programa del recién creado partido es considerado la base del nacimiento de un nuevo Estado.

      El partido único F.E.T. y de las J.O.N.S. fue creado desde el poder para servir al poder, para utilizarlo como instrumento político. Para ello se unieron tres partidos políticos ya existentes, a los que a partir de 1945 se añadirán otros grupos-  y el artífice de esta fusión era un jefe político-militar que ni siquiera militaba en ninguno de ellos, motivos más que suficientes para defender que más que un partido casi podría ser calificada de coalición reaccionaria. Es un grupo distinto políticamente hablando que a pesar de no estar reconocido por la legislación  no permitía la existencia de otros partidos, así que los militantes católicos procedentes de la CEDA no tardaron en incorporarse al mismo, entrando como grupo específico. Doce años más tarde serán los tecnócratas del Opus Dei los que pasen a formar parte del mismo.

      A la luz de estos hechos no podemos dejar de preguntarnos si se trata en realidad de un partido, ya que cada vez que un nuevo grupo se incorpora dentro de la F.E.T. y de las J.O.N.S. tiene lugar un brusco viraje político. En un primer momento hubo un predominio falangista y los carlistas quedaron en minoría, mientras que los católicos tenían representación pero no peso dentro del partido. La situación se mantuvo así hasta que en el 1945 las potencias europeas que Franco había tomado como modelo para construir su partido único son derrotadas en la Segunda Guerra Mundial. Franco decide entonces echar mano de los católicos que militaron en su día en Acción Católica, también antidemocráticos y autoritarios, ya que se aproximaban más a los democristianos que gobernaban en la Europa Occidental tras finalizar la Segunda Guerra Mundial. Franco trató de salvar la negativa al reconocimiento internacional de España a causa de su partido único de corte fascista incorporando en el mismo a este nuevo grupo en una operación claramente dirigida hacia la opinión exterior. Colocó al frente a Martín Artajo, presidente nacional de Acción Católica, que desde el Ministerio de Asuntos Exteriores tomó las riendas de la F.E.T. y llegó incluso a presentar proyectos de institucionalización del régimen franquista que acabaron fracasando.


Bandera del partido único Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S.

      Vemos así que efectivamente la F.E.T. es un partido único porque no se permite que exista otro, pero dentro del mismo hay grupos muy distintos políticamente hablando que se enfrentan entre sí. Franco no sólo permitía estos enfrentamientos internos sino que casi podríamos decir que los provocaba: la mejor manera de evitar que pudiese surgirle algún competidor que aspirase a arrebatarle el poder era permitir que estos grupos se peleasen entre sí para que éstos se debilitasen unos a otros mientras él se situaba sobre ellos, consolidando su poder al ser Franco el que mediaba en estos conflictos. La lucha por el poder se producía así en sentido horizontal y nunca en vertical, es decir, cuestionando la autoridad del general Franco. Todos estos elementos hacen que el concepto de coalición reaccionaria se ajuste mucho más a la realidad de la F.E.T. que el de partido.

      Los planteamientos principales de este partido único eran:
            -Un Estado totalitario con intervencionismo y partido único. Este aspecto aparecía ya en las bases de Falange Española y seguirá haciéndolo aquí y posteriormente también en el fuero del trabajo.
            -Representación corporativa. Las instituciones representativas como las Cortes o los ayuntamientos dejarán de elegir a sus miembros por sufragio universal y se impondrá su nombramiento a través de las corporaciones, que van a ser las organizaciones básicas de este momento: familia, el municipio y el sindicato. Tienen derecho a votar únicamente los cabezas de familia y las mujeres casadas. La representación municipal se hacía a través de alcaldes, que se elegían por nombramiento gubernativo al igual que ocurría con los jefes sindicales[5].
            -La organización económica. En los textos falangistas quedaba plasmada la idea de su visión de la economía, “un sindicato gigantesco de trabajadores”. El sistema de partido único contaba también con un sindicato único y obligatorio de trabajadores y campesinos y así eliminan desde la legalidad la lucha de clases de la etapa anterior. Frente a los sindicatos de clase y siguiendo el pensamiento social, sobre todo, de la Iglesia unen en un mismo organismo a trabajadores y a empresarios según un principio de armonía y no uno de lucha. Ahora tanto empresarios como trabajadores son sindicalistas. Los representantes serán los empresarios, ya que están afiliados al sindicato. Este sindicato tenía representación en el Consejo de Ministros pero su papel allí, lejos de ser reivindicativo, ejercía de organismo de control y encuadramiento de los trabajadores de la misma manera que F.E.T. y de las J.O.N.S. encuadraba a los políticos.

      Todos estos elementos eran netamente falagistas, aunque también eran del gusto del resto de fuerzas. Si bien el Estado totalitario les parecía un poco excesivo, sí compartían una representación de tipo corporativista. El sindicato único no agradaba tanto a los charlistas, que contaban con los suyos propios, pero coincidían en la idea de buscar a través de los sindicatos la armonía social. Al ser más los aspectos en los que coincidían que los que les separaban, éstos fueron finalmente aceptados a pesar de los desacuerdos sobre algunas materias.

I.1.4.-La vida en la retaguardia franquista: la militarización de la sociedad y de la economía
      En la retaguardia franquista se vivió una militarización de la sociedad y de la economía. Tras estallar la rebelión y delimitarse las dos áreas de influencia, la autoridad militar de cada ciudad o región controlaba el poder. Estos capitanes generales de las distintas regiones militares promulgaron los llamados bandos de declaración de guerra[6], mediante los cuales se declaraba el estado de guerra según la Ley de Defensa –también llamada Ley del Orden Público- de 1933. Según esta ley la autoridad máxima pasa a ser la militar y la civil queda paralizada.

      El poder y la presencia militar entonces eran algo mucho más presente o notorio de lo que lo es hoy en día. Los gobernadores militares suplieron a los civiles y ordenaron la renovación de todo el personal político de las provincias y designando –no eligiendo- al nuevo. Los militares se ven encumbrados en el poder mientras la vida en la retaguardia se militariza y se comienza a aplicar el Código de Justicia Militar en causas civiles.

      El abastecimiento del ejército se convirtió en el objetivo prioritario de la economía en la retaguardia, así que podemos hablar de un control de la economía ejercido por los militares. Uno de los efectos más claros que tuvo para la población civil el dar prioridad económica al abastecimiento militar fue el racionamiento. Parte de la producción se entregaba directamente a los almacenes del Estado a cambio de una compensación económica. El destino de estos productos dependía de su calidad. Los mejores se reservaban para la exportación al extranjero ya que existía una auténtica obsesión por obtener divisas a través del comercio exterior. Los de peor calidad eran distribuidos entre la población de forma racionada. El mercado dejó de ser libre y únicamente se podían adquirir mediante cartillas de racionamiento que se entregaban a las familias los productos regulados por ley y sólo en unas cantidades previamente estipuladas, lo que fomentaba el mercado negro[7]. El uso de cartillas de racionamiento no desaparecería hasta el 1953.


Colección de cupones de racionamiento del año 1952.

I.1.5.-El control político de la población. La represión
      La represión, en lo que se refiere a las personas, es la neutralización por encarcelamiento o la eliminación de todos aquellos considerados enemigos, contrarios o simplemente no afines al régimen. Pero a este tipo de represión hay que sumar también la requisa u ocupación de sus bienes ya sea de hecho o bajo el amparo de una sentencia judicial. Con este tipo de represión contra la vida y la libertad de las personas lo que se estaba haciendo era cumplir con el mandato del general Mola, que en una circular en la que firmaba como director de la conspiración y que hizo llegar a sus cómplices les decía: “el golpe ha de ser rápido y duro, actuando contra todos aquellos líderes políticos, alcaldes, concejales y dirigentes sindicales que consideremos enemigos para no darles la oportunidad de organizarse o defenderse”.

      Efectivamente, fue así como se actuó, rápidamente y al margen de la ley. Los secuestros, el sacar de forma forzosa a las gentes de sus casas, los asesinatos tras dar a las víctimas el tristemente célebre “paseo de la muerte” y los asaltos a las cárceles o “sacas”, como se llamaba popularmente a esta actividad, estaban a la orden del día. En el caso de que alguno de los individuos considerados enemigos del Alzamiento sobreviviese todavía no podía considerarse a salvo. Todavía cabía la posibilidad de que se le abriese un expediente y ser juzgado por un consejo de guerra. Una de las sentencias habituales en los casos de secuestro por motivos de responsabilidad política era la requisa de bienes para compensar al Estado por los daños producidos a la rebelión militar[8]. Todos aquellos que lograron escapar o las familias de las víctimas se vieron obligados a sufrir desde entonces la terrible mácula de la marginación social y a vivir en un continuo ambiente de terror e inseguridad, conscientes de que en cualquier momento podían ser presos y ajusticiados.

      Se conocen datos sobre las víctimas de la represión franquista durante la Guerra Civil y en la posguerra, aunque vamos a ceñirnos estrictamente a la que se produjo en la retaguardia franquista durante el conflicto y no a la represión sufrida en España en términos generales. La retaguardia franquista durante la guerra suponía un cincuenta por ciento del territorio español, así que la represión quedó circunscrita dentro de sus límites mientras duró el conflicto, pero fue aumentando su alcance según el bando franquista iba ganando terreno. Fue especialmente dura en las zonas republicanas que iban conquistando, como Cataluña y Sur de Madrid, donde no se había llegado a efectuar la limpieza del territorio.

      Hay dos actuaciones del ejército franquista que supusieron un modelo y ejemplo de actividad represiva. Badajoz fue el primer caso. Esta ciudad tiene el dudoso honor de haber sido la primera plaza en rendirse a los rebeldes, que para dar escarmiento y ejemplo pasaron a bayoneta a entre diez mil y doce mil civiles. El otro caso paradigmático es el de Málaga, donde la campaña italiana se combinó con la celebración de consejos de guerra y con la requisa de bienes. No fueron ni mucho menos los únicos ejemplos. Tras lograr cruzar el Segre a finales del 1938 el ejército franquista accedió a la mitad de Lérida que no estaba bajo su poder. Allí la represión fue tremenda y casi podemos decir que consistió en una actualización del modelo ya ensayado en Málaga y un aviso de cuál iba a ser su actitud cuando ganasen la guerra. Tampoco hay que olvidarse de los dos casos más significativos de matanza indiscriminada, el de Guernika y el del Mercado de Alicante.


Fotografía en la que se aprecian los devastadores efectos del bombardeo del Mercado Central de Alicante el 25 de mayo de 1938. El objetivo escogido –el Mercado Central- no tenía interés militar, pero a pesar de ello lo bombardearon en la hora de mayor afluencia asesinando impunemente a trescientas víctimas civiles.

      Los estudios sobre la represión son, obviamente, postfranquistas, ya que durante la dictadura sólo se conocían datos sobre la represión practicada por los republicanos y sólo a través de las fuentes franquistas. En el 1941 el régimen franquista trató de sacar beneficio político de la represión republicana, la represión practicada por lo que ellos llamaban “las hordas rojas”. En estas fechas el Ministro de Justicia –Raimundo Fernández Cuesta-, que era además secretario general del partido único, dio al fiscal general del Estado la orden de llevar a cabo una investigación sobre los crímenes cometidos por estas “hordas rojas” durante el período de “ocupación marxista”. El fiscal general puso a trabajar en ello a todos los fiscales de las audiencias provinciales. Esta investigación recibió el nombre de Causa[9] General y fue planteada por los fiscales a modo de sumario, constituido por la suma de distintos capítulos o piezas. Cada capítulo estaba dedicado a un aspecto concreto de la represión, lo que dio pie a que los resultados fuesen falseados desde el principio. Un mismo caso podía aparecer en varios de estos capítulos si consideraban que formaba parte de varias unidades temáticas, por lo que se engrosaban conscientemente las cifras. Así, por ejemplo, una misma víctima podría aparecer contada hasta once veces: una vez por asesinato, otra por tirado en la cuneta… Se trata de una información que debe ser meticulosamente analizada antes de tenerse en consideración. Según la contabilidad franquista, la represión republicana durante la Guerra Civil se cobró por encima de setenta mil víctimas, número que ha quedado reducido por ahora a unos cincuenta mil al contrastar y depurar la información de estos sumarios. Todavía hoy se siguen examinando estos expedientes, así que es muy probable que dentro de unos años la cifra de víctimas sea todavía menor.       

      Tras la muerte del dictador los especialistas tuvieron al fin acceso a información objetiva sobre la represión franquista y a partir de los registros de los cementerios, de las fosas comunes, de anotaciones en el Registro Civil y del archivo de la Cruz Roja, en el que también se podía encontrar información de este tipo cuando deliberadamente no se registraba en las fuentes habituales, pasó de la cifra considerada oficial hasta el momento –unas cincuenta mil víctimas- a otra muy superior. Lo mismo podríamos decir de la posguerra, donde se descubrió que las veintitrés mil víctimas defendidas por el franquismo para este período eran en realidad más de cuarenta mil. Para la guerra y la posguerra se defiende en la actualidad una cifra que ronda un mínimo de ciento veinte mil víctimas mortales. Sólo nos queda añadir que la represión franquista tuvo el agravante de haber sido programada en un alto porcentaje, es decir, de ser actos calculados y premeditados fríamente como parte de una operación de castigo y purga.    

I.1.6.-La influencia de la Iglesia
      Conviene matizar que al hablar de la Iglesia nos estamos refiriendo en realidad a las altas jerarquías eclesiásticas. , es decir, al alto clero. Si bien es cierto que a partir de los años sesenta con el Concilio Vaticano II y el nacimiento del movimiento de los “curas obreros” éstos se convirtieron en unos ciudadanos más, que además de trabajar oficiaban la ceremonia de la misa. Pero si esto es lo que ocurría con los curas de a pie, con el bajo clero, la situación del alto clero, de los obispos, no tenía nada que ver. Su poder e influencia siempre fue enorme en España.

      Las altas jerarquías eclesiásticas se adhirieron a la rebelión y la justificaron –incluso hay quien dice que la legitimaron-, aunque lo cierto es que esto implicaría una aceptación de la misma por parte de sus bases, cosa que no ocurrió. Para poder entender la relación del alto clero con Franco es imprescindible hablar de dos figuras clave, Enrique Plá i Deniel y Gomá. Cuando estalló la Guerra Civil el primero era obispo de Salamanca y el segundo arzobispo de Toledo. Ambos estaban a favor de la rebelión militar, aunque sus actuaciones fueron muy distintas.

      Gomá planteaba las cuestiones como un eclesiástico, tomando de la Guerra Civil aquellos aspectos y hechos sobre los que le interesase predicar en cada momento del calendario litúrgico y haciendo interpretaciones religiosas de dichos acontecimientos. Por poner un ejemplo durante la Cuaresma, época del año litúrgico de arrepentimiento y penitencia para los cristianos, se dedicó a difundir desde el púlpito y cartas pastorales la idea de que la Guerra Civil era un castigo divino para azotar a los impíos.

      Pero la actuación de Plá i Deniel fue distinta. Era un hombre con más preparación intelectual, así que su discurso era más racional, más sistemático y más político. Sus análisis de la realidad se acercan más al campo de la filosofía tal y como se observa incluso en los títulos de sus pastorales. La del 29 de septiembre del 1936, Las dos ciudades, es un claro ejemplo. Con este título estaba haciendo una referencia a San Agustín y a su concepto de la Ciudad de Dios y de la Ciudad del Diablo, apropiándose del mismo y aplicándolo a las dos Españas en un acto de maniqueísmo. Defendió también que la Guerra Civil era una Cruzada, una guerra santa en la que el bien lucha contra el mal[10]. Toma este término medieval y lo actualiza, extrapolándolo a la realidad del momento: al igual que en las Cruzadas medievales hay una movilización generalizada de los cristianos –a la que se compara con la participación de alemanes e italianos- y fue anunciada por el papa tal y como Pío XI se refirió en el 1936 a los acontecimientos que estaban teniendo lugar en España. Atribuye a los rebeldes el papel de héroes y mártires mientras que aquellos que se enfrenten a ellos y a su causa justa no les esperaba otra cosa más que la condenación eterna. Esta pastoral data del mismo día en el que se celebró la reunión en la que Franco fue elegido generalísimo, tras lo cual hizo instalar su cuartel general en el palacio del obispo de Salamanca. Se acababa de forjar el vínculo entre Franco y las altas jerarquías eclesiásticas.


Franco y su esposa Carmen Polo junto a Plá i Deniel en la catedral de Toledo.

      Tras la Guerra Civil Gomá empezó a observar actuaciones por parte de los franquistas que no eran de su agrado[11], aunque su actitud se limitó a ignorar estos hechos y mirar hacia otro lado. En el 1940, año en el que fallecería, el arzobispo de Toledo escribió una pastoral llamada Lecciones de la guerra y enseñanzas de la paz. En ella habla de los problemas que plantea lo que él califica como “estadismo moderno”, o lo que es lo mismo, la invasión de las instituciones por parte del Estado. Franco actuó rápidamente y restringe su publicación al boletín diocesano de la archidiócesis de Toledo, ejerciendo la censura al no dejar que aparezca en la prensa nacional. Tras la muerte de Gomá le sucedió en su puesto Plá i Deniel, que sería nombrado arzobispo de Toledo en el 1941 y cardenal en el 1946. Ocupó este título eclesiástico hasta el 1968, año de su defunción.

      La influencia de las jerarquías eclesiásticas en la sociedad española del momento era muy fuerte. Eran la representación más genuina de las posturas políticas más inmovilistas y conservadoras, motivo por el que la represión republicana actuó tan duramente contra la Iglesia. No tenemos más que recordar que la coalición de derechas CEDA se presentó a las elecciones como partido católico bajo el amparo de la Iglesia[12]. Quizás uno de los ejemplos más ilustrativos sea la pastoral de Plá i Deniel del 1939 titulada El triunfo de la ciudad de Dios y la resurrección de España, donde presenta a Franco como un personaje providencial que salvó a España.  

En el libro de Juan José Ruiz Rico que trata sobre la Iglesia en el franquismo plantea sus relaciones como una especie de contrato entre instituciones que se basaba en el intercambio: como pago a las amplísimas concesiones hacia la Iglesia ésta dio a Franco tratamiento de héroe. Fue precisamente a través de la Iglesia como España logró salir del aislamiento internacional. El partido único FET y de las JONS está creado a semejanza de los fascistas, así que tras la derrota de Alemania e Italia en la Segunda Guerra Mundial España se había quedado sin aliados y completamente aislada: ningún país aceptaba su régimen de partido único. El régimen de Franco es condenado internacionalmente. No se le concede la entrada en las Naciones Unidas y se retiran los embajadores. Se tolerará su existencia, pero se le condena al aislamiento político, del que logrará salir de mano de los EEUU gracias a su situación estratégica.


Una muestra del intercambio de favores entre la Iglesia y Franco: el dictador recibió un honor sólo reservado a reyes, el derecho a ir bajo palio.
En la Europa Occidental se impondrá como ideología predominante la democracia cristiana, semejante a la de Acción Católica debido a que ambas beben de la misma fuente, el papado. Aunque el régimen de Franco no es reconocido internacionalmente, se trata de suplir esta carencia con la presencia de representantes de Acción Católica en reuniones internacionales. Para lleva a cabo esta operación se nombra a Martín Artajo, hasta entonces presidente del brazo nacional de Acción Católica, como Ministro de Asuntos Exteriores, quien pedirá permiso a Plá i Deniel antes de aceptar. En este intento de lavar la cara al régimen de cara al exterior se le encarga a Artajo que haga propuestas de institucionalización, pero el dictador no consentiría ni toleraría cualquier cambio o proyecto de institucionalización que pudiese entender como una reducción de su poder. Para dar más fuerza a sus proyectos Martín Artajo le pidió a Plá i Deniel que publicase una carta pastoral en la que apoyase estas medidas en agosto de 1945.

I.1.7.-El fuero del trabajo y el sindicato único y vertical
      El 30 de enero de 1938 Franco formó su primer gobierno. Había sido investido generalísimo el 1 de octubre del 1936, así que hay un período de dieciséis meses entre ambos acontecimientos en los que Franco centró sus esfuerzos a dirigir la guerra y organizar la retaguardia. Durante este período la retaguardia se gobernó por medio de una Junta Técnica del Estado[13], lo que supuso un intento de alcanzar únicamente una serie de objetivos mínimos, controlada por militares y a cuyo frente estaba el general Dávila.

      Los jefes militares franquistas comenzaron a ver que tenían muchas posibilidades de ganar la guerra, así que comienzan a mirar al futuro con perspectiva de continuidad. Desde la primavera del 1937 el bando franquista comenzó a cambiar su estrategia y sus prioridades. Si antes estaban obsesionados con la conquista de Madrid, tras el fracaso de la Batalla de Guadalajara optaron por ir incorporando otros territorios. Fue en este momento cuando conquistaron la cornisa cantábrica, lugar de gran valor estratégico y económico. La República intentó de llevar a cabo entonces dos maniobras de entretenimiento, la de Brunete y la de Alcañiz, en el Bajo Aragón, pero la batalla más decisiva fue la de Teruel, que tuvo lugar entre finales del año 1937 y principios del 1938. Desde el estallido de la rebelión Teruel estaba controlada por los franquistas, pero en diciembre del 1937 los republicanos atacaron esta ciudad. Consiguieron conquistarla tras una operación rápida, pero el contraataque franquista logró su recuperación. Fue en el contexto de esta campaña cuando se decidió formar el primer gobierno, en un momento en el que todo parecía apuntar ya a que sería el bando franquista el que se alzaría con la victoria. Poco después iniciarían una campaña en el Bajo Aragón por medio de la cual y siguiendo el curso del Ebro las tropas franquistas llegarían al Mediterráneo y rompería en dos la unidad territorial de la República.

      Este primer gobierno fue el encargado de promulgar el fuero del trabajo en el mes de marzo del 1938. El fuero del trabajo son las bases de la política laboral y social del primer gobierno franquista. Está redactado a modo de ley de bases, con un preámbulo donde se informa del porqué de la existencia de esta ley. Se trata de un documento de vital importancia porque es la primera ley fundamental del régimen tras el decreto de unificación del 1937. En los meses previos ya se habían dictado órdenes y decretos sobre aspectos concretos de la vida política en la retaguardia, pero la que definirá el régimen y se convierta en ley fundamental será ésta, por encima de la anterior, que a pesar de ser su punto de referencia no fue elevada a esta misma categoría. Hay que aclarar que no se encarga de definir todo el régimen, sino únicamente un aspecto determinado, el laboral y el social, previa comunicación en el preámbulo de cómo será el régimen franquista.

      Podemos aplicar el término de sincretismo doctrinal al fuero del trabajo, ya que un análisis detenido de sus bases nos lleva a descubrir influencias ideológicas de cada uno de los grupos presentes en el partido único. Consiste en la elaboración de un pensamiento, de un sistema que procede de doctrinas distintas y que no es fruto de una elaboración sistemática. En el fuero del trabajo se recoge ese sincretismo, esa pluralidad de elementos que vimos también en el partido único. De falangismo toma la concepción de la economía como un sindicato gigantesco al servicio de la política, del carlismo su política social –como el descanso dominical, las fiestas religiosas, un salario que permita cubrir las necesidades mínimas, etc.- y de los católicos de Renovación Española y del sector procedente de los Propagandistas los planteamientos de la política social de la Iglesia…

      Los sindicatos confesionales eran los sindicatos católicos, creados de acuerdo con las encíclicas papales y que se alimentaban de la militancia  de la CEDA y de los simpatizantes de los carlistas o tradicionalistas, con quienes se presentaban con planteamientos corporativistas que partían de la doctrina social de la Iglesia que vemos en las encíclicas de León XIII y en la de Pío XI  del 1935. Pero también estaban el ELA STV, sindicato nacionalista vasco, y las asociaciones de carácter patronal. En su exceso sindicalista y exclusivista intentaron incluir a las cámaras de comercio. Estos sindicatos confesionales y las organizaciones patronales aplaudieron la abolición de los sindicatos de clases, pero trataron de lograr que a sus organizaciones se les respetara su autonomía. Este punto fue una batalla permanente entre la jerarquía eclesiástica y el régimen franquista. Se impuso la obligación de que los dirigentes sindicalistas fuesen militantes del partido único, por lo que su relación con el sindicato único y vertical era muy estrecha. 

I.1.8.-Las instituciones políticas del régimen
I.1.8.1.-Las Cortes
      El régimen franquista cuenta con sus propios cauces de representación por medio de los cuales se representa a sí mismo, no a los ciudadanos. Es por tanto una representación orgánica y controlada de las “entidades naturales”, que para el franquismo eran la familia, el sindicato y el municipio.

      Respecto al contexto de su creación, ya desde el verano del 1941 las protestas dirigidas principalmente por la cúpula del ejército a Franco con motivo del creciente poder que había adquirido el grupo falangista dirigido por Serrano Súñer, que en estos momentos era el hombre fuerte del régimen y ocupaba los cargos de Ministro de la Gobernación y de Asuntos exteriores así como la presidencia de la Junta Política. En el mes de junio se produjo la invasión de la URSS por parte del ejército alemán, lo que se tradujo en una gran manifestación de apoyo a la iniciativa de Serrano Súñer de enviar al frente ruso a un cuerpo de voluntarios, la División Azul. Estos voluntarios eran gente del partido que ven en esta iniciativa una forma de hacer carrera política, aunque también había soldados a los que se obligó a alistarse y gentes de izquierdas que buscaban limpiar su nombre y el de su familia. En total, más de cincuenta mil españoles combatieron a los rusos. Fue una operación orquestada desde el partido pero que los militares consideran peligrosa. El envío de unidades españolas, aunque fuesen unidades de voluntarios, significaba intervenir en la guerra contra los aliados y consideran que podría ser arriesgado porque podría llevar a la intervención directa de España en el conflicto o a ser invadida por alguno de los dos bandos.


Soldado de la División Azul en una trinchera del frente ruso.

      Las protestas de los militares continuarán a lo largo del 1942, pero no lograron la retirada de la División Azul ni un cambio en la actitud de Franco de apoyo claro y continuo a Alemania, pero sí el realizar algunos gestos políticos favorables a los aliados. El primero de estos gestos fue la creación de las Cortes como cámara de representación. El segundo gesto sería el cese de Serrano Súñer en noviembre del 1942 y el nombramiento de un nuevo Ministro de Asuntos Exteriores, el general Gómez Jordana, de tendencia aliadófila. Este nombramiento no se hizo con la intención de que retirase a la División Azul del frente –su poder no era tan grande- sino más bien para tener un interlocutor capaz de hablar con los representantes de las potencias aliadas. Son por tanto elementos con los que Franco quiere compensar su compromiso contraído con los alemanes y la presencia de la División Azul, pero acaba dando lugar a una incómoda situación que dejaba a España entre dos aguas tras su intento de acercamiento a ambos bandos. Esta situación se mantuvo hasta el final de la Segunda Guerra Mundial y durante todo este tiempo la cúpula militar siguió insistiendo en los riesgos que implicaba el compromiso con Alemania. Incluso llegaron a pedir a Franco que dejase el poder y restaurase una monarquía autoritaria. Por su parte, Franco asumió las divergencias políticas existentes pero exigió a sus generales un acto de lealtad, principio de validez permanente que a pesar de las desavenencias garantizó el apoyo del ejército hasta la caída del régimen. El ejército asumió de forma forzada la existencia de la División Azul, pero una vez que Franco solicitó su apoyo cerraron filas en torno a su generalísimo y asumieron el mando de este cuerpo de voluntarios. El oficial al mando de la División Azul era Muñoz Grandes, pero Franco temía al comprobar su popularidad que en Berlín estuviesen preparándole a un sucesor, así que con la excusa de nombrarle jefe del ejército le hizo regresar a Madrid.

      Fueron creadas por decreto del 17 de julio del 1942[14] y desde su formación siempre hubo una representación del sindicato y de los municipios, pero los procuradores procedentes de la familia no tendrían cabida hasta treinta años después de la implantación del régimen, cuando en el 1967 se aprobó la Ley Orgánica del Estado. Evidentemente, todos los representantes sindicales y de provincias y municipios estaban controlados ya que esta representación la ejercían los alcaldes y presidentes de diputación y todos ellos habían sido nombrados bien por el Ministro de Gobernación o por el gobernador civil, dependiendo del tamaño de la población. La elección era por tanto de segundo grado y elegir a un representante de entre todos los alcaldes de una provincia para que la representase en las Cortes suponía escoger entre adictos al régimen, de manera que no era necesario ejercer ningún tipo de control adicional sobre los mismos. En cuanto al resto de procuradores, hasta el 1947 eran nombrados por el jefe del Estado por haber sido designados miembros del Consejo nacional o por desempeñar altos cargos administrativos, en el ejército, en la Iglesia o en otras corporaciones, como por ejemplo en colegios procesionales.

      Las Cortes no tienen capacidad de elaborar leyes y su función queda limitada a la de órgano asesor autolimitado para mejor y sistemática aplicación del poder. Se mantendrá así hasta el final del régimen. Una pregunta que surge inmediatamente es el porqué de la existencia de las Cortes. En un régimen dictatorial de partido único como el de Franco las tareas de representación podrían haber sido asumidas directamente a través de este partido tal y como ocurría en Alemania y en Italia. En España sin embargo será diferente, por lo que aquí tenemos uno de los elementos que distingue al franquismo de los regímenes fascistas al permitir una representación más diversificada. Su origen y razón de ser hay que buscarlo en los elementos empleados para la formación del partido único. Los distintos grupos que integraban este partido tenían una propia sensibilidad y cada cual quería un sistema de representación diferente: los carlistas abogaban por un sistema de tipo corporativo al igual que el de los falangistas, que quería una representación a través de la familia, del municipio y del sindicato, pero la diferencia entre ambos grupos estribaba en el tipo de sindicato. Por su parte, los monárquicos estaban más cerca de los planteamientos carlistas que de los falangistas.

      El sistema que se impuso finalmente no contentó en principio a ninguna de las partes. No aparecía la familia y la administración, el ejército y las jerarquías eclesiásticas estaban sobrerrepresentadas, lo que limitaba de hecho y derecho el poder del partido único. Las Cortes fueron concebidas por tanto desde un primer momento como un eficaz instrumento de colaboración, una especie de consejo asesor y de órgano de representación corporativa, política y de la administración del Estado.

      Cuando los cabezas de familia se convirtieron finalmente en candidatos a procuradores el procedimiento a seguir era solicitar el permiso y presentar un documento por el cual se adhería al régimen y a las leyes fundamentales. Durante la campaña electoral estos candidatos carecían de ayuda alguna y debían incluso financiar de su propio bolsillo el envío de propaganda. Tenían la obligación de anunciar sus actos con tres días de antelación y de presentar un resumen de su discurso, que no podía durar más de dos horas mientras que en los medios únicamente le publicaban o emitían por radio un máximo de quinientas palabras. Recordemos que nos encontramos en un sistema de partido único, por lo que no hay ningún tipo de partido o asociación que les respaldase y su candidatura era a título personal.
I.1.8.2.-El Consejo Nacional del Movimiento
      Es un órgano que se creó dentro del partido en el 1937, poco después del decreto de unificación, y ya aparece definido en los estatutos del partido único del mes de agosto de ese mismo año. El primer Consejo Nacional estuvo formado por cincuenta miembros, todos ellos nombrados directamente por el caudillo, que unía en su persona los poderes de jefe del partido y jefe del Estado. Sus primeros miembros procedían de los tres grupos fundacionales, aunque había un predominio falangista. Todo este grupo se integró completamente en las Cortes a partir del 1942, de manera que los consejeros por el simple hecho de serlo adquirían la facultad de ser procuradores.

      La función del Consejo Nacional era la de velar que la ortodoxia doctrinal, es decir, la falangista, estuviese presente en los proyectos de ley y asesorar al jefe de Estado en las decisiones políticas importantes. En realidad era una cámara de representación del partido, equivalente al Gran Consejo Fascista italiano pero más limitado, ya que en Italia tenía poderes sobre el jefe del partido y en el caso español todo lo contrario: estaba al servicio del jefe de Estado.

      Desde que se crearon las Cortes el Consejo Nacional siempre tuvo la pretensión de ser considerado como una segunda cámara, a modo de Senado. De hecho tenía su sede en el antiguo Senado, pero a pesar de que la asociación de las Cortes con la Cámara Baja y del Consejo Nacional con una Cámara Alta nunca cambiaron las facultades que tenía desde el momento de su creación y sólo ejerció la primera lectura de los proyectos de ley.

      La trayectoria de los proyectos de ley en el régimen franquista era la siguiente: eran redactados por una comisión del Consejo de Ministros de donde pasaba al Consejo Nacional, que los examinaba. De ahí regresa al gobierno para introducir las modificaciones pertinentes antes de que Franco otorgue el definitivo visto bueno. Entonces se aprobaban en el Consejo de Ministros y se enviaban a las Cortes. Allí se leía el texto y Franco pedía a los procuradores el consenso a la ley, que ya estaba aprobada. Entonces los procuradores aplauden y la aceptan por aclamación. Vemos por tanto que Franco tenía la facultad de promulgar leyes directamente, sin que los órganos del Estado pudiesen hacer nada para impedirlo o modificarlas.

I.1.9.-El fuero de los españoles
      En el 1945 los países aliados habían derrotado a las potencias fascistas y consideran al régimen franquista como un heredero de los derrotados, lo que hace que estas democracias aíslen internacionalmente a España.

      Franco responde con un cambio de gobierno. Sin llegar a prescindir de los falangistas dio entrada a un nuevo grupo político, el dirigido por Martín Artajo. Desde el cargo de Ministro de Asuntos Exteriores desarrollará un proyecto de institucionalización del régimen. En el ámbito internacional Artajo tuvo que tratar con los gobiernos liberales demócrata-cristianos de la Europa del momento que criticaban a Franco entre otras cosas por no respetar los derechos fundamentales. España carecía de una declaración de derechos fundamentales, así que el fuero de los españoles hay que entenderlo como esto dentro de un contexto internacional que obligaba a España a tomar este tipo de medidas de cara al exterior para tratar de romper el aislamiento.

      Tres años antes habían formado una cámara de representación y ahora promulgaban una declaración de derechos, pero el régimen no había cambiado y a pesar del reconocimiento de estos derechos Franco seguirá ejerciendo suponer limitador. Tuñón de Lara definirá al fuero de los españoles como una carta otorgada de derechos que entrega Franco a los españoles al modo que lo reyes absolutos lo hicieron en siglos pasados. Es el Estado el que proclama que los ciudadanos son titulares de ciertos derechos, pero el auténtico titular de los mismos es el Estado y por tanto puede anularlos o ponerlos en suspenso dependiendo del momento y de las circunstancias. Por ejemplo, reconocen el derecho de asociación y de reunión según esté estipulado en la ley, pero como no hay ley alguna que lo regule continúan sin aplicarse. Además, el Artículo 34 y el Artículo 35 sirven para anular al resto a voluntad.

I.1.9.-La ley de sucesión
      El régimen franquista es una dictadura, por lo que podríamos decir que tiene un carácter excepcional. En algunos países se recurre a una dictadura para lograr restablecer la normalidad tras un período de crisis, pero en el caso de España no ocurrirá así. Si bien la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial pueden considerarse como circunstancias excepcionales a partir de 1945 ya no se podía seguir manteniendo esta excusa. Un régimen de excepción debía de preocuparse por establecer cauces y normas para regresar a la normalidad y de adoptar una forma, es decir, definirse de acuerdo con los parámetros políticos del momento.

      Ya desde comienzos de la Guerra Civil el régimen atacó y criticó con extrema dureza a la República pero una vez derrotada la represión y el exilio hicieron que dejase de ser un problema. Sin embargo, descartaba completamente la opción de definir al régimen como una república. Únicamente quedaba por tanto la monarquía, dentro de la cual había distintas posibilidades:
            -Una monarquía liberal, como la de la Restauración. Franco asoció falsamente a Juan de Borbón con esta opción monárquica, quien no era ni demócrata ni liberal, pero con estas acusaciones conseguía apartarlo del juego político.
            -Una monarquía autoritaria. Dentro de la misma había diferentes opciones, pero la más clara era la carlista. El modelo de rey que defendía era prácticamente el de un monarca del Antiguo Régimen y el pretendiente al que apoyaban era don Juan.[15]
            -Una monarquía en regencia, situación muy excepcional.


Franco se entrevista en el 1948 con don Juan de Borbón a bordo del Azor.
      Franco consideraba a don Juan de Borbón un peligro, ya que era el pretendiente a la corona con más posibilidades de alcanzarla. Su matrimonio con una carlista le hacia contar con el apoyo de este sector monárquico. Hay dos documentos que plasman la relación de Franco con don Juan. El primero es el Manifiesto de Lausana, carta dirigida por don Juan a Franco. En el segundo, el Manifiesto de Estoril, es una carta escrita por don Juan tras la promulgación de la ley de sucesión. Don Juan le dice entonces a Franco que se está convirtiendo en un dictador vitalicio, acusaciones que Franco nunca le perdonó. Pero don Juan supo leer muy bien la situación y entendió que su familia no lograría volver al trono ni enfrentándose a Franco ni viviendo fuera de España, así que llegó a un pacto con el caudillo. Visto que debido a la animadversión personal que Franco sentía hacia él era consciente de que nunca podría reinar, pero pacta para que su hijo mayor, que tan sólo contaba entonces con diez años, se convierta en el pretendiente al trono. Para ello acordaron que el joven Juan Carlos de Borbón debía ser educado en España bajo la atenta vigilancia de Franco con la promesa de que un día reinaría.

A estas alturas, desde el 1936 y más todavía desde el 1939, pero ya de una forma clara desde el 1947 había quedado patente que Franco no quiere abandonar el poder. Aunque las críticas de los militares católicos por no querer dejar el poder no le molestaban, no ocurrió lo mismo con las acusaciones de don Juan de Borbón de estar asentando en España una dictadura vitalicia. Quien lanzaba estas palabras contra el general golpista era don Juan, a quien se consideraba heredero legítimo de la monarquía tradicional, así que su acusación podía tener repercusiones internacionales muy serias. Hasta ese momento la única razón y manera de justificar a Franco en el poder era el derecho de conquista. Había ganado la guerra y, utilizando este argumento, ellos mismos estaban asumiendo la ilegitimidad del régimen. Precisamente por este motivo era tan importante celebrar un referéndum, para tratar de medir en votos la aceptación que el régimen de Franco tenia entre la población. El referéndum del 1947 fue manipulado a todos los niveles. El gobierno –y dentro del mismo muy especialmente el sector falangista- invirtió todos sus esfuerzos en él. La opción de voto era “Sí” o “No”, como se repetiría años más tarde con el referéndum a la ley orgánica en el 1966.

         Esta ley se sometió a referéndum en el 6 de julio de 1947. En las provincias como Guipúzcoa la abstención estuvo por encima del 50%, siendo la general del 31%. La población española aprueba mayoritariamente la ley de sucesión a través del referéndum. A pesar de los apoyos recibidos, Franco nunca asumió el título de regente. En esta ley se definía al Estado español como un reino. El sector falangista también asumió esta decisión ya que la existencia de un reino no exige la figura del monarca estando prevista la figura del regente. Se define como un reino caracterizado como tradicionalista, católico, social y representativo. Vamos a explicar el porqué de cada uno de estos términos. Es tradicionalista porque proviene de los Reyes Católicos; católico por la tradición religiosa de su pueblo; social desde el punto de vista falangista, es decir, anticapitalista y anticomunista; y representativo según el modelo corporativo. Pero a pesar de todo, la jefatura del Estado seguía recayendo en dictador y no en un rey o en un regente. La ley de sucesión estipula en su Artículo 6 que el jefe de Estado –o sea, Franco- puede proponer a quien sea llamado a sucederle el título de rey o regente según las condiciones exigidas por la ley, lo que significaba que Franco prorrogaba de forma indefinida su mandato. Por medio de esta ley estaba consagrando una dictadura vitalicia y se concedía a sí mismo más poder del que nadie jamás tuviese en la Historia de España: la capacidad de designar al futuro rey.

I.1.10.-Los principios del Movimiento Nacional

NOTAS Y MATERIAL ADICIONAL



































































































TEMA 2. LA SITUACIÓN INTERNACIONAL Y LA EVOLUCIÓN DEL régimen franquista


I.2.1.-Neutralidad y “no beligerancia”
      A la hora de analizar si el contexto internacional influyó o no en la evolución del régimen, hay que tener en cuenta que se trata de una dictadura y que su objetivo principal es convertirse en vitalicia y perpetuar a Franco en el poder.

      En los primeros momentos de la Guerra Civil la rebelión armada contó con el aval de las potencias fascistas y, como consecuencia, el régimen de Franco se configuró en estos momentos como una dictadura de tipo fascista, o al menos como una dictadura de influencia fascista. Sin embargo, a partir del 1945 con los resultados militares de los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial España se verá inmersa en una delicada situación al ser derrotadas las potencias que suponían su mayor apoyo internacional. A partir de esta fecha España va a contar con un régimen que se resiste a cambiar y que está inmerso en un contexto internacional adverso. Una de las mayores preocupaciones desde este momento será la de intentar por todos los medios posibles que el régimen franquista sea aceptado o reconocido internacionalmente.

      Pero veamos antes con más profundidad cuáles son las circunstancias que llevaron a España al aislamiento internacional tras la Segunda Guerra Mundial. Podemos afirmar sin caer en el error que Franco logró ganar la Guerra Civil Española gracias a la inestimable ayuda militar que le prestaron las potencias fascistas tal y como así lo demostró Ángel Viñas a partir de sus estudios, en los que incorporaba información inédita hasta la fecha procedente de los archivos rusos.

      España había quedado arrasada tras el conflicto fraticida cuando unos pocos meses después estalló una nueva guerra, la Segunda Guerra Mundial. España decidió mantenerse neutral y quedarse al margen, vendiendo armas a los dos bandos contendientes. Fue el único momento desde finales del siglo XVIII en el que la balanza de pagos tuvo superávit. Los italianos, a pesar de estar más comprometidos, tomaron una actitud muy similar, así que fue la Alemania nazi la que se enfrentó casi son contar con ayuda de otras naciones a las fuerzas aliadas.

      Todo estaba preparado para que Franco entrase en la guerra junto a Hitler y Mussolini, pero Franco pretendía obtener antes de su intervención una compensación o pago por la misma: deseaba que el protectorado francés de África pasase al poder de España para volver a fundar así el nuevo Imperio español. Esta insistencia del caudillo de recibir las posesiones francesas del Golfo de Guinea previamente a su participación irritó a Hitler, que se negó porque Alemania no estaba en disposición en esos momentos de mantener más frentes abiertos.

      Franco se mantuvo en su postura y no intervino, pero pasó de la neutralidad inicial a una política de “no beligerancia”. Significaba que España no miraba a los dos bandos contendientes de la misma manera y que se posicionará claramente a favor de las potencias fascistas. Esta actitud molestó a la cúpula militar de tendencias monárquicas, que consideraban un peligro innecesario este apoyo a Alemania y a Italia, ya que podría desembocar en una invasión de España. Llegarán incluso a pedirle que deje el poder, pero Franco les recordará la lealtad debida para aplacar estas críticas.


En el 1940 Hitler se entrevistó con Franco en Hendaya para tratar el tema de la participación de España en la guerra con el resultado que ya conocemos.

      A pesar de no ser beligerante por no haber declarado la guerra, a partir de junio del 1941 intervino en la misma a través de un cuerpo de voluntarios, la División Azul, que irá al frente ruso para enfrentarse a los comunistas junto a las tropas alemanas. A partir del 1943 España decidirá regresar a la neutralidad, aunque sin repatriar de momento a los voluntarios de la División Azul. La dura derrota sufrida por los nazis en Stalingrado y el desembargo de los norteamericanos en África eran síntomas de que Alemania podía perder la guerra. A partir de este momento el régimen franquista comenzará a hacer concesiones a los aliados pero evitando romper con Alemania. Amparándose en su neutralidad, impidió la presencia nazi en el Estrecho de Gibraltar y la creación de una base en las islas Canarias a cambio de los suministros de petróleo americanos.

I.2.2.-El aislamiento internacional
      Hasta el final de la Segunda Guerra Mundial se especuló con la posibilidad de que los aliados intervendrían en España para derrocar la dictadura profascista del general Franco. En París incluso se creó un gobierno de la República en el exilio en el 1945, pero éste nunca llegó a regresar a España. Tras la victoria aliada España no fue liberada pero quedó aislada. El régimen franquista no fue reconocido por las Naciones Unidas y todos los países retiraron a sus embajadores de Madrid.

      Pero el aislamiento político implicaba algo todavía peor: el aislamiento económico. Recordemos que el país había quedado arruinado y arrasado tras la Guerra Civil Española y era difícil proveerse incluso de las materias primas y de los alimentos más básicos. España era un país de industrialización tardía y que contaba con limitadas fuentes de energía. La electricidad producida por saltos de agua era escasa y las sequías y las lluvias torrenciales hicieron estragos durante las décadas de los cuarenta y de los cincuenta. Dependía en buena medida del petróleo suministrado por los EEUU, que dejará de proveerlo ahora. La intención de las potencias occidentales al aislar a España fue el tratar de provocar que las extremas carencias que padecía el pueblo llevasen a la rebelión interior o al rendimiento de Franco.

     

La falta de combustible llevó a España a recurrir a los más descabellados proyectos de independencia energética como el gasógeno, que era el empleo de combustibles sólidos para mover motores de explosión interna. En la imagen vemos un automóvil que funcionaba con este sistema.

      Sin embargo, fue la división de los aliados y la configuración de la política de bloques en la Guerra Fría lo que permitió que el régimen sobreviviese. La revolución comunista llegó a Asia y con el estallido de la Guerra de Corea los dos bloques antagónicos comenzaron a reorganizarse militarmente. Las potencias occidentales crearán bajo el amparo de los EEUU la OTAN, organización en la que España no podía integrarse por la falta de reconocimiento internacional del régimen. Pero al ser la Península Ibérica un punto de inestimable valor estratégico y al tener una postura declaradamente anticomunista los EEUU se acercarán a España. Aunque no fue admitida en la OTAN, firmará un tratado que permitía la instalación de bases americanas en territorio peninsular y, a pesar de no ser un país democrático el régimen logró finalmente el reconocimiento internacional al mediar los EEUU para que fuese admitida en la ONU.  

      El franquismo aprovechó la coyuntura internacional para salir fortalecido. Estas instituciones recién creadas no suponían una limitación al poder del dictador ni aportarán ningún elemento importante a la evolución interna del régimen, pero suponían el fin del aislamiento internacional.

I.2.3.-El tratado con Estados Unidos
      Los norteamericanos pretendían incorporar a la defensa del bloque occidental a un país de gran valor estratégico, pero que dadas las características de su régimen político no podía ser admitido en el organismo internacional creado a tal efecto, la OTAN. Más que porque se tratase de una dictadura el problema estaba en la vinculación fascista de sus orígenes. Tanto en Grecia como en Portugal había en esos momentos una dictadura y ambos fueron aceptados sin mayor problema en la OTAN desde el primer momento. Fue entonces cuando los Estados Unidos decidieron firmar un tratado con España a título individual.

      A pesar de ser un acuerdo de carácter militar su valor principal es el político, sobre todo desde el punto de vista del régimen. Debemos tener en cuenta que la preeminencia del valor político sobre el militar se debe a la situación de aislamiento político en la que se encuentra sumida España. Para los países democráticos la firma de cualquier acuerdo con un régimen como el franquista resultaba avergonzante. Por este mismo motivo los Estados Unidos decidieron establecer el tratado con España sin pasar previamente por el Senado, como si se tratase de un pacto firmado a título privado, y en el año 1953 el presidente Eisenhower dio el visto bueno definitivo. La firma de este tratado implicaba el reconocimiento por parte de los Estados Unidos del régimen franquista.

      En España también hubo problemas para aceptar el establecimiento de este tratado con los Estados Unidos. Se recurrió a la fórmula del anticomunismo de ambas partes para justificarlo, pero desde el clero se alzaron voces que ven con malos ojos su presencia en España porque ésta traería la introducción de iglesias protestantes y de modas, costumbres y usos perniciosos para la moral. Estas críticas tuvieron un amplio eco, ya que el régimen había hecho del catolicismo uno de sus principales pilares para consolidarse. Finalmente el argumento de la necesidad de la alianza anticomunista como algo necesario en el marco de un enfrentamiento entre dos bloques se impuso y se instalaron las bases americanas.

      Con este pacto España se integraba en el eje de defensa del mundo occidental, aunque sin la participación de su arcaico ejército. Serán tropas americanas las que se encarguen de estas tareas, para lo cual instalarán a sus hombres en bases militares construidas en nuestro país, tal y como ya habían hecho los norteamericanos en Alemania o Japón. Según este tratado los norteamericanos tendrían plena soberanía dentro del territorio de sus bases, pero este punto se mantendrá en secreto para que la población española no llegase a saberlo. Podemos calificar esta situación como de una ocupación militar del Estado. La presencia americana en España no supuso nunca ninguna ventaja militar. Por ejemplo, cuando España y Marruecos entraron en conflicto los Estados Unidos se mantuvieron al margen[16] 

      Las bases se ubicarán en la diagonal entre Cádiz y Zaragoza. La más importante de ellas la de Torrejón de Ardoz, aunque había otras en Zaragoza, en Morón de la Frontera (Sevilla) y en Rota. Esta cesión de soberanía por parte de Franco a los norteamericanos tenía una vigencia de diez años, que se irían prorrogando.

      A cambio del permiso concedido a los norteamericanos para que estableciesen bases militares en nuestro país España recibió la ayuda americana. A pesar de que no fue lo suficientemente cuantiosa como para que fuese significativa en el crecimiento económico[17], dada la situación de escasez y necesidad cualquier ayuda, por poca que fuese, resultaba muy valiosa. La firma del tratado supuso la entrega a España de una ayuda valorada en unos dos mil millones de dólares, dentro de los cuales estaba incluido un crédito de quinientos millones de dólares que España se comprometía a devolver. Esta ayuda se repartió a lo largo de los diez años de duración acordados para la validez del tratado, así que llegaría hasta el 1963. Hay que descontar de los dos mil millones los gastos de construcción de las bases y de sus infraestructuras, de las comunicaciones entre ellas y de un oleoducto entre Cádiz y Zaragoza, que debieron ser muy elevados. Además, dentro de la ayuda hay un capítulo muy importante de armamento para el ejército y que consistía en carros de combate y armas desechadas por los norteamericanos, procedentes de la Segunda Guerra Mundial. Otra parte de la ayuda eran alimentos y ropa para el ejército, pero que fueron desviados hacia la población civil. Era frecuente en estos años se diese a los niños en los colegios para almorzar un bocadillo de queso o mantequilla y un vaso de leche en polvo o que se llevasen a los colegios religiosos colchones, todo parte de la ayuda americana. Eran excedentes de producción, así que al incluirlos como parte de la ayuda enviada a España los norteamericanos salían beneficiados. Finalmente había otro capítulo de la ayuda que estaba por debajo de los quinientos dólares y que estaba destinado al fomento de la industria, pero el régimen la derivó hacia la industria militar.

      A pesar de todo, esta ayuda americana tuvo un efecto positivo sobre la economía española. Si bien es cierto que se desviaron los fondos destinados a la industria hacia una producción relacionada con el ejército -sobre todo de armamento y proyectiles- estas empresas empleaban a personal civil, lo que afectó favorablemente aunque de forma lenta y no cuantiosa a la economía española. No podemos hablar sin embargo de una inversión de capital extranjero en España que tuviese repercusiones en el crecimiento económico hasta el cambio de política económica que tuvo lugar entre el 1957 y el 1959. Así, aunque la ayuda existió, no es comparable a la que recibieron los países europeos que participaron en la Segunda Guerra Mundial con el Plan Marshall, que contempló otras condiciones distintas y que se concedió como una ayuda para la reconversión de la economía.  

I.2.4.-El ingreso en la ONU
      El aislamiento internacional de España a partir del 1945 quedó confirmado cuando a finales del año siguiente se celebró la primera asamblea general de la ONU, organización que no aceptó a España como miembro. Precisamente por ese motivo se eligió esta misma fecha, el mes de diciembre del 1946, para celebrar una concentración a favor de Franco en la Plaza de Oriente dirigida por el partido único.

      El referéndum del 1947 tiene una estrecha relación con esta manifestación de apoyo al caudillo. Probablemente a raíz de esta muestra pública de adhesión al régimen a alguno de los miembros del partido se le ocurrió que podría resultar interesante el dar un paso más en las muestras de apoyo a Franco y celebrar una votación que sirviese como legitimación de un gobierno impuesto por derecho de conquista.

      Con el inicio de la Guerra Fría la situación internacional cambió completamente. Tras la firma del tratado con los Estados Unidos y el Concordato con el Vaticano en el 1953[18], finalmente los embajadores regresaron a Madrid. A partir de esta fecha –y aunque fuese por la puerta trasera- el régimen de Franco estaba finalmente dentro de Occidente, lo que se confirmará con el ingreso de España en la ONU.

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Firma del Concordato con a Santa Sede.
      Desde el 1952 ya formaba parte de la UNESCO, organismo dependiente de la ONU, pero todavía faltaba hacer efectiva su entrada. Se lograría en la asamblea general de finales del 1955, aunque el ingreso oficial fue ya en el 1956 a propuesta de los Estados Unidos y de los países iberoamericanos. No se incorporó a la ONU por méritos propios, sino formando parte de un grupo de aspirantes al ingreso presentados por los países occidentales y que fueron aceptados a cambio de que también lo fuesen los que presentaron por su parte los países del Este. Fue por tanto una operación transaccional.

      Este ingreso en la vida política internacional del 1956 fue sancionado en el 1959 con el viaje a España del presidente de los Estados Unidos, Eisenhower. Franco sacó un gran partido político a esta visita, que comenzó con un viaje triunfal desde Torrejón a Madrid, donde ambos mandatarios desfilaron por la Gran Vía en coche descubierto.


Franco recibiendo al presidente norteamericano Eisenhower a su llegada a España.























TEMA 3. LA AUTARQUÍA ECONÓMICA (1939-1959)


I.3.1.-Introducción
      La autarquía ocupó las dos primeras décadas del franquismo. Esta fase quedó cerrada con en cambio de gobierno en febrero del año 1957 y con la nueva orientación política que tomaría España a causa de la fuerte crisis económica que tuvo su punto álgido en el 1956. En julio del 1959 vio la luz un decreto importantísimo para la ordenación de la política económica, el Plan de Estabilización, que culmina las medidas que reorientación de la economía que llevaban aplicándose desde el cambio de gobierno. Este período que transcurre entre el cambio de gobierno y el 1959 es lo que se conoce como el momento de las medidas pre-estabilizadoras, que se desarrollaron para superar la autarquía de las décadas anteriores.

      Podemos decir que la política autárquica en el sentido pleno de esta palabra no existió hasta el final de la Guerra Civil Española. España había adoptado ya desde principios del siglo XX una política económica de corte nacionalista basada en un fuerte proteccionismo económico. La autarquía no es más que una de las manifestaciones –quizás la más radical-  del proteccionismo. Algún economista ha llegado incuso a relacionar la política autártica con las prácticas mercantilistas del siglo XVIII, que efectivamente podrían ser consideradas como un antecedente lejano. La política económica que se desarrolló durante la dictadura del general Primo de Rivera fue calificada de preautárquica por algunos historiadores como un paso previo al aumento del proteccionismo que vendría posteriormente con el franquismo. 

      Fue una política que se adoptó en una situación de grave crisis económica, una reacción típica que buscaba el saneamiento económico reduciendo al máximo la introducción de productos procedentes del exterior. Durante los años treinta se dio de forma generalizada en toda Europa y América un reforzamiento de las políticas económicas proteccionistas. Los distintos Estados decidieron enfrentarse a la crisis cerrándose a la competencia económica, ya que ningún país quería que su mercado fuese inundado por productos de otra procedencia. Hubo por tanto un afán común por asegurar los propios mercados.

I.3.2.-Los costes demográficos y económicos de la guerra
I.3.2.1.-Los costes demográficos
      La Guerra Civil Española tuvo lugar dentro de nuestras fronteras, así que además de los efectos económicos propios de cualquier guerra hay que sumar la destrucción de infraestructuras. Los efectos económicos fueron absolutamente devastadores, especialmente si tenemos en cuenta que el objetivo final de este conflicto no fue el llegar a un amnisticio o final pactado, sino lograr la eliminación del enemigo. Es precisamente este factor el que le aporta su completo significado al elevado número de víctimas de la represión y al de exiliados y encarcelados, cuya cifra en los años inmediatamente posteriores a la guerra ascendió al medio millón de personas. En el año 1943 apareció la Ley de Responsabilidades Políticas, que no era más que una forma de facilitar la salida de la cárcel de un gran número de presos que se encontraban en edad productiva y que llenaban los centros penitenciarios del país: su manutención era demasiado costosa para un país arruinado como era España.

      Además, la Guerra Civil Española había supuesto un descenso del nivel de vida. España partía de una situación de subdesarrollo y de una economía de subsistencia[19], pero la guerra hizo que el abastecimiento de la población civil fuese todavía más complicado. Estos problemas de abastecimiento favorecieron el aumento de la mortalidad, mientras que otra de las consecuencias obvias de la guerra fue el descenso de la natalidad. Las víctimas mortales del frente y de la represión ascendían a la espeluznante cifra de los doscientos cincuenta mil muertos, a los que habría que añadir según los cálculos de Camanes setecientos cincuenta mil más en concepto de pérdida de población, es decir, de individuos que dejaron de nacer como consecuencia de la guerra. Teniendo en cuenta la población española en el año 1935 y el ritmo de crecimiento demográfico de nuestro país, una década más tarde podría haber alcanzado un millón más de habitantes de no haber sido por el estallido de la Guerra Civil Española. Esta cifra se refiere a la repercusión demográfica de la guerra, ya que incluye a los no nacidos, a los exiliados y encarcelados y a las víctimas de la mortalidad extraordinaria propia de la guerra. Hablamos pues de la pérdida de población y de activos.

I.3.2.2.-Los costes económicos
      La caída de la producción como efecto directo de la Guerra Civil Española fue tal que los índices de producción del 1935 no se recuperarían hasta el 1953. España vivió el racionamiento no sólo de los productos de subsistencia, sino también de las materias primas e incluso de la energía.

      Para crear una industria en estos momentos de crisis era necesario contar con la autorización pertinente, aunque éste era el menor de los obstáculos. Conseguir la maquinaria necesaria, la energía para ponerla en funcionamiento y las materias primas suponía una empresa realmente complicada, ya que cada uno de estos elementos estaba intervenido por el gobierno. Por ejemplo, para obtener una máquina industrial había que solicitársela al gobierno y esperar que llegase el turno correspondiente en la lista de espera para que fuese entregada. Sin embargo, al depender directamente del gobierno éste podía alterar o retener la entrega de una maquinaria de forma discrecional. Igual de serio era el problema de la energía. Había escasez de energía, así que la apertura de una nueva fábrica suponía repartir la escasa cantidad de energía disponible entre todos los consumidores, al que ahora se sumaría uno más. Lo mismo ocurría con las materias primas. La consecuencia evidente de esta escasez y del intervencionismo por parte del gobierno fue el descenso de producción.

      España ya era un país subdesarrollado antes del inicio de la Guerra Civil Española. Contaba con pocas carreteras y vías férreas y sus caminos estaban en muy mal estado, que durante la guerra quedaron todavía en peores condiciones, igual que el resto de infraestructuras. Quedaron dañadas por la falta de mantenimiento durante el conflicto, pero también por los efectos directos de la guerra. Las carreteras asfaltadas, por poner un ejemplo, eran un fenómeno reciente en España, ya que sus obras fueron realizadas durante la dictadura de Primo de Rivera. La caída de bombas en las mismas les produjo graves daños, al igual que ocurrió con las vías férreas, con los trenes y con el escaso parque automovilístico de coches y camiones.

      Como ya sabemos, la pérdida de fuerza de trabajo fue asimismo muy alta. Además de la mano de obra imprescindible para la producción y para los campos, en un país no industrializado como lo era por aquel entonces España la fuerza de trabajo animal tenía una gran importancia. Caballos y mulas fueron la fuerza de tiro más empleada por ambos bandos en los frentes, así que un alto número de bestias murió.

      Tras la guerra el país necesitaba embarcarse urgentemente en un proceso de reconstrucción y de reconversión económica, pero los países aliados de España se encontraban inmersos en esos momentos en una complicada situación que acabaría estallando en forma de conflicto bélico generalizado, la Segunda Guerra Mundial, así que las potencias fascistas estaban en pleno proceso de cambio de una economía de producción a una de guerra. Para colmo de males, Hitler reclamó a Franco que pagase la ayuda prestada a través de materias primas, de productos alimenticios y de mano de obra.

I.3.3.-Política autárquica. Principios y objetivos
      Las dos primeras décadas de su existencia y a causa del aislamiento internacional el franquismo se centró en el autoabastecimiento y la autosuficiencia económica al mismo tiempo que se obsesionaba con la obtención de divisas extranjeras a través de la exportación. Dicha obsesión perseguía una doble finalidad. Por una parte estaba la económica. España era un país sin reservas y arruinado que realmente necesitaba estas inversiones. Pero por otra parte existía una motivación política que trataba de mantener vivo el recuerdo de una operación que llevo a cabo el gobierno republicano durante la Guerra Civil: el traslado de la mayor parte de la reservas de oro del Banco de España a la Unión Soviética. Fue una medida extraordinaria para obtener así los recursos armamentísticos y militares que precisaba la República para defenderse de los militares rebeldes. Ya durante los primeros meses de guerra y posteriormente con el gobierno de Franco se insistirá en que fue un robo, un expolio de las riquezas patrias. Al acusar a los comunistas de haber robado sus reservas, el régimen franquista contaba con una justificación para sus intentos de obtener divisas extranjeras.

      Los principios de la autarquía se sintetizan en el nacionalismo económico, que como ya sabemos leva implícito el aislamiento económico. Pero la defensa del interior y el cerrarse al exterior traerán medidas de promoción de los sectores económicos más débiles y que contasen con posibilidades de crecimiento, lo que serviría para evitar recurrir al exterior. Las medidas de protección pueden ser de varios tipos:
            -Asegurar un nivel mínimo de precios. Se garantizaba que el producto iba a alcanzar un precio determinado, aunque el precio de mercado fuese más bajo.
            -Reserva del mercado. Existía la prohibición de instalar nuevas empresas en un determinado sector económico.

      Los objetivos pretendidos con este nacionalismo económico eran:
            -Alcanzar la autosuficiencia económica.
            -Obtención de divisas.
            -Autoabastecimiento de productos de primera necesidad.

I.3.4.-Dificultades del abastecimiento
      En España hubo dificultades de abastecimiento de materias primas, de energía y de productos alimenticios durante los largos años de la posguerra. Se trataba de un país con una economía subdesarrollada y de subsistencia. A pesar de ser tradicionalmente agrícola siempre había necesitado importar cereales, base de la alimentación. Tanto por razones exteriores como a causa de la coyuntura internacional el aislamiento hará que la política de la autarquía se mantenga durante muchos años.

      Las dificultades de abastecimiento alcanzaban asimismo a las materias primas y a todo aquello que estuviese relacionado con la producción industrial, como por ejemplo las máquinas-herramienta, todo ello en un contexto de necesidad de reconversión industrial tras la guerra. Lo mismo ocurría también con las fuentes de energía, como el carbón, la electricidad o el petróleo. El carbón disponible era escaso, de mala calidad y caro de extraer a causa de motivos técnicos, ya que no había maquinaria adecuada para hacer esta tarea de forma óptima y el capital extranjero no se invertía aquí porque no resultaba rentable. El carbón de calidad para el consumo español se importaba de Inglaterra. En cuanto a la electricidad, era una de las fuentes más usadas desde la Segunda Revolución Industrial, pero su problema era el obtener una producción de la misma que fuese suficiente para abastecer a la industria. En España, hasta muy entrados los años cincuenta, hubo problemas de suministro de electricidad no sólo a nivel industrial, sino también en el consumo doméstico. Este último se cortaba durante unas ciertas horas al día para que la electricidad pudiese llegar a las fábricas, mientras que los negocios obtenían electricidad a base generadores. A partir de estas fechas se empezarán a construir las grandes centrales destinadas a la producción masiva de electricidad. Respecto al petróleo, su abastecimiento fue complicado hasta finales de los años cuarenta, momento en el que empezó a normalizarse su importación, sobre todo de procedencia norteamericana.

      A pesar del aislamiento económico la situación nunca llegó al colapso. Estas carencias y la política de autoabastecimiento favorecieron el desarrollo de mil y un sistemas que trataban de solucionar los problemas de falta de energía que padecía España pero que no tuvieron una importancia más allá de la anécdota, como el gasógeno.

      Las únicas excepciones en lo referente al aislamiento internacional eran Argentina y los países árabes. No deja de resultar paradójico que a pesar de esta buena relación con los grandes productores de petróleo hubiese escasez de este combustible en España. Se debe a que aunque los pozos petrolíferos estaban en Oriente éstos eran explotados y comercializados por empresas inglesas y americanas, situación que se mantuvo hasta la nacionalización del petróleo. En cuanto a la relación con Argentina, Perón llegó al poder en el 1946. Instauró un régimen fascista, similar al español en esos momentos. La fluida relación diplomática entre ambos países benefició a España por la entrada de carne argentina.


La relación entre ambos dictadores fue tan estrecha que tras la caída de Perón el argentino vino a refugiarse a España, donde permaneció hasta los años setenta.

I.3.5.-El racionamiento de materias primas y de los alimentos
      Los productos existentes se distribuían a través del racionamiento. Suponía el control de todo tipo de producción, ya fuese alimenticia, energética o de materias primas, por parte del gobierno. Para ello se contaba con un cuerpo de inspectores que se encargan de que los productores vendan al Estado al precio de tasa estipulado. Es el Estado quien se encarga luego de redistribuirlos de forma racional a un precio prefijado.

I.3.6.-La defensa de la industria nacional. El INI
      En la época de la autarquía el Estado pasará de una actitud proteccionista a un intervencionismo directo en la economía. Si bien es cierto que el Estado ya había intervenido, por ejemplo, a través de la racionalización, ahora no sólo controlará la producción y la distribución y promocionará a ciertos sectores económicos, sino que además se convertirá en un agente económico desde el punto de vista financiero y productivo, con un peso destacado en el sector industrial y en el sector servicios. En cuanto al sector servicios, al hablar del papel del Estado como catalizador en este campo tenemos que citar ejemplos clave como Iberia, RENFE, o la red de Paradores Nacionales.

      La política económica de la autarquía en lo que se refiere a la industria podría resumirse en la defensa de la industria nacional, una defensa realizada a través del aumento del proteccionismo económico y de la promoción de la producción interior, lo que supondría una mejora del consumo y contar con excedentes para exportar a cambio de divisas. Además, el Estado hará gala de sus nuevas atribuciones de agente económico –o lo que es lo mismo, agente financiero y productivo- en el sector industrial. Dentro de ésta hay que diferenciar los distintos bloques de la misma en los que el Estado depositará una especial atención:
            -La industria dedicada a la defensa nacional. En ella incluimos a toda aquella industria cuya producción esté relacionada con el abastecimiento de equipo estrictamente militar para el ejército, como por ejemplo carros de combate, elementos destinados a la fabricación de carros de combate, fusiles, munición, elementos necesarios para la obtención de pólvora o dinamita, montaje de aviones y barcos militares… Se trata de una actividad industrial que es competencia exclusiva del Estado y en la que no interviene por lo tanto el capital privado.
            -La industria pesada. Es la construcción o fabricación de máquinas-herramienta como grúas, transformación de materias primas, etc. Está relacionada –aunque no directamente- con la defensa nacional ya que produce elementos importantes que se emplean en la industria que abastece al ejército. También se incluye aquí la construcción de infraestructuras vitales para el desarrollo económico, como vías férreas, puentes o carreteras. No es una competencia exclusiva del Estado y puede haber empresas mixtas que cuenten con capital público y privado.
            -La industria de consumo. En el marco de una economía intervenida como lo era la franquista, el Estado debía intervenir en la ampliación o creación de nuevas empresas. Recordemos que la escasez de materias primas, de energía y las limitaciones de la oferta hicieron necesario que fuese el Estado el encargado de conceder o no el permiso para la apertura de nuevas fábricas o para la ampliación de las ya existentes. Precisamente una de las funciones del sindicato vertical era la de informar sobre la situación y las necesidades del país y una de las facultades de las distintas secciones sindicales era la de dar la conformidad o la oposición a los proyectos de creación o ampliación de empresas. Dentro del sindicato eran los empresarios los que gozaban de una mayor influencia y al ser ellos quienes iban a padecer de una forma más directa el perjuicio sobre sus intereses que suponía la apertura de una nueva fábrica, su dictamen solía ser siempre contrario a la apertura de nuevas plantas que pudiesen constituir una competencia pero favorable a la ampliación de las existentes, entre ellas las suyas propias.  

      Detrás de todo ello estaba el INI o Instituto Nacional de Industria, organismo creado para proteger a la industria siguiendo el modelo del IRI italiano, Istituto per la Ricostruzione d’Italia. El INI era un organismo autónomo que dependía de los Ministerios de Hacienda y de Industria. Por su relación con el Ministerio de Industria se encargaba de desarrollar la industria militar y pesada, mientras que por su faceta de órgano dependiente del Ministerio de Hacienda se convertía además en el instrumento a través del cual el Estado ejercía sus funciones de agente financiero. Podemos decir por tanto que el INI era una especie de holding dedicado a la producción en el sector industrial –defensa e industria pesada- con autonomía financiera. Sus tres funciones fundamentales eran:
            -La producción en aquellos sectores cuya actuación fuese competencia exclusiva del Estado.
            -El INI estaba capacitado también para actuar en empresas mixtas, como por ejemplo en el caso de los bienes de consumo duradero y no estratégico, producción en la que incluimos a los coches de turismo SEAT, a los camiones Pegaso, a los tractores Ebro –con patente de la compañía Ford- o de la Chrysler. Interviene por tanto en empresas de capital mixto.
            -La intervención de capital público en empresas privadas en situación de crisis y de fuerte impacto social. El INI interviene en ellas para sanearlas y después regresan al sector privado. Se trata de una función que no aparecía en el decreto de principios del régimen y que fue incorporada ya en los años sesenta.

I.3.7.-El control de los cambios y el endeudamiento exterior
      Se trata del procedimiento seguido por España para la obtención de divisas. España era un país sin reservas y con una notable obsesión por regresar a una situación económica similar a la de antes del estallido de la Guerra Civil Española. La única vía para alcanzar este objetivo era el comercio exterior. Sin embargo hay un factor que condicionará su consecución, el nacionalismo económico.

      El signo de un país fuerte que practica el nacionalismo económico es la fortaleza de su moneda, cosa que no pasaba en España: la peseta estaba hundida. Pero un régimen intervencionista como lo era el de Franco puede intervenir en la fijación del valor de la moneda, y precisamente esto fue lo que ocurrió en nuestro país. El dictador ordenó a su Ministro de Hacienda de sobrevalorase a la peseta. En los años cuarenta y cincuenta el valor de la peseta estaba sobrevalorado respecto al dólar en un cuarenta o cincuenta por ciento. El valor del dólar en este período evolucionó desde las veinticinco a cerca de las cuarenta pesetas. La desproporción entre su valor real y el oficial era tal que poco después del Plan de Estabilización la devaluación de la peseta fue aproximadamente de un tercio de su valor, es decir, que pasó de cuarenta pesetas el dólar a unas sesenta pesetas el dólar. Este proceso se efectuó en dos veces a lo largo de tres años, devaluándose a lo largo de los mismos en un treinta por ciento.

      La sobrevaloración de la peseta suponía un alto índice de inflación y un importante endeudamiento exterior. Para que fuese posible la subida del valor de la peseta el Estado tuvo que intervenir tanto para fijarlo como para actuar de agente en la actividad de intercambio con el exterior. Este último aspecto fue realizado a través de un organismo creado para tal fin, el Instituto Español de la Moneda Extranjera, el IEME, instrumento de intervención del Estado que ejercía el  papel de intermediario comercial. Se dedicaba a controlar la entrada y salida de divisas. Todo empresario que obtuviese el permiso de importación o exportación debía aceptar la intervención del Estado. Debía entregar al IEME el coste en pesetas para poder adquirir del exterior una mercancía en cuestión o presentar el valor correspondiente en el mercado si la operación se realizaba de producto a producto.

      Un empresario que fuese a comprar al exterior debía depositar en el IEME el valor de la divisa para poder comprarlo, pero al estar el valor de la peseta por encima de su valor de mercado el gran perjudicado era el intermediario. Por ejemplo, el empresario ingresaba doscientos dólares en el IEME para realizar una compra en el extranjero con una peseta sobrevalorada, pero al hacer efectiva el IEME esta transacción tenía que hacerlo al valor real, al valor de mercado, por lo que perdía dinero. Sin embargo el Estado no estaba obligado a mantener el precio real del producto y podía incrementarlo para no perder tanto. Las cuentas no tenían que ser siempre negativas para el Estado, lo que más que indicarnos que éste hacía pagar al empresario por encima del coste el producto para ganar dinero –el incremento nunca era tan elevado- nos mostraría que las transacciones con el exterior no tuvieron un gran peso. A pesar de ello de esta manera se introducía una inflación brutal en el mercado interior que llevaba a un encarecimiento de los productos que no se podía compensar de ninguna manera.

      Otro elemento a tener en cuenta es que el valor de las divisas no varía igual en todos los casos. Incluso cuando el dólar estaba en una cotización más elevada su precio variaba según la mayor o menor necesidad del producto en cuestión.

      Esta práctica conducía de forma inexorable al endeudamiento, pero éste podía ser relativamente soportado si la actividad económica no era muy elevada y no se adquirían muchas mercancías del exterior. España pudo mantener este tipo de economía mientras fue u país pobre, pero su crecimiento hizo inevitable que desembocase en el colapso financiero tal y como ocurrió finalmente en el año 1956, momento en el que confluyeron el endeudamiento por el crecimiento de la actividad comercial por una mayor demanda de productos extranjeros y una subida de precios a causa de la inflación. A pesar de que los salarios también estaban intervenidos y no subían la situación económica del 1956 era tan catastrófica que el Ministro de Trabajo, José Antonio Girón, se vio obligado a revisarlos dos veces ese mismo año.

      Se efectuó un cambio de gobierno para tratar de encontrar una salida a la crisis, de manera que a partir del 1957 podemos hablar del comienzo de una nueva etapa dentro del franquismo, un momento de cambios importantes en lo que se refiere a los objetivos del régimen. Si en las dos primeras décadas la atención se centró en consolidar el régimen, es decir, en cuestiones de tipo político, a partir de finales de la década de los cincuenta, cuando el régimen ya se había consolidado gracias al tratado con los Estados Unidos, a la integración de España en la defensa occidental y al reconocimiento de las Naciones Unidas, el objetivo principal pasó a ser el económico, sobre todo tras la fuerte crisis del 1956. Se temía desde el poder que una crisis económica de gran envergadura pudiese poner fin al franquismo, así que había que poner fin a este problema. Pero la modernización de la economía significaba iniciar un viaje sin retorno en el que la sociedad, la cultura y, tras algún tiempo también la política, se irían modernizando de forma paralela. Las autoridades franquistas sabían perfectamente el peligro que suponían estos cambios tal y como lo demuestra la actualización de la legislación represiva que tuvo lugar en el 1959 a través de la Ley contra el bandidaje y el terrorismo, por la cual todo aquel acto contra el régimen en el que se use la fuerza sería juzgado por un tribunal militar. Era una salvaguarda del gobierno contra las amenazas que vendrían del aperturismo del régimen. En el 1960 aparece la Ley de Orden Público, que castiga los actos de naturaleza política en los que no haya uso de fuerza. De acuerdo con esta ley se crearía en el 1963 el Tribunal de Orden Público, antecedente directo de la actual Audiencia Nacional. Un año más tarde nacería el primer Plan de Desarrollo, herramienta del régimen para salir de la crisis a través del aperturismo.

























































NOTAS Y MATERIAL ADICIONAL



































































































TEMA 4. ESTABILIZACIÓN Y DESARROLLISMO (1959-1973)


I.4.1.-Introducción
      Dentro del franquismo podemos distinguir diversas etapas atendiendo dos posibles criterios, el político y el económico.

      Desde el punto de vista político podemos hablar de un predominio falangista en el gobierno del régimen hasta el 1945, momento a partir del cual y debido a la situación internacionales dio protagonismo a un sector minoritario del partido único para que tratase de sacara España de la situación de aislamiento internacional. Nos referimos al grupo de Martín Artajo, cercano en sus planteamientos a los de los partidos católicos de las democracias europeas. Durante la etapa del segundo franquismo tuvo lugar el aperturismo económico. Fue entonces cuando se trató de hacer olvidar el origen fascista del régimen, lo que dio como resultado una dictadura ultraconservadora pero no fascista, al menos en su formulación, y el partido único pasó a ser simplemente el Movimiento.

      En cuanto a la política económica, tras los casi veinte años de autarquía vendrá una nueva fase caracterizada por un cambio de la política económica del régimen. A través del Plan de Estabilización elaborado por los tecnócratas, el nuevo grupo que accede al gobierno, se buscaba principalmente superar la crisis económica del 1956. La política de estabilización tiene por tanto la intención de sanear la economía. Su medida principal será ajustar el precio de los productos y, sobre todo, el del dinero. Son medidas de carácter excepcional y a pesar de su aplicación se continuó dentro de un marco económico intervenido por el Estado y con grandes deficiencias de carácter técnico.

      Hay que interpretar la política de estabilización y de reconversión como un conjunto de medidas radicales y de carácter urgente que buscan alcanzar la normalidad económica a corto o medio plazo. Pero una vez logrado este objetivo se impone una nueva política económica que pretende alcanzar nuevas cotas, como por ejemplo el crecimiento de la producción, aunque ya no excepcionalmente, sino de forma continua y sostenida, es decir, a largo plazo.

      Las distintas fases que vamos a distinguir dentro de este cambio de política económica inician en el 1957 con unas medidas de pre-estabilización que se amplían en el 1959 con el Plan de Estabilización y con la elaboración del primer Plan de Desarrollo en el 1962, que se pondría en práctica oficialmente en enero del 1964. La política de los Planes de Desarrollo fue diseñada para llevarla a cabo en un período de cuatro años, pero con carácter renovable. No en vano, el desarrollismo era una política económica que mirabaa largo plazo. Fueron tres los Planes de Desarrollo que se pusieron en funcionamiento, el último de los cuales llegó hasta el 1975. La política de los Planes de Desarrollo entraría también en crisis y con el hundimiento de la economía mundial que tuvo lugar en el 1973 su fin ya se adivinaba próximo. La escasez de crudo a causa de la Tercera Guerra Judeo-Árabe desmontó la política económica del régimen por la escasez de energía. En aquel momento España estaba apoyando su desarrollo en el consumo de derivados del petróleo, por lo que quedó gravemente afectada.

I.4.2.-La coyuntura económica internacional
      Los países que participaron en la Segunda Guerra Mundial se reconstruyen y recuperan comenzando pronto un proceso de crecimiento económico muy importante que superaba al fin las diferencias políticas y nacionalistas entre ellos para dar lugar a la formación de una organización económica internacional, el Mercado Común Europeo, que comenzó a funcionar en el 1958. Alemania e Italia, las potencias fascistas de la Segunda Guerra Mundial, son ahora dos de los países fundadores de esta iniciativa, por lo que se trata de una coyuntura política además de económica.

      El crecimiento económico de Europa supuso una gran demanda de mano de obra que fue cubierta por los países del continente con un nivel de crecimiento más bajo, sobre todo España y Portugal, pero también Italia y posteriormente Yugoslavia.

I.4.3.-Los tecnócratas en el gobierno
      Hablando de forma objetiva, tecnócratas entendidos como especialistas hubo en todos los gobiernos de la dictadura, pero con las características del grupo al que vamos a referirnos a continuación únicamente a partir de este momento.

      Entre la alta jerarquía militar de tendencia monárquica había un amplio sector en desacuerdo con Franco ya desde los años cuarenta. Siempre consideraron que su poder era excesivo y que influía demasiado en los cambios de gobierno, pero nunca dejaron de serle leales. La crisis económica del año 1956 no podía ser resuelta por el grupo falangista que había gobernado en los cuarenta ni por los católicos que lo habían hecho en los cincuenta. España necesitaba ahora a economistas, a técnicos que además entendiesen de Derecho administrativo ya que la puesta en marcha de una nueva política económica precisaba  la elaboración de un nuevo ordenamiento jurídico. También se les pedía que fuesen, por supuesto, gente leal al régimen, o al menos que no fuesen liberales. Por suerte para Franco, existía una organización que encajaba a la perfección con estos planteamientos: el Opus Dei.

      El Opus Dei es una organización de carácter religioso creada en el 1928, aunque la mayor parte de sus miembros son laicos. Dentro de la misma hay toda una escala de grados de compromiso con la orden. El objetivo de esta fundación, tal y como reza su lema, es alcanzar la santificación a través del trabajo, por medio de la vida diaria. La pertenencia a este instituto secular no condicionaba la postura política de sus miembros[20], pero sí les proporcionaba sin embargo una gran uniformidad en su comportamiento público y en el análisis de la realidad.

      López Rodó, amigo personal de Carrero Blanco, del fundador del Opus Dei Escribá de Balaguer y relacionado con la mano derecha del dictador luso Salazar, también perteneciente a esta organización, ya formaba parte del gobierno. Será a causa de la profunda crisis en la que se encontraba sumida España cuando se decidió encargarle junto a otros dos miembros del Opus Dei que se ocupase de la economía del país.

      La llegada de los tecnócratas supuso la reducción o incluso pérdida de poder de los grupos que lo habían ostentado hasta el momento, es decir, falangistas y católicos[21]. Con el nuevo diseño de la política económica del Estado vendrán cambios políticos. Dieron una gran prioridad a los asuntos económicos, dado que aunque el régimen ya se había consolidado en el interior y había logrado el reconocimiento en el exterior la crisis económica amenazaba con quebrar esta dictadura. La continuidad del régimen pasa por la mejora de las condiciones económicas, lo que significaba poner por primera vez a los objetivos económicos por encima de los políticos. Además, la consecución de dichos objetivos económicos condicionaría de forma irremediable a los políticos[22].

      Pocas semanas antes del cambio de gobierno de febrero del 1957 Franco dio por cerrada una dura polémica dentro del régimen sobre unos proyectos de ley elaborados por los falangistas que trataban de cerrar el proceso de institucionalización del régimen apoyándose en los principios tradicionales de su partido, lo que supondría una nueva vuelta atrás. El debate tuvo lugar entre el 1956 y enero del 1957 y se discutían los proyectos del falangista Arrese, que chocaron con la oposición de los católicos que dirigía Martín Artajo. En estas circunstancias la alta jerarquía eclesiástica decidió visitar a Franco, medida apoyada por Carrero Blanco, y al enfrentarse a los falangistas se izó a la figura de López Rodó.

I.4.4.-El Plan de Estabilización
I.4.4.1.-El objetivo de sanear la economía y la Hacienda
      Podemos definir el Plan de Estabilización como una serie de medidas de política económica destinadas a la superación de la crisis económica del año 1956 y a abandonar la política económica de la autarquía. Estas medidas se recogen en un decreto del 21 de julio de 1959



I.4.4.2.-Medios de actuación
I.4.4.2.1.-Devaluación de la peseta
I.4.4.2.2.-Ingreso de España en las organizaciones económicas internacionales





Para llevar a cabo el proceso de cambio de política económica Franco

      

           
3) El Plan de Estabilización:
Una serie de medidas de política económica destinadas a:
1.      La superación de la crisis económica anterior.
2.      Abandonar la política económica de la autarquía.
Estas medidas se recogen en un Decreto de 1959, sobre ordenación de la política económica. Como consecuencia del intervencionismo del estado en la economía y sobre todo en la política monetaria que ha generado el endeudamiento y un proceso muy alto de inflación.

Objetivos específicos: Saneamiento de la Economía y de la Hacienda.
La Hacienda:
1.      La cuestión inflacionaria, reducirla.
2.      Endeudamiento.
Ambos elementos están muy relacionados porque detrás de ellos está la sobre valoración de la peseta el mantenimiento de la misma a un valor muy por encima del real, del valor que tiene en el mercado. Está en torno a un tercio de su valor.
El Saneamiento de la Economía:
1.      El déficit existente en relación con el exterior.
2.      En el nivel interior, que presenta varios aspectos:
         -relación entre oferta y demanda en todos los sectores, alimenticio, materias primas, energía o en los productos de consumo.
         -la adecuación entre precios y salarios, esto apuntará de nuevo a la inflación.
         -el aumento de la producción, pero no de forma indiscriminada, no crecer en todo sino crecer aumentar la producción en aquellos sectores en los que se necesite, por ejemplo dentro del sector agrario no se trataba de que aumentara la producción de los cultivos extensivos (cereales), sino en determinados productos necesarios para el mercado interior de los que la carencia de producción estaba perjudicando a la propia población, la producción de frutas y verduras, la producción de carne, de leche, huevos… todo esto necesitaba una programación y eso vendrá después con los planes de desarrollo, pero esto era una auténtica novedad económica como el establecimiento de una granja avícola a finales de los años 50. Producción y productividad.

Medios de Actuación:
a) La Devaluación de la peseta
Saneamiento de la peseta, no se podía sanear la hacienda con una unidad monetaria que no se ajustaba al valor real.
b) Para sanear la hacienda pública ha de contenerse el gasto público, los procedimientos utilizados para la contención fueron:
A través del sueldo de los funcionarios, congelación de sueldos, en el contexto de una economía intervenida la reducción de las importaciones, que en estos años hasta el 60 fueron prácticamente cero, tanto es así que en 1959 la balanza de pagos, la relación de ingresos y salidas al exterior por el capitulo de bienes y servicios –intercambio comercial- fue positiva para España, ya que no hubo nada.
c) Ingreso de España en las Organizaciones Económicas Internacionales:
El fondo monetario internacional
El banco mundial
La OECD
Estas actuaron como garantes de las reformas económicas que se estaban llevando a cabo. Sobre esta cuestión hay dos intervenciones a destacar:
1.      En 1957 hubo un cambio de gobierno y se tomaron medidas de política económica calificadas como preestabilizadoras, las organizaciones económicas internacionales están siguiendo el proceso de reformas económicas que se estaban dando en España. De acuerdo con estos proyectos desde 1957 España, sobre todo a través de la gestión del ministro de comercio Alberto Ullastres había conseguido créditos del fondo monetario internacional y de algunos bancos privados norte americanos. A la vista de los proyectos del gobierno estas instituciones dan un voto de confianza a través de la concesión de estos créditos, pero en la primavera de 1959, es decir finales de marzo, unos meses antes de que el gobierno publicara el decreto de ordenación económica el fondo monetario internacional y la OCEDE emitieron un informe sobre la situación y las perspectivas de la economía españolas y al mismo tiempo sugerían la adopción de determinadas medidas de política económica que el gobierno recogió para el decreto. El cambio de política económica cuenta con la aceptación de las instituciones económicas internacionales, pero a parte de este informe en el otoño de 1962 hay nuevos informes de las mismas instituciones en los que se valora primero los resultados del plan de estabilización se sugieren también medidas de carácter correctivo y se sugiere la elaboración de una nueva política económica de desarrollo. En el otoño del 62 hay un segundo aval sobre la política económica que se estaba siguiendo, de valoración de tipo correctivo en algunos capítulos y marcando el futuro. Poco después a finales del 62 el gobierno publica un decreto de política económica, medidas preliminares para la elaboración de un plan de desarrollo en España. Puerta definitiva de la integración de España en la economía occidental en un momento en el que el mercado común estaba dando los primeros pasas y al que España no tiene acceso por dos razones:
         -económica, no cumple los mínimos requeridos
         -política, condición indispensable de pertenencia, ser un país no democrático.
Cuando Alberto Ullastres en el 62 en el cambio de gobierno sale del ministerio de comercio, Navarro Rubio se encargo fundamentalmente del ajuste en el interior, quien se encargo con las relaciones con el exterior fue Ullastres. Fue nombrado embajador de España en Bruselas y el encargado de pedir periódicamente el ingreso. Se pasó en 1970 por un tratado comercial preferente pero no de ingreso. Navarro Rubio pasó a ser gobernador del Banco de España.
2.      etapa intermedia de un poco más de un año desde la publicación del decreto de plan de desarrollo de finales del 62 hasta la puesta en práctica del primer plan de desarrollo el 1 de enero de 1964. 1963durante los cuales se realizan los estudios previos para la elaboración del plan y a finales del 63 la aprobación del decreto debatido en las Cortes, se aprueba la ley que entrará en vigor el 1 de enero de 1964.

            4) Los Planes de Desarrollo
            a) Objetivos: la Modernización de la Economía:
Qué es un plan de desarrollo? Supone en primer lugar la elaboración de una política económica cuyo objetivo es la modernización de la economía española, de alguna manera en este termino habría que incluir los capítulos referidos al saneamiento de la economía. Dentro de la modernización pueden establecerse dos apartados:
1.      Crecimiento de la producción.
2.      Apertura económica al exterior.
Los planes de desarrollo tendrán dos niveles de aplicación
El sector publico, de ahí que los objetivos marcados en el primer plan de desarrollo para el sector publico son vinculantes, es decir de obligado cumplimiento, en los sectores que están presentes las empresas del INI, empresas que se dedican a construir barcos que se dedican a fabricar camiones pesados, coches, material de defensa, productos químicos… es decir, aquellos sectores económicos en los que actúa el sector publico están obligados por ley a alcanzar aquellos objetivos.
El sector privado, los objetivos para este sector eran indicativos, es decir producir tantas toneladas de trigo, pero no solo tantas sino de estas variedades y en estos lugares o tantas de naranjas o tantos frigoríficos… y para que intervenga y se incorpore al plan de desarrollo ha de producir en tales lugares, donde yo le diga, se va a encontrar con tales facilidades, terrenos, beneficios fiscales…

Falta el día 22/04/08

5. La Sociedad Española en los años sesenta y  la Configuración Definitiva del Régimen ®

La situación contradictoria se intenta superar con un cambio de saneamiento y por otro una política de desarrollo. Los planes de desarrollo son una programación económica (tres planes) con cuatro años de vigencia, la disponibilidad de recursos y el establecimiento de objetivos durante los años que dura cada uno de esos planes, se pretende crecer aumentando la producción para los que se ofertan recursos financieros por diferentes vías.
Polos de desarrollo y polos de promoción.
Vía a través de la producción o del trabajo de un determinado sector y otras vías de subvenciones.
Estas programaciones habida cuenta del alto intervencionismo estatal a través del INI, los planes de desarrollo afectan al sector publico y privado de manera distinta, para el publico las programaciones son vinculantes obligadas en cambio para el sector privado eran indicativas, a de atenerse a estos procedimientos, construir, producción de tal… y obtendrá estos resultados…
Esta situación se cierra en 1973 la crisis del petróleo, energética afecto a todas las economías y en particular a aquellas como la española en proceso de modernización, además teniendo o sufriendo limitaciones de abastecimiento de materias energéticas, mayoritariamente en España se basaba en el petróleo por lo que las repercusiones fueron mayores.
Un nuevo equipo, los tecnócratas, técnicos y cultos con buenas relaciones, bien preparados gente especialista en economía y derecho administrativo con características ideológicas afines al Opus Dei, un nuevo grupo político, casi ultra católico (algunos los definen como extremistas). Están muy cómodos dentro del régimen, ya que no son demócratas.
Crisis económica.
Nuevo grupo político.
Nueva economía.
1957 los años 50 el régimen de Franco había mirado hacia EEUU, ya que Europa no está bien para el régimen. La salvación le llegará desde allí por la coincidencia de la guerra fría, EEUU será la cabeza de uno de los grupos.
A partir ya de 1960 se dará un cambio político en EEUU fin de la presidencia de Eisenhawer republicano y la llegada demócrata de Kennedy. Cambio por tanto de político y económico.
Crecimiento económico tanto en el interior de EEUU como en el exterior, su zona de influencia como principio factor principal del cambio social y político. A medida que las sociedades van consiguiendo un determinado nivel económico los comportamientos sociales y políticos van cambiando. Uno de los asesores del presidente Kennedy, Rostow escribió las etapas del crecimiento que tuvo mucha influencia tanto en EEUU como en Europa, a medida que se va siguiendo determinados niveles de producción la sociedad cambia. Los componentes del nuevo equipo económico sabían muy bien el cambio que se produciría con el cambio en los niveles de producción. Pretendían la “reconciliación” de la población española con el régimen de Franco, vivir bien, aumento del nivel de vida, que sentido tendrá luchar contra el régimen. No quiere decir que estos objetivos en parte no se consiguieran ya que en 1975 la sociedad española estará metida en un proceso de cambio. Al final lo que se impone es un gran acuerdo general el Consenso.
Algunos analistas, sociólogos del momento aquellas perspectivas contra el régimen a principios de los 60, ya a mitad de los 70 tenían menos sentido, ya que la sociedad española había mejorado y se había convertido en más conservadora, amplios colectivos tenían mucho que perder.
Los autores del plan de desarrollo que diseña esta política eran conscientes de las repercusiones a medio largo plazo. Pero al mismo tiempo lo eran también los seguidores del régimen. En el Diario Pueblo, periódico sindicalista los exegetas (defensor y comentarista) más conscientes y comprometidos del régimen son los de este grupo del diario. El 21 de julio del 59 el director del diario publico, publicaba una editorial en la que decía a los especuladores de la implantación de una política económica de tipo neoliberal se va a llegar a la política del liberalismo. Desde el propio régimen esto también ser tendrá en cuenta, lo que haré es que entre 58-60 se actualizarán los mecanismos legales de la represión a través de dos leyes, la de bandidaje y terrorismo del 60 y la de orden publico del 59, para salvar al régimen y se entra en una periodo peligroso, siendo el régimen consciente de ello. El régimen adopta los procedimientos legales para hacer frente a los movimientos de carácter de oposición poniendo en marcha los mecanismos legales de represión.
En 1973 crisis económica, entre febrero de 1956 y enero/febrero de 1957 se dará también un importante debate político que puede calificarse de enfrentamiento político dentro del régimen, dentro del consejo nacional del movimiento y dentro del consejo de ministros el debate lo protagonizan los dos grupos que habían tenido mayor influencia en el régimen, falange y católico, los lideres de uno y otro grupo eran por parte del grupo falangista el ministro secretario del movimiento José Luís de Arrese, y por parte del grupo católico, Martín Artajo. Se estaba debatiendo entre ellos era la configuración definitiva del régimen, porque la configuración no estaba cerrada, el proceso de institucionalización, eran hasta el momento las instituciones en funcionamiento hasta ese momento el sindicato único y vertical 1940, como partido único abril de 1937, y las cortes en 1942 a esto hay que añadir el fuero de los españoles, y la ley de sucesión en donde el poder de franco había llegado al máximo ya que venía a declararse dictador vitalicio y se auto-otorgaba el poder de nombrar sucesor con lo que al mismo tiempo se decía que la forma del gobierno del estado era una monarquía tradicional, católica y representativa, monarquía sin rey ni regente por tiempo indefinido. Este proceso termina en 1947 y 9 años más tarde durante esos nueve años no hay nada a excepción de un régimen de dictadura. Fundamental para un dictador retrasar las medidas de tipo            así Franco y Carrero Blanco lo tenían muy claro. En 1956 se dio una crisis política importante, el régimen y más el grupo falangista estaba interesado en que fuera grave. El tema se planteó por un plan de modernización de la política universitaria de Ruiz Jiménez, Joaquín hombre importante del grupo católico afín a Martín Artajo y muy franquista pero por católico poco falangista. Intento poner en marcha un plan de modernización de la universidad, lo que el grupo falangista y particularmente los jóvenes falangistas desde el SEU interpretaron como perdida de influencia. De ahí que se produjeran manifestaciones de estudiantes y alguna de ellas terminó en enfrentamientos de fuerza, disparos y un herido, aquello se interpretó como de nuevo el peligro de enfrentamiento social, regreso de los malos y esto se achaco a la política liberalizadora de Ruiz Jiménez la crisis se saldó como lo hacia franco los culpables fuera, cese automático de Ruiz Jiménez y secretario del SEU Raimundo Fernández Cuesta. Se resuelve nombrando a dos nuevos ministros pero por las pistas se interpreta como victoria falangista. Dentro de la historia de las interioridades del régimen se interpreta como victoria falangista, ya que los dos nuevos ministros serán afines a la falange Jesús Ruiz, este aumento de poder se traslada al proceso de configuración para conducir el proceso en la línea falangista. Volviendo a ser el partido único restando poder a los católicos, recuperando el poder desde 1945, pero en ese enfrentamiento respondiendo a Martín Artajo todos los sectores no falangistas se oponen al grupo falangista a Arrese.
Estas crisis conducirán al cambio de gobierno de 1956 los sacrificados serán Arrese y Martín Artajo. El nuevo grupo encargado de la política económica será quien condicione la institucionalización, configuración definitiva del régimen o cierre institucional dirigido por López Rodó desde la presidencia del gobierno.
Ley orgánica, ley fundamental más completa una de las cosas que prevé la ley fue la separación de facultades (ya que el poder era único) entre el jefe de gobierno y el jefe de estado se pedirá dentro del régimen la separación, el dictador no estaba dispuesto a ceder poderes ni a su alter ego. Esto se hizo cuando Franco tenía 81 años. Así puede entenderse que cuando se conoce el proyecto de ley orgánica en el 66 el debate que aparecerá en la prensa entre el diario pueblo y diario informaciones de carácter posibilista aperturista, frente al diario del régimen, siempre entre líneas o segundas intenciones era si las facultades que la ley orgánica atribuía al futuro rey o si afectaría a franco, era una ley futurista, solo se pondrá en marcha cuando no haya más remedio. Cuando franco no pueda ya ni asistir al consejo de ministros se pondrá al jefe de gobierno.
Una de las cuestiones pendientes de la ley de sucesión, monarquía tradicional, católica, aparecerá en las dos leyes.  Se desarrolla en la ley orgánica del estado donde se habla de la institución el estado como monarquía, y sobre el rey donde se establecen condiciones que ha de tener y ofrecer el futuro rey y se establecen los mecanismos de la sucesión.
La monarquía fue uno de los objetos de debate tanto en los enfrentamientos del 56-57 como en los que tuvieron lugar en los meses anteriores a la elaboración de la ley orgánica e incluso antes del decreto de nombramiento del sucesor, los contendientes de este debate eran los falangistas (en su modelo de estado no entraba la monarquía nada más que sometida al movimiento nacional) y entre los tecnócratas, el nuevo grupo de poder cuyo modelo de monarquía no era la liberal su modelo era la de renovación española monárquicos, autoritaria pero no sometida, no demócratas ellos insistían en que la monarquía era la única salida para el régimen frente a la otra que aunque respetando la monarquía estaría sometida al movimiento único.
Lectura capitulo 10 El Sistema Social. La Republica y la Era de Franco. Ramón Tamames. Renovación en los estudios de la historia de España. Alianza Universidad. Alfaguara.
La burguesía revolucionaria 1808-1868 Artola.
La primera repercusión del cambio económico es la transformación de la sociedad.

1) La Transformación de la Sociedad:
a) Alta Burguesía ¿qué sucede con ella? Se produce como consecuencia de la actividad económica la imbricación e interrelación de los tres grupos sociales más representativos de lo que podría llamarse clases altas. Esto ya se había dado en etapas anteriores y siempre en épocas de expansión económica.
Tres grupos:
Los grandes terratenientes
Burguesía industrial y de comercio
Burguesía financiera
Para configurar lo que Tamames llamaba la formación o configuración de la oligarquía que surge como consecuencia d la concertación de intereses de estos tres grupos. Entre ellos se mezclan por la vía más tradicional, el matrimonio. Como consecuencia de esta ola o etapa de crecimiento económico que comienza a finales de los 50 prolongándose hasta los 70.
b) Clases Medias, según Tamames, a las clases medias pertenecen la mayor parte de los miembros de las profesiones liberales, funcionarios, pequeños y medios empresarios agrarios industriales y de servicio. En total unos dos millones trescientos mil individuos que utilizando el multiplicador cuatro se convierten en nueve millones ciento veinte mil personas. Las clase medias han crecido entre 1939 y 1970 del 17% de la población al 28% han crecido en once puntos porcentuales, crecimiento que hay que atribuir fundamentalmente a la ultima década. Son clases principalmente urbanas, en los 70 en los 50 eran rurales, la fracción rural de las mismas constituye el poder transmisor del régimen = conformismo con el régimen. El medio mas conformista es el rural, el más manipulable por ser el menos culto. Integrado por las elites locales, las fuerzas vivas, el cura, el alcalde, el médico, el farmacéutico y los caciques locales. El poder de la pequeña aristocracia ha pasado a los médicos, arquitectos. Estas clases medias nutren la administración del estado, poder gestionador. Representado por el grupo más alto de la misma. Estas clases medias nutren así mismo el poder resonador (altavoz), eran las cortes el consejo nacional del movimiento, medios informativos del régimen. Y nutren también a los dirigentes del sindicato vertical, encuadramiento de los trabajadores.
c) El Nuevo Proletariado, los trabajadores. Por qué lo de nuevo, como consecuencia del crecimiento económico y el cambio social, el grupo más numeroso del proletariado en 1939 y a lo largo de los 40 era el de los jornaleros. El trabajo en la agricultura era fundamentalmente estacional, jornadas de sol a sol, los agricultores y terratenientes durante la segunda república, Largo Caballero intentó aplicar en el campo las mismas condiciones de trabajo aplicadas en la industria, horarios de ocho horas, de ahí la importancia que tuvo el grupo de los agrarios, grupo dirigente y más activos de la CEDA, los decretos de política laboral desde el gobierno provisional desde el ministerio de Largo Caballero en trabajo. La disminución intensa del grupo principal del proletariado, jornaleros de más de dos millones en el 39 a los setecientos mil de los 70, esto se consigue mediante dos vías:
*      una fuerte migración del campo a la ciudad, y sobre todo a ciudades con material industrial, polos de desarrollo, son las mejores dotadas de infraestructuras, Barcelona, Madrid, Bilbao, Sevilla, Zaragoza. El fenómeno migratorio deriva por la transformación económica.
*      la emigración a Europa.
Esta mano de obra saldrá del campo y esto supondrá la necesidad de mecanización de la agricultura, lo que se convertirá en un factor de arrastre de la industrialización de la agricultura. En los años 60 aparecerán las segadoras, trilladoras, tractores…
Hasta la desaparición de la fuerza animal. Proceso de selección de las mejoras agrarias. Gran minifundio, esas explotaciones no son rentables para llevar a cabo un proceso de mecanización por la gran inversión que debían realizar. Por esto muchos de los pequeños agricultores se proletarizan.
Este nuevo proletariado pasará de ser mayoritariamente rural a se mayoritariamente urbano, mejorando en su nivel de vida y su nivel cultural. Las repercusiones se hacen consumistas, compra casas, coches, electrodomésticos, y el consumo interior pasa a ser un fenómeno económico importante.

2. La Configuración Definitiva del Régimen
a) Los Principios del Movimiento Nacional. Según Tuñón de Lara, la Ley de Principios del Movimiento es de 17 de mayo de 1958 la declaración es semejante a las declaraciones de principios de las constituciones. Supone la reafirmación de los principios anteriores, fuero de los españoles y ley de sucesión lo que aporta es superación de la ideología falangista, reformulación donde aparecen las formulas falangistas. Se define a España como comunidad de intereses, representación orgánica y corporativa, otra seria ilegal, poder unipersonal y el reconocimiento de derechos sociales como educación o seguridad social.
Los tecnócratas, técnicos en economía y derecho administrativo, especialidad del dirigente López Rodó. Característica como grupo es que la mayor parte de este grupo era que eran miembros del Opus Dei o muy cercanos a la ideología.
Sin variar los fundamentos teóricos originales del franquismo desaparecen los elementos o formulaciones de carácter fascista, como el ideario falangista y el desarrollo que habían tenido en las leyes fundamentales, sobre todo en el fuero del trabajo.
Las leyes son permanentes e inalterables por su propia naturaleza.
b) La Ley Orgánica del Estado, sometida a referéndum en diciembre de 1966 y promulgada en los primeros días de enero del 67. Se considera que la institucionalización del régimen se cierra con esta ley, aunque más que esto la ley sindical muestras la crisis interna, salida  a los problemas internos del régimen.
1.       El cierra institucional del régimen termina en 1966 y hacía ya 30 años que había comenzado el régimen franquista, este fue el tiempo que se tardó en la configuración.
2.      No se puede olvidar para el entendimiento del régimen de Franco que fue una dictadura, impuesta por la fuerza y mantenida de igual modo. Cómo se puede calificar con más propiedad esto? se podría decir que es una dictadura militar, ya que franco llega al poder a raíz de una rebelión militar y por medio de una guerra civil, contó con la lealtad del ejercito, de acuerdo con esto los militares, la cúpula militar permanentemente desde el comienzo hasta el final del régimen estuvo altamente representada, ocupando un tercio del total de los cargos públicos. Para comenzar hay que tener en cuenta que el jefe del estado fue Franco, el subsecretario de la presidencia fue permanentemente otro militar.
3.      Durante todos los años del régimen el ejercito o mejor dicho cada una de las armas del ejercito, tierra aire y marina tuvieron su propio ministerio. No de defensa, sino que había tres ministerios militares.
4.      El ministerio de la gobernación estuvo prácticamente durante todo el régimen dirigido por militares, ahora bien, parecía que no lo eran, porque eran oficiales militares del cuerpo jurídico del ejército. La mayor parte de ellos fueron militares del cuerpo jurídico, Arias navarro director general de seguridad, aunque en este cargo solían ser de uniforme. Dictadura de base militar con importantes apoyos civiles. Apoyándose en el ejército, y contando con la lealtad y sumisión del ejercito durante toda su trayectoria, captó y contó con ayudas y poyos sociales. En primer lugar estos apoyos se canalizan con las asociaciones con las que se fundaron el Partido Único. Después fueron uniéndose en circunstancias sucesivas los católicos de acción católica, y los tecnócratas a través de López Rodó.

El retraso se entenderá a través de estos puntos, a Franco se le otorgan todos los poderes del Estado en 1936 no renunció nunca al poder. La concentración absoluta de los poderes lleva consigo, es decir,  la ley una vez promulgada está por encima de todos los ciudadanos, aunque aquí con excepciones a todos menos al que la realizaba. Era consciente de que tener la ley contando con una ley es posible que debiera someterse, por ello retrasó al máximo la ley orgánica del estado. Se dio un debate sobre los poderes del estado que aparecían en esta ley afectaban también a Franco, o únicamente al sucesor, así franco se situó por encima de lo que ellos llamaban la constitución.
Elemento importante que aparece en la ley es la separación de funciones entre jefe del estado y presidente del gobierno, una vez promulgada la ley desde los distintos grupos políticos del régimen se pidió que nombrara presidente del gobierno.
El nombramiento de presidente del gobierno no reducía los poderes de franco, ya que como jefe del estado seguiría presidiendo el consejo de ministros (24 horas antes de caer enfermo) sin embargo, hasta junio de 1973 no nombró presidente del gobierno, apuró hasta el final. Pero si algo no afectaba a los poderes de franco era el nombramiento de sucesor a titulo de rey, previsto en la ley de sucesión. La ley orgánica recoge enunciando las condiciones y los poderes del rey,  esto no afectaba a los poderes de Franco, hasta su muerte el rey no sería proclamado.
Aunque existieran las instituciones previstas franco intentó retrasar la puesta en marcha de las instituciones lo más que pudo. No solo se trataba de concentrar el poder, sino la imagen del poder, que el jefe es uno y único sin añadidos, y sin compañía. El sucesor aparece junto a él, un escalón por debajo.
La Ley Orgánica se presenta en forma de Constitución, se realizó directamente desde el consejo de ministros a las cortes aprobó por aclamación, la elaboró una comisión ministerial, se aprobó en el consejo y se llevó a las cortes donde se aprobó en las cortes por aclamación y sometida a referéndum. La idea fundamental de aquella campaña tanto desde la prensa como desde radio y televisión es que el si al referéndum y a la constitución era un si a Franco. No hubo debate, como máximo comentarios incluso en la prensa posibilista, no solo la ortodoxa, sino la ligeramente aperturista, ya que para poder publicarse solo se podía ser así ligeramente aperturista.
Solís Ruiz y Fraga Iribarne.
Adopta la forma de constitución pero sin ser debatida.
La ley orgánica asume las anteriores leyes fundamentales, no hay una declaración de derechos, porque para eso estaba el fuero de los españoles.
No se especifican los poderes excepcionales de franco, se hace alusión a los poderes pero se remite a la ley de sucesión.
No se habla de las bases de la política social, porque para eso estaba el fuero del trabajo.
Ahora, estos textos fueron revisados una vez aprobada la ley orgánica para retirar de ellos las expresiones de carácter fascista.
Con la promulgación de la ley orgánica se revisan los textos de las anteriores leyes fundamentales.
La representación política dentro del régimen se incorpora en la ley orgánica la representación corporativa y orgánica y un elemento nuevo como la representación familiar, antes era por tercios sindical, municipal, familiar, sin embargo esta representación corporativa por tercios se aplicaba solo en las elecciones municipales, no en las cortes, el tercio familiar no tuvo voto en las cortes hasta 1967.
En definitiva podía definirse como una ley orgánica del gobierno, se definían los poderes del jefe del estado y el funcionamiento de la alta administración del estado.

c) Ley Sindical de 1971, definida como una ocasión perdida. Como propaganda interior del régimen, Solís Ruiz era el encargado del ministerio de la secretaria general del movimiento y de sindicatos la nueva política económica, a estas alturas ya tenían más de 10 años y los efectos de la economía y el cambio social estaban a la vista, la sociedad española se había transformado a lo largo de los años 60. En estas condiciones era difícil mantener la estructura del sindicato único y vertical a estas alturas habían aparecido y funcionando organizaciones sindicales ilegales infiltradas incluso en el sindicato vertical como CCOO u OAC (organización católica dependiente del arzobispo de Toledo, Pla y Daniel), a parte los sindicatos históricos menos representativos UGT o CNT, USO. Solís Ruiz pretende crear una democracia sindical, se trata de un sindicato autónomo, que no dependa del que existan unos niveles de mayor participación. Siendo sindicato único y de afiliación obligatoria par empresarios y trabajadores en 1964 se había creado el consejo sindical que se formaba por el consejo nacional de empresarios y el consejo nacional de trabajadores, los dos grandes grupos sindicales tenían un órgano de representación propio aunque actuaba de manera conjunta en la asamblea sindical.
En 1969 al formarse un nuevo gobierno, monocolor porque mayoritariamente estaba dominado por los tecnócratas, gobierno que nombró franco, pero quienes realmente propusieron a los ministros fueron: Carrero Blanco y Pérez Rodó, en el diseño de ese gobierno monocolor se separaban los ministerios de la secretaria general del movimiento y de sindicatos al que se llamo ministerio de relaciones sindicales. Con la idea expresa primero, de librarse de Solís, ministro molesto, de reducir el poder de la secretaría general quitándole las funciones correspondiente a la organización sindical y tercero nombrando a dos ministros afines al grupo mayoritario, al de los tecnócratas que eran falangistas, pero afines a los tecnócratas, es decir que había falangistas que eran de Opus. Estos dos personajes eran, GARCIA RAMAL y TORCUATO FERNANDEZ MIRANDA (preceptor del príncipe) vicepresidente con arias navarro en el primer gobierno, presidente de las cortes en la monarquía y mentor de Adolfo Suárez, falangista, pero próximo a los planteamientos de López Rodó.
García Ramal con los proyectos de ley sindical los ajustará ala realidad del régimen, olvidándose de la democracia sindical.
La ley se quedó en sistematizar y actualizar la normativa sindical que venía de las décadas anteriores.
La iniciativa contraria siempre la lideraron como sindicato en 1962 con la huelgas de la minería asturiana CCOO y como partido el PARTIDO COMUNISTA, socialistas, UGT, ELASTV… estaban de vacaciones.
Como fenómeno cultural se organizó CNT Y OAC como escuela sindical, crearon CIS una editorial de grupo, de tendencia católico-anarquista, hicieron publicaciones para obreros, eran propagandistas, a finales de los 60 y principios de los 70 los no militantes se enteraron de lo que era CNT  a través de las publicaciones de CIS.

6. La Oposición al Régimen y la Crisis Final del Franquismo ®

Texto la naturaleza de la crisis del franquismo.

a) una sociedad evolucionada y un régimen estancado. La sociedad a principios de los 70 era una sociedad moderna, a mitad de los 70 las sociedades europeas como Francia, Alemania, Holanda… estaban más adelantadas como cuestión de grado, no en cuestión estructural. La modernización de la sociedad desde el punto de vista político es un régimen estancado, inmovilismo. Esto supone que cuando la sociedad ha cambiado, cuando la economía también ha cambiado, España es un país económica y socialmente moderno pero con un régimen anacrónico, esa falta de relación o de adecuación, es lo que facilitará un proceso de transición política rápido.  La derecha colaborará, e incluso llevará la iniciativa, por conocer lo que le falta al país para integrarse en la Europa occidental.

Carrero Blanco, su influencia, el nuevo grupo y el proceso de institucionalización. La lentitud en el proceso de institucionalización, cerrándose con la ley orgánica de 1966. Esto era debido por el nulo interés de Carrero y franco por cerrar este proceso.
La separación de funciones entre la jefatura del estado y el gobierno se ralentizará todavía más de seis años.
Franco se ha hecho viejo y ha perdido muchas facultades. El proceso de Oliveira Salazar por Caetano era similar al proceso de López Rodó y Carrero Blanco, en la evolución de estas dos dictaduras, bastante semejantes.
La sucesión inmediata de franco iba a suponer desde el punto de vista institucional pocas sorpresas la sucesión de Carrero blanco a franco era sucederse a si mismo.
Esta sucesión se trunca con el asesinato de Carrero blanco por ETA el 20 de diciembre del 73. El impacto de la muerte de Carrero sobre franco fue muy fuerte, en el contexto de los funerales y acontecimientos que tuvieron lugar  a finales del 73 se exteriorizó algo que estaba presente en la opinión pública de la mayor parte de los españoles. Franco era muy mayor y además estaba incapacitado para gobernar. El discurso de fin de año fue penoso, “no hay mal que por bien no venga…”, López Rodó cuenta que en la grabación del discurso de fin de año, Adolfo Suárez era el director de televisión española, y después de muchas tomas, Franco muestra su cansancio de tanto repetir.
Las presiones que durante esos días de diciembre que hicieron la camarilla del pardo dirigida por Carmen y el yerno el marques de Villaverde, y amigos de Franco, se relacionaban con los grupos más inmovilistas de la extrema derecha es lo que se llamaron EL BUNKER, figura sobresaliente de todos ellos fue el antiguo ministro de trabajo José Antonio Girón de Velasco, a finales de abril del 74 Girón tuvo una intervención publica lanzando una especie de manifiesto del sector inmovilista que se conoce como el gironazo.
Alfonso de Borbón estaba casado con la nieta de franco, pero la realidad política apuntaba en otra dirección.

El Gobierno de Arias Navarro
Se encontró siempre entre dos fuegos, los aperturistas  y la presión del bunker.
La situación de Franco, debilitado, no cedía poderes, tuvo el poder máximo hasta el final, de manera que el nombramiento de arias navarro como presidente fue obra suya, a pesar de que al principio parecía que iba a ser descartado por ser el encargado de la seguridad en el gobierno de Carrero, y lo que parecía razón suficiente para descartarlo se interpretó en sentido contrario.
Se mantuvo entre el doble espacio, el de los aperturistas y el bunker. Los aperturistas, eran de origen falangista, pero eran la segunda generación de falangistas, gentes que ese momento, mitad de los 70 estaban en torno a los 40 años, ninguno había vivido la guerra civil, eran conscientes en la transformación que se había producido en la sociedad española, que eran conscientes de la situación de estancamiento político en el que se hallaba el régimen, pero eran franquistas y pretenden la continuidad del régimen, ahora bien de un régimen que evolucione, que cambie, cómo, a través del aumento de la participación política de

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