TEMA 1.
EPISTEMOLOGÍA Y PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO HISTÓRICO
Elementos para una
reflexión.
En cierto modo se puede
decir que el desarrollo de la historiografía a lo largo del tiempo,
la forma de interrogar el pasado, de plantearse para qué sirve…estas
escuelas a lo largo del tiempo se han distinguido por la respuesta
que le han dado a todas estas cuestiones. Lo primero que tenemos que
resolver es saber qué es la Historia.
- El concepto de historia
¿Qué es la historia?
(libro de Carr). Es el estudio de las sociedades del pasado.
- El María Moliner define a la historia como:
- <
>.
- El diccionario de la Lengua Española define a la Historia como:
- <
>
Una segunda acepción:
- <
>.
Diferencia esencial
entre una y otra definición: la de María Moliner define la Historia
como los hechos que han ocurrido, y la RAE la define como un
discurso, como una narración de las cosas memorables de la
humanidad.
En Grecia se definía
la Historia como lo que ocurrió y el relato de lo que ocurrió. La
historia se aplica y se refiere a estas dos facetas.
- Diccionario español Manuel Seco:
- << 1. La historia es la sucesión de los acontecimientos pasados de la humanidad>>.
- << 2. Historia de la ciencia que estudia y relata la evolución sucesión de los acontecimientos pasados de la humanidad>>.
La idea clave en esta
definición se encuentra en la palabra “evolución” ya que la
Historia no es estática ni dinámica.
Ahora viene el problema
de que la Historia es una ciencia, por lo que se concede un estatuto
científico a la Historia.
En resumen, la Historia
es fundamentalmente y se compone de 3 elementos:
- Hechos que han ocurrido.
- El discurso que da cuenta de esos hechos.
- Son hechos humanos que afectan al hombre (y entra por tanto en ella las erupciones, terremotos, etc).
- En definitiva la historia hace referencia al cambio, al pasado, a la dinámica, a la sucesión de…
Pero esto plantea un
problema: la relación de los hechos en sí mismos y la
exposición/interpretación de esos hechos. Si la Historia no es
únicamente lo que ocurrió sino también el relato de lo que ocurrió
es fundamental que se produzca una operación intelectual que opere
sobre el pasado, y con esa operación se reconstruya el pasado. Esa
reconstrucción también conlleva una selección, y por lo tanto una
discriminación. No solo hay que seleccionar, sino ordenar los hechos
(ordenación cronológica), también nos referimos a una organización
jerárquica; esa operación intelectual debe decidir qué hechos son
más importante que otros. Finalmente esa operación intelectual debe
llevar como resultado a una narración que da cuenta de los hechos
que han sido seleccionados y ordenados y que hacen inteligible ese
pasado.
Si la Historia es
fundamentalmente el relato (ya que antes de él no llega a ser
Historia), entonces la Historia es una disciplina subjetiva, en la
medida en que lo es el relato. Es decir, si la Historia no es nada
hasta que no llega el relato, y el relato es esencialmente el
producto de un sujeto, entonces la Historia como construcción es
subjetiva, necesariamente.
Esta actividad de
selección, ordenación y narración es lo que conocemos como
historiografía.
Entonces, si la
Historia es subjetiva, ¿en qué medida es real y fiel al pasado?
Dependiendo de qué
escuela historiográfica, incidieron más o menos en que la Historia
era simplemente hechos o puro relato.
- Finalidad y utilidad de la historia
¿Para qué sirve la
Historia? ¿Qué aporta la ciencia social al conocimiento? ¿Para qué
le sirve a la humanidad?
¿Por qué conocer el
pasado desde el punto de vista social? Podríamos decir que la
utilidad de la Historia, es que ésta trata de conocer el pasado para
comprender el presente y de este modo actuar mejor sobre el futuro.
Así se justificaría socialmente.
Pero, esto también
plantea un problema: ¿podemos conocer el pasado? Conocer implica un
proceso, una actividad intelectual que se proyecta sobre unos hechos
a través de un método (pero no a través de la observación
directa); conlleva un proceso cognoscitivo. Esos métodos conllevan
unas reglas aceptadas.
El pasado no existe, es
algo extraño que no conocemos y al que nunca iremos. Por tanto el
pasado no se reconstruye, y si se hace, será falso. El pasado lo
conocemos a través de huellas y rastros, y lo que hace el
historiador es operar en ellos, pero no para reconstruirlo.
¿Cómo podemos conocer
el pasado? ¿Cómo podemos estar seguros de él?
Comprender el presente
es más fácil. Pero no se trata de legitimar el presente, sino de
comprender cómo es el presente, pero teniendo en cuenta que es una
consecuencia, un resultado. El historiador lo que hace es intentar
conocer el proceso previo a ese presente.
Se pueden buscar muchas
más razones de las funciones de la historia. ¿Qué puede aportar el
historiador a la sociedad? En primer lugar vamos a ver las utilidades
del conocimiento histórico:
- El conocimiento histórico es necesario, casi imprescindible para comprender, explicar y tratar de una forma práctica fenómenos concretos del presente en la medida que el conocimiento histórico descubre las causas de ese presente y en la medida de que el conocimiento histórico es capaz de hacerlo conociendo los precedentes.
- La Historia, el conocimiento histórico, también es capaz de suministrar modelos teóricos, categorías analíticas para comprender mejor el presente y para poder aplicarlo mejor al análisis del presente. El conocimiento histórico es una especie de grandísimo almacén en el que hay de todo, y está esperando que los analistas del presente le den utilidad mediante las herramientas apropiadas.
- El conocimiento histórico proporciona también un papel muy importante para legitimar y para conseguir la estabilidad de las relaciones sociales o viceversa. Es decir, la historia como legitimación del presente (esto se hace a diario, pero no siempre de manera adecuada).
- La Historia muestra el presente como consecuencia de un devenir, de un proceso que se ha ido desarrollando a lo largo del tiempo. Pero la capacidad de la Historia de explicar el presente en función del pasado es peculiar. Los historiadores pueden contribuir a crear interpretaciones sociales de la realidad. Pero el historiador no puede caer en el determinismo de que el presente es el que es porque no pudo haber sido de otra manera (es decir, el presente como una necesidad). El historiador tiene que ir desde atrás y llegar hasta el presente; el historiador no tiene que hacer historia-ficción. Tiene que prestar atención a las vías muertas que quedaron abortadas en su momento, que hace que la historia presente no sea como es por necesidad. El historiador explicando porque no triunfaron las vías muertas puede llegar a la explicación de la que realmente fue y triunfó.
- La Historia también proporciona esparcimiento y diversión (cine, literatura).
En definitiva la
Historia tiene una función en la sociedad que la hace imprescindible
para el saber y el análisis del presente.
- El historiador y el objeto de la historia
¿Cuál es el objeto
por tanto de la Historia? No todo el pasado es el objeto de estudio
de la Historia (hubo un momento en que esta teoría se defendió). No
tendría sentido (aparte de que es imposible) que el historiador
reconstruyera todo el pasado. El historiador juega con escala. El
objetivo de la Historia no puede ser la totalidad del pasado, pero
como hemos dicho antes, el pasado no existe y por lo tanto no existe
un pasado objetivo y único que el historiador tiene que descubrir;
el pasado no tiene una existencia previa. El historiador tampoco es
alguien que compone puzles siendo el pasado el puzle completo. Sino
que el historiador es el que decide qué hechos del pasado son
Historia o no, cuáles son relevantes y cuáles son los que hacen
Historia (a diferencia de cómo decía Ranke, que decía que “los
hechos hablen por sí solos”). El historiador interroga al pasado,
y la respuesta que den los hechos estará en función de la
interrogación que haga el historiador. ¿La venta de una casa es un
hecho histórico? En sí mismo no, pero será el historiador el que
en función de sus intereses y de sus interrogaciones haga que este
hecho se convierta en Historia.
El objeto de la
Historia por tanto, es subjetivo. Y si es subjetivo quiere decir que
cuando ese hecho forma parte del discurso del historiador, ese hecho
forma parte de la Historia. Es el discurso
el que da la categoría de Historia a ese dato.
La Historia no debe
tratar de construir la totalidad del pasado.
El discurso histórico
por tanto es subjetivo, y en definitiva, lo que persigue la Historia
es la dinámica de las sociedades humanas en el tiempo.
- La historia como ciencia
En los años 50 del
siglo XX hubo un debate acerca del carácter científico de la
Historia, sobre si el tipo de conocimiento que proporciona la
Historia es de tipo científico o no.
Este debate se ha ido
diluyendo con el tiempo. Dependerá lo que entendamos por ciencia.
El concepto de Ciencia
también ha variado a lo largo del tiempo. El cambio más radical
sobre el concepto de Ciencia se produjo a mitad del siglo XVII,
durante la Revolución Científica.
En esta época se
produjo una definición de la ciencia, en arreglo al patrón del
conocimiento natural. En esta época la Historia estaba descartada
como ciencia. Luego el concepto de ciencia fue cambiando, y ya no se
rige hoy por los mismos principios de entonces.
La ciencia ya no es
necesaria que se establezca dentro de unas leyes naturales y que
éstas produzcan reglas generales.
La Ciencia se basa en
la experiencia y después produce leyes generales. La Historia no se
puede regir bajo estos conceptos, ya que Historia no se repite, solo
se produce una vez. En el mundo físico sí que se repite.
La Historia no es
experimental, por eso no es ciencia. Esto se decía entonces.
Actualmente se tiene
una consideración de la Ciencia mucho más elástica. Las leyes
científicas se basan en regularidades
y pueden prever probabilidades de que se produzca algo.
El factor diferenciador
de la ciencia ya no remite en la necesidad de que se produzca, sino
que remite a un conjunto de reglas, conocimientos, etc más o menos
generales, que comparten los profesionales de una disciplina.
La ciencia, en
definitiva, podría ser un cuerpo de conocimiento organizado y
verdadero y comprobable, que se rige a través de un método y sobre
el cual hay consenso. En esta nueva definición entrarían otras
muchas disciplinas, entre ellas la Historia. Por tanto la
Historia es una ciencia social.
El conocimiento
científico requiere (alto grado de probabilidad, etc) también un
tipo de explicación racional, y esto afecta a la Historia. El
conocimiento que proporciona la Historia debe ser racional.
El concepto de
racionalidad hay que aplicarlo con precaución. Racional significa
que el discurso histórico sea inteligible y que se someta a las
reglas de la razón (no a las reglas actuales). El historiador debe
evitar caer en la tentación del llamado presentismo,
es decir, dar al pasado los criterios de racionalidad y los valores
morales del presente. Entender el pasado únicamente y exclusivamente
con los ojos del presente; eso es el presentismo.
Una cosa son los
criterios de racionalidad que hace el historiador para ofrecer su
discurso histórico. El historiador tiene que demostrar las cosas con
argumentos racionales.
La racionalidad hay que
dosificarla. Por ejemplo: estamos en una sociedad mayoritariamente
laica y secularizada, en la cual las creencias religiosas no se usan
para explicar las cosas. Hubo épocas del pasado en las que el
laicismo era impensable; todo se explicaba en función de los
criterios religiosos (como en la Alta Edad Media). Hoy en día no
podemos descartar, a pesar de tener nuestra lógica actual, que en
aquella época se rigieran simple y exclusivamente por argumentos
religiosos.
Lo cual no quiere decir
que uno se deje convencer por lo que decían los textos de otras
épocas. Uno no se debe dejar engañar por las justificaciones
(políticas, ideológicas, políticas, etc) que se manifiestan en los
textos antiguos.
Volvamos al carácter
de las Ciencias sociales.
El debate se fue
diluyendo cuando se aceptó que dentro de las ciencias había una
diferenciación y clasificación. Se fue constituyendo la doble
diferenciación:
- Ciencias nemotécnicas (ciencias puras), que tratan de explicar el funcionamiento de las leyes físicas.
- Ciencias ideográficas (ciencias sociales o humanas), explican todo aquello que afecta al hombre, y tienen que explicarlo de forma que se tenga que comprender; y al ser ciencias, también fenómenos singulares e irrepetibles.
La Historia
pertenecería a la categoría de Ciencia Ideográfica (igual que el
Derecho, la Economía, Geografía, etc).
Esto permitiría
distinguir entre ciencias que se rigen por el método
y que hacen leyes generales, y ciencias que se tienen que comprender,
y hacen modelos,
es decir, construcciones teóricas que nos pueden acercar a los
hechos.
Argumentos a favor y en
contra de considerar a la Historia como ciencia hay muchos. Algunos
de estos argumentos se han puesto por escrito. Algunos son:
Argumentos en contra:
- Vienen a decir que la Historia en realidad está hablando de comportamiento humanos, es una suma individual de comportamientos humanos. Los comportamientos humanos son imprevisibles, y los que están en el poder con su comportamiento, pueden provocar situaciones imprevisibles y decisivas. El comportamiento humano es imprevisible y no está sujeto a reglas fijas.
- Dicen también: la Historia tiene muchos métodos distintos de investigación y no tiene por qué haber consenso, ¿qué ciencia es esa, en la que no hay consenso científico? Si no hay acuerdo, ¿qué tipo de ciencia es esa?
- La Historia es un discurso, el discurso es subjetivo. ¿Podemos hablar de ciencia? Aunque a veces, en esos discursos se utilizan lenguajes que no están en consenso generalizado (por ejemplo: el feudalismo).
Argumentos a favor:
- Puede que no haya un método de trabajo consensuado a nivel general, pero la investigación y el método se contrasta. Para contrastarlo y comprobar que las investigaciones científicas se adecúen de acuerdo a un método de trabajo científico están los especialistas.
- El método científico del historiador tiene que contrastarse con las fuentes de información, tienen que verificarse los datos.
- Las relaciones entre los hechos pueden dar lugar a modelos explicativos.
- El historiador produce verdades, ya que hay hechos incontrastables.
En definitiva, esto es
un debate innecesario. Lo que importa es el trabajo del historiador y
su valoración en la comunidad científica.
- La historia y las ciencias sociales
La Historia, como las
demás ciencias sociales, se ocupa del hombre. Esto es lo que vincula
Ciencias sociales a la Historia.
Pero la Historia se
distingue de las demás Ciencias sociales (Derecho, Sociología,
Economía, etc), es decir, la Historia en conjunto de las demás y de
forma particular.
Distinción de la
Historia en relación a todas las demás ciencias sociales:
- La Historia se ocupa del pasado, y las demás, del presente.
La Historia estudia
cosas que no existen, mientras que las demás estudian la realidad
que observan. El historiador estudia el pasado, que no se puede ver
directamente y por lo tanto no puede contrastarlo empíricamente,
tiene que ceñirse a las fuentes. Las demás ciencias sociales sí
estudian el pasado, pero tienen que tomar de los historiadores sus
herramientas y conceptos, es decir, su método de trabajo.
- La Historia a diferencia de cada una de las demás Ciencias sociales tiene como horizonte estudiar, comprender y proporcionar una información de TODAS las facetas del comportamiento humano, y todas las vertiente del comportamiento humano en el pasado, con un criterio integrador, de forma interrelacionada de todas esas facetas.
- Las demás Ciencias sociales tienen que centrarse en unas facetas determinadas del pasado (no en todas).
En el tipo de
información que proporciona el historiador tiene que haber de todo,
y de forma interrelacionada (sociedad, economía, leyes, etc). Tiene
que dar información de algo que no existe y además de todas las
facetas. El historiador debe buscar en el pasado hechos importantes e
interrelacionarlos como si de una red se tratase (ir de lo general a
lo particular). El historiador tiene que jerarquizar en sus
explicaciones, y a la hora de explicar no puede narrar todos esos
elementos de la red. A la hora de construir esta red, el historiador
va creando estos elementos (son elementos creados por la práctica
historiográfica).
Peligro del
reduccionismo histórico: tratar de aislar una variable independiente
respecto a las demás y que expliquen por sí misma un hecho o
proceso. Esa variable independiente a partir de la cual se pueda
explicar un proceso histórico. Por ejemplo: la Revolución Francesa;
algunos libros han tratado de buscar esa variable independiente que
explicara la Revolución (la crisis de la Hacienda, los malos
precios, etc). La respuesta a esto es que no existe una variable
independiente que explique un proceso global.
El historiador tiene un
mayor problema más que cualquier científico social, ya que tiene
que explicar variables de todo tipo, y no una sola (como sí que
hacen los antropólogos, económicos, sociólogos, etc). El
historiador tiene que dar una explicación
globalizante.
- Las relaciones que hay entre la generalidad que ha de atribuir a los modelos historiográficos y el carácter particular que tienen en la explicación en la Historia.
La Historia tiene que
dar cuenta de sucesos que han ocurrido una vez en el tiempo (carácter
particular) y tiene que elaborar un discurso que dé cuenta de eso.
Pero al mismo tiempo el historiador también le interesa hablar de
las revoluciones en general. En resumen, tiene que hablar de lo
particular a lo general. Si la historia no se repite, no hay
fenómenos recurrentes, por lo que no puede el historiador elaborar
reglas generales. ¿Esto quiere decir que el historiador tiene que
renunciar a la elaboración de teorías generales? ¿Cómo hacer
compatible la generalidad en la Historia con el estudio de lo
particular? La tarea del historiador más que tratar de buscar leyes
generales que den cuenta de muchos hechos particulares, su tarea es
aplicar conceptos generales en el tratamiento de lo particular
(depende del tipo de discurso histórico). El discurso
historiográfico depende del ámbito que se esté tratando. Se tienen
que aplicar conceptos generales a las particularidades.
- El historiador conoce el presente a través de una serie de huellas; pero el historiador conoce el resultado, y a partir de ellos tiene que deducir cómo se produjeron esos fenómenos. Sobre todo el historiador lo que conoce más directamente es el presente, y a la hora de abarcar el desarrollo de los acontecimientos, el historiador lo que tiene son indicios.
En este sentido la
función del historiador recuerda a otros científicos, como los
geólogos. Éstos ven el paisaje actual y a partir de él hablan de
movimientos de placas, de estratos, etc. ¿Hasta qué punto podemos
estar seguros de que lo anterior era así al 100%? De lo que sí
estamos seguros era que hace millones de años hubo movimientos de
placas, pero no cómo eran. El historiador también actúa así.
Entonces, ¿podemos estar seguros los historiadores de que el pasado
era así?
- La Historia tiene que aspirar a dar cuenta de la interrelación de todas las vertientes de las relaciones humanas, y no por separado. Esto quiere decir que el historiador tiene que aspirar a la totalidad. Pero la totalidad, el ligar todo (no significa el reproducir el pasado exactamente cómo fue), el de la Historia global es imposible. El historiador nunca podrá reconstruir la relación de todos los elementos significativos del pasado, así que el discurso histórico es parcial. La totalidad que busca el historiador es un horizonte (y se sabe que este es inalcanzable). El historiador cuando trata de abarcar la totalidad y trata de integrar todos los elementos, debe ser consciente de que no podrá tratar todo. Así que debe ser consciente de la parcialidad de su discurso.
En los años 80 se
pretendió llegar a la “Historia total”, sobre todo en Francia.
Se comprobó que era imposible.
Hoy en día hay
bastante escepticismo en este terreno, sobre el darle un carácter
significativo a todo.
A pesar de todo hay que
tratar de abarcar la mayor parte del pasado siempre que se trate de
aspectos significativos.
- El historiador tiene además limitaciones. El historiador no pueden dominar todas las técnicas de investigación y métodos de las demás ciencias sociales (o disciplinas auxiliares).
La Historia por tanto
hay que entenderla como un horizonte de totalidad, pero siempre con
sus limitaciones. No hay que renunciar al resto de las disciplinas.
Su relación con el resto ayuda al aumento de la Historia. Es buena
por ello la interdisciplinaridad.
El historiador tiene que mantener un diálogo abierto con el resto de
científicos sociales. No hay que ver esto como un intrusismo. De
este modo el historiador también contribuye a algo que debe ser
objetivo, es decir, tratar de conocer de cualquier época del pasado
más de lo que cualquier contemporáneo de aquella época sabía o
conocía (incluso tomados en su conjunto). De modo que hay muchos
memorialistas que cuando escribieron sus memorias tendrían su
percepción de los hechos del momento, y en muchas ocasiones erraron.
En la actualidad la distancia respecto al pasado pone las cosas en su
sitio.
- El historiador además debe ser capaz de ofrecer un cuadro sintético de su objeto de estudio. Una recapitulación de conocimientos complejos y variados hay que saber hacerlo. Una síntesis debe dar cuenta de los elementos significativos, lo importante es la interrelación entre esos elementos.
- La historiografía
La historiografía se
entiende como el conjunto de la proyección histórica que se ha ido
produciendo. Es el conjunto de lo que han escrito los historiadores
cuando se ha interrogado acerca del pasado. Toda esta información
que se ha obtenido sobre el pasado por profesionales. Todo el
conjunto de conocimientos acerca del pasado.
Reflexiones:
¿Por qué existe la
historiografía? Porque cada sociedad ha representado el pasado en
función de toda una serie de condicionantes. Y esto ha hecho que en
función de las interrogaciones que se le hayan hecho al pasado, se
produzca un tipo de historiografía u otra. El primer contacto que
tiene el historiador del pasado le viene a través de una materia
indirecta; el historiador primero acude a lo que se ha escrito sobre
lo que se quiere investigar. Por tanto el historiador se relaciona
con su objeto de estudio de forma indirecta al principio. Así que la
historiografía es un intermediario
entre su conocimiento y el objeto de estudio.
Cada época produce su
propio conocimiento histórico que satisfaga sus intereses, pero
debemos tener en cuenta que ese conocimiento está mediatizado por un
conocimiento anterior de otras sociedades con otros intereses.
Hay que tener presente
hasta qué punto ese conocimiento previo nos condiciona nuestro
conocimiento actual.
Un historiador que se
encuentra un manuscrito (no hablamos de historiografía) donde se
refieren cosas del pasado, tiene que preguntarse en primera instancia
quién ha escrito ese libro y en qué época.
La historiografía no
solo le interesa al historiador porque le proporciona datos que le
ahorran mucho trabajo, tiempo y le evita caer en errores, sino
también porque permite al historiador partir de unos conocimientos
previos (mediatizados) y no partir desde cero. También acude el
historiador a la historiografía porque al hacerlo nos transmite y
puede comprobar las ideas que en ese pasado se tenía sobre muchas
cuestiones. Se puede ver como una mente renacentista valoraba y
contemplaba la antigüedad romana. De modo que al historiador le
interesa la historiografía porque puede conocer aparte del pasado,
la mentalidad del historiador que produjo esa historiografía en su
época concreta del pasado. Si acudiéramos a Ranke, aparte de porque
es el padre del positivismo, y da muchos datos, también nos ofrece
su visión del siglo XIX.
La Historiografía nos
informa sobre el universo mental de cuando fue producida.
La Historiografía es,
en definitiva, necesaria para el historiador, y sin ella no puede
hacer historia.
La Historiografía en
cuanto a lo que es, plantea también algún peligro, como puede ser:
- En la Historiografía vamos a encontrar conceptos, construcciones teóricas, etc que han dejado de ser útiles y que ya no tienen validez. El historiador debe saber qué tiene que dejar al margen porque ya no tiene utilidad, y esto es muy difícil. No se puede caer en anacronismos.
La historiografía en
definitiva puede convertirse en un bosque, no dejando ver los árboles
el bosque.
Ventajas de acudir a la
Historiografía:
- Evitar incurrir en errores interpretativos ya subsanaos.
- Nos permite aprovechar los aciertos y avances.
- Mejorar los datos de nuestra investigación aislada.
- Hace que tengamos nuevos enfoques en lo que no habíamos caído.
- Permite ahorrar tiempo y esfuerzo.
- Es un instrumento que permite introducirnos en las épocas a las que pertenecen los historiadores.
Inconvenientes
de acudir a la Historiografía:
- A través de ella se pueden usar instrumentos de análisis que pueden condicionar la perspectiva histórica a errores o que no nos permitan avanzar en el tema. Puede conducirnos al error de usar anacronismos.
- También pude que la historiografía nos abrume por sus grandes cantidades de explicación, y que no sepamos jerarquizarla bien. El peligro es que no podemos ver bien el tema estudiado. Así, la historiografía puede ser un tema pantanoso.
BIBLIOGRAFÍA
ESPECÍFICA:
- CARR, ¿Qué es la historia?
- BLOCH, Apología para la historia
- GADDIS, El paisaje de la historia. Como los historiadores representamos el pasado, (2004).
- MARROU, el conocimiento histórico (es más profundo y filosófico)
FIN DEL TEMA
TEMA 2. LOS
PLANTEAMIENTOS DE LA HISTORIA GRECO-LATINA
Vamos a entrar en
materia propiamente dicha.
- Los orígenes del relato histórico
En estos orígenes solo
cabe hacer una conjetura: en época de sociedades ágrafas, es decir,
que no conocían la escritura, no podemos estar seguros de su
conciencia histórica. Pero podemos intuirlo; quizá se plantearon
cuestiones referentes al pasado.
Podemos suponer que en
cualquier sociedad humana medianamente organizada tuvo que haber
cualquier forma de conocimiento y conciencia del pasado que se
manifestara de forma oral, ritual, tradicional, etc.
La lógica nos dice que
la conciencia del pasado es inevitable en cualquier sociedad
medianamente organizada, porque en el pasado podían encontrar
respuestas a los dos interrogantes de todo individuo: ¿quiénes
somos y de dónde venimos?
Necesidad de explicar
los orígenes porque es una forma de legitimar la principal
existencia y necesidad de establecer una vinculación de esos
orígenes con el presente.
En muchas de estas
sociedades es posible que cuando tuvieran que explicar de dónde
proceden los conocimientos, las tradiciones, la cultura material, etc
seguramente tuvieron que poner la mirada en el pasado. ¿De dónde
proceden las enseñanzas que conocemos? En todo tipo de sociedad, de
forma implícita a la existencia de esa sociedad, hubo una conciencia
histórica de sí misma.
Los historiadores
tenemos que basarnos en las sociedades que han dejado escritura.
En un principio las
formas de representación del pasado podríamos decir que fue un
pasado mítico. En principio fue el
mito, las mitologías.
Las mitologías como una forma de representación del pasado que
satisface esas necesidades. Pero la mitología no podemos
identificarla plenamente con la conciencia histórica. Es el
precedente. Entre el mito y la Historia hay un proceso de desarrollo
gradual, no hay un corte radical entre una y otra. Al historiador le
interesa el mito porque es lo que hay antes de la conciencia
histórica y lo que enlaza con ésta.
Historia: Discurso del
pasado más o menos racional que da cuenta de hechos verdaderos.
¿Qué es el mito?
Un relato tradicional que refiere la actuación memorable y ejemplar
de unos personajes extraordinarios en un tiempo prestigioso y lejano.
El mito es un relato;
un relato es un discurso que da cuenta de cosas. Es una relación
tradicional. Ese relato procede de la tradición, es más, no
preocupa en las sociedades dónde funciona el mito, quién es el
autor. Ese relato refiere, narra actuaciones, hechos memorables (no
todos los hechos, los memorables, es decir que los que por su
importancia forman parte de la memoria, tienen significación), y
ejemplares (deben servir de ejemplos, por eso son memorables).
¿Quiénes llevan a cabo esas actuaciones? Esas actuaciones las
llevan a cabo unos personajes extraordinarios, que no tienen por qué
ser necesariamente personas humanas, sino también dioses,
semidioses, etc ¿Cuándo ocurrieron esas narraciones? En un tiempo
prestigioso y lejano, en un tiempo remoto. Es una escala de tiempo
distinta, no es mensurable; no importa en el mito cuando ocurren las
cosas.
La Historia no se ocupa
de estas cosas. Hubo un momento en que las relaciones del pasado no
se conformaban solo con esto, sino que empezaron relatar hechos sobre
reyes, héroes, etc. Cuando la Historia introduce estos conceptos, a
personas con nombres y apellidos en épocas concretas ya no hablamos
de mitos. Este cambio se produce de forma gradual.
La función del mito
sin embargo es muy parecida a la de la Historia. Porque la Historia
en sus orígenes tenía unas funciones casi iguales que las del mito.
La diferencia es que el discurso histórico era más racional, aunque
en él aún perdurasen elementos residuales míticos.
¿Qué funciones tenía
el mito?
- A través del mito se trata de hacer el pasado y el presente inteligible.
- Se trata de dar un sentido al presente. Eso se consigue seleccionando hechos significativos del pasado. El mito se centra en aquellos aspectos que tienen una significación, que tienen un carácter de permanencia.
- En el pasado, y por tanto en el mito, encontramos un maestro de todas las cosas. El mito como maestro de la vida.
- En el mito encontramos información sobre el presente, sobre las creencias, sobre las formas de organización social, etc.
- Los hechos que narra el mito están fuera de un tiempo mensurable, por eso al mito no se le puede exigir que lo que en él se narre sea verdadero. No importa, porque no se puede comprobar que lo que expone el mito sea verdad. Al mito lo que sí se le exige es que sea útil. Tiene una función social legitimadora (de una dinastía, de un sistema de creencias, etc).
- El mito se transmite por tradición, y esta tradición es una tradición oral. La tradición oral tiene una serie de problemas:
- No podemos estar seguros de que el mito en origen fuera así. Esto cambiará cuando aparezca la escritura. La aparición de la escritura es fundamental, porque a través de la escritura podían superar esas sociedades la fragilidad de la memoria, la memoria podía fallar. Una vez que aparece la escritura esa fragilidad se supera. A través de la escritura se puede fijar el mito, lo que supone establecer la versión autorizada del mito, porque en la tradición oral el mito se iba recreando (cada generación podía tergiversar la información transmitida). El mito podía tener distintas versiones (podían haber versiones ortodoxas o heterodoxas), con su fijación se establecía la versión autorizada. En definitiva la aparición de la escritura en cuanto al mito supone una revolución. La aparición de la escritura hace posible que el mito quede sometido a examen. También pudieron pasar a la escritura varias versiones del mismo mito.
- De la tradición oral al registro escrito
¿Dónde podemos
encontrar los primeros escritos que manifiestan una conciencia
histórica? Habría que ir a las culturas orientales.
El Antiguo Egipto
Allí podemos
encontrar, en la IV dinastía ca el 2250 a.C, una inscripción que se
conserva en la llamada Estela
de Palermo, considerada
la primera manifestación de documentos escritos de la existencia de
conciencia histórica. Es un texto escrito donde se recoge la lista
de reyes antiguos en Egipto y se anotan sucesos importantes de cada
reinado, y además están ordenados cronológicamente. Esto denota
una preocupación por el pasado y se deja constancia. Con esto se
perseguía, entre otras cosas, dejar constancia de la gran antigüedad
de la dinastía reinante, las hazañas llevadas a cabo por estos
reyes legitimando el poder, tenía también una finalidad
administrativa.
Las tumbas y los
templos egipcios también contienen inscripciones, en las que se
anotan hechos del pasado. Esas inscripciones reflejaban campañas
militares, victorias, etc y a veces también hechos de carácter
“económicos” como las inundaciones del Nilo (conocer los ciclos
de las inundaciones era útil para la agricultura).
Mesopotamia
Se sucedieron culturas
importantes (sumerios, acadios, babilonios, etc). Allí encontramos
textos, inscripciones, como por ejemplo puede ser una de las más
significativas: Las
crónicas de Babilonia
(s. VIII a.C) que tenían la función de legitimar la monarquía
teocrática babilónica y sobre todo para que permanecieran en la
memoria las batallas, las victorias, etc.
Hay que decir que tanto
las inscripciones egipcias como las mesopotámicas contienen ya un
elevado carácter histórico como contraposición al carácter
mitológico. Sus inscripciones en la mayoría de los casos contienen
hechos históricos (los protagonistas son los reyes y las batallas
que hubo). Serían por tanto los primeros textos producidos por la
historiografía en la historia de la humanidad.
¿Por qué hablamos ya
de historiografía? Porque no son restos arqueológicos sin más, hay
una voluntad muy clara de dejar constancia a través de estos
relatos.
Israel
También aquí hay
pruebas de la existencia de una conciencia histórica desde tiempos
remotos. La mejor prueba de ello es el Antiguo Testamento. El Antiguo
Testamento es un libro religioso fundamentalmente, pero también
puede considerarse un libro histórico, en el contexto de la época
de transición entre el mito y la Historia.
Hay elementos míticos,
mitológicos e históricos. A nosotros nos interesan los elementos
históricos como una conciencia del pasado y más bien como la
expresión de una Historia del pasado. Para Israel, la Historia tiene
un sentido. La preocupación de preservar y transmitir la conciencia
histórica aparece como necesaria. Todo judío debe conocer su
historia y transmitirla.
El pueblo judío recoge
una colección de mitos e historias, comunes y diferentes a otras
culturas. Por un lado hay una concepción de la Historia lineal,
frente a otras concepciones de carácter cíclico (como en Egipto),
según la cual la Historia tiene un principio y un final; el
principio es la creación del mundo (génesis) y el final es la
venida del mesías. El sentido de la Historia está en los designios
de la divinidad, y ésta es única (es la primera religión
monoteísta de la Historia), de modo que el pueblo judío tiene el
cometido de llevar a cabo los designios de Dios como pueblo elegido.
De modo que la Historia es la realización de los designios divinos,
ejecutados por los gobernantes de su pueblo. El hombre es un mero
ejecutor, y el historiador más que tratar de explicar mediante
razones humanas, lo que hace es interpretar esos designios que se
comunican a los hombres a través de la revelación.
Esta concepción del
Antiguo Testamento pasará luego al cristianismo medieval.
Predominante en Occidente desde le s. III-IV hasta la edad Moderna.
A pesar de esta intensa
conciencia histórica del Antiguo Testamento, tampoco la cultura
judía produjo mucho más acerca del conocimiento del pasado.
En realidad, la
Historia hace su aparición en Grecia.
- Los historiadores griegos: Heródoto, Tucídides, Polibio
Aparece en Grecia un
discurso histórico propiamente dicho por primera vez. Resultado
gradual, paulatino a partir de unos primeros relatos míticos. De
modo que en el origen, en Grecia, estuvo el mito como forma de
explicación del pasado.
Tenemos por ejemplo la
Teogonía
de Hesíodo.
La Teogonía se compone ca el s.VII a.C. Es una especie de tratado de
la Historia de la mitología griega. Viene a ser, salvando las
distancias, el equivalente al Antiguo Testamento para los judíos. La
Teogonía de Hesíodo explica el origen de los dioses, etc, pero
también explica el mundo terrenal.
Casi en este mismo
estadio podríamos hablar de los poemas
homéricos (siglo VIII
a.C): la
Ilíada y la Odisea.
Obras que vienen a contar una tradición que pasó de generación en
generación, y que narran las historias de dioses, semidioses,
héroes, etc.
Estas dos obras hablan
igualmente de una serie de mitos, pero contienen componentes
históricos propiamente dichos. Todavía no estamos en el terreno de
la Historia. Estamos en el terreno de tradiciones que se recogen de
forma colectiva y se ponen por escrito.
El siguiente escalón:
Los Logógrafos
No son un colectivo.
Son un conjunto de escritores que desde fin del s VII y principios
del VI a.C escribieron sobre el pasado entremezclando elementos
míticos y explicaciones terrenales y racionales, donde lo terrenal y
humano predomina sobre lo mitológico.
Los logógrafos
conocidos son cerca de una treintena. Aunque no formaban ninguna
escuela; escribían más o menos de forma aislada. En realidad los
logógrafos a veces trabajaban para las grandes familias teocráticas
o bien iban por su cuenta, pero se centraban bastante en relatos de
carácter genealógico, y en un anticipo de las crónicas locales.
Esos relatos resaltaban los aspectos y actos más sobresalientes de
esas familias o para exaltar la grandeza de esas ciudades.
El más conocido de
estos logógrafos fue:
- Hecateo de Mileto (siglo VI a.C). Incorpora elementos ya de carácter geográfico.
La Historia propiamente
dicha, un nuevo eslabón, que marcaría el tránsito del mito a la
historia, habría que situarlo en la obra de Heródoto.
- Herodoto (siglo V a.C) Considerado el padre de la Historia, por Cicerón.
¿Qué ingredientes
confluían en el mundo griego en esta época? ¿Por qué la Historia
como tal, cómo algo que empieza a diferenciarse del mito casi, por
qué en Grecia?
En el siglo V a.C en
Grecia, es la época de la polis como marco político ideal. Esto
explicaría quizá el surgimiento de la Historia (legitimización
histórica de formaciones de carácter estatal). Las historias de
Grecia sobrepasan el marco de la polis. A partir ya del siglo V a.C
uno de los rasgos de la historiografía griega es el creciente
interés por el otro, por el extranjero, los bárbaros.
Ese interés por
descubrir al otro y aprender del otro, probablemente motivó a la
práctica de la Historia.
En esta época se
estaba produciendo en Grecia transformaciones importantes de carácter
político y económico, que tienen que ver con el surgimiento de
grupos sociales asociados al comercio.
Lo fundamental es el
racionalismo griego que se aplicó a todas las formas de pensamiento
en general.
Heródoto
(484-425 a.C)
Escribió los Nueve
libros de la Historia entre
el 485-425 a.C. Estos 9 libros de Historia tratan fundamentalmente
sobre las Guerras Médicas (griegos frente a persas). También aborda
otras cuestiones. Él intenta explicar otras guerras. Explicarlas
acudiendo a la racionalidad, acudiendo a la causalidad, es decir,
tratando de buscar las causas, no solamente centrándose en la
voluntad de los dioses (papel secundario), sino también en las
motivaciones humanas.
El capricho de los
dioses, un cierto determinismo tampoco está ausente, por eso la obra
de Heródoto no es 100% Historia.
Heródoto es consciente
también de la separación del tiempo mítico y del tiempo histórico,
es decir, hay un tiempo mítico que es el tiempo de los dioses, pero
el que a él le preocupa es el tiempo histórico. Cuando él data
algo, lo hace con el tiempo histórico. También es consciente de la
imposibilidad de fechar las cosas que ocurren antes de ese tiempo
histórico, hasta el punto que él considera que la verdadera
historia debe centrarse en acontecimientos próximos (característica
de la historiografía griega), en la historia reciente. Heródoto era
consciente de las fuente de información de las que dispone del
pasado, y es consciente que las fuentes de información de la
historia mítica están en la tradición oral, y por tanto no es cien
por cien fiable, aunque esto no quiere decir que la rechace.
Para Heródoto es
importante el principio de
causalidad. El historiador no
se tiene que limitar a coleccionar datos del pasado, sino que tiene
que explicarlos. A él le interesa el cómo y el por qué y no solo
el qué.
Su obra en general está
repleta de anécdotas. También contiene una gran importancia para él
como principio de causalidad el azar,
lo accidental (y algunas cosas las explica basándose en esto).
También tienen para él importancia las pasiones
humanas, siendo estas
pasiones humanas las que llevaron a cabo ciertas acciones y las que
explican ciertos hechos. Él da mucha importancia también a las
costumbres de los pueblos, incluyendo en ellas las formas de
organización (política). A Heródoto también le interesa el
bárbaro (los persas); tiene interés por conocer, describir y
contrastar las otras culturas ajenas.
Su obra tiene
pretensiones de construir un discurso nacional, donde la divinidad
tiene poca importancia. Es una obra con pretensiones de
universalidad. Es una obra que además para él también tiene una
utilidad (para que no se olviden las cosas que son memorables y que
son necesarias recordar; para que el tiempo no borre el recuerdo de
las hazañas humanas). Hay incluso un intento de imparcialidad.
Finalmente, también en
Heródoto se encuentran reflexiones sobre las fuentes de información
del historiador. Según él, el historiador debe fiarse más o menos
de las fuentes de información. Él prefiere siempre como fuente de
información los testigos presenciales, o si no existe ese testigo
directo, testigos directos de esos testigos directos. No acepta
cualquier procedencia de la información, sino que trata de
jerarquizar esas fuentes de información y discernirlas.
Tucídides
(ca 465-395 a.C)
De una generación
posterior a Heródoto, dio el siguiente paso. Tucídides para algunos
investigadores sí que fue realmente el padre de la Historia.
Tucídides escribió
como obra más destacada Las
Guerras del Peloponeso
(guerras que enfrentaron a Esparta y Atenas 431-420 a.C). A parte de
la guerra como leitmotiv, hace también otras consideraciones, ya que
él se consideraba un
historiador, marcando una
diferencia respecto a sus antecedentes que narraron sobre el pasado.
Tucídides tiene conciencia que él está en un nivel distinto al de
los logógrafos. Efectivamente en Tucídides no es que estén
ausentes los dioses, pero si en Heródoto estaban en una posición
secundaria, en Tucídides casi ni se les ve (de forma anecdótica).
¿Cuáles son las cosas
importantes en Tucídides?
- Deseo consciente de tratar de buscar esos principios de causalidad en las explicaciones del pasado, transcendiendo la media apariencia, de lo que en principio podrían sugerir la transmisión del pasado.
- Establece una diferenciación a la hora de investigar las causas del pasado, ya que esas son las funciones del historiador. Establece dos niveles a la hora de buscar las explicaciones del pasado:
- Un primer nivel son las causas superficiales o agravios, que son aquellas que se invocan a primera vista en la inmediatez de una explicación. Como muchos agravios los reciben personas o colectivos, serían causas inmediatas a los conflictos, aunque los agravios se hubieran realizado mucho antes. Éstas son las que, según él, se aluden al intentar explicar un hecho, diciendo que esto es lo que hacen los logógrafos y Heródoto.
- El historiador tiene que pasar al segundo nivel, que es lo que denomina las causas profundas. Las causas profundas son las que realmente el historiador debe indagar y explicar esos acontecimientos. ¿Y qué son las causas profundas? Son y se llegan a su entendimiento mediante una operación intelectual que trata de ver lo que nos dicen las apariencias. Deben buscarse en la naturaleza de las sociedades (constitución propia de las sociedades, forma política, etc). Es una causa profunda en el sentido de que no se aprecia a primera vista, hay que deducirla. Por lo tanto estas causas profundas no se registran en ningún sitio, el historiador lo tiene que deducir y explicar.
En Tucídides se pueden
ver más cosas:
- Hay un gran interés por la fiabilidad de las fuentes. No se conforma con cualquier información, quiere que se contraste, lo que le lleva a comprobar los testimonios con criterios de veracidad y fiabilidad. Establece una jerarquía de las fuentes:
- Fuentes de primera mano.
- Testigos presenciales de testigos presenciales.
- Y así sucesivamente
- Si no hay testigos presenciales, hay que acudir a las fuentes escritas.
- Por tanto la Historia inmediata es la más fiable.
- La Historia remota le parece muy sospechosa, así que muchas veces trata de ignorarla.
- Acude también al método analógico como una alternativa. El método analógico es suponer que sociedades del pasado sobre las que no hay referencias podían ser similares a sociedades del presente que están en un estadio más atrasado.
- Finalmente también en la obra de Tucídides hay valoraciones personales sobre conceptos de tipo moral, político, reflexiones sobre la paz, la guerra.
- Utiliza también otro recurso (seguramente fue de los primeros en hacerlo), que consiste en hacer hablar a sus personajes históricos, poniendo en su boca discursos históricos que probablemente nunca llegaran a pronunciar, pero no para engañar al lector, sino para que los lectores a través de esos sermones se hicieran una idea de cómo eran esos personajes. Así podíamos deducir cómo era ese personaje y entender por qué hizo lo que hizo.
<< Texto
de Tucídides
Empieza diciendo
después de relatar la situación de Grecia, que es difícil conceder
crédito a los documentos en su conjunto.
Crítica a los
logógrafos (porque no se puede comprobar lo que estos dicen en sus
historias).
En definitiva son
extractos del autor, que ponen de relieve su planteamiento acerca de
la Historia…>>
Después de Tucídides
continuó cultivándose la Historia con gran profusión (durante el
helenismo). Pero empezaron muy pronto a cambiar la forma de contar el
pasado, pero de un modo perjudicial para la Historia.
La Historia empezó a
ser algo distinto a partir de los siglos IV y III a.C, no porque
dejara de cultivarse, sino porque desde el punto de vista
metodológico y conceptual la Historia no avanzó. Sí que avanzó en
cambio la información sobre el pasado. Pero desde nuestro punto de
vista no avanzó en cuanto a las tendencias historiográficas.
El motivo de ese
declive de la Historia se ha explicado mediante interpretaciones
políticas, diciendo que entra en crisis la polis y su ideal
político, lo que podría arrastrar a la pérdida de la conciencia
del pasado.
Con Tucídides la
Historia estaba en condiciones de avanzar como ciencia, pero cuando
se llegó a la época de Aristóteles y Platón, la Historia pasó a
considerarse de forma secundaria.
Frente a la Historia,
otras disciplinas sociales, como la Retórica, Ética, Filosofía,
etc, fueron aupadas como disciplinas importantes.
La Ética y la Política
en el mundo antiguo y posteriormente en la cultura cristiana iban de
la mano. Y se consideraban que estas disciplinas del conocimiento
estaban por encima de la Historia, y la Historia tenía que estar
supeditada a éstas.
La Retórica también
tenía su importancia. La Retórica buscaba instruir, enseñar,
además de una forma agradable, teniendo utilidad pragmática
(convencer y hacer propaganda).
Y la Historia
proporcionaba información a todas estas disciplinas materiales de
conocimiento, que no eran más que ejemplos, y que no consistían en
conocer el pasado.
La Filosofía y la
Metafísica se ocupaban de las esencias, y no de la contingencia como
hacía la Historia. La Historia aportaba contingencia, accidentes,
pero no valores universales.
Para esta época, a los
autores, la Historia, de poco les servía, tenía poco que ofrecer,
ya que su discurso se agotaba en sí mismo.
Llegó un momento en
que los historiadores y por lo tanto la Historia, incurrió en una
triple tentación:
- La tentación retórica. La Historia se convirtió en una especie de cultura general que debía conocer cualquier buen orador. De modo que muchos historiadores al mismo tiempo eran también retóricos, o mejor dicho al revés. Esto significaba que tenían que sacrificar muchas veces la exactitud y el criterio de veracidad debido al objetivo que se quería conseguir. La Historia pierde esa consideración de disciplina que trata de buscar la verdad de cómo ocurrieron las cosas. Esta tentación retórica afectó a la práctica historiográfica.
- La tentación política. Los historiadores acuden al pasado como políticos para legitimar, para buscar argumentos de su posicionamiento. Por tanto hay que sacrificar la veracidad del pasado para llegar a los objetivos que se buscaban.
- La tentación ética. Construir la Historia con el objetivo de buscar en ella lecciones de moralidad. Los historiadores cuando hacían Historia su discurso era moralista.
Aristóteles y Platón
tampoco contribuyeron a sacar de esta posición marginal a la
Historia. Ellos escribieron sobre el Estado, y tuvieron que acudir al
pasado para hacer sus comparaciones. Pero a ellos les interesaba la
Historia como un conjunto de coincidencias y ejemplos de otras formas
de organización política. Pero les interesó la Historia de forma
implícita, para hacer uso de ella para sus ejemplos.
Platón (428-347
a.C)
De Platón decimos que
no concede gran importancia a la Historia como fuente de
conocimiento, lo que no quiere decir que no acuda a ella, pero lo
hace para insertarla en la filosofía política. Hay actuaciones de
personajes que se insertan en ese marco de la filosofía política.
Cuando acude a la Historia lo hace con muy poco rigor crítico, no
trata de ver si es cierto o no, sino que toma hechos del pasado sin
más. Esto hizo que calara una nueva forma de ver la Historia, como
una ciencia de segundo orden.
Aristóteles
(384-322 a.C)
Por su parte,
Aristóteles, y algunos de sus discípulos, apenas contribuyen a
reparar lo realizado por Platón. Teorizó considerando a la Historia
como “un arte menor”, puesto que la Historia se ocupa de lo
particular, sin llegar a establecer formulaciones generales, sin
establecer verdades acerca de la esencia humana, diciendo que esto sí
lo puede hacer la poesía. Al estudiar las relaciones que rigen la
filosofía humana, tiene que acudir a la Historia, pero lo hace de
forma parecida a Platón, pero trata rebuscar información sobre los
regímenes políticos de pasado, sin entrar a valor el contexto en
que se desarrollan, buscando materiales para su filosofía política.
Su única concesión
importante es la consideración de las distintas formas de gobierno y
las distintas etapas d la evolución humana, estableciendo una
relación en la que el cambio tiene algún protagonismo. Aristóteles
no cree que la Historia tenga mucho que decir.
La Historia en
definitiva se convirtió en una disciplina auxiliar. En el periodo
helenístico hubo muchos historiadores, pero no dejó de ser una
ciencia auxiliar.
Llegamos al periodo de
transición entre Grecia y Roma.
Roma se ha considerado
el inicio de grandes aportaciones a la Historia. Si tuviéramos que
citar las dos grandes aportaciones de Roma a la Historia, sería el
Derecho y la Historia. Roma representa por tanto, una recuperación
de esta disciplina. Pero desde el punto de la metodología,
probablemente los romanos no llegaron al grado de originalidad que se
llegó en Grecia. En general, un Tucídides es difícil encontrar en
Roma.
Pero hay un elemento de
transición entre ambas: Polibio.
Polibio (220-118
a.C)
Es el puente porque
Polibio que vive en el s. II a.C. Había nacido en Arcadia,
recibiendo una cultura griega, pero Roma se hizo con el control de
esa zona, por lo tanto desde el punto de vista político, Polibio
acaba siendo romano.
A Polibio se le
permitió llevar una vida de intelectual. Escribió las
Historias en 40 libros, de
los cuales solo se conservan los 5 primeros.
¿Qué interesa de
Polibio? La obra de Polibio es que se trata de una obra
sistemática, con un
leitmotiv muy claro: es una obra diseñada con arreglo a un plan
metódico. Es una obra cuyo contenido en general, el propio autor nos
ofrece una especie de guión, una especie de índice general.
Entonces sabemos bastante más de la obra de lo en teoría nos
proporcionan esos 5 libros.
Su planteamiento y
conceptos son distintos de los anteriores, creyendo que la función
del historiador tiene una utilidad y la historia puede ser un
conocimiento útil. Su obra tiene un método y un objetivo o
argumento: trata de explicar el porqué del éxito romano, que domina
todo el Mediterráneo. Al hacerlo diseña un plan, ofreciendo una
especie de guión. Trata de ser un especialista de la “Historia
Universal de Roma”.
Ese argumento es
explicar las causas por las cuales Roma estaba haciendo ese Imperio
tan grande, no solamente narrando cosas del pasado, sino explicando
las causas, cómo Roma ha llegado a conquistar ese imperio y no otras
culturas. Es una especie de Historia universal. Allí están todos
los pueblos que se relacionan con Roma y los que la antecedieron; y
todo ello explicándolo de forma encadenada: por qué ocurren las
cosas.
Es una Historia en gran
medida política y militar. La guerra y la política como pretexto.
Es una Historia que también contiene muchos elementos de carácter
geográfico, etnográfico, con un criterio integrador además; al
autor le interesa esa integración para que no se pierda la visión
de universalidad.
Al final, la
explicación que ofrece a ese argumento, es decir, porqué Roma
conquistó ese imperio, es:
- Por la superioridad en el plano militar.
- Las estrategias de los generales romanos.
- Por la tecnología militar.
- Pero también por la superioridad de sus formas de organización política.
En la explicación de
Polibio tampoco está ausente del todo algunas referencias, pero muy
indirectas a elementos que puedan recordar (aunque sea vagamente) la
influencia de los dioses. Pero ya en Roma hay un alejamiento de la
mitología.
Hay una concepción
cíclica del acontecer. Sí
subyace de algún modo esta cuestión. Polibio hace una Historia
universal, y él se ha dado cuenta de que hay cosas que se repiten en
la Historia.
Polibio viajó
bastante, porque a él le interesaba conocer de primera mano sobre lo
que escribía.
También habría que
decir de su obra, que es frecuente (ya en Grecia había aparecido)
que el autor se haga presente repetidamente a lo largo de las
explicaciones expresando sus puntos de vista, reflexionando en voz
alta, e incluso muchas veces expresando cuestiones sobre el oficio
del historiador.
♫ Pero la mejor forma
de ver cómo entendía Polibio la Historia es leer el prefacio del
Primer libro de las Historias.
El papel de la fortuna
al que alude Polibio no es el mismo que el de la providencia
cristiana que alude el cristianismo.
La historia particular
explica muy pocas cosas. ♫
Con Polibio la Historia
alcanza altas cotas. Él se propone escribir una Historia conjunta, y
deja atrás esa Historia local anterior para ocuparse de un
“universo” (aquí tienen cabida todas las regiones del
Mediterráneo).
Ironizó bastante sobre aquellos
historiadores que contaban historias sin salir de su despacho, como
fueron sus menciones sobre Timeo.Anticipó la historiografía romana, reflexionando sobre sí mismo, su papel, y la función del historiador para justificar la utilidad de su trabajo.
Polibio, por tanto,
marca la transición entre Grecia y Roma.
Plutarco
(50-120 d.C)
El
siguiente autor al que vamos a hacer referencia es Plutarco. Es
griego y escribe en griego, pues la cultura griega sigue existiendo,
incluso se piensa que en este momento se produjo un renacimiento. Fue
muy conocido en la época, pero también en el Renacimiento.
Escribe
las Vidas Paralelas,
conjunto
de biografías, realizando paralelismos entre un personaje griego y
uno romano, llegando a realizar 42 biografías. Su contribución a la
historiografía es contribuir al género de la biografía, dándole
un contenido distinto donde destaca la realización de un estudio
psicológico, de las costumbres,…
Después
hubo otros muchos historiadores, como Posidonio, Dionisio,…
- Balance de la historiografía griega
Por las características
de la historiografía griega, ésta fue rehabilitada tras la
conquista de América.
- Elementos distintivos de la historia en Roma
La historiografía en
Roma se va a desarrollar principalmente en latín, pero
sorprendentemente de forma muy tardía.
El historiador romano
como propiamente historiador que podríamos considerar el primero es
Catón el Viejo,
con su obra Orígenes
(siglo III a.C). Pero aún en esta obra se utiliza mano del recurso
de los mitos.
En Roma existían por
ejemplo los Anales.
Esos anales se sabe que empezaron a redactarse en el siglo V a.C por
los pontífices máximos. Los anales no eran Historia, sino fuentes
para la Historia. Los historiadores podrían haber aprovechado ese
material. Lo que ocurrió fue que los galos saquearon Roma en el 390
a.C y ese material desapareció. Pero después del saqueo de Roma, se
retomó la escritura de los anales.
En Roma no hay que
perder de vista que había desde tiempos muy antiguos la costumbre de
las oraciones fúnebres
o elogios.
Estas oraciones eran material retórico fundamentalmente, era una
creación literaria, que se encargaban especialistas de hacerlas.
Allí se hacían una especie de memoria muy retórica (por lo tanto
se sacrifica la verdad para ensalzar la figura), pero habían otras
ciertas. El objetivo de los elogios por tanto, era la exaltación de
la genealogía familiar.
Esto podía ser por
tanto material histórico potencialmente aprovechado por los
historiadores. Esto pudo haber facilitado la concepción de la
conciencia histórica.
Por el contrario, la
desventaja fue que la Historia se centrara en hechos particulares.
Hasta que Roma no se
convirtió en un imperio, no apareció la conciencia histórica.
Cuando empezó a construirse el imperio, apareció la necesidad de
legitimar su poder. Pero no antes.
Se ha dicho también
que el carácter romano (pragmatismo) era diferente al del griego.
La conciencia histórica
de Roma es tardía en términos relativos. Cuando Roma ya ha creado
una especie de conciencia romana universal, cuando la romanidad ya se
ha extendido.
Características
generales de la historiografía romana (antes de empezar a hablar de
los autores romanos):
- Vertiente política y militar muy acusada (más que en Grecia). Política e historia en Roma van estrechamente unidas, hasta el punto de que la mayor parte de los grandes historiadores romanos destacaron como políticos. Esa relación entre historia y política se manifiesta también en el hecho que lo que tratan de explicar los romanos son los acontecimientos políticos y militares (las batallas, las conquistas, etc).
- Esto hace que la historiografía romana, aunque pretenda lo contrario, peque de parcial mucho más que la historiografía griega. Decimos que pretendía lo contrario porque los historiadores romanos eran muy dados a iniciar sus historias con una presentación del autor donde daban sus credenciales, como una especie de sello de garantía, de imparcialidad y objetividad. Cuando uno luego lee las historias romanas se da cuenta de lo contrario.
- Gran parte de la historiografía romana tiene el objetivo de legitimar las actuaciones políticas propias y particulares (del partido, de la facción). Tienen que justificarse al fin y al cabo por qué actuaron así.
- Otro elemento importante es el elemento moralizador. De modo que para los romanos la Historia debe ser una lección de moralidad.
- Muy común también a los historiadores romanos, ya que la Historia aparece en Roma de manera tardía, es que se entrevé una moralidad amarga, pesimista. Hay una especie de añoranza de los escritores romanos por las etapas pasadas y antiguas. Añoranza antigua por la pérdida de las buenas costumbres y por el proceso de degradación que vivían. De modo que la Historia es una maestra de la vida, y como maestra nos dice que cualquier tiempo pasado fue mejor. Esta cierta añoranza de los tiempos pasados. Por tanto hay un discurso sobre las decadencias de las costumbres que es paralelo a la narración de las grandezas romanas.
- El resultado de la historiografía de Roma es el resultado de la Historia sobre la grandeza de Roma. Retoman el argumento de Polibio, pero sin llegar a hacer una historia universal.
- También podríamos decir que la historia tiene una finalidad vinculada al mundo de la retórica. Los romanos también destacaron en el mundo de la retórica. Los romanos consideran que la Historia debe servir como arma de persuasión, tiene que convencer (para eso sirve la retórica). La Historia en Roma era contemplada como un arte, algo cercano a la retorica, como una plataforma de intervención política.
- Historiadores romanas: Julio César, Salustio, Tito Livio
Hubo mucho más
historiadores en Roma que en Grecia.
Cicerón (106-43
a.C)
No se puede decir que
fuera historiador.
Su obra en general no
nos importa. Pero sí hizo consideraciones sobre la Historia a
propósito de la retórica. Se refirió a la Historia como un
instrumento imprescindible para el orador y el estadista. Él creía
que los historiadores se tenían que sujetar a los criterios de
veracidad, no en cambio los retóricos. Los historiadores tenían que
abstenerse de enunciar sobre aquello que fuera falso. El historiador
debía decir la verdad con imparcialidad, es decir, que tenía que
mostrar el equilibrio de las partes (él era consciente de que el
orador no tenía por qué).
También acuñó las
frases de:
- Polibio es el padre de la Historia
- La Historia es la maestra de la vida.
Julio César
(100-44 a.C)
Contemporáneo de
Cicerón.
Es el ejemplo de varias
cosas: es el ejemplo paradigmático de la relación entre político e
historiador. Sus obras más destacadas fueron:
- Comentarios a las guerras de las Galias
- La guerra Civil
Su obra está escrita
en tercera persona, por eso algunos dicen que no fue escrita por él.
Es una obra que a pesar de todo es relativamente imparcial en el
tratamiento de los temas.
La Guerra
de las Galias: gran parte de
su obra son cartas, con muchos elementos descriptivos. Tiene un
interés histórico, pero también etnográfico y geográfico. Tienen
un objetivo político claro: justificar su intervención.
La segunda obra habla
de esas luchas que hicieron caer la República, en las que él
participa, por lo que no puede ser imparcial.
De Julio César
interesa también el estilo con el que escribe la obra: un estilo
conciso, con pocas concesiones a la retórica artificiosa; Julio
César va al grano.
Julio César escribía
para justificar sus actuaciones con imparcialidad (toda la que
podía). En el fondo su obra, ¿por qué se dedicó a escribir
historia? Para legitimar sus actuaciones políticas. Él quería
exponer de forma objetiva por qué su vida política fue como fue.
Tito
Livio (59 a.C-17 d.C)
Otro de los grandes
historiadores romanos es Tito Livio, que fue muy conocido en su época
y tuvo una gran influencia, y cuya obra aportó mucho material.
Sólo se conserva una
parte de su obra más destacada: Ab
urbe Condita, historia
general de Roma desde la fundación de la ciudad hasta su época, de
la cual. Se remonta a los orígenes pasando muy rápido, pero no
elude temas mitológicos acerca de la fundación de la ciudad, por lo
que no está exenta de consideraciones acerca de épocas mitológicas.
El propósito de Tito Livio es legitimar el fin de la República y el
establecimiento del nuevo sistema político, el sistema imperial. Por
ello es una obra de propaganda sobre la grandeza del Imperio Romano.
Tito Livio sería el prototipo perfecto del historiador nacional,
sirviendo de inspiración para otros historiadores nacionalistas
posteriores, tanto romanos como no romanos. No es su historiografía
excesivamente crítica, pero sí contiene una gran cantidad de
información y una gran sistematización. La obra estaba integrada
por 142 libros de los cuales sólo se conservan 35. Es un historiador
que lee mucho, aunque viajó poco, por lo que tuvo poca experiencia
en relación con los pueblos que cita en su obra. También se
caracteriza su obra por introducir sermones, discursos en boca de sus
personajes, recurso bastante utilizado que interrumpe bastante el
relato. Finalmente decir que en su obra se muestra como defensor de
las costumbres antiguas, de las actitudes morales del pueblo romano,
costumbres y actitudes que Tito Livio ya empezaba a echar en falta en
su época.
Salustio (87-34
a.C)
Salustio se centra en
aspectos más concretos, por lo que de él nos interesan varias
obras.
Escribió La
conjuración de
Catilina, historia
contemporánea del momento (63 a.C.), y una segunda obra es La
Guerra de Yugurta, historia
de la guerra de Roma que libra contra el rey africano de Numidia,
Yugurta, a finales del siglo II a.C. También escribió una Historia
de Roma, mucho más reducida
que la de Tito Livio, pues contaba sólo con 5 libros, aunque era más
contemporánea (78 - 67 a.C).
La obra de Salustio, en
general, representa un lamento ante la degradación de los ideales,
de las costumbres, de la moralidad del pueblo de Roma, expresando en
varias ocasiones la desaprobación de la inmoralidad, de la debilidad
del estado romano, introduciendo además muchas reflexiones morales,
juicios de valor donde quedan reflejados los vicios de la época.
Para él la época dorada de Roma fue la de la Segunda Guerra Púnica,
cuando Roma se asienta como gran potencia. También contiene
discursos, descripciones, a veces un tanto pintorescas, notándose
también un cierto descuido en lo referente a la geografía o la
cronología, imprecisiones importantes dada la contemporaneidad de su
obra. Trata de mantenerse imparcial pero, como ya se ha dicho, los
proemios de las obras no siempre se cumplen. Su obra está bien
redactada, y es precisa y concisa, siendo una importante fuente de
información para los historiadores actuales.
Tácito (55-120
d.C)
Tácito tiene una obra
historiográfica plagada de valoraciones políticas y filosóficas.
Escribió tres obras
donde se ocupa de aspectos relacionados con la Historia de Roma: los
Annales,
la Germania
y las Historias.
Tres obras donde aborda cuestiones de la Historia contemporánea de
Roma. La idea central sería justificar
el orden romano vigente como
el mejor de los posibles, por lo que también es una obra patriótica,
aunque no está exenta de pesimismo, pues igual que Salustio también
mira a épocas pasadas, sobre todo en el aspecto moral. Su obra tiene
una finalidad moralista, instructiva, pues para él la Historia debe
buscar la virtud y exponerla para el conocimiento de los que se
ocupan de la res publica,
y por tanto es una fuente de instrucción para los políticos. A su
obra le falta profundidad, una visión de conjunto, interesándole
sobre todo cuestiones externas, siendo una obra muy rica en detalles,
con un gran poder descriptivo. No hay un intento serio de integrar
todos los aspectos abordados, predominando una idea de hechos
aislados aunque bien descritos, echándose de menos una capacidad
para introducir una causación en los hechos y elaborar un relato
coherente, cohesionado. Además, a la hora de establecer sus fuentes
de información destacan las fuentes orales, aunque no es
excesivamente crítico, pues con frecuencia hace referencia al rumor.
Suetonio (75-160
d.C)
Tuvo una gran
influencia en el género biográfico. Escribió la Vida
de los doce Césares, en un
total de 8 libros. Tuvo acceso a documentación importante, incluso
privada, de esos doce emperadores, por lo que pudo dar toda clase de
detalles acerca de estos personajes. Por ello su obra está cargada
de detalles, de anécdotas. En ella la retórica no es importante, ni
tampoco moralista, y los hechos no siempre aparecen dispuestos en
orden cronológico.
Balance de la
antigüedad clásica
Tomar en conjunto la
historiografía del mundo de la antigüedad nos permite ver que el
narrador se presenta a sí mismo, no es anónimo, con una
dignificación del oficio del historiador porque considera que esa es
la garantía de veracidad.
• El historiador toma
conciencia de sí mismo.
• No es una voz
narrativa ausente, se presenta ante los lectores, o ante el público
que escucha su relato. Y lo hace como garantía de que lo que va a
decir es verdad.
• Se considera
testigo de los acontecimientos, concediendo gran valor, mayor
fiabilidad a las fuentes de información directas, a testigos que
pueda interrogar como garantía de veracidad. Pone en segundo lugar a
los testigos indirectos y en tercer lugar a las fuentes escritas.
• Lo que más
interesa es la historia reciente, acotada cronológicamente (corta
duración), y no la remota. Lo cual no excluye que algunos opten por
la larga duración. Interesa la historia reciente, pero también la
perteneciente al marco espacial más próximo del historiador, al
lugar donde vive. Aunque algunos se interesaron por los territorios
“bárbaros”.
• Finalidad de la
historia como aquella que permite aportar conocimientos útiles,
fuente de instrucción moral, de exaltación de la virtud, las
costumbres, el patriotismo, etc. Esto hace que el relato muchas veces
parezca más bien un sermón. El historiador pretende que se
recuerden los hechos del pasado a modo de lecciones para el presente.
• La Historia también
se concibe como forma de educación para los políticos, para la
formación de los gobernantes. Refuerza el discurso político y por
tanto se muestra al servicio de ésta.
• También
proporciona un entretenimiento intelectual, una cultura del pasado
que sirve de apoyo para iniciarse en las artes retóricas.
TEMA 3. LA HISTORIA
EN LA CRISTIANDAD MEDIEVAL
El contexto en el que
se produce el tránsito de un período a otro podría estar
caracterizado por cambios destacados:
- La desintegración política del Imperio Romano a raíz de las invasiones bárbaras, que supone además la irrupción en la escena política e ideológica de unos pueblos con una escasa memoria histórica escrita y que tampoco están especialmente interesados en conservar la memoria histórica vigente.
- Otra cuestión es el hecho que el cristianismo, religión monoteísta, se convierte en la religión oficial. Entonces aparecen varios géneros historiográficos nuevos, como la historia de la cristiandad que se convierte en la Historia de la Iglesia cuando se institucionaliza.
El hecho de que la
cristiandad estuviese anclada en una tradición distinta a la
grecolatina ha hecho que los historiadores hablen de ruptura en la
Edad Media respecto a la tradición clásica, que había sido
apartada, arrinconada. Habrá que esperar hasta el Renacimiento para
la recuperación de estos elementos culturales que habían sido
dejados de lado.
En los momentos de
transición de la Antigüedad a la Edad Media se produjo una
coexistencia en la que surgieron frecuentes debates ideológicos en
los que participaron elementos destacados de dos bandos, el bando del
paganismo y los cristianos. Historiografía cristiana y pagana
coexisten entre el siglo III y V. La historiografía pagana no es
otra cosa que la basada en la historiografía grecolatina, mientras
que la historiografía cristiana está en alza y acabará desbancando
a la pagana. Desde una mentalidad actual es difícil explicar este
hecho, que una historiografía basada en la fe se impusiera a otra
basada más en la razón. La realidad es que los cristianos supieron
reutilizar elementos procedentes del paganismo para construir su
Historia, mientras que los paganos no podían hacer lo mismo.
La Edad Media estuvo
marcada por la influencia cristiana. Las características de la
historiografía cristiana serían: el providencialismo y la
cronología.
- Providencialismo y cronología en la historia cristiana durante el Bajo Imperio
El Providencialismo
Providencialismo
referido al carácter providencial de la concepción historiográfica
cristiana, pues los cristianos van a ir configurando una visión
universal de la historia de carácter teológico, finalista, con un
argumento de fondo que no es otra cosa que la Historia de la
salvación de los hombres. Según esto, la Historia no es un
transcurrir de acontecimientos sino mucho más, es un proceso que
tiene un sentido profundo, un plano determinado por Dios para la
salvación de los hombres. El cristianismo por lo tanto presupone la
existencia de un plan divino, la providencia que se manifiesta en los
hechos humanos. De modo que lo que corresponde al historiador es en
primer lugar partir de la fe y luego tratar de interpretar los
designios de la divina providencia. Los acontecimientos ocurridos son
una especie de arsenal, de almacén del cual se pueden extraer
pruebas y argumentos a los que hay que otorgar una credibilidad
mediante un acto de fe que permiten interpretar la voluntad divina.
La erudición, por lo
tanto, se pone al servicio de creencias que han sido previamente
aceptadas, creencias que han sido transmitidas a la humanidad y están
contenidas en la Biblia.
Los relatos del Antiguo Testamento, y en particular las profecías,
anuncian un hecho fundamental, la encarnación de la divinidad, la
venida de Cristo para cumplir las profecías. En consecuencia, las
acciones humanas en el pasado no pueden permanecer ajenas a la
intervención de lo sobrenatural. En cualquier caso sí quedaba en
evidencia que la concepción cristiana suponía una ruptura con la
tradición tradicionalista grecorromana que sí había cuestionado en
ocasiones las leyendas y los mitos. Una diferencia fundamental era
que así como la historiografía grecolatina buscaba la explicación
de los hechos en elementos internos de la propia sociedad, aplicando
un principio de causalidad terrenal, los cristianos tenían una forma
de interpretación basados en los designios de la Divinidad, la
providencia que explicaba los acontecimientos.
Cronología
Concepción del tiempo
y obsesión por la cronología, por la datación exacta de los hechos
que tenían interés. La Historia, en cuanto a que era un plan
trazado por Dios para la salvación de los hombres, tenía un
principio y un final, por lo que tenía ya una concepción distinta
que la grecolatina. La Historia se enmarcaba entre Adán y Eva y el
Juicio Final. En este tiempo Jesucristo viene y se hace hombre,
muriendo para la salvación de la humanidad. Es una concepción
lineal que se contrapone a los grecolatinos, concepciones de carácter
cíclico, sucesión de ciclos a través de las cuales las
civilizaciones se van formando, cayendo y son sustituidas por otras.
Ahora bien, en la visión lineal de la Historia del cristianismo los
acontecimientos se conciben de forma aislada, casi inconexa, puesto
que son producto de la “arbitrariedad divina”, de modo que no
tienen una explicación, causas, y no producen efectos que entender,
por lo que hay una discontinuidad entre la sucesión de los hechos
(no hay encadenamiento entre los sucesos). Es decir, es una
concepción lineal, con sucesos importantes pero en cierto modo
aislados. Los acontecimientos interesan no porque puedan arrojar luz
en las cuestiones terrenales, puedan servir de instrucción para los
gobernantes, no para aprender de la Historia, etc, sino que la
Historia interesa por la carga simbólica que lleva, los sucesos
interesan como signos que el cristiano debe tratar de interpretar, de
ahí que el cristiano tiene que conocer la Historia para poder
descifrar las profecías y conocer de tal modo la voluntad divina.
Primeros autores
Orígenes (185 –
252)
Impulsa la
interpretación alegórica de las Sagradas Escrituras, lo que será
la exégesis bíblica (el estudio de las Sagradas Escrituras), parte
de la teología que se trata de desentrañar los textos bíblicos.
Escribía en griego y tuvo una gran influencia en la formación de la
historiografía cristiana. Fue uno de los primeros autores en abordar
de una forma ya consciente y sistemática la interpretación de las
alegorías y signos que contienen las Sagrada Escrituras. La religión
cristiana descansa sobre una base histórica, por lo que los
cristianos eran conscientes de que una forma de contribuir al
conociendo y al difusión de su religión era hacer Historia. Entre
los retos que se planteaban estaba situar la vida de Jesús dentro de
la Historia de los judíos, y además mostrar cómo podía encajarse
su vida dentro de la Historia general de la Antigüedad. Era
fundamental para los cristianos demostrar que Jesús era la persona,
el Mesías, en la cual se cumplían las profecías, que les daba
sentido, pues esto supone una demostración de que los signos de la
Biblia
son profecías. Por ello el historiador se ha de dedicar a
interpretar estas profecías. Estos signos son textos alegóricos que
tienen que ser interpretados, se tiene que dar explicaciones para
desvelar el su sentido profundo. El teólogo por tanto ha de
convertirse en un historiador, tratando de explicar las alegorías
siempre con la providencia. Como muchos de estos signos no pueden
contrastarse con otras fuentes de información hay que aceptar las
interpretaciones mediante un acto de fe.
Orígenes propone una
historia verosímil, que se alcanza a través de un trata miento
exhaustivo de la cronología. Se trata de fechar con exactitud para
deducir la similitud, de ahí la obsesión por la datación de los
hechos, fijar con exactitud, ello es una garantía de similitud.
Trató de llevar a cabo un encaje de los acontecimientos de la
historia judía y los acontecimientos que provienen de las fuentes
paganas, tratan de hacer una especie de historia universal.
Representa la cristalización de elementos importantes en el S. III
que serían tomados como modelos historiográficos cristianos
medievales.
Eusebio (260-340)
Eusebio fue obispo de
Cesarea, famoso por haber escrito 2 obras: la Cronografía
y una Historia de la Iglesia.
La Cronografía
dio origen al género de las cronografías (Historia Universal
datada). Escrita en griego, traducida al latín y ampliada por
Jerónimo, era una especie de Historia de la cristiandad desde Adán
y Eva hasta la conversión de Constantino al cristianismo. Eusebio en
esta obra utiliza la Biblia
como fuente de información, pero también reutiliza la
historiografía pagana (como los breviarios), con hechos y
acontecimientos que consideraba encajaban bien dentro de su Historia
de la cristiandad. Quizá fue el primero en introducir una
periodización en esta Historia universal, distinguiendo 6 períodos
(idea que después retomará San Agustín):
- Creación-Diluvio
- Diluvio-Abraham
- Abraham- Rey David
- Rey David-Exilio del pueblo Babilonia
- Exilio Babilonia-Jesucristo
- Jesucristo-Juicio Final.
De modo que en esta
Historia se compaginarían hechos narrados en la Biblia
y hechos de la tradición grecolatina.
Eusebio fue más allá,
pues en su preocupación por la cronología, por la datación exacta
de los acontecimientos, estableció unas tablas cronológicas
comparativas donde trata de sincronizar hechos ocurridos en distintas
civilizaciones. Comienza entonces la tradición de fechar los sucesos
acaecidos en la Biblia.
Esto demuestra un interés y una forma particular de ver el pasado
del mundo cristiano.
A Eusebio, y a la
historiografía cristiana en general, no le interesa la Historia
fáctica. Le interesa todo aquello que tiene que ver con la
salvación, la providencia y las profecías. No se trata en el fondo
de reinterpretar ni cristianizar la Historia pagana, sino más bien
escribir una Historia de la cristiandad en la que también tienen
cabida elementos paganos. Por otro lado, sí interesa mucho el pasado
remoto, desde la Creación, ya que es una Historia general de la
humanidad. No interesan las guerras, pues para la visión cristiana
la única guerra es la que se mantiene contra los enemigos de la fe,
incluso contra el Demonio, mientras que los únicos acontecimientos
que pueden alterar la cristiandad son las herejías.
Otro elemento de la
obra de Eusebio es la gran cantidad de información, sobre todo
abundancia de documentos, textos que reproduce íntegramente,
transcribe e integra en el relato. Son documentos de distinta
procedencia, indicando siempre cada uno de donde viene. Decir también
que está escrita su obra prescindiendo de la retórica.
Eusebio escribió una
obra, la Vida de Constantino,
ejemplo de vida de santo (hagiografía), con la finalidad de que
sirviera de ejemplo a seguir, de inspiración. La Vida
de San Antonio de
Atanasio es la obra que
inaugura la hagiografía como género historiográfico.
- Agustinismo e historia de la Iglesia en la Alta Edad Media
San Agustín (354
– 430).
De San Agustín de
Hipona interesa sobre todo su obra La
ciudad de Dios (De civitate Dei),
donde destaca el sentido providencialista de la historiografía
cristiana. En ella configura una Historia universal que fue concebida
bajo el impacto que supuso para Occidente el saqueo de Roma por los
visigodos (410). Tal hecho provocó una conmoción en el Imperio, y
bajo este hecho escribió su obra San Agustín. Los paganos acusaban
a los cristianos de ser los responsables de estos hechos, tachándola
de religión blanda que había provocado la debilidad de Roma. Pero
los cristianos decían que esta decadencia era anterior, venía ya de
lejos.
La obra de San Agustín
encaja en todo esto, pues sale en defensa del cristianismo, acusando
a los cultos paganos de haber corrompido al pueblo romano. La obra de
San Agustín trata de establecer una concepción del desarrollo
histórico en términos de dialéctica entre las fuerzas del bien y
del mal, constante lucha entre la Ciudad de Dios y la Ciudad
Terrenal, enfrentamiento que sólo se resolvería al final de la
Historia, venciendo la Ciudad de Dios. Los hombres en estos momentos
estaban en la Ciudad Terrenal, aunque los cristianos aspiraban a
entrar en la Ciudad de Dios, a la que se accedería en el Día del
Juicio Final (salvación y resurrección). San Agustín vuelve a
introducir en la Historia la visión de Eusebio de la Cronografía,
estableciendo de nuevo las 6 edades. En definitiva, La
Ciudad de Dios
muestra una filosofía de la Historia, una teoría de la Historia,
más que entrar en detalles, de insertar acontecimientos como había
hecho Eusebio. San Agustín consiguió que un joven, Orosio,
realizase una obra complementaria a la suya. Esto se materializa en
una obra, la cronografía más difundida en la Edad Media, Los
siete libros de historias contra paganos.
Se pretendía hacer algo parecido a la obra de Eusebio, pero yendo
incluso más allá, aplicando la filosofía de San Agustín a la
Historia de la humanidad, apareciendo ya la dialéctica entre la
Ciudad de Dios y la Ciudad Terrenal. Esto se concibió como una
defensa del mundo cristiano y sus valores.
Después de San Agustín
y Orosio los paganos son relegados, imponiéndose la visión
cristiana de la Historia.
Paulo
Orosio (383-420):
Paulo Orosio fue
contemporáneo de San Agustín. No se conoce con exactitud su
cronología, pero se sabe que era hispano. Escribió una obra en 7
libros denominada Historia
contra paganos.
Una
obra histórica que representa la concepción práctica de la teoría
de San Agustín. Es una defensa del cristianismo a lo largo de la
historia y un ataque al paganismo que debe incluirse en la discusión
anteriormente expuesta. Culmina la obra de San Agustín.
Su obra es una
cronografía o Historia Universal. Su historia empieza con Adán y
Eva, tradición religiosa con la que conecta el cristianismo. Fecha
muchos acontecimientos, exponiendo los motivos de la victoria del
cristianismo, afirmando que la prueba es que los pueblos bárbaros
también se están convirtiendo al cristianismo como visión oficial
del mundo en sus reinos.
Orosio representa
la culminación de la visión cristiana de esta tradición.
En adelante los
autores no aportan ninguna novedad, sino que realizan
reelaboraciones.
LA HAGIOGRAFÍA y LA
HISTORIA DE LA IGLESIA
La Historia cristiana
supuso la irrupción de nuevos géneros historiográficos de gran
difusión en la Alta Edad Media y en épocas posteriores. Uno de
estos géneros es la vida de santos (hagiografías), que es más que
una biografía, pues interesan aspectos distintos. La primera obra
dentro de la hagiografía es la Vida
de San Antonio de Atanasio.
En ellas se describen vidas de hombres con grandes atributos
espirituales, conteniendo elementos de carácter milagroso, pues se
trata de exaltar las virtudes espirituales y servir de modo de vida
ejemplar, sin destacar los elementos mundanos o terrenales.
Otro género que
también se difunde bastante es la vida de obispos, abades y priores
que hicieron una labor destacada en el gobierno de la comunidad
cristiana. Aquí ya no aparecen los elementos milagrosos (en tal caso
serían santos), centrándose en la Historia de los monasterios,
conventos… aunque sí destacan las virtudes espirituales de estos
individuos. Están más cercanos a temas mundanos, como legitimar las
sedes episcopales, red de episcopados que la Iglesia está
extendiendo por todo Occidente (competencia por ser sede). También
en el caso de las historias monásticas se intenta legitimarlos en
una época en la que ya empiezan a competir entre ellos, incluso en
cuestiones de rentas (temas mundanos).
La Iglesia se va
consolidando, se van formando obispados, pasando a ser la comunidad
del cristianismo, un grupo más sólido que en épocas pasadas. Surge
entonces la Historia eclesiástica o Historia de la iglesia. Aparece
el concepto de Iglesia ecuménica, apareciendo el concepto de jefe
supremo, el papa, y celebrándose concilios y sínodos para tratar
asuntos espirituales, administrativos y económicos. Esto hará que
se vayan elaborando toda una serie de textos sagrados que
complementan a los tradicionales del mundo cristiano (Antiguo
Testamento, Evangelios, Nuevo Testamento). Nos referimos a las actas,
las epístolas, el derecho canónico, toda una masa documental
relacionada con la Iglesia que sirve para la plasmación de la
Historia de la Iglesia. Esto hace que los textos de la Iglesia sean
considerados textos importantes, sagrados, conformando una visión
única que tiene validez. Aparece una autoridad que declara la
validez de los mismos, la versión autorizada u oficial de las
sagradas escrituras y textos religiosos, surgiendo una especie de
ortodoxia. Es una época en la que la Iglesia se va consolidando.
- Monarquías e historias de los primeros reinos cristianos
Todo esto manifiesta
una hegemonía indiscutible de la visión cristiana en todos los
niveles de conocimiento, viéndose el paganismo abocado a la
marginación. Hasta los pueblos bárbaros que invaden el Imperio
Romano acaban adoptando el cristianismo. Destaca entonces otro género
relacionado con la Iglesia, la Historia de los incipientes reinos
cristianos. La constitución de la Iglesia, junto con la
desintegración del Imperio Romano y su sustitución por incipientes
reinos de origen germánico, hace que surja un nuevo género que
narra las historias de estos reinos desde una interpretación
cristiana y providencialista. Estas historias son una combinación de
3 elementos: historia bíblica, historia de las nuevas sociedades
bárbaras cristianizadas e historia de los tiempos remotos en que
estas sociedades bárbaras eran paganas.
Va a surgir en íntima
conexión en este modo de sentir la Historia, las denominadas
historias nacionales: las historias
de los reinos cristianos. Se
van a desarrollar en la Edad Media como consecuencia de la
institucionalización de esos reinos en lo que antes fue el Imperio
romano.
Estas historias van a
tener un denominador común: mantenerse dentro de la tradición
providencialista, tratando de combinar las historias universales con
las historias particulares de los territorios en donde se desarrollan
esas nuevas monarquías. Se va a producir una síntesis entre la
Historia sagrada, pero luego se van a especializar en narrar aquellos
acontecimientos importantes en esos lugares.
Vamos a ver algunos
ejemplos:
Historia del pueblo
franco
Gregorio de Tours
(538-594)
Son historias de
naciones de ese pueblo. Esta historia se debe a Tours: La
Historia de los Francos. Es
una Historia global del pueblo franco desde su asentamiento en las
Galias, pero también a épocas anteriores, ya que se remonta al
Antiguo Testamento. Tours hace un intento de datar los
acontecimientos que aparecen en las sagradas escrituras:
- Llega a proponer que la creación se remontaba a 5774 años.
Su historia es la
Historia del pueblo de Dios. Ese pueblo de Dios que se ha instalado
en las Galias y que ha dado lugar al pueblo franco.
Historia en la que
destaca la divinidad, sus agentes (obispos, reyes…). Tours originó
un género que luego tuvo seguidores en distintos territorios:
San Isidoro de
Sevilla (560-636)
Hizo algo parecido con
la Península Ibérica y los visigodos. De él destacan Las
Etimologías o La
Historia de los godos, vándalos y suevos.
En La
Historia de los godos, vándalos y suevos,
lo que hace San Isidoro es trazar la historia de la Península
Ibérica remontándose a épocas anteriores, pero centrándose sobre
todo en la etapa posterior de la caída del Imperio Romano. Aquí
aparece sobre todo historia eclesiástica (historia de los
concilios), también aparece historia política (da información
sobre cuestiones institucionales, pero bajo una visión
providencialista).
Beda de Durham
(675-735)
Conocido como el
venerable. Autor de una Historia de los Anglos. Los anglos que se
asentaron en las islas Británicas, a los cuales los entronca con una
historia providencialista. Da también hechos históricos sin más.
Escribe la obra de
Historia Eclesiástica de la
nación de los Santos. Beda
es más riguroso con las fuentes que Tours o San Isidoro.
Paulo Diácono
(720-800)
Hace una historia de
los lombardos, en el siglo VIII Italiano.
Paulo
Diácono nació en Friuli, en el seno de una familia noble lombarda.
Recibió una educación excepcional, quizá en la corte del rey
lombardo en Pavía. Probablemente fue secretario del rey Desiderio.
Vivió en la corte
de Benevento, quizá refugiado cuando Carlomagno tomó Pavía en 774,
o posiblemente desde antes. Entró en un monasterio del lago de Como,
y antes de 782 residía en Montecassino, donde conoció a Carlomagno.
Sus obras literarias tuvieron mucha fama, y llegó a ser un personaje
muy influyente en el llamado renacimiento carolingio.
Su obra principal
es Historia gentis
Langobardorum
(“Historia
de los lombardos”), donde combina historia eclesiástica y civil de
este territorio al norte de Italia. Es una historia incompleta en
seis libros, escrita después de 787 y antes de 795 o 796, quizá en
Montecassino. Trata de la historia de los lombardos desde 568 hasta
la muerte del rey Liutprando en 747.
De la misma época
es su Historia romana,
continuación
del Breviarium de Eutropio.
También escribió
una Gesta
episcoporum mettensium
(historia de los obispos de Metz) hasta el año 766. Se le atribuye
una biografía del papa Gregorio Magno. Asimismo, escribió muchas
cartas, versos y epitafios.
Gracias a estos autores
van a surgir algunos mitos, de marcado carácter nacional. Ejemplo:
Santiago, los caballeros del rey Arturo, etc.
Es una corriente que se
centra en la Historia de los reyes, pero dentro de la concepción
providencialista. Era una Historia nacional, de reinos, con formas de
narrar muy similares a las cronografías.
- Las crónicas y su función legitimadora
Todo esto va a comenzar
a cambiar algo cuando traspasamos el primer milenio. Van haciendo
aparición algunas novedades, otros géneros, empiezan a
desarrollarse elementos que en la Alta Edad Media comenzaron de forma
embrionaria y que ahora se van a desarrollar. Se puede establecer una
diferenciación entre la Alta Edad Media y la Plena Edad Media y Baja
Edad Media, y que tienen que ver con la aparición de elementos de
fuera del marco de la historia. Por ejemplo:
- Elementos de innovación: lenguas romances, tomismo, las universidades
Va surgiendo un tipo de
intelectual al margen de la Iglesia, un intelectual
laico, al que le interesan
otras cuestiones además de solo las relacionadas con la Iglesia.
Estamos hablando de un tipo de cristiano que se preocupa de
cuestiones que están al margen de la religión. No es contradictorio
que algunos intelectuales laicos sean también religiosos, lo que no
quita que realicen obras de carácter laico.
Esto tiene que ver con
el surgimiento de las universidades.
Éstas nacen gracias a la Iglesia, y el poder temporal las impulsará.
En definitiva, podemos
decir, que la cultura empieza a secularizarse muy tímidamente, pero
ya hay elementos de secularización.
Otro elemento
importante que influye en esta época en el desarrollo de la
historiografía cristiana es la aparición de las lenguas
vulgares. Hasta ese momento
el latín era el idioma universal. Con la aparición de las lenguas
romances, el latín empieza a desquebrajarse; ese internacionalismo
también empieza a romperse.
Es la época también
de las cruzadas.
Las cruzadas tienen mucho significado. Por un lado siguen siendo la
lucha contra el infiel (que no es lo mismo que la lucha contra el
pagano), es decir, el musulmán, y por tanto la defensa de la
cristiandad frente a otra religión monoteísta. Las cruzadas tienen
también la vertiente de expansión de dominio territorial, ampliando
el horizonte cristiano. En la Península Ibérica hablamos de una
cruzada interior.
Íntimamente ligado al
ideal de cruzada está el ideal
caballeresco. Los héroes de
las cruzadas son los caballeros. Si a esto sumamos la consolidación
del feudalismo (teoría de los tres órdenes), entonces el ideal
caballeresco se refuerzo todavía más y de los valores que le están
asociados. Otra vertiente más de las cruzadas es el aspecto exótico;
en las cruzadas se entra en contacto con otro mundo.
Todo esto contribuye al
enriquecimiento de la historia, y de la aparición de otros géneros.
Avances que van experimentando algunas de las monarquías feudales.
Todo esto imprime al
conjunto historiográfico un cierto dinamismo que produce nuevas
formas de acercamiento al pasado. Esto quiere decir que la visión
providencialista convive con estas nuevas formas. Ejemplo:
Aparición de las
crónicas
Desarrollo. Las
crónicas es un término que en la época tenía dos significados:
- La crónica como relato del presente, de lo que está ocurriendo en la actualidad. Informar, dar noticia de algo.
- La crónica entendida también como relato del pasado, y es entonces cuando se identifica con la historia. Este es el significado mayoritario que se asimiló en la época.
La crónica aborda
varias facetas:
- Crónicas reales
Son crónicas de los
reyes y de los reinados. Son historias de los acontecimientos más
importantes de un reinado o protagonizados por un rey, que hay que
diferenciar con estas historias de los reinos cristianos (lo que
contaban Isidoro o Tours); el objetivo y el método historiográfico
son distintos.
Las crónicas tienen un
origen anterior, pero es ahora cuando se van a desarrollar.
En la Península
Ibérica es precisamente donde empiezan gran parte de las crónicas,
por ejemplo: las Crónicas de
los reyes astures y leoneses
(Crónicas Alfonsinas también llamadas; siglo IX). Son crónicas que
refieren acontecimientos importantes durante los reinados, por tanto
son historia. Pero las crónicas se desarrollan sobre todo
posteriormente, ejemplos: La Crónica de de Jaume I, la Crónica
General de España de Alfonso X (siglo XIII), las grandes crónicas
francesas (elaboradas por los monjes de la abadía de Saint Denis).
Son historias de los reinados, de los reyes.
- Crónicas caballerescas
La crónica real tiene
también su paralelismo en las crónicas caballerescas, que se
centran en la figura de un caballero, y que es el protagonista de los
hechos que allí se narran (no son biografías).
- Genealogías
Una variante de estas
crónicas caballerescas serían las genealogías. El protagonista ya
no es el caballero en sí mismo, sino el linaje de donde procede el
caballero, y en el cual éste es un representante destacado. Los
protagonistas son todos. La genealogía trata de destacar la
antigüedad del linaje. De modo que muchas de estas genealogías
pueden remontarse hasta los tiempos bíblicos.
Las genealogías tienen
el objetivo de la promoción del linaje, que permitirá el ascenso
social.
- Crónicas Urbanas
En relación con todo
esto también aparece otro tipo de relato, en el que los
protagonistas ya no son tanto las personas, sino las ciudades. Son
las crónicas urbanas, locales. Son similares a las genealogías y a
las crónicas caballerescas porque quieren transmitir los mismos
valores: el honor, la valentía, la antigüedad, y el destacamento de
los hijos ilustres de una ciudad. También tenían una utilidad
práctica igual que las genealogías: que la ciudad en cuestión
obtuviera privilegios por parte del monarca, así que era habitual
que estas crónicas urbanas sirvieran para conseguir la capitalidad
del territorio o una posición de preeminencia sobre otras ciudades.
Todo este gran género
que se desarrolla ahora no dejaba de estar relacionado con la
historia religiosa y cristiana. En las genealogías era muy frecuente
la aparición y la intervención de la divinidad. Los santos o la
Virgen intervenían para ayudar a estos caballeros o reyes.
Todo esto contribuyó
algo en renovar el panorama historiográfico.
Tomismo
Además de esto,
durante la época también habría que destacar la aparición gradual
de nuevas formas de llevar a cabo la historia providencialista,
nuevos enfoques del providencialismo. Esto viene dado por el
descubrimiento en Occidente del aristotelismo, bien directamente por
los griegos o por versiones ajenas (como pasó en la Península
Ibérica con Averroes, el cual hizo una versión sobre los
planteamientos de Aristóteles; escuela de Traductores de Toledo).
Ahora empieza a descubrirse las posibilidades de el racionalismo
griego para hacerlo compatible con los providencialista. Se trata de
hacer compatible la fe y la razón.
En este contexto es en
el que se desarrolla la escolástica (Santo Tomás de Aquino, San
Alberto Magno, etc), pero la importancia que tienen los escolásticos
es que imprimen unos rasgos racionales al providencialismo. En
consecuencia van a contribuir a depurar al discurso providencialista
tradicional de algunos elementos que eran demasiado irracionales. A
partir del siglo XIII-XIV la historia providencialista se escribe de
otra forma, con menos elementos fantásticos.
Esto afecta en general
al ámbito de la cultura y también de la historia. Pero
especialmente afecta al ámbito de la Teología. Algunos ejemplos de
autores:
Guillermo de
Conches (principios
del siglo XII)
Escribe una Filosofía
del Mundo, donde trata de
explicar de nuevo desde otros puntos de vista aquellos pasajes
bíblicos que él considera irracionales, para proponer otros
distintos con más racionalidad, pero sin apartarse de la fe.
Pedro Abelardo
(primera mitad del siglo XII)
El cual dice que la
Providencia ha trazado un plan, ha creado un orden divino, pero ese
orden divino puede ser aprehendido racionalmente. Por tanto la
historia aunque se rija por los principios divinos, es explicable.
Adelardo de Bath
(primera mitad del
siglo XII)
Hace traducciones de obras griegas en
versiones árabes al latín, abriendo una vía de interpretación de
la cultura. Escribió Cuestiones
Naturales, con una razón
humana para explicar la divina. La obra de Dios, la Creación y el
hombre se ordenan de una forma, con una lógica interna, que se puede
desentrañar por la razón humana. En su obra aparecen discusiones
teológicas acerca de la libertad humana, el libre albedrío,
preguntándose hasta qué punto está todo determinado por Dios.
Joaquín de
Fiore:
Propone una interpretación distinta de
los textos y profecías, criticando la periodización en 6 edades de
la Humanidad, proponiendo otras edades y cuestionando el orden social
y el papel de la Iglesia. Propone una utopía y una nueva moralidad.
Es un precursor de las utopías sociales. Tuvo gran influencia en la
orden Franciscana, pero en lo que respecta a la historiografía no
hace cosas importantes.
Como consecuencia de la
aplicación de la razón a estos temas tenemos el cuestionamiento del
orden social, desviándose de la visión oficial de la Iglesia,
derivándose en heterodoxias y herejías.
Algunos de estos
intelectuales también llegaron a hacer relectura de las sagradas
escrituras desde posiciones casi hieráticas, y proponiendo
alternativas que rayaban en la contestación social. Es la época
también de la posición de las utopías.
BIBLIOGRAFÍA:
- El máximo especialista sobre el tema es el francés: Guenée
- El oficio del historiador en la Edad Media
- Política e historia en la Edad Media
- Otro francés: Lacroix
- El historiador en la Edad Media
- Bibliografía en Castellano.
- Orcástegui
- Esteban Sarasa
- La historia en la Edad Media. Historiografía e historiadores en la Europa Occidental
- Para el tema de las Cronografías:
- Galán Sánchez
♫Texto de Otón
Obispo de la ciudad
alemana de Freising. Vivió en la primera mitad del siglo XII.
Crónica o historia de las dos
ciudades.
Texto que se inspira en
San Agustín; es una especie de cronografía (intento de hacer una
historia universal). Nos interesa especialmente su prólogo: empieza
diciendo que el sabio debe ir más allá sin vincularse a las cosas
temporales. Es más debe separarse de aquéllas mediante el uso de la
razón.
Es verdadero sabio no
se conforma con las cosas mutables, sino con la eternidad. Ésta es
la ciudad de Dios, Jerusalén. La ciudad temporal, terrenal es
Babilonia (referencia dualista clara a San Agustín).
Ya que muchos de los
gentiles (los paganos) escribieron mucho sobre la ciudad del diablo
(Babilonia), dejaron al juicio de los nuestros (cristianos) la tarea
de relatar las miserias humanas…
FIN DEL TEMA 3
TEMA 4. RENACIMIENTO
Y BARROCO
¿Cuándo empieza el
Renacimiento? ¿Cuándo empieza la Edad Moderna? Depende de la
vertiente que estemos estudiando.
Podemos decir que el
Renacimiento empieza más o menos en el siglo XV, y llega hasta el
siglo XVII, siglo en el que se desarrolla el Barroco.
- Humanismo y renovación del panorama historiográfico
Vamos a hacer un repaso
de las novedades, pero siendo conscientes de que lo que había en la
Edad Media no desaparece en la Edad Moderna, sino que hay una
continuación y nuevos desarrollos. Los caminos siguen, pero aparecen
nuevas vertientes.
Vamos a recordar
algunos elementos novedosos que influirán en la producción
historiográfica:
• La invención
de la imprenta (segunda mitad
del siglo XV). Invento importante que afectará a la difusión de las
ideas, y por tanto a la Historia. La imprenta tiene muchas
consecuencias, pero interesan especialmente dos:
- Permite una ampliación de los destinatarios de la cultura, que hasta ese momento estaba restringida a los clérigos. De todas formas el índice de alfabetización era muy bajo, por lo que igualmente los que accedían a los libros fueron pocos.
- Se diversifica la demanda de temas, por los que los productores de ideas se diversifican. Por lo cual hablando de Historia, ya no solo se realizará la Historia que interesaba a clérigos o cortesanos. Se empieza a hacer distintos tipos de Historia que satisfagan a esa demanda. Es decir, se diversifica el receptor y el productor de la obra histórica.
• La nueva
valoración del hombre y las
capacidades humanas (Humanismo Renacentista). El hombre va
adquiriendo protagonismo en general, en todos los campos de la
cultura. Ahora el protagonista de la Historia ya no es solo la
Providencia, sino también el hombre y las acciones humanas. Por lo
tanto los elementos fantásticos quedarán en un lugar secundario.
Esto va a acarrear una
cierta liberación de la Historia con respecto de la Teología (que
era lo que había primado en época medieval). Se romperán algunas
ataduras (aunque todavía la tutela). Aunque caerá bajo la tutela de
la política. La Historia aún no es una rama del conocimiento
independiente.
¿Qué significa que la
Historia se subordina a la política? Que muchos de los que escriben
Historia son políticos (igual que sucedió en Roma), o trabajan en
ella, tienen que legitimar acciones, etc de modo que es muy difícil
distinguir cuándo se trata de un discurso político o histórico.
Este tipo de
historiografía tratará entonces de legitimar las formas de poder
constituidas, y éstas tienen que ver a su vez con las nuevas formas
de poder. Estas nuevas formas de poder son el Estado Moderno
(monarquías autoritarias; las monarquías del Antiguo Régimen son
monarquías patrimoniales, y se rigen por las reglas de los
mayorazgos, así que la monarquía hasta la época constitucional es
incompatible con el Estado). Hay que legitimar entonces esta nueva
forma de poder u otras formas (como sucedió en las ciudades-estado
de Italia).
Los historiadores son
consejeros de los reyes con mucha frecuencia. Y muchas de las
Historias que se escriben se hacen por encargo (esto no ocurría en
la Antigüedad clásica, sino más bien por amor al arte, era más
libre).
• La admiración
y descubrimiento
de los clásicos de la Antigüedad grecolatina.
Este descubrimiento tenía muchas facetas que implicaban a la tarea
del historiador. De pronto se dieron cuenta que en la Antigüedad
había muchos elementos válidos a pesar de ser paganos (formas
discursivas). Esto implicaba varias cosas:
- Llevar a cabo una labor de traducción y divulgación de estos clásicos. Traducir a un clásico era una operación delicada, y para que esa operación resultara útil había que aplicar las técnicas de los críticos filológicos (porque no se puede hacer una traducción sino media antes una crítica filológica, ya que durante la Edad Media se había hecho de todo con los originales por parte de los copistas, de forma consciente o inconscientemente).
• El desarrollo de la
crítica filológica
permitió entender la Historia en su contexto. Lo primero que hacía
el filólogo era tratar de saber en qué época y en qué
circunstancias se redactó el texto.
La admiración por los
clásicos suponía también la imitación
(porque era el ideal). Efectivamente la historiografía del
Renacimiento trata de imitar la historiografía romana en los dos
sentidos: en las formas discursivas y en los temas. Los temas que
interesaron a los romanos también interesaron a los hombres del
Renacimiento (batallas, hechos importantes, reinados, etc). La
antigüedad clásica proporcionó también al Renacimiento las formas
discursivas (el latín); el latín se consideró siempre la lengua
culta.
También se imitaron
las formas retóricas: la retórica y la oratoria se recuperan (a la
historiografía cristiana no le habían interesado).
La recuperación del
mundo antiguo se manifiesta también en la forma de concebir el
tiempo, es decir, dentro de la linealidad heredada de la Edad Media,
sin que fuera incompatible, se da una importancia creciente a los
ciclos. Esto quiere decir que la interpretación de las profecías
pierde un poco de sentido (según la historia lineal de que la
Historia se repite). Ahora la valoración del tiempo toma conciencia
de los ritmos, de los tiempos, de la periodización, de los ascensos
y caídas…Ahora se dan cuenta de que están en una época nueva, la
Edad Moderna, y lo que había antaño era la Edad Clásica; lo que
queda en medio es la Edad Media, una edad oscura, de ruptura.
Lo antiguo adquiere un
valor como guía y prueba de modernidad, de modo que para ser moderno
había que ser antiguo.
• La aparición de
los anticuarios.
El valor que se le da a lo antiguo, llegó incluso a trascender esta
utilidad pragmática. Es la época en la que aparecen los
anticuarios, los cuales recogen cosas antiguas para deleitarse, no
por la utilidad o la sapiencia que puedan transmitir. Es la época
donde se empieza a germinar la Arqueología. Esto afectó a la
Historia en la medida que puso al historiador una serie de
materiales, documentación que más tarde utilizarían (no lo
hicieron los historiadores de esa época). Epigrafía, Numismática…
• Todo esto también
trajo consigo avances en la Cronología,
como disciplina que se ocupa de la datación correcta, el arte de
verificar las fechas. ¿Qué garantizaba que algo era antiguo? Una
técnica que permitiera datar. Así que el desarrollo de los
anticuarios se relaciona con la aparición de la cronología.
• En relación con
todo esto está también la erudición.
Eruditos había habido durante las épocas anteriores (aunque
entendidos de otra forma, si bien todos acudían a los textos). El
erudito, se interesa por buscar y agrupar textos sobre determinados
temas. Y ahora ya, con la intención de darles una utilidad (aunque
sea para hacer una discurso). ¡Ojo! El erudito no es el historiador.
El erudito es el que recopila y busca textos, y no pasa de ahí; si
lo hace y entra en el terreno de la interpretación ya pasa a la
Historia. No le compete al erudito hacer interpretaciones.
• También influye en
esta época la aparición de la Historia
de los Reinos Cristianos, que
ahora se hacen más evidentes y se desarrollan, precisamente por el
surgimiento de las monarquías autoritarias. Todo esto tiene que ver
también con la ruptura de la cristiandad, así como la crisis de las
ideas unitaristas y universalistas (la idea de Imperio).
• Reforma
protestante, con ésta se
rompe la unidad de Europa. Esto, ¿qué repercusiones tiene en la
producción historiográfica? Muchas:
- Se harán discursos de los militantes a favor o en contra de una u otra corriente.
- Se harán historias eclesiásticas acordes con las formas de entender la cristiandad, en función de la Reforma o la Contrarreforma. Ambas harán historia desde el mismo origen; se tendrá que reescribir la historia de la Iglesia, pero ahora con el objetivo de legitimar cada una de las dos posiciones.
Todo esto afectaría a
la práctica de la Historia.
• El descubrimiento
de América. La expansión
del mundo conocido, resulta que ahora hay otro mundo. Dentro de la
cosmovisión cristiana del mundo es una sorpresa encontrase con otro
mundo; había que encajar esa existencia del Nuevo Mundo con la
cronografía cristiana.
- Esto también afectó a la Historia. Nuevas formas exóticas de organización política, nuevas formas de explotación de recursos, etc. Y el historiador tenía que dar cuenta de esta nueva realidad.
- Aparecen nuevos temas históricos: las crónicas de Indias. Hay que explicar cómo se organizaban, su pasado, etc Aparte de generar temas teológicos.
• Caída de
Constantinopla y avance de
los turcos. Se produce la caída de Constantinopla y el avance de los
turcos, con la consecuente dispersión de intelectuales que se
consideran guardianes del conocimiento griego y oriental, trayendo
consigo a Occidente parte de ese saber.
• Las Guerras
de Religión, que supusieron
la radicalización de posturas, con excesos cometidos por ambas
partes. Cada una de las partes buscó argumentos en la Historia para
justificar sus posiciones.
Vamos a ver algunos
nombres y ejemplos, ejemplos que de algún modo tuvieron
trascendencia y repercusiones de forma posterior.
- Los florentinos y sus reflexiones histórico-políticas: Maquiavelo y Guicciardini
ITALIA
Lo más representativo
del Renacimiento italiano fue: Florencia.
Fue la república más floreciente, donde el poder político de la
ciudad-estado era fuerte, etc. La vida política florentina fue muy
dinámica, y fue allí el lugar donde la historia se hermanó con la
política por primera vez. Historiografía florentina con cierta
identidad, y que supone una cierta ruptura con la tradición
medieval, porque no se basa en el providencialismo, sino en el
utilitarismo, como experiencia del pasado que puede iluminar el
presente y servir para la lucha partidista. Aquí aparece también el
historiador laico, y no solo laico, sino también cortesano,
vinculándose al mundo de la política. Son escritores que hacen
Historia, pero la hacen como políticos, como personajes que ocupan
cargos en la administración.
Autores
Bruni (1370-1444)
El primero de los
escritores en escribir acerca del pasado. Canciller de Florencia.
Nos interesa su
Historia del pueblo
florentino. Es algo más que
una crónica medieval urbana, porque es una historia de Florencia y
de los florentinos. Y sobre todo por el enfoque, que no se trata sólo
de enaltecer la grandeza de la ciudad, en realidad contiene también
reflexiones de la ciudad-estado, estableciendo una similitud con la
nobleza de Roma. Hay una admiración por ese legado cultural
greco-romano, una admiración por los escritores latinos y una
voluntad de imitar esa forma de imitar la historia. De modo que
Florencia es la heredera de Roma. La obra está escrita en latín
clásico, que recuerda al estilo de Tito Livio, incluido los
discursos, también aparece el uso de la retorica como discurso
histórico.
Esta obra marca un
antes y un después en las crónicas urbanas. Es una historia también
con una apoyadura documental e informativa importante; ya que no
solamente se basa en fuentes de carácter religioso, sino que además
le interesan algunas crónicas florentinas medievales. Las fuentes de
información son fuentes narrativas, crónicas medievales más que
fuentes de primera mano. Es una obra que se aleja bastante de la
visión providencialista que imperaba en las crónicas urbanas
medievales.
Por lo tanto, Bruni
marca un punto de inflexión en la construcción de las crónicas de
ciudades (aunque Florencia fuera una ciudad estado).
Maquiavelo
(1569-1527)
No fue exactamente un
historiador, aunque escribió de historia, como Las
historias florentinas (no tan
ambiciosa esta obra como la de Bruni). Maquiavelo nos interesa por lo
que supone en sus influencias políticas.
Maquiavelo fue el
prototipo del político, habla y se relaciona con la historia, y
encuentra que la historia es una herramienta útil para el político.
El pasado proporciona modelos a seguir para obrar con acierto en el
presente, y para ello él buscaba la construcción de un cuerpo
doctrinal sobre la política elaborada a partir de las lecciones del
pasado.
El príncipe,
es su obra cumbre. Es una obra donde traza el perfil de lo que
debería ser el monarca ideal, con una finalidad evidentemente
pragmática, donde le atribuye una serie de rasgos a perseguir para
convertirse en el conductor y líder y sobre todo para mantener el
poder.
Lo que nos interesa de
Maquiavelo, es que con esta obra marca un punto de inflexión de lo
que fueron las concepciones e ideales políticos. Desde el mundo
Antiguo, la política se entendía como una disciplina vinculada de
la moral, hasta que con Maquiavelo se disociaron estas disciplinas. A
partir de Maquiavelo, dentro de la interpretación cristiana, la
política tiene unas connotaciones que la hacen una disciplina
autónoma; la política obedece a su propia lógica, y esas reglas y
lógicas no hay que buscarlas en la teología y la moral, en todo
caso en la propia política o en la historia.
El gobernante tiene que
regirse por tanto, por otros principios (pueden coincidir o no con la
moral) diferentes a los de la moral. La historia es la que enseñaba,
no la religión (y la moral formaba parte de ella).
Maquiavelo iba buscando
de algún modo, una especie de sistema que permitiera dar cuenta de
una forma general de cuáles eran estas leyes de la política, y
también quería ver en la historia una especie de lógica propia
fuera de la teología. No hay que olvidar también una obra de
Maquiavelo igualmente de cierta importancia: Discurso
sobre la primera década de Tito Livio;
no es exactamente una historia de Roma, sino que es otra cosa, pero
es donde él establece esa relación intensa entre la Historia (en
este caso, para él) y la política.
Maquiavelo en sus
Historias Florentinas,
aunque sí que llevó a cabo una labor como historiador, fue más
bien una obra de “recreo”. El material que utiliza son las
crónicas.
Maquiavelo por lo
tanto, fue un personaje importante, con un reconocimiento ya en la
época. Pero si hubiera que destacar el historiador más importante
de Florencia sería a:
Guicciardini
(1483-1540)
Sí se tomó en serio
su labor de historiador. Se propuso llevar a cabo dos obras:
- Historia de Florencia
- Historia de Italia
Con Guicciardini ya
estaríamos casi en un precedente de historiador nacional. Aparece
una cierta conciencia de relacionar las historias de las repúblicas
italianas, que tenían una tradición común, una forma de
organización parecida, etc. Él consideraba la superioridad de esa
Italia culta y civilizadora sobre las monarquías bárbaras (como la
francesa y la española), que frecuentemente tenían que hacer frente
a los intentos de invasión de estas monarquías bárbaras. Y esto es
así porque él considera también que las repúblicas italianas, con
Florencia al frente, son las herederas del Imperio Romano.
Sus dos obras, fueron
muy leídas ya en la época.
En realidad la Historia
de Italia es una especie de historia de Europa. Entonces se puede
entender como una obra en clave casi nacionalista.
Su planteamiento
historiográfico difiere bastante del de Maquiavelo. Guicciardini no
creía en la posibilidad de alcanzar un planteamiento global de los
hechos políticos apoyándose en la h. él creía más en el discurso
de los hechos concretos. Él también daba importancia a algunos
factores contingentes: el azar, la suerte, la fortuna…él trataba
de explicar los acontecimientos atendiendo a los factores que
intervenían en esos acontecimientos.
También introduce
reflexiones, como era propio de los historiadores clásicos.
Su obra, sobre todo la
Historia de Italia, fue muy leída y difundida, sobre todo en los
siglos XVII y XVIII.
Lorenzo Valla
(1407-1457)
Aunque no fue
estrictamente florentino (era romano), trabajó al servicio de
Alfonso el Magnánimo.
También escribió
alguna obra propiamente de Historia, en este caso una biografía (al
uso): La vida de Fernando I de
Aragón (padre de Alfonso V).
Biografía donde narraba rasgos de su carácter, destacaba anécdotas,
era apologética, etc.
Nos interesa Valla como
comentarista y divulgador de la obra de Herodoto, Tucídides, pasando
por Tito Livio. Es decir, conocía la importancia de los
historiadores grecolatinos, hace estudios filológicos de sus obras,
las divulgó. Fue el creador
de la crítica filológica aplicada a los textos históricos,
a los documentos (documentos en sentido amplio). Estableció una
técnica para el análisis filológico de estas obras que permitiera
discernir a través del análisis crítico los elementos originales
de las interpolaciones, añadidos que había en los documentos y
detectar sobre todo los anacronismos (vertiente práctica, ya que los
documentos podían haber sido alterados o ser documentos falsos).
Valla logró a refutar
uno de los argumentos cumbres que tenía el papado para legitimar el
poder de la soberanía temporal en un territorio: La
proclamación de Constantino;
Valla determinó que era falsa, esta obra que era la que legitimaba
el poder del papado.
Su importancia no es la
de haber desarrollado o la metodología histórica, pero sí haber
aportado un instrumento muy eficaz: la técnica filológica puesta al
servicio del historiador. A pesar de que apareciera la imprenta,
siguieron haciéndose copias a mano de las obras, y por l tanto se
podían seguir manipulando.
En Italia empieza a
hacerse una historia más nacionalista. También en otros territorios
tiene una aceptación esta forma de hacer la historia, pero amoldadas
a una idiosincrasia propia de cada estado o monarquía. De modo que
también, en Francia, Inglaterra o España se dio esto, así como sus
aportaciones.
- “L’histoire parfaite” en la Francia renacentista
En Francia durante el
Renacimiento también se observan muchos de los rasgos de Italia.
Pero si hubiese que centrarse en lo específicamente francés
durante el Renacimiento, quizá habría que mencionar la propuesta de
la Historia Perfecta. Era una propuesta que quería esperar de la
Historia algo, hay nuevos planteamientos que pretenden una Historia
Total, en la medida en que podía serlo. Vamos a ver sus
representantes. No es la versión francesa del renacimiento italiano,
sino algo especifico que sucede allí.
La Historia Perfecta
era una propuesta que se plantea introducir puntos de vista
metodológicos nuevos y horizontes históricos de carácter más
global, es decir, ofrece una propuesta de Historia comparada, de
Historia de las civilizaciones occidentales, que vaya más allá de
la Historia nacional. Esta Historia Perfecta de algún modo era algo
que se reclamaba desde el campo del conocimiento en el campo de la
Historia. era algo en la línea de Maquiavelo. Se trataba también de
acudir a las fuentes tratando de buscar generalidades, de utilizar
métodos comparativos, tratar de llegar a una cosmovisión más
universalista…pero de forma alejada al providencialismo. Autores:
• Jean Bodin
(1530-1596)
Procede precisamente
del campo de la teoría política. Teórico del Estado Moderno
(mediante el concepto de soberanía). Durante mucho tiempo se le
consideró como el que había formulado la teoría cuantitativa del
dinero (el alza de precios). Hasta que los historiadores españoles
descubrieron que fueron los teólogos de la escuela de Salamanca.
Escribió Seis
Libros de la República y
Método para facilitar el
conocimiento de la Historia.
El Método
para facilitar el conocimiento de la Historia
es un libro poco conocido, porque durante la Ilustración fue
sobrepasado y aportaba poco. Él apuntaba visiones acerca de la
Historia y quería facilitar el camino a otros. En la cual lo que
trataba era encontrar las claves que le permitieran sintetizar la
diversidad histórica a un discurso que fuera inteligible, donde
pudiera basarse en una especie de resumen. Él proponía en realidad
que en la Historia había un conocimiento verdadero, lo que pasa que
había que extraer unas conclusiones, lo que era muy difícil. Él
estableció tres niveles:
- La Historia humana. La que atiende a las acciones llevadas a cabo por los hombres (por lo tanto no es esa Historia providencialista). Estaba muy relacionada con la Historia sagrada.
- La Historia sagrada. La identificaba con el terreno de la teología. El providencialismo tenía su razón de ser en esta parcela.
- La Historia natural. La identificaba con la filosofía, una especie de Historia de las ideas, de las concepciones del concepto de naturaleza, entendido próximo al concepto de metafísico (el que está más allá del mundo físico).
3 partes de la Historia
que se ocupan de cosas interrelacionadas pero distintas. Él entendía
que había que unir estos tres campos para construir un discurso
inteligible. Él consideraba que el clima era fundamental, al menos
para explicar la Historia humana. Él entendía la Historia desde un
cierto determinismo medioambiental climático que orientaba en una
dirección el destino de las sociedades.
También concede una
gran importancia a lo que considera regulaciones aritméticas que se
dan a lo largo de la Historia y que se puede ver por medio del
estudio de los astros, con lo que podría realizar una Historia
Universal, que no sea eurocéntrica, incluyendo ya el Nuevo Mundo.
• La
Popelinière (1540-1629).
A diferencia de Bodin,
solo fue conocido por haber escrito la obra: La
idea de la Historia realizada (1599).
En la que claramente venía a reivindicar la necesidad de una
Historia comparada. Una Historia que dé cuenta de las similitudes y
diferencias entre las distintas civilizaciones y que no aborde su
estudio de una forma aislada. El objetivo era dar una visión
general.
En las consideraciones
que hacía La Popelinière daba la idea de que hay que ser consciente
del relativismo de los conocimientos que tenemos acerca del pasado.
Pero esos conocimientos que obtenemos a través de los libros de
historia y que nos hablan del pasado relatan hechos que hay que
entender dentro del contexto en que han sido elaborados esos
conocimientos, es decir, no sólo hay que conocer lo que relatan esos
libros, sino conocer también que el contexto en que vivieron los que
relataron esos libros. Es algo muy novedoso: es en realidad una
Historia de la historiografía.
Las Guerras de
Religión
Las Guerras de Religión en Francia
produjeron literatura histórica, pues ambos bandos acudieron a la
historia para legitimar sus posiciones.
En el caso de Francia, aparece una
Historia nacionalista:
• Pasquier:
Pasquier Olivier escribe sobre El
pasado de Francia en la línea
del Galicanismo donde hace unas consideraciones sobre la Historia de
Francia, donde inserta también historias legendarias sobre si los
francos descienden de Troya. La finalidad era la de crear un
sentimiento galo.
• Hotman:
Françoise Hotman era calvinista, por lo que ofrece en su obra: La
Franco-Galia, una versión
adaptada la Historia de Francia, el nacimiento de la nación
francesa, comprometida con posicionamientos religiosos o políticos
propios de la Francia de las Guerras de Religión.
Esto sería lo más importante de la
aportación francesa durante el siglo XVI. Luego en Francia se siguió
cultivando la Historia; una Historia nacionalista, una Historia
comprometida en uno y otro bando en las Guerras de Religión…No
muchas más innovaciones.
INGLATERRA
También se va a
producir una Historia erudita, vinculada a la monarquía, una
Historia vinculada al anglicanismo, una Historia de exaltación igual
que en Francia. Hay Historia de Escocia, hay unos anales de
Inglaterra, una Historia de la conspiración, etc. En general si
hubiera que compararla con la francesa es menos nacionalista,
probablemente porque el paréntesis normando (ss XI-XIV) impidió que
se hiciera una Historia nacionalista más intensa de lo que fue en
realidad. Pero se lleva a cabo una historiografía que estaba muy
relacionada con el poder.
Es una historiografía
que tiene importancia, pero no aporta nada metodológicamente
hablando. Destacan:
• Ralegh:
Walter Ralegh creó una Historia
del mundo, con una especial
atención a la Historia de Inglaterra, lo que le dio gran
reconocimiento.
• Camden:
William Camden escribió unos Anales
de Inglaterra en latín, y
una Britania
que era una recopilación de textos.
Inglaterra tenía un pasado normando,
durante el que se pierde esa historia hasta la llegada de los Tudor y
vuelve la historia nacionalista. Destaca:
• Buchanan:
George Bachanan escribió una Historia
de Escocia y la conspiración
de la reina María.
- La historiografía sobre el Nuevo Mundo: Las Crónicas Políticas y las Crónicas de Indias
ESPAÑA
Lo más interesante son
las crónicas políticas, historias generales, aparte de las Crónicas
de Indias. Crónicas de los territorios, ahora más intensas.
El siglo XVI fue un
siglo intenso para las crónicas.
• Hernando del
Pulgar: escribe La
crónica del reinado de los Reyes Católicos.
Es una fuente inexcusable para estudiar el reinado de los RRCC (Del
pulgar fue el cronista real). Es una de las mejores fuentes que
tenemos para estudiar el sistema polisidonial (mandato a través de
un consejo real) cuando empezó a crearse.
Son cronistas que
relatan hechos recientes.
• Jerónimo
Zurita: escribe Los
anales de la Corona de Aragón,
en tiempos de Felipe II. Otra fuente para conocer acontecimientos
importantes de la Corona de Aragón en el siglo XVI. Utilizó mucho
material de archivo.
• Juan de Mariana:
lleva a cabo La crónica de
España. Donde era una
Historia de España y de sus reinos, recuperaba mucho material.
• Martin de
Viciana: Crea una Historia
del Reino de Valencia (1565),
una obra documentada con material de archivo, con un volumen entero
dedicado a la Primera Germania.
• Gaspar de
Escolano: Otro valenciano que
escribe Décadas de la
Historia Valenciana, de
principios del S. XVII. Tanto Viviana como Escolano realizan una
historia nacionalista, de territorios, de reinos. Pero cualquier
ciudad importante tiene a su cronista, como en Alicante con Bendicho,
Orihuela con Bellod (libros realizados a partir de documentos
Este género se cultivó
en España, al igual que en otras monarquías, con un sentido
nacionalista, de exaltación de lo propio. Hubo un desarrollo muy
importante en la monarquía hispana de las crónicas urbanas.
Cualquier ciudad importante del siglo XVI o XVII tuvo su cronista. Es
una especie de extrapolación de las historias generales a las
ciudades. Ejemplo:
- Crónica de Alicante, de Dicho.
- Crónica de Elche, Cristóbal Sanz
- Historia de Murcia, Francisco Cascales
Pero lo más destacable
fueron: Las crónicas de
Indias, dieron la respuesta a
ese esfuerzo de asimilar el Nuevo mundo al Viejo Mundo. Esto planteó
una serie de problemas de todo tipo: cultural, legal, político, etc
y sobre todo el cómo había que integrarlos y aceptarlos, es decir,
cristianizarlos. Pero al mismo tiempo había que narrar las facciones
heroicas de estos conquistadores, con descripciones del proceso de
conquista. Contienen también descripciones geográficas (formas de
vida, animales, plantas, etc) y etnográficas (costumbres, ritos,
etc). Las grandes crónicas:
- Colón
- Fernández de Oviedo. Historia general y natural de las Indias
- Francisco López de Gomara: Historia general de las Indias.
Las crónicas de indias
como un género que da cuenta de la relación del Nuevo Mundo con la
monarquía hispana. También existe un deseo de transformar los
propios valores porque se consideran superiores. Había también que
legitimar el dominio político y militar.
Pero si las Crónicas
de Indias son importantes, la conquista del Nuevo Mundo tuvo también
repercusiones en otros ámbitos:
- La cultura, lo que afecta a la historiografía, a la evolución del derecho Natural e Internacional.
- La política (utopía como propuesta de sociedad política alternativa, como la de Tomás Moro, con un mundo utópico e ideal distinto para poner en práctica en el Viejo Mundo).
- La teología (el alma humana, por ejemplo).
- La economía (comienza a gestarse el pensamiento económico, con nuevos planteamientos en la percepción de esos fenómenos, como el alza de precios, con una inflación que comienza a verse dentro de una misma generación. Así, tenemos la Escuela de Salamanca).
- La conciencia.
- La Historia (entraba a formar parte del prisma del historiador el Nuevo Mundo y relacionarlo con el Viejo Mundo).
Hay que mencionar a
Bartolomé De las Casas, con planteamientos autocríticos, con la
denuncia de los abusos por parte de los conquistadores.
El descubrimiento del
Nuevo Mundo es un acontecimiento que hace que aparezca un género
nuevo y hace que aparezcan nuevos planteamientos. Si bien es una
historiografía considerada como más moderna y secularizada, más
preocupada por buscar una explicación más terrenal, con un
principio de acusación, pero esta historiografía tiene elementos
conservadores y arcaicos, sin una ruptura con la Edad Media, a pesar
de que algunos quisieron hacerlo. Además introdujeron un
periodización, diciendo que la Edad Media es una etapa de sombras,
con un retroceso, es una visión negativa, diciendo que los humanos
son los que recuperan las culturas clásicas, un renacer de los
valores clásicos. Ellos se consideran modernos, por lo que a este
período lo conocemos como Edad Moderna.
- La historia cristiana, entre la Reforma y las Guerras de Religión
Vamos a acabar el siglo
XVI hablando también de la influencia que tuvo la aparición de la
Reforma en el discurso historiográfico.
Nos interesa cómo la
Historia fue probablemente narrada en los debates que tuvieron los
reformistas y los católicos. Por una razón: porque ambos trataban
de buscar en el pasado la pureza de la religión; este pasado era
buscar la Iglesia primitiva, quería hacer una Historia sagrada. Cómo
esa Historia sagrada se había ido pervirtiendo. Esto obligó a cada
bando a rehacer la Historia.
Y de esto se benefició
la Historia, por el método, porque se obligaron a hacer una
relectura crítica.
Las disputas teológicas
llevaron al estudio crítico de las fuentes. La Historia como
búsqueda de la verdadera religión. Había que acudir a la Historia
para sustentar los aspectos teológicos.
La controversia
dogmática no se puede entender al margen. Esto pondrá en
funcionamiento a muchos historiadores, que se dedicarán a buscar
documentos que acreditaran su dogma en cada uno de los bandos.
Bando reformista
• Las Centurias de
Magdeburgo, allí se
establecieron los teólogos que trataron de demostrar las debilidades
de las pretensiones políticas y dogmáticas del papado. El resultado
fueron los 12 volúmenes. Es una historia eclesiástica en clave
reformista, que se publicaron entre 1559 a 1574. Illiricus fue el
inspirador de esta obra. Lo que destaca de esta obra es la labor de
depuración de los textos.
Esto tuvo la respuesta
del bando católico (contrarreformista).
• Los Anales
eclesiásticos: Visión
renovada de la Historia eclesiástica, también con aportaciones
documentales, que inició el cardenal Baronio ya en la década de
1580, y que se escribió en 38 volúmenes: Anales
eclesiásticos.
Apología hecha por
parte de cada bando. Se trata de demostrar la falsedad de los hechos
y acontecimientos del bando contrario y demostrar los propios como
verdaderos. Dar una versión del pasado que confirme el dogma
correcto.
Pero aunque ambas obras
intenten ser críticas con las fuentes, incurren en falsedades, con
una manipulación para que las cosas cuadren con la doctrina,
desechando también algunos documentos. Pero ambas constituyen
aportaciones importantes. Se ha dicho que hay más falsedad en la
primera, pero eso es algo que hoy en día no es admitido.
Lo que interesa es que
esta controversia supone un avance del método crítico y una
expansión y enriquecimiento de la Historia Eclesiástica, que ahora
se hacía de una forma más demostrativa, más “racionalista”,
despojándose un tanto de elementos fantásticos, “más
secularizada” desde el momento en que también interviene el poder
temporal de la Iglesia. A pesar de esto decir que la mayoría de los
historiadores eran clérigos, pero las obras se destinan a un público
más diverso que en momentos anteriores debido a la aparición de la
imprenta, y sectores de la burguesía estaban interesados en esto.
Esta batalla fue buena
para la Historia, porque supuso el deseche de material que hasta
ahora se había considerado como verdadero. Al mismo tiempo esto
permitió sacar a la luz nuevos textos de h en general. Además
también avanzó la crítica filológica, porque la forma de
demostrar la falsedad era ésta. La Historia providencialista se
desarrolló y revisionó.
Estas controversias
dogmáticas más tarde se ampliaron. Además se contribuyó a
vivificar la Historia.
Con esto acabamos el
siglo XVI.
- El barroco y la persistencia de la historia providencialista: Bousset
No todo lo que hay en
el siglo XVII desde el punto de vista de la historiografía puede
considerarse barroco.
En realidad el término
barroco procede de campos ajenos a la Historia. Proceden de campos
relacionados con el campo de la cultura. El concepto de barroco tiene
unas connotaciones ligadas al mundo artístico. Es otra forma de
expresión artística, en contraposición al Renacimiento. El barroco
es algo artificioso, grandilocuente, que se centra en la forma
expresiva, más que en el fondo, y que intenta causar efectos en el
público al que va destinado.
Si se aplica a la
historiografía mucho de estos epítetos podrían definir a una
Historia barroca. Se ha dicho que el barroco produjo un parón
inmediato, un paréntesis durante el cual la producción histórica
de nuevo recupera valores que durante el Renacimiento habían quedado
marginados; vuelven a aparecer los elementos milagrosos, fantásticos
(valores medievales).
Si uno examina los
textos historiográficos, el discurso histórico de las obras
barrocas producidas es un discurso que tiene todas estas
connotaciones. Es un discurso efectista, rimbombante, etc
De esto hay bastante en
el siglo XVII. Pero esto no nos interesa, porque no aporta nada nuevo
en el progreso de la disciplina historiográfica.
¿Qué puede aportar,
entonces, el barroco a la producción historiográfica?
Podríamos decir de
este periodo que la Historia va a sufrir las consecuencias de los
avances experimentados de otras disciplinas del conocimiento. Y en
relación a estas disciplinas, la Historia va a perder. Estas nuevas
formas de conocimiento se vinculan al estudio de la naturaleza, a las
ciencias físicas.
En el Renacimiento, la
Historia había superado las penumbras del Medievo, se había
secularizado, recuperando el protagonismo, que se ve eclipsado por
las nuevas concepciones de la Ciencia.
Si los protagonistas de
Renacimiento son los hombres de letras, en el Barroco lo son los de
Ciencias, con Newton, Descartes, Pascal,… El siglo XVII es aquel en
que se inicia la ciencia moderna, con las nuevas concepciones de la
ciencia moderna y la Filosofía aplacada a la Ciencia.
Descartes apuesta por
un nuevo tipo de conocimiento basado en el uso de la razón, por lo
que la Historia, al no operar de este modo, difícilmente podía
proporcionar un conocimiento importante, proporcionando conocimientos
contingentes, mientras que la ciencia se ocupa de lo necesario. La
razón era lo más importante. Usándola se podía llegar al
conocimiento, a conocer la naturaleza. Se trata de explicar cómo
ocurren las cosas naturales. Los hechos humanos son contingentes y se
agotan en sí mismos, por lo que la Historia ocupa un segundo lugar.
El intelectual ha de
descubrir leyes naturales y la Historia carece de leyes. El
científico debe predecir una vez conozca esas leyes, lo que no puede
hacer el historiador.
Francis Bacon, dijo en
El avance del conocimiento
la historia es una disciplina de la memoria, mientras que la física
y las matemáticas son disciplinas de la razón.
Bossuet
(1627-1704)
La única obra barroca
que cabe mencionar porque aglutina muchos de la historiografía
barroca, que recoge tradiciones, es la de Jacques Bénigne Bossuet, y
su: El Discurso sobre la
Historia Universal, aunque no
es una novedad sino una Historia Barroca. La obra se publica en 1681
y está dedicada a Luís XIV e inspirada por él. Es una obra que
trata de ser una Historia Universal, con una explicación de la
Historia que podríamos denominar providencialista. Es una historia
de la Humanidad con una sucesión de etapas con la acción de la
providencia y la insignificancia del hombre. Es una vuelta de la
historiografía de los momentos finales del Clasicismo y los de
principios de la Edad Media, que nunca se había dejado de hacer. La
obra tiene una intencionalidad política. Demuestra la continuidad
entre la monarquía absoluta y el Imperio cristiano. Es una historia
en que la providencia es la protagonista fundamental, pero influida
por el racionalismo, y también las acciones humanas tienen
significado, pues Dios ha querido que algunos acontecimientos humanos
estén provocados por el propio hombre (libre albedrío), aunque es
Dios el que mueve los hilos y da al hombre la libertad para decidir.
Bossuet y su obra son una referencia para los sectores que realizan
historia de este tipo.
Bossuet presenta un
anacronismo historiográfico, pero no por ello su obra es algo
excepcional.
Las convulsiones
políticas del S. XVII originan toda una historiografía de la
Revolución. En Inglaterra hubo dos revoluciones, con intentos de
legitimación, acudiendo a la Historia para ello. Pero es una
historiografía que no aporta conquistas metodológicas importantes.
Es una Historia tipo crónica.
- Los inicios de la historia crítica: Mabillon y los bollandistas
El siglo XVII es el
siglo de las renovaciones científicas, de la nueva ciencia. Son
conceptos que van apareciendo, y los intelectuales más
representativos de este siglo estarán relacionados con las ciencias,
frente a las posiciones alcanzadas por los humanismos en el
Renacimiento, ahora quienes llevan la voz cantante serán los
científicos y los filósofos vinculados a las ciencias
experimentales. Eran Descartes, Pascal, Bacon, etc.
Es en esta época
cuando se está elaborando el paradigma que va a perdurar hasta
mediados del siglo XX. Un paradigma vinculado a las leyes, a la
experimentación. Y dentro de este conocimiento la Historia está de
más. Esto hace que la Historia retroceda. Además si el conocimiento
histórico es lo que hacen los autores grandilocuentes barrocos poco
puede aportar al campo del conocimiento.
La Historia retrocede
en gran medida por el exceso de formalismo barroco y en relación al
avance de otras ramas de conocimiento.
Los científicos y los
filósofos realizaron contribuciones epistemológicas del
conocimiento, y la Historia no quedaba bien parada. La Historia
contenía elementos mitológicos, fantásticos, no formulaba leyes
generales, y por tanto la Historia tenía poco que ofrecer a la
humanidad como conocimiento verdadero.
Pero esto también tuvo
una ventaja para los historiadores, porque les supuso un reto. Estas
acusaciones que se les hace desde otros campos de que la Historia es
una disciplina que tiene poco que aportar. Y a ese reto acudieron no
tanto ampliando el campo de la observación, no creando nuevos temas,
no creando nuevas formas de presentar esos temas, no tanto de
presentar nuevas concepciones. Acudieron al reto procediendo a una
renovación metodológica a través del método (el tema se enfoca
desde la raíz).
Fue a partir de aquí
cuando surgieron nuevas respuestas. Y paradójicamente a través del
método, esto surgió en un ámbito extraño: en el ámbito de la
Historia sagrada. La Iglesia
como protagonista de la renovación del método histórico.
Fue en la Iglesia donde
se inició esa renovación metodológica: Desarrollo del método
crítico aplicado a las fuentes históricas. Serán 2 congregaciones
quiénes lleven a cabo esta labor metodológica. ¿Qué instituciones
disponían de medios para llevar a cabo una obra colectiva? La
iglesia.
- Los jesuitas
- Los benedictinos
Congregaciones
internacionales, que disponían de esos recursos materiales y
humanos.
También aquí habría
que conectar con el periodo anterior. Las
centurias de Magdeburgo (obra
protestante) y los Anales
eclesiásticos fueron también
obras colectivas llevadas a cabo por eclesiásticos.
Los
bollandistas/jesuitas
El inspirador fue Jean
Bolland, un jesuita que en Amberes empezó la edición, a mediados
del siglo XVI, de las denominada Acta
Sanctorum (una especie de
hagiografías colectivas; una recopilación de documentos a partir de
los cuales volvían a reescribirse la historia de los santos). Estas
Actas Sanctorum ya trataban de aplicar el rigor crítico que
tradicionalmente se tenían como autenticas para discernir cuales
eran falsas y auténticas para reescribir esas actas. Lo que importa
es la creación de un instrumental crítico que pudiera fijarse al
análisis de los documentos (independientemente de cuál fuera el
tema que trataran).
La labor de Bolland
contribuyó a la mejora del método crítico histórico.
Los jesuitas
continuaron con esta labor, y contribuyeron a la depuración del
método crítico. Dentro de este grupo destaca Papenbroeck, que se
hizo célebre por su escepticismo, llegando a descartar muchos
documentos de los merovingios, lo que le llevó a modificar algunas
interpretaciones, pero el otro grupo, del que hablaremos a
continuación, demostró que esos documentos eran verdaderos. Este
movimiento de los bollandistas contribuyó a crear un método crítico
comparado al de cualquier disciplina.
Los benedictinos
Su líder fue Jean
Mabillon, y su obra De Re
Diplomática, en torno al
monasterio de San Mauro. Entendieron la Historia eclesiástica como
una disciplina que podía aportar conocimiento siempre que se
realizara con una crítica rigurosa, desechando o aceptando la
documentación que procediera.
Mabillon colaboraría
junto con los bollandistas al perfeccionamiento del método crítico
aplicado al estudio de los documentos.
Tradicionalmente las
fuentes de los historiadores habían sido los libros de Historia que
habían escrito otros. A partir de ahora los historiadores prestarán
atención a los documentos, porque ya tenían las herramientas para
proceder a su estudio crítico.
Paralelamente a este
desarrollo, también irán apareciendo, aunque ya con un recorrido
más prolongado, de modo que se introduce ya en la primera mitad del
siglo XVIII, las disciplinas auxiliares de la Historia:
- La numismática
- La epigrafía
- La cronología
- Etc
Avances también en
estas disciplinas que aplicarán también el rigor metodológico.
Paralelamente, durante
la segunda mitad del siglo XVII y durante el siglo XVIII empieza a
desarrollarse una labor de recopilación de sistematización del
material del historiador que se refiere a las bibliotecas
(recopilaciones sobre una temática en concreto). Estas bibliotecas
son importantes porque facilitan el trabajo al historiador.
La labor de
recopilación fue más difícil de lo aparente. En el ámbito del
Derecho también se llevarán a cabo recopilaciones. Para un jurista
o un abogado de la época era muy difícil aplicar el derecho; las
fuentes del derecho a veces no sabían cuál era el derecho vigente.
Una recopilación fue muy útil en el mundo del derecho: se
recopilaba la masa legal, se analizaba y después se desechaba lo no
válido.
Para el historiador
recopilar fuentes también era importante.
Todo esto fue también
acompañado de la aparición del Tesaurus,
Enciclopedias, diccionarios, colecciones documentales, etc, por lo
tanto todo esto habría que sumarlo a continuación de esta
historiografía barroca para tener una valoración más completa en
cuanto a la producción historiográfica.
Renovación que se va a producir en el
campo de la Historia providencialista. Siglos atrás habrían sido
las cronografías (historia universal desde el principio de los
tiempos, de los imperios, relacionados por los designios de la
providencia). Ahora encontramos a un nuevo representante que llevó a
cabo esta labor. Leer texto de
Bousset.
Bousset estuvo al
servicio de la monarquía francesa; es el autor de un discurso sobre
la Historia Universal;
es una obra donde aborda desde esos criterios providencialistas hasta
su época. Él habla de la grandeza y declive de las civilizaciones y
cómo la providencia va marcando esos designios. La obra de Bossuet
fue importante porque él contemplaba la h como la sucesión de
acontecimientos dictados por Dios, pero donde el hombre tenía un
protagonismo porque Dios así lo había querido, pero con un margen
de libertad importante, así que en parte él se fabricaba su
destino. De algún modo existía un orden natural (creado por Dios)
y el hombre se adecuaba a ese orden pero sus acciones las hacía por
él mismo.
Bossuet no tuvo la
intención de aplicar lo que estaban haciendo los jesuitas y
benedictinos, pero sí tuvo su influencia. Él daba importancia a
otros elementos.
También en Francia, aparte de Bossuet,
destacaría a finales del XVII y principios del XVIII, va a
producirse una parcial renovación de ese género de una
historiografía nacional (galos, francos, etc) y que de ahí
arrancaba la identidad propia, y que la monarquía lo había ido
aglutinando. Todo esto pertenencia a la influencia renacentista. Pero
ahora se detecta un protagonismo creciente ya no tanto de las
dinastías o monarquías, sino un protagonismo de la aristocracia que
aglutinarían esta identidad nacional. Hay libros que hacen hincapié
y que atribuyen a estos grupos un protagonismo y reconocimiento.
En Inglaterra continúa haciéndose una
Historia Nacional, de nuevo con esas referencias a su pasado sajón,
pero sobre todo la historiografía lo que sí refleja claramente son
las ideas surgidas tras el triunfo de la Revolución Gloriosa (1688).
La Gloriosa habría traído una eclosión de producción
historiográfica, sobre todo por aquellos que había vencido, y que
será el germen de la Ilustración.
Una historiografía sobre la práctica
política. Planteamientos novedosos.
FIN TEMA 4
TEMA
5. LA HISTORIA ILUSTRADA
- Elementos del espíritu ilustrado
El siglo XVIII suele
caracterizarse por la Ilustración, pero esto solo refleja una parte
de la realidad, con unos elementos que pertenecen y forman parte del
mundo intelectual y político y del ambiente general, influyendo en
la práctica historiográfica.
Algunos elementos
significativos son:
• Los rasgos
socioeconómicos:
- Es la época de la expansión comercial y muy ligada a ella el desarrollo del capitalismo, de origen comercial (mercantilista) fundamentalmente, aunque a finales del XVIII podemos señalar ya lo que se conoce como los gérmenes de la Revolución Industrial.
- El protagonismo creciente de la burguesía, desde el punto de vista social. Es una burguesía que reclama un mayor poder político, mayor presencia en instituciones y órganos de decisión. En Inglaterra sí consigue esto, pero no así en otras monarquías continentales, por lo que comienza a dar síntomas de ser una burguesía revolucionaria.
- Proliferación de planteamientos reformistas que afectan a las estructuras del Antiguo Régimen.
• Otros
planteamientos:
- Prosecución de la erudición. De igual modo lo hace el método crítico, aplicado al análisis documental.
- Confianza, casi ciega, en la razón como único criterio de conocimiento y autoridad.
- Concepción utilitarista, pragmática, del saber. La finalidad del conocimiento no se limita a la contemplación de la verdad.
- Aparece y se difunde la idea de progreso, la humanidad como continuo proceso y la Historia como relato de ese continuo proceso. Es una idea que va sustituyendo a la concepción de la divina providencia. Esto procede en gran medida de la autoconfianza de una élite que quiere reformar la sociedad, contribuyendo de este modo a la idea del progreso. Es una élite aristocrático-burguesa, que ve reforzada su confianza con el desarrollo del comercio y el aumento de la riqueza.
- En el siglo XVIII interesa más la Historia de la civilización que la historia de los reyes. Interesan más los grupos que los individuos aislados y, en consecuencia, interesan también, a la hora de buscar los motivos de los acontecimientos, las causas profundas, racionales, las explicaciones de carácter más general que aquellas que apuntan más a un solo individuo.
- La reivindicación de una cultura cosmopolita, universalista, que atienda a todo lo que ocurre en todos los lugares y territorios. Y en relación con esto, la atracción por lo exótico, por lo diferente. En el XVIII florecen las historias lejanas: historia de Las Indias, historia de China… Lo cual no quiere decir que el XVIII se olvide de la historia nacional, incluso nacionalista.
- El pensamiento occidental en general, durante el XVIII, se mecaniza, es un pensamiento mecanicista, adopta el símil de la máquina. Para los ilustrados la naturaleza es una máquina, incluso la sociedad es contemplada a veces como tal, admitiendo para su conocimiento una interpretación mecanicista.
- La ilustración busca el dominio de la naturaleza, guiada por la luz de la razón, pudiendo el hombre llegar a dominarla. Pero además es capaz de dominar el presente y el futuro, mediante el conocimiento previo de las leyes que regulan la sociedad. Se trata de las leyes que regulan el comportamiento histórico.
- Desde el punto de vista formal se abandonan algunos de los rasgos que habían caracterizado el discurso historiográfico desde la Antigüedad hasta el Renacimiento como intercalar discursos, reflexiones morales, valoraciones personales, etc. El historiador ideal del XVIII no persigue efectismo como lo pretendían sus precedentes (menos dramatismo). Para el historiador del XVIII el relato histórico debe tener una exposición del tema, un nudo y un desenlace.
- Aumento del nivel cultural de las élites sociales, más cultivadas que las de las épocas anteriores. Pero, además, la cultura se ha generalizado más, aunque todavía no se ha democratizado.
- En el siglo XVIII se produce una creciente independencia de los intelectuales con respecto al poder político. Es un intelectual más desligado del poder. Si en la Edad Media el intelectual es un clérigo y en el Renacimiento y el Barroco es un cortesano, el del S. XVIII es más independiente, aunque sea clérigo o cortesano. La independencia hace que sea más abierto y crítico, por lo que es un siglo más crítico, más heterodoxo que el anterior, por lo que se diluye este proceso. Esto hace que haya una apertura a nuevos temas.
- Aumenta la erudición, con bibliotecas, por ejemplo. Así, Muratori hace una gran recopilación de documentos. Este avance de la erudición también se ve en la formación de Academias donde los historiadores discuten, recopilan y editan fuentes para el estudio de la Historia.
- Se intensifica la relación entre la Historia y la Filosofía de la Historia relacionada con teología en la Edad Media, política en el Renacimiento, y ahora Filosofía en el S. XVIII. Pero no siempre es positivo para la Historia el que se le despoje de los logros que hizo sola (erudición). Este estrechamiento origina la aparición de corrientes:
- La Historia de la Filosofía: de lo particular a lo general, la Historia es concebida como forma de conocimiento que busca grandes ideas generales sobre la humanidad y el mundo a partir de conocimientos concretos del pasado (Historia filosófica por su objetivo).
- Filosofía de la Historia: avanza en esta época, parte de una teoría general sobre el mundo y trata de aplicarla al conocimiento del pasado buscando manifestaciones de la teoría general (de lo general a lo particular).
Estos
dos elementos pueden desviar el avance autónomo de la Historia como
ciencia o disciplina.
- J.B. Vico y la preilustración
Para algunos fue un
preilustrado, mientras que para otros fue un bicho raro dentro de la
Ilustración. Nace 1668 y muere en 1747. Escribió
Principios de una ciencia nueva entorno a la naturaleza común de las
naciones (1725). Vico era
catedrático de retórica en Nápoles, representando un intento de
convertir la Historia en una ciencia exacta. El planteamiento de
Vico, de su obra, parte de una oposición a la filosofía cartesiana
y la forma de entender la ciencia cartesiana, según la cual
solamente es ciencia aquello que puede ser medido. Vico elabora una
teoría del conocimiento un tanto abstracta que viene a decir que el
mundo material (la física) contrariamente a lo que dice Descartes no
es posible que pueda ser conocido por el hombre, el único que es
capaz de conocerlo es Dios. El hombre puede ver apariencias pero no
lo que él no ha creado, limitándose al conocimiento de las
matemáticas, que sí han sido creadas por el hombre. El hombre, en
definitiva, solo puede entender lo que hace pero no lo que hace Dios,
por ello sí puede conocer la Historia. Por lo tanto, las ciencias de
la naturaleza proporcionaban un saber opaco a la mente humana.
Del estudio de la
Historia, decía Vico, se pueden extraer leyes que definen el
comportamiento de las sociedades humanas. Para ello compara los
diferentes civilizaciones que han existido a lo largo del tiempo,
pues considera que de este modo puede crear una imagen de cómo ha
sido el transcurrir de la humanidad, llegando a una conclusión de la
Historia universal como una concepción cíclica, un continuo renacer
de civilizaciones que pasan por 3 edades:
- Edad infantil o primitiva
- Edad juvenil o heroica
- Edad madura o humana (decadencia).
Todas las
civilizaciones describen este ciclo, aunque no en el mismo tiempo, es
más, Vico admite que algunas civilizaciones se han quedado
estancadas durante mucho tiempo en una edad.
Pero, por otro lado,
Vico acepta la concepción providencialista de la Historia, que no la
agustiniana. Considera que la providencia actúa de acuerdo con unas
leyes generales, creadas por Dios, que rigen el desarrollo histórico
pero que pueden ser conocidas por el hombre. Es más, Dios ha dotado
al hombre de una serie de dones, fundamentalmente el intelecto, para
que pueda descubrir estas leyes.
La providencia de
Bossuet es externa, mientras que la de Vico está en el Universo, en
la naturaleza. Según Ferrater “Frente a la ciencia de los objetos
físicos de sus contemporáneos Vico trata de construir una ciencia
de la realidad espiritual basada en la razón.”
- La historia erudita
La Historia erudita es
también un elemento clave de la historiografía ilustrada. La
erudición va a conocer durante este período un gran desarrollo, a
modo de continuación de un movimiento que se potencia a finales del
XVII. Se caracteriza por el fervor cientifista, elemento clave de la
época. Se produce un salto cuantitativo y cualitativo, poniéndose
la erudición al servicio de la interpretación racionalista e
incluso filosófica de la Historia. Respecto al salto cuantitativo se
difunde la erudición, la historia crítica, por ejemplo: continuando
la publicación de los Acta
Sanctorum de mediados del
XVII para dar la cifra en 1770 de 50 volúmenes. Respecto al salto
cualitativo hay un mayor esfuerzo por recoger elementos del pasado de
todo tipo, y no solo esto, sino también clasificarlos,
inventariarlos, catalogarlos, publicarlos, editarlos, etc. Los
estados se interesan por la ciencia, apareciendo academias e
instituciones donde se agrupan eruditos e investigadores que
promueven la divulgación de sus estudios.
Esta intensificación
de la erudición no es una labor propiamente de historiadores aunque
facilita su tarea. En el siglo XVIII se ve claramente esta separación
en la producción bibliográfica, apareciendo bibliotecas, a modo de
diccionarios enciclopédicos sobre una determinada rama.
- Influencia de la nueva filosofía
También destaca la
especial vinculación que se establece entre la filosofía y la
historia. Una filosofía que es racionalista y que se conjuga con la
Historia y que provoca el divorcio de la Historia con la Teología.
- Los planteamientos historiográficos de la escuela escocesa
Hay
que decir que a Ilustración Británica destaca porque fue allí
donde se construyó la idea del progreso hacia una mejora constante,
que se liga a la experiencia histórica de Inglaterra. Tras la
Revolución Gloriosa la política inglesa se consolida, por lo que el
siglo XVIII allí es tranquilo, con una estabilidad, consolidándose
la tolerancia religiosa, el parlamentarismo, un gran crecimiento
económico,… todo esto hace que la burguesía alcance el poder.
Esto explica que allí parezca la idea de progreso, con un programa
que se liga a esta experiencia inglesa, consolidándose el
capitalismo. La idea de progreso también se liga a la búsqueda de
la felicidad, al racionalismo como idea del conocimiento, así como
el racionalismo o sensismo.
Autores:
David
Hume (1711-1776):
David
Hume escribe sobre muchos temas. Es seguidor del empirismo, escribe
sobre filosofía y economía (precursor de Adam Smith y del
liberalismo económico), y también sobre Historia. Creía en una
ciencia global del hombre. La experiencia no viene de la razón sino
de los sentidos, hay que ver cosas y luego aplicar la razón.
Nos
tenemos que referir a su obra Inglaterra,
desde la invasión de Julio César hasta la Revolución de
1688.
Era
una recopilación de otras obras parciales que había realizado. Nos
interesa porque el hilo conductor de la obra es la idea del progreso,
que ha evolucionado hasta la construcción de un Estado hegemónico
en Occidente. Es una Historia Constitucional de Inglaterra, diciendo
que el progreso se debe al progreso político. La Revolución de 1688
es el modelo perfecto de Revolución, que ha llevado al progreso
político. Es un progreso que también se manifiesta en la economía,
por lo que para él las etapas del las actividades económicas, con
etapas determinadas por lo económico. Habla de la división del
trabajo, y la articulación del mercado. Los protagonistas de la
Historia Inglesa no son sólo los monarcas o personalidades inglesas,
sino también las manifestaciones espirituales de la política
inglesa.
En
su historia de Inglaterra incluye una Historia de la literatura e
Historia de la Ciencia. Hume puso especial cuidado en citar las
fuentes en las que se basa, pues utiliza fuentes ya publicadas. Su
importancia viene de haber hecho una Historia, que sin aportaciones
nuevas sí tiene unas concepciones novedosas.
Robertson
(1721-1793)
Merece
una mención por haber escrito Historia
de los reinos de Carlos V
y
por traer las historias de países exóticos. A diferencia de David
Hume, él sí era
un historiador.
Tiene
gran importancia porque en sus obras hay muchas referencias a Europa,
destacando la superioridad del constitucionalismo inglés sobre los
demás sistemas. Aplica una óptica constitucional al estudio de la
Historia.
Utilizó
un abundante material e hizo uso de las recopilaciones documentales,
siendo un gran conocedor de estas fuentes, por lo que sus historias
están bien documentadas. Robertson hace un uso crítico de las
fuentes documentales, en su mayoría textos constitucionales.
Edward
Gibbon (1737-1794)
Realizó
una obra sobre la historia de Roma, llamada Historia
de la decadencia y caída del Imperio Romano.
Puede
tomarse como la gran obra
historiográfica
del siglo XVIII, ejemplo de la historiografía ilustrada y crítica.
En el
fondo de su versión de la caída del Imperio Romano hay un intento
de paralelismo
entre el Imperio Romano y el británico. Ambos son el culmen del
progreso
de la civilización. Inglaterra aparecía como la nueva Roma,
republicana
y civilizadora; que son atributos que él reconoce a Roma y que
aplica
al nuevo imperio. Roma, bajo el dominio del cristianismo, detuvo su
progreso,
y bajo esta religión devinieron las etapas más oscuras; por lo
tanto, el cristianismo
había sido un paso atrás, ya que era una filosofía pacifista y
austera,
que no era buena. Mientras, en la Roma pagana, se había dado un gran
progreso
y avance.
La
obra de Gibbon intentó reunir las concepciones de los filósofos
acerca de la razón y de los eruditos, aplicada a la historia.
Adam
Smith (1723-1790)
Es
autor de una obra que le hizo famoso porque sistematiza toda una
serie de planteamientos económicos en los que se inspira el
capitalismo. La obra es Investigación
sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones.
Investiga
porqué unas naciones se hacen ricas y otras no. La riqueza es lo más
claro para ver si ha progresado una nación; el progreso es
económico. Recoge una tradición de escritos y la novedad de sus
planteamientos es insertar sus ideas económicas, que influyen en
Europa, pues en él influye la fisiocracia francesa.
Adam
Smith usa gran cantidad de material histórico para fundamentar su
obra. Usa elementos históricos para planteamientos históricos y
filosóficos. La Historia suministra ejemplos que serían el credo de
la burguesía. Su obra es el paradigma del liberalismo burgués: los
factores productivos deben relacionarse en un ambiente libre para que
puedan avanzar (mercado de oferta y demanda). Los factores
productivos son la tierra, el trabajo y el capital, que se combinan
en un mercado libre organizado mediante la oferta y la demanda. Para
que se llegue a un progreso económico, los Estados deben dejar de
intervenir en el mercado. En la economía hay una mano invisible que
es la libre concurrencia que garantiza esa combinación. Pero lo que
interesa es la idea del progreso que trae el capitalismo. El Estado
sólo debe garantizar la propiedad, la libertad y la ley. Tuvo
incidencia por abundar en la idea de progreso, señalando el avance
de la sociedad. Para la Historia no aporta datos nuevos, sólo
combinando los que ya había, haciendo valoraciones económicas. Toma
la Historia como fuente de información para construir la economía
actual.
- Voltaire y la ilustración francesa.
En Francia escriben de
Historia fundamentalmente filósofos. Escribirán tanto de filosofía
como de Historia. Es en Francia donde aparece con mayor nitidez la
relación histórica-filosófica.
El otro elemento
destacable, para diferenciar Francia de Inglaterra, es que también
en Francia aparece la idea del progreso, pero entendido como un
progreso más en forma de avance, el avance de la razón. De modo que
la Historia de las civilizaciones muestra que a lo largo del tiempo
lo que ha progresado es la razón para iluminar las cosas. En la
medida en que a lo largo del tiempo la razón se ha ido abriendo
camino ha avanzado la civilización.
Hay que decir también
(pero esto es común al resto de los países), que los planteamientos
que hacen los ilustrados y muy particularmente los franceses acerca
de la Historia, a veces con bastante frecuencia pecan del
presentismo, de un cierto anacronismo para dar cuenta acerca del
pasado (presentismo: tratar de entender el pasado con los ojos del
presente). En ese pecado incurrieron sobre todo los franceses porque
trataron de examinarlo todo a la luz de la razón. A la hora de
juzgar etapas de pasado emitían juicios de valor basados en el
presente.
Autores:
Montesquieu (1689
– 1755)
Ensayista, crítico,
escribe sobre planteamientos políticos, con la influencia del mundo
del derecho, cuestiones filosóficas, pero también escribe sobre la
Historia.
Nos interesan
especialmente dos obras: Las
consideraciones sobre las causas de la grandeza de los romanos y su
decadencia (escrita a finales
de los 30; nos recuerda a Gibbon) y El
espíritu de las leyes.
Roma era una referencia
del pasado para poder entender el presente. Roma fundó un Imperio,
lo consiguió todo y luego entra en decadencia (por eso tanto en
Francia y en Inglaterra, Roma suscitaba la atención).
En Las
consideraciones sobre las causas de la grandeza de los romanos y su
decadencia Montesquieu hace
un libro ensayístico donde hace especulaciones a partir de un
material propiamente histórico (no demasiado amplio, a decir
verdad). Lo que nos interesa es el planteamiento, cómo acude a la
Historia para hacer consideraciones sobre la civilización. Él hace
una serie de cuestiones sobre la decadencia, el progreso. La obra ha
de leerse como un complemento de su otra obra más conocida:
El Espírito de las
leyes, obra en la que habla
del derecho, la importancia de conocer a las sociedades que han
producido esas leyes (en esta obra Montesquieu se acerca mucho a los
alemanes, ya que las leyes nos dicen mucho sobre una sociedad). Las
leyes regulan las relaciones entre los hombres y entre los hombres y
las cosas. Esta obra también le sirve para reflexionar acerca del
progreso.
También en Montesquieu
existe un determinismo medioambiental, el clima, el medio natural.
Cómo influye ese medio natural en el espíritu de una civilización.
En definitiva él hace
una serie de consideraciones sobre las sociedades.
Montesquieu fue un
autor que tuvo una gran influencia en su época, pero no tanto como
Voltaire.
En general en él
subyace lo que muchos historiadores han llamado una “física
social”, aspirando a buscar en el desarrollo de la Historia una
serie de leyes que pudieran dar cuenta de cómo funciona la mecánica
social. Más que un historiador es un filósofo, con nociones también
de derecho, que no es un narrador, sino que hace especulaciones. En
su obra destacan elementos geográficos y climáticos, queriendo ver
en él un cierto determinismo medioambiental, aunque no llega a
tanto. También insiste en causas políticas y jurídicas que tienen
una gran importancia en su interpretación historiográfica. En su
obra hace referencia a las formas de gobierno y a la libertad,
utilizando la Antigüedad romana como modelo o marco histórico para
reflexiones de carácter político.
En cualquier caso trata
de dar una explicación racional de las formas de gobierno y de los
sistemas jurídicos que corresponden a esas formas de gobierno. Pero
no puede considerársele un historiador por su concepción
filosófica, con planteamientos relacionados con la política y
aspectos relacionados con la política.
Voltaire (1694 -
1778)
Es conocido por muchas
facetas: era ensayista, dramaturgo, crítico literario, filósofo,
etc. Fue un intelectual con un reconocimiento en vida. Fue también
una persona muy polémica, lo que favoreció la extensión de sus
ideas.
El propio Fontana
(historiador alemán) dice de Voltaire, que había sido de los
primeros en establecer una distinción entre lo estructural y lo
accidental en la Historia. Voltaire habría captado los dos grandes
ritmos que hay en la Historia. El segundo mérito que le atribuye es
el haber enunciado una teoría de los distintos estadios de las
civilizaciones en función de las formas en que los hombres logran
sus bienes de subsistencia (de modo que un avance en la sociedad
implica un avance en las formas de obtener los bienes). Según él,
las sociedades se dividían en 4 estadios:
- Cazadores
- Pastores
- Agricultores
- Comerciantes
Otros autores han
querido ver en Voltaire el representante más ilustre de la Escuela
de los Annales.
De Goude dice de
Voltaire, y especialmente de su obra Nuevas
consideraciones sobre la Historia,
que Voltaire habría perseguido una Historia económica, demográfica,
una Historia de los hombres y no solo de los reyes, una Historia de
las estructuras y no solo de los acontecimientos, una Historia
dinámica…en definitiva, una Historia global.
Ha sido presentado
generalmente como modelo del racionalismo ilustrado y como claro
precedente de la Historia científica. De sus publicaciones para la
Historia destacan: Nuevas
consideraciones sobre la historia,
El siglo de Luís XIV,
Ensayo sobre el espíritu
y las costumbres de las
naciones, Discurso
sobre la historia universal.
En Nuevas
consideraciones sobre la
historia
expone un programa historiográfico en el que viene a decir qué
pretende la Historia, y por tanto cómo debe realizarse la actividad
historiográfica. Para quienes han valorado esta obra, Voltaire en
ella habría planteado lo que más tarde retomará y desarrollará la
escuela francesa de los Annales,
habiendo perseguido una historia económica, demográfica de las
técnicas, de las costumbres, y no solamente una Historia política,
sino también una historia de los hombres y no solamente de las
leyes, una historia de las estructuras y no solo una historia de los
acontecimientos. Una historia en movimiento y no estática, una
historia explicativa y no solamente narrativa. En definitiva una
historia global. Es una obra que plantea algunas cuestiones que no se
limitan a lo básico.
Voltaire sería un
representante de la idea del progreso, del progreso de la razón, y
así entiende él el progreso de las Historia y de las
civilizaciones. Desde su concepción la Historia es un proceso
civilizador, a través de la cual el hombre ha ido progresando
gracias a que el hombre se ha ido abriendo camino entre la razón. La
razón y también la libertad (ganando autonomía). Estas ideas son
fundamentales en otra obra: Ensayo
sobre el espíritu y
las costumbres de las naciones.
Aquí aborda en forma de ensayo de los aspectos fundamentales de las
naciones, que él sitúa a través de la idiosincrasia propia de cada
nación, lo cual incluyes el derecho, filosofía, arte, etc. Esta
obra fue concebida para oponerla a la obra de Bossuet (éste había
escrito la obra: Discurso
sobre la Historia providencial,
la gran obra providencialista propia del Barroco). Voltaire trata de
llevar a cabo otra visión demoledora de los planteamientos de
Bossuet, es decir, intentando sustituir los elementos
providencialistas por los de la razón.
Él adopta un aire
polémico en contra de la Iglesia. Donde ha habido razón y no
providencia, la humanidad ha avanzado. No quiere decir que Voltaire
fuera ateo. En definitiva trata de demostrar cómo la razón se tiene
que sobreponer al fanatismo.
Su obra más
propiamente histórica es El
siglo de Luís XIV. Voltaire
hace una exaltación del siglo XVII francés, tratando de captar el
espíritu y las costumbres de esa época más que relatar
acontecimientos. Lo plantea como una especie de historia de la
civilización, no solo de la civilización francesa sino de la
civilización occidental. Hay un intento de equiparación de la
Francia de este periodo con la Francia civilizadora. Trata de captar
lo francés, con una referencia a las formas culturales y la sociedad
francesa.
En el Ensayo
sobre el espíritu y
las costumbres de las naciones
trata de replicar a Bossuet, intentando demostrar que la providencia
no aparece para nada en el transcurso de la Historia, desarrollándose
esta por otros principios de causación, terrenales, totalmente ajena
a la voluntad divina. Otro planteamiento que aparece en esta obra es
la idea de que el progreso del espíritu humano es lo que hace
avanzar la historia, progreso hacia la razón y hacia la libertad,
entrando en pugna con la irracionalidad y con el fanatismo. Del mismo
modo, también destaca el intento por ampliar los límites
geográficos, reclamando una historia no solo de Europa, sino
universal, mostrando el espíritu y las costumbres de otros pueblos
distintos a los de la tradición judeocristiana. Esta Historia
universal debía hacerse a través de la razón y a través de la
Ilustración, siendo un instrumento capaz de transformar la sociedad.
Pues a Voltaire le interesa la Historia como herramienta: para saber
cómo eclosiona la sociedad y luego para transformarla. Además
convierte la nación en sujeto historiográfico por en cima del rey,
afirmando que la nación es la fuente de la soberanía política y no
el monarca (cuestiona el concepto de soberanía absoluta frente a la
soberanía nacional).
En general fue un
pensador político que supo integrar el estudio de la Historia dentro
de sus planteamientos filosóficos y políticos. Fue un gran
divulgador, pero no se preocupa excesivamente por las fuentes de
información. Hacía más una Historia filosófica que una Historia
propiamente dicha. Es el representante de una forma de concebir la
Historia propia de la ilustración racionalista.
Voltaire estaría
dentro de esa tendencia que apunta al cosmopolitismo en los
planteamientos historiográficos de la Ilustración. A Voltaire le
interesaban las civilizaciones orientales, y quería ver en ellas
elementos civilizadores para demostrar que no había sido únicamente
la tradición judeocristiana la civilización que avanzó.
A Voltaire le interesa
la Historia porque la podía utilizar como una herramienta para
transformar la sociedad. El protagonista de la Historia para Voltaire
no es el individuo, sino que es la nación. Se va abriendo paso ya la
idea de la soberanía nacional.
Voltaire fue un gran
divulgador, lo que permitió que sus ideas se difundieran. Fue de los
pocos autores de los que podemos estar seguros que sus obras se
difundieron con rapidez y que sus ideas fueron conocidas (al
contrario que la mayoría de los autores).
Para acabar con
Voltaire, como su curiosidad no tenía límites, hay que decir que su
dominio de la Historia dejó mucho que desear (ya que él era más
bien ensayista). Sus planteamientos, sin dejar de ser interesantes,
no se corresponden con la realidad histórica.
Fue el encargado de
realizar la voz histórica de la Enciclopedia.
Para acabar con
Francia, tenemos que nombrar a dos representantes de la idea del
progreso.
Turgot
(1727-1781)
Fue ministro de
Hacienda, y como tal, trató de llevar a cabo reformas importantes;
fracasó en ellas. Tuvo también bastantes conexiones y fue miembro
de la fisiocracia.
Anne
Robert Jacques Turgot, barón de Laune, escribió Discurso
sobre los progresos del espíritu humano,
una obra donde acudía a la Historia para ver como el espíritu
humano (la razón) había ido progresando y donde reivindica el
compromiso del intelectual en esas reformas. Presentando
una visión optimista de la Historia de la humanidad. La Historia de
la humanidad es la Historia del progreso de la humanidad. Consideraba
que los ilustrados, con la ayuda de la razón tenían que contribuir
al avance del progreso, transformando la realidad, cosa que intentó
hacer desde su cargo político.
Condorcet
(1743-1794)
Nicolás de
Condorcet escribió Bosquejo
de un cuadro histórico del espíritu humano
(publicada después de la Revolución),
refiriéndose a una Historia de la civilización, poniendo de
manifiesto la razón como instrumento de conocimiento. Es más o
menos un desarrollo de las ideas de Turgot, donde además de la razón
añade la ciencia, la ciencia como fuerza creadora.
Condorcet
introducía las sensaciones, era sensista, en la medida en que
confiaba en la sensación de la razón. Idea compartida con Hume.
Rousseau
(1712-1778)
Es precisamente el antítesis de lo que
hemos visto, sin dejar de ser ilustrado. Lo que le caracteriza es que
no cree en la idea del progreso.
Para muchos fue el
primer anarquista, para otros el primer romántico, etc, porque su
planteamiento era un poco antiguo. Él venía a cuestionar la idea
del progreso, y decía que el ser humano era bueno por naturaleza. La
naturaleza hace al género humano bueno, pero el progreso civilizador
hace que el género humano se vaya corrompiendo, y lo que en un
principio era la humanidad en harmonía con la naturaleza conforme
entra en contacto con el proceso civilizador, se va corrompiendo.
Rousseau tiene una obra
donde expresa estas ideas El
discurso sobre el origen de la desigualdad.
La causa de la aparición de la desigualdad entre los hombres es la
aparición de la propiedad privada.
Además critica la idea
de progreso, y la criticaba frente a quienes anteponían la razón;
él abogaba por los sentimientos (y de ahí su paternidad del
Romanticismo).
- La ilustración alemana y la Escuela Gottinga
En Alemania no es que
no hubiera ilustración, sino que los ilustrados alemanes se movieron
casi completamente en un campo filosófico, casi sin entrar en la
Historia. La Historia en Alemania empieza a anunciar lo que pasará
en el siglo XIX, es decir, comienza a hacerse académica, estrechando
lazos con el derecho. Esto explica que el XIX sea el siglo de la
Historia, sobre todo en Alemania.
En Alemania se da una continuidad con
los planteamientos historiográficos de la reforma, el intento de
búsqueda de la verdad cristiana a partir de una vuelta a conceptos
primitivos frente al dogma católico. Por tanto la aplicación de una
erudición al estudio de los textos que suponía una vinculación de
la historia con los textos religiosos. Lo novedoso es su visión del
conocimiento histórico desde unos planteamientos que no son
exactamente los de la Ilustración racionalista, siendo en Alemania
donde, muy avanzado el XVIII, va a aparecer la institucionalización
de la Historia como disciplina académica, ingresando la Historia en
las aulas universitarias y profesionalizándose el oficio de
historiador. Esto se produce en varias universidades alemanas, pero
sobretodo en la universidad de Gottingen o Gottinga.
En realidad la Historia
alemana tenía sus peculiaridades que hacían que difícilmente
podían aceptarse ideas que en Francia eran lógicas. Por ejemplo la
idea de la existencia de un derecho natural, universal, sujeto a la
razón e independiente de cualquier teología. Esta idea encajaba mal
con la diversidad de las realidades existentes en los distintos
estados alemanes. Por lo tanto la variedad del derecho positivo
alemán era un obstáculo para el concepto de derecho natural
universal. Por el contrario, en Alemania predomina la idea de
diferencia, que venía determinada en gran medida por la realidad
política alemana, tratando los historiadores de descubrir las
tradiciones de las distintas unidades políticas, teniendo que
fijarse en los elementos diferenciadores y no en los comunes. El
campo del derecho proporcionó material importante para estas
consideraciones, viniendo en Alemania el pensamiento vinculado a
consideraciones parejas al derecho positivo. Es este derecho positivo
el que influye en los planteamientos historiográficos y en la forma
de hacer Historia. Para los alemanes el derecho eran leyes, que
también permitían conocer las instituciones, las tradiciones
institucionales (Historia de las instituciones) forma de organización
social y el papel del poder político.
En estas universidades
alemanas comenzaron a hacerse investigaciones de estadística,
concepto que no es el que tenemos hoy, sino la descripción del
Estado, la ciencia que estudia el Estado describiendo sus elementos.
Pretende recopilar y depurar datos institucionales, económicos,
demográficos, etc. a partir de los cuales se organiza el Estado.
También se fomentan las señas de identidad de los distintos estados
alemanes.
En
Alemania se crea el concepto de “estadística”, ciencia que
estudia los elementos que forman parte del Estado. Empieza en el
siglo XVIII con una recopilación de datos referentes al Estado
(instituciones, economía…). Empieza el estudio crítico de datos
demográficos, económicos…; todo en relación al Estado. Es la
aportación más importante de Alemania en el siglo XVIII.
También es
importante la aparición de las especialidades historiográficas,
como por ejemplo la Historia del Arte como especialidad en Alemania,
que hasta el siglo XVIII sólo realizaba descripciones de obras. La
Historia del Arte es una forma de conocer las expresiones
sentimentales del hombre.
En este sentido
destaca Winckelmann,
con su Manifiesto
artístico de las antiguas obras,
donde
elabora un estudio de las obras, abriendo nuevas perspectivas para el
estudio del arte, diciendo
que
no son importantes las obras sino el contexto en el que aparecen. Se
le puede considerar uno de
los
padres de la Historia del Arte. Mosser
también abrió caminos para el estudio del arte, viendo obras
y a
través de ellas entendiendo las instituciones; es como una Historia
Social de las instituciones.
Herder (1744 –
1803)
Es el padre del
romanticismo historiográfico, y es un autor alemán que pertenece a
la Ilustración, pero sus planteamientos son diferentes. Publicó un
libro denominado Ideas sobre
la Filosofía de la Historia de la Humanidad.
Era un libro donde hacía consideraciones acerca de lo que debe hacer
el historiador.
Viene a decir que la humanidad ha
evolucionado y hay que buscar las razones del porqué eso ha sido
diferente; hay que explicar la diversidad, en lo que se ve afectado
por las diferencias alemanas.
Dice que esa diversidad no se debe
buscar en los condicionantes climáticos ni en las reacciones
geográficas, ni en las organizaciones económicas y sociales.
Creador de una idea que tendrá mucho
éxito posteriormente y que se ha considerado el inicio del
romanticismo alemán. Elabora la idea de volkgeist,
el espíritu de un pueblo, que serían los elementos que a lo largo
del tiempo se han mantenido prácticamente invariables y que
constituyen las señas de identidad de ese pueblo. En el volkgeist
se incluyen las costumbres, tradiciones, folklore, instituciones,
arte, derecho y demás elementos propios, definitorios del mismo,
algo así como la naturaleza, la esencia de cada pueblo. La
originalidad de cada volkgeist
no obedece a razones medioambientales sino a razones inexplicables.
La Historia es por lo tanto la forma en que se manifiesta a lo largo
del tiempo el volkgeist,
debiendo el historiador comprobar los elementos que caracterizan el
volkgeist
en cada período de la Historia. La única forma de llegar al
volkgeist
será a través de los sentimientos, más que de la razón. Los
alemanes, por tanto, prestaron atención a la variedad cultural,
jurídica, histórica de los distintos estados, lo que contribuyó a
proliferación de estudios de historia local.
- La penetración de la historia crítica en España
En el XVIII en España
también se puede hablar de penetración de las ideas ilustradas,
esencialmente de la Ilustración francesa. Se pueden distinguir 3
etapas:
- Una primera etapa que se corresponde con finales del XVII y primeras décadas del XVIII que se corresponde con la introducción de algunos planteamientos de la Historia crítica (Mabillon y los bollandistas) a través de los novatores. Citar al deán de Alicante, Manuel Martí, que mantenía correspondencia con estos grupos que empezaba a hacer historia crítica en Europa. También citar a Nicolás Antonio, el cardenal Sáenz de Aguirre, etc. Todos ellos representan hitos importantes en la transición del XVII al XVIII. Estos autores tratan de buscar en la tradición hispana, sobre todo en los humanistas, referentes para una historia crítica de España, en el sentido de que, sin dejar de ser apologética, permitiera discernir lo verdadero de lo falso, para no aceptar sin más algunas de las fábulas que formaban parte de la tradición historiográfica nacional.
- La segunda etapa tiene una figura destacable Gregorio Mayans. Fue nombrado bibliotecario real (1733), dirigiendo luego la Real Academia Valenciana. Trató de aplicar la historia crítica a las historias nacionales. Al no ser partidario de la historia apologética que se practicaba fue apartado. También destacó el padre Feijoo y el padre Flórez.
- La tercera etapa es la de florecimiento de la ilustración y se corresponde con el reinado de Carlos III. Se expulsa a los jesuitas y se van sustituyendo a los colegiales mayores por los manteístas. Destacó la labor de Campomanes, que escribía y se documentaba sobre cuestiones del pasado. También citar a Jovellanos, y a Sempere y Guarinos que llevó una importante producción historiográfica desde el punto de vista del derecho. Aunque destacan, sobre todo a finales del XVIII, Capmany que escribe una historia económica de la Barcelona de la Edad Media y la Edad Moderna, y Forner. Sin embargo, ninguno de ellos está a la altura de lo acontecido en otros países.
PRIMERA ETAPA:
PREILUSTRACIÓN.
Aquella que enlaza con el S. XVII a
través de los novatores. Se produce la penetración de la Historia
crítica en España en relación con la Ciencia Moderna. Los
principios de la crítica histórica como ocurrió en Europa por
parte de Mabillon y los Bolandistas. Destacan personajes como: Manuel
Martí (Deán de Alicante),
el Marqués de Mondéjar, Sáenz de Aguirre (no desarrolla una
historiografía propia).
SEGUNDA ETAPA
(1730-1760):
Ubicada en las décadas centrales del S.
XVIII, en torno a la figura importante de Gregorio
Mayans, que dominará el
panorama intelectual y escribió sobre Historia. Hace de nexo entre
los novatores y los planteamientos del reformismo ilustrado que no
podían entrar debido a la Inquisición. Se caracteriza por
conocimientos científicos críticos. Se dedicó a la investigación
histórica para ver los errores que se produjeron en la Historia.
Mayans también destacó por haber ejercido una labor en pro de estos
planteamientos. En 1733 fue nombrado bibliotecario real, participó
en la creación de la Academia de Valencia. Utiliza el método
crítico en los estudios introductorios del pasado.
Políticamente no tuvo éxito, porque no
casaba con las tradiciones de la historiografía hispánica. En el S.
XVIII los jesuitas tenían el poder y Mayans era manteísta,
contrario a ellos, por lo que hicieron que su carrera política no
tuviera éxito. Por ello su labor quedó oscurecida. Estuvo
relacionado con las corrientes europeas, correspondencia con Francia,
Alemania, Italia y actuó como nexo para la penetración de la
tradición historiográfica.
Destacó también el Padre
Feijoo,
El Padre
Florez es el autor de Una
España sagrada. Es en este
momento, en 1738, cuando se produce la fundación de la Real Academia
de la Historia, que pretendía avanzar en los estudios históricos.
En sus proyectos destaca la elaboración de un Diccionario
histórico-critico Universal de España.
Se pretendía dar un conocimiento enciclopédico por medio de la
recopilación de textos. Pero este diccionario no llegó a nada, el
proyecto se abandonó.
TERCERA ETAPA:
REFORMISMO.
Coincide cronológicamente con el
Reformismo Ilustrado de Carlos III. Destacan personajes que escriben
sobre planteamientos políticos que favorecen la entrada de las luces
en España (por la expulsión de los jesuitas). No debemos olvidar
que en este momento aún existe la inquisición.
Es la época en la que Campomanes
lleva a cabo alegaciones fiscales, leyes con un contenido reformista.
Desde su puesto somete los estudios históricos. Escribe el Tratado
sobre la regalía de amortizaciones.
También destaca Jovellanos,
que llevó a cabo investigaciones históricas. Ambos, miembros de la
administración real, llevan a cabo reformas, realizando
investigaciones históricas y expresando planteamientos de la
Ilustración, con una Historia crítica y erudita basada en las
fuentes.
Destaca A.
Capmany con obras de
Cataluña, con enfoques económicos vinculados a la Historia de
España.
También destaca Juan
Pablo Forner, con sus
consideraciones sobre España en un prefacio.
Juan Sempere y Guarinos
escribió sobre la Historia
del Derecho y las instituciones”, con “Historia de los vínculos
y mayorazgos.
Se trata de autores que
ponen de manifiesto nuevas formas de enfocar los estudios históricos
en España y la penetración de influencias ilustradas europeas. No
hay una obra emblemática que nos sitúe en referencia para la
Ilustración española como ocurrió en Inglaterra o Francia.
TEMA 6. EL SIGLO DE
LA HISTORIA: ROMANTICISMO, HISTORICISMO Y POSITIVISMO
Entramos en el siglo XIX. Este siglo se
conoce como el siglo de la Historia.
La producción historiográfica es
amplia y densa. Hay criterios para organizar ese material, y que no
se presta con facilidad a un criterio de clasificación lógico (por
países, materias, etc).
Vamos a empezar recordando algunos
elementos que forman parte del escenario político y cultural que
tendrán su influencia en la producción historiográfica
decimonónica.
En este siglo ocurren
muchas cosas. Es muy distinto lo que ocurre a principios del siglo
XIX que a finales.
Algunas de estas cuestiones.
• La primera cuestión
es el impacto que representa
la Revolución Francesa
durante los primeros años del siglo XIX. El siglo XIX empieza bajo
el impacto de la Revolución. No es solamente la Revolución, son las
revoluciones en general (la de 1830 y 1848). Podríamos decir que el
siglo XIX fue una etapa de revolución, restauración, etc. Y esto
imprime una inestabilidad política importante, al menos en la
primera mitad del siglo XIX.
Esto tiene que afectar necesariamente a
la forma de hacer Historia, porque los historiadores nunca permanecen
al margen de los avatares políticos. Muchas veces se ven abocados a
apoyar una causa u otra. Los discursos históricos van a reflejar
posicionamientos a favor o en contra de. Es muy propio de periodos de
inestabilidad política.
• Otra cuestión que
nos remite a cuestiones socioeconómicas: es el siglo de
consolidación del
capitalismo, y en
consecuencia de las burguesías
(en sus distintas formas). En el siglo XVIII teníamos la burguesía
comercial, pero ahora se suma la burguesía industrial y financiera.
La burguesía alcanza el protagonismo en los órganos de decisión
política. Esto no quiere decir que la vieja aristocracia desaparezca
y haya sido desbancada; la aristocracia se adapta a los nuevos
tiempos y en algunos casos la burguesía se ennoblece.
La burguesía que
inicialmente ha hecho la Revolución, una vez va conquistando estas
cotas de poder, se va haciendo más conservadora y empieza a tener
miedo a futuras revoluciones. Conforme avanza el siglo se va
transformando a una burguesía moderada-conservadora, en gran parte
por la entrada en escena del proletariado. El proletariado se
concentra en las ciudades y va adquiriendo una conciencia de sí
mismo y empieza a reivindicar protagonismo político (sindicatos).
Esto también va a generar algunas
transformaciones en los discursos propios de la burguesía (igualdad,
libertad…).
En cualquier caso,
durante el siglo XIX triunfan los procesos asociados a las
revoluciones, la defensa de la libertad, la propiedad privada, el
republicanismo, la democracia, el laicismo, etc.
• Otro elemento es la
consolidación o aparición de
los estados. Consolidación
de aquellos territorios que han dado el salto desde el Antiguo
Régimen a un tipo de organización política claramente estatal. Se
consolidan. Y aparecen también nuevos estados (Italia o Alemania).
El siglo XIX es la época de los Estados, Estados que se basan en el
concepto de nacionalidad, una conciencia nacional. La nación es la
protagonista ahora y el fundamento del Estado; la nación está
integrada por ciudadanos, y tiene una historia. En los ciudadanos
radica la soberanía de la nación, y ya no en el monarca. Por tanto
hay que desarrollar la historia estatal y una conciencia nacional,
por lo tanto aquí los historiadores tendrán que contribuir a
legitimar estas nuevas realidades, construyendo un pasado donde uno
pueda encontrar la existencia de la nación.
Además a la Historia
se le pide, que ejerza pedagogía, que enseñe. Corresponde a los
historiadores en gran medida la construcción de un sentido cívico,
la construcción de un concepto de soberanía, de modo que los
historiadores tienen que educar en una serie de valores que son el
fundamento de la nación (laicismo, republicanismo, etc).
• El XIX es el siglo
más eurocéntrico.
Europa que ya dominaba económica y políticamente el mundo con las
colonizaciones del XVIII, ahora no solo intensifica el dominio sino
que además desarrolla, a través de exploraciones científicas, los
contactos con este mundo de desde una perspectiva de dominio,
consiguiendo exportar las ideas. Se lleva a cabo en muchos terrenos:
exploraciones científicas (para conocer), investigaciones sobre la
Historia de estos continentes (restos llevados a Europa, al Museo
Británico), lo que se ve facilitado por los avances médicos (las
vacunas,…).
• La Historia
adquiere un rango independiente propio,
y empieza a ser financiada, creando cátedras los Estados, formando a
especialistas y profesores, se crean planes de Estudio de Historia,
se creando departamentos, se crean grupos de investigación, se crean
seminarios con alumnos y profesores, etc., lo que permite crear
escuelas. La historia deja de estar subordinada a otras ramas del
conocimiento. El Historiador ya ejerce a tiempo completo y no parcial
como un aficionado. Ello permite la especialización que dará lugar
a las monografías estudiadas en profundidad.
- La consagración de la Historia como disciplina académica
Todo esto tiene que ver
también con la institucionalización de la enseñanza de la
Historia. El XIX es la época en que la Historia se constituye como
una disciplina autónoma, una disciplina con rango científico. La
Historia ingresa en las universidades, y se impartirá por
profesionales de esa disciplina (ya no serán filósofos, teólogos,
políticos, etc). Ahora impartirán Historia de forma exclusiva y
será el Estado el encargado de retribuir a esos profesionales.
Será a finales ya del
XIX cuando la Historia se enseñará en los niveles primarios y
medios de enseñanza.
Aparecen vehículos de difusión propios
de Historia, las revistas de Historia, etc
La Historia obtiene un reconocimiento,
se institucionaliza y por lo tanto la figura del historiador; se le
otorga una consideración que antes no tenía. Por tanto se empieza a
tomar en serio a la Historia.
Los historiadores ya que cobran del
estado, tienen que contribuir a formar a buenos ciudadanos, tienen
que ser políticamente correctos.
En lo que se refiere a
los temas que abordan los historiadores del siglo XIX son muy
variados. Se produce también un avance importante en la
especialización de los estudios históricos. Empiezan a aparecer las
monografías.
No es que renuncien los historiadores a los grandes planteamientos
generales de la Historia, pero ahora se concentrarán mucho más a
las realidades específicas del pasado (monografías).
El siglo XIX desde el
punto de vista historiográfico es muy complejo, y a la hora de
adoptar calificativos para aplicar al tipo de Historia que se hace en
el siglo XIX no basta con uno o dos temas. ¿En el XIX qué es la
Historia? Muchas cosas.
A la hora de señalar
las grandes corrientes que coexisten en el siglo XIX y que influyen
más o menos sobre la Historia, hay que tener en cuenta que es la
época que aparecen las escuelas en el campo de la historiografía
(hasta ahora no existían). Escuelas en las que se reconocen un líder
y una rama de pensamiento y compuesta por discípulos que comparten
ideas básicas y que pueden ejercer influencia como grupo y sobre
todo que se puedan reconocer como grupo a sí mismos.
Si tuviésemos que
clasificar todos los autores, obras del siglo XIX y clasificarlas
(pero no por materias) por tendencias historiográficas…nos
llevaríamos una sorpresa, nos encontraríamos en que una gran parte
del material del siglo XIX dudaríamos mucho donde encajarlo
(podríamos encajarlo en varios cajones). Por tanto tenemos que saber
que la producción del XIX es híbrida y en ella ejercieron muchas
influencias. Esto ha planteado problemas para los estudiosos. Por
eso, muchas veces se han producido denominaciones múltiples para
esos autores y sus obras.
Vamos a ver: el historicismo, el
romanticismo, el positivismo, el marxismo (como producción
historiográfica con una presencia importante en el mundo académico
es del siglo XX, pero ya se inicia en el XIX).
- Las raíces del historicismo
El historicismo, ha
sido definido de muchas formas. La más amplia es:
El historicismo en realidad se aplica,
más que como un sustantivo, se entiende mejor como calificativo. En
el origen el historicismo era eso.
- Elementos definitorios del historicismo
El historicismo no deja
de ser y es fundamentalmente una
visión histórica de los fenómenos humanos,
de modo que es difícil no ser historicista desde dentro del ámbito
de la Historia, es un proceso de comprensión acerca del hombre en el
cual la referencia histórica
es fundamental para entender los fenómenos
que le atañen. El historicismo consiste en una actitud según la
cual todo lo que afecta a las sociedades humanas solo puede
entenderse cuando se acude a su dimensión histórica, teniendo en
cuenta los condicionantes de tiempo y espacio. Todo lo que afecta al
hombre. El historicismo se puede aplicar a cualquier rama que se
encargue del estudio de los fenómenos humanos, y que tiene que
acudir a la Historia para explicarlos.
Sin embargo, el historicismo tiene
algunas implicaciones. El historicismo vendría a decir que todo es
cambio, evolución, y por lo tanto cuestionaría la existencia de una
serie de verdades o valores eternos independientes. Ejemplo: la idea
de naturaleza humana sería rechazada por el historicismo (en cierto
modo, el historicismo es una reacción contra la Ilustración). De
modo que entender el pasado humano en términos racionales era
suponer que en el pasado se cometían atrocidades. Este planteamiento
ilustrado no lidia con el historicismo. El historicismo pretende
entender las cosas en su contexto.
Por tanto el historicismo rechazaría la
existencia de verdades universales independientes del tiempo
histórico, rechazarían la idea de una naturaleza humana inmutable
(el derecho natural). Entonces esas concepciones de la Ilustración
es lo que rechazan.
Para el historicista, los
hechos son únicos e irrepetibles,
y no pueden comprenderse en virtud de categorías universales. Para
comprender los hechos hay que acudir a los contextos (evidentemente,
son únicos e irrepetibles). Hay que explicar las cosas en función
de las circunstancias concretas en las que se produjeron los hechos
que se trata de desvelar.
El historicismo en cierto modo también
es bastante relativista. El conocimiento que proporciona acerca de
los fenómenos humanos es un tanto relativista como contraposición
al universalista.
El historicismo
reivindica en definitiva (explicación restringida): la insistencia
en el carácter único e irrepetible de los hechos, y por lo tanto
del tipo de explicación histórica que se puede dar acerca de esos
hechos donde no se pueden entrar con ideas universales para explicar
cualquier cosa del pasado.
Entendido así, el
historicismo puede entenderse como un sustantivo o un calificativo;
hay cosas que son historicistas. Esto ha hecho que algunos autores
aparezcan como historicistas, pero también como algo más. De modo
que se habla por ejemplo de los positivistas también como
historicistas (Ranke, por ejemplo lo podemos encontrar como
historicista, positivista, como las dos, etc).
En definitiva el
historicismo sin más es algo difícil de encontrar en el siglo XIX.
Podemos encontrar actitudes historicistas. El materialismo histórico
y el marxismo se fundamentan en el estudio de la Historia, en la
transformación, son historicistas también; si se desprende al
marxismo de la historia se queda en nada.
Por tanto el
historicismo en sí solo dice muy poco acerca de una obra de Historia
(de una obra de economía o teoría política sí). No acabamos de
saber realmente qué hay dentro, ni que nos vamos a encontrar.
Así que el historicismo se entiende
mejor para aplicarlo a otras cosas.
- El romanticismo histórico
No se origina en el
ámbito de la historiografía.
Procede más bien del campo de la
literatura. Aunque también se expresó en las artes plásticas,
fundamentalmente en la pintura. También hay una Historia romántica.
Al no proceder el romanticismo del campo
del pensamiento, las características del romanticismo se asemejan
más a las artes.
CARACTERISTICAS:
• El romanticismo es un movimiento
individualista. Encaja bien
en el sistema de ideas de la burguesía del XIX.
La burguesía va a ir creando la
individualidad, que tendrá su máxima expresión en la propiedad
privada. Mientras que en el Antiguo Régimen la propiedad era un
concepto difuso; se utilizaba el término de posesión, pero ahora
hay propietarios.
• El romanticismo
también se centra en la idea
de la libertad, de expresión,
de pensamiento, entendido no tanto de las connotaciones políticas,
sino en la libertad de conciencia y el paso siguiente sería libertad
de expresión (romper con las ataduras, con los prejuicios que
atenazan el pensamiento).
• Políticamente
el romanticismo no está definido, aunque quedaría más del lado
conservador.
No hay que entender el romanticismo como librepensamiento, al
contrario, es muy cristiano.
• El romanticismo
reivindica la imaginación, la subjetividad, la intuición, los
sentimientos como facultades humanas principales para captar, y por
tanto para captar la realidad y el conocimiento. Frente a la razón
del XVIII, el romanticismo reivindica
las sensaciones, lo
subjetivo.
• El romanticismo en
el fondo es una reacción
contra la Ilustración,
contra los excesos de la ilustración, contra los excesos del
nacionalismo del XVIII (o eso es lo que pensaban los románticos).
Esta reacción se va a soldar en varios frentes:
- El propio concepto de naturaleza es muy distinto al del siglo XVIII. Los románticos reivindican la naturaleza, pero de forma más primaria, que no tiene que ver nada con el mundo de las cosas. Es la naturaleza en estado puro.
- A los románticos les gustaban la tempestad, los jardines neoclásicos. Y no la naturaleza domesticada.
- Rousseau había sido uno de los precursores del romanticismo, porque había reivindicado este tipo de naturaleza.
• Otro elemento
propio del romanticismo es el interés
por la Edad Media. Los
ilustrados habían considerado a la Edad Media una época de
tinieblas para la razón. El romántico en esta postura de reacción
contra los excesos de la Ilustración reivindica la Edad Media como
una época interesante, no es esa época sombría de la que ya
hablaron los renacentistas e ilustrados. Los románticos la recuperan
porque es una época con grandes ideales que conectan con esa forma
de pensamiento.
- La Edad Media es la época del ideal caballeresco y cristiano. En nombre de estas dos cosas, los hombres hicieron grandes hazañas.
- Es el romántico quien inventa el goticismo.
Por tanto el
romanticismo desde el punto de vista de la Historia estudió la Edad
Media.
• Propio del
romanticismo es la exaltación del pueblo, de las tradiciones, de las
costumbres populares, de las raíces.
- Entendían que en la Edad Media estaban las esencias. Va a suponer un enlace directo con el precursor de esto: Herder.
Herder es el prototipo
para los románticos de la concepción historiográfica que ellos van
a defender y al que reconocen como precursor. Éste hablaba de las
esencias que estaban en los pueblos (volkgeist), y que se
manifestaban a través de las lenguas, el derecho, las leyendas, etc.
Los románticos van a reivindicar esta idea.
• De ahí por tanto
de la construcción de una Historia en gran medida nacionalista, que
trata de buscar la esencia de la nación (conexión con la creación
de los estados).
No necesariamente los
románticos son todos nacionalistas, pero lo propiciarán. No
encontraremos en el XIX una obra historiográfica nacionalista que no
sea romántica.
• También es propio
el gusto por lo exótico
(lo propio y lo ajeno). El exotismo entra también dentro del gusto
del romántico, porque es una forma de trasladar al otro lo que se
valora en sí mismo.
• En la forma
expresiva también se detecta la forma romántica. La forma expresiva
del romántico no se basa tanto en el razonamiento, en la exposición
de ideas hilvanadas, sino más bien la forma expresiva del romántico
se basa fundamentalmente en la metáfora, en la imagen, más que en
la demostración. El romántico prefiere emocionar, más que
convencer.
Vamos a encontrar
formas expresivas que se
asemejan más a la literatura.
Esto es peligroso, porque puede hacer de la historiografía de la
Historia un género muy próximo a la literatura. El romántico tiene
menos cuidado en los aspectos demostrativos (el ilustrado era
especulativo pero de forma filosófica, donde la razón avanza por sí
sola). El tipo de discurso Romántico es especulativo, pero es
distinto, porque son las ideas, metáforas las que aparecen, son
imágenes.
Cronológicamente hay
que decir que el Romanticismo tuvo una mayor influencia en la primera
mitad del siglo XIX. Así que en esa primera mitad encontraremos
obras que contengan estos sustratos. Conforme vamos entrando en la
segunda mitad se va diluyendo la influencia del romanticismo, así
que esos componentes estarán más ausentes.
¿Qué predomina en la
segunda mitad del XIX? El positivismo
- Comte y el positivismo
El positivismo hay que
diferenciarlo claramente, ya que en su origen es una filosofía
social. Y cuando se presenta como una forma de hacer Historia
adquiere unas connotaciones distintas.
El positivismo surge en el campo de la
filosofía, y cuando tratan de aplicarse algunos de esos principios
al campo de la Historia, es cuando se aplican solo algunos elementos
del positivismo, pero no los que comporta ese sistema filosófico.
Vamos a hablar del positivismo como
sistema filosófico, porque tuvo una gran influencia intelectual, que
afectó a muchas ramas: derecho, filosofía, historia e incluso a la
política.
El positivismo a diferencia de otras
tendencias y a semejanza del marxismo, tiene un creador. Hay un acta
de fundación. Hay un autor que inventa la palabra, el sistema
filosófico, por lo tanto podemos decir que hay una escuela
positivista de la cual él se considera el padre.
El creador del positivismo es el francés
Augusto Comte.
Augusto Comte
(1798-1857)
Si hubiera que dar una definición de
“positivismo” diríamos que es un sistema filosófico basado en
la experiencia y el conocimiento empírico de los fenómenos
naturales como forma de conocimiento. Para el positivismo, la
metafísica o teología son sistemas imperfectos porque no pueden ser
comprobados.
Todo método científico
debe basarse en un método empírico. Comte escribió Sistema
de Política Positiva y Curso
de Filosofía Positiva, seis
volúmenes entre 1830 y 1842. El planteamiento de Comte era tratar de
dar respuesta desde el terreno de las Ciencias Sociales a los cambios
“revolucionarios” que se estaban produciendo en el terreno
científico, político, industrial,… pues vivió bajo el impacto de
la revolución francesa y la Revolución Industrial, cambios que
quería llevar a la Filosofía.
Ofrecía una
reorganización intelectual, normalización de las ideas, con una
reorganización moral y política, en definitiva una transformación
del orden social, pero no es una transformación en el sentido
actual, no era un socialista, aunque se publican las obras clave del
pre-socialismo, obras anteriores a la publicación del “Manifiesto
Comunista”. Para realizar la transformación expone las bases de la
Filosofía Positiva, no positivista. Trata de demostrar que la
metafísica no aporta conocimiento alguno y que los intelectuales
deben centrarse en el estudio de la sociedad positiva.
Fue el creador de un
sistema de filosofía que llamó filosofía positiva; con el tiempo
lo llamó positivismo (en contraposición a lo negativo).
Comte es consciente que
está llevando una forma de concebir la filosofía en una obra que
fue publicando en varios volúmenes (6) Curso
de filosofía positiva. Es un
intento sistemático de intentar ofrecer una alternativa ante la
teología y la metafísica.
Comte consideraba que
la filosofía no podía ser abstracciones, ni siquiera Dios. Él
consideraba que la filosofía debía ocuparse de la sociedad, de las
cosas humanas. Y trata de dar una respuesta a (lo que para él era)
la ciencia. La filosofía tenía que ocuparse de una forma científica
de las cosas humanas, pero desde una actitud y unos procedimientos
científicos, sino no era un conocimiento verdadero. Por eso
rechazaba la teología y la metafísica, porque eran especulativas.
Científica quería
decir: atenerse a los hechos, observarlos, experimentar, deducir,
establecer leyes, generalidades…
Se ha dicho que el
abuelo de la Sociología fue Comte. Por tanto Compte está pensando
en algo que se parece bastante. Él viene a identificar la filosofía
como una ciencia de la sociedad, pero él está pensando en todas las
ciencias sociales.
Su objeto de estudio es la sociedad y
las reglas que rigen su funcionamiento. Eso es lo que tiene que hacer
también el filósofo.
Él distingue a la hora
de avanzar en la formulación de estas leyes generales que rigen en
la sociedad entre lo que denomina: la estática y la dinámica.
- La estática social: es algo parecido a lo que más tarde se denominarían las estructuras. Las características básicas sobre las cuales funciona una sociedad; los cimientos sobre los que descansan las sociedades humanas. Por tanto uno de los objetivos del filósofo es captar esta estática social.
- La dinámica social: aquello que hace que a pesar de la estática, de esas bases, las sociedades vayan cambiando. Y por tanto la dinámica social debe dedicarse a descubrir en base a qué cambian las sociedades. Y si es posible formular a través de leyes, de principios generales esa mutación.
La forma en que se
transforma la sociedad es una preocupación esencial y sobre todo lo
es para esta rama que empieza a aparecer, que es la Historia. la
Historia sería esa disciplina que trata de dar cuenta de la dinámica
social. Comte habla de la Historia cuando hace alusión a la dinámica
social.
Las sociedades van
cambiando no por la acción de la voluntad humana (idea acerca de las
leyes que rigen la Historia). No es el hombre quien con su voluntad
decide la dinámica social, el hombre es más bien un ser pasivo, más
que agente. Lo que Comte quiere entrever no es un determinismo
histórico, pero sí movimientos de desarrollo a lo largo del tiempo
que hacen que las cosas se vayan sucediendo al margen de la voluntad
humana (no es providencialismo). Lo que Comte está tratando de
explicar son las fuerzas objetivas e impersonales que hacen que las
sociedades cambien. Pero ese cambio obedece a unas causas objetivas.
Aquí hay un entronque
con algunas de las ideas de los ilustrados. No es el individuo el
protagonista de la Historia, sino la sociedad.
Comte propone unas
leyes, que según él rigen el proceso histórico y que resume en lo
que denomina la ley de los 3 estadios (no solo de la humanidad, sino
los 3 estadios de la concepción que la sociedad ha ido creando
acerca de la Historia y de sí misma). 3 estadios que se corresponden
con las diversas fases de conocimiento que el hombre ha ido creando
(el modo de conocer el hombre su propia Historia). Es como si al ir
avanzando la Historia, el hombre hubiera ido desarrollando forma de
conocimientos conectados.
Los 3 estadios son:
- El Estadio Teológico: él lo asimila a la infancia de la humanidad, y se correspondería con esa fase en la que los acontecimientos tratan de explicarse de un modo elemental, primario, apelando a los sobrenatural para explicar la realidad, a la fuerza de la naturaleza que desconoce el hombre, a la magia, determinadas formas religiosas (el politeísmo)…es decir el hombre acude a unas formas de explicación de la realidad de carácter primario.
- Estadio Metafísico: se correspondería con la fase en la que los fenómenos humanos se explicarían invocando categorías filosóficas abstractas para tratar de explicar la realidad. Se trataría de buscar la esencia de las cosas. No es conocimiento verdadero.
- Estadio Científico o positivo: para él lo positivo es lo científico. En este estadio el hombre ya aplica la ciencia y trata de aclarar las causas materiales de los fenómenos explicando a través de un principio de causación cómo se producen esos fenómenos a través de un método científico, y que permitirán establecer leyes.
En este planteamiento
hay referencias implícitas a planteamientos ilustrados. Aquí uno
puede encontrar reminiscencias con la idea ilustrada de progreso de
la razón (avance histórico de la sociedad). Más que la razón es
el método científico.
El positivismo tal como
lo definía Comte tenía mucho que ver con el planteamiento
filosófico, y dentro de esto, entraba también como objetivo de la
filosofía positiva establecer generalizaciones para explicar leyes
generales que den cuenta de la realidad, pero no en términos
abstractos, sino de hechos observables. El saber positivo se abstiene
a las cosas tal como se muestran a la observación. El saber positivo
por tanto su metodología da mucha importancia a la observancia de
los hechos, a la verificación a través de la observación y de la
experimentación.
Esta parte está más
relacionada con el método que luego tomó la historiografía
definida como positiva. Hay que distinguir a Comte de lo que luego se
aplicó a la práctica del positivismo histórico. El positivismo
histórico es una concepción
sobre la práctica de la Historia, sobre el método historiográfico.
Comte también expuso
como parte de ese sistema las implicaciones en el campo de la
política, de la religión. En el siglo XIX es útil catalogar
políticamente a los historiadores, y Comte concedió importancia a
la política y la religión. Él le concede a la religión como un
proceso moral. El progreso de los hombres debía ser político, de
razón y de moral, y para eso estaba la religión. Le interesa la
política también porque él concedía y lo explicó en un tratado
de varios volúmenes: Sistema
de Política positiva. Y
venía a decir que la política, era la ciencia del arte del buen
gobierno. Y la política debía echar mano de los científicos, de
los sabios. Los sabios (los tecnócratas) debían ser quiénes
gobernaran (los científicos)
- Científicos: los que actúan y conocen la realidad a través de un método científico.
Él no era demócrata.
Y consideraba que a través de esta forma se avanzaba.
Bourdeau
Nos interesa porque a finales del XIX
(1888), publicó la obra La
historia y los historiadores. Ensayo critico sobre la Historia,
donde desarrollaba los planteamientos de Comte para aplicarlo a la
Historia, pero era una obra de epistemología. Bourdeau planteaba de
nuevo la imagen organicista; el hombre es un ser vivo. La idea
comtiana de la dinámica social encajaba con la imagen de la sociedad
como un cuerpo vivo, orgánico. Por lo tanto los historiadores deben
prestar atención a los aspectos biológicos.
Bourdeau reivindica que a la hora de
establecer las leyes sociales, los historiadores deben centrarse en
estudiar el comportamiento humano natural de la población, la unidad
familiar como base social, el hábitat, la forma y organización del
hábitat, la alimentación, etc todo los aspectos de las actividades
humanas pero también las biológicas.
Reclamaba una Historia de la humanidad
como especie.
No le interesaba a
Bourdeau los individuos singulares de la Historia. Él critica una
forma de hacer Historia, que no era exactamente la que propugnaba la
Historia metódica (el positivismo historiográfico, y Bourdeau era
comtiano). Él decía que la Historia no siempre satisfacía las
exigencias de la Historia como una ciencia. El objeto de la Historia
es indefinido, vago, ambiguo, etc. El método histórico es también
incapaz de constatar los hechos con total garantía. La Historia (y
aquí critica al positivismo historiográfico) es incapaz de
establecer leyes, se queda en la simple aplicación de leyes
concretas. Los historiadores además no se han preocupado la
generalidad de los hombres, los colectivos, se han preocupado nada
más de los hombres singulares.
La Historia es claramente un proceso
impersonal (coincide con Comte). Reivindica la estadística. Los
historiadores deben prestar atención a los hechos regulares, pero no
a los hechos aislados, sino a los hechos impersonales, que son en
realidad movimientos de masas.
Solo así la Historia
podrá ser un saber científico, acudiendo a la impersonalidad.
Estamos en 1888.
Lo que hace Bourdeau
es una propuesta de otro tipo
de Historia comtiana. Considera que la Historia ni siquiera, la
positivista, satisface la propuesta comtiana.
Bourdeau sería
un comtiano que discrepa de la Historia positivista; él critica
algunos de los defectos que él ve.
- Influencia del método comtiano en la historiografía inglesa
Comte y el positivismo
probablemente constituye una de las primeras escuelas. Escuela en el
sentido de que tiene un líder, un catecismo que comparten, etc. Hay
autores que se consideran a sí mismo comtianos y positivistas, sobre
todo en Francia e Inglaterra.
INGLATERRA
Hay que mencionar a dos intelectuales,
cuya vinculación con la Historia fue algo mayor que la de Comte:
Stuart Mill y Buckle.
Stuart Mill
(1806-1873)
John Stuart Mill fue el introductor en
Inglaterra de las ideas de Comte.
Mill pude considerarse
el máximo representante del Positivismo en Inglaterra, pero del
positivismo filosófico-político. También el filósofo y
economista, escribiendo siempre desde un planteamiento reformista del
XIX pero no socialista (ni utópico ni marxista). Escribió sobre
varias disciplinas de las ciencias sociales. Tuvo influencia del
padre del utilitarismo, Bentham, dando ambos forma a ese
utilitarismo.
De Mill hay que nombrar
su extensa obra, en la que trató de fundir los postulados de Comte
con la tradición inglesa, pero es un reformador, reclamando los
derechos de las mujeres, defendiendo su igualdad. También reclama la
educación obligatoria hasta cierta edad. Es el precursor de ciertos
planteamientos ecologistas, queriendo un control público de los
recursos naturales. Para evitar la degradación. También pide un
control de la natalidad.
Escribió Sobre
la libertad, Principios
de Economía Política
(1848), donde habla de economía política y su “Autobiografía”,
donde analiza su itinerario intelectual.
Se hizo eco de la
corriente del utilitarismo defendiendo la idea de que el conocimiento
se adquiría a través de la experiencia y sobre todo que el
comportamiento humano trataba de obtener la utilidad de las cosas.
Se hizo introductor de
la sociología en Inglaterra a través de las ideas de Comte,
conocimiento científico en base a la experiencia construyendo un
saber positivo.
Mill habla de historia
de forma puntual considerándola una ciencia social que tiene como
cometido demostrar cómo han evolucionado las sociedades humanas.
Defendía causas
radicales, y por eso pasó a la Historia (radical es el que va a la
raíz, no porque fuera extremista). Era radical en el sentido de
cuando se defendía determinadas propuestas que se adelantaban a su
tiempo. Mill no se consideraba marxista, pero era un profundo
reformista social. Él luchó por introducir reformas sociales en
Inglaterra.
Mil escribió sobre
muchos temas, entre ellos de economía (economía clásica). Era un
liberal progresista.
Defendía causas como
la propiedad pública de los recursos naturales (algo raro en el
siglo individualista del XIX). Defendía la igualdad de los sexos en
política y en todo (por eso fue uno de los padres de los movimientos
sufragistas). Defendía el control de natalidad, defendía la
educación gratuita y para todos.
Nos interesa porque
todo este programa reformista se inspiraba en la propuesta social
comtiana. Efectivamente, hay que actuar con un método científico
para comprender la sociedad, que solo se entiende a través del
positivismo (lo que pasa que Mill sacaba consecuencias prácticas). A
partir del conocimiento de esas leyes había que hacer propuestas.
En definitiva era otra
forma diferente a la de Comte, que era observador y antidemocrático.
Ser comtiano no significaba ser positivista.
Buckle
(1821-1862)
Henry Thomas Buckle, comtiano, aplicó
el planteamiento de Comte al campo de la historia y no solo a la
economía. Autor de una obra llamada Historia
de la civilización en Inglaterra
donde lo que hace es desarrollar una metodología histórica basada
en el empirismo, el razonamiento inductivo y defender en una obra de
historia como la de Inglaterra las posibilidades de ese método. Es
decir, trata de hace una revisión de la Historia de Inglaterra,
aplicando los criterios comtianos.
No le interesan los
reyes, sino los procesos colectivos y sociales, siendo uno de los
primeros en darse cuenta del uso de la estadística para la historia.
Y la suma de muchas acciones individuales dará una visión colectiva
de forma numérica.
Buckle lo hace porque
no le interesa el comportamiento de una persona sino el
comportamiento de las masas de personas, que son consecuencia, no de
los grandes genios de la historia, sino de muchos actos anónimos de
personas que no se ponen de acuerdo en hacer una cosa y se toman
muchas decisiones, que son indicio de comportamientos colectivos.
Se hace eco de la
ciencia empírica para introducirla en la Historia.
Escribió La
Historia de la civilización de Inglaterra,
donde se anticipaba a muchas de las ideas de Bourdeau acerca de la
Historia, pero en este caso aplicada a Inglaterra. La Historia de
Inglaterra era casi una Historia universal, pero realizada a través
de método comtiano
- Las filosofías de la Historia
TEMA 7.
HISTORIOGRAFÍAS NACIONALES EN EL SIGLO XIX
Vamos distribuir en tres etapas la
historiografía francesa del XIX. En este tema vamos a ver dos.
En Francia empiezan a producir libros de
Historia los historiadores a una edad temprana y los siguen haciendo
a una edad tardía. Entonces, su producción historiográfica ¿dónde
la encasillamos? Lo resolveremos constatando cuáles son las
peculiaridades más representativas de ese historiador y los
enclavaremos en una etapa determinada, a pesar de que también haya
producido cosas de otra etapa. Encasillamos a los autores en función
de la época en que aparecen con consistencia los elementos más
significativos de ese historiador.
El segundo problema es que, los
historiadores, a lo largo de su vida experimentan cambios,
evolucionan. Es por eso, que los historiadores hacen cambios en los
planteamientos de sus estudios historiográficos. De modo que un
historiador que inicialmente tenía una serie de peculiaridades puede
haber ido evolucionando igual que la sociedad, y acabe su vida con
una visión de la Historia totalmente diferente a como lo había
hecho.
Toda tentativa de clasificación tiene
estos problemas, lo que pasa es que en el siglo XIX es más evidente
que en otras etapas los cambios que se producen en la concepción de
la Historia.
Aquí resultaría complejo abordar todo
el siglo XIX, pues evolucionó mucho, por lo que establecemos una
periodización o clasificación cronológica. En Francia el siglo XIX
es el siglo de la Historia, pero es muy diferente de unos momentos a
otros. Vamos a distinguir tres etapas, la primera más caracterizada
por las ideas románticas, pero este romanticismo irá perdiendo
fuelle con las siguientes etapas:
• Historiografía
de la primera mitad del S. XIX:
El rasgo esencial es que se produce bajo
el impacto de la Revolución. En este momento los historiadores
franceses acusan esa influencia del romanticismo.
Sobre la Revolución, decir que Francia
vivió dos etapas revolucionarias más (1830-1848), donde se
consolida un régimen más o menos liberal, con el consiguiente éxito
de la burguesía, ésta se instala en el poder con un régimen
liberal y parlamentario.
• Historiografía
durante el II Imperio (1852):
Los historiadores son ahora profesores
universitarios, pero también proceden de campos no profesionales,
escribiendo también periodistas y políticos, que entran en la
Historia para defender una causa, por lo que la Historia está muy
ideologizada por estar bajo el impacto de la Revolución y la
practican “no profesionales”. Por ello la historiografía
francesa de este momento es una historiografía militante
ideológicamente, comprometida con proyectos de signo liberal y
republicano, aunque también hay una historiografía comprometida con
posiciones conservadoras y reaccionarias, desde ideas jacobinas, a
ideas liberales.
• Historiografía
a partir de la III República:
Es una historiografía comparativamente
laica, constitucionalista y comprometida con los valores de la
burguesía. La historiografía contrasta con el cosmopolitismo de los
ilustrados franceses porque es más nacionalista y europeísta,
aunque no llega a los extremos nacionalistas posteriores.
Tiene una clara influencia del
romanticismo pero bascula entre dos fuentes, el propio romanticismo
(donde interesa narrar lo que ha ocurrido, centrándose en figuras y
hechos individuales, que se detiene a trazar retratos de los
personajes con importancia en el pasado) y la narrativa (más
interesada por fenómenos de carácter social, donde el protagonista
de las individualidades queda diluido por los grupos). Es más
próxima a los presupuestos de la ilustración.
En ella interesan más
las cuestiones relativas a la sociedad e instituciones,
administración, economía, etc. Es más próxima a lo que luego será
la positivista.
- Francia en la primera mitad del siglo XIX: bajo el impacto de la Revolución
Tiene rasgos propios
que otorgan una personalidad especial a esta etapa. Cuando pasamos a
la segunda mitad de siglo dejan de ser significativos esos rasgos.
Algunos de esos rasgos son:
• Durante la primera
mitad del siglo XIX es una etapa especialmente convulsa políticamente
hablando. Es una etapa muy influenciada por la Revolución.
- Época napoleónica
- Etapa de Carlos X
- Los gobiernos de Luis Felipe de Orleans
- La revolución de 1848
• Impacto importante
de la Revolución.
La Revolución se convirtió en un
género historiográfico. De modo que los grandes historiadores
franceses de la primera mitad del siglo XIX escribirán sobre la
revolución.
• La revolución trae
consigo un sentimiento nacional, patriótico.
Hay un intento de construir una Historia
francesa en la cual en esa Historia francesa, la Revolución es el
hito más importante. Hay conciencia que esta etapa es una etapa muy
diferente a la pre-revolucionaria.
Los historiadores
tienen que dar cuenta de este cambio y de esta toma de conciencia.
Ahora hablan de democracia, republicanismo, laicismo, propiedad
privada, libertad…una serie de valores que han traído los
burgueses revolucionarios. Donde el ciudadano se ha impuesto sobre el
súbdito. Es el triunfo de la burguesía liberal que va extendiendo
estos valores.
Esto influirá en la
forma de hacer Historia, de la forma siguiente: los historiadores del
XIX todavía no son profesionales a tiempo completo de la Historia.
En la Francia en la 1ª mitad del siglo XIX aun no se produce la
profesionalización de la Historia (aunque ésta, sí que ha
penetrado en las instituciones académicas). Esto no es lo que
predomina en el campo de la historiografía.
Quienes escriben
Historia son mayoritariamente periodistas y políticos, y no
profesores universitarios. Entiéndase periodista en esta época como
el individuo que escribe en la prensa periódica (semanario,
publicación mensual, anual, etc). El tipo de escritor al que nos
referimos no es al de la crónica urgente, sino al del ensayo
periodístico, que permite al periodista opinar y escribir de
historia para opinar; algunos de los historiadores utilizaron esta
vía. ¿Para qué escriben? Para tomar partido, para defender causas
políticas…es un periodismo político que acude a la historia para
encontrar argumentaciones y puntos de vista sobre el tema.
• También una buena
parte de los historiadores de esta primera mitad del siglo XIX
participan activamente en la vida política, ocupando cargos. De modo
que parte de los grandes historiadores franceses serán ministros,
jefes de gobiernos, etc (época inestable con muchos cambios de
gobierno).
• Algunos estudiosos
de estas cuestiones de la historiografía francesa han querido ver de
forma clara cómo en esta época en Francia, comienzan a definirse
dos formas (no necesariamente contrapuestas) de expresión del
discurso histórico; dos formas de hacer Historia. Dos formas que
muestran una especie de bifurcación de los caminos que no se separan
completamente.
Estas dos formas de
hacer historia serían:
- Una historia narrativa, unos historiadores narrativos, donde la narración es lo que predomina. Adoptan esta fórmula, que en el fondo es una forma de entender la Historia, porque se centran en los acontecimientos. Historiadores que apuestan por una expresión próxima a la literatura en la forma expresiva, no en el contenido.
- En esta corriente, entrarían en escena con un protagonismo importante las grandes personalidades de la Historia, que con su genio particular habrían sabido guiar el transcurso de los acontecimientos. Una Historia en las que en estas narraciones se resaltan las virtudes y las cualidades humanas de estas personalidades, etc
- Sería una Historia muy próxima a los postulados del Romanticismo. Una Historia que refleja parte de esta corriente.
- Una Historia, por tanto, que en muchos casos aborda el tema de la Edad Media.
- Si hubiera que buscar un representante de este tipo de historiador, el paradigma sería probablemente: A. Thierry.
Thierry
(1795-1856)
Además de historiador, fue ensayista,
escribe en la prensa para expresar sus ideas (luego recopilaría sus
artículos en libros). En ellos trata de buscar argumentos sobre la
Historia contemporánea. Es un individuo que comulga con los ideales
de la Revolución francesa. Va a dedicar su atención
fundamentalmente a la Edad Media. Thierry también va a destacar por
el recurso a la erudición para argumentar sus visiones acerca de la
Historia. Entre sus obras destacan: Cartas
sobre la Historia de Francia
o Consideraciones sobre la
historia de Francia (ambas
recopilaciones de sus artículos). Conquista
de Inglaterra por los normandos
(interés por la Edad Media). Se interesa por la documentación
municipal. Incluso tiene un libro en esta línea de erudito, que es
una colección: Colección de
documentos inéditos de la historia del Tercer Estado.
Frente a esta historia
narrativa, también se desarrolla una:
- Historia explicativa: predomina más la explicación que la narración. Esta historiografía que se desarrolla de forma paralela estaría vinculada no tanto al romanticismo, sino a la tradición filosófica racionalista de la Ilustración, de la cual se considera deudora en algunos de sus planteamientos.
- Una Historia más explicativa en que la forma de contar el pasado es más analítica. Tratan no de describir y recrearse en la narración de las cosas concretas, sino que considera más bien el análisis, los rasgos dominantes de las distintas épocas que abordan, no se centran solo en los hechos políticos, sino también en rasgos culturales y sociales. Es una Historia que trasciende la simple narración, para explicar las cosas.
- Estos historiadores más explicativos que conectan con algunos filósofos de la Ilustración tratan de buscar otro tipo de explicación. Se aproximan un poco al positivismo comtiano; forman parte del mismo espíritu de la época. Esta forma de hacer Historia no necesariamente tenía por qué ser positivistas comtianos.
- El ejemplo paradigmático de esta corriente sería el suizo nacionalizado francés: Sismondi
Sismondi
(1775-1842)
Destaca además del ámbito de la
Historia. Tuvo mucha influencia como Thierry, pero no tanto en el
campo de la Historia. Sismondi abordó el ensayo desde diversas
ópticas complementarias, ejemplo: se les reconoce bastantes
contribuciones a la teoría económica clásica (de Adam Smith). Pero
lo hizo desde un planteamiento más crítico. Contribuyó Sismondi a
señalar las deficiencias teóricas del sistema económico liberal.
Sismondi hizo por
ejemplo: Nuevos principios de
la teoría económica.
Destacó también Sismondi como
historiador. Él tiene una visión de la Historia desde un
planteamiento jacobino. Era por tanto simpatizante de estos valores
que trajo consigo la Revolución. A nosotros nos interesa por haber
elaborado una Historia de los
franceses, en muchos
volúmenes (20), que era una nueva gran Historia de Francia. Donde
proclamaba una especie de historia global, donde abordaba e
interrelacionaba planteamientos de historia económica, social,
política, etc. Y aborda la H de Francia tratando de integrar estos
elementos.
Sismondi no era tan erudito como
Thierry, porque su Historia no era tan narrativa como explicativa, y
para una Historia explicativa en general, la erudición es menos
importante que en una Historia narrativa. Lo que importa en la
Historia explicativa es la cohesión de los hechos.
Además de estos
autores, los grandes historiadores franceses de la primera mitad del
siglo XIX fueron fundamentalmente otros. Como:
Michelet
(1798-1874)
Ensayista, historiador, no profesional
del todo, pero dio clases, y ocupó cargos en la administración
relacionados con la institucionalización de la Historia (miembro del
Colegio de Francia, director general de los Archivos Nacionales,
etc). Fue sobre todo el cargo de director general de archivos el que
le facilitó la tarea de historiador, lo que contribuyó que su
Historia fuera muy erudita, porque él acudía a los archivos.
Presenta una Historia documentada, aportaba bastantes materiales.
Su posición política también era
por-jacobina. Sus ideas republicanas, nacionalismo…
Escribió Una
historia de Francia en 19
volúmenes, y también una Historia
de la Revolución Francesa,
también en varios volúmenes.
Su Historia
de la Revolución Francesa
tuvo muy buena acogida porque acudió a los archivos de la policía
de París. Esto hace que su Historia, que es muy narrativa, tampoco
renuncie a la explicación.
Michelet construye una
visión de la revolución para exaltar la revolución. Es una
Historia que va más allá de la exaltación, porque está
documentada. Defiende como gran protagonista, no solo de la
Revolución y de la Historia de Francia, sino de la Historia al
pueblo, a la acción del pueblo. La acción del pueblo es una acción
que oscila entre el voluntarismo y la libertad de poder elegir y
también de un cierto determinismo (movimientos que tienen una propia
inercia que tienden a llevar los acontecimientos hacia una
dirección). Por tanto la Historia es una especie de lucha entre la
libertad y el curso de los acontecimientos que tiene una especie de
vida propia (y no tanto un determinismo).
El protagonista de la Historia es el
pueblo, y éste es una agente impersonal.
Tenemos que considerar a Michelet como
un heredero intelectual del alemán Herder. Michelet resalta la
nacionalidad y el genio francés, como algo casi atemporal que se va
perpetuando a lo largo del tiempo y cuya esencia es el pueblo (el
pueblo referido como el Tercer Estado). Él identifica el Tercer
Estado como una masa completa y compleja. Él pensaba como en una
especie de pequeña burguesía de clases medias bajas.
Michelet en definitiva no se plantea el
gran problema de la heterogeneidad del pueblo (que más tarde harían
otros historiadores).
Guizot
(1787-1874)
De una tendencia algo distinta es
François Guizot, representativo de la Historia profesional,
impartiendo clases de Historia en la Sorbona. También es
representativo de los políticos que hacen Historia, pues fue
ministro en la primera mitad del S. XIX y durante el Imperio. Fue
ministro de materias distintas.
Entre otros ministerios tuvo el de
institución pública, actual educación, dando dinero, apoyo
público,… Escribió diversas obras de temática variada y fue el
traductor de Gibbon. Fue uno de los promotores de la implantación de
la escuela primaria en todos los departamentos franceses y la
introducción de la Historia. De sus obras interesan Historia
de la Revolución Inglesa,
Historia de la Civilización
en Francia e Historia
de la Civilización en Europa.
Le interesa la
Revolución inglesa para compararla con la francesa. Políticamente
era mucho más moderno que el anterior. No simpatiza con los
jacobinos, tuvo un comportamiento crítico con la Revolución, no era
un reaccionario, pero sí un conservador.
No es un romántico,
sino más bien lo contrario. Se le ha considerado representante del
racionalismo experimental (propio de la Ilustración),
posicionamiento muy próximo al positivismo de Comte (más
experimental). Se aleja de Michelet por esto, pero se podía entender
en cierta forma que Guizot era un puente entre ambas posiciones.
Su discurso
historiográfico no es tan narrativo como Michelet, con un discurso
más explicativo, no recreándose en detalles concretos.
Presenta la Historia
como el desarrollo de la idea del progreso, lo que comparte con los
ilustrados del XVIII. Finalmente decir que la historiografía en
Guizot presenta un precedente del positivismo aplicado al campo
historiográfico. A pesar de esto, la Escuela Metódica Francesa
(período posterior) reivindicando a Guizot y Michelet.
Su influencia,
contribuyó a hacer una historia de Francia pero con un mayor
concepto de civilización y no solo las manifestaciones del pueblo de
Francia.
Tocqueville
(1805-1859)
Otro representante importante de las
tendencias historiográficas de la
Francia de la época es Alexis de
Tocqueville, un político que escribe Historia, pues fue ministro de
asuntos exteriores y su celebridad le llegó por dos obras de gran
repercusión en la época La
Democracia en América y El
Antiguo Régimen
y la Revolución.
Si lo tenemos que
encuadrar en las ideologías políticas diremos que no mostraba
rasgos románticos, sino que es partidario de un liberal moderado,
con planteamientos conservadores pero no reaccionarios.
Sobre él ejercen gran
influencia Montesquieu y los planteamientos ilustrados, considerado
sucesor de estos planteamientos. Tocqueville y Montesquieu coinciden
en la importancia concedida al derecho positivo, las leyes, como
reflejo del espíritu de un pueblo, del carácter y costumbre de una
nación, lo que se manifiesta en su libro de la democracia en
América. Trata de demostrar que en América es el ejemplo a imitar y
porqué surgieron estas formas políticas y le atribuye una serie de
causas, entre otras, fue el medio físico (el clima) pero también la
forma de articular económica y social, el tipo de sociedad, las
formas políticas y la situación moral del pueblo americano. Tiene
influencia del romanticismo.
Su otra obra, a pesar
de su título, se centra en el análisis de las estructuras del
Antiguo Régimen más que en la Revolución. Es una obra de carácter
explicativo, no descriptivo, con un intento de explicación de cómo
se produjo la crisis del Antiguo Régimen, insistiendo en los
conflictos sociales como desencadenante de los procesos
revolucionarios.
Al igual que Michelet,
su obra está bien documentada e informada, conociendo los archivos
franceses.
- La historiografía francesa durante el II Imperio
Es la etapa comprendida
entre mitad del siglo XIX al Segundo Imperio (1852-1870). Los
historiadores de este período tienen como elementos comunes:
• El tema de la
Revolución Francesa ya no tiene tanta importancia. Se entra en una
cierta desmitificación de los
valores del XIX, con un
replanteamiento de algunos de los mitos. La sociedad surgida de la
Revolución no es perfecta y sigue teniendo muchos fallos y
problemas. Aunque algunos de los historiadores del período anterior
continúan escribiendo durante el II Imperio. Algunos de los
escritores del II Imperio eran contemporáneos de los anteriores,
pero los encuadramos aquí.
• La burguesía
se está acomodando y se va volviendo más
conservadora, y esto llevará
a hacer una historiografía algo distinta.
• Menor compromiso
político directo sobre la historia. Mientras que antes eran
políticos e historiadores, ahora se centran más en el trabajo como
escritores sin ser historiadores desde el punto de vista académico.
• Los autores que
prestan más atención a manifestaciones espirituales de las
civilizaciones. Se ocupan de la Historia para atender a la Historia
de otras manifestaciones, problemas más espirituales que de los
hechos concretos. Se especializa en los aspectos concretos de la
civilización.
• Aquí la gran
influencia del romanticismo si diluye, predominando en su lugar la
influencia del positivismo,
tal como lo vimos en Comte.
• Se intensifica la
institucionalización de la
Historia como disciplina, con
pasos para hacerla una disciplina académica, con la creación de
instituciones, como la Escuela de Altos Estudios de París, el Museo
de Prehistoria de Saint Germain,… y otros órganos que prestigian
la práctica de la Historia. En este momento hay un gran desarrollo
de la egiptología y la arqueología fuera de Francia en general,
comenzando así el expolio de muchos yacimientos.
• Aparece la
denominación de Historia
contemporánea, como
siguiente al período moderno, con una concepción clara de que si no
hay una ruptura se da un paso de un período a otro marcado por la
Revolución, pensando que ese período revolucionario ya ha pasado,
ya no hay período de reacción por parte del Antiguo Régimen.
Taine (1828-1893)
Respecto a los autores más
representativos comenzamos por Hippolyte Taine, profesor de arte y
estética en la Escuela de Bellas Artes de París, fue miembro de la
Academia, ensayista, crítico filosófico, crítico literario e
historiador de la literatura. Se le ha considerado como representante
del positivismo en Francia, pues trata de aplicar a determinados
materiales de la Historia el positivismo de la Historia.
Hace hincapié en el
naturalismo, como las leyes que rigen a los seres humanos son como
las leyes que rigen la naturaleza, los datos preexistentes determinan
el devenir histórico.
La raza, el medio
ambiente y los elementos propios de los momentos históricos son los
responsables de la raza humana. Taine escribió muchas obras, de las
que destacan Filósofos
franceses del S. XIX, obra
mejor documentada de crítica filosófica, pero hace referencia a la
Historia, con la necesidad de tomar elementos científicos. Estos
principios positivistas también se aplican al caso de la literatura
en su obra de 14 volúmenes titulada Historia
de la literatura inglesa, con
un recorrido por los escritores ingleses, tratando de poner en
práctica un método distinto. Él trataba de analizar los factores
psicológicos que quedaban de manifiesto en la literatura inglesa,
para captar su espíritu, lo que se podía aplicar a los creadores,
que se podían relacionar con la cultura inglesa.
Nos interesa su obra
Los orígenes de la Francia
Contemporánea, en 3
volúmenes, donde ofrecía un cuadro constante completo de los
acontecimientos vividos en Francia desde el Antiguo Régimen y la
consiguiente Revolución. Era una Historia centrada en la Política,
pero sin descuidar otras manifestaciones relacionadas con aspectos
culturales. Taine ponía de manifiesto la inestabilidad política de
la Francia postrevolucionaria que procedía de problemas incubados
durante la revolución, como el excesivo centralismo del sistema.
Desde el punto de vista
metodológico es donde Taine realiza una aportación más importante,
con una obra menos ambiciosa que la otra Ensayos
de Crítica e Historia,
recopilación de trabajos donde en conjunto Taine recoge su ideario
como historiador y recoge una propuesta para los estudios históricos,
con una forma de hacer Historia por medio de unos principios
metodológicos. Por ello esta obra interesa más que las anteriores.
Nos aproximamos a su concepción de una Historia académica, diciendo
que la Historia debía ser una Ciencia experimental de acuerdo con
los principios del positivismo. La Historia es concebida como una
especie de anatomía y como una especie de mecánica, que se rige por
unos principios que el historiador debe analizar. El historiador debe
conocer la anatomía y saber cómo funciona, y para ello no es solo
entender sino también explicar las cosas. En el campo de la Historia
hay relaciones con los órganos que la integran, teniendo unas
funciones propias, son un cuerpo vivo, pero el historiador puede
trabajar como un biólogo para ver como se relacionan.
En sus ensayos llegó a
proponer una especie de método que anuncia o sirve de inspiración
para su sistematización posterior para la Escuela Metódica.
Taine propone un método
que deberían seguir los historiadores para que la Historia fuera esa
ciencia experimental. Este “método” que plantea Taine tiene
cuatro pasos:
- Análisis: reunión y selección de los acontecimientos del pasado, desechando ciertos hechos y acontecimientos porque no tenían la importancia requerida.
- Clasificación: el historiados ahora clasifica los hechos en función de los campos y materias a las que se refiere, relacionándolo con la religión, el arte, el comercio, la política,…
- Definición: consiste en la realización por parte del historiador de resúmenes, de síntesis, de enfoques de los temas a tratar. Para ello ha de resumir y sintetizar la información, con un criterio para enfocar el tema.
- Estudio: se trata de establecer relaciones entre los distintos enfoques sería la culminación.
Esto es lo que propone
como método siendo importante porque trata de convertir la práctica
historiográfica en un conocimiento científico. Su concepción sobre
la Historia le aproxima al positivismo, y él considera que en las
sociedades operaban leyes, de un modo que recuerda a las de la
naturaleza, no son universales, funcionan en determinada sociedad y
permiten explicar su funcionamiento, pero no se pueden variar en el
tiempo y espacio. Taine reclamó la interpretación de las sociedades
en función de los valores y creencias de cada época, considerándose
que eso era incurrir en anacronismos, pues hay que tener en cuenta
los valores y creencias de cada época. En el anacronismo cayeron
historiadores del período anterior. Aplica este análisis al estudio
de la Historia de la Filosofía, la Historia de la Literatura,…
teniendo en cuenta elementos como la raza, el medio y el momento
histórico, reclamando una perspectiva etnológica para entender los
personajes y la época en que desarrolla su actividad.
Renan (1823-1892)
Ernest Renan destaca por sus extensos
conocimientos de filología oriental, lenguas semíticas, lo que le
permite usar un método para acercarse a esos documentos. Renan
empezó a estudiar para sacerdote para estudiar la Historia de las
religiones, pero dejó el seminario. Fue miembro de la Academia
Francesa, fue Directos del Colegio de Francia,… y ejerció la
docencia.
De su obra destacan la Historia
General y Sistema Comparado de las Lenguas semíticas.
No es un manual de filología, sino de la Historia de las Lenguas,
interesándole la información que ofrecían los textos de esas
lenguas.
Nos interesa Orígenes
del Cristianismo en 8
volúmenes, tratando de hacer una Historia del cristianismo, pero de
los orígenes, de cuando se desarrolla, para lo que necesita conocer
esas lenguas semíticas. Se centra en Jesús como creador del
cristianismo. Pero presenta su figura como hombre, como ser
histórico, pues lo considera de gran importancia histórica. Hace
una especie de biografía, pero es mucho más, hablando del ámbito
en el que surge. Fue una obra bastante criticada por la Iglesia.
También escribe una
Historia del pueblo de Israel
y un Corpus de inscripciones
semíticas.
En estas obras trata de
dejar al margen los aspectos míticos, tratando solo los hechos
científicamente aceptados, por lo que importa que por primera vez se
hagan estudios científicos a cerca de Jesús de Nazaret. Se trata de
aplicar una perspectiva racional, positivista, con las aportaciones
de los documentos en sus lenguas originales y aplicando
descubrimientos procedentes de la Arqueología. Es un claro ejemplo
de la Historia positiva llevada a un terreno nuevo.
Fustel de
Coulanges (1830-1889):
Numa Denis Fustel de Coulanges podría
ser el autor típico representante del historiador académico
profesional que hace una obra muy sólida basada en la erudición, y
que con su ejemplo hace avanzar la Historia, pues construye una obra
sólida y muy bien fundamentada. Es un historiador académico que
enseñó en varias universidades, con un gran reconocimiento y
discípulos. Se inscribe en la Historia Erudita que valoraba la
argumentación, la erudición, la crítica, el conocimiento de los
documentos, el descubrimiento de nuevas fuentes, tomando la Historia
como algo construido por las fuentes según un método.
De sus obras destaca La
ciudad antigua, con un
estudio del clasicismo, la Edad Media y el Renacimiento, explicando
todos los conceptos de ciudad como célula política principal.
Otra obra es La
monarquía francesa e
Historia de las instituciones
Políticas de la Antigua Francia,
en seis volúmenes, explicando cómo evolucionan las instituciones y
la monarquía de Francia.
Coulanges era
consciente del esfuerzo que realiza para conocer los documentos,
diciendo él mismo que conocía todos los textos latinos desde el S.
VI a. C. al X d. C. Le interesa ya no la época contemporánea ni la
moderna, sino que le interesa el clasicismo y la Edad Media.
Se ha catalogado como
un historiador que refleja las influencias del positivismo. Considera
la Historia como un campo susceptible de conocer de forma objetiva,
que se ocupa del estudio de las sociedades humanas en el tiempo,
concediendo gran importancia a los documentos como prueba irrefutable
y objetiva. Aplicando la crítica a los documentos se podía crear
una historia objetiva, diciendo que el historiador tenía que llenar
los vacíos, tratando de llegar a conclusiones lógicas para rellenar
esos vacíos históricos.
- Inglaterra: la influencia de la economía sobre la historia
Es una Historia, en
general, menos interesante que la francesa, aunque es de alta
calidad, pero tiene menos interés porque en el S. XIX en lo político
y lo social es menos interesante, aunque se da la Revolución
Industrial. En Inglaterra no se da la revolución política y social
que se da en Francia, la gran revolución ya se había dado, sin
convulsiones políticas, pero tenemos los orígenes del marxismo y el
sindicalismo. Esto permitió cuestionar la idea de progreso, diciendo
que ese progreso no se resolvió de forma tan satisfactoria.
Hay una gran literatura
procedente de reformistas sociales, poniendo el dedo en la yaga de
los aspectos negativos de la Revolución Industrial. Pero esto no se
nota tanto en la historiografía, que no deja de ser panfletaria, que
toman como materia la Historia para defender una causa política.
Otra cuestión es que
los reformistas sociales y los economistas son importantes, y no solo
los economistas críticos, sino también los constructores de la
economía clásica liberal, que hizo Adam Smith con La
Riqueza de las Naciones, pero
que hicieron avances económicos como Malthus, bastante pesimista, o
como D. Ricardo (el mejor economista del S. XIX), etc. Pero no era
una economía historicista (entender las cosas que le pasan al hombre
comprendiendo las circunstancias que le rodean), sino que explicaba
de una forma muy débil basándose en que la economía se basaba en
unas leyes atemporales y la historia tenía entonces muy poco que
ofrecer para entender cómo funcionaba la economía. Esto perjudicó
a la Historia ya que la revolución industrial no es todavía un tema
historiográfico. Sin embargo sí que tuvo influencia el comtianismo
en el positivismo inglés.
Carlyle
(1795-1881)
Pero hay grandes historiadores como
Thomas Carlyle, ensayista, historiador, y crítico social, que
escribió de todo un poco, se casó con una escritora, se integró en
los círculos intelectuales ingleses donde se conoció como “El
Sabio de Chealse”. Era amigo de J. Stuart Mill y los reformistas
británicos.
Hizo un estudio bastante profundo de la
literatura alemana (como en Francia con la literatura inglesa).
Comprometido con reformas sociales.
Escribió también
Sátira Filosófica,
donde defendía ideas como la Filosofía de la indumentaria, crítica
de la superfluidad de la riqueza material. Se preocupó activamente
por las formas de vida de los trabajadores ingleses.
Escribió una Historia
de la Revolución Francesa,
laudatoria de las ideas revolucionarias, prestando atención a la
opresión de los pobres y la Revolución dentro de su idea de crítica
social.
Escribió una Historia
de Federico II de Prusia en
varios volúmenes, y Cartas y
Discursos de Oliver Cromwell.
Publicó una recopilación de conferencias con el título de Los
Héroes. Si tomamos
en conjunto las tres obras
vemos su planteamiento y la influencia del mismo. Para él los
grandes protagonistas
de la Historia eran los grandes hombres, los que fueron capaces de
captar su espíritu y
representar a todo el
conjunto de la civilización, justificando este interés por esos
héroes, que no llega a
realizar biografía, pero los toma como ejemplo de una civilización.
Su discurso no es novedoso
porque “solo” reúne
documentos referentes a esas figuras. No era un historiador nato
porque no somete
esos documentos a un análisis puro, no se preocupa por la veracidad
de los textos, sino que
simplemente los reúne.
Carlyle puede ser tomado como un representante del romanticismo
inglés.
Tuvo gran influencia en
la intelectualidad británica, como Charles Dickens. Se puede decir
que Carlyle lo que hace es reintroducir el género de la biografía.
- Macaulay y la concepción whig de la Historia
Macaulay
(1800-1859)
Thomas Babington Macaulay es un
historiador representante de los “whig”. Es un ensayista que
escribió una Historia de
Inglaterra en 5 volúmenes,
que se tomó como modelo de historiografía. Es una Historia de
Inglaterra en la Edad Moderna. Refinó el género del ensayo
histórico, llevándolo a la perfección. Él escribió los dos
primeros volúmenes que se vendieron muy bien, por lo que escribió
tres más. Fue también político, escribiendo en revistas.
Estudió derecho y
ejerció cargos importantes en la administración como miembro del
consejo supremo para la India. Dijo que el historiador era como el
pintor: el historiador debe pintar una época, con un dibujo fuerte,
por lo que se le denominó “el Rubens de los historiadores
británicos”. Su planteamiento de la Historia de Inglaterra es el
prototipo de la visión whig de la Historia, en una pugna contra los
conservadores.
Así, vemos como no se
trata de una Historia objetiva e imparcial, era una Historia
comprometida, que cuando aborda períodos o personas de la Historia
exagera sus virtudes o defectos según su ideología. Es una Historia
que contiene muchas anécdotas y muy bien escrita, con recursos
narrativos. La obra es un canto a la Revolución Gloriosa de 1688 en
clave liberal, diciendo que “fue una revolución estrictamente
defensiva, en cada una de sus palabras y actos se ve una veneración
por el pasado, ha sido la revolución menos violenta y más
beneficiosa, ha sido la última revolución inglesa, por la autoridad
de la ley, la seguridad de la propiedad, la paz y dicha, debemos
gratitud al parlamento, la revolución y Guillermo de Orange.”
TEMA
8. PROPUESTAS DE UNA HISTORIOGRAFÍA CIENTÍFICA EN EL SIGLO XIX
ACADEMICISMO Y
PATRIOTISMO EN EL HISTORICISMO POSITIVISTA ALEMÁN.
En la Alemania del
siglo XIX se pretendió hacer una historia científica. Las
condiciones en Alemania eran diferentes a las de Francia, sirviendo
la historia para reflejar los ideales de la revolución, y sentando
las bases de la burguesía.
En Alemania a
principios del XIX se aspira a una unificación política y a
emprender el camino de la modernización sin correr peligros
innecesarios. A finales del XVIII los intelectuales alemanes
empezaron a sentar las bases de una cultura nacional alemana (unidad
de la lengua, cultura, folklore, etc.).
El campo de la historia
se debía basar en un pasado común nacional. La historiografía
alemana se convierte en un modelo científico. Trata de conjugar la
erudición con la aplicación del positivismo científico
(positivismo como conocimiento basado en la experiencia de lo real).
Todo esto venía siendo facilitado por Herder y el campo de la
historia del derecho.
Las instituciones
alemanas presentaban un gran desarrollo, alcanzándose gran progreso
en los métodos de la erudición. En las universidades alemanas del
siglo XIX se imparte una historia cientifista, llevada a cabo por
historiadores funcionarios del estado, siendo este un modelo a seguir
por las demás naciones. En esta historia alemana se rinde culto al
dato, las fuentes de la historia, su tratamiento científico, la
forma de usarlas… De modo que los alemanes lleva a cabo una labor
intensa para hacer posible una historia empirista.
Con esta forma de
acudir al pasado de forma científica, la historia academicista del
XIX ofrece una visión de la historia antigua diferente. La historia
antigua será reconstruida por los alemanes, y ya a finales del XVIII
el filólogo Walp trató de demostrar que la obra de Homero no fue
escrita por este autor, sino que es un conjunto de poemas que se
transmitían de forma oral, transcribiéndose más tarde al papel.
Los grandes historiadores fueron:
Niebuhr (1776 –
1831).
Escribe una Historia
de Roma que fue utilizada
como libro de texto. Es una obra que impactó porque supuso la
sistematización del método historiográfico (análisis crítico de
las fuentes para reconstruir el relato, narración bien definida y
depurada).
Mommsen (1817 –
1903).
Catedrático en varias
disciplinas de las ciencias sociales. Ejerció una labor como docente
y productor de historiografía. Su estilo es brillante y atractivo,
siendo artífice del impulso de la publicación de fuentes.
Dirigió el Corpus
Inscriptiorum Latinarum, obra
cumbre. También escribió una Historia
de Roma en varios volúmenes,
superando a Niebuhr. Además fue epigrafista y escribió una Historia
de la moneda, un tratado de
de derecho público romano, un tratado de derecho penal, y una serie
de obras de la Roma clásica con el nombre de Estudios
Romanos.
Mommsen representa la
culminación de la historiografía latina. Asimiló las propuestas
metodológicas y está dentro del positivismo rankeano en cuanto a la
crítica de textos. Ranke dice que el historiador no debe
involucrarse en los juicios de valor de la historia que elabora,
mientras que Mommsen era más interpretativo, se implica y valora, no
es imparcial, pues mantenía que el deber del historiador es llevar a
cabo una labor pedagógica, enseñar actitudes políticas, implicarse
en algunos procesos y valorarlos.
Droysen (1808 –
1884).
Destacó en la historia
de Grecia, escribió una Historia
del helenismo y una Historia
contemporánea de la política prusiana.
Destaca su obra
Historika,
obra de metodología. Droysen dice en esta obra que la forma de
explicar el pasado científicamente es una idea errónea, ya que
piensa que no hay leyes. Está en contra del positivismo filosófico,
aunque no en contra del positivismo en la crítica de fuentes.
El MÉTODO RANKEANO.
Ranke (1795 –
1886)
Ranke representa la
quinta esencia de la historiografía alemana decimonónica. Ejerció
sobre todo la docencia, siendo catedrático en varias universidades.
Investigó archivos nacionales en varios países. Tuvo una prolífica
producción historiográfica. Introdujo y difundió la práctica del
seminario para que los alumnos pudieran adentrarse en el mundo de la
investigación. Sus obras más importantes son la Historia
de los pueblos románicos y germánicos (1494 – 1514),
haciendo ya uso de la metodología basada en el análisis documental,
haciendo una crítica de lo que llamaba los historiadores modernos,
dirigida contra la historiografía que bebe de la ilustración, ya
que él propone otra forma de hacer la historia. Otras obras fueron,
Historia de los papas durante
los siglos XVI y XVII,
Historia de Alemania en
tiempos de la Reforma,
Guerras civiles y monarquía
en la Francia de los siglos XVI y XVII,
Historia Universal
(en 9 volúmenes), entre otras.
La idea que subyace en
su obra es que los protagonistas del devenir histórico son los
estados y sus gobernantes, de modo que su historia es eminentemente
política y diplomática. Todo esto para él es la materia básica de
la investigación histórica. También tenía la convicción de una
especie de finalismo histórico, tratando de demostrar la existencia
de una especie de cometido inherente a la nación alemana que era
convertirse en estado. Por tanto su historia tiene un tinte
nacionalista muy claro.
El método rankeano
consiste fundamentalmente en la búsqueda de documentos archivísticos
originales, que deben ser tratados con una metodología crítica para
ser autentificados mediante las disciplinas auxiliares de la
historia. La utilización de estos documentos como base fundamental
en la historia. Documentos entendidos como textos que reflejan
exactamente los hechos que ocurrieron en el pasado. La tarea del
historiador ha de ser por tanto la reconstrucción del pasado tal y
cómo ocurrió. El historiador debe actuar como una especie de
notario que da fe y debe probarlo a través de los documentos, pero
no debe dar opiniones sino atenerse estrictamente a lo que dicen los
documentos, incluso no debe hacer interpretaciones subjetivas,
limitándose a describir. Por tanto, la subjetividad del historiador
ha de quedar eliminada, pues el relato ha de quedar libre de
prejuicios de cualquier tipo. El historiador ha de ser objetivo e
imparcial.
Para llevar a cabo esta
labor ha de tener una formación técnica: una formación filológica
que le permita criticar los textos, conocer la paleografía, la
diplomática, la numismática, para poder autentificar los
documentos. La pretensión por tanto de la historia como una
disciplina científica es de ser una ciencia social pero no debe
aspirar a construir modelos abstracto, teorías generales, sino que
debe tratar de comprender los hechos individuales e irrepetibles del
pasado.
Ranke es positivista en
la medida que adopta un método científico y por lo tanto empírico
(los hechos del pasado reflejados en los documentos). Por lo tanto el
método es un tratamiento científico (positivista) de esos
documentos (aplicación de la crítica, basado en la erudición). La
historia positivista aparece desde esta óptica como la única
posibilidad de alcanzar la verdad (los hechos tal y como realmente
ocurrieron). A pesar de todo Ranke se aleja de la filosofía
positivista, él es historicista.
Treitschke (1834
– 1896).
Fue quien sucedió a
Ranke en la cátedra de Berlín. Escribió una Historia
Alemana en el siglo XIX que
tuvo una gran difusión e influencia, y que es el prototipo de una
historiografía nacionalista patriótica, que exalta el estado y los
valores patrios, con una finalidad ideológica de poner de manifiesto
la superioridad del pueblo alemán y la sacralización del estado
como expresión de esa nacionalidad alemana. Solía decir “soy mil
veces más un patriota que un profesor”.
LA ESCUELA METÓDICA
FRANCESA.
Se desarrolla la
escuela metódica. En 1871 tiene lugar los sucesos de la comuna de
París, predominando en esta época la consolidación del régimen
del la III República. En este ambiente la historia se va a ir
revelando cada vez más como un elemento esencial de la
reconstrucción del sentimiento nacional francés y de la identidad
republicana del pueblo francés. Se trata de utilizar la historia
como ciencia para legitimar una serie de valores, que no son los
mismos que en la primer mitad de siglo, son valores del orden social
burgués, valores del laicismo… Todo esto facilitado por la
adopción de las corrientes alemanas. De modo que en Francia, el
estado impulsa la una historia académica universitaria y fomenta el
estudio de la historia (enseñanza obligatoria). Se entiende la
historia como un arma que favorece el nacionalismo.
En este ambiente hay
que entender el desarrollo de la escuela metódica francesa. Esta
escuela aparece muy ligada a una revista especializada en historia,
la Revue historique,
fundada por Monod (1876) con la colaboración de Lavisse y otros
historiadores, y que luego sería culminada por Langlois y Seignobos.
En el primer número ya contenía una declaración de principios,
viniendo a decir que se trataba de una publicación periódica en la
que se desarrollaría y daría a conocer investigaciones originales
acerca de los más diversos períodos históricos, estando
especialmente dedicada a Francia pero también de fuera. También
debía contener recensiones críticas de libros que se fueran
publicando. La revista se declaraba imparcial, objetiva, abierta
pero cerrada a las teorías políticas y filosóficas, y continuadora
de una tradición historiográfica que arrancaba del humanismo
renacentista, se prolongaba con los bolandistas de San Mauro y
continuaba, pasando por encima el racionalismo la ilustración, con
autores más recientes como Michelet (no por lo que tenía de
romántico sino de nacionalista).
MONOD Y LA REVUE
HISTORIQUE.
La Revue
historique en realidad surgía
para contrarrestar la influencia de una revista que había aparecido
10 años atrás la Revue de
question historique, de
tendencia conservadora, católica, con artículos relacionados con la
historia de los reyes y la Iglesia. La Revue
historique adaptó el modelo
metodológico alemán a Francia, introduciendo el seminario como
sistema docente.
EL PARADIGMA
EPISTEMOLÓGICO DE LANGLOIS-SEIGNOBOS.
Destacan Langlois y
Seignobos, que destacan por su Introducción a los estudios
históricos, que venía a decir que el historiador debe ejercer su
oficio tratando de reconstruir el pasado a través de los documentos
que son la huella de ese pasado, que son testimonios voluntarios.
Esto implica que otras fuentes de la historia hoy aceptadas no
tendrían cabida (arqueología, iconografía, etc.). El método
histórico ha de dedicarse a recuperar los documentos y someterlos a
una crítica histórica. El conocimiento científico es diferente al
conocimiento que pueden proporcionar las ciencias naturales que
propician una observación directa, la ciencia histórica es
indirecta (hechos pasados) pero no por ello deja de ser científica
pues tiene huellas, pruebas de ello (documentos). Esto hace que la
historia sea científica, empirista, positivista, aunque el tipo de
información es distinta. El historiador ha de partir mediante
razonamientos a partir de las huellas encontradas, empezando por las
propias huellas. A partir de aquí estos historiadores elaboran las
fases a seguir:
- Crítica externa del documento o crítica de erudición, lo que en términos científicos se conoce como la heurística, que se fija en las características materiales del documento, a partir de las cuales diferencia su autenticidad o falsedad, posibles modificaciones, interpolaciones… y todo ello por medio de técnicas paleográficas, diplomáticas, etc. Antes tiene que haber una labor de búsqueda de documentos, catalogación, elaboración de índices, creación de archivos…
- Crítica interna. Es el análisis de contenido, que se corresponde con la hermenéutica, que trata del fondo, no de la forma, trata de reunir los datos esenciales del documento fijándose en lo que se dice, en el mensaje que quiere proporcionar. Ha de establecerse también las condiciones, el contexto en el que se produce el documento: el autor, intenciones… Para esto se necesita un conocimiento filológico, para interpretar correctamente el significado de las palabras y las frases, que pueden variar con el tiempo.
- Reconstrucción sintética, confrontado las diversas fuentes, para poder establecer los hechos precisos. Hay que establecer analogías, relaciones… para finalmente realizar la operación de síntesis que permita reconstruir el pasado. Debe de haber una división, especialistas dedicados a reducidas parcelas del pasado (historiadores novicios) y los catedráticos deben dedicarse a síntesis globales.
Esta obra tuvo una gran
influencia y fue traducida prácticamente a todos los idiomas
europeos. Contribuyó a la introducción del método historiográfico
en todos los países.
LA HISTORIA
DE FRANCIA DE LAVISSE
Y LOS MANUALES ESCOLARES.
Otra obra que tuvo gran
difusión, y expresión más clara de esa historia nacionalista
francesa, una monumental Historia
de Francia en 9 volúmenes
dirigida por Lavisse. Historia de Francia desde la época
galorromana hasta la Revolución Francesa. Era una historia
eminentemente política. Se consiguió una Historia
de Francia contemporánea
(otros 9 volúmenes) entre la Revolución y la Primera Guerra
Mundial. Tuvo una gran difusión, haciéndose una edición de
bolsillo para que llegase al público en general.
EL MATERIALISMO
HISTÓRICO DE MARX Y ENGELS.
Al margen del mundo
académico universitario, ligado al movimiento obrero, y relacionado
con los socialistas utópicos surge la corriente del materialismo
histórico, de Marx (1818 – 1883) y Engels (1820 – 1895), que
trabajaron conjuntamente. Presentaron una crítica radical frente al
capitalismo y la hegemonía burguesía, vinculada a la lucha social y
el activismo político del movimiento obrero. Se da en un contexto
marcado por la constatación de las condiciones de vida de un sector
creciente de la población trabajadora (proletariado) que estaba
sufriendo las consecuencias de la revolución industrial, que no
encajaba con la promesa de progreso y felicidad para todos del
liberalismo clásico.
Estos autores a partir
de esta crítica van a construir una concepción global de la
sociedad y de la evolución de la sociedad a lo largo del tiempo,
estando todo dirigido al objetivo de la transformación de la
sociedad a través de la revolución, es decir poniendo la teoría al
servicio de la acción política. Las formulaciones de su concepción
aparecen dispersas en muchas obras. Los planteamientos que
constituyen el núcleo del materialismo histórico aparecen ya en La
ideología alemana, escrita
en 1846 pero no publicada hasta 1930. En 1848 comienzan una serie de
publicaciones que se van prolongando: Manifiesto
comunista, Tesis
sobre Feuerbach, Manuscritos
sobre economía política y filosofía,
Miseria de la filosofía,
La sagrada familia,
La situación de la clase
obrera en Inglaterra, La
lucha de clases en Francia,
El dieciocho brumario de Luís
Bonaparte, Los
principios de economía,
Contribución a la crítica de
la economía política y El
Capital (primer vol., más
tarde se publicarían otros volúmenes). En todas estas obras se
recogen 3 influencias: la economía política inglesa; la filosofía
hegeliana, sobre todo en su concepción dialéctica como oposición
de contrarios de la que surge una síntesis que supone una
superación; y el socialismo francés y los proyectos de reforma
social de los socialistas utópicos (sobre todo franceses). A partir
de aquí se configura el materialismo histórico.
El materialismo
histórico
Parten de la base de
que el elemento básico de toda sociedad es la forma en que los
hombres producen los medios de subsistencia (modo
de producción). El modo de
producción no siempre ha sido igual, depende por un lado del grado
de desarrollo del conjunto de todos los elementos que intervienen en
la producción (fuerzas
productivas), siendo los más
importantes la fuerza de
trabajo y los medios
de producción (tierra,
materias primas, fuentes de energía, utensilios, maquinaria,
conocimientos científicos y técnicos…). Pero, por otro lado, el
modo de producción también depende de las relaciones que establecen
los hombres (como grupos sociales) durante el proceso de producción,
relación entre grupos sociales que se define por el lugar que ocupan
en el proceso de producción y que en realidad se definen por la
propiedad o no propiedad de los medios de producción.
Esta relación entre
los grupos sociales son siempre de oposición, y más allá de
explotación, y adopta a lo largo del tiempo modalidades distintas:
Antigüedad (esclavismo), Edad Media (relaciones feudo-vasalláticas),
Edad Moderna (capitalismo: capitalista-proletariado). Las relaciones
se establecen entre clases sociales, de modo que la historia a lo
largo del tiempo ha ido originando clases sociales que son
básicamente 2: los explotadores y lo explotados. Clases sociales que
comparten objetivos determinados que vienen determinados por el lugar
que ocupa. Pero las clases sociales se van formando durante los modos
de producción, no existen antes, y se van formando en virtud de la
conciencia de clase, la percepción que tienen los miembros de una
colectividad del lugar que ocupan en el proceso de producción. La
historia es en definitiva el relato de la lucha de clases, pues son
antagónicas por naturaleza al tener intereses contrapuestos (el
motor de la historia es la lucha de clases).
El conjunto de medios
de producción, las fuerzas productivas y sus relaciones se denomina
infraestructura
económica de la sociedad. Pero la sociedad es más compleja, y en
relación con la infraestructura económica, toda sociedad crea una
superestructura
jurídico-político-ideológica que es el conjunto de instituciones y
creaciones mentales que en toda sociedad tiene la función de
legitimar y reproducir las condiciones de existencia de la propia
sociedad (estado, forma de estado, instituciones, creencias,
religión, sistemas jurídicos, etc.). Cualquier modo de producción
engloba por tanto la infraestructura pero también la
superestructura, por ello cuando hablamos de un modo de producción
del pasado, para estudiarse se ha de analizar tanto la
infraestructura como la superestructura. Los modos de producción son
3 (esclavismo, feudalismo, capitalismo), proponiendo un nuevo modo de
producción que vendría tras la revolución. La historia sería una
sucesión de modos de producción que tiene una dinámica propia,
pero el elemento fundamental es la lucha de clases. Pues en esta
dinámica tarde o temprano se crean contradicciones, una
contradicción con la estructura de clases de la sociedad que intenta
derrocarlo y formar un nuevo modo de producción. La finalidad es la
instauración del modo de producción socialista.
Hay muchos elementos
que no fueron desarrollados por Marx y Engels. Por ello
posteriormente han surgido muchas interpretaciones para aplicar estas
teorías a la política. De modo que hay multitud de tendencias
marxistas.
TEMA 9. HISTORIA Y
CIENCIAS SOCIALES EN EL CAMBIO DE SIGLO
Insatisfacciones
frente al paradigma rankeano
Este fue un periodo en
que la historia estableció relaciones con las demás ciencias
sociales. Fue una época marcada por la transición entre el
paradigma rankeano, donde queda incluida la escuela metódica, y el
paradigma que representaría la escuela francesa de los
Annales, proceso que se
dio entre 1890 y 1930.
En este periodo destacó
la aparición y el desarrollo creciente de una cierta insatisfacción
en distintos ámbitos académicos frente a la hegemonía absoluta de
la historia tradicional, bajo las ideas de Ranke, centrada en hechos
políticos, acciones individuales y la primacía de la política, con
el centro de atención puesto en el desarrollo del Estado.
Otra clave importante
fue el establecimiento de relaciones entre la historia y otras
disciplinas, que estaban alcanzando el estatuto científico, como era
el caso de la sociología, la economía, la antropología o la
lingüística. Las relaciones no fueron siempre de colaboración y
amistosas, existiendo suspicacias y recelos entre ambas comunidades.
Fueron relaciones
tortuosas pero necesarias e inevitables, con las que se produjeron
aportaciones mutuas.
Sociología e
Historia
Las relaciones de la
historia con la sociología y con los estudios que se ocupaban de lo
social fueron difíciles. Algunos enfoques realizados desde la
historiografía rankeana mostraban un claro rechazo hacia la
sociología y hacia concepciones historiográficas que reclamaban
mayor atención hacia los aspectos sociales del pasado.
El método de la
crítica documental resultaba más operativo cuando se aplicaba a la
historia de los acontecimientos que cuando se aplicaba al análisis
de los aspectos sociales del pasado, ya que se consideraba que ese
análisis no podía ser tan riguroso y científico por su difícil
constatación en los documentos.
Los documentos no
decían cosas seguras sobre lo social, sobre los fenómenos
colectivos o lo que afectaba a los grupos humanos. Por ello los
historiadores se moverían en un terreno resbaladizo si aplicaban el
método erudito a los fenómenos sociales del pasado. Comte sería el
culpable de esa tendencia, y consideraban a la sociología abstracta
y reduccionista, al no tener en cuenta la singularidad de los hechos
y los individuos.
La historia social no
encajaba bien por ello en las pautas de los historiadores
tradicionales. Había otra razón para ello, de orden extraacadémico,
y era que para los gobiernos que financiaban los estudios históricos,
la forma tradicional de hacer historia ofrecía una función de
integración social, educación nacional y exaltación del Estado
importante. Eran funciones muy útiles para el Estado, y un
protagonismo excesivo de lo social podía ser desestabilizador.
Los recelos entre
historiadores y sociólogos también se detectaron en el campo de los
teóricos del conocimiento, en base al concepto de ciencia. Dilthey
escribió El mundo histórico, donde planteaba la existencia de dos
tipos de ciencia distintos. Uno estaría integrado por las ciencias
de la naturaleza, que trataban de explicar desde fuera lo que ocurría
en el mundo físico, con leyes generales.
Para Dilthey esa era la
verdadera ciencia, mientras que la historia y las demás ciencias
sociales se ocupaban más bien de cosas únicas, subjetivas, y
trataban de explicar lo único desde dentro, tomando partido. Esas
formas de conocimiento permitían la comprensión a través de la
intuición, pero difícilmente podían ofrecer un conocimiento
científico, por actuar desde dentro. La sociología, según Dilthey,
era lo más parecido al conocimiento científico en un intento de
estudiar lo humano con los métodos propios de los científicos de la
naturaleza.
Rickert, a principios
del siglo XX, indicaba que la realidad empírica era múltiple y
variada, e inabarcable por ello al conocimiento en su totalidad. Las
disciplinas científicas se enfrentan a ello captando aspectos
parciales, cada una con un modo particular de enfrentarse a la
realidad.
Las ciencias naturales
usaban métodos generalizadores y conceptos generales, tratando de
llegar a un conocimiento de la naturaleza, pero perdiendo el
conocimiento de lo único, individual e irrepetible.
Para esa tarea están
las ciencias de la cultura o ciencias sociales, entre las que estaba
la historia, con su método propio. Más que producir conocimiento de
verdades objetivas, produce construcciones mentales, pero no leyes
generales. Así, había reparos a considerar la historia como un
conocimiento verdadero.
En cuanto a los
sociólogos, estaban sumergidos en un proceso de creación de una
ciencia incipiente y no tenían buena opinión de los historiadores
tradicionales. Habría que remontarse a Comte, pero los comtianos,
más que él, acentuaron los recelos sobre la capacidad de la
historia para aportar conocimientos sociales válidos. Por ello Comte
indicaba que “la historia se ocupaba de los detalles
insignificantes, reunidos tan puerilmente por la curiosidad
irracional de los historiadores, ciegos recopiladores de anécdotas
estériles”.
Spencer fue un seguidor
de Comte en Inglaterra que indicó que la historia rankeana era muy
parecida a un edificio respecto a los montones de piedras y
ladrillos. La historia era un montón de piedras y ladrillos que
usaría la sociología para construir el edificio del conocimiento
con sus formulaciones generales. La historia era por ello una ciencia
subordinada a la sociología.
En cuanto a Durkheim,
pensaba que la historia era una actividad útil, pero no era una
ciencia. Era un sociólogo que se aproximaba bastante a la disciplina
histórica aunque consideraba que la historia no puede ser una
ciencia ya que se ocupa de lo concreto; no puede formular
afirmaciones generales que se puedan comprobar empíricamente. Por el
contrario la sociología sí que aspiraba a la generación de esas
reglas (concepto de ciencia unitaria).
Durkheim escribió Las
Reglas del Método Sociológico (1895), una exposición del método a
seguir por los sociólogos para llevar a cabo su trabajo, donde
indicaba que el objeto de la ciencia social es el hecho social de
manera unitaria. Es decir, la ciencia social era única y los hechos
sociales abarcan todas las formas y maneras de actuar, de sentir en
su vertiente colectiva, de un grupo humano, a la vez que se ocupa de
las relaciones establecidas en esos colectivos.
El método se basaba en
la aplicación del racionalismo científico, intentando establecer
relaciones de causa y efecto, centrándose en lo objetivo de los
hechos. Es decir que los hechos sociales han de ser estudiados como
manifestaciones colectivas (objetivas) y nunca en su expresión
individual (subjetivas). Fundó L’Anné Sociologique para dar
cabida a reseñas de libros de historia, aunque es difícil encontrar
a sociólogos que hablen bien de la historia.
Por otro lado, también
en Alemania se reivindicó la necesidad de abordar la historia con
procedimientos distintos, elaborando conceptos abstractos para hacer
inteligible el discurso histórico, que no debía ser una narración
de hechos. En esa tarea destacan las figuras de Max Weber (1864-1920)
y Hintze, que hicieron hincapié en la influencia de la economía. En
el caso de Weber, su influencia fue mayor que la de Durkheim y más
prolongada, puesto que abarca gran parte del siglo XX y destacó no
sólo como sociólogo sino también como economista e historiador.
Max Weber, en Economía
y sociedad, siguiendo a Durkheim, intentó crear una ciencia social
unitaria a través de la historia, mostrando un desarrollo
cronológico a través de la historia en sus referencias a lo
económico y lo social. En referencia a la historia tradicional,
indicaba que difícilmente podía ser científica, ya que un relato
riguroso no podía conseguirse únicamente a través del método
crítico. No era suficiente con llevar a cabo una exposición
metódica del pasado a través de un relato para alcanzar la
cientificidad.
El historiador debía
ir más allá, introduciendo conceptos, significados y categorías
que tuvieran la capacidad de captar lo esencial de las relaciones del
pasado. La historia debía comprender y explicar, no sólo describir,
para lo que había que abstraer y elaborar categorías.
Weber habló de tipos
ideales, formulaciones abstractas que permitían reducir a elementos
teóricos la complejidad de hechos del pasado.
La ética protestante y
el espíritu del capitalismo supusieron la aplicación práctica de
esas cuestiones, defendiendo una historia económica y de los valores
espirituales. Trataba de demostrar que el capitalismo era una forma
de organización económica y también un conjunto de comportamientos
(iniciativa, espíritu de empresa), lo que se había producido en los
países del norte.
Weber pretendió buscar
el origen en la moral inspirada por la religión protestante. El
catolicismo, en cambio, obstaculizó en cierto modo la aparición del
capitalismo. El libro de Weber tuvo una gran influencia, por elaborar
construcciones conceptuales para explicar los hechos y no limitarse a
describirlos.
La historia debía
abordar para Weber objetos colectivos, y por ello contribuyó a
facilitar las relaciones entre los sociólogos y los historiadores.
Por todo ello, a principios del siglo XX la sociología intentó
confluir con la historia.
Antropología e
Historia
La antropología
también se estaba profesionalizando en la época, y cabe indicar que
se interesaba fundamentalmente por los pueblos primitivos existentes.
Así fueron apareciendo métodos de análisis de las sociedades
primitivas, y se confluyó en cierto modo con la historia en algunas
de las corrientes.
La antropología social
o evolucionista, en la que destacaron Morgan y Taylor, defendía que
las culturas a lo largo del tiempo pasan por diversas etapas de
desarrollo, desde estadios primitivos a otros superiores. El mundo
occidental estaba en esas fases superiores, pero otras zonas del
mundo aún estaban en los estadios primitivos.
El contacto con el
mundo desarrollado aceleraría la evolución de las culturas
primitivas, que mostraban rasgos similares a los que se habían
estudiado para los pueblos primitivos de la Europa occidental.
Ello permitía estudiar
cómo pensaban las tribus primitivas, buscando una relación con la
prehistoria europea.
Otro antropólogo que
incidió en el método comparativo fue Frazer, que estudió el
pensamiento primitivo de los pueblos a través del método
comparativo, buscando la obtención de generalizaciones. Todo ello se
podría aplicar a nuestro estudio del pasado.
El particularismo
historicista partía de la necesidad de explicar los elementos
culturales atendiendo a los contextos particulares, de ahí su
historicismo. Cada pueblo tiene, por ello, su propia historia, que no
es necesariamente extrapolable a otros pueblos. Por ello, cada tribu
tiene su propia historia particular.
La corriente negaba por
ello la posibilidad de establecer generalizaciones, ya que las cosas
son distintas en cada caso. Además de antropólogos eran
historiadores, puesto que pretendían reconstruir la historia de esas
tribus en particular.
El diálogo entre la
historia y la antropología comenzó a romperse a partir de los años
20, por la irrupción de la antropología funcionalista de
Malinowsky. El funcionalismo antropológico indicaba que cada
sociedad del pasado o el presente actuaba con arreglo a una lógica
interna, de forma que los elementos del sistema social tenían cada
uno una función determinada.
Estudiaban por ello los
estados de equilibrio y no la dinámica social. Era por ello
necesario el trabajo de campo, con los propios sujetos de estudio. La
dinámica social, en cambio, no enseñaba el significado de los mitos
y los ritos. Al prescindir del cambio, se hubo de prescindir de la
historia. La antropología, como ciencia social, mantuvo lazos pese a
ello con la historia, pero con esos matices.
En los inicios de
la historia económica
La economía sí
estrechó lazos claramente con la historia. Particularmente en
Alemania, con Schmoller, que fue el padre inspirador de una nueva
corriente, la Nueva Escuela de Historia Económica Nacional, creada a
finales del siglo XIX, e integrada por economistas que a la vez eran
historiadores, que si bien tenían una formación económica,
escribían libros de historia.
Partían de la base de
que la economía clásica inglesa pretendía a través de una serie
de leyes que había descubierto cómo funcionaban las relaciones
económicas, incluyendo la producción y distribución, indicando
además su validez universal para cualquier tiempo y espacio.
Pero la economía sólo
podía explicarse teniendo en cuenta la historia, decía Schmoller,
por lo que aplicaron el historicismo a la economía. Los
comportamientos económicos debían situarse dentro del contexto
histórico concreto.
Por ello estos
investigadores, a partir de fuentes directas llevaron a cabo trabajos
sobre el sistema gremial o la época preindustrial, prescindiendo de
la teoría económica inglesa. El balance fue positivo por las
interesantes relaciones que mostraron, proyectando la posterior
historia económica.
En Inglaterra surgieron
estudios sobre la industrialización a principios del siglo XX, en
los que interesaba la transformación económica y sobre todo sus
consecuencias sociales. En estos momentos se acuñó el término de
revolución industrial.
Otro ejemplo de las
fluidas relaciones entre la historia y la economía estaría en los
inicios de la historia cuantitativa, en los años 20, a partir de la
obra de Simiand, cuando empezaron a verse las posibilidades de la
cuantificación, tratando de buscar series numéricas relativas a
magnitudes económicas para ser medidas con periodicidad, caso de los
precios y salarios. Eso permitía tratar aspectos económicos de
forma cuantitativa, conociendo la evolución temporal de esas
magnitudes, lo que permitía construir curvas y funciones que
producían un conocimiento más seguro.
La “New
History” americana
Para concluir,
recordemos la insatisfacción frente a la historia tradicional, que
llevó a que surgieran nuevos elementos para atender a los aspectos
económicos y sociales de la historia. Surgió por ello en Alemania
la disputa del método, tras aparecer una Historia de Alemania a
principios del siglo XX, dirigida y redactada por Karl Lamprecht, un
historiador que se presentaba como alternativo al método rankeano.
Además de la historia
política, prestó atención a la historia social, económica, de las
mentalidades, a la psicología colectiva y al espíritu del pueblo o
vokgeist. Proponía por todo ello una forma distinta de observar el
pasado alemán.
Esa obra generó
polémica porque los historiadores tradicionales la criticaron
duramente, particularmente por su gran cantidad de errores fácticos.
Pero esa historia tuvo un buen número de seguidores que la vieron
como el camino a seguir.
En los EUA se
desarrolló en estos momentos de forma importante la historia en las
universidades, apareciendo la New History a principios del siglo XX,
en la que se reinterpretaba la historia reciente de los EUA obviando
la clave constitucional predominante hasta el momento, haciendo
hincapié en los aspectos económicos y sociales.
Turner fue un buen
ejemplo de esa nueva historia, con su obra La frontera en la historia
americana, donde estableció una sucesión de etapas económicas a
medida que la frontera estadounidense iba avanzando. Así,
originalmente en EUA tendríamos una sociedad de cazadores,
posteriormente de mineros, en un estadio superior de agricultores y
ganaderos, y finalmente, se llegaría a la fase de urbanización
territorial.
Otro autor destacado
fue Beard, autor de una Historia económica de la Constitución
americana, obra en la que la Constitución de los EUA es analizada
como el fundamento de un régimen político establecido para defender
los intereses de los grandes grupos económicos del país.
Henry Berr representó
en Francia una historia distinta a la de la escuela metódica, y
llevó a cabo una importante labor fundando la Revista de Síntesis
Histórica. Además, en 1925 participó en la creación del Centro
Internacional de Síntesis, aludiendo a la necesidad de llegar a la
síntesis en historia, integrando los aportes de la sociología, la
economía, la antropología…
Integrando los aportes
de todas esas disciplinas se podría conseguir una ciencia social
unitaria, basada en las aportaciones de todas las ciencias sociales.
Por ello, Berr representó la transición hacia la escuela de los
Annales, siendo un ejemplo más de la insatisfacción frente a la
historia política.
TEMA 9. HISTORIA Y
CIENCIAS SOCIALES EN EL CAMBIO DE SIGLO
Materialismo
histórico
Economía
MODOS DE PRODUCCIÓN
- Fuerzas productivas
- Fuerzas de trabajo
- Medios de producción
- Relación productiva
- Relación propiedad
- Clases
- Explotación
La primera fuerza
productiva de trabajo es el esclavismo. Después vendría la relación
feudal. Más tarde se entraría en el capitalismo, donde la fuerza de
trabajo es libre (el proletariado). La última etapa es la que Marx
explicaría como el socialismo, previa etapa al comunismo, donde no
habría ni fuerza productiva ni relación productivo (desaparición
del concepto de propiedad, sería colectiva, el estado).
Lo fundamental en el esquema marxista
son las clases sociales. Que son los grupos que se forma durante los
modos de producción; no existen previamente al modo de producción,
se van conformando durante este proceso. Son agrupaciones que se
definen por el lugar que ocupan en la producción y que tienen
intereses comunes. Los grupos sociales son básicamente dos:
- Propietarios
- Fuerza de trabajo
Las clases sociales no
son preexistentes. Para que existan plenamente, deben desarrollar una
conciencia de clase. Una clase social siempre es antagónica a la
otra.
La conciencia de clase es fundamental
para el desarrollo de la historia, pq es lo que permite llevar el
tránsito de un modelo a otro.
La relación de clase son antagónicas
por su propia naturaleza, pq tienen intereses contrapuestos. Esos
intereses son contrapuestos objetivamente. El excedente es un valor
creado en los costes de producción. La lucha por el excedente es lo
que permite hablar de un antagonismo de clases: la fuerza de trabajo
querrá quedarse con parte de ese excedente, igual que los
propietarios. Esa lucha por el excedente es lo que conducirá más
tarde o más temprano a la revolución. La revolución es lo que
permite el tránsito de un modo de producción a otro modo de
producción distinto. Así que para que se produzca una lucha de
clases es necesario que haya una conciencia de clases.
Para el marxismo la lucha de clases es
el verdadero motor de la historia.
En
esta concepción del materialismo histórico, las distintas formas
que presentan las formas de producción se relacionan con los
distintos modos de los medios de producción. Por ejemplo, no se
puede pasar de un modo de producción esclavista a uno capitalista,
porque entre los dos está el modo de producción feudal.
Marx en algunos de sus escritos se
plantea este problema.
Continuando con el
materialismo histórico…cualquier historiador debe aplicar este
instrumento de análisis para poder entender la historia. Hay que
tener en cuenta también la economía, que es el punto de partida y
la base de la historia. Pero aparte de las manifestaciones
económicas, también hay manifestaciones espirituales, del derecho,
etc. Es decir, hacer una explicación de la historia desde otros
campos diferentes a los de la economía. El materialismo histórico
distingue para esto dos estructuras de realidad:
- Infraestructura.
- Superestructura. Formada por el sistema de creencias, las formas políticas, el derecho, el arte.
La infraestructura está
condicionado a la superestructura, es decir que está subordinada a
la filosofía, el derecho, el arte, etc una serie de creaciones con
el fin de legitimar el poder de la clase dominante.
¿Cómo se puede explicar la evolución
del pensamiento a partir de estas premisas? Porque había que estar
remitiendo siempre a las ideologías, etc cómo integrar una dinámica
propia de las expresiones culturales dentro de un planteamiento
materialista.
La historia dentro de
la visión marxista es entonces una sucesión más o menos
predeterminada (hay una especie de providencialismo laico). Por lo
tanto, la historia sería la manifestación (entendida como la
sucesión de acontecimientos reales), la comprobación de estas
grandes leyes de desarrollo. El problema del marxismo, es saber cuál
es la labor del historiador. Marx no tiene un texto donde reflexione
sobre la labor del historiador. El historiador ha de explicar el
funcionamiento de los modos de producción, explicar la transición
de un modo a otro. Los historiadores han de investigar también el
proceso de formación de las clases sociales, tiene que estudiar los
grupos y tratar de identificarlos, tiene que estudiar también el
historiador las revoluciones. La cuestión es que el historiador ya
sabe el resultado de su estudio, porque las leyes del materialismo
histórico así lo hacen. El historiador debe acudir al instrumental
analítico para estudiar estas leyes. El materialismo histórico solo
tiene sentido si se empieza estudiando historia económica.
Se ha de reconocer a Marx el haber
rescatado del fondo de la historia a las masas. Hasta Marx, los
protagonistas de la historia habían sido los políticos, los genios.
Con Marx, las masas serán los protagonistas.
Todo esto para qué sirve, conocer la
historia. Conocer las leyes que rigen el desarrollo de los modos de
producción, comprobar que esas leyes se cumplen, ratificar que
efectivamente se está en lo cierto…todo esto, ¿para qué sirve
dentro del materialismo histórico? Para transformar la realidad (el
activismo político). Cualquier conocimiento que no se plantee este
objetivo es un planteamiento inútil. Así que ese activismo
político, es decir, la revolución subordina al conocimiento.
Para acabar con Marx.
En realidad el mat histórico se presenta como ciencia, como una
ciencia integral de la historia, de la sociedad, de la economía, de
la política, etc. La historia por lo tanto tiene que ser integral,
una historia total. El marxismo se plantea como una explicación
total, es un instrumento de análisis de la realidad. O se es
marxista o no se es. Uno en sus explicaciones no puede dejar al
margen alguna cosa. Ese carácter primitivamente cerrado del
marxismo, hizo probablemente que el mat histórico haya entrado en
las academias, hasta que en algunos países se acogió esta visión
de la historia y además se quiso poner en práctica; hablamos de
Rusia. Marx dijo como debía ser, pero no su puesta en práctica. De
modo cuando se tuvo que construir el socialismo histórico, tuvieron
que añadir cosas de su propia cosecha, cosas que Marx no había
dicho, y es cuando aparecen los revisionismo (económicos,
agraristas, etc).
En definitiva, el mat supone una
concepción y una concepción de la historia, un instrumento de
análisis para seguir investigando, pero sabiendo de antemano cuáles
son los resultados de esa investigación.
El materialismo histórico con el tiempo
se fue transformando en otra cosa hacia las décadas centrales del
siglo XX (aunque mantuvo su poso marxista). En occidente hasta
después de la IIGM no tuvo cabida en las aulas, ni siquiera se le
reconocía científicamente.
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