TEMA 3. ECONOMIA EN EL ANTIGUO REGIMEN.
Agricultura.
Este es el sector de mayor peso en el
transito hacia la Edad Moderna, siendo la tierra un factor determinante que
ondea la economía y la sociedad. La nobleza tiene importantes propiedades pero
pequeñas o medianas. En las tierras valencianas no vamos a encontrar grandes
propiedades en manos de un mismo individuo. La nobleza es una nobleza exógena,
castellana, con importantes extensiones pero aquilatada a la extensión del
reino valenciano por lo que encontraremos medianas propiedades y pequeñas.
Las tierras están condicionadas por el medio
físico, se trata de un territorio accidentado incluso en las proximidades de la
costa. Nos transmite una idea de territorio quebrado. El campesino valenciano
ha sostenido a lo largo de la historia un combate secular contra el medio. Se
trata de una agricultura de subsistencia durante el tránsito de la Edad Media a
la Edad Moderna e incluso en el s. XVIII. Otro de los condicionantes es el
clima mediterráneo, un clima seco, húmedo en las costas y más extremo en el
interior, con nevadas en invierno.
Las carencias hídricas son la nota dominante
en una agricultura poco desarrollada en el aspecto técnico, sin abonos y con
utensilios arcaicos. El agricultor debía ingeniárselas para poder obtener la
cosecha. Desde épocas remotas se fueron configurando sistemas de riego y de
almacenamiento para un mejor aprovechamiento del agua. Tras la reconquista y
sobre todo a finales del s. XVI se planificaron una serie de obras hidráulicas
en forma de pantanos, como el pantano de Tibi, vinculadas a los pantanos, se
desarrollaron redes de distribución de agua para el riego de las tierras.
El clima cambia constantemente, de una fase
cálida medieval se pasa en el último tercio de s. XV a una pequeña edad de
hielo lo que acaba con determinados productos que precisan de temperaturas más
próximas al clima subtropical como la caña de azúcar.
Los viajeros y cronistas del s. XV-XVIII nos
dicen que el reino valenciano es un territorio quebrado en el que los llanos se
conjugan con territorios en altura. Dando lugar a tópicos como el del “Levante
Feliz” que deben ser revisados o por lo menos matizados, ya que los cronistas
hablaban de que se vivía muy bien en la costa pero omitían la vida en los
territorios en altitud.
Un historiador francés, F. Braudel, uno de los
padres de la historiografía moderna. En su tesis doctoral sobre el Mediterráneo
en tiempos de Felipe II, decía que para estudiar el mediterráneo había que
estudiarlo en su totalidad y que los contrastes son algo intrínseco al
mediterráneo.
En la actualidad se habla de áreas de secano
y áreas de regadío. En la edad moderna la diferencia entre secano y regadío en
lo referente a los productos no existe. Todo el mundo cosecha lo mismo sin
diferenciación entre zonas, aunque según el medio físico la cosecha será mejor
o peor, mayor o menor.
El paisaje que podemos encontrar en la
valencia de este periodo consiste en la trilogía mediterránea, cubriendo la
práctica totalidad del territorio valenciano per dependiendo de las zonas los
resultados son mejores o peores. Esto influye en la ocupación del territorio en
época medieval, caracterizada por la dispersión de los núcleos urbanos. Tras la
reconquista cristiana y fundación del reino de valencia, los núcleos urbanos
importantes se van configurando, y va cambiando en poblamiento teniendo su
punto culminante con la expulsión de los moriscos en 1069. Esta diferente
distribución condiciona el desarrollo de la agricultura. La Crónica de Gaspar de Escolano reflejara los
problemas tras la expulsión de los moriscos en el s. XVII, y como afecta el
vacío demográfico a la nobleza bajando la producción de sus tierras y las
dificultades para pagar los censales. En el s. XVIII Antonio José Cavanilles,
famoso botánico, que fue enviado a realizar un recorrido por toda España por mandato
de Carlos IV, aunque solo tuvo tiempo de realizarlo en Valencia, dedicándose a
dibujar y grabar las riquezas de los territorios.
Según la crónica de Martín de Viciana, en la que describe comarca por comarca el
paisaje agrario, nos da una imagen fija del paisaje del s. XVI. Según su crónica, hay cultivos que
tienen una mayor dedicación que otras debido a la disponibilidad de agua.
La explotación, diseño y organización viene
determinada por el medio físico, que es muy heterogéneo y accidentado, incluso
en las costas
En la valencia de Edad Moderna se utilizaba
el censal una especie de préstamo hipotecario, por lo tanto es interesante la
descripción de Martín de Viciana (XVI) que nos da una foto fija de como esta el
reino.
Y para el siglo XVIII poseemos la descripción
de Antonio José de Cavanilles, quien hizo la descripción del reino de Valencia
(se supone que iba a hacerla de toda España, pero solo la hizo de Valencia).
En resumen:
1.
Martin de Viciana (XVI)
2.
Gaspar de Escolano (XVII)
3.
Cavanilles (XVIII)
Todas ellas son crónicas del reino de
Valencia.
Maíz.
El general milagro como lo denominaba F. Braudel, la dacsa como se conocía en Valencia se introduce a finales del
XVI-principios del XVII. Este producto es salvador porque es un producto muy
remunerador. En Galicia, por ejemplo, permitió un crecimiento espectacular de
la población. La consolidación del maíz en las tierras valencianas se produce
fundamentalmente en el siglo XVIII, también del arroz. Ambos productos se
convierten en las autenticas alternativas alimenticias. El pan de los pobres es
el maíz y, en parte, también el arroz. A partir de la segunda mitad del XVIII
la Dacsa d´ Indies pasa a ser
conocido simplemente como Dacsa, integrándose en la rotación de cultivo.
Con este territorio tan heterogéneo que
tenemos en el reino de Valencia había que echar mano de otros cereales más
pobres en aquellos lugares donde el trigo no se podía plantar como la Espenta,
el mijo, el sorgo, la cebada, y sobre todo el arroz (que en el XVIII sufrirá un
crecimiento espectacular).
Cuando se produce la expulsión de los
moriscos y la repoblación se observa un incremento del precio del trigo porque
los cristianos viejos querían comer pan blanco (hecho con trigo) y también se
puede observar la desaparición del sorgo o de la espenta, es decir, de estos
cereales de peor calidad.
La vid.
Después de la reconquista, pero sobre todo a
partir del XVI, la vid se ha asentado sólidamente en las tierras valencianas,
que al igual que el trigo se cultivaba por todos los sitios. Aunque, en el
siglo XVI-XVII se cultivaba sobre todo para el autoconsumo, y en el XVIII será
un producto estrella de la exportación. Esta vid se puede consumir en forma de
vino, de pasas, etc. Y porque aquí se producía el Fondillón, un vino rancio
para aperitivos y postres.
Las zonas productoras eran la zona de
Segorbe, el Vinalopó, el Campo de Alicante, la zona de Liria, el camp de
Morvedre (Sagunto), etc.
Morera.
Este era un producto muy extendido por el
reino, bien es cierto que a pequeña escala. Los moriscos solían utilizar estos
arboles a modo de lindes (para separar parcelas), lo cual da origen a la
manufactura de la seda, que en Valencia cuando los moriscos son expulsados se
sigue manteniendo. Este hecho hace que la morera perviva en los cultivos
valencianos sobre todo en el Júcar, el Bajo Segura y sobre todo en puntos como
Algemesí, Orihuela, Carcaixent, etc.
La seda tenia salida fácil hasta la corte por
el corredor de Almansa¸ lo cual facilitaba las cosas. Lo cual también explica
que el puerto de Alicante fuese el puerto de entrada para las mercancías
italianas.
En el siglo XVIII la producción se
incrementará, plantándose morera incluso en sitios poco recomendables más
fríos, donde la morera sufre. En los documentos de la época se le denominaba
como Cosecha de Seda. Esta era la tercera cosecha que rendía en el viejo reino
de Valencia.
Olivo.
Este pese a estar bien asentado en tierras
valencianas, sufre un retroceso en época moderna, el aceite prácticamente era
para consumo propio y para productos como el Jabón.
Arroz.
Cultivo en claro avance durante la Edad
Moderna, a expensa de algunos cultivos de huerta. Tradicionalmente, como
sabemos, el arroz se cultivaba en zonas de marjal, encharcadas, valles
estrechos, zonas estrictamente de regadíos. Este hecho es constatable sobre
todo a partir de la segunda del XVI. Pero el avance se dará a principios del
XVII, y junto a la seda y el vino, el arroz se convertirá en uno de los
productos de consumo interno y de exportación.
En el XVIII la expansión del arroz se
enfrenta a obstáculos de carácter legal, que siempre tuvo, porque este esta
ligado a zonas encharcadas y por lo tanto a zonas donde se pueda sufrir las
tercianas. Pero este hecho no importante a los agricultores que buscaban
sostener la economía familiar, que se veía amenazada por la presión señorial,
los diezmos, etc. Durante el XVI, XVII, se va sorteando, en el XVIII la
expansión es mayor, y a mitad de esta centuria se establecen los famosos cotos
(áreas de las cuales ya no se puede pasar en el cultivo). Estos cotos generaran
grandes problemas, pero en el XVIII con la desaparición de otras enfermedades
se verá más claro el efecto nocivo de las tercianas, que mataban e impedían a
la población trabajar.
El arroz es un producto que requiere una gran
inversión porque hay que echar tierra para plantar el arroz. Este es un proceso
de ganarle al agua, lo cual era enormemente complicado. Y en el XVIII se
producirá una gran discusión entre los partidarios de defender el cultivo del
arroz y de los contrarios a este.
Cabanilles describe todos los lugares
peligrosos: Las lagunas litorales y las Lagunas interiores.
La caña de Azúcar.
Tuvo una importantísima producción centrada
en la Safor (Zona de Oliva, Gandía) en la zona de la poderosa familia de los
Borgia. Aquí se concentraba prácticamente toda la producción azucarera
valenciana. Aquí se cultivaba mediante trapiches o ingenios, que esencialmente
son hornos. Esto tenía un grave problema ya que la alimentación de estos
trapiches a base de madera obligaba a talar grandes cantidades de arboles y los
bosques del interior valenciano (esencialmente del maestrazgo) que trasladan la
costa por los ríos (Turia y Júcar) hasta el puerto fluvial de Vinaros, y de
aquí a Gandía. Este asunto del transporte maderero fue un elemento económico
muy importante, que mantuvo a grupos de la sociedad (leñadores, los conductores
de las barcas, los famosos Ganxers).
Cabanilles tiene una lamina
donde presenta el salto de Chulilla uno de los enclaves mas peligrosos de este
camino fluvial. Este trabajo era arriesgado y se encontraba muy bien
organizado. Como consecuencia del cambio climático del XVI que pervive hasta el
XVIII( la pequeña edad del hielo) el descenso de la temperatura media anual
acabo con el cultivo de Caña de Azúcar.
Otros cultivos fundamentalmente
arbóreos como el Almendro (almendra,turrón), el Algarrobo, higueras, palmeras,
granados.
El naranjo sin embargo será en
las postrimerías del XVIII al igual que el resto de cítricos (Mandarinas,
Limones).
También debemos hacer mención de los productos industriales
como es el caso de la Barrilla y el Esparto. La recogida de estos productos
eran actividades económicas complementarias del trabajo de jornalero. Con el
esparto se movían distintos miembros como los fileros, los Alpargateros.
En el caso de los ríos
valencianos estos no tiene mucho caudal, y desde finales del XVI se van
construyendo pantanos (como el pantano de Tibi), y los sistemas de riego son
muy eficaces, sobre todo en la vega baja, que buscan el máximo aprovechamiento
del agua. Durante el XIX, los sistemas de regadíos españoles fueron estudiados
por ingenieros franceses e ingleses que buscaban estudiar los sistemas de
regadíos valencianos.
En el siglo XVIII se produce un
crecimiento de las tierras cultivadas, roturando tierras, comiéndole terreno al
bosque para dedicarla a cultivos de otras características, cultivando el
sotomonte (laderas de los montes) en un proceso de aterrazamiento. Otra opción
era la bonificación de enclaves insalubres, los llamados aterraments, la liquidación de los marjales (lagunas litorales) que
permitían cultivar mas tierra y limitar los problemas del paludismo.
Luego otro elemento que hay que
considerar para comprender el despegue de la agricultura valenciana en el XVIII
es el incremento del regadío, fundamentalmente gracias a la ampliación de la
famosa acequia real del Júcar, lo cual hizo posible triplicar la superficie cultivable
en su ribera. Esta empresa pudo llevarse a cabo gracias a la iniciativa
particular, gracias al dinero de un terrateniente de la zona, el duque de Hijar
en 1730.
Para esta época tenemos
contratos de enfiteusis, que distingue entre el propietario directo y el
propietario útil, que le permite trabajar la tierra. Aquí puedes pasar el
trabajo de la tierra incluso a tu hijo siempre que cumplas con los requisitos
del contrato. El dueño no lo puede expulsar si este cumple el contrato. La
enfiteusis no tiene nada que ver con el arrendamiento, que es un contrato
agrario a corto plazo. La énfiteusis es eterna y el arrendamiento solía ser por
cuatros años, dos firmes y dos de respit (es decir, discutibles). Debemos de
pensar que en el XVIII el crecimiento económico es sustancial y por lógica
cuanto mas cortos sean los arrendamientos mejor para el propietario y peor para
el agricultor. Esta es un pugna típica de la época.
Durante la centuria
setecentista los cambios van a ser apreciables, lo que no va cambiar muchos son
los usos, los sistemas, las herramientas, etc. Una cosa son los contratos y
otra bien distinta son los modos de producción.
El utillaje era antiguo,
arcaico, los sistemas de cultivo clásicos (año y vez, rotación trienal,etc)
En el s. XVIII observamos que se introducen
en Valencia una serie de novedades, una serie de cultivos nuevos como el
cacahuete, que fracasó; o el algodón que en algunos lugares como Elche,
Orihuela o Altea tuvo acogida; y el cítrico, el naranjo, que se inicia en el
área de Carcaixent desplazándose posteriormente por el resto del territorio
valenciano, y que tuvo un enorme éxito y revolucionó la economía valenciana ya
en el s. XIX.
En cuanto a las formas jurídicas de tenencia
de la tierra los más utilizados son los contratos de enfiteusis[1]
y los arrendamientos. El utillaje de los agricultores es un utillaje antiguo,
sin modificación desde épocas remotas, el legón, la azada, las hoces, etc. en
consecuencia poco acorde con los tiempos de innovación que corren. Los sistemas
de cultivo siguen siendo los mismo, el bienal y el trienal.
Los propietarios de superficies agrarias a
priori son personas con suficiente poder adquisitivo. No solo los nobles como
grupo privilegiado, también la Iglesia, los municipios, el Rey. Hay campesinos
que n posen grandes tierras pero que también son propietarios y en este momento
se introduce en la posesión el grupo mercantil, la burguesía. Mientras que los
grandes propietarios viven el el mundo urbano, las fuerzas productivas del
mundo agrario viven en el mundo rural. Los grandes propietarios no disfrutan de
grandes propiedades homologables a los señores de los territorios castellanos,
por tanto es una propiedad muy fragmentada, relativamente concentrada. El
objetivo de la clase social emergente que es la burguesía mercantil es el
ascenso social y en el s. XVIII habrá mucho comerciante ennoblecido.
La estructura social agrícola se sustenta en
una amplísima base en la que se encuentran quienes no poseen propiedades
(jornaleros), pequeños agricultores libres arrendatarios, y en un pequeño grupo
de campesinos con pequeñas propiedades.
En cuanto a la cuestión señorial, este es un
territorio conquistado en el s. XIII tras lo cual se produce un reparto del
territorio por parte del Rey a los señores. El señorío es una cesión por parte
del monarca de territorio que en ocasiones lleva emparejada la cesión de
jurisdicciones[2].
En el momento que el Rey cede jurisdicciones se inicia el señorío territorial.
El señor tiene que obtener beneficios económicos de sus territorios y por ello
encontraremos perfectamente organizadas las contribuciones que el vasallo debe
pagar. En torno al 64-65% del territorio valenciano estaba sometido al régimen
señorial y el resto eran territorios de realengo (principales ciudades y villas
del reino), esta situación de coexistencia se mantiene hasta que en el año 1813
las Cortes de Cádiz abolen el señorío jurisdiccional por el cual los señores
pierden la jurisdicción en sus tierras pero no la propiedad. En los territorios
de señorío lo que primaba en cuanto a las distribución de tierras era la
enfiteusis.
INDUSTRIA.
A finales de los 60 del siglo pasado el
profesor Emili Giral realizo varias obras sobre el tema dela industrialización
en las tierras valencianas y a los porqués de los fracasos de la Valencia del
XIX y del XVIII.
Este dice que el XVIII es un siglo de
expansión, que en Valencia comienza con la Guerra de Sucesión, crecimiento e
incremento demográfico. Esta prosperidad se vincula al crecimiento o la
expansión del carácter agrícola.
Durante los siglos modernos previos (desde la
segunda mitad del XV hasta finales del XVIII) se percibe con claridad la
existencia de manufacturas, se observa un crecimiento paralelo al crecimiento
agrícola. Aunque, sin embargo este crecimiento no es sostenido ni de futuro
porque este crecimiento estaba en manos de unos grupos corporativos como los
gremios, con unas estructuras rígidas, visión de futuro muy corta, escasa
capacidad de comercialización, la dispersión.
La agricultura dejaba ciertas horas libres,
que el campesino utilizaba para una ocupación secundaria como es el caso de una
primera elaboración de la materia prima como es el caso del algodón. El trabajo
a domicilio (putting out sistem) era el sistema de la industria valenciana. Y
este será el tipo de industria hasta la llegada de la fábrica donde se inicia y
se finaliza el proceso. El putting out es dispersión y la fábrica es
concentración. Cuando hay concentración fabril hay industria, y este hecho no
se produce en la valencia moderna.
La realidad valenciana es una artesanía
rural, aunque la manufactura es un fenómeno de carácter urbano principalmente.
Sin embargo en los núcleos rurales donde se manufactura también hay pequeños
talleres familiares.
El reino de Valencia comienza siendo un reino
principalmente agrícola, y de manera progresiva se fue convirtiendo a la
manufactura, debido a que en Valencia poco a poco van llegando artesanos y
comerciantes extranjeros, especialmente de Italia. Los bienes de lujos que
traen van destinados a la exportación y los de primera necesidad satisfacen la
demanda interior.
La manufactura fundamental es el textil,
radicado en núcleos urbanos, pero dependiente de los nucleos rurales donde se
elabora en primer lugar el productor para luego transformarlo.
La seda se convertirá en poco tiempo en un
producto reseñable, aunque si bien es cierto que hay otros lugares como Granada
que también destacan, Valencia durante esta primera fase es un núcleo
redistribuidor de Seda. Y a principios del XVI un grupo de genoveses se
instalan en Valencia y enseñan el arte de la seda para hacer productos de lujo.
A los genoveses hay que agradecerles también
la industria papelera, ya que gracias a
la acción de los genoveses la ciudad de Valencia se convertirá en un núcleo
papelero. El problema fundamental era los tipos de letra, ya que había que
tener buenos tipos y estos son importados, ya que hay que ser un gran técnico
para hacerlos.
La construcción también fue un sector en
desarrollo, edificios como la lonja nos dan una idea de la pujanza comercial
del reino de Valencia en el XV.
La industria naval también crece durante el
XV-XVI, con pequeños núcleos de construcción (las atarazanas) donde se
construyen barcos. Del mismo modo había atarazanas en Vinarós, Villa Joyosa,
etc.
Otras industrias están relacionadas con la
vida cotidiana, como es el caso de la cerámica de Paterna, de Manises, y ya en
el XVIII con la cerámica de Alcora.
Todo ello, lo que nos viene a decir es que en
puertas de la modernidad el país valenciano aparte de ser un reino
esencialmente agrícola, también tiene centros manufactureros que al menos dan
satisfacción a la demanda interna y que en el mejor de los casos dan algún
excedente.
Las características son las propias del
taller familiar, producción escasa, sin grandes adelantos técnicos, cubriendo
mercados internos, una gran dispersión con excepción del XVIII donde se ponen
en marcha las manufacturas reales
Las
manufacturas reales son industrias auspiciadas por la propia corona después de
la Guerra de Sucesión con el objetivo de desarrollar productos de primera
necesidad (paños, telas) y también de lujo (porcelana, vidrio). Este es el
primer atisbo de lo que podía ser la concentración. Una de las causas de su
fracaso es que se situaron fuera los circuitos comerciales ya que se hicieron
mas por favores(por ser fieles en la guerra) que por su necesidad comercial.
El fracaso de la industrialización
valenciana, y española, viene en parte dado por el rechazo de la nobleza a
invertir en los trabajos viles y sólo invertir en bienes raíces o bienes de
lujo.
Lo que mejor
conocemos, es la industria textil, y dentro del textil, tenemos bien estudiada,
la industria sedera y la industria lanera. Para el estudio de la industria de
la seda, encontramos monografías como la de Martínez Santos, o los abundantes
trabajos de R. Franch. En todas estas obras, se nos habla del “esplendor” de la
manufactura sedera, un esplendor que fue más imaginario que real, puesto que
verdaderamente, se da un fracaso de la industrialización. Martínez Santos nos
habla de un “gigante con pies de barro” al referirse a la industria sedera.
Algunos de los problemas que afectaron a la industria de la seda, fueron:
Algunos de los problemas que afectaron a la industria de la seda, fueron:
·
El capital es bastante escaso, puesto que no se
generaba bastante capital industrial como para mejorar las infraestructuras.
·
Predominio de las exportaciones en bruto.
Quienes cultivaban la seda, si vendían de inmediato toda la producción, donde
fuere, la capitalizaban.
·
El mercado regional, es un mercado,
relativamente corto.
Pese a todos
estos problemas, la industria sedera fue la más importante junto con la pañera,
dentro del contexto económico valenciano. Queda avalada por el gran numero de
talleres y trabajadores relacionados con esta industria, así como el volumen de
su producción. Conforme va avanzando la Edad Moderna, la sedería valenciana se
fue imponiendo sobre las otras industrias sederas de la Península Ibérica. El
ritmo de crecimiento es muy notorio, sobre todo, durante la segunda mitad del
siglo XVIII.
A finales de
la década de los ochenta, se encontraban en Valencia más de 3.200 talleres.
El problema, es que la organización de todo el trabajo, es mayormente pre-industrial, predominando el trabajo en las casas de los trabajadores. Existían además, algunos profesionales de la seda. El oficio de hilador de seda, estaba muy rígidamente reglamentado, y el gremio ejercía un control muy estricto sobre la producción y sobre la calidad de las piezas.
A finales de la centuria, en Valencia no se pudo dar el salto a la creación de grandes locales donde ubicar fabricas, es decir, los telares y productores, por lo que continuó siendo una industriadispersa.
El problema, es que la organización de todo el trabajo, es mayormente pre-industrial, predominando el trabajo en las casas de los trabajadores. Existían además, algunos profesionales de la seda. El oficio de hilador de seda, estaba muy rígidamente reglamentado, y el gremio ejercía un control muy estricto sobre la producción y sobre la calidad de las piezas.
A finales de la centuria, en Valencia no se pudo dar el salto a la creación de grandes locales donde ubicar fabricas, es decir, los telares y productores, por lo que continuó siendo una industriadispersa.
La segunda
industria importante, dentro del textil y junto con la seda, fue la pañería. Es
una industria, cuya producción satisfacía a la mayor parte de la producción,
por lo que la demanda de paños era mucho más estable, puesto que era un tejido
más barato y colocable con gran facilidad en el mercado interno. Era una
industria tradicional, poco evolucionada, que se llevaba a cabo en pequeños
talleres. Estos talleres se encontraban muy dispersos por todos los pueblos
valencianos. El caso de Alcoy es un caso singular, provocando un gran número de
estudios, como por ejemplo los de Rafael Aracil y Mario García Bonafe.
El dinamismo del núcleo alcoyano vino dado, porque fue capaz de crear una gran demando tanto en mercados próximos, como en mercados alejados, y no solamente en lo que se refiere al paño, sino que también en el papel. Toda la lana consumida en la industria pañera de Alcoy, era producida in situ en una tercera parte, y las otras dos partes, se traían desde otros lugares. Todo esto provocó una compleja red de trabajo alrededor de la industria pañera.
Una parte de la producción se consumía in situ; pero la mayor parte de la producción se exportaba, sobre todo a América y en menor medida a la Corte de Madrid.
La calidad de la manufactura alcoyana fue mejorando con el tiempo, y por consiguiente aumentaba su prestigio.
Una de las diferencias más importantes entre la industria sedera y la pañera valenciana, era la importancia que adquirió el gremio que cardaba la lana, los llamados peraires o perailes de Alcoy. Se consiguió forjar un gran oficio, hasta el punto que cualquier intento en poblaciones cercanas de constituir una industria pañera importante, fue paralizado. La importancia de los peraires fue tal, que incluso llegaron a entrar en el gobierno de la ciudad de Alcoy, y a controlar una parte importante del mismo.
Junto al núcleo alcoyano, existen otros puntos relacionados con la industria textil de la pañería, pero mucho menos importante. Estos puntos eran importantes, por cubrir la demanda de las zonas más alejadas, como por ejemplo, la industria pañera del Rincón de Ademuz, o los núcleos de Enguera o Morella. Es una producción modesta, pero importante en el terreno, puesto que satisface las necesidades de la población del lugar.
Otras industrias, tendrían un carácter mucho más doméstico, como por ejemplo, las manufacturas del lino, del esparto o del jabón. Se trata de industrias necesarias para la vida diaria, pero que tan solo servían para cubrir la demanda de primera necesidad. Estas manufacturas, se concentrarían en los mismos puntos en que encontraba la industria pañera, como Alcoy o el Bajo Vinalopó.
La industria cerámica, que hunde sus raíces en el Medievo, vive una gran expansión durante la Edad Moderna. Los focos más tradicionales cerámicos valencianos son los de Manises y Paterna, los cuales cuentan con una producción muy fina y vistosa. En 1.725 se produce la implantación de una fábrica de cerámica de lujo por obra de un noble, el Conde de Aranda, en la población de Alcora. Es una fábrica que estuvo funcionando prácticamente todo el siglo XVIII. La calidad va aumentando con el paso del tiempo, llegando a imitar las mejores porcelanas.
Otra industria importante, fue la papelera, la cual tiene su núcleo en Alcoy. La producción anual durante el siglo XVIII rondó los 100.000 resmas al año. Otras industrias destacadas, fueron las del aguardiente(Novelda,Castalla), del jabón en Elche(hasta que fue sustituida por Alicante). En el caso del vidirio este era menos importante y estaba vinculado a la cerámica, como en el caso de Bussot.
El dinamismo del núcleo alcoyano vino dado, porque fue capaz de crear una gran demando tanto en mercados próximos, como en mercados alejados, y no solamente en lo que se refiere al paño, sino que también en el papel. Toda la lana consumida en la industria pañera de Alcoy, era producida in situ en una tercera parte, y las otras dos partes, se traían desde otros lugares. Todo esto provocó una compleja red de trabajo alrededor de la industria pañera.
Una parte de la producción se consumía in situ; pero la mayor parte de la producción se exportaba, sobre todo a América y en menor medida a la Corte de Madrid.
La calidad de la manufactura alcoyana fue mejorando con el tiempo, y por consiguiente aumentaba su prestigio.
Una de las diferencias más importantes entre la industria sedera y la pañera valenciana, era la importancia que adquirió el gremio que cardaba la lana, los llamados peraires o perailes de Alcoy. Se consiguió forjar un gran oficio, hasta el punto que cualquier intento en poblaciones cercanas de constituir una industria pañera importante, fue paralizado. La importancia de los peraires fue tal, que incluso llegaron a entrar en el gobierno de la ciudad de Alcoy, y a controlar una parte importante del mismo.
Junto al núcleo alcoyano, existen otros puntos relacionados con la industria textil de la pañería, pero mucho menos importante. Estos puntos eran importantes, por cubrir la demanda de las zonas más alejadas, como por ejemplo, la industria pañera del Rincón de Ademuz, o los núcleos de Enguera o Morella. Es una producción modesta, pero importante en el terreno, puesto que satisface las necesidades de la población del lugar.
Otras industrias, tendrían un carácter mucho más doméstico, como por ejemplo, las manufacturas del lino, del esparto o del jabón. Se trata de industrias necesarias para la vida diaria, pero que tan solo servían para cubrir la demanda de primera necesidad. Estas manufacturas, se concentrarían en los mismos puntos en que encontraba la industria pañera, como Alcoy o el Bajo Vinalopó.
La industria cerámica, que hunde sus raíces en el Medievo, vive una gran expansión durante la Edad Moderna. Los focos más tradicionales cerámicos valencianos son los de Manises y Paterna, los cuales cuentan con una producción muy fina y vistosa. En 1.725 se produce la implantación de una fábrica de cerámica de lujo por obra de un noble, el Conde de Aranda, en la población de Alcora. Es una fábrica que estuvo funcionando prácticamente todo el siglo XVIII. La calidad va aumentando con el paso del tiempo, llegando a imitar las mejores porcelanas.
Otra industria importante, fue la papelera, la cual tiene su núcleo en Alcoy. La producción anual durante el siglo XVIII rondó los 100.000 resmas al año. Otras industrias destacadas, fueron las del aguardiente(Novelda,Castalla), del jabón en Elche(hasta que fue sustituida por Alicante). En el caso del vidirio este era menos importante y estaba vinculado a la cerámica, como en el caso de Bussot.
Las deficiencias estructurales, como por ejemplo, la falta de capital o la elevada importancia del sector agrario, junto con el poco interés de las clases acomodadas, hicieron que Valencia sufriera el fracaso de la industrialización en el siglo XIX.
COMERCIO.
El comercio, que consto mucho de
estudiar, consta de dos tipos: interior y Exterior. El primero estaba
condicionado por el estado de las comunicaciones y los niveles de
productividad. Como bien sabemos, la red mediana en el medievo era deficiente y
se remite a trazados de época romana.
La arriería se ocupaba de hacer
circular mercancías en radio corto.
Algunas partes como El
Septentrión (Castellón-Cataluña) eran de mayor calidad, lo cual es visible en
el XVIII. En los 60 hay obras para conectar el levante con la corte en Madrid
puesto que los caminos eran tortuosos. El Camino Real (Por Alcoy) era el mejor
dotado.
Alicante tenía pobres caminos,
pero la mejor forma de ir hacia la Meseta era pasar por el Corredor de Almansa.
Los productos llegaban al puerto de Alicante, y de aquí al interior.
Del mismo modo también había
puentes para sortear los cursos fluviales, existiendo las pasarelas de madera.
En muchos casos para pasar algunos ríos eran necesarias el uso de Barcazas para
el transporte mercantil y de pasajeros.
Por lo que respecta al comercio
marítimo había un 80 puertos (entre Cataluña y Murcia) y de todo el Levante
Peninsular los puertos más destacados eran los de Gandía, Vinarós, Denia y
Aliante (el de mayor transito). En el caso del puerto de la ciudad de Valencia,
este no era un puerto serio, sino un caladero de madera. Estos puertos llevaban
a cabo una actividad de cabotaje, llevando y recogiendo mercancías del
hinterland.
En 1778 (Reglamento
del Libre Comercio) mediante un decreto de Carlos III, Alicante será uno de los
puertos elegidos para el libre comercio con los 22 puertos de America. Valencia
no fue elegida y Alicante no se vio beneficiada. Para completar el comercio
marino, debemos destacar que se intentó aprovechar los cursos fluviales y que,
incluso, hubo un proyecto para hacer navegable el Turia.
El mercado interior se alimentaba
principalmente de las propias producciones, llegando en el mejor de los casos a
ser un mercado regional, que mantenía la economía activa. Éste mercado interno
corría a cargo de los excedentes de los agricultores, que buscaban un ingreso
extra.
En las grandes ciudades había
mercado diario y la especulación no era muy común, puesto que no había
intermediarios entre los agricultores y los compradores. Son pocos los
productos que salían de la localidad o comarca, puesto que al agricultor no le
gustaba correr ningún riesgo. Los membrillos y confituras tenían un asegurado
comercio con notables beneficios.
Los valencianos intentaran
transladar sus productos fuera del “País”. El comercio de explotación por
tierra y sus condiciones fueron de arriería. Por ejemplo: Crevillente aprovecha
la manufactura artesana de esteras, alfombras, esparto….. y llegaba a diversos
puntos peninsulares. Del mismo modo también lo intentaron los Heladores.
La sal salía hacia el exterior.
Las salinas de la Mata eran las de mayor calidad, y ofrecieron grandes
rendimientos por su exportación a Europa. Los holandeses sazonaban el arenque.
La sal también servía para lastrar los buques y hacerlos más gobernables.
Alicante era un puerto de
referencia en el Mediterráneo occidental
según los cronistas. Ello viene corroborado por la presencia de mercaderes
italianos (genoveses). Aquí se recogían productos de lujo que luego iban a la
corte.
Alicante actuó como punto de
unión entre el sur y el monte, y con
otros pueblos europeos. Actuaba como receptor de mercancías del mediterráneo
que redistribuía posteriormente, tanto
productos americanos como el cacao como productos europeos como los salazones de anchoa o bacalao.
Algunos de estos productos llegaban incluso a la corte.
El vino (fadillon, de mesa, en
Denia la pasa), la barilla y el esparto fueron los productos estrella del
puerto de Alicante. El profesor Enrique Giménez tiene una tesis doctoral sobre
el puerto a través de las mesadas o registro del puerto. Para Valencia estudio
su puerto Franch.
En el XVIII, el puerto de
Valencia comenzó a consolidarse como receptor de trigo del granero italiano, lo
cual compensaba la poca producción cerealística del país. Para compensar el
hambre era necesario recurrir a la importación de cereales menores como la
cebada o el maíz. Las exportaciones eran las mismas prácticamente.
La gestión de todo este comercio
pertenecía a los Consulados del Mar, los cuales gestionaban el comercio y
actuaban como justicia, además de fomentar el comercio. Estos tenían una lista
de comerciantes. Gracias a estas listas, conocemos varias sagas de comerciantes
italianos, franceses, casas inglesas y holandesas. La estructura del comercio
valenciano era muy dependiente del exterior y las coyunturas muy difíciles de
superar.
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